La promiscuidad sexual siempre ha ido asociada a las enfermedades de transmisión sexual, pero el síndrome de la inmunodeficiencia adquirida (SIDA) epidémico, estudiado en este Capítulo y en otros lugares de este libro, ha centrado la atención sobre los peligros de las parejas sexuales múltiples y sobre el riesgo asociado a ciertas prácticas sexuales. El SIDA, causado por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), no es más que un tipo de enfermedad de transmisión sexual. Otras son la gonorrea, la sífilis, el herpes simplex, las uretritis inespecíficas (causadas por infecciones de Chlomydia), Vaginilis causadas por protozoos (Trichomonas vaginalis), vaginitis fúngicas (causadas por Candida albicans) y verrugas venéreas (causadas por el virus humano del papiloma). Algunas de estas enfermedades de transmisión sexual se sabe de su existencia en la antigüedad por reseñas históricas. El aspecto único del SIDA es que casi uniformemente resulta mortal. Ni existen fármacos para curar el SIDA, ni vacunas para prevenirlo, y no parece probable que en un futuro próximo se vaya a disponer de fármacos o vacunas efectivas. En este momento no conocemos la extensión de la epidemia de SIDA, porque el largo período de latencia significa que muchas personas que ahora están infectadas (y quizá sean infecciosas), todavía no han mostrado síntomas. La mayoría de los organismos oficiales de la sanidad creen que. a lo largo de los diez próximos años, habrá un incremento masivo de la enfermedad en todo el mundo, ya que los casos latentes se desarrollan dando casos de SIDA. Como el SIDA va ligado a ciertas prácticas sexuales, la prevención significa evitar estas prácticas. La United States Surgeon General ha publicado un informe en el que hace recomendaciones específicas que pueden seguir los individuos si quieren reducir la probable infección de SIDA. Entre estas recomendaciones figuran: 1. Evitar el contacto de la boca con el pene, la vagina o el recto. 2. Evitar las actividades sexuales que puedan causar cortes o desgarros en los revestimientos del recto, vagina o pene. 3. Evitar las actividades sexuales con individuos de grupos de alto riesgo. Éstos son las prostitutas (tanto hombres como mujeres), los individuos homosexuales o bisexuales y los consumidores de drogas por vía intravenosa. 4. Si una persona ha mantenido relación sexual con uno de los miembros de estos grupos de alto riesgo, debe someterse a una prueba de sangre para determinar si ha tenido lugar la infección con el VIH. Si el resultado es positivo, entonces es esencial que las parejas sexuales de cualquier in dividuo VIH-positivo se protejan, mediante el uso de preservativos, durante el acto sexual. Es importante hacer hincapié en que el SIDA no es sólo una enfermedad de hombres homosexuales. En ciertas culturas, el SIDA es tan común en las mujeres como en los hombres. La enfermedad va asociada a la promiscuidad en las prácticas sexuales y otras actividades que implican intercambio de fluidos corporales, lo cual incluye además a la prostitución y el uso de drogas. ¿Es posible, entonces, practicar la actividad sexual sin correr el riesgo del SIDA? Ciertas prácticas sexuales son inherentemente mucho más seguras que otras. Las prácticas seguras incluyen los besos secos (boca cerrada), la masturbación mutua (en ausencia de roturas de la piel) y la unión sexual protegiéndose con un preservativo. Las prácticas peligrosas incluyen los besos húmedos (boca abierta), la masturbación donde hay roturas en la piel, el sexo oral (tanto masculino como femenino) y la unión sexual sin protección (anal o vaginal). La U.S. Surgeon General ha recomendado que si se desconoce el estado de salud de la pareja, debe utilizarse preservativo para todas las prácticas sexuales en las que haya intercambio de fluidos corporales. El SIDA epidémico ha vuelto a centrar la atención en el preservativo (véase la foto). Los preservativos han desempeñado siempre dos funciones en la actividad sexual: proteger frente a la enfermedad y evitar el embarazo. Aunque el mejor camino para evitar el SIDA es evitar las prácticas sexuales peligrosas, si se van a mantener relaciones sexuales con un individuo cuya situación respecto a la infección se desconoce, entonces debe usarse el preservativo de látex. La U.S. Surgeon General recomienda insistentemente el uso del preservativo en todas las relaciones extramatrimoniales. En algunos países se han hecho campañas para promover el uso del preservativo. Los consejos moralistas (prescripción de la monogamia, abstinencia, evitar la actividad sexual fuera del matrimonio), por sí solos no controlarán la epidemia de SIDA. Estudios epidemiológicos realizados sobre las enfermedades de transmisión sexual antes conocidas, han mostrado que el temor a la enfermedad no es por sí solo, suficiente para evitar las actividades sexuales que ponen a un individuo en peligro de contraer una enfermedad de transmisión sexual. En algunos individuos, el deseo sexual es tan fuerte que suprime el temor a la enfermedad, incluso a enfermedades como el SIDA. Por tanto, cada individuo debe tomar la responsabilidad de protegerse a sí mismo ante el avance de esta infección extremadamente peligrosa. Para más información sobre la prevención del SIDA, véase el informe Surgeon General's Report on Acquired Immune Deficiency Syndrome, U.S. Department of Health and Human Services. Y para mayor información sobre la protección frente al SIDA, el Servicio de Sanidad Pública ha establecido un teléfono gratuito, llamado Línea del SIDA, el PHS AlDS Hotline, cuyo número en los Estados Unidos es 800-342-2437. Es posible ponerse en contacto con el CDC National AIDS Clearinghouse en http://www.cdcnac.org vía inter