Escuela Diocesana de Oración: Orar el Credo ORAMOS NUESTRO CREDO F15 5 CREO EN LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Comenzamos con una mirada al corazón hacia el misterio de la Trinidad que habita en nosotros. Nos unimos a toda la Iglesia, misterio de comunión. Sentimos a los hermanos y hermanas de fe como personas que me pertenecen. Descubrimos lo que hay de positivo en el otro, para acogerlo como un don. Dejamos espacio a los hermanos y los ponemos en medio, porque amar es sacar a alguien del anonimato (cf Lc 8,43-48). PowerPoint: Jesús ora por la unidad: Jn 17, 20-23 Encuentro con la Palabra: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18, 20). Los santos han vivido lo esencial del cristianismo de un modo creativo, convirtiéndose en puntos de referencia para los que están buscando. Recordamos a: - San Francisco de Asís: el amor universal. - Santa Teresa de Jesús: la experiencia de la verdad. - Madeleine Delbrel: santidad para gente de la calle. - T. de Chardin: una pasión cristiana por el fenómeno humano. - Oscar Romero: la defensa de los humildes. Canto: Todos nacidos en un solo bautismo, unidos en la misma comunión. Todos viviendo en una misma casa, Iglesia peregrina de Dios. Todos prendidos en una misma suerte, ligados a la misma salvación somos un cuerpo y Cristo es la Cabeza, Iglesia peregrina de Dios. CIPE- www.cipecar.org TESTIGOS FIELES EN LA IGLESIA "Creemos en la comunión de todos los fieles cristianos, es decir, de los que peregrinan en la tierra, de los que se purifican después de muertos y de los que gozan de la bienaventuranza celeste, y que todos se unen en una sola Iglesia; y creemos igualmente que en esa comunión está a nuestra disposición el amor misericordioso de Dios y de sus santos, que siempre ofrecen oídos atentos a nuestras oraciones" (Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, 30). "Todos los de Cristo, que tienen su Espíritu, forman una misma Iglesia y están unidos entre sí en él (cf. Ef 4, 16). Por tanto, la unión de los miembros de la Iglesia peregrina con los hermanos que durmieron en la paz de Cristo de ninguna manera se interrumpe. Más aún, según la constante fe de la Iglesia, se refuerza con la comunicación de los bienes espirituales (...). Su preocupación de hermanos ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad" (Lumen Gentium, 49). “Este insertarse en Cristo se abre a la comunión con todos los otros miembros de su Cuerpo místico que es la Iglesia, una comunión que es perfecta en el «Cielo», donde no hay algún aislamiento, alguna competencia o separación. En la fiesta de hoy, pregustamos la belleza de esta vida de total apertura a la mirada de amor de Dios y de los hermanos, en la que estamos seguros de alcanzar a Dios en el otro y el otro en Dios. En los santos vemos la victoria del amor sobre el egoísmo y sobre la muerte: vemos que seguir a Cristo lleva a la vida, a la vida eterna, y da sentido al presente, a cada instante que pasa, porque lo llena de amor, de esperanza. Sólo la fe en la vida eterna nos hace amar verdaderamente la historia y el presente, pero sin ataduras, en la libertad del peregrino, que ama la tierra porque tiene el corazón en el Cielo” (Benedicto XVI, Día de Todos los Santos, 1 de noviembre de 2012). La expresión "comunión de los santos" tiene, dos significados estrechamente relacionados: "comunión en las cosas santas" y "comunión entre las personas santas" (CIC 948) solidaridad entre todos los hombres, vivos o muertos, que se funda en la comunión de los santos. Todo pecado daña a esta comunión” I. La comunión de los bienes espirituales (CIC 949-953) II. La comunión entre la Iglesia del cielo y la de la tierra (CIC 954-959) En la comunidad primitiva de Jerusalén, los discípulos "acudían [...] asiduamente a la enseñanza de los Apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones" (Hch 2, 42): La comunión en la fe. La fe de los fieles es la fe de la Iglesia recibida de los Apóstoles, tesoro de vida que se enriquece cuando se comparte (CIC 949). La comunión de los sacramentos. “El fruto de todos los Sacramentos pertenece a todos. Porque los Sacramentos, y sobre todo el Bautismo que es como la puerta por la que los hombres entran en la Iglesia, son otros tantos vínculos sagrados que unen a todos y los ligan a Jesucristo… El nombre de comunión puede aplicarse a todos los sacramentos puesto que todos ellos nos unen a Dios [...]. Pero este nombre es más propio de la Eucaristía que de cualquier otro, porque ella es la que lleva esta comunión a su culminación” (CIC 950) La comunión de los carismas: En la comunión de la Iglesia, el Espíritu Santo "reparte gracias especiales entre los fieles" para la edificación de la Iglesia. Pues bien, "a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común" (CIC 951). “Todo lo tenían en común”. "Todo lo que posee el verdadero cristiano debe considerarlo como un bien en común con los demás y debe estar dispuesto y ser diligente para socorrer al necesitado y la miseria del prójimo". El cristiano es un administrador de los bienes del Señor. La comunión de la caridad: En la comunión de los santos, "ninguno de nosotros vive para sí mismo; como tampoco muere nadie para sí mismo". "Si sufre un miembro, todos los demás sufren con él. Si un miembro es honrado, todos los demás toman parte en su gozo. Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno por su parte". "La caridad no busca su interés". El menor de nuestros actos hecho con caridad repercute en beneficio de todos, en esta "La unión de los miembros de la Iglesia peregrina con los hermanos que durmieron en la paz de Cristo de ninguna manera se interrumpe. Más aún, según la constante fe de la Iglesia, se refuerza con la comunicación de los bienes espirituales" (CIC 955) La intercesión de los santos. "Por el hecho de que los del cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad [...] No dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del único mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra [...] Su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad"(CIC 956) La comunión con los santos. "No veneramos el recuerdo de los del cielo tan sólo como modelos nuestros, sino, sobre todo, para que la unión de toda la Iglesia en el Espíritu se vea reforzada por la práctica del amor fraterno. En efecto, así como la unión entre los cristianos todavía en camino nos lleva más cerca de Cristo, así la comunión con los santos nos une a Cristo, del que mana, como de fuente y cabeza, toda la gracia y la vida del Pueblo de Dios" (CIC 957) La comunión con los difuntos. «La Iglesia peregrina, perfectamente consciente de esta comunión de todo el cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció sufragios por ellos; "pues es una idea santa y piadosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados". Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor. (CIC 953). (CIC 958) En la única familia de Dios. "Todos los