Legal y Tributario Member Crowe Horwath International mayo 2010 Suspensión de las denegaciones de aplazamientos solicitados en período voluntario de pago Manuel Dosío, Abogado A Coruña Socio del Departamento Fiscal [email protected] La Instrucción 6/2006, de 23 de noviembre, de la Dirección General de la Agencia Estatal de Administración Tributaria, sobre gestión de aplazamientos y fraccionamientos de pago, establece que «... cualquier escrito del obligado al pago dirigido al órgano competente para resolver, en el que manifieste su disconformidad con la resolución denegatoria adoptada, por considerarla no ajustada a derecho, se calificará como recurso de reposición, denegándose las solicitudes de suspensión que se presenten relativas al acto administrativo dictado, aún cuando se aporte garantía al efecto, al tratarse de un acto administrativo de contenido negativo» (instrucción cuarta –terminación del procedimiento-, apartado 3.7.2). Esta instrucción respalda el criterio que inspira las denegaciones sistemáticas de suspensión de los acuerdos denegatorios de aplazamientos, aún cuando se hubieran solicitado en período voluntario de pago. Su razón última habría que buscarla en la que se ha querido ver como doctrina del Tribunal Supremo sobre la imposibilidad de privar de efectos a los actos negatorios de solicitudes, a veces denominados actos de contenido negativo. Pero debería ponerse en duda que haya existido alguna vez una doctrina jurisprudencial que asociara a los actos de contenido negativo la imposibilidad de suspensión. Los razonamientos del Tribunal Supremo que dan lugar a este planteamiento aparecen inicialmente en unos autos en que se analiza la suspensión de acuerdos denegatorios de licencias. Así en Auto de 17 noviembre 1988, en que el fondo del asunto versa sobre la denegación de renovación de autorización administrativa de Sala de Bingo el Tribunal Supremo dice “Un acto de esta naturaleza difícilmente es susceptible de suspensión en vía judicial, ya que ello equivaldría al otorgamiento provisional -mientras se sustancia el proceso- de la renovación de la autorización, cuando la finalidad de la medida cautelar regulada en el art. 122 de la Ley Jurisdiccional ( RCL 1956\1890 y NDL 18435) es mantener, si fuera procedente, el «status quo» anterior a la adopción del acto recurrido, que en este caso viene definido por la autorización inicial y por el plazo de vigencia de la misma”. Las expresiones restrictivas del alcance de esta doctrina se reiteran en otros autos posteriores del Tribunal Supremo, así en el de 16 de julio de 1991, sobre una autorización inicial de permanencia (tema de extranjería) dice “difícilmente es susceptible”, y lo mismo ocurre en el de 27 de febrero de 1998, sobre recurso de casación interpuesto por la entidad «Centros Comerciales Continente, SA.» contra el Auto de 24-10-1997 dictado por la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJ de Canarias, con sede en Santa Cruz de Tenerife, en pieza separada de suspensión sobre licencia de ampliación y modificación de superficie de venta. En este caso el Tribunal Supremo dice “que por regla general los actos, como el recurrido, denegatorios de solicitudes, no admiten la posibilidad de ser suspendidos ya que dado su contenido negativo, la suspensión cautelar supondría su concesión, siquiera sea con carácter temporal (mientras dura la sustanciación del proceso)”. Posiblemente una lectura parcial, o el error sobre el alcance de esa doctrina, ha dado lugar a que se pretenda justificar alguna resolución con su mera mención, aun en sede judicial, pero también a resoluciones que, sorprendentemente, han venido a darla por “superada”. En tal sentido se pronuncia el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña en la sentencia 531/2003, de 9 de abril, recurso 2378/1999, con los siguientes términos: “Tratándose de la inadmisión a trámite de la solicitud de suspensión de la ejecución del acto objeto de reclamación económico-administrativa, declarando el TEAR de Cataluña que no ha tenido efecto alguno de suspensión preventiva, al versar la misma sobre un acto negativo, como es la denegación de aplazamiento del pago de la deuda contraída por los recurrentes a raíz de las actas de inspección incoadas por la Inspección de Área Fiscal Inspecciones a profesionales en el marco del Programa 12500 de la Agencia Tributaria Tributación en el ISD e IRPF de una partición hereditaria con exceso de adjudicación Área Laboral 6 La competencia desleal y el nuevo sistema jurídico de protección de los derechos de los consumidores y los usuarios en el Mercado Español Horwath Accelera Management 5 Alta Dirección y Pactos indemnizatorios en neto Área Mercantil 2 7 Sistemas de Innovación Estratégica (SIE) para aumentar la competitividad de las empresas Tributos, ha de destacarse que esta Sala no comparte los fundamentos de la resolución impugnada en cuanto que, tal y como explicita la Exposición de Motivos de la Ley de la Jurisdicción (Ley 29/1998, de 13 de julio), la Ley admite la posibilidad de adoptar cualquier medida cautelar, incluso las de carácter positivo, por lo que la jurisprudencia que se cita debe entenderse superada, siendo posible (y constitucionalmente exigible: STC 148/1993, de 29 de abril) la adopción de medidas positivas frente a actos negativos. Así ha sido declarado por esta Sala (auto de 7 de junio de 2000, autos de 1 de marzo de 2002 y 30 de diciembre de 2002)”. La doctrina del Tribunal Supremo tiene un incuestionable fundamento ontológico: Legal y Tributario Member Crowe Horwath International lo que en sí mismo carece de efectos no puede verlos suspendidos. Si se