LA CONJUNTIVITIS NEONATAL César Alberto Orozco Rojas Pediatra, Perinatólogo, Neonatólogo, Especialista en Gerencia de IPS, Especialista en Docencia Investigativa Universitaria Docente, Departamento de Pediatría y Puericultura La conjuntivitis neonatal es una inflamación conjuntival que aparece durante el primer mes de vida, también llamada oftalmia del recién nacido. Es una de las causas más comunes de infección neonatal; favorecida por la infección del tracto genital materno, o traumatismos obstétricos en el momento del parto. (1) Los agentes infecciosos incluyen bacterias como Neisseria Gonorrhoeae y Chlamydia trachomatis y virus (como el adenovirus y el herpes simples). Se considera que la conjuntivitis no requiere un tratamiento de emergencia, excepto la conjuntivitis gonocócica, ya que ésta es la forma mas severa. Algunos agentes menos comunes que pueden causar conjuntivitis en el recién nacido son: Staphylococcus aureus, Streptococcus ssp., Haemophilus spp., y Pseudomonas spp. La conjuntivitis neonatal puede traer como consecuencias septicemia, obstrucción del ducto nasolacrimal, ulceración y cicatrices corneales y ceguera. (1) La oftalmia neonatal ha sido a través de los siglos un grave problema de salud pública en la mayoría de países del mundo. A finales del siglo 19 la prevalencia de oftalmia neonatal en Europa era mayor del 10%, causando en un 20% de los casos daño corneano y el 3% ceguera. Sin embargo, actualmente la oftalmia neonatal es rara, principalmente en países industrializados debido a la disminución en la prevalencia de ITS y la profilaxis ocular del recién nacido. (2) inicialmente, Neisseria Gonorrhoeae era el principal factor etiológico de la conjuntivitis neonatal. Sin embargo, actualmente, Chlamydia trachomatis corresponde al germen más prevalente (2 a 40 % de los casos), seguido por las bacterias no trasmitidas sexualmente como: Staphylococcus aureus, Streptococcus ssp. Y Haemophilus spp que causan un 30 a 50% de los casos. En la actualidad la conjuntivitis gonocócica corresponde solo al 1% de los casos. El resto de los casos se deben a la infección por virus y a la conjuntivitis química causada por la utilización de nitrato de plata. (3) La prevalencia de gonorrea en mujeres embarazadas es menos del 1 % en países industrializados y del 3 al 15 % en países en vía de desarrollo y la tasa de transmisión de la madre al neonato esta entre el 30 y el 50%.(4) La determinación de la etiología de la conjuntivitis neonatal resultaría muy valiosa en el tratamiento inicial y en la prevención de complicaciones. Sin embargo, tanto en países desarrollados como en países subdesarrollados, el diagnóstico prenatal por Chlamydia y el tratamiento de la mujer embarazada no es una práctica habitual. (5) Chlamydia Trachomatis es el agente causal más común de conjuntivitis neonatal(6-8). Este patógeno es transmitido de forma vertical de la madre al niño al momento del parto(9), y se estima que puede estar presente en el canal del parto hasta en un 10% de las mujeres embarazadas(6), entre un 2 y 24% de mujeres embarazadas tienen cervicitis por Chlamydia Trachomatis(8). Hay que tener en cuenta que la infección genital por Chlamydia Trachomatis es la infección bacteriana más común transmitida sexualmente(10-12). Los niños nacidos de mujeres con infección genital por Chlamydia Trachomatis y que no reciben tratamiento tienen entre un 50 y 75% de probabilidad de infectarse con Chlamydia, y entre un 20 y 50% desarrollan conjuntivitis neonatal(7, 9, 11). La conjuntivitis por Chlamydia tiene un período de incubación de 5 a 14 días(6, 10, 13), pero pueden presentarse signos de infección desde el nacimiento si hubo ruptura prematura de membranas(6). La infección de la conjuntiva por Chlamydia Trachomatis no presenta signos y síntomas clínicos específicos que permitan diferenciarla de otras formas de conjuntivitis neonatal, por lo cual se hace necesaria la utilización de ayudas diagnósticas(6, 13). Para el diagnóstico de laboratorio podemos hacer uso de la tinción con Giemsa de material de raspado conjuntival, cultivo conjuntival, ELISA, anticuerpos monoclonales, PCR, entre otras(6, 13). Para el tratamiento de esta infección está indicada la utilización de Azitromicina(6), aunque también se pueden utilizar otros antibióticos como la Eritromicina. Es importante saber que in vitro la droga más activa contra Chlamydia Trachomatis es la Rifampicina, seguido de las Tetraciclinas, Macrólidos y algunas Fluoroquinolonas(11). La profilaxis ocular del recién nacido se empezó a utilizar en 1880 cuando el doctor Carl Credé demostró que la incidencia de oftalmia neonatal causada por gonococo disminuyo del 13. 