Pearl Harbour Escrito por José Luis Ferrero Domingo, 12 de Junio de 2011 12:38 PEARL HARBOR Tras la Segunda Guerra Mundial, Chuichi Hara, almirante de la Flota Imperial japonesa, dijo: "El presidente Roosevelt tenía que habernos condecorado a los japoneses por haber atacado Pearl Harbor". No le faltaban motivos para decir tal cosa. Gracias a su intervención en esta guerra, lograrían los Estados Unidos convertirse en la primera potencia del mundo. Para el "Día de la infamia", el 7 de Diciembre de 1941, Estados Unidos es la 17ª potencia en cuanto a infantería y aviación, y la 2ª o 3ª en lo naval. Entre el 60 y 80% de la población era decididamente aislacionista y poco le importaba la guerra en Europa. Primero América era el lema de moda y en boca de todos. Y esta era la idea que defendían personajes como William Randolph Hearst, magnate de prensa, Joseph Kennedy, padre del futuro presidente, o Henry Ford, el fabricante de automóviles. Así que Roosevelt se presentó a la reelección, pese a la polio, con la promesa de que ningún muchacho norteamericano moriría en las trincheras europeas... hasta que Japón se incorpora al Eje en Septiembre de ese mismo año y ocupa, con el consentimiento alemán vía gobierno de Vichy, la Indochina francesa y busca acuerdos políticos y económicos con las Indias Orientales Neerlandesas. Las relaciones entre ambos países ya estaban muy deterioradas desde la ocupación de China en 1937, y empeoraron más todavía cuando en Octubre del 41 el general Tojo Hideki se convirtió en primer ministro. Hideki era un defensor a ultranza de la guerra total y había comandado a las tropas japonesas en la ocupación de Manchuria. Los militaristas japoneses, al igual que sus homólogos alemanes, precisaban de espacio vital, pues Japón era pequeño y pobre en materias primas. Por ello miraban codiciosos los yacimientos de hierro, caucho y petróleo del sureste asiático. Japón estaba arruinado en 1940 por culpa de la guerra en China, sufriendo miseria y racionamiento. Sólo tenía dos alternativas: o se retiraba de China renunciando al sueño imperial -Hiro-Hito había inaugurado con su reinado la era Showa (brillante armonía) y fué el último emperador que mantuvo la idea sintoísta de su divinidad, hasta que fué obligado a admitir su humanidad en 1946 por los estadounidienses-, o proseguía la guerra buscando esas materias primas en otra parte. La oportunidad fue la Indochina francesa. Cabía de esperar, pues, que la represalia de Estados 1/6 Pearl Harbour Escrito por José Luis Ferrero Domingo, 12 de Junio de 2011 12:38 Unidos fuese la congelación de los bienes japoneses en su territorio y la aplicación de un embargo de las ventas de materias primas, entre ellas el petróleo. Aún más, el 26 de Mayo promete ayuda a Chiang Kai-Chek. Los japoneses, ahogados de esta manera, se decidieron a atacar Pearl Harbor. Tojo diría antes de subir al cadalso en 1948, que este ataque era en defensa de Japón ya que cruzarse de brazos hubiese significado la destrucción del país. Las razones argumentadas para el ataque fueron entonces la de liberar Asia de las garras de los imperios coloniales europeos, tales como Reino Unido, Francia u Holanda -Asia para los asiáticos-, y lograr la Esfera de la Coprosperidad, con la que los teóricos nipones de la guerra rompían el embargo de los Estados Unidos para buscar en Indonesia, Tailandia, Singapur, Malasia o Filipinas las materias primas que le eran negadas. El ataque a Pearl Harbor fue planeado por el almirante Onishi y por el capitán de fragata y as de la aviación Minoru Genda, bajo las órdenes del almirante Yamamoto Isoroku, paradójicamente contrario a una guerra con los Estados Unidos, pues