Nietzsche TEMA 16 NIETZSCHE 1. Vida. 2. Crítica: el destructor de la tradición occidental. 2.1. La crítica a la moral. 2.2. La crítica a la metafísica tradicional. 2.3. La crítica a las ciencias positivas. 3. El nihilismo. 4. Reconstrucción. 4.1. Perspectivismo. 4.2. La nueva idea de verdad. 4.3. Lenguaje: del concepto a la metáfora, 4.4. Transmutación de valores. 4.5. El superhombre. 5. El superhombre después de Nietzsche. 1. Vida y obra. Friedrich Nietzsche era un señor de bigotazos prominentes que de tanto pensar e ir contra el mundo acabó como un cencerro, el pobre. Y es que a veces los locos son genios que van más allá de su tiempo y se convierten en profetas no escuchados y después en ídolos futuros, como es el caso. “Bigotes” Nietzsche nació en 1844 en Turingia. Hijo y nieto de pastores protestantes, será considerado por muchos como el mayor exponente del ateísmo filosófico. Recibió su primera educación escolar en la escuela de Pforta, donde recibe una sólida formación humanística. Pésimo compositor, Wagner será junto a Schopenhauer, su guía espiritual. A la tierna edad de 24 años es nombrado catedrático extraordinario de la universidad de Basilea. La vida de rosas que parece abrirse al muchacho se trunca con su primer fracaso editorial, El Nacimiento de la Tragedia en el espíritu de la Música. No fue reconocida y comienza con ella su fracaso profesional, que se verá acentuado por esa enfermedad que le llevará a morir joven. Su vida transcurre a partir de entonces de manera austera y solitaria, peregrinando por sanatorios en busca de climas benignos para sus dolores de ojos y cabeza. Por aquel entonces escribe Así Habló Zaratustra. A partir de esa obra su vida entra en declive y sus periodos de actividad alternándose con la locura. Muere en Basilea en 1900. Entre otras obras, Humano, Demasiado Humano (1880), La Gaya Ciencia (1882), Más Allá del Bien y del Mal (1886), y la Genealogía de la Moral (1887). 2. El crítico de la Tradición Occidental. Nietzsche considera que Platón, con su “filosofía dogmática” nos ha llevado al error dogmático1 más duradero y peligroso: hacernos creer que existen cosas tales como el espíritu puro, la Verdad o el bien en sí, que es todo lo contrario al perspectivismo (esa visión de la realidad desde el punto de vista que es para cada cual su propia existencia vital). Para intentar derrocar esta filosofía dogmática y modificar la sociedad victoriana en la que vive, Nietzsche va a ejercer su crítica en tres planos diferentes: a) Crítica a la moral tradicional b) c) 1 Crítica a la metafísica. Crítica a las ciencias positivas. Dogma: algo que tomamos por cierto sin posibilidad de cuestionarlo. 1 Nietzsche 2.1 La crítica a la moral. Influido tal vez por ese ambiente de puritanismo moral propio de una casa protestante (más todavía en una familia de pastores), Nietzsche no puede evitar ver la moral como “contranaturaleza”, es decir, como aquella norma o conjunto de normas represivas que se oponen a la vida y a los instintos vitales. Es más, toda moral tradicional lleva en sí, de modo más o menos encubierto, una condena de tales instintos. Por su lucha contra esa concepción de la moral Nietzsche solía llamarse así mismo el inmoralista. Sin embargo, sería un error creer que no hay moral en el alemán; él solo se opone a la moral platónico-cristiana. Nietzsche tiene su propia concepción de la moral. ¿En qué consiste esa moral platónico-cristiana que él rechaza? La base filosófica de esta moral contranatural es el platonismo; es el mundo de las ideas que este predica lo que va a servir como “más allá” o “reino de los cielos” a los cristianos. En esta moral no es esta vida lo central, sino que el hombre se centra en la vida futura (a veces incluso entregando esta vida a cambio), de ahí que Nietzsche diga “…la vida acaba donde empieza el Reino de Dios”. Dios es así el negador de la vida por excelencia. Así las cosas, toda norma moral de Occidente (que es platonismo y cristianismo) es un síntoma de decadencia, de negación. Estas normas morales o juicios valorativos contrarios a la vida, al no ser naturales, no brotan espontáneamente de los hombres, sino que han tenido que ser impuestos. Estamos, por tanto, ante una moral no natural, sino impuesta o enseñada (una moral donde se nos ha hecho libres solo para que seamos culpables). Estas normas morales que han de orientar a los hombres tienen un fundamento