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Los Laboratorios de Fundición y Ensaye
y su Papel en el Comercio del Oro:
Antioquia 1850-1910
María Mercedes Botero
Introducción
Desde mediados del siglo XIX comenzaron a presentarse importantes cambios en la economía antioqueña,
principalmente en la minería. En efecto, la llegada del capital extranjero, las inversiones del capital doméstico
y la difusión de conocimientos mecánicos y técnicos contribuyeron a reactivar la producción de oro y plata.
El desarrollo de la minería empresarial así como la realizada por los "mazamorreros", colocaron a la región
antioqueña como principal productora y exportadora de metales preciosos a los mercados externos.
Paralelamente, algunos de los comerciantes de esta provincia establecieron por esta época el comercio
directo con Europa: importaban mercancías extranjeras de los centros más importantes, especialmente de
Londres y París, las cuales distribuían por el territorio de Antioquia y aún más allá de sus fronteras. Es así
como hacia 1870 se había consolidado un grupo de casas comerciales sólidamente establecidas, vinculadas al
comercio exterior. Exportaban metales preciosos e importaban mercancías extranjeras.
Ahora bien, la historiografía le ha otorgado gran importancia al desarrollo de la producción aurífera ya que
el oro, por ser el principal medio de pago a nivel internacional, permitió el intercambio de la región con el
mercado externo. Más aún, los metales preciosos fueron las únicas exportaciones permanentes anteriores al
desarrollo de la industria cafetera a finales del siglo XIX.' Sin embargo, a pesar de los avances logrados por
la historia económica en torno al papel de la producción aurífera en el desarrollo de la región, un
1 Véase por ejemplo Roger Brew, El Desarrollo Económico de Antioquia desde la Independencia hasta 1920 Publicaciones del Banco de la
República, Archivo de la Economía Nacional, Bogotá, 1977; José Antonio Ocampo, Colombia y la Economía Mundial 1830-191Q Siglo XXI
Editores, Bogotá, 1994; Gabriel Poveda Ramos, Dos Siglos de Historia Económica de Antioquia. Biblioteca Pro-Antioquia, Medellín, 1979.
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examen de la literatura muestra que existen aún vacíos y
problemas no resueltos. En efecto, los investigadores
han centrado principalmente su atención en la fase
extractiva, analizando las diferentes formas de
producción y los cambios técnicos que contribuyeron a
reactivar la producción auroargentífera. Pero han pasado por
alto procesos propios de una economía primarioexportadora tales como el comercio interno y externo de
metales; toda una intrincada red comercial que creó el
intercambio oro - mercancías; los mecanismos de
financiación, transporte y otros encadenamientos que
generó la producción aurífera.
El problema radica en la confusión acerca del oro como
moneda y mercancía. Si bien es cierto que este metal
constituía el medio de pago más importante en el
comercio internacional, también era una mercancía y como
tal, fue necesario organizar un sistema de
comercialización. Como señala el historiador Pierre
Vilar, "el problema del oro no se confunde con el
problema de la moneda. A pesar de esto, el problema
monetario y el problema del oro han ido siempre juntos
ya que el oro ha sido siempre la moneda mercancía más
manejable (...) y precisamente por esto el instrumento más
habitual en los pagos internacionales." Y continua Vilar:
"el metal monetario es algo que al servir para pagar las
transacciones internacionales y lejanas y al tener él mismo
un valor mercantil y costo de producción, entra en los
circuitos internacionales como una verdadera
mercancía".2
La organización de un sistema de comercio del oro era la
clave de la economía exportadora. Sin embargo,
existían una serie de problemas que fue preciso superar.
En primer lugar, los distritos mineros se encontraban
dispersos por el territorio de Antioquia y alejados de
la capital de la provincia donde se hallaban localizadas
las principales casas exportadoras. Adicionalmente, si
nos atenemos a lo que ha señalado la historiografía, un
porcentaje elevado del mineral procedía de la
producción de los mazamorreros. Esto significa que al
no estar monopolizada la producción en unas pocas
manos, se hacía más difícil que ésta fluyera a manos de los
comerciantes exportadores. Por último, dado que el oro
en polvo servía como medio de cambio, éste se escapaba
fácilmente hacia otras regiones del país y no entraba
por los canales regulares. Adicionalmente, hay que
tener presente que en la segunda mitad del siglo XIX no
existía un Banco Central que centralizara por Ley, la
compra y venta de todo el metal que se obtuviera de las
minas de veta y aluvión.