conocía muy bien su potencial industrial y humano gracias a su trabajo como embajador primero, y como agregado naval después en ese país, pero que fue presionado mientras veía cómo se asesinaba a los vacilantes. No obstante, dicho ataque se produciría sólo si fracasaban las negociaciones para un acuerdo pacífico que deberían contemplar la no intervención estadounidense en los asuntos chinos y dejar las manos libres japonesas para obtener las materias primas necesarias para su desarrollo. Según siempre se ha dicho, los 25 buques y 6 portaaviones japoneses que partieron sigilosamente desde la desierta bahía de Hitopaku, en las Kuriles, se situaron sin ser advertidos a poco más de 300 Kms de Pearl Harbor. Sin embargo, según historiadores revisionistas, esto no fue así. Quebrado el secreto del código nipón Magic-Purple, llegaron señales inequívocas tanto a los británicos como a los estadounidenses de lo que se estaba preparando. Según Stinnet, en su libro The day of the deceit, los archivos nacionales guardan más de cien mensajes emitidos o recibidos por la flota japonesa durante toda su travesía de 11 días a lo largo de 5630 Kms. ¿Un ataque japonés? Sí, pero ¿cuándo, dónde? Se sabía que iban a atacar, pero el almirante Kimmel, jefe de la flota de Pearl Harbor, no tenía los globos defensivos del puerto puestos, ni las redes anti torpedos en una increíble muestra de confianza y teniendo en cuenta que Pearl Harbor era la base más importante en el Pacífico. Kimmel pudo argumentar que no fue informado de las señales recibidas de un inminente ataque japonés, pero no deja de resultar igualmente increíble que el telegrama en el que se le informaba, enviado dos horas antes del ataque, se confiara a la Western Union -compañía de telegrafía comercial- y a un muchacho hawaiano que debía entregar dicho mensaje viajando en bicicleta, y que tuvo que refugiarse al verse sorprendido por las bombas niponas. 2/6 Pearl Harbour Escrito por José Luis Ferrero Domingo, 12 de Junio de 2011 12:38 No fue esta la única torpeza. Los soldados que manejaban el radar móvil al norte de la isla Oahu, y que vieron en su pantalla al menos a 50 aviones nipones, se tranquilizaron tomándose un té. Los buques de guerra estadounidenses estaban posicionados en hilera de a dos en la Avenida de los acorazados. Y las baterías estaban desarmadas por temor a los sabotajes de una Quinta columna japonesa y, por el mismo motivo, los aviones de las bases aéreas estaban desprovistos de combustible y colocados muy juntos para que fuesen fáciles de vigilar. Por no hablar de esa Quinta columna, es decir, la población japonesa en las islas Hawai, que fue muy descuidada y por la que se pudieron mover con facilidad los espías japoneses. Además, Yamamoto había elegido un domingo, día de resaca de la habitual fiesta del waikiki y sexo a la que se entregaban los relajados soldados de Hawai. Este almirante, contrario a la acción que emprendía, llevaba como señal para la embestida el mensaje Tora, tora, tora o tigre, por el proverbio nipón Para coger a los cachorros del tigre, hay que meterse en su madriguera, a sabiendas de que despertaría al Gigante dormido y sus conocidas capacidades industriales. El ataque a Pearl Harbor fue una victoria pírrica para los japoneses. Los portaaviones Enterprise, Lexington y Saratoga salieron indemnes porque, curiosamente, se encontraban en otra parte. Los depósitos de combustibles, los talleres, los almacenes y los muelles, así como decenas de barcos auxiliares y de guerra debido a la pronta retirada del ataque por decisión del almirante Nagumo. La base quedó escasamente dañada y en pocos meses volvió a funcionar a pleno rendimiento