trascendente, o sea: no son normas para el hombre que broten del hombre mismo o que se fundamenten en él. Así, frente a las leyes humanas (propias, inmanentes y parciales), las leyes o normas de la moral tradicional son dadas por Dios como guía absoluta. Pero… ¿quién es Dios? Dios no es más que un ser ajeno al mundo y a la vida. Desde el resentimiento de ser ajeno al mundo y a la vida es desde donde hay que entender que se nos dé una moral que va contra la vida misma, una moral acorde con los resentidos (los débiles, los menguados físicos etc…)2. Origen de la moral: Para entender por qué la sociedad europea está en tal estado de decadencia moral, Nietzsche hace un estudio genealógico de esa misma moral: vuelve a sus orígenes, y los encuentra en la Antigua Grecia. Según él, existían antes de la época clásica dos fuerzas en lucha, dos formas de entender la existencia humana completamente distintas: lo apolíneo y lo dionisíaco3. Dionisios representa la alegría de vivir, lo instintivo, lo desmedido, lo irreverente, la fortaleza y la creatividad. Apolo, por el contrario, es lo racional, lo equilibrado, lo mesurado. Mientras se mantuvo el espíritu dionisíaco (Homero, la leyenda de Troya) se mantuvo una “moral de señores”, de individuos fuertes por encima 2 El ejemplo más claro es el mismísimo Dios crucificado: “aquel que quiera seguirme, niéguese así mismo y cargue su cruz”. Para Nietzsche la apología del sufrimiento o del castigo por parte del Cristianismo de la época, protestante y temeroso, es una auténtica aberración. Pensemos que Kant defendía también ese Dios castigador como parte de su ética del deber. 3 Dionisios y Apolo son divinidades griegas, el primero, del vino y la resurrección, mientras que el segundo lo es de la música. 2 Nietzsche de las convenciones y las normas. Sin embargo, con la Grecia clásica, la filosofía de Sócrates y Platón y el triunfo de la democracia, y finalmente con el Cristianismo, se degeneró en la moral de esclavos, marcado por el resentimiento y la frustración. Ante esto, ¿Qué propone Nietzsche? Si el concepto Dios (que los débiles han construido desde su resentimiento contra los mejor dotados por la naturaleza) ha sido hasta ahora la gran objeción contra la vida, contra nuestra existencia, neguemos a Dios, neguemos nuestra responsabilidad ante él; y “redimamos” de este modo al mundo oprimido por ese Dios que impide la vida. Volvamos a esa inocencia griega previa a Platón y al cristianismo, previa a medidas contra la vida. Abandonemos lo apolíneo y volvamos nuestra mirada hacia lo dionisíaco. 2.2. La crítica a la metafísica tradicional La metafísica tradicional ha creído siempre (y de forma equivocada) que las normas de valor supremo habían de derivarse directamente de Dios, en ningún caso de este mismo mundo que habitamos los hombres. Platón (con la idea de bien), Sto. Tomás (con el Dios cristiano) o Kant (el Dios que premia o castiga en la vida futura) comparten esta característica. Así para justificar este tipo de normas o valoraciones, los filósofos se han inventado un mundo distinto de este. Este mundo ajeno al cambio es para justificar normas fijas e inmutables; de ahí que genere una ontología4 estática. El hecho de tomar este mundo como aparente y ese mundo de las ideas platónico como verdadero es ya un juicio valorativo donde se rechaza de plano este mundo donde se da la vida de los hombres. La ontología tradicional (inmutable) se basa, según Nietzsche en los prejuicios de los filósofos contra la vida: horror a la muerte, a la vejez, al cambio, a la procreación… Inventar un mundo diferente a este (y no demostrado ni demostrable) implica tener recelo contra la vida como devenir. A la vez, inventar otro mundo no tiene sentido si no es para que sea mejor que este, de tal modo que ese otro mundo pueda convertirse en finalidad de este otro y de los hombres. Dividir el mundo en “verdadero” y “aparente” (ya sea al modo platónico cristiano, ya al modo kantiano) no es más que un síntoma de la voluntad de poder: la necesidad de racionalizar lo que no es posible racionalizar, la necesidad de hacerlo para evitar que se nos escape o que escape a nuestro dominio. En esto se fundamenta nuestro afán de inventar ficciones lógicas y “modelos” de conocimiento que nos permitan la estabilidad frente a lo que es, la contingencia5 absoluta y el cambio (la falta de reglas total y absoluta). Así, con estos