Tema 3º: Jesús nos enseña y anima a hablar con Dios Padre Jesús contagió a sus discípulos el deseo de comunicarse con Dios, de orar, y les enseñó a ello, ante todo, con su testimonio. Nosotros, si queremos cultivar nuestra comunicación y relación con Dios, si queremos ayudar a nuestros hijos a que oren y se comuniquen con Dios, es bueno y necesario que nos fijemos en Jesús. Él es nuestro maestro. 1.- Objetivos • Descubrir cómo Jesús se relaciona, escucha y habla con su Padre. • Cultivar el encuentro y la relación personal con nuestro Padre Dios a través de la oración, tal como nos lo enseña Jesús, y ayudar a nuestro hijo a hacerlo. 2.- Al hilo de la vida Acostumbrados a orar poco y a orar, sobre todo, pidiendo, nuestra oración no surge espontáneamente en la vida sino que queda reducida a situaciones o momentos de alegría o dificultad. Y, sin embargo, para los que somos cristianos, la oración tendría que surgir en cualquier momento y lugar con entera confianza, porque Dios nos quiere más de lo que nosotros queremos a nuestros hijos. Orar es escuchar a Dios que nos habla a través de la vida, de la historia y de la naturaleza, de la creación entera en la que aletea su Espíritu; que nos habla, también, a través de la Biblia, su Palabra y buena noticia escrita. Y tras escucharle, dialogar, hablarle con confianza, con nuestras palabras, expresiones y gestos humanos que tan bien entiende y acoge él. Y para ello, es necesario hacer silencio y entrar en lo más íntimo de uno mismo, entrar en nuestro corazón y, después de cerrar la puerta, orar al Padre que está en lo secreto (Mt 6, 6). A la hora de orar, si fijamos los ojos en Jesús, descubriremos que la oración que él nos propone y enseña nada tiene que ver con la ostentación (Mt 6, 5-6), la palabrería (Mt 6, 7-8), el ritualismo (Mt 15, 1-9), la vaciedad (Mt 15, 8), el egocentrismo religioso (Lc 18, 9-14), el escapismo o huída de la realidad (Mt 5, 23-24), la alianza con la injusticia, el olvido de los hermanos (Mt 18), etc. La verdadera oración y espiritualidad viene expresada en los anhelos que recoge la oración que Jesús nos enseñó. Por eso, la oración de los cristianos es el Padrenuestro. El Padrenuestro condensa en pocas palabras lo más íntimo de Jesús: su experiencia de Dios, su fe en el reino y su preocupación por el mundo. En él se dejan entrever los grandes deseos que latían en su corazón y los gritos y susurros que dirigía a su Padre en sus largas horas de silencio y oración. El Padrenuestro es una súplica llena de confianza al Padre querido, que recoge tres grandes anhelos centrados en Dios (santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad) y cuatro gritos nacidos de la vida e historia, centrados en las necesidades urgentes y básicas del ser humano (danos pan, perdona nuestras deudas, no nos dejes caer en la prueba y líbranos del mal). El Padrenuestro es una oración breve, concisa y directa, que sorprendió a quienes estaban acostumbrados a rezar con un lenguaje más solemne y retórico, y que hoy puede sorprendernos a nosotros mismos si lo decimos con sincero corazón. 3.- Dios nos habla a través de su Palabra “Una vez estaba Jesús orando en cierto lugar; cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar como Juan enseñó a sus discípulos. Él les dijo: Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación (...) Y les dijo: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo piden” (Lc 11, 1-13). Jesús dice a sus discípulos, y nos dice, que Dios no es Alguien lejano y distante a nuestros problemas y necesidades, sino atento a las necesidades de sus hijos e hijas, a nuestras andanzas, inquietudes, angustias y esperanzas; que su amor y su fidelidad son más fuertes que nuestras infidelidades. Dios es vida y cercanía en nuestros momentos de desánimo; es luz cuando estamos desorientados; es descanso cuando estamos abatidos; es amigo cuando estamos necesitados. Por eso, si oramos de forma sincera, nunca nos sentiremos vacíos. Al igual que un padre es receptivo a las necesidades de sus hijos también Dios, nuestro Padre, escucha lo que le decimos y sabe poner esperanza, consuelo y estímulo en nuestra vida de cada día. A Dios nunca le molestamos. Él nos escucha siempre. Y aunque a veces parezca que no nos hace caso, siempre nos da lo que necesitamos porque sabe lo que nos hace falta mejor que nosotros mismos. 4.- Para el diálogo entre la pareja • ¿Qué lugar ocupa la oración en nuestra vida? ¿Cuándo, por qué y cómo rezamos? • ¿Cultivamos el silencio y la escucha o más bien somos palabreros y tenemos miedo a quedarnos en silencio y soledad? • ¿Qué actitud predomina en nuestra oración: petición, acción de gracias, ofrecimiento, perdón, alabanza, confianza, búsqueda, compromiso...? • ¿Oramos con nuestros hijos? ¿Les ayudamos a comunicarse con Dios? ¿Cómo? PARA ACOMPAÑAR A NUESTRO HIJO Tema 3º: Jesús nos enseña y anima a hablar con Dios Padre 1.