13. PARA ELUDIR EL DISCURSO DE LOS LOROS (A propósito de Morin y el pensamiento complejo) Junio de 1998 —Apartes—1 “El concepto clave era el determinismo, es decir, la ocultación del azar....” Edgar Morin 2 El breve pre-texto de éste, nuestro trabajo de escritura , corresponde al discurso de Edgar Morin, sobre lo que él viene llamando el “pensamiento complejo”. Señalamos aquí sólo algunos puntos de toque, a tener en cuenta en la discusión de sus presupuestos: La revuelta del pensamiento complejo, es conducida —también en este breve texto— por Morin, señalando el riesgo que se cierne contra la teoría que se mueve peligrosamente por los terrenos en los cuales podría degradarse (al simplificarse), pues —necesariamente— la teoría, abandonada al empuje de sus propias velas, se reifica y se convierte en discurso de loros3. Lo contrario de la complejidad es —también para Morin— la simplificación. Pero de ella no se salva nadie con sólo invocar —a cada paso— el carácter “complejo” de su propio empeño, la complejidad del discurso que lo circunda o de la realidad que lo ahoga. Pero la simplificación también es un fenómeno, y tiene, por tanto, sus formas (“rostros”, dice el filósofo para no salir comprometido —contaminado— con alguna manera de pensar degradada, tal como lo es para él, inobjetablemente, el Marxismo). Esos rostros asaltaron a Morin “tanto en la cibernética y en la teoría de sistemas, como en el Marxismo y el Freudismo”. Y este yerro, puede, cómo no, golpear a toda teoría. Son tres las enfermedades venerables de la divina actividad de hacer la teoría: 1 La degradación tecnicista La degradación doctrinaria, y La pop-degradación Notas para discusión con el equipo de la revista Pedagogía y Dialéctica a partir de textos de la FUNLAM. Notas para la discusión con el equipo de la revista Pedagogía y Dialéctica, A partir de documentos de la FUNLAM. Incluido en los documentos de trabajo de “Vigotski, las corrientes pedagógicas contemporáneas y la innovación del currículo” (CEID-ADIDA; Medellín: 2002) y en “Para insubordinar la mirada: un punto de vista para investigar la investigación” (CEID-ADIDA; Medellín: 1999). Base de discusión del Grin “Constitución del sujeto”. 2 MORIN, Edgar. Teoría y método. En: La investigación en la especialización: Paradigmas, enfoques, líneas. Guía de estudio y trabajo de la Fundación Universitaria Luís Amigó, para su especialización en “Gestión de Procesos Curriculares”. Cf: Ciencia con Conciencia. Anthropos; Barcelona: 1984. 3 Cf: pág 45 que, como si fuera poco, pueden combinarse entre sí.... y, desde luego, potenciarse.... Reducida a la triste condición operacional (manipuladora), de doctrina que asfixia y acalla todo lo que le contradiga, o de simple Vulgata de consumo, dice Morin, la pobre teoría llega a deshabitar el conocimiento. Por eso —y el asunto se presenta como un mero ejemplo— “el Marxismo ha terminado siendo una vulgar doctrina esotérica [que se cree] portadora de toda verdad”. En estas páginas, amén de hacer notorio que hemos entendido lo planteado por Morin como “paradigma” de la complejidad, nos interesa mostrar un sesgo en la maniobra ideológica que él moviliza: hemos sostenido que los requiebres actuales (incluidas las aportaciones de Morin) sobre la cuestión de la “disciplinariedad”, “interdisciplinariedad”, “transdisciplinariedad”, apuntan a saldar las culpas que en las conciencias (reaccionarias pero ilustradas), fue dejando la historia acumulada de muchos siglos de trasegar por la ruta de la metafísica4. La metafísica separa, desarticula, rompe. No deja pensar la unidad de lo diverso, impide ver lo universal expresado en lo particular, ignora el bosque para descubrir el árbol, y tala uno a uno todos los árboles en la búsqueda del bosque, intentando que se haga más evidente. Desde la Metafísica se