¿Cómo fluyó el oro a Medellín? ¿Qué tipo de agentes
intervinieron en el comercio de los metales? Este
trabajo analiza el papel que cumplieron los
laboratorios de fundición y ensaye en la
organización de un sistema de comercialización y
creación de un mercado del oro en Medellín. En efecto,
estos establecimientos resultaron claves en la economía
exportadora de metales.
Así el oro (y la plata aurífera), como cualquier otro
producto de exportación, pasó por una cadena de
intermediarios: rescatantes y negociantes que acudían
hasta las zonas de producción y compraban a los mineros;
intermediarios que operaban como agentes de las casas
comerciales en los distritos mineros y poblaciones
cercanas; representantes de empresas extranjeras y
domésticas en Medellín, casas de fundición y ensaye que
transformaron el mineral a barras y lingotes, firmas
exportadoras en la capital de la provincia, y casas
bancarias en el exterior que se ocupaban de la venta.
2
El texto está dividido en dos secciones. La primera
describe brevemente las formas de producción. La
segunda está dedicada a mostrar el papel de los
laboratorios de fundición y ensaye.
I. La Producción
Antioquia siempre había producido oro. Pero a partir
de 1850 se percibe una explotación más sistemática en
la que intervienen nuevas minas y distritos mineros. En
efecto, el establecimiento de relaciones directas con el
mercado mundial llevó
Pierre Vilar, Oro y Moneda en la historia 1420-192$ Ediciones Ariel. Barcelona, 1972.
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a una serie de empresarios antioqueños y
extranjeros a invertir en la minería tratando de
incorporar técnicas que reactivaran la producción
aurífera.
La extracción del oro en Antioquia a finales del siglo
XIX, se basaba principalmente sobre dos formas
de producción: la empresa minera y el minero
independiente. Existían también dos tipos de
minas: la minería de veta y la de aluvión.
Las empresas mineras se caracterizaron por la
introducción de moderna tecnología, presencia del
capital extranjero y un elevado número de
trabajadores asalariados. Entre las grandes
empresas sobresalieron la Frontino and Bolivia Gold
Mining Company, una compañía inglesa
establecida en 1864, que explotaba minas en
Frontino y en el nordeste de Antioquia. A su turno,
las minas del Zancudo de inversionistas
antioqueños se reabren por esta época. Situadas
cerca a la población de Titiribí, se convirtieron
rápidamente en las más importantes de la región;
Por último, la Western Andes Mining Company
también de inversionistas ingleses, explotaba las
minas de veta de plata aurífera en las cercanías de
Marmato.3
Otro tipo de minería era la de oro corrido. Vicente
Restrepo distinguía cuatro clases, así: los depósitos
de aluviales del lecho de los ríos, las playas bajas,
las playas altas o minas de aventadero y las minas
de cerro. El autor dividía a las personas dedicadas a
la minería de aluvión en dos grandes grupos: el
primero - el porcentaje mayor - vivía en la región
aurífera cerca a los ríos y quebradas. "Dedicaban
el tiempo que les dejaba las siembras a la
extracción del oro en la más reducida escala. Este
tipo de minería se desarrolló sobre todo en los ríos
Porce, Nechí y Nare".4
El segundo grupo estaba conformado por
empresarios que trabajaban las minas de aluvión
en escala más o menos grande. Era "la empresa
más arriesgada y si bien se lograban pingües
ganancias, también es cierto que estaba expuesta a
todos los contratiempos (...) particularmente en
los trabajos de verano los cuales una fuerte
creciente podía sepultar las más fecundas
esperanzas".5
Así pues, desde mediados del siglo XIX
coexistieron en Antioquia dos tipos de minería: Una
moderna, con participación de capital extranjero y
doméstico, donde se introdujeron innovaciones
técnicas y se explotaban con trabajo asalariado.
