ordenación episcopal del padre obispo juan josé chaparro

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ORDENACIÓN
EPISCOPAL DEL
PADRE OBISPO
JUAN JOSÉ
CHAPARRO
STIVANELLO, CMF
1
Síntesis y orden de la celebración
ORDENACIÓN EPISCOPAL
Monseñor Juan José Chaparro Stivanello, cmf
Obispo de San Carlos de Bariloche
La
celebración comienza con la solemne procesión por el
templo hacia el altar de los ministros, sacerdotes y obispos.
Se
inicia la misa. Un presbítero pide al Obispo consagrante
que ordene al candidato al Episcopado; este pedirá la lectura
del Mandato Apostólico emitido por el Papa Francisco. El
Pueblo santo de Dios aclamará con una acción de gracias.
Leído
OBISPOS CONSAGRANTES
Monseñor Fernando Carlos Maletti
Obispo de Merlo – Moreno
Monseñor Rubén Oscar Frassia
Obispo de Avellaneda – Lanús
Monseñor Guillermo José Garlatti
Arzobispo de Bahía Blanca
el Evangelio, se invoca al Espíritu Santo y el Obispo
consagrante realiza la alocución al Pueblo de Dios y al candidato. Terminada la alocución, se interroga al candidato acerca de sus disposiciones para el cumplimiento de su oficio.
El
Obispo electo se postra y se cantan las Letanías de los
Santos y Beatos. Momento solemne: en silencio el Obispo
consagrante principal impone sus manos sobre la cabeza del
electo. Luego hacen lo propio todos los obispos presentes.
Se
impone el Libro de los evangelios abierto sobre la cabeza
del Obispo electo, y se dice la oración de consagración, parte
de la cual pronuncian los tres Obispos consagrantes.
El
nuevo Obispo consagrado después de ser ungido con el
santo Crisma en la cabeza, recibe los Evangelios y las insignias de su oficio episcopal: el anillo, la mitra y el báculo pastoral. Luego es puesto en su Sede episcopal y recibe el saludo
de los Obispos.
Toma la presidencia de la celebración para ofrecer y consagrar
IGLESIA CATEDRAL
“NUESTRA SEÑORA DEL NAHUEL HUAPI”
28 de septiembre de 2013
2
como sumo sacerdote de la Iglesia particular de San Carlos de
Bariloche. La misa continúa y después de la comunión mientras el Pueblo alaba con Te Deum. El nuevo Obispo acompañado de otros dos obispos recorre el templo, bendiciendo al
Pueblo y dirigiendo una alocución a la Asamblea.
Concluida
la celebración encomendará su ministerio episcopal a la Virgen María.
3
MISA Y RITUAL DE LA ORDENACIÓN
Cuando todo está preparado, comienza la procesión por el templo Catedral,
dirigiéndose hacia el altar.
Ritos iniciales
Ant. ¡Qué alegría cuando me dijeron: ¡Vamos a la casa del Señor!
Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén
Jerusalén, estás fundada como ciudad bien compacta.
Hacia Ti suben las tribus, las tribus del Señor. Ant.
Felicidad te auguramos, prosperidad al que te ama;
bienestar entre tus muros, en tus palacios haya paz. Ant.
Por el amor a mis hermanos voy a decir: la paz contigo.
Por la casa del Señor nuestro Dios, te deseo todo bien. Ant.
Qué lindo llegar cantando
Qué lindo llegar cantando a tu Casa, Padre Dios,
y hermanados en el canto, comenzar nuestra oración.
Darte gracias y alabanzas, pedirte ayuda y perdón.
Qué lindo llegar cantando a tu Casa, Padre Dios.
Qué lindo traer la vida y en nuestra celebración
contarla a nuestros hermanos y que se vuelva oración,
sudor, lágrima, esperanza, trabajo, rezo y amor.
Qué lindo rezar cantando la vida que se nos dio.
Qué lindo encontrar hermanos que viven la misma fe
y amando son serviciales y esperando saben ver
que el Reino de Dios avanza sencillamente y de a pie.
Qué lindo rezar cantando el misterio de la fe.
Qué lindo ver a la gente compartir y festejar,
y es que la Pascua de Cristo nos obliga a celebrar,
comenzando aquí en la tierra el banquete celestial.
Qué lindo rezar cantando nuestra alegría pascual.
Durante la incensación el coro LIKUI bajo la dirección de Olga Liudkova
canta SEÑOR, ESCUCHA MI ORACIÓN (Vnushi Boye molitvu moiu)
de Alexander Arjangelskiy
«Señor, escucha mis plegarias, no me abandones,
ilumina mi camino, despeja de miedos mi corazón.