solicita una licencia y se deniega por la Administración, el acto denegatorio no innova sobre el conjunto de derechos y obligaciones del interesado; si el acto no modifica la situación jurídica individualizada nada hay que se pueda suspender. La suspensión de la eficacia, como pérdida temporal de efectos, nos retrotrae a un momento previo al acto, en el cual el interesado, en la mayoría de los casos, tiene otros derechos u obligaciones, y ahí el fundamento de la suspensión: retrasar esos efectos hasta que se pronuncia quien tiene la competencia revisora o de enjuiciamiento. Pero si esos derechos u obligaciones son los mismos antes y después del acto la suspensión es absurda. La cuestión entonces es si la denegación de un aplazamiento tiene o no un efecto modificador de la situación jurídica individualizada. El artículo 65.5 de la Ley General Tributaria establece que “la presentación de una solicitud de aplazamiento o fraccionamiento en período voluntario impedirá el inicio del período ejecutivo, pero no el devengo del interés de demora”. La Ley quiere que la mera solicitud del aplazamiento impida el inicio del período ejecutivo y con ello el devengo de los recargos previstos para ese caso. La denegación entonces del aplazamiento solicitado en período voluntario de pago tiene un efecto modificador de la situación del interesado que por naturaleza es susceptible de suspensión. El razonamiento es fácilmente extensible hacia adelante: el efecto de la denegación es la obligación inmediata de pago y para el caso de que la misma no se cumpla el inicio del procedimiento de apremio. No hay duda de que el procedimiento de apremio sí es susceptible de suspensión, y esto nos lleva a que no pueda explicarse razonablemente por qué el acto antecedente no puede serlo también. Son numerosas las resoluciones que cuestionan el apremio precisamente sobre la pendencia o no de la suspensión tras solicitudes de aplazamiento. Entre ellas está la sentencia del Tribunal Supremo de 15 de enero de 2004, Rec. n.º 8336/1998. Esta sentencia analiza el caso de una deuda de la que se pide el aplazamiento sin garantía. Denegado, se interpone recurso de reposición contra aquella denegación solicitando la suspensión, también sin garantía. Notificados los apremios se recurre contra ellos alegando que no había sido resuelto el recurso de reposición contra las denegaciones de los aplazamientos. Recurrido en vía económico administrativa se desestima la reclamación. El Tribunal Supremo centra la controversia diciendo: “la cuestión que se somete a la consideración de la Sala se reduce a determinar la validez de una providencia de apremio que se ha dictado con posterioridad a la denegación del aplazamiento de la deuda correspondiente pero después de que se interpusiera recurso de reposición contra esa resolución que denegaba el aplazamiento, recurso de reposición en el que se solicitaba la suspensión provisional de la ejecución de la resolución recurrida denegatoria del aplazamiento”. El fundamento jurídico cuarto de la sentencia la resuelve así: “Decía nuestra reciente sentencia de 13 de junio de 2003 (rec. núm. 7945/1998), en la que la misma M..., S.A. solicitaba la anulación de la providencia de apremio que le había sido dic- tada a propósito de otra liquidación cuyo aplazamiento/fraccionamiento de pago le había sido denegado por el Departamento de Recaudación de la AEAT, que admitir que impugnada la resolución denegatoria del solicitado aplazamiento de pago, las actuaciones posteriores paralelamente producidas en vía de apremio no resultarían afectadas por el resultado de dicha impugnación, conduciría, en la práctica, a vaciar anticipadamente de contenido la resolución que pudiera dictarse, si era estimatoria de la impugnación del acto administrativo denegatorio del aplazamiento” y en el párrafo siguiente, continúa, “De otra parte, no estará de más recordar que, como esta Sala y Sección ha dicho en su Sentencia de 20 de junio de 2003 (rec. núm. 7941/1998), la presentación de la solicitud de aplazamiento o fraccionamiento implica una voluntad clara de pagar, pero en las condiciones de aplazamiento o fraccionamiento que acuerde la Administración Tributaria, de manera que, conforme a la doctrina que mantiene esta Sala, la petición de aplazamiento o fraccionamiento implica de por sí la suspensión preventiva del ingreso y, en consecuencia, no procede dictar providencia de apremio, con su correspondiente recargo, mientras la Administración Tributaria no resuelva definitiva y expresamente dicha petición”. Esta sentencia del Tribunal Supremo se produce a raíz de recurso de casación interpuesto por la Abogacía del Estado, siendo coincidente con la de 28 de mayo de 1998, de la Audiencia Nacional. El mismo criterio ha sido seguido también con posterioridad por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid en la sentencia 1942/2008, de 5 de noviembre, recurso número 335/2006. Inspecciones a profesionales en el marco del Programa 12500 de la Agencia Tributaria Luís Rodríguez-Ramos, Abogado Madrid Socio del Departamento Fiscal [email protected] A lo largo de 2009, en el marco del llamado Programa 12500, la Agencia Tributaria ha tratado de combatir determinadas situaciones, fraudulentas según la Agencia, en las que un profesional que presta sus servicios a una sociedad de servicios profesionales decide prestar dichos servicios a través de una sociedad (sociedad interpuesta en palabras de la Inspección) en lugar de hacerlo personalmente. La Nota del Departamento de Inspección Financiera y Tributaria de la Agencia Tributaria de 26 de marzo de 2009 afirmaba que se había detectado la