y allí mismo se repararon buena parte de los daños ocasionados a los barcos, por no decir que 6 de los 8 acorazados hundidos fueron reflotados, el West Virginia, el Tennessee, el Maryland, el California, el Nevada y el Pensylvania. Así que lo que Tokio imaginó como el golpe decisivo a los Estados Unidos, se convirtió en la voluntad común de vengar la humillación recibida e inició una nueva era patriótica en aquél país. Pero, ¿fue un cebo? Hay quien lo asegura sin asomo de duda, entre ellos prestigiosos historiadores, como J.F.C. Fuller, que escribe La asombrosa historia de cómo los japoneses fueron inducidos a la guerra por el presidente Roosevelt queda resumida por el almirante Theobald, cuando dice: Sosteniendo una débil flota del Pacífico en Hawai como invitación a un ataque sorpresa y negando a su jefe la información que le hubiese hecho posible rechazar tal ataque, el presidente llevó a la guerra a los Estados Unidos el 7-12-1941. Lanzó a una sobreexcitada nación a la lucha sin que nadie pudiera sospechar hasta qué punto el ataque japonés encajaba en los planes presidenciales. Otro prestigioso historiador, Eddy Bauer, dice: Una vez que en Wasinghton el coronel William S. Friedman y su equipo de criptólogos lograron descifrar, con tiempo suficiente, las claves diplomáticas japonesas, ¿cómo se explica que en Pearl Harbor la flota del Pacífico no fuera advertida de la maniobra que se preparaba para sorprenderla? Porque el presidente Roosevelt y su consejeros, el general Marshall y el almirante Stark, decidieron hacerla servir como cebo al tigre japonés, y que el riesgo al que se exponía de esta manera, era el único medio de provocar 3/6 Pearl Harbour Escrito por José Luis Ferrero Domingo, 12 de Junio de 2011 12:38 la agresión que llevaría a los Estados Unidos, por fin, a la guerra. No deja de ser sorprendente la suerte de que, precisamente durante el ataque, no se encontraban en la base ni los portaaviones ni los submarinos. De los primeros, sólo tres, destrozaron a los japoneses en Midway, y los segundos, con ayuda británica, arruinaron a la flota mercante nipona. Tampoco parece casual la necesidad de Roosevelt de desviar la atención de su electorado sobre el escándalo de la NIRA (Ley de la Recuperación Industrial Nacional) que había sido tachada de inconstitucional por el Tribunal Supremo, así como a la Ley de Ajuste Agrario, para fijarlo en el exterior y proseguir con su política belicista e internacionalista. EL ATAQUE Sábado 6 de Diciembre de 1941, 22hrs en Washington: El presidente Roosevelt recibe un mensaje urgente. Se trata del punto nº 14 y último del mensaje transmitido por Tokio a su embajada en Estados Unidos y descifrar por el espionaje estadounidense mediante la Clave Púrpura. Lo lee y exclama ¡Es la guerra!. Se sabe que van a ser atacados, pero no dónde ni cuándo. Sin embargo, no se alerta a Pearl Harbor. Domingo 7 de Diciembre, 9hs 25' en Washington, 3hs 55' en Hawai: El almirante Stark, jefe de la marina estadounidense, lee los últimos telegramas japoneses descifrados por Púrpura. Intuye que Pearl Harbor será el punto atacado. Su ayudante le sugiere que avise a las autoridades de la base, a lo cual replica No hace falta. 