El Espíritu Santo desciende sobre mí. Estoy en Paz.»
Saludo inicial
Petición y lectura del mandato apostólico
Los Obispos consagrantes se dirigen a las sedes preparadas, toman asiento
y se colocan la mitra. El Pueblo también toma asiento.
El electo es conducido por los presbíteros que lo asisten hasta la sede del
consagrante principal.
Un presbítero se dirige al Obispo ordenante con estas palabras:
Queridísimo Padre, la Iglesia de San Carlos de Bariloche
pide que ordenes Obispo al presbítero Juan José Chaparro
Stivanello.
El Obispo ordenante principal le pregunta:
¿Tienen el Mandato apostólico?
El presbítero responde: Sí, lo tenemos.
El Obispo ordenante principal dice: Que se lea el Mandato.
Qué lindo saber que somos una Iglesia Comunión,
que nace con el bautismo y crece con la misión
de unir entre sí a los hombres y a la humanidad con Dios.
Qué lindo rezar cantando y sentir la comunión.
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Liturgia de la Palabra
Todos toman asiento para escuchar. Terminada la lectura todos asienten
a la elección del Obispo cantando:
1ª lectura: Is 61, 1-3a
Salmo responsorial: (115)
Acto penitencial
El coro de niños y jóvenes de Bariloche bajo la dirección de Héctor Bisso
canta: KYRIE de Carl-Aage Eliasson.
Kyrie eleison Señor, ten piedad
Christe eleison
Cristo, ten piedad
Kyrie eleison
Señor, ten piedad
Oración Colecta
Dios nuestro,
que por la generosidad de tu gracia
estableces hoy al frente de tu Iglesia
de San Carlos de Bariloche
a tu hijo, el presbítero Juan José,
concédele ejercer dignamente
el ministerio episcopal
y guiar, bajo tu inspiración,
con la palabra y el ejemplo,
el rebaño que le haz confiado.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
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¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo?
Alzaré la copa de la salvación
e invocaré el nombre del Señor. R
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
e invocaré el nombre del Señor.
Cumpliré mis votos al Señor,
en presencia de todo su pueblo. R
Yo, Señor, soy tu servidor,
tu servidor, lo mismo que mi madre:
en los atrios de la Casa del Señor,
cumpliré mis votos al Señor. R
2ª lectura: Tim 4, 12b-16
Aleluia
Yo Soy el buen Pastor, dice el Señor;
conozco a mis ovejas
y mis ovejas me conocen a mí. Jn 10, 14
7
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Juan
Jn 10, 11-16
Después de la proclamación del Evangelio comienza la ordenación del
Obispo. Estando todos de pie se invoca al Espíritu Santo.
3.Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú el dedo de la mano de Dios, *
Tú el prometido del Padre, pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Envía tu Espíritu, Señor, …
4.Enciende con tu luz nuestros sentidos, infunde tu amor en nuestros
corazones *
y con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra frágil carne.
Envía tu Espíritu, Señor, …
5.Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto tu paz, *
siendo Tú mismo nuestro guía evitaremos todo lo que es nocivo.
Envía tu Espíritu, Señor, …
6.Por Ti conozcamos al Padre y también al Hijo *
y que en Ti, que eres el Espíritu de ambos, creamos en todo tiempo.
Envía tu Espíritu, Señor, …
7.Gloria a Dios Padre y al Hijo que resucitó de entre los muertos, *
y al Espíritu consolador, por los siglos de los siglos.
Envía tu Espíritu, Señor,
y renueva la faz de la tierra: ¡envíalo!
El consagrante principal habla al Pueblo, al Clero y al Electo sobre el
ministerio episcopal.
Alocución al pueblo de Dios
Queridos hermanos:
1. Ven Espíritu creador; visita las almas de tus fieles. *
Llena de la divina gracia los corazones que Tú mismo has creado.
Envía tu Espíritu, Señor,
y renueva la faz de la tierra: ¡envíalo!
2.Tú eres nuestro consuelo, don de Dios altísimo, *
fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción.
Consideren atentamente a que ministerio será promovido en la Iglesia este
hermano nuestro. Nuestro Señor Jesucristo, enviado por el Padre para
redimir a los hombres, envió a su vez por el mundo a los doce Apóstoles
para que, llenos del Espíritu Santo, anunciaran el evangelio y reuniendo a
todos los hombres en un solo rebaño, los santificaran y gobernaran. A fin
de asegurar la continuidad de este ministerio hasta el fin de los tiempos,
los Apóstoles eligieron colaboradores a quienes comunicaron por la imposición de las manos, que confiere la plenitud del sacramento del Orden, el
don del Espíritu Santo que habían recibido de Cristo.