conceptos simplificadores los filósofos no han hecho otra cosa que momificar el devenir (etiquetar para paralizar y reprimir). Pensemos que Nietzsche va a tener una razón de filosofar opuesta a esos pensadores barrocos ya estudiados (Descartes, Hobbes, Spinoza…). Para aquellos, el cambio y el devenir daba lugar al miedo y necesitaban desesperadamente encontrar una razón para alcanzar una seguridad ontológica, algo que sustentara al menos en un plano teórico su azarosa existencia. Nietzsche le va a echar narices a la situación de forma muy romántica y va a torpedear los cimientos de toda la filosofía de la Edad Moderna precisamente negando la razón ocasionada por el miedo ante el azar. 4 5 Ontología: palabrota que significa más o menos estudio del ser. Contingencia: azar, lo contrario a necesidad. Devenir: lo que nos depara el futuro. Momificar: petrificar, osificar 3 Nietzsche En esta crítica al aspecto ontológico podemos adivinar ya su crítica, también, epistemológica: Nietzsche va a poner en duda que los conceptos puedan aprehender la verdadera realidad del ser, pues el ser es devenir y cambio. La razón y el lenguaje no pueden atrapar la realidad ni expresarla, como mucho, pueden inventarse realidades ficticias. Mientras no nos liberemos del lenguaje no nos libraremos de los engaños de esa razón no vital (“no vamos a desembarazarnos de la idea de Dios porque aún seguimos creyendo en la gramática”). 2.3. La crítica a las ciencias positivas. La crítica de Nietzsche a las ciencias positivas no es más que una crítica a la matematización de lo real: que todo sea reducible a números. Esto no nos ayuda a conocer lo real, solo a cuantificarlo, que no es lo mismo. De ahí que en La Gaya Ciencia desprecie visiblemente a los “mecanicistas” y a su método fundado en el número. Lo numérico tiende a igualar lo que es diferente: el científico tiene la pretensión de nivelar toda la realidad –el amor, las hormigas, los agujeros negros, el fundamentalismo- a meras fórmulas matemáticas. Querer reducir lo cualitativamente distinto (el amor y la ley de gravedad) a lo cuantitativo es un error. Es una imposible relación dogmática la que se quiere establecer entre el devenir del ser (de lo real, cambiante) y el modelo matemático de la naturaleza (universal, siempre constante). En las leyes de la naturaleza que elaboran los científicos no se puede encontrar nada más que lo que ellos han puesto allí previamente: el espacio y el tiempo, o sea la relación de sucesión y números. Nietzsche no ataca por tanto a la ciencia en sí, sino a una metodología determinada o concreta (el mecanicismo o el positivismo), y especialmente a sus aspiraciones de ser un saber hegemónico sobre el resto de la realidad. Nietzsche es consciente de que su siglo XIX vive el triunfo de la ciencia positiva, el triunfo de un método inspirado en la lógica, que prescinde de las cualidades propias de las cosas. Hombre y mundo no se pueden igualar así sin más. El hecho de que el hombre funcione con una lógica matemática no implica que pueda con ella retratar al mundo ni aprehenderlo. Esta crítica a una ciencia de la Naturaleza que lo desconoce todo acerca de la misma se convertiría también para Nietzsche en una crítica al progreso defendido desde la Ilustración y Hegel. Aquí se abrirían dos críticas más, fundamentales: a) Ciencia y moral: la ciencia no puede proporcionar a los hombres un orden para su vida. La ciencia no tiene nada que ver con las pasiones, los sentimientos del hombre como el odio o el amor. b) Ciencia y estado: la ciencia ha sido tomada por el estado para servir a los intereses del mismo. Así la ciencia ha acabado con la religión pero no para servir al pueblo, sino para crear el monstruo estatal, “el más frío de todos los Dioses”. Pensemos especialmente en Hitler o Stalin a este respecto, que utilizaron la ciencia para destruir pueblos enteros y convertirse en dioses. 