Y, de otro lado, empresas medianas, y sobre todo
un gran numero de mineros independientes, "los
'mazamorreros' que trabajaban en familia (...) con
escasas herramientas y muchas veces sin más
instrumentos que la batea".6
La modernización de la minería no se limitó a la
fase extractiva. Ésta incluyó una serie de
innovaciones en el proceso de transformación del
mineral en bruto tales como la introducción del
proceso de amalgamación de la plata con mercurio
o azogue y el establecimiento de laboratorios
químicos en Medellín, con el objeto de refinar los
metales que se destinaban a la exportación.
II. El establecimiento de laboratorios de
fundición y ensaye
Algunas de las reformas introducidas por los
liberales del Siglo XIX, estuvieron orientadas a
liberar el oro de las trabas impuestas por el orden
colonial. Dos medidas contribuyeron a organizar
la exportación de los metales a mediados del siglo
XIX: Una ley de 1846 que permitió la salida de oro
3 Marmato pertenecía al Estado del Cauca. Pero el capital de los antioqueños controlaba esta región. En efecto, los comerciantes antioqueños
siempre habían estado vinculados a esta zona y controlaban la comercialización de los metales procedentes de Supla y Marmato.
4 Vicente Restrepo, Estudio sobre las Minas de Oro y Plata en Colombia,Fondo Rotatorio de Publicaciones -FAES-Medellln, 1979.
5 Archivo de Prensa, Vicente A. Restrepo, 'Algo sobre la Minería en Antioquia', en Et Heraldo, Medellín, No. 120, 24 de marzo de 1871.
6 Archivo de Prensa, Vicente A. Restrepo, Op. Cit. p. 233
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sin amonedar, y otra ley de 1851 que suprimió los
quintos de oro.7 A partir de estas reformas8 los
agentes privados pudieron comprar, vender y
exportar libremente los metales.
asegurándose que fuese de la mejor calidad. En
diversas oportunidades el metal que había
exportado a Londres no había producido los
ingresos esperados.12
A mediados del siglo XIX, cuando se establecieron
las relaciones directas con Europa, los
comerciantes comenzaron a enviar oro en bruto a
sus agentes comisionistas en Londres. Cada
exportador debía procurarse el oro comprándolo a
los mineros a través de agentes, o recurriendo a
los representantes de empresas extranjeras en
Medellín.9 Una vez en poder del mineral, el
exportador introduce el oro en bruto en una caja
que enviaba por el correo a sus comisionistas en
el exterior. Éstos recibían el metal y procedían a
enviarlo a un establecimiento de ensaye con el fin
de determinar la ley y la pureza del mineral, y así
poder venderlo en el mercado externo.
El establecimiento de casas de fundición y ensaye
en Medellín resultó clave para organizar el sistema
de comercialización de los metales. Lo cierto es
que en vez de exportar el mineral en bruto, los
exportadores comenzaron a exportar barras de oro
y plata debidamente fundidas y ensayadas. Los
laboratorios precisamente se encargaban de
analizar y transformar el mineral en lingotes.
Entregaban al dueño del oro una boleta de ensaye
con el número de la barra, el sello del
establecimiento y un certificado de su pureza.
Estos certificados facilitaron la venta de barras no
sólo en los mercados externos sino también en
Medellín.
En el momento en que despachaba el metal, el
exportador no podía calcular con precisión sus
ingresos futuros - en moneda extranjera. Tenía que
esperar varios meses hasta que le llegaba por el
correo el extracto de la cuenta de venta del mineral.
Y es que a pesar de la larga trayectoria y habilidad
que tenían los comerciantes antioqueños en el
comercio del oro, era muy difícil precisar la ley y
calidad del metal sin un análisis químico previo.10
En efecto, existían diferentes clases de oro, esto
es, oro corrido, oro mezclado de diferente ley.11
Lo anterior les generaba en ocasiones grandes
pérdidas pues los comisionistas aseguraban que
el metal que habían enviado era de baja calidad.
El jefe de una casa comercial localizada en Santafé
de Antioquia, recomendaba a su socio en Quibdó
tener mucho cuidado en la compra de oro,
El primer establecimiento que contó con hornos,
aparatos y reactivos para el ensaye y fundición de
los metales fue abierto en 1858 por los hermanos
Restrepo. Vicente Restrepo había estudiado
química, mineralogía y geología en París, y había
visitado las minas de plata en Sajonia con el objeto
de estudiar los métodos metalúrgicos que se
practicaban allí.13
7
A su turno, Tulio y Pedro Nel Ospina comenzaron
también a interesarse en el tratamiento de las piritas
auríferas y el establecimiento de un laboratorio
químico. El objeto principal de su viaje a
California fue poder adquirir los conocimientos
necesarios para llevar a cabo dicha empresa.14 En
1880, Tulio Ospina, que se encontraba en París,
escribió a sus hermanos: "Pongo el tratamiento
de las piritas
Ibid.