De este modo se ha conservado tan importante ministerio a través de
los tiempos. Por la ininterrumpida sucesión de los Obispos, permanece
Envía tu Espíritu, Señor, …
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y se acrecienta hasta nuestros días la obra del Salvador.
En el Obispo, rodeado de sus presbíteros, se hace presente en medio de
ustedes el mismo Jesucristo nuestro Señor, Sumo y Eterno Sacerdote.
Por el ministerio paternal del Obispo, el Señor continúa predicando el
evangelio, administrando los sacramentos de la fe a los creyentes. Por
el ministerio paternal del Obispo, agrega a su cuerpo nuevos miembros.
Por la sabiduría y prudencia del Obispo, los conduce a través de la peregrinación terrena a la eterna felicidad.
Reciban, por tanto, con alegría y gratitud a este hermano nuestro.
Nosotros, los Obispos presentes, por la imposición de las manos, lo
agregaremos a nuestro orden episcopal.
Hónrenlo como ministro de Cristo y dispensador de los misterios de
Dios. A él se le confía dar testimonio de la verdad del evangelio y el ministerio de la vida del Espíritu y la santidad.
Recuerden las palabras de Cristo a los Apóstoles: Quien los escucha, a
Mí me escucha y quien los rechaza, a Mí me rechaza, y el que me rechaza,
rechaza al que me ha enviado.
Exhortación al electo
Querido hermano, elegido por el Señor:
Recuerda que has sido tomado de entre los hombres y puesto al servicio
de los hombres en las cosas que se refieren a Dios.
En efecto, el Episcopado significa un servicio, no un honor, y es necesario que el Obispo, más que presidir sirva a sus hermanos, ya que según
el mandato del Señor, el que es mayor hágase el menor, y el que preside
sea como el que sirve.
Proclama la Palabra oportuna e inoportunamente; corrige siempre con
paciencia y deseo de enseñar.
En la oración y en el sacrifico eucarístico que ofrecerás por el pueblo a ti
encomendado, implora insistentemente la abundancia de la multiforme
gracia, que procede de la plenitud de Cristo.
En la Iglesia a ti confiada. Sé fiel dispensador, moderador y custodio
de los sacramentos de Cristo. Elegido por el Padre para gobernar a su
familia, acuérdate siempre del Buen Pastor que conoce a sus ovejas y es
conocido por ellas y que no dudó en dar su vida por el rebaño.
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Ama con amor de padre y hermano a todos los que Dios te encomienda, en
primer lugar, a los presbíteros y diáconos, tus colaboradores en el ministerio de Cristo; también a los pobres y débiles, a los que no tienen hogar y
a los desamparados.
Exhorta a los fieles a que trabajen contigo en la obra apostólica y escúchalos gustosamente.
Preocúpate incansablemente de aquellos que aún no pertenecen al único rebaño de Cristo, porque ellos también te han sido encomendados en el Señor.
Nunca te olvides que has sido agregado al orden episcopal en la Iglesia
católica, reunida por el vínculo del amor, de tal modo que no dejes de
tener preocupación por todas las iglesias y no olvides socorrer con generosidad a las iglesias más necesitadas de ayuda.
Por tanto, preocúpate por todo el rebaño en el que el Espíritu Santo te
pone para gobernar a la Iglesia de Dios. En el nombre del Padre, cuya
imagen representas en la Iglesia. En el nombre del Hijo Jesucristo, cuyo
ministerio de Maestro, Sacerdote y Pastor ejerces. Y en el nombre del
Espíritu Santo, que vivifica a la Iglesia de Cristo y fortalece con su poder nuestra debilidad.
Terminada la homilía, solamente el elegido se pone de pie delante
del Obispo consagrante.
Liturgia del Sacramento del Orden
Promesas del elegido
El Obispo ordenante principal dialoga con el electo:
La antigua norma de los Santos Padres manda de quien va a ser
ordenado Obispo sea interrogado delante del pueblo, acerca de
su propósito de custodiar la fe y de cumplir con su oficio.
Por eso, querido hermano: ¿Quieres cumplir hasta la muerte,
con la ayuda del Espíritu Santo, el oficio pastoral que los Obispos hemos recibido de los Apóstoles y que se te comunica por la
imposición de nuestras manos?
El elegido responde: Sí, quiero.
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El Obispo ordenante principal:
¿Quieres anunciar con fidelidad y constancia el evangelio de
Jesucristo?