3. El Nihilismo No es el nihilismo una doctrina filosófica, sino el movimiento histórico de la cultura occidental. Occidente, que se encuentra en plena decadencia, camina hacia su propia negación, hacia su propia destrucción: este es su destino. Nietzsche dice “Dios ha muerto”, ¿qué significa esto? Que si Dios 4 Nietzsche era el fundamento sobre el que se apoyaba la cultura occidental, la cultura occidental no podrá evitar derrumbarse tras la muerte de Dios, su soporte. Dios era el absoluto o la referencia conforme a la cual medíamos la moralidad de nuestras acciones. Era, en cierto modo, la brújula que nos orientaba en esta vida (reprimida por la moral tradicional y encaminada por la religión hacia la vida futura). Muerto Dios, al hombre no le cabe más que la desorientación. La cultura occidental camina hacia la nada. El hombre de occidente camina también hacia la nada. No hay horizonte. Pero el nihilismo teológico de Nietzsche tiene a la vez dos rostros diferentes: nos dice lo que ya no puede orientarnos y nos incita a buscar una nueva valoración, un nuevo criterio que no sea Dios. No son los dioses (múltiples y finitos) los que han muerto, sino el Dios de los metafísicos y de los cristianos, el Dios monoteísta. Hasta ahora los hombres han vivido en referencia a un dios que les impedía ser hombre (el Dios de los débiles y los resentidos ante la vida). Ahora, muerto Dios, el hombre podrá recuperarse a sí mismo y descubrir hasta dónde llegan realmente sus posibilidades. En un primer momento el hombre se sentirá perdido y desorientado (el loco de la gaya ciencia), pero luego, asumido el crimen (pues es el mismo hombre el que lo mata) y la liberación, el hombre logrará vivir su vida sin referencia a Dios, es decir: podrá ser auténticamente humano, medirse con criterio humano. La muerte de Dios llevará a la autoafirmación del hombre. Ese hombre que vive sin referir su existencia a Dios aún no ha aparecido, pero cuando logre aparecer estará por encima de todo lo que hasta ahora han sido los hombres. Será el superhombre (el hombre capaz de vivir y orientarse sin Dios), pero Nietzsche afirmaba, tal vez sobre sí mismo que era “demasiado tarde para Dios, demasiado tarde para el superhombre”. 4. Creación: más allá de la crítica. Tras criticar lo que se daba entonces, Nietzsche propone su propia filosofía a través de una moral, su ontología y su antropología nuevas. a) La interpretación nietzscheana del la realidad: perspectivismo. La realidad es para Nietzsche una realidad dinámica, incesantemente cambiante. El ser es devenir, además, porque se está haciendo siempre y porque siempre está por hacerse. En consecuencia, intentar llevar a cabo una comprensión fija, esencial y definitiva de la realidad es imposible, no solo porque la realidad sea continuo devenir sino también porque el intelecto humano no puede conocer más que sirviéndose de sus formas de comprensión e interpretación: la existencia perspectivista. La vida es interpretadora: selecciona e interpreta el aspecto o perspectiva bajo la que se relaciona con la realidad (una realidad que es, a su vez, también devenir y perspectiva). Hay por tanto, en Nietzsche una estrecha correlación entre realidad y vida, entre ser e interpretación, es decir, entre ontología y antropología. Cuando una única perspectiva se toma como verdadera de un modo fijo, con el desprecio de todas las demás perspectivas, todas estas perspectivas y dimensiones del ser pasan a ser vistas como aparentes. La ontología de Nietzsche rechaza esa ontología estática que veía el devenir como una apariencia. Se inicia así una batalla tremenda: la del mundo inmutable y el mundo de las apariencias, la de la razón platónica (de verdades inmutables) y los argumentos irracionales que 5 Nietzsche Nietzsche propone para abordar la realidad (irracionales sólo en tanto que no son “la razón del platonismo”): lo uno contra lo múltiple y lo uno contra las perspectivas (que dependen de las necesidades del hombre, atendiendo a cada momento histórico que le toque vivir). Si la realidad es así y la verdad es el conocimiento de lo real, entonces, ¿Qué rábanos es la verdad para este tío? b) la nueva idea de verdad. ¿Cuál es así el criterio de verdad? Lo que se dice es verdad o mentira según si el juicio favorece o no a la vida respectivamente. Es verdad cuanto ayuda a conservar la vida o a hacerla más grande. Tomamos por verdad una apariencia, un aspecto, que resulta útil para el ser vivo para que éste se forme y establezca dentro del cambio constante. La verdad estable no es más que la consolidación de una perspectiva, apariencia que se ha impuesto como verdad a través de la costumbre (pero que no deja de ser un error). La verdad es aquella clase de error sin la que una determinada especie de seres vivos no podrían vivir. El valor para la vida es lo que decide en última instancia (acerca de la verdad o la falsedad)”. A esta radicalidad del pensamiento nietzscheano es a lo que ya damos el nombre de voluntad de poder. La voluntad de poder es voluntad de dominio y superación, pero que encierra apariencia e ilusión, sobre todo con respecto al conocimiento que pueda el hombre tener del mundo. Esta voluntad de poder justifica el error porque es necesario para la afirmación de la vida. Para entender el sentido de esta definición, pensémoslo del siguiente modo: 1. La vida es siempre compleja, cambiante, en devenir, más allá de un concepto. 