H.Corazón Eucarístico - Religiosas de María Inmaculada

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Entrevista publicada en San Antonio de Texas, por el periodista Enrique
Lopetegui
Por alguna razón, la letra de esta canción me empezó a dar vueltas en la
cabeza luego de conocer a la Hermana Corazón, una monja española que vive en
San Antonio y que en Agosto cumplió los 100 años.
Pese a mi debilidad por las cosas de este mundo, siempre me gustó sentarme
a hablar con gente que dedicó su vida a servir a Dios. Esos seres austeros que
viven con poco para sí mismos y con mucho que dar a los demás siempre fueron
mis héroes y heroínas. Intuitivamente, sin saber porqué, siempre sentí que la
verdadera libertad no es "hacer lo que uno quiera cuando uno quiera", sino
precisamente lo contrario: decirle que no al cuerpo cuando este pide ciertas
cosas con demasiada frecuencia, llevar un tipo de vida genuinamente espiritual,
que nos recuerde que somos almas espirituales que no están sujetas a
exigencias materiales
Lo que empezó, simplemente, como una nota novedosa sobre "el cumpleaños
número 100 de una monja en San Antonio" fue creciendo hasta convertirse en
un inspirador ejemplo de fe que hoy queremos compartir con nuestros lectores.
La Hermana Corazón entra a la capilla de Villa María, caminando despacio
pero firme, tomada del brazo de la Hermana Ada Mabel, Hermana Superiora
quien está escribiendo su biografía. Me sonríe de lejos y, antes de sentarse a
hablar, mira al cristo que reina sobre el altar y parece derretirse en devoción.
Humildad y devoción
"Yo no creo que sea tan importante hacer este artículo", me dice ( y me
sigue diciendo hasta el día de hoy). Sólo accede cuando le explico que la figura
de Santa Vicenta María López y Vicuña, fundadora de las RMI, y los servicios que
sigue prestando la misión en nuestros días, serán una parte importante de la
noticia. "Ah, eso sí... eso sería muy bueno".
Pero también me interesa mostrar una de tantas vidas que son un ejemplo
viviente y que reflejan, con sus actos, eso que se dice en los libros. Si no, el
conocimiento queda ahí, en los libros, como una cosa inalcanzable sólo reservada
para unos pocos
La Hermana Corazón no es la única, pero -al menos en cuanto experienciaindudablemente, la que sabe más. Y me la imagino sacudiendo la cabeza, como
diciendo "las cosas que dices..." y restándose importancia a sí misma. Pero con
sus 100 años a cuestas (representa mucho menos y su mente y memoria están
intactas) nadie puede neh¡gar que la Hermana Corazón tienen más de un
consejo para darnos.
"¿Eres católico?", es lo primero que me pregunta. Eh.." balbuceo antes de
tratar de responder. "Creo que es el Hijo de Dios, el ejemplo perfecto de.."
"bueno", me interrumpe, "entonces sabes lo más importante".
EL Llamado
A los 23 años, María Jovita García Peláez se convirtió en la Hermana María del
Corazón Eucarístico, mejor conocida como Hermana Corazón. Sus dos hermanas
mayores ya eran monjas y le habían enseñado el camino, pero la transformación
no fue inmediata.
"A mi me gustaban las cosas de este mundo", recuerda. Pero ocho días
de oración y contemplación -Ejercicios Espirituales- la pusieron en un camino que
nunca más abandonó.
"En esos días experimente que Dios estaba dentro de mí, que me
quería para Él, y que nunca más dudé: lo acepté como la voz de Dios".
La guerra
Cerca del inicio de la guerra Civil española (1936) fue asignada a Francia,
donde pasó frío y más tarde a Inglaterra, donde descubrió y sufrió la guerra en
carne propia. Su memoria de esos años londinenses se reducen a dos eventos
constantes: su servicio a las jóvenes y las bombas nazis. Dios la puso al frente
de una comunidad de 12 hermanas que asistían a refugiadas del este de Europa,
todas jovencitas huyendo del terror hitleriano.
"En su mayoría eran judías", recuerda Hermana Corazón, como si todo
estuviese pasando en este momento. Los ojos se le llenan de lágrimas y, como
siempre lo hace cuenta más lo que vio que lo que ella misma hizo.
"Una de ellas me contaba, llorando, 'Madre, yo vi a mi madre ir a la cámara
de gas...' ... Nos llevaron como un rebaño de ovejas, con un látigo". Hermana
Corazón para y respira. " Me emociona todavía de pensarlo", dice, y no puede
evitar las lágrimas.
"Hubo tres meses seguidos que no tuvimos treguas del bombardeo. Yo
pensaba: "¿Cuánta reserva tiene el hombre?". Nadie dormía, trabajábamos día y
noche, y las bombas no paraban. Pero Dios nos dio la fortaleza para seguir".
Los colchones no daban abasto ante tanta refugiada, y un día sufrieron lo que
más temían: una bomba B-I cayó en la misión y las chicas y monjas quedaron en
la calle, llorando frente a la casa destruida aunque, milagrosamente, sin
lamentar muertes.
"Llegó el cardenal Griffin y nos vio a todas llorando. Me llamó a mí delante de
todas y me dice: ' Madre, ¿qué piensa hacer ahora?. Yo le dije: "Su Eminencia,
mientras estas jóvenes estén aquí, nosotras también. Ya buscaremos
casa y las seguiremos ayudando". Muy bien, me dijo 'yo la voy a ayudar.