El Obispo ordenante principal:
¿Quieres orar siempre a Dios Todopoderoso y cumplir con toda
fidelidad la función del sumo sacerdocio?
El elegido responde: Quiero, con la gracia de Dios.
El elegido responde: Sí, quiero.
El Obispo ordenante principal:
¿Quieres conservar puro e íntegro el depósito de la fe, tal como
fue recibido de los Apóstoles y que la Iglesia conservo siempre y
en todas partes?
El Obispo ordenante principal dice:
Que Dios perfeccione la obra que ha comenzado en ti.
Súplica litánica
Nos ponemos de pie.
El elegido responde: Sí, quiero.
El Obispo ordenante principal:
¿Quieres edificar el cuerpo de Cristo que es tu Iglesia y perseverar en su unidad junto con todos los obispos bajo la autoridad
del sucesor del Apóstol san Pedro?
El elegido responde: Sí, quiero.
El Obispo ordenante principal:
¿Quieres obedecer fielmente al sucesor del Apóstol san Pedro?
El elegido responde: Sí, quiero.
El Obispo, pronuncia la siguiente invitación:
Queridos hermanos:
Oremos a fin de que la bondad de Dios Todopoderoso conceda a este elegido la abundancia de su gracia, para el bien de
su Iglesia.
El electo se postra. Los cantores comienzan las letanías a las que todos
responden.
El diácono dice: Nos arrodillamos.
El Obispo ordenante principal:
¿Quieres como padre bondadoso, junto con tus colaboradores,
los presbíteros y diáconos, alimentar al pueblo santo de Dios y
guiarlo por el camino de la salvación?
El elegido responde: Sí, quiero.
El Obispo ordenante principal:
¿Quieres mostrarte afable y bondadoso, en el nombre del Señor,
con los pobres, con los que no tienen casa y con todos los necesitados?
El elegido responde: Sí, quiero.
El Obispo ordenante principal:
¿Quieres, como buen pastor, buscar las ovejas perdidas y conducirlas al redil del Señor?
El elegido responde: Sí, quiero.
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Letanías de los santos
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
rueguen por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
rueguen por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
Santa María, Madre de Dios
San Miguel
Santos Ángeles de Dios
San Juan Bautista
San José
Santos Pedro y Pablo
San Andrés
Santiago, el Mayor
San Juan
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ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
rueguen por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
rueguen por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
Santo Tomás
Santiago, el Menor
San Felipe
San Bartolomé
San Mateo
San Simón
San Tadeo San Matías
Santa María Magdalena
San Esteban
San Ignacio de Antioquía
San Lorenzo
San Roque González
San Alonso Rodríguez
San Héctor Valdivieso
San Pancracio
Beatos mártires claretianos
Santas Perpetua y Felicidad
Santa Inés
San Gregorio
San Agustín
San Atanasio
San Basilio
San Martín de Tours
Santo Toribio de Mogravejo
San Benito
Santos Francisco y Domingo
San Francisco Javier
San Francisco Solano
San Martín de Porres
San Juan María Vianney
San Antonio María Claret
Beato Gabriel Brochero
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Santa Catalina de Siena
Santa Teresa de Jesús
Santa Teresa del Niño Jesús
Santa Rosa de Lima
Santa Teresa de los Andes
Beato Artémides Zatti
Beata Laura Vicuña
Beato Ceferino Namuncurá
Santos y Santas de Dios
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
ruega por nosotros
rueguen por nosotros
Por tu bondad
De todo mal
De todo pecado
De la muerte eterna
Por tu encarnación
Por tu muerte y resurrección
Por la venida del Espíritu Santo
líbranos, Señor
líbranos, Señor
líbranos, Señor
líbranos, Señor
líbranos, Señor
líbranos, Señor
líbranos, Señor
▪ Nosotros, que somos pecadores. Te rogamos, óyenos
▪ Para que gobiernes y conserves a tu santa Iglesia. Te rogamos...
▪ Para que conserves en tu santo servicio al Papa y a todos los miembros del clero. Te rogamos...
▪ Para que bendigas a este elegido tuyo. Te rogamos...
▪ Para que lo bendigas y santifiques. Te rogamos...
▪ Para que bendigas, santifiques y consagres a este elegido tuyo.
Te rogamos...
▪ Para que concedas la paz y la concordia a todos los pueblos.
Te rogamos...
▪ Para que tengas misericordia de todos los que sufren. Te rogamos...
▪ Para que nos fortalezcas y conserves en tu santo servicio. Te rogamos...
