Abusos y muertes durante protestas

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ENERO DE 2016
RESUMEN DE PAÍS
Perú
Las fuerzas de seguridad, a veces en respuesta a protestas violentas contra minas y otros
proyectos de desarrollo a gran escala en Perú, continúan usando armas de fuego que
hieren o causan la muerte a civiles. Las investigaciones oficiales de estas muertes y
lesiones siguen siendo inadecuadas.
Siguieron siendo lentos y limitados los avances en las investigaciones judiciales sobre
graves violaciones de derechos humanos cometidas durante el conflicto armado de 20
años que concluyó en el año 2000.
Abusos y muertes durante protestas
En los primeros nueve meses de 2015, 12 civiles murieron a causa de heridas de bala
luego de que policías presuntamente utilizaran armas de fuego contra manifestantes.
Estas muertes se produjeron a pesar de un reglamento policial que entró en vigor en enero
de 2015 que prohíbe que las fuerzas de seguridad utilicen armas letales durante
operativos de orden público. En un incidente ocurrido en septiembre, la policía disparó
con armas de fuego a manifestantes que se oponen a la minería que intentaban ingresar a
un campamento minero en la provincia sureña de Cotabambas. En este hecho murieron
tres personas. Entre julio de 2011, cuando asumió la presidencia Ollanta Humala, y
septiembre de 2015, 51 civiles fueron asesinados durante protestas en Perú.
En abril, agentes de policía colocaron pruebas falsas a un manifestante a quien habían
detenido por supuestamente haber participado en actos violentos durante una protesta
contra actividades de minería en la provincia de Islay. Luego de que periodistas locales
difundieran un video donde se veía que los policías habían colocado deliberadamente la
evidencia, el manifestante fue liberado y el Ministro del Interior anunció que se
reemplazaría al responsable del operativo.
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Rendición de cuentas
En enero de 2014, entró en vigor la Ley 30151, que prevé la inimputabilidad del “personal
de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional del Perú que, en el cumplimiento de su
deber y en uso de sus armas y otro medio de defensa, cause lesiones o muerte”. Esta
reforma al Código Penal derogó disposiciones que supeditaban la inimputabilidad a que
los policías emplearan la fuerza letal observando la normativa relevante. La norma viola
estándares internacionales que exigen que los funcionarios de seguridad pública apliquen
la fuerza con arreglo a los principios de necesidad y proporcionalidad, y rindan cuentas
cuando haya un uso indebido de la fuerza.
En julio de 2015, el Tribunal Constitucional determinó que los tribunales militares no
podían juzgar a militares acusados de haber perpetrado abusos contra civiles durante
operativos de seguridad pública. En el caso, iniciado por activistas peruanos de derechos
humanos en 2011, el tribunal efectuó una interpretación restrictiva de un decreto dictado
por el entonces Presidente Alan García en 2010 que podía permitir que estos casos fueran
juzgados por tribunales militares. No obstante, la Ley 30151 continúa restringiendo la
posibilidad de que miembros de la policía rindan cuentas por su actuación.
En agosto, el Presidente Humala, quien promulgó la Ley 30151, dictó un decreto que limita
el uso de la fuerza por parte de la policía. El decreto estipula que la policía únicamente
debería emplear la fuerza letal cuando resulte “estrictamente necesario” ante un “peligro
real e inminente” de muerte o lesiones graves. Dado que la Ley 30151 limita la
responsabilidad penal, todavía no está claro de qué manera el decreto afectará la
actuación policial.
En los casos de uso excesivo de la fuerza contra manifestantes documentados por
organizaciones locales de derechos humanos desde 2002 y hasta agosto de 2015, no fue
condenado ni un solo miembro de las fuerzas de seguridad. A la fecha del presente se
estaban persiguiendo penalmente menos del 20 por ciento de los casos, según
organizaciones locales de derechos humanos.
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Juicios por abusos del pasado
La Comisión de la Verdad y Reconciliación de Perú ha estimado que casi 70.000 personas
murieron o fueron víctimas de desapariciones forzadas durante el conflicto armado que se
desarrolló en el país entre 1980 y 2000. Muchas de ellas sufrieron atrocidades cometidas
por Sendero Luminoso y otros grupos insurgentes; otras fueron víctimas de violaciones de
derechos humanos perpetradas por agentes estatales.
En un juicio emblemático, el ex Presidente Alberto Fujimori fue condenado en 2009 a 25
años de prisión por desapariciones y asesinatos ocurridos en 1991 y 1992. La justicia ha
denegado reiteradamente recursos presentados para que se anulara su condena. El asesor
en inteligencia de Fujimori, Vladimiro Montesinos, tres ex generales del Ejército y
miembros del grupo Colina —un escuadrón de la muerte creado por el gobierno— también
cumplen actualmente penas de entre 15 y 25 años de prisión por el asesinato en 1991 de
15 personas en el distrito de Barrios Altos, en Lima, y por 6 desapariciones.
Los tribunales han logrado avances mucho más limitados con respecto a abusos ocurridos
durante los gobiernos anteriores de Fernando Belaúnde (1980-1985) y Alan García (19851990). En un informe emitido en agosto de 2013 en ocasión del décimo aniversario del
informe definitivo de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, la Defensoría del Pueblo
determinó que, pese a los esfuerzos iniciales, Perú no había consolidado un sistema
judicial especializado con suficiente personal y recursos para juzgar la mayoría de los
casos.
Hasta noviembre de 2015, solamente cerca del 2 por ciento de los casos de violaciones de
derechos humanos perpetradas durante el conflicto armado habían llegado a juicio, según
datos de Juicios por Violaciones a los Derechos Humanos en Perú, un proyecto de la
Universidad George Mason que realiza un seguimiento de este tipo de causas. En 2015, se
llevó a cabo el quinto año de audiencias judiciales de dos causas emblemáticas: las
torturas y desapariciones en la base militar Los Cabitos en Ayacucho en 1983, y la masacre
de Accomarca en 1985, en la cual murieron 62 campesinos a manos de miembros de una
unidad del Ejército.
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En mayo de 2015, el Ministerio Público reabrió una investigación sobre esterilizaciones
forzadas ocurridas durante el gobierno de Fujimori. Se han denunciado a las autoridades
más de 2.000 esterilizaciones forzadas, pero estas representan únicamente una pequeña
fracción de los casos ocurridos, según organizaciones de derechos humanos. En
noviembre, el Presidente Humala firmó un decreto para crear un registro nacional de
víctimas de esterilización forzada.
A la fecha de redacción de este informe, Daniel Urresti, ex ministro del interior del
Presidente Humala, enfrentaba un juicio oral por su presunto rol en el homicidio en 1988
de Hugo Bustíos, corresponsal en Ayacucho de la revista Caretas. Dos soldados fueron
condenados en 2007 por el homicidio de Bustíos, y uno de ellos declaró que Urresti había
comandado a los soldados, quienes organizaron una emboscada en contra de Bustíos, le
dispararon y luego destruyeron su cuerpo con una granada. El Presidente Humala nombró
a Urresti para integrar su gabinete en junio de 2014, a pesar de que ya estaba siendo
perseguido penalmente por la muerte de Bustíos. En febrero de 2015, Humala reemplazó a
Urresti.
En agosto, la Defensoría del Pueblo concluyó que las reparaciones para las víctimas del
conflicto armado interno, otorgadas conforme a una ley de 2005, habían sido
“insuficientes” y que algunos de los programas estipulados en la ley todavía no habían
sido implementados, 10 años después de la promulgación de la ley.
Tortura
El gobierno de Humala no ha cumplido plenamente con sus obligaciones internacionales
de prevenir la tortura, la cual sigue siendo un problema crónico en Perú. En febrero de
2015, el Presidente Humala observó un proyecto legislativo promulgado por el Congreso
en diciembre de 2014 que habría creado un Mecanismo Nacional de Prevención de la
Tortura. Humala argumentó que los costos del mecanismo no habían sido contemplados
en el presupuesto nacional de 2015. El proyecto fue enviado de nuevo al Congreso.
Conforme al Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o
Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, ratificado por Perú en 2006, el país debió haber
creado un Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura en 2007.
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Libertad de expresión
Periodistas que investigan la participación de funcionarios de gobiernos regionales,
alcaldes y empresarios en actos de corrupción son con frecuencia objeto de agresiones
físicas, amenazas y juicios penales por difamación.
En marzo de 2015, dos hombres no identificados efectuaron disparos contra la sede del
canal de televisión local Canal 21, en el municipio de Vista Alegre de la provincia de
Nazca, en el sudoeste del país. El propietario del canal señaló que el ataque se produjo
poco después de haber transmitido al aire denuncias de que el alcalde local había
proferido amenazas de muerte contra dos residentes de Vista Alegre.
En mayo de 2015, dos periodistas del canal de televisión Cable Visión señalaron que
habían recibido varias amenazas anónimas de que serían detenidos por la Policía, luego
de haber informado sobre el uso indebido de la fuerza por policías durante
manifestaciones contra el proyecto minero Tía María, en la provincia de Islay, en el
sudoeste del país.
Derechos de la mujer
Las mujeres y jóvenes de Perú siguen expuestas a un alto riesgo de violencia de género. En
agosto, la ministra de la mujer informó que habían ocurrido 96 casos de “feminicidio” (el
homicidio de una mujer en determinados contextos, como de violencia doméstica o
discriminación de género) durante 2014, y 52 entre enero y julio de 2015.
En septiembre, el Congreso promulgó una ley que contempla medidas exhaustivas para
prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer. La ley modifica medidas
judiciales existentes para proteger a mujeres en riesgo, y dispone la creación de hogares
de refugio temporal para víctimas de abusos. El Comité de la ONU para la Eliminación de la
Discriminación contra la Mujer, en sus observaciones sobre Perú de julio de 2014, había
instado al país a promulgar una ley contra la violencia de género.
Las mujeres y jóvenes de Perú solamente pueden solicitar abortos en casos de riesgo para
su salud o su vida. En mayo de 2015, el Congreso rechazó un proyecto que habría
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despenalizado el aborto cuando el embarazo fuera resultado de una violación, si bien otra
propuesta en este sentido estaba siendo tratada a la fecha de redacción de este informe.
Orientación sexual e identidad de género
En marzo de 2015, el Congreso rechazó un proyecto que proponía reconocer la unión civil
de parejas del mismo sexo. La votación propició uno de los debates públicos más intensos
de Perú sobre el futuro de los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y personas
transgénero. Tras la votación, miles de peruanos salieron a las calles de Lima para
reclamar que las personas del mismo sexo puedan contraer matrimonio.
Actores internacionales clave
En junio, el Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre Desapariciones Forzadas o
Involuntarias manifestó su preocupación con respecto a la poca cantidad de casos de
desapariciones que habían llegado a juicio, y a la lentitud de los avances conseguidos por
Perú en la búsqueda de víctimas. El grupo también señaló que, a 12 años del informe final
de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, la mayoría de las recomendaciones
formuladas por la comisión no habían sido llevadas a la práctica.
En 2014, como miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Perú apoyó
resoluciones orientadas a que se llevara a cabo un seguimiento riguroso de violaciones de
derechos humanos cometidas en Corea del Norte, Sri Lanka, Bielorrusia, Irán, los
territorios ocupados de Palestina y Siria.
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