8 "Desde la colonia regía la prohibición de exportar el oro en polvo, o en barras y, la plata - moneda oficial en las colonias americanas - no
podfa exportarse ni en pasta ni amonedada. Los metales preciosos estaban gravados por los impuestos de quintos, fundición, ensaye y
marca." María Teresa Uribe de Hincapié, Jesús María Álvarez "Regiones, economía y espacio nacional en Colombia 1820 -1850",
Lecturas de Economía, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Antioquia, Medellín, Vol 13 abril de 1984.
9
Archivo Botero Arango e Hijos, Correspondencia Comercial, 1857-1859; 1867-1870
10 Archivo Botero Arango e Hijos, Correspondencia Comercial,
1857-1859 11 Archivo Botero Arango e Hijos, Correspondencia
Comercial, 1857-1859
12 Archivo Botero Arango e hijos. Correspondencia Comercial, 1857-1859, a Miguel Bush en Quibdó.
13 Vicente Restrepo, Op. Cit. p. 9
14Archivo Ospina Hermanos, Folio 241, 1874.
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auríferas entre las primeras ind ustria s que
debemos emprender porque logré descubrir que
Genaro tenía intenciones de hacer lo mismo en
el laboratorio que va a establecer. Por un aviso
en el periódico de Medellín he visto que los
señores Restrepo piensan hacer lo mismo.
Afortunadamente ambos empresarios piensan
hacer el tratamiento de las piritas en Medellín, de
suerte que estableciéndonos nosotros en Amalfi o
Anorí con la economía de fletes y con la influencia
que tenemos sobre los mineros, les haremos una
competencia irresistible. Adjunto al tratamiento de
las piritas, estableceremos nosotros nuestro
laboratorio de fundición y ensaye y quizás (...)
podremos hacer competencia a los grandes
laboratorios ya establecidos".15
Terminaron instalando el laboratorio en Medellín.
Por esta época (1881), comunicaron a sus agentes
comerciales en el exterior que estaban pensando
en abandonar la importación de mercancías, "con
el fin de dedicarse a otras empresas más
halagüeñas como minería y metalurgia".16
La competencia por el control del comercio de los
metales condujo a la innovación y modernización
en el tratamiento del mineral. «Nuestros
conocimientos de química analítica - señalaba Tulio
Ospina - nos permitirán vencer muchas dificultades
que para Vicente han sido insuperables".'7 En la
década de 1880 funcionaban ya tres casas de
fundición y ensaye en Medellín: el "Laboratorio
Químico y Fundición del Norte" de propiedad de
Ospina Hermanos, el laboratorio de "Restrepo &
Escobar" y la casa de "Fundición y Ensaye de los
Mineros de Antioquia".18
Los registros comerciales de la casa Ospina
Hermanos, propietaria del "Laboratorio Químico y
Fundición del Norte", proporcionan información
sobre la llegada del oro a Medellín y su destino
final.
Este
establecimiento
recibía
permanentemente remesas de oro en bruto con el
objeto de evaluar y refinar el mineral. En efecto,
varias empresas tanto extranjeras como de capital
doméstico comenzaron a utilizar sus servicios. La
"Compañía Minera de Antioquia", por ejemplo, o
la "Compañía Francesa", enviaban el oro en bruto
a Medellín y lo ensayaban y fundían en el
establecimiento de Ospina Hermanos.
A su clientela, procedente de lugares tan distantes
como Marmato, Andes, Santo Domingo, Yarumal,
Buga y Palmira, entre otros, el establecimiento les
abría un registro personal en el que anotaba la
cantidad de oro enviado y la ley del mismo. Una
vez hecho el análisis, y después de deducir los
costos de fundición y ensaye, se hacía la
liquidación al cliente y se le enviaba la cuenta de
venta.