▪ Jesús, Hijo del Dios vivo. Te rogamos...
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
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Terminadas las letanías, el Obispo consagrante, de pie y con las manos
extendidas, dice:
Padre bueno:
Escucha nuestras súplicas y derramando la plenitud de la
gracia sacerdotal sobre este servidor tuyo, infúndele la fuerza de tu bendición.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos responden: Amén.
Nos ponemos de pie y permanecemos orando en silencio, los Obispos consagrantes se ponen la mitra y permanecen de pie delante de sus sedes, mirando al Pueblo. El electo se levanta y se acerca al consagrante principal,
poniéndose de rodillas delante de él.
Imposición de las manos
El consagrante principal efectuará la imposición de manos en silencio sobre la cabeza del electo y después los demás obispos presentes.
Imposición del Libro de los evangelios
Luego, el consagrante principal impone el Libro de los evangelios, abierto,
sobre la cabeza del electo; dos diáconos que estarán de pie junto a él lo
asisten a la derecha e izquierda del electo, mientras se recita la plegaria de
consagración.
Oración consecratoria
Luego el consagrante principal, sin mitra, con las manos extendidas, dice
la oración de consagración. El electo se arrodilla delante del Obispo consagrante.
Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
Padre misericordioso y Dios de todo consuelo,
que habitas en el cielo
y te fijas en los humildes;
que lo conoces todo antes de que exista,
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tu estableciste normas en tu Iglesia
con tu palabra bienhechora.
Desde el principio tu predestinaste
un linaje justo de Abraham;
nombraste príncipe y sacerdotes
y no dejaste sin ministros tu santuario.
Desde el principio del mundo te agrada
ser glorificado por tus elegidos.
Lo que sigue lo recitan los Obispos consagrantes con las manos juntas:
INFUNDE AHORA
SOBRE ESTE TU ELEGIDO
LA FUERZA QUE DE TI PROCEDE:
EL ESPÍRITU DE GOBIERNO
QUE DISTE A TU AMADO HIJO JESUCRISTO,
Y ÉL, A SU VEZ,
COMUNICÓ A LOS SANTOS APÓSTOLES,
QUIENES ESTABLECIERON LA IGLESIA
COMO SANTUARIO TUYO
EN CADA LUGAR
PARA GLORIA Y ALABANZA INCESANTE
DE TU NOMBRE.
Prosigue solo el Obispo ordenante principal
Padre santo,
tu que conoces los corazones,
concede a este servidor tuyo,
a quien elegiste para el episcopado,
que sea un buen pastor de tu santa grey
y ejercite ante ti el sumo sacerdocio
sirviéndote sin tacha día y noche;
que atraiga tu favor sobre tu pueblo
y ofrezca los dones de tu santa Iglesia;
que por la fuerza del Espíritu,
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que recibe como sumo sacerdote
y, según tu mandato,
tenga el poder de perdonar pecados;
que distribuya los ministerios
y los oficios según tu voluntad,
y desate todo vínculo conforme al poder
que diste a los Apóstoles;
que por la mansedumbre y la pureza de corazón
te sea grata su vida como sacrificio de suave olor,
por medio de tu Hijo Jesucristo,
por quien recibes la gloria, el poder y el honor,
con el Espíritu, en la santa Iglesia
ahora y por los siglos de los siglos
Todos responden: Amén.
Cuando termina la oración de consagración los diáconos retiran el Evangeliario que mantenían sobre la cabeza del electo, y uno de ellos lo tiene
hasta que sea entregado al ordenado.
Los Obispos ordenantes toman asiento y se ponen la mitra.
Unción de la cabeza y entrega del Evangelio
y demás insignias episcopales
Entrega del evangeliario
El Obispo hace entrega del Evangelio, que es la Palabra de Dios.
Recibe el Evangelio
y proclama siempre la Palabra de Dios
con paciencia y deseo de enseñar.
Entrega del anillo y la mitra
El Obispo hace entrega del anillo, símbolo de alianza con la Iglesia y con
su cabeza, el Papa de Roma.
Recibe este anillo, signo de fidelidad,
y adornado con una fe inquebrantable,
permanece fiel a la Iglesia, Esposa Santa de Dios.
El Obispo coloca la mitra, símbolo de la autoridad con la que es revestido
en su ordenación.
Recibe la mitra y brille en ti el resplandor de la santidad,
para que, cuando aparezca el Príncipe de los Pastores
merezca la corona de gloria que no se marchita.
Entrega del báculo pastoral
Por último el Obispo entrega el báculo, símbolo de su función de Pastor.