Siempre que tenga una casa en mente, venga a verme, no necesita hacer una
cita'. "Nos pusimos muy felices, pero muchas veces caía una bomba justo en la
casa que estábamos buscando. Pero nunca nos rendimos y las seguimos
ayudando" .después de la guerra, algunas monjas fueron transferidas a Buenos
Aires, pero Hermana Corazón terminó en India, donde no caían bombas pero
sobraban las dificultades.
INDIA
Después de la guerra, algunas monjas fueron transferidas a Buenos Aires,
pero Hermana Corazón, después de su paso por México y colaborar en la
fundación de la Tlacotepec, en plena Sierra de México, terminó en India,
junto a otras tres hermanas. Aquí no caían bombas pero sobraban las
dificultades. Era el año 1951. Su celo misionero alimentaba un sólo
pensamiento: trabajar por el Reino de Dios en la India; entregar allí su vida y
servicio...
La casa se fue llenando de niñas huérfanas, pobres, abandonadas ...
Necesitaban comida, ropa y educación... el cariño y el ingenio despertó como
siempre su espíritu creativo. Hoy son muchas las personas, que la recuerdan...
unas por lo que recibieron de ella, de las hermanas... otras por lo que invitaba a
dar, a colaborar, a "ser madrina" de estas jóvenes...
Mucho de su vida está aquí. ¿Otra Teresa de Calcuta?. escribirla y
preguntarla.
De la miseria a la opulencia
Hasta que, finalmente, el espíritu nómada de la vida devocional la hizo llegar,
para su sorpresa, a Nueva York.
"Yo me preguntaba, " Qué vengo a hacer aquí a Nueva York? ¿Para qué
me necesitan?. Yo estaba acostumbrada a atender a los pobres, pero en NY todo
parecía muy opulento. Hasta que me encuentro con jovencitas que venían
de América del Sur y España y no tenían papeles y me daba cuenta de
qué esa era la ayuda que necesitaban. Yo oraba. "Ay, Señor, ilumíname
para que encuentre a una persona buena", porque muchas veces esos
appointements dependen de la persona que encuentras. Nuestro abogado me
decía ' A mi me dicen que no y va usted y le dicen que sí'. Y bueno... Dios inspira
cuando uno se fía de Él.
San Antonio y el otro lado de la fe.
Después de 14 años en N.Y, llegó a San Antonio en 1980. Desde ese tiempo
hasta ahora, la Iglesia cambió drásticamente, y la prensa habló de la Iglesia
Católica más por los escándalos (protagonizados por una minoría de sus líderes)
que por la inspiración. Hermana Corazón pertenece al grupo de quienes todavía
gozan de una fe inquebrantable, pero no ciega.
"Fue una equivocación que la cosa { los escándalos de abuso sexual
cometidos por varios curas} haya ido tan adelante, dice "debieron ser
denunciados y llevados a juicio, pero supongo que la Iglesia tenía miedo... ' ¿Y el
mundo que va a decir?. Fue un engaño del demonio. " ¿Qué va a decir el
mundo?. Pues que diga lo que quiera, pero que se haga lo correcto. Todo esto
servirá para que en el futuro se hagan mejor las cosas".
Y, si el catolicismo cambió, el mundo cambió aún más. Y hoy la Iglesia (en
otras épocas acusada de silenciarse ante el nazismo), liderada por el
espíritu pacifista y liberador del Papa Juan Pablo II, no tiene miedo de
denunciar los horrores del terrorismo y del a guerra.
"Los terroristas están errados, porque creen en la venganza y ¨{Bush} cree
que está haciendo el bien pero tuvo una equivocación muy grande: la guerra
{Los iraquíes} no se van a rendir, van a resistiendo hasta lo último y el único
que la puede acabar es {Bush}
Una vida inexplicable
Hoy, la hermana Corazón no sabe a qué atribuir su longevidad.
"La gente cree que las religiosas tenemos una vida fácil, pero no es así", dice
"Yo no sé porqué hoy estoy aquí y otras no pudieron aguantar tanto, no tengo
idea. Lo único que sé es que Dios ha sido lo más importante de mi vida".
Y se pone a orar en voz alta: "Señor, te doy gracias por llevarme, por haberme
señalado el camino.. Tú me pusiste siempre frente a personas que necesitan
alguna ayuda y me diste a mí la gracia de poder ayudarlas"
Conclusión
Servicio. Pensar en los demás y no en sí mismo. Ése es el comienzo y el final
de cualquier tradición religiosa, el punto común entre los diferentes tipos de
genuina fe en el mundo. Y entre las muchas historias de un siglo en la vida de la
Hermana Corazón, hay una que resume el sentido de esta monjita llena de amor
que vive aquí en San Antonio, lista para inspirar y levantar el ánimo de
cualquiera de nosotros. Es que después de 100 años de transformación
espiritual, bombas y ayuda al prójimo, hermana Corazón tiene bien claro que lo
más maravilloso de la vida espiritual es el hacernos sentir que, pese a las
dificultades, siempre hay una lucecita al final del oscuro túnel: la importancia de
la 'otra vida' no es 'la otra vida' en sí, sino el estado de conciencia de una
persona al momento de la muerte.
"Una vez visité un hospital y una joven me dijo: 'Madre, ¿sabe lo que
me ha dicho el doctor? Que tengo dos meses de vida'. Yo le respondí: ¿Y
tú cómo te sientes?. La jovencita me dijo: ' Al principio me impresioné, pero
luego pensé que ahora voy a vivir la verdadera vida' ¡ Y murió tan contenta...!
Es un milagro ¿no?...
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