6 % al 0.16% al utilizar una solución de nitrato de plata al 2 % como profilaxis. (14) Sin embargo, con el paso del tiempo se ha demostrado que el nitrato de plata (actualmente utilizado al 1%) no es el método perfecto para la profilaxis ocular. Ésta sustancia ha sido criticada porque no es 100% efectiva para la disminución de la conjuntivitis neonatal, además por su falta de eficacia contra C. trachomatis y por la alta frecuencia (50-90%) con que causa conjuntivitis química. También se dice que el uso de nitrato de plata en los neonatos afecta la creación del vinculo madre-hijo. (3) Por estas razones, se ha venido descontinuando su uso, el cual ha sido reemplazado por la eritromicina al 0.5% y la eritromicina al 1% en pomada, las cuales han demostrado tener gran eficacia en la prevención de conjuntivitis neonatal sin las falencias que posee el nitrato de plata. (2) Recientemente, una nueva sustancia, el povidone-iodine ha sido utilizado para la profilaxis ocular en el recién nacido cuya eficacia ha demostrado ser comparable a la del nitrato de plata y la eritromicina en la prevención de oftalmia neonatal gonocócica y mejor para la profilaxis de la conjuntivitis por Chlamydia. (2) además esta sustancia demostró ser útil para la prevención de conjuntivitis del recién nacido causada por virus(herpes simplex y VIH) (15) Algunas de las explicaciones que se le han dado a la falla de la profilaxis ocular neonatal son: la adquisición de la infección in útero, el retraso en mas de 4 horas después del nacimiento para hacer la profilaxis, la falla en instilar el agente profiláctico directamente en el saco conjuntival,, el lavado del ojo después de la administración del nitrato de plata (para prevenir la conjuntivitis química y la adquisición postparto de la infección por autoinoculación o a partir de otras personas infectadas (lo cual es muy poco frecuente). Lo más recomendable para aumentar la efectividad de la profilaxis ocular es hacerla en la primera hora después del nacimiento. (4) Con respecto a la reglamentación existente actualmente, en Colombia por la Resolución 00412 de 20001 y mediante la Norma Técnica de atención al recién nacido, indica al personal de enfermería en la atención en las primeras cuatro horas hacer profilaxis oftálmica, aunque no indica exactamente el medicamento ni la forma de administración se utilizan yodopovidona, eritromicina, gentamicina, y tetraciclina; abandonandose por completo la utilización de nitrato de plata. En cuanto la utilización particularmente de gentamicina existen estudios que apoyan su eficacia como un estudio venezolano del 2004 y un estudio de 1984 que apoya la idea de que la gentamicina aumenta la eficacia de la kanamicina como profilactico. BIBLIOGRAFIA 1. Hoyme UB. Clinical Significance of Crede's Prophylaxis in Germany at Present. Infect Dis Obstet Gynecol. 1993;1(1):32-6. 2. Schaller UC, Klauss V. Is Crede's prophylaxis for ophthalmia neonatorum still valid? Bull World Health Organ. 2001;79(3):262-3. 3. 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Chlamydia trachomatis causing neonatal conjunctivitis in a tertiary care center. Indian J Med Microbiol. 2010 Jan-Mar;28(1):45-7. 9. Mohile M, Deorari AK, Satpathy G, Sharma A, Singh M. Microbiological study of neonatal conjunctivitis with special reference to Chlamydia trachomatis. Indian J Ophthalmol. 2002 Dec;50(4):295-9. 10. Quirke M, Cullinane A. Recent trends in chlamydial and gonococcal conjunctivitis among neonates and adults in an Irish hospital. Int J Infect Dis. 2008 Jul;12(4):371-3. 11. Bebear C, de Barbeyrac B. Genital Chlamydia trachomatis infections. Clin Microbiol Infect. 2009 Jan;15(1):4-10. 12. Kucinskiene V, Sutaite I, Valiukeviciene S, Milasauskiene Z, Domeika M. Prevalence and risk factors of genital Chlamydia trachomatis infection. Medicina (Kaunas). 2006;42(11):885-94. 13. Braunwald E, Fauci AS, Kasper DL, Hauser SL, Longo DL, Jameson JL. Harrison, Principios de Medicina Interna. Edición 15 ed. México D.F.: McGraw-Hill Interamericana; 2002. 14. Dunn PM. 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