Unción de la cabeza
Los acólitos extienden el gremial sobre las rodillas del consagrante principal; el ordenado se arrodilla frente al mismo, quien le unge la cabeza
con el Santo Crisma, mientras dice:
Dios, que te hizo partícipe del Sumo Sacerdocio de Cristo,
derrame sobre ti el bálsamo de la mística unción,
y haga fecundo tu ministerio
con la abundancia de la bendición espiritual.
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Recibe el báculo, signo de tu ministerio pastoral.
Cuida a todo el rebaño que el Espíritu Santo
te confía como Obispo para gobernar a la Iglesia de Dios.
El Obispo ordenante lo invita al Obispo ordenado para que se siente en
la cátedra, y el Obispo se sienta a la derecha del ordenando. Allí, el ordenando, dejando el báculo pastoral, recibe el saludo del Obispo ordenante
y de los demás obispos.
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Salmo 95
Ofrendas
Ant. ¡Cantemos al Señor un canto nuevo, aleluia;
porque él obró maravillas, aleluia!
Durante las ofrendas los coros Melipal, Capraro y Juvenil Municipal bajo
la dirección de Rodrigo Dalziel cantan: FILL MAPU de Aimé Painé,
canto en lengua mapuche (arr. R. Dalziel).
Cantemos al Señor un canto nuevo
porque él obró maravillas;
el poder del Señor ha triunfado,
nos anuncia su victoria. Ant.
Toda la tierra es una sola alma
y somos parte de ella.
No podrán morir nuestras almas;
cambiar sí que pueden
pero no apagarse pues una sola alma somos.
Como un solo mundo hay,
así también una sola alma.
El Señor manifestó su salvación
ante todas las nociones,
recordando su amor y su lealtad
por el pueblo de Israel. Ant.
Toda la tierra es testigo
de la victoria de nuestro Dios;
¡Qué aclame al Señor toda la tierra
con cantos de alegría! Ant.
Oración sobre las ofrendas
Liturgia de la Eucaristía
Ofertorio
Te ofrecemos Señor, este sacrificio de alabanza,
y te pedimos que acrecientes en nosotros
la entrega a tu servicio
para que, por tu bondad, lleves a feliz término
lo que gratuitamente nos has concedido.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Te presentamos
Santo: Cantado por todo el pueblo.
Te presentamos la vida, Señor,
vida del pueblo, de fiesta y dolor.
Campo y desierto, vida y silencio,
te presentamos Señor.
Padrenuestro… reza todo el pueblo al unísono.
Cordero de Dios
Te presentamos la vida, Señor,
el pan y el vino en tu mesa estarán.
Pan compartido, vino de fiesta,
tu Cuerpo y Sangre serán.
AGNEAU DE DIEU de Rupert Lang cantado por el coro de Cámara
Patagonia bajo la dirección de Eduardo Malachevsky.
Ofrecemos el pan y el vino signo de la entrega del Señor Jesús y el agua
que unida al vino es signo de nuestra participación en su vida divina.
20
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
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Comunión
Tú sabes bien lo que tengo,
en mi barca no hay oro ni espadas;
tan sólo redes y mi trabajo.
El profeta
Antes que te formaras dentro del vientre de tu madre,
antes que tú nacieras te conocía y te consagré.
Para ser mi profeta de las naciones yo te escogí.
Irás donde te envíe y lo que te mande proclamarás.
Tengo que gritar, tengo que arriesgar.
¡Ay de mí si no lo hago!
¿Cómo escapar de Ti? ¿Cómo no hablar?
Si tu voz me quema dentro.
Tengo que andar, tengo que luchar.
¡Ay de mí si no lo hago!
¿Cómo escapar de Ti? ¿Cómo no hablar?
Si tu voz me quema dentro.
No temas arriesgarte porque contigo yo estaré.
No temas anunciarme porque en tu boca yo hablaré.
Te encargo hoy mi pueblo, para arrancar y derribar.
Para edificar, destruirás y plantarás.
Deja a tus hermanos, deja a tu padre y a tu madre.
Abandona tu casa porque la tierra gritando está.
Nada traigas contigo porque a tu lado yo estaré.
Es hora de luchar, porque mi pueblo sufriendo está.
Pescador de hombres
Tú has venido a la orilla,
no has buscado ni a sabios ni a ricos;
tan sólo quieres que yo te siga.
Señor, me has mirado a los ojos,
sonriendo has dicho mi nombre.
En la arena he dejado mi barca,
junto a Ti buscaré otro mar.
22
Tú necesitas mis manos,
mi cansancio que a otros descansen;
amor que quiera seguir amando.