Aunque los laboratorios no tenían como objeto
comprar y vender el oro sino ensayarlo y fundirlo,
también actuaban como intermediarios. Por lo
general vendían las barras a exportadores por
cuenta de su cliente. Un ejemplo de lo que se ha
descrito es la carta que envió el laboratorio a uno
de sus clientes localizado en Andes:
"Recibimos su paquete de oro que pesó setenta y
tres castellanos, seis tomines. Cumpliendo con su
voluntad, lo fundimos y ensayamos. Por la boleta
inclusa verá que la barra la vendimos con el premio
al 60% y valió $229.10 pesos de 88/10. Este saldo
se lo entregamos al señor Macias que se los hará
llegar".19
En ocasiones los mineros enviaban instrucciones
precisas acerca del uso que debía darse al
producido de la venta del oro: pedían que se
pagara a un comerciante de Medellín una cuenta
pendiente, o que les compraran mercancías para
15 Archivo Ospina Hermanos, Folio 60. 1880
16 Archivo Ospina Hermanos, Folio 30; 282, 1881
17 Archivo Ospina Hermanos, Correspondencia Comercial, Folio 150, Londres, septiembre 4 de 1879
18 Camilo Botero Guerra. Anuario Estadístico. Ensayo de Estadística general del departamento de Antioquia 1888 Imprenta del Departamento de
Medellín, 1888.
19 Archivo Ospina Hermanos, Correspondencia enviada, enero 1883-1885.
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su uso personal. Pero, por lo general, el
laboratorio procedía a depositar el dinero en la
cuenta bancaria del cliente, en uno de los
bancos de la ciudad. Contando con estos
fondos, el minero podía pagar posteriormente a
una casa comercial importadora de la ciudad, la
compra de insumos para la explotación de la
mina.
del laboratorio, pasaron por mis manos oro por valor de cerca de treinta millones
de pesos".21
Estos tres laboratorios permanecieron en el tiempo desarrollando las mismas
funciones: los mineros del país continuaron enviando hasta allí el mineral. Más
aún, cuando se fundó el Banco de la República, éstos se convirtieron en los
establecimientos utilizados por el Banco para ensayar y fundir el oro de la nación.
Así por ejemplo, la Casa de Fundición y ensayes de J.V.H., fundada en 1879,
El flujo permanente de metales preciosos a
Medellín dio origen a la creación de un
mercado en el que se negociaban lingotes de
oro y letras de cambio sobre el exterior. En la
medida en que se desarrolló el mercado,
surgieron una serie de publicaciones
especializadas: la Revista de los Mineros y la
Revista Comercial e Industrial, mantenían
informados a los comerciantes acerca del
volumen y valor de las remesas enviadas al
exterior, el premio de las barras de oro y las
letras de cambio, la cotización de las diferentes
monedas, la cantidad de metal introducido a la
Casa de Moneda, etc.20
anunciaba en la década de 1930 en la revista Minería: "Casa ensayadora del Banco
de la República, Prontitud, exactitud, honorabilidad y reserva. Estas condiciones
que han regido en esta Casa y que ofrece mantener en todo tiempo han contribuido
a asegurarle la clientela de las principales empresas mineras del País. Envíe su oro
a fundir a nuestra casa y quedará satisfecho".22
Todavía en la década de 1980, cuando por Ley todo el metal de las minas del país
debía ser enviado al Banco de la República (Decreto 444 de 1967), y éste se hacía
cargo de la compra del mineral en todo el país a través de las diferentes agencias
de compra, el oro adquirido pasaba previamente por las tres casas de fundición,
localizadas en Medellín.23
La instalación de los laboratorios de fundición y
ensaye contribuyó pues a la centralización de
los metales preciosos en Medellín. Muchos
mineros, no sólo de Antioquia sino también de
regiones apartadas, comenzaron a enviar el
mineral con el objeto de conocer su calidad y
poder venderlo posteriormente. Como señala en
su libro Vicente Restrepo, "en diez y ocho años
que estuve al frente
20 Camilo Botero Guerra, Op. CU., ps. 278-279.
21 Vicente A. Restrepo, Op. Cit., p. 9.
22 Minería. Órgano de la Asociación de Mineros Año IV, No. 40 y 41, Medellín, Imprenta Oficial, 1935.
23 El Oro en Colombia, Instituto de Estudios Colombianos, Bogotá.
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