adopta, como modelo de la ciencia, la especialización y la abstracción, y al conocimiento de las partes que componen el todo, como al único conocimiento posible5. Pero también el pensamiento metafísico hizo creer que su concepto clave era el determinismo. Así, desde la aparente crítica a la metafísica se desplaza —hoy— el cortejo de los sabios, por las avenidas del idealismo. Pero, no. La negación del azar estaba sólo a la cabeza de los compromisos establecidos por la metafísica con el determinismo mecanicista. Al contrario, la dialéctica materialista, asumió desde sus primeros combates, que no existía nada simple. Que todo estaba regido por múltiples determinaciones, que lo concreto es concreto porque es unidad de lo diverso6. Tras la ilusión mecanicista, que reducía el conocimiento al ejercicio del análisis, la dialéctica materialista explicaba que esa abstracción de la múltiple causalidad no tenía sentido, si no se emprendía “el camino de regreso”7. En este sentido, parece justo —dice Marx— comenzar por lo Real y lo concreto, “por el supuesto efectivo”. El ejemplo que propone, tratado por la economía, es el de “población”. “Población”, dice, es una abstracción en el sentido peyorativo, 4 Cf: Supra... MORIN, Edgar. La necesidad de un pensamiento complejo. En: Pensamiento complejo. González, Sergio (compilador). Editorial Magisterio, Santafé de Bogotá: 1997. 6 Cf: Marx: Introducción a la crítica de la economía política (capítulo III). 7 Ibid. 5 una palabra huera, si no se sabe que está compuesta por clases. Lo mismo ocurre con este concepto. “Clases”, no tiene ningún sentido si se desconocen los elementos sobre los cuales reposa: trabajo asalariado, capital, cambio, división del trabajo, precios etc. Es claro, entonces, que “población” es sólo —al principio— una representación caótica del conjunto y que, en el proceso de su conocimiento, se llega analíticamente a conceptos cada vez más simples. Pero Marx dice más. Dice: “llegado a este punto habría que reemprender el viaje de retorno”, hasta dar de nuevo con “población”. Pero esta vez ya no se tiene una representación caótica de un conjunto, sino “una rica totalidad de múltiples determinaciones y relaciones”8. Para que no quede la menor duda al respecto, Marx agrega a renglón seguido: El primer camino (el del análisis) “es el que siguió históricamente la economía política naciente”; el segundo, es “manifiestamente el método científico correcto”. Si lo concreto está determinado... ¿qué es, entonces, el azar? Desde la dialéctica materialista es sólo el encuentro de dos (o más) series causales independientes. Al encontrarse... generan otros procesos que no estaban “determinados”, adivinados, pero que —entonces— se hacen necesarios, están determinados, obedecen a causas. Ello ocurre en todo, en la naturaleza y, desde luego, en la sociedad y en la psiquis. Si el pensamiento complejo se asumiera consecuentemente, tendría que regresar a la dialéctica materialista. No obstante, para hacerlo, es necesaria su ruptura con los restos de la metafísica rondando la herencia tomada de la “teoría de sistemas”, que trasegó el camino señalado por Bogdanov y ahora se revive en los desvaríos de Fritjof Capra9. Sólo que ello no le alcanza, sería también indispensable tomar distancias con el idealismo que deja el espacio libre para que se incuben las peores formas del esoterismo. Ése, es un camino que el “pensamiento complejo” no puede seguir. Primero, porque no puede renunciar a su esencia; y, segundo, porque su mesianismo ganado contra el Marxismo lo mantendrá a raya de cualquier veleidad dialéctica, de todo intento materialista. 8 Véase: MARX, Kart. Elementos fundamentales para la critica de la economía política. (borrador) 1857-1858. Editorial siglo XXI, Buenos Aires 1971. 9 Cf: Infra, el texto “Sujetos por el imperialismo…”