2. Pero todo hombre necesita captar, sentir, definir algo en esa vida por pura necesidad de supervivencia (para no estar perdidos, para controlar nuestra existencia, tenemos nuestros propios valores, construir nuestras propias verdades). 3. A diferencia de los filósofos, que pensaban tener la Verdad absoluta (Platón y sus malvados secuaces) nosotros somos conscientes que nuestra verdad es tan solo una parte de la realidad y que en el fondo, es una pura ilusión. Esta voluntad es más profunda y auténtica que aquella voluntad de verdad que había en la creencia del mundo suprasensible, porque conoce que la realidad auténtica del ser es devenir y sabe, de antemano que la razón humana no podrá nunca abarcarlo, totalizarlo ni simplificarlo con sus categorías. Nietzsche nos dirá a este respecto, que a pesar de esa tendencia humana de dominio de la realidad a través de los conceptos o la filosofía, debemos ser conscientes que es solo algo pasajero y nunca definitivo. c) El lenguaje: del concepto a la metáfora. Ahora bien, si no podemos dar alcance al ser con nuestro conocimiento a base de números y fórmulas científicas, o categorías y conceptos filosóficos, ¿cómo podremos pensar y expresar del ser? Trastocada la metafísica tradicional tendremos que cambiar nuestro lenguaje acerca del ser. Para evitar la petrificación que supone la categoría o el concepto, Nietzsche propone la metáfora. La metáfora es considerada como verdadera perspectiva porque con ella se logra una integración de diversidades. La metáfora permanece abierta al mundo. Pero hay que tener cuidado en confundir la 6 Nietzsche metáfora con el ser por ella representado. Si esto ocurre habremos caído de nuevo en esa perdición de “la única perspectiva posible”, como los filósofos dogmáticos que confunden la máscara con el rostro. La única relación entre el mundo del objeto y del sujeto es el arte. No una formalización artística, sino la exaltación de una dimensión esencial del hombre: su creatividad, aspecto esencial de la voluntad de poder. El lenguaje sobre el ser o la realidad no puede ser por tanto el de la lógica, la matemática o la filosofía, porque ese es el lenguaje de las ficciones de la razón que destruye y paraliza la esencia cambiante de la vida humana. El hombre puede resistir los avatares del movimiento continuo de la vida creando conceptos que aparentemente frenan el devenir, gracias a ello (que él llama principio de individuación) podemos sobrevivir a la totalidad. d) Ateísmo: transmutación de valores. El ser como voluntad de poder, creación de nuevos valores, se autoafirma en su propia producción. Muerto Dios, “todo está permitido”: los viejos valores caen. Pero eso no implica que no sean posibles nuevos valores; se puede superar el nihilismo y el miedo que supone no tener ninguna certeza por la caída de Dios o la filosofía. Esta nueva creación supone un triunfo de esta vida terrenal múltiple y en constante cambio. La afirmación continua y cambiante se convierte en la esencia o en la voluntad de poder misma. ¿Y qué afirma la voluntad de poder? La tierra, la vida total, la construcción y la destrucción. La filosofía no tiene otro móvil que fortalecer la alegría hacia la vida. “Vosotros, hombre superiores, aprended a reír…!”