utilización inde- bida de ciertos mecanismos por parte de algunos profesionales, con el objeto de minorar la base imponible susceptible de ser gravada. Según la Inspección se trata de profesionales que prestan sus servicios, casi en exclusiva, a una sociedad que a su vez presta servicios profesionales. No obstante, formalmente esta prestación de servicios se efectúa a través de una sociedad interpuesta, titularidad del profesional, que carece 2 de estructura para realizar la actividad profesional que se pretende, al no disponer de medios personales y materiales suficientes y adecuados para la prestación de los servicios. El único objeto de estas sociedades interpuestas es, según la Inspección, obtener una ilícita reducción de la carga fiscal que se deriva de los servicios profesionales prestados realmente por el profesional a la sociedad de servicios profesionales. La Inspección ha impuesto sanciones a los profesionales al considerar la existencia de una infracción tributaria en la que concurría ocultación, medios fraudulentos y perjuicio económico La nota anterior fue desarrollada por la Subdirección General de Ordenación Legal y Asistencia Jurídica, que volvió sobre la cuestión en dos notas 9/09 y 10/09 de fecha 11 de mayo de 2009, que entran al detalle en la forma de regularizar la situación tributaria de los contribuyentes. Dichas notas parten de la base de que existe una simulación relativa por cuanto el servicio se presta directamente a la sociedad de profesionales por el socio persona física y no por la sociedad interpuesta, por lo que los interesados habrían ocultado a la Administración tributaria la persona que realmente presta el servicio. En nuestra opinión, carece de sentido hablar de simulación cuando está garantizado el derecho a prestar servicios a través de una sociedad, el servicio existe y ha sido prestado por quien dice haberlo prestado (extremos reconocidos expresamente por la Inspección, que permite al destinatario de los servicios deducir el gasto ocasionado por los referidos servicios). En realidad la Agencia se enfrentaba a un problema de precios de transferencia y lo hubiese solucionado valorando a mercado los servicios 3 prestados por el profesional a la sociedad interpuesta (en este sentido se pronuncia la Dirección General de Tributos en respuesta a la consulta V1761/09, de 27 de julio). No obstante, la Inspección ha seguido a rajatabla el criterio de la Subdirección de Ordenación Legal, declarando la existencia de simulación, exigiendo al profesional la cuota de IRPF que hubiese debido satisfacer si hubiese facturado él los servicios prestados por la sociedad interpuesta y devolviendo a la citada sociedad el Impuesto sobre Sociedades satisfecho (además, se arbitra una complicada solución en relación con el IVA, con costes financieros tanto para el profesional como para la propia Administración que, en definitiva, lo único que hace es denegar la deducibilidad de aquellas cuotas de IVA soportado no relacionadas con la actividad). Hasta aquí la regularización podría ser similar a valorar a mercado el servicio prestado por el profesional a la sociedad interpuesta. Sin embargo, la Inspección ha impuesto sanciones a los profesionales al considerar la existencia de una infracción tributaria en la que concurría ocultación, medios fraudulentos (por la interposición de la sociedad) y perjuicio económico. Asimismo, en aquellos casos en los que la cuota excedía de 120.000 euros, se han iniciado diligencias por delito fiscal. Dichas sanciones son más que discutibles, si bien lo más llamativo es que a efectos de determinar la base de la sanción y el perjuicio económico para la Hacienda Pública se considera la cuota exigida al profesional sin descontar las cantidades ingresadas en su día por la sociedad interpuesta ¿dónde está el perjuicio económico de la Administración sobre unas cantidades que se ingresaron en su momento y ahora devuelve? Habrá que esperar para conocer si los órganos revisores validan la posición de la Agencia o, por el contrario, introducen un poco de cordura. En todo caso, parece que la propia Agencia Tributaria no tiene intención de continuar con regularizaciones como las descritas, si bien hay que tener en cuenta que puede alcanzar los mismos resultados acudiendo a la normativa sobre precios de transferencia. La conclusión de lo anterior es que, a pesar de que probablemente los Tribunales no admitan la postura de la Administración en el Programa 12500, quienes pretendan seguir utilizando esquemas como los descritos, deberán documentar adecuadamente sus operaciones vinculadas y valorarlas a mercado, pues la normativa actual sobre precios de transferencia, en vigor desde diciembre de 2006, a diferencia de la aplicable a gran parte de los ejercicios inspeccionados en marco del citado Programa 12500, por un lado, permite la imposición de sanciones y, por otro lado, no contiene la previsión del antiguo apartado 7 del artículo 16 de la Ley del Impuesto sobre Sociedades, según la cual “En todo caso, se entenderá que la contraprestación efectivamente satisfecha coincide con el valor normal de mercado en las operaciones correspondientes al ejercicio de actividades profesionales o a la prestación de trabajo personal por personas físicas a sociedades en las que más del 50 por ciento de sus ingresos procedan del ejercicio de actividades profesionales, siempre que la entidad cuente con medios personales y materiales para el desarrollo de sus actividades”. Probablemente esta previsión fue la que animó a la Administración a declarar la simulación en lugar de aplicar la normativa sobre precios de transferencia, pues considerando