6hs en Hawai, 11hs 30' en Washington, 17hs 15' en Londres: Despegan de los 6 portaaviones japoneses 183 aviones, mandados por Fuchida. Son 49 bombarderos Kate, 51 bombarderos en picado Val, 40 torpederos Kate y 43 cazas Cero. 11hs 30' en Washington, 6hs en Hawai: El general Marshall, tras un buen paseo matinal, llega a su oficina y lee el último telegrama de Tokio a su embajada, descifrar nuevamente por 4/6 Pearl Harbour Escrito por José Luis Ferrero Domingo, 12 de Junio de 2011 12:38 Púrpura. Que los embajadores entreguen nuestra respuesta al gobierno de los Estados Unidos, a ser posible al Secretario de Estado, a las 13hs del día 7, hora de Washington. Intuye que la declaración de guerra precederá en muy poco tiempo a un ataque por sorpresa. Concluye que será en Pearl Harbor. Alerta a la base por línea comercial en vez de por el teléfono transpacífico por miedo a que los japoneses descubran que han descifrar sus claves. Este telegrama llegará a Kimmel tras el ataque. 7hs 15' en Hawai: Despega de los portaaviones japoneses la segunda oleada del ataque mandada por el capitán de corbeta Shimazaki, compuesta por 54 bombarderos Kate, 77 bombarderos en picado Val y 35 cazas Cero. 7hs 40' en Hawai: El radar instalado en Punta Kuhaku capta la proximidad de numerosos aviones. El operador, George Elliot, da la alarma, pero el oficial de guardia, Kemit Tyler, le dice molesto ¡Olvídalo! pues estaban esperando una escuadrilla de bombarderos B-17 y no se molestó en comprobar si se trataba de ellos. 7hs 53' en Hawai: Fuchida alcanza la bahía de Pearl Harbor, totalmente desprevenida y envía un mensaje al almirante Nagumo: Tora, tora, tora. Inmediatamente inicia el ataque. 8hs 40' en Hawai: Fuchida da la orden de regresar. Misión cumplida. Pearl Harbor es un mar de fuego. El Oklahoma, el California, el Arizona y el West Virginia están hundidos y el Tennesse, el Pennsylvania, el Maryland y el Nevada gravemente dañados. Numerosos cruceros, destructores y otros buques auxiliares también han sido destruidos o averiados. Los aeródromos de la isla Ford Wheeler Field, Ewa y Hickan Field están en llamas y la mitad de los aviones han sido alcanzados. 12hs 20' en Washington, 8hs 50' en Hawai: Con 80' de retraso a causa de las transcripciones, los diplomáticos japoneses entregaron la declaración de guerra al secretario de estado Cordell Hull, quien los echó de su despacho. 8hs 54' en Hawai: Ataca el grupo de Shimazaki, que destruye el aeropuerto de Kaneohe y da un repaso al de Wheeler Field y Hicken Field. 21hs en Londres, 9hs 45' en Hawai: Churchill cena con el enviado del presidente Roosevelt, Harriman, y con el embajador de Washington en Londres, Winant. Se enteran por la radio de que Pearl Harbor ha sido atacada. ¡Habrá que declarar la guerra a Japón!, exclama Churchill. Alguien sugiere que primero habría que comprobar la noticia. Llevaba tiempo esperando esto, continúa Churchill mientras espera línea directa con Roosevelt. Es verdad, nos han bombardeado en Pearl Harbor. Ahora estamos todos en el mismo barco, le confirma el presidente estadounidense. Esto simplifica las cosas, que Dios le acompañe le contesta Churchill. Alguno de los presentes comentaría que Churchill estuvo de excelente humor el resto de la velada. 9hs 47' en Hawai: Termina el ataque. 18 de 96 buques han sido destruidos, así como 188 aviones más 159 averiadas. Al regresar Shimazaki recomienda una tercera pasada. 5/6 Pearl Harbour Escrito por José Luis Ferrero Domingo, 12 de Junio de 2011 12:38 10hs 40' en Hawai: El almirante Yamaguchi comunica a Nagumo que sus aviones están ya dispuestos para una tercera oleada, pero este decide regresar. Genda y Fuchida le ruegan que lo reconsidere, pero no consiguen torcer su decisión. BIBLIOGRAFIA Extracto del artículo Pearl Harbor: El cebo perteneciente al nº34, año 3º, de la revista La aventura de la historia , realizado por Manuel Leguineche, con algunas aportaciones sacadas de varias fuentes para completar algunas explicaciones, sobretodo referentes a los personajes o a la situación política y económica de los Estados Unidos y Japón en aquel entonces. Fdo.: José Luis Ferrero. 6/6