. Y con esto llegaríamos al último punto de la teoría nietzscheana: ¿quiénes son esos hombres? ¿Por encima de qué están? La respuesta es sencilla: por encima de Dios y de lo que los hombres han sido hasta ahora. e) La idea de “superhombre” El hombre es solo un puente hacia el superhombre; en este se harán visibles los nuevos valores, los valores que servirán a la vida y no a la debilidad, los valores que brotarán de la vida misma y no de Dios. El superhombre habrá vencido la necesidad de un “Dios guía”, de ahí que no sea más que aquel hombre capaz de vivir sin referir su existencia a Dios. Se trata pues de un hombre liberado, de un hombre que ha recuperado su naturaleza. El hombre se dará a sí mismo y como creación continua, sus propios criterios morales. El superhombre es la esperanza del futuro, puesto que, siguiendo la estela de Darwin, no hay que esperar que el hombre sea la última etapa en la evolución. Utilizando su propia metodología –es decir, usando la metáfora y rehusando el concepto cerrado, Nietzsche ofrece en su obra Así habló Zaratustra tres “metamorfosis del espíritu” que conducen del hombre al superhombre: a) El espíritu se convierte en camello: obedece ciegamente, se arrodilla y recibe su carga (las convenciones de la sociedad). b) El león: es el gran negador y representa al nihilista que rechaza los valores tradicionales. 7 Nietzsche c) El niño: el espíritu inocente y sin prejuicios para la nueva tabla de valores contra los valores del cristianismo que domesticado y debilitado a los hombres como animales presos. Las metáforas por supuesto son más abiertas que el concepto; en cualquier caso fue una parte de la obra de Nietzsche bastante avanzada y que no concluyó por su enfermedad. Precisamente por esto quedaron varios peligros abiertos sometidos a interpretaciones variadas: - En primer lugar, los criterios del superhombre son estéticos, individuales y por encima de la moral. Un superhombre excepcional por ejemplo podría estar representado en La Naranja Mecánica. Alex es un amante de la ultraviolencia mientras se deleita escuchando Beethoven, auténtico motor de su existencia y vistiendo con modas dieciochescas. - El superhombre es eminentemente un espíritu aristocrático. No acepta la igualdad del ser humano, que siempre considera como un ideal producto de mentalidades degeneradas (la unión de los débiles que somete a sus superiores naturales). Por ello a nivel político, Nietzsche ha criticado siempre el igualitarismo no solo del cristianismo, sino también de las teorías del socialismo (igualdad de clases) y de la democracia (igualdad de derechos políticos), porque las considera de raíz completamente equivocadas. f) El mito del eterno retorno, distintivo del superhombre. El superhombre no solo acepta el nihilismo, sino que lo supera: hace de la finitud su misma condición de sentido de la vida. Para ello Nietzsche recupera otra gran metáfora de su amigo Heráclito: el eterno retorno. Desde la vieja interpretación cosmológica de Heráclito, el mundo está condenado a repetirse en un ciclo que es eterno de creación y destrucción. No existe trascendencia, ni existe meta ni conclusión alguna. Esto fue rechazado por el cristianismo y San Agustín, que defendían una concepción lineal de la historia, con una meta y objetivo claro (pensemos que esto llega hasta Hegel y Marx con su “fin de la historia”). Para Nietzsche, la interpretación de Heráclito es la única compatible con el nihilismo, puesto que elimina cualquier sentido posible a nuestra existencia, salvo su repetición continua y exacta. El superhombre aceptará con alegría este destino, hasta el punto que Nietzsche dirá: “¿Era esto la vida? ¡Bien, otra vez! “. 9. Algunas conclusiones en torno a Nietzsche. En relación con el resto de la filosofía, Nietzsche es el gran destructor de toda la tradición filosófica y científica basada en el descubrimiento de la verdad. Por esta razón, Nietzsche está, en términos generales, opuesto a cualquier interpretación filosófica anterior a él desde al menos Platón. Nuestro salvaje destructor ve en toda la filosofía distintos retratos de una verdad que siempre queda petrificada y una realidad que siempre se escapa de los esfuerzos de los filósofos. Pero esta destrucción no se hizo sin consecuencias. La apelación a la vida fue un motivo por el cual los totalitarismos del siglo XX (fascismos) creyeron ser hijos del movimiento nietzscheano. Pero hay que pensar en primer lugar que Nietzsche, el valor de la vida no es sencillamente el valor de la fuerza bruta. La vida se 8 Nietzsche expresa entre otras formas con la creación artística. La “fortaleza” del hombre también está entendida en términos de aceptación de la ley de la vida: nuestra finitud. Nada más lejos, por tanto, de los valores que proclamaban el nazismo. Y en segundo lugar, los regímenes autoritarios lo que hicieron fue sustituir un Dios por otro, de carácter inmanente, pero igual de castrador y negador de la vida. De hecho, Nietzsche afirmará de la adoración al estado o a los líderes políticos –Stalin o Hitler o el Gran Hermano de 1984- son incluso peores que los dioses tradicionales. En realidad, la gran aportación que podemos destacar de este autor a la historia (según muchos especialistas, el filósofo más importante de la edad contemporánea) es su crítica a la autoridad y a cualquier valor absoluto y la importancia de la autenticidad: cosas tan distintas como la liberación de la mujer, la ruptura de las vanguardias artísticas, la música punk, la crítica a la autoridad en la familia, el estado o el sistema educativo tienen como pionero espiritual indiscutible a Nietzsche, incluso cuando este autor no hubiera imaginado todas esas cosas en vida. Todo lo bueno (y también todo lo malo) de estos movimientos deben mucho a este autor del siglo XIX. Una oda a Nietzsche y al espíritu leonino del Superhombre lo encontramos en uno de los himnos nihilistas de finales del siglo XX: Anarchy in the U.K. de los Sex Pistols (1977). No hacen falta más comentarios: I am an anarchist I am the antichrist, Don’t know what I want But I wanna to get it I want to destroy… Cos I wanna be Aaaan… Anarchiiiiist… RELACIÓN DE METÁFORAS E IMÁGENES EMPLEADAS POR NIETZSCHE Apolíneo: en su análisis de la cultura griega, todo aquello vinculado con lo racional: equilibrio, orden, control, simetría. De aquí se seguiría la democracia y la filosofía. Dionisíaco: En su análisis de la cultura griega, lo dionisíaco encarna todo lo vital, lo desequilibrado, el ansia de vivir, el placer sin medida. Eterno retorno: mito tomado de Heráclito. El ciclo de la vida vuelve a repetirse, y el hombre debe asumir desde su finitud dicha realidad sin trascendencia. Moral de señores: moral de hombres sin atender a las demandas de la sociedad, lo suficientemente fuertes como para comportarse sin remordimiento alguno. Nietzsche lo remonta a la época de los héroes griegos. Moral de esclavos: moral que vino a sustituir a la anterior, creando hombres sometidos a las convenciones sociales y que han creado la misma convención para mantener atados a aquellos que son distintos. El reino de la mediocridad, marcado según Nietzsche por la democracia y la religión. Nihilismo: Reconocimiento de la inexistencia de ninguna realidad ni sentido trascendente a nuestra vida finita. Superhombre: Ideal de ser humano posterior al nihilismo y superador del mismo. Voluntad de poder: necesidad del ser humano de hacerse con el control de una situación. En filosofía, someter la realidad a conceptos cerrados y filosóficos, eliminando todo aquello que puede quedar fuera. 9 Nietzsche 5. El superhombre después de Nietzsche ¿Cómo se ha entendido esto después de Nietzsche? El pensamiento nietzscheano es el que más influencia ha tenido en todo el siglo XX, hasta el punto que no entendemos nuestra sociedad sin él. Pero hagamos matizaciones históricas: a) En primer lugar, la crítica de Nietzsche en su momento tuvo como centro el cristianismo. Y sin duda en aquel momento el pensador tenía poderosas razones para defender su postura. Sin embargo, el cristianismo de hoy ha recogido la crítica de Nietzsche y de Marx, con una “recuperación” del mundo inmanente. El Reino de Dios no comienza en el más allá (“ya pero todavía no” dirá el Concilio Vaticano II); comienza aquí mismo y el cristianismo debe luchar para hacer una vida más aceptable partiendo del presente y sin esperar a otro mundo. Por otra parte, matar a dios no ha dejado en ocasiones satisfecho al hombre, incapaz de superar el nihilismo. “Dios ha muerto, y yo no me siento nada bien”, diría Woody Allen. c) Esta exaltación de la vida se hace en contra del cristianismo en época de Nietzsche, pero pensemos que su crítica atraviesa toda la realidad social. La idea de Dios debe entenderse de forma más amplia: también existen dioses inmanentes que nada tienen que ver con el cristianismo. Un estado autoritario, una educación dirigida o incluso la sociedad de consumo, son el caldo de cultivo para la crítica de Nietzsche. Pensemos que todos los cambios sociales originados en la década de los sesenta (emancipación sexual, de la mujer, de los jóvenes, la supresión de la violencia del profesor en el sistema educativo) tienen como fundador original a Nietzsche. El individuo se considera valioso no tanto como un ente racional, sino como alguien con capacidad de creación y de diferencia. Im gonna send u out of space 2 find another race!!! (Lee Scracht Perry) 10