que, según la Sentencia del TJCE de 11 de octubre de 2001, en materia de prestación de servicios profesionales cualificados el factor personal es especialmente importante y dicho ejercicio presupone una gran autonomía en el cumplimiento de los actos profesionales, el propio profesional, un teléfono y un ordenador podrían ser medios materiales y personales suficientes, lo que impediría a la Administración valorar a mercado las transacciones entre el profesional y la sociedad interpuesta, pero la tributación derivada de la legislación en vigor no debe ser el motivo para que la Administración actúe de una u otra forma frente a una realidad determinada). Quienes pretendan seguir utilizando esquemas como los descritos, deberán documentar adecuadamente sus operaciones vinculadas y valorarlas a mercado Legal y Tributario Member Crowe Horwath International Tributación en el ISD e IRPF de una partición hereditaria con exceso de adjudicación Andreu Fernández, Abogado Barcelona Centro de Coordinación de Información [email protected] La Consulta Vinculante de la Dirección General de Tributos, en adelante DGT, número V1659/2009, de 10 de julio de 2009, entra a analizar un supuesto planteado relativo a la tributación de una partición hereditaria de un causante, toda vez que entre los herederos, hermanos todos del difunto, existe un medio hermano. La duda se suscita por cuanto a la hora de efectuar la partición hereditaria del causante, que falleció sin haber otorgado testamento, abriéndose pues la sucesión ab intestato, sus herederos, a la sazón hermanos de aquél, pretenden realizar dicha partición por partes iguales, pese a que uno de ellos es medio hermano, it est, sólo es hermano de madre, generando entonces un exceso de adjudicación para este heredero, que no es hermano de padre y madre como todos los demás. Por su parte, en relación al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, en adelante IRPF, el apartado 2 del artículo 33 de la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y de modificación parcial de las leyes de los Impuestos sobre Sociedades, sobre la Renta de no Residentes y sobre el Patrimonio, determina que no existe alteración del patrimonio, y, por tanto, no se genera ganancia o pérdida patrimonial, en los supuestos de división de la cosa común, disolución de la sociedad de gananciales, extinción del régimen económico matrimonial de participación y disolución de comunidades de bienes o en los casos de separación de comuneros. Estos supuestos relacionados no podrán dar lugar, en ningún caso, a la actualización de los valores de los bienes o derechos recibidos. Pues bien, en cuanto a las consideraciones referidas al Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones por la comentada operación, en adelante ISD, la DGT, en la consulta vinculante de referencia, tras el estudio de los preceptos de aplicación, la doctrina civilista y la jurisprudencia del Tribunal Supremo en torno a esta cuestión, señala que la partición hereditaria con exceso de adjudicación para uno de los herederos -el indicado como medio hermano- es un acto gravado por el señalado concepto impositivo del ISD, en su modalidad de donación, puesto que ésta es: “la intención de los hermanos que tienen derecho al doble de la herencia con respecto al hermano que tiene derecho a la mitad.” En consecuencia, y de conformidad con la normativa civil que regula las comunidades de bienes y la división de la herencia, la partición de los bienes que integran la herencia y la posterior adjudicación a cada uno de los herederos de su correspondiente lote no constituye ninguna alteración en la composición de sus respectivos patrimonios que pudiera dar lugar a una ganancia o pérdida patrimonial, siempre y cuando la adjudicación se corresponda con la respectiva cuota de titularidad, circunstancia que, según la CV estudiada, parece que no va a concurrir en el supuesto planteado. Y ello es así puesto que, como se ha dicho anteriormente, uno de los hermanos va a percibir una porción mayor de la que le correspondería de realizarse la partición hereditaria conforme lo dispuesto en el Código civil, produciéndose, por ende, un exceso de adjudicación en éste que daría lugar a una ganancia o pérdida patrimonial en los restantes hermanos. En ese sentido el artículo 949 del Código Civil establece que: “Si concurrieren hermanos de padre y madre con medio hermanos, aquéllos tomarán doble porción que éstos en la herencia.” Por lo tanto, el exceso de adjudicación tributará como donación y será sujeto pasivo el donatario, en este caso, el denominado medio hermano. Como es sabido, el importe de esta ganancia o pérdida patrimonial vendrá determinado por la diferencia entre los valores de adquisición y de transmisión, calculados en la forma establecida en los artículos 35 y 36 de la citada Ley. En primer lugar, el citado artículo 35 de la Ley del IRPF determina los valores de adquisición y de transmisión para las transmisiones onerosas. Mientras que, por su parte, en el asunto estudiado, al tratarse de una adquisición y transmisión a título lucrativo, hay que acudir al artículo 36 del mismo texto legal, que establece que: “cuando la adquisición o la transmisión hubiera sido a título lucrativo se aplicarán las reglas del artículo anterior, tomando por importe real de los valores respectivos aquellos que resulten de la aplicación de las normas del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, sin que pueda exceder del valor de mercado.” Es el artículo 609 del Código Civil el que determina como una de las formas de adquirir la propiedad la sucesión testada e intestada, estableciendo, asimismo, el