Tú pescador de otros lagos,
ansia eterna de almas que esperan;
amigo bueno, que así me llamas.
Meditación
Después de la comunión el coro Juvenil Municipal bajo la dirección de
Cintia Alvarado canta: SICUT CERVUS de Giovanni Pierluigi da Palestrina.
Sicut cervus desiderat ad fontes
aquarum ita desiderat anima
mea ad te, Deum.
Como la cierva sedienta busca
las corrientes de agua, así mi
alma suspira por ti, mi Dios.
Oración después de la comunión
Padre nuestro,
realiza en nosotros la obra de tu misericordia,
y concédenos tu gracia
para que podamos agradarte en todo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Terminada la oración post-comunión se canta TE DEUM. Mientras tanto el ordenado con mitra y báculo pastoral, es conducido por los Obispos
consagrantes para que bendiga y salude al Pueblo de Dios.
23
Tú vives ahora, inmortal y glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún día, como juez universal.
Muéstrate, pues, amigo y defensor de los hombres que salvaste. R.
¡A Ti nuestra alabanza! ¡A Ti Dios del universo!
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos, a Ti nuestra alabanza,
a Ti, Padre del cielo, te aclama la creación.
Postrados ante Ti, los ángeles te adoran
y cantan sin cesar: R.
¡A Ti nuestra alabanza! ¡A Ti Dios del universo!
A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los profetas te enaltece,
y el ejército glorioso de los mártires te aclama. R.
¡A Ti nuestra alabanza! ¡A Ti Dios del universo!
Salva a tu pueblo, Señor, y bendice a tu heredad.
Sé su pastor, y guíalos por siempre.
Día tras día te bendeciremos
y alabaremos tu nombre por siempre jamás. R.
¡A Ti nuestra alabanza! ¡A Ti Dios del universo!
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad.
A ti, Señor, me acojo, no quede yo nunca defraudado. R.
¡A Ti nuestra alabanza! ¡A Ti Dios del universo!
A ti la Iglesia santa, por todos los confines extendida,
con júbilo te adora y canta tu grandeza:
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. R.
¡A Ti nuestra alabanza! ¡A Ti Dios del universo!
Padre, infinitamente Santo,
Hijo eterno, Unigénito de Dios,
Santo Espíritu de amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria. R.
¡A Ti nuestra alabanza! ¡A Ti Dios del universo!
Tú el Hijo y Palabra del Padre, tú el Rey de toda la creación.
Tú, para salvar al hombre, tomaste la condición de esclavo
en el seno de una Virgen.
Tú destruiste la muerte y abriste a los creyentes
las puertas de la gloria. R.
Alocución del nuevo Obispo. Impartirá la bendición solemne
Señor Dios, que cuidas a tu pueblo con misericordia
y lo gobiernas con amor,
envía el Espíritu de sabiduría sobre los pastores
a quienes confiaste la conducción de tu rebaño,
para que la santidad de las ovejas
sea el gozo eterno de los pastores.
R: Amén
¡A Ti nuestra alabanza! ¡A Ti Dios del universo!
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Señor Dios, que estableces los tiempos de nuestra vida
y por tu poder admirable gobiernas la historia;
mira con bondad nuestro humilde ministerio
y concede a nuestros días la abundancia de tu paz.
Su clemencia se derrama por los siglos,
sobre aquellos que le temen y le aman.
Desplegó el gran poder de su derecha,
dispersó a los que piensan que son algo.
R: Amén.
Mi alma…
Señor Dios, concédeme los dones de tu Gracia
ya que me elevaste al orden episcopal,
para que te agrade en el ministerio,
y dirige los corazones del pueblo y del obispo,
para que no le falta al pastor la obediencia del rebaño,
ni el rebaño carezca de los cuidados del pastor.
Derribó a los potentados de sus tronos
y ensalzó a los humildes y a los pobres.
Los hambrientos se saciaron de sus bienes,
y alejó de sí vacíos a los ricos.
R: Amén.
Y a todos ustedes, que están aquí reunidos,
Los bendiga Dios todopoderoso,
Padre, + Hijo, + y Espíritu + Santo.
Mi alma…
Socorrió a Israel su humilde siervo,
acordándose de su misericordia.
Como había prometido a nuestros padres,
a Abraham y descendencia para siempre.
Mi alma…
R: Amén.
El diácono envía al pueblo de la manera acostumbrada.
Luego de la bendición solemne el Obispo ordenando efectúa un acto mariano.
Todos los coros cantan el AVE MARÍA de Jacob Arcadelt.