- Objetivos Los niños hacen suyo y acaban cogiendo afición a todo aquello en lo que les motivamos y acompañamos. La oración es una experiencia que necesitamos acercar a nuestros hijos y acompañarles y motivarles en ella. Pero sin duda, para hacer esto, es necesario que nosotros, los padres, les demos ejemplo de ello. ¿Dónde mejor que en casa y con sus padres? • Aprender a orar con el Padrenuestro, la oración que Jesús nos enseñó. • Iniciarse, como Jesús, en el encuentro y en la relación personal con nuestro Padre a través de la oración. 2.- Al hilo de la vida Hay una oración para cada situación y momento. Lo más frecuente en los niños, y en los no tan niños, son las oraciones de petición. Este tipo de oración nos acerca a cosas muy concretas que necesitamos o queremos que sucedan. Sin embargo, es bueno explicarle al niño que hay otras formas de orar: contarle a Dios todo lo que nos pasa, sin pedir nada, sin esperar nada, sólo contarle lo que nos ha sucedido como si lo hiciéramos escribiendo una carta a un amigo; darle gracias, cantarle; también contemplar las cosas que Dios ha hecho es una bella forma de orar… • Acostumbremos a los niños a tener un rato de oración al día. • Procuremos hablar con nuestros hijos con frecuencia. Les contamos en qué consiste nuestro trabajo, los problemas que nos ocasiona, lo bueno que conseguimos… Y que nuestros hijos nos cuenten lo que ellos hacen en el colegio, lo que más les gusta, lo que más les cuesta… Y mientras nos contamos cosas, que se den cuenta de que Dios nos está escuchando. Hacemos un poco de silencio para escuchar a Dios, y contamos lo que Dios nos ha dicho, lo que sabemos que le gustaría que hiciéramos en esos momentos de escuela o trabajo… • Aprendamos poco a poco el Padrenuestro con nuestro hijo. Está en la tarjeta entregada en el momento oracional conjunto de padres y niños. También en la página 49 del libro del niño. Lo vamos leyendo todos juntos y despacio. Al principio sólo una frase, después dos, y así poco a poco; al final, el Padrenuestro entero. Cada día, después de la frase nueva que vamos aprendiendo, explicamos lo que significa, qué queremos decir. • Si se tiene el cartel con el Padrenuestro, lo colocamos en su habitación y lo contemplamos. Pedimos al niño que nos diga de vez en cuando los dibujos que ve en él y lo que significan… • Procuramos que el niño se acostumbre a contarle a Dios lo que le ha sucedido en el día, y a darle gracias, a ofrecérselo, a pedirle perdón… y a hacer un momento de silencio después. • Proponemos a nuestro hijo hacer un dibujo sobre lo que ha hecho durante el día; y que se lo cuente a Jesús. 3.- Con el cuaderno Conviene que utilicéis el cuaderno en diferentes ocasiones a lo largo del mes aprovechando los momentos más favorables. Sin duda a vuestros hijos les gustará que repaséis con ellos las páginas de su cuaderno de catequesis. Os proponemos ir paso a paso. • Podemos comenzar diciendo a los niños que Jesús no era una persona solitaria. Jesús hablaba con mucha gente, se relacionaba con sus padres y su familia, tenía amigos y amigas, pasaba mucho tiempo con ellos, se invitaba a cenar, atendía y escuchaba a todas las personas que se le acercaban. Pero también se relacionaba y hablaba con su Padre Dios. • Tú también hablas con mucha gente, con los amigos y amigas de clase, con los profesores... Pero seguro que con los que más hablas es con papá y mamá (y los hermanos). Le invitamos a fijarse en la página 51; comentamos con él lo que ve y le pedimos que coloree esta página. • Pero para hablar hay que saber escuchar a otros, si no nadie quiere hablar contigo. Vamos a coger la página 50. Ahí tenemos a dos niños: uno parece que está hablando pero el otro parece que apenas le escucha. ¿A que no sabes por qué no nos escuchamos muchas veces? Quizá escuchas a unos pero a otros no. ¿Por qué? Vas a escribir en el cuaderno por qué no escuchas muchas veces a quienes te hablan... (Seguramente dirá –o si no les ayudáis vosotros–: porque no te interesa lo que esa persona te quiere decir... porque te cae mal... porque estás con tus cosas y sólo te interesa lo tuyo...). Nos fijamos en el dibujo de la página 55: se están escuchando unos a otros. ¿Por qué no escribes el nombre de cada uno de tu grupo encima de estos niños? Debajo escribes: “Yo quiero escuchar a mis compañeros”. • Después podemos decirle: Jesús enseñó a sus amigos una oración muy bonita, que es la oración que decimos sus amigos y amigas todavía después de 2000 años. El niño la escribe en la página 53 de su libro. Una vez escrita se puede recortar y plastificar para tenerla “a mano”. • Fíjate bien en la página 54, ahí vemos a Jesús hablando con Dios. No está en la iglesia. Es que podemos hablar con Dios en muchos sitios: en la catequesis, en la iglesia, cuando vamos de excursión y también en nuestra casa… 4.- Expresión religiosa - Oración Intentamos reservar un momento al día para la oración con los hijos. Éste puede ser al acostarlos, o al salir de casa junto a la puerta, o al bendecir la mesa los días festivos, en los que normalmente puede reunirse toda la familia… Lo importante es que, con naturalidad, la oración vaya formando parte del día a día del niño y de la familia. No olvidemos que el Padrenuestro es la oración que caracteriza a los seguidores de Jesús, y que es bueno y necesario aprenderlo y rezarlo con frecuencia.