artículo 657 de dicho Código que “los derechos a la sucesión de una persona se transmiten desde el momento de su muerte”. Además, el artículo 661 dispone que “los herederos suceden al difunto por el hecho sólo de su muerte en todos sus derechos y obligaciones” y el artículo 989, también del Código civil, señala que “los efectos de la aceptación y de la repudiación se retrotraen siempre al momento de la muerte de la persona a quien se hereda”. Dicho lo cual, la fecha de adquisición coincide, por tanto, con la de la adquisición por herencia de los bienes, que, según las normas del Código Civil, se produce, con carácter derivativo, en el momento de la aceptación de la herencia, si bien los efectos subsiguientes se retrotraen a la fecha de la muerte del causante. Es decir, una vez aceptada la herencia, se entiende que la adquisición se produjo en el momento del fallecimiento del causante. Por tanto, en el caso consultado, la fecha de adquisición de la parte de la vivienda correspondiente al causante será la de su fallecimiento. La fecha de transmisión será, pues, la fecha de adjudicación de la herencia del hermano fallecido. En el supuesto de que se generase una ganancia patrimonial con dicha operación, la misma se integrará en la base imponible del ahorro, en la forma prevista en el artículo 49 de la Ley del Impuesto; ganancia que tributará al tipo correspondiente, del 4 18 por 100, para hechos imponibles acaecidos hasta el 31 de diciembre de 2009, y del 19 por 100 sobre una base liquidable de hasta 6.000 € y del 21 por 100 sobre una base liquidable a partir de 6.000,01 € en adelante, para aquellas ganancias materializadas a partir del 1 de enero de 2010, según disponen los artículos 66 y 76 de la Ley del Impuesto, en sede de tipo de gravamen del ahorro. Por su parte, para el caso de que se generase una pérdida patrimonial, al derivar de una transmisión lucrativa por actos inter vivos, no se computará por aplicación del artículo 33.5 de la Ley del IRPF, en su letra c). Alta Dirección y Pactos indemnizatorios en neto Dr. Carlos González Oliver, Abogado Barcelona Socio del Departamento Laboral [email protected] En cualquier relación de trabajo se pueden producir pactos estableciendo indemnizaciones por la extinción anticipada del contrato en cuantías netas, es decir una vez efectuadas las retenciones legal y reglamentariamente procedentes, en concreto las correspondientes al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Pero es más frecuente que dichos acuerdos se produzcan en el seno de determinadas relaciones laborales especiales como es la del personal de alta dirección. Y ello es así porque, a diferencia de lo que sucede en una relación laboral común, en el seno de una relación laboral especial de alta dirección las indemnizaciones legalmente previstas no están exentas de tributación por no tener el carácter de obligatorias (art.7.e. de la Ley 35/2006, del IRPF) y, por la misma causa, tampoco están exentas las pactadas por las partes en cuantía superior. El pacto de indemnizaciones en neto puede producirse tanto al inicio de la relación laboral –al otorgamiento del contrato de trabajo-, durante la vigencia de la misma o en el momento de negociar la extinción indemnizada de la relación. En esta última modalidad cabe incluir los acuerdos suscritos en trámite de conciliación administrativa ante la autoridad laboral o en sede judicial ante el Juzgado de lo Social. Y también todos aquellos pactos privados de extinción de la relación laboral suscritos, tanto a nivel individual por el trabajador despedido, como a nivel colectivo por los representantes de los trabajadores afectados por un expediente de regulación de empleo. El hecho de que en la práctica cotidiana de las relaciones laborales no sea infrecuente el pacto de indemnizaciones en cuantías netas, no impide que siempre sobre dichos acuerdos haya planeado la duda sobre su legalidad y eficacia jurídica. 5 A nivel de normativa laboral hemos de tener presente el apartado 4 del artículo 26 del Estatuto de los Trabajadores (ET) que establece que: “Todas las cargas fiscales y de Seguridad Social a cargo del trabajador serán satisfechas por el mismo, siendo nulo todo pacto en contrario.” Una primera aproximación a dicho precepto parece indicarnos la nulidad de los pactos indemnizatorios en neto, pero al respecto hay que tener en cuenta: en primer lugar, que el artículo 26 ET se está refiriendo al “salario”, y las indemnizaciones derivadas de la extinción del contrato no tienen tal consideración legal; y, en segundo lugar, que el ET no es, en principio y salvo remisión expresa por las partes, aplicable como norma reguladora de todos los aspectos de las relaciones laborales especiales de alta dirección (art. 3 RD 1382/1985). A nivel de normativa fiscal, la Ley General Tributaria (LGT) dispone en su artículo 17.4 que “los elementos de la obligación tributaria no podrán ser alterados por actos o convenios de las particulares, que no producirán efectos ante la Administración”, y en su artículo 18 establece que “el crédito tributario es indisponible”. Ahora bien, dichos preceptos aunque limitan la eficacia frente a la Administración tributaria de los pactos indemnizatorios en neto, no regulan ni prevén las consecuencias jurídicoprivadas de los mismos. Por otra parte, el concepto de salario neto o líquido no es un elemento extraño al ordenamiento jurídico. En efecto, el apartado 5º del artículo 608 de la Ley de Enjuiciamiento Civil establece, en relación al embargo de salarios, sueldos, pensiones o retribuciones, que cuando éstos estuvieren gravados con descuentos de carácter público (es indudable tal carácter en las retenciones IRPF y cuota obre de la Seguridad Social) “la cantidad líquida que percibiera el ejecutado será la que sirva de tipo para regular el embargo.” También es innegable que en las relaciones laborales -más allá del personal de alta dirección- son frecuentes los pactos indemnizatorios calculados sobre retribuciones en neto o líquido –cuestión diferente a la de su abono- que son aceptados por la jurisprudencia de los Juzgados y Tribunales del orden social; así, a título de ejemplo: pacto de abono de un complemento salarial para alcanzar determinada retribución líquida (Sentencia del Tribunal Supremo –STS- de 10 de febrero de 1995); pacto de indemnizaciones calculadas sobre retribución neta en sede de un Expediente de Regulación de Empleo (Sentencia del Tribunal Superior de Justicia –STSJ- del País Vasco de 9 de diciembre de 1998 y STSJ de Andalucía, Sevilla, de 17 de abril de 2008); pacto de no competencia postcontractual en función de la retribución neta (STS de 4 de marzo de 2008). La Sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo de 24 de febrero de 2009, tuvo ocasión de pronunciarse sobre la validez o nulidad del pacto suscrito entre una empresa y un alto directivo por el que se establecía, en el supuesto de extinción contractual, una indemnización en cuantía neta. El pacto en cuestión fijaba una indemnización que, según su tenor literal, “efectuadas las oportunas deducciones fiscales, resulte equivalente al importe neto de cuarenta y cinco días de salario por año de servicio”. La Sentencia del Alto Tribunal argumentó que aunque los preceptos –antes citadosde la LGT no contemplaban las consecuencias jurídico-privadas de los pactos entre particulares, “de ello no cabe entender que contemple una habilitación para que los sujetos particulares incidan en modo alguno en las obligaciones de naturaleza jurídico-pública”. Y, por tanto, sigue razonando la STS, en estricta aplicación de los art. 1 (“el IRPF es un tributo de carácter personal y directo”) y art. 11.2 de la Ley 35/2006 del IRPF (“los rendimientos de trabajo se Legal y Tributario Member Crowe Horwath International atribuirán exclusivamente a quienes hayan generado el derecho a su percepción”), si se otorga validez a un pacto privado que delega en el empresario la obligación de satisfacer la deuda tributaria “probablemente estaríamos dando pie a que se debiera considerar como ‘rendimientos íntegros del trabajo’ no solo al importe de la denominada ‘indemnización neta’ sino también a la cantidad retenida e ingresada en el fisco por la empleadora, con la paradójica y absurda consecuencia de que sobre ésta última suma igualmente debería tributar el alto directivo.” En base a las consideraciones anteriores, la STS concluye que el pacto que establece el pago de una indemnización neta “instituye una medida contraria al ordenamiento y, por ello, constituye un acuerdo nulo de pleno derecho, carente de eficacia y validez a los efectos pretendidos.” Ahora bien, la STS plantea la duda de cuál será la consecuencia de la declaración de nulidad de aquellas cláusulas contractuales en la que se haya pactado con los altos directivos indemnizaciones en cuantías netas: ¿la nulidad se refiere única y exclusivamente a la consideración como neta o bruta de la indemnización?, o bien ¿afectará la totalidad de la cláusula? Una posible respuesta debemos buscarla, en Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (Sevilla), de 3 de enero de 2008, que fue objeto del recurso de casación para unificación de doctrina desestimado por la STS comentada. En la Sentencia del Tribunal Superior se declaraba la nulidad de la cláusula indemnizatoria, pero añadía que ello “determina que el importe que se debe satisfacer al trabajador (el alto directivo) será de 45 días de salario por año de servicio (según lo pactado contractualmente)… cantidad en la que se deben efectuar las correspondientes retenciones e ingresos en concepto de IRP y Seguridad Social que deberá abonar inexcusablemente el trabajador.” Es decir, para el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía la nulidad afecta solamente a la consideración como neta de la indemnización pactada, pero no al resto de la cláusula. Por lo dicho, y según la jurisprudencia sentada por las Sentencias comentadas, el pacto contractual por el que se estableciese a favor del directivo determinada indemnización en cuantía neta no comportaría, en principio, perjuicio alguno para la empresa, ya que debería abonar la indemnización pactada en cuantía bruta en lugar de neta. En cambio, el directivo vería frustrada su pretensión de percibir una indemnización neta y de que la empresa se hiciera cargo de las retenciones que legal o reglamentariamente procedieran. La competencia desleal y el nuevo sistema jurídico de protección de los derechos de los consumidores y los usuarios en el Mercado Español Carlos Baquerín, Abogado Madrid Socio del Departamento Mercantil [email protected] La Directiva 2005/29/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de mayo, relativa a las prácticas comerciales desleales de las empresas en sus relaciones con los consumidores en el mercado interior, y en menor medida, la Directiva 2006/114/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 12 de diciembre, sobre publicidad engañosa y comparativa, regulan las prácticas empresariales que perjudiquen o puedan perjudicar los intereses económicos de los consumidores, en especial, la libertad y la racionalidad de sus decisiones a la hora de optar por la contratación de un determinado producto o servicio, o de obtener el correcto conocimiento de los términos negociales y del ejercicio de sus derechos. La verdadera aportación de estas Directivas se halla en que establecen por vez primera en el Sistema Jurídico Comunitario, y como criterio esencial la necesidad de diferenciar las normas sobre competencia desleal según se trate de actos concurrenciales que afecten o puedan afectar a los consumidores o bien a los empresarios. En este sentido, inciden de modo especial en las prácticas empresariales desleales, tanto en cuanto perjudiquen o puedan perjudicar los intereses económicos específicos de los consumidores y usuarios; en especial la libertad y la racionalidad de sus decisiones a la hora de contratar o no un determinado bien o servicio, o de lograr el adecuado conocimiento de sus derechos. El consumidor, que sólo desde hace relativamente poco tiempo es reconocido pacíficamente en el Mercado como sujeto activo, cobra ahora un nuevo papel estelar en la regulación de la competencia desleal en base al novedoso postulado de que la protección eficaz de sus intereses específicos derivados de su particular posicionamiento redunda de forma poderosa en una mejora del sistema competitivo, y en base a ello también, se le dota de nuevas facultades en el ejercicio de acciones en la materia. Se trata en suma, no queremos ser insistentes, de disposiciones que incorporan al Ordenamiento de la Unión Europea una regulación sobre la competencia desleal que otorga un nuevo estatuto jurídico, y socioeconómico a los consumidores y usuarios diferenciando desde un punto de vista normativo las prácticas desleales que perjudiquen directamente los intereses de los consumidores de aquellas otras que afecten de manera específica a los empresarios. Una verdadera delimitación subjetiva del ilícito concurrencial. Pues bien, con una discreción que nos sorprende, y que es impropia de la trascendencia del caso, se ha producido la transposición de estas normas comunitarias a nuestro Ordenamiento, de la mano de la Ley 29/2009, de 30 de diciembre, por la que se modifica el régimen legal de la competencia desleal y de la publicidad para la mejora de la protección de los consumidores y usuarios. Esta disposición 6 implica en realidad, una importante reforma de la normativa Española, provocada por la introducción de nuevas categorías jurídicas que son consecuencia de la incorporación a la regulación concurrencial tradicional, del nuevo criterio consumerista de aplicación subjetiva al que antes nos referíamos. En particular quedan modificadas las siguientes disposiciones: Ley 3/1991, de 10 de enero, de Competencia Desleal; Ley 34/1988, de 11 de noviembre, General de Publicidad; Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre que aprobó el texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios, y otras leyes complementarias; Ley7/1996, de 15 de enero de Ordenación del Comercio Minorista. • Evidentemente, no es este el momento de profundizar en el contenido de esta esencial reforma, pero sí queremos destacar algunos aspectos esenciales. • • ticia de las Comunidades Europeas, como parámetro para determinar la capacidad de distorsión del comportamiento que pueden tener determinados comportamientos empresariales, sin que ello suponga la desprotección de grupos de consumidores más vulnerables. Primero. Se introduce el concepto de “consumidor medio”, que ya había sido acuñado por el Tribunal de Jus- Segundo. Se establece un régimen unitario sobre la deslealtad de los actos de engaño y las nuevas prácticas comerciales agresivas, con independencia de que sus destinatarios sean empresarios o consumidores. Además se refuerza la importancia de la Ley General de Publicidad en la protección del proceso precontractual de toma de decisiones de los ciudadanos a la hora de consumir. Tercero. Se incluye por vez primera un conjunto de normas sobre competencia desleal que tienen por finalidad regular los actos de esta naturaleza que, afectando también a los competidores, se considera que sólo son susceptibles de perjudicar a sus destinatarios cuando estos son consumidores y usuarios. En consonancia con esto, se modifican las normas de carácter procesal incluidas en la Ley de Competencia Desleal, en especial las que afectan a la carga de la prueba, la legitimación activa, y las acciones de cesación de actuaciones. • Cuarto. Se regulan los códigos de conducta, un nuevo sistema de autorregulación empresarial, cuya evolución será preciso observar muy de cerca, y que pretenden elevar el nivel de protección de los consumidores y usuarios, mediante el acceso a sistemas eficaces de resolución extrajudicial de conflictos. En definitiva, una muy importante reforma, que es previsible que de manera paulatina sirva para redefinir las relaciones concurrenciales de todos los sujetos que participan en el mercado y sus consecuencias jurídicas. HORWATH ACCELERA MANAGEMENT Sistemas de Innovación Estratégica (SIE) para aumentar la competitividad de las empresas Dra. Yolanda Blasco, Consultora Barcelona Horwath Accelera Management [email protected] La atención a la innovación se ha revelado como factor clave de competitividad empresarial. En Horwath Accelera Management consideramos que la competitividad de las empresas del futuro pasa por una buena gestión de la innovación. Para ello hemos desarrollado un nuevo producto, el Sistema de Innovación Estratégica para las empresas (SIE) con objeto de ayudar a las organizaciones a detectar oportunidades y beneficiarse de sus capacidades innovadoras. ¿EN QUÉ CONSISTE LA INNOVACIÓN? La innovación es el proceso de crear y distribuir en el mercado nuevo valor para los clientes (Carlson). El invento puede proceder del campo tecnológico y estar precedido de actividades de Innovación y Desarrollo, con lo cual se cierra el círculo de 7 la I+D+i, pero también puede derivarse de procesos de mejora continua. En definitiva el proceso innovador puede darse por una ruptura con el modelo anterior y convertirse en una innovación disruptiva (Schumpeter, Christensen), pero también se producen innovaciones al tratar de solucionar cuellos de botellas en las organizaciones (Rosenberg), surgiendo el cambio de un proceso de mejora continua o innovación incremental. La innovación puede darse en productos, procesos, organización y mercadotecnia (Manual de Oslo). En las empresas actuales la innovación ha sido definida como la competencia medular que requieren todas las organizaciones (Druker). Definir un Sistema de Innovación que encaje en la estrategia de la empresa se ha convertido en un elemento clave de éxito para las organizaciones. Este tema que los expertos han definido como nuclear, ha pasado a ocupar un pa- pel estelar en las agendas gubernamentales. En esta dirección, la Comisión Europea ha puesto en marcha el 3 de marzo la estrategia Europa 2020 para salir de la crisis y preparar la economía de la UE para la próxima década. Entre los motores claves de crecimiento identificados, se encuentra el impulso a una economía basada en el conocimiento y la innovación. La agenda Europa 2020 se plantea la Unión de la Innovación cuyo principal desafío es superar el desfase entre la ciencia y el mercado para convertir las invenciones en productos. ¿QUÉ ES UN SISTEMA DE INNOVACIÓN? Un sistema de gestión de la innovación consiste en un conjunto de instrumentos y mecanismos de funcionamiento que permite desarrollar la innovación de manera sistemática, transversal y constante. Es una herramienta que permite: Legal y Tributario Member Crowe Horwath International • Identificar i diagnosticar el estado de la innovación de la empresa • Detectar oportunidades • Generar y seleccionar ideas que puedan convertirse en innovaciones • Gestionar la cartera de proyectos innovadores • Ejecutar los proyectos • Medir los resultados Las empresas tienen necesidad de fomentar las actividades de I+D+i, gestionarla eficazmente, ser capaces de aprovechar las oportunidades, potenciar la innovación como factor diferencial de competitividad… Es en este sentido que requieren un Sistema de Innovación Estratégica lo suficientemente flexible para adaptarse a su tamaño y necesidades y a la vez lo suficientemente riguroso y potente como para aprovechar al máximo las oportunidades. EL SISTEMA DE INNOVACIÓN ESTRATÉGICA DE HORWATH ACCELERA MANAGEMENT Horwath Accelera Management ha diseñado un producto en tres fases que permite 1. Auditar la innovación que se produce en la empresa 2. Diseñar un sistema de gestión de la innovación 3. Desplegar y validar el sistema Las tres fases se desarrollan de forma autónoma o conjunta. La implementación que ofrecemos es práctica y aplicada y favorece que las empresas pongan a funcionar el sistema y puedan confirmar su utilidad. Horwath International cambia de nombre Horwath International, una de las 10 mayores firmas mundiales de Auditoría, Consultoría y servicios Legales, ha cambiado su nombre a Crowe Horwath International. tados Unidos y revela la nueva estrategia de crear una marca global única para generar reconocimiento como una red fuertemente integrada de firmas de servicios legales, de auditoría y de consultoría. El nuevo nombre de la red combina el reconocimiento internacional de la marca Horwath con el de la marca Crowe, la firma miembro de la organización en los Es- Este es un paso importante para consolidar Crowe Horwath como una de las mayores firmas internacionales, y para conseguir el objetivo de crecimiento que la firma se ha marcado en su Plan Estratégico para el 2010. Crowe Horwath en España, con sus 3 divisiones (Legal y Tributario, Auditoría y Consultoría de Turismo), cuenta con una facturación conjunta de 27.5 millones de euros y está formada por 33 socios y 265 profesionales, repartidos en 12 oficinas a lo largo del territorio nacional. Hays y Crowe Horwath organizan un nuevo Desayuno Empresarial sobre Crisis Management El pasado 13 de abril, tuvo lugar en el Hotel NH Sanvy de Madrid, la segunda edición de los “Desayunos Hays”, que contó con las ponencias de Conrad Recha y Carlos González Oliver, Socios de Crowe Horwath Legal y Tributario. Durante la jornada se analizó la puesta en marcha de las soluciones para afrontar la actual crisis empresarial, incidiendo en los aspectos fiscales, mercantiles, concursales y laborales. La presentación del acto corrió a cargo de Revista editada por: Legal y Tributario Member Crowe Horwath International Chris Dottie, Director General de Hays en España y de Max Arias, Socio de Crowe Horwath Legal y Tributario, quienes a su vez, dieron paso a las ponencias de los expertos. Por último, Noelia de Lucas, National Sales Director de Hays, fue la encargada de abrir el debate y una vez finalizado clausurar la jornada. JBGR Abogados y Asesores Tributarios Avda. Diagonal, 429, 5ª planta 08036 Barcelona Tel. + 34 932 448 900 Fax + 34 932 651 971 [email protected] Ibáñez & Fdez. de Valderrama Abogados y Asesores Tributarios José Abascal, 44, 6º dcha. 28003 Madrid Tel. + 34 913 597 886 Fax + 34 913 457 155 [email protected] Carro Páramo Abogados y Asesores Tributarios Juana de Vega,12, 2º 15003 A Coruña Tel. + 34 981 217 139 Fax + 34 981 208 528 [email protected] www.crowehorwath.es Depósito legal: B-5.968 - 2005. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos incluidos en esta publicación sin citar expresamente su procedencia. 8