Los ministros regresan procesionalmente por el templo a la sacristía.
Magnificat
Mi alma glorifica al Señor, mi Dios,
gózase mi espíritu en mi salvador.
Él es mi alegría, es mi plenitud,
Él es todo para mí.
Ha mirado la bajeza de su sierva
muy dichosa me dirán todos los pueblos,
porque en mí ha hecho grandes maravillas
Mi alma…
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Monseñor Juan José Chaparro Stivanello, cmf
Nació en Colonia Freitas, del departamento entrerriano de Federación,
el 22 de julio de 1953.
Participan de esta celebración animando los canto litúrgicos las siguientes agrupaciones corales de San Carlos de Bariloche:
Equipo Litúrgico de la Iglesia Catedral
Coro Juvenil Municipal
Directora: Laura Esteves Coro.
Asistente de Dirección: Marta Ulecia.
Coro de Niños y Jóvenes Cantores de Bariloche
Director: Héctor Bisso.
Asistente de Dirección: Sheila Strachan.
Coro de Cámara Patagonia y Coral Woodville
Director: Eduardo A. Malachevsky.
Coro Capraro y Coral Melipal
Director: Rodrigo Dalziel.
Ingresó en la congregación de los Misioneros Claretianos en Córdoba
donde realizó sus estudios. Cursó el profesorado de Filosofía y Pedagogía
en el Instituto Católico del Profesorado y Teología en el Centro de Estudios de Filosofía y Teología (CEFYT) de los misioneros claretianos. se
licenció en Teología Dogmática por la Pontificia Universidad Gregoriana.
Efectuó su profesión religiosa como misionero claretiano el 1 de marzo
de 1975 y fue ordenado sacerdote el 12 de abril de 1980 en Córdoba. Obtuvo la licenciatura en Teología Dogmática en la Universidad Gregoriana
de Roma en 1983.
En la Argentina se desempeñó como formador de Estudiantes Profesos
claretianos y como profesor en el CEFYT y también como rector del mismo centro de estudios.
Fue consultor provincial como responsable de la formación y Superior
Provincial de los claretianos en la Argentina y el Uruguay por nueve años.
Coro Likui
Directora: Olga Liudkova.
Coro Suizo del Centro Valesano Bariloche
Directora: Camila Lobo.
Coro Empinar
Director: Joel Ini.
Miembro de la Junta Directiva de la Conferencia de Religiosos y Religiosas de la Argentina (CONFAR) y también de la Conferencia de Religiosos
y Religiosas del Uruguay (CONFRU).
Se desempeñó también como párroco del Inmaculado Corazón de María
y de San Pancracio, de Montevideo, durante siete años y a inicios de este
año 2013 fue designado párroco de San Juan Bautista, de Lambaré, Paraguay, donde también era el superior de la comunidad claretiana.
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La Dócesis de Bariloche
La Diócesis de San Carlos de Bariloche fue creada el 22 de julio de 1993,
por la bula In hac beati de Juan Pablo II. Comprende los departamentos
de Bariloche, Ñorquinco, Pilcaniyeu, 25 de Mayo y 9 de Julio de la provincia de Río Negro, con una superficie aproximada de 77.000 kilómetros cuadrados y una población de 205.000 habitantes, de los cuales el
87% son católicos.
La Diócesis cuenta con 19 parroquias y 104 capillas; 27 sacerdotes (18 diocesanos y 9 religiosos); 3 diáconos permanentes, 1 seminarista, 35 religiosas, 2 monasterios de vida consagrada y 8 centros educativos de la Iglesia.
Su primer obispo fue monseñor Rubén Oscar Frassia, quien siendo obispo auxiliar de Buenos Aires fue trasladado a San Carlos de Bariloche el
22 de julio de 1993, de cuya sede tomó posesión el 15 de octubre de 1993.
El 25 de noviembre de 2000, Juan Pablo II lo trasladó a la sede episcopal
de Avellaneda, hoy Avellaneda-Lanús.
El segundo obispo fue monseñor Fernando Carlos Maletti, elegido por
Juan Pablo II obispo de San Carlos de Bariloche el 20 de julio de 2001 y
tomó posesión de esta diócesis el 22 de setiembre de 2001. El 6 de mayo
de 2013 el papa Francisco lo trasladó a la diócesis de Merlo-Moreno.
Los santos patronos de la Diócesis son Nuestra Señora de las Nieves
(5 de agosto) y San Carlos Borromeo (4 de noviembre). La catedral está
dedicada a Nuestra Señora del Nahuel Huapi.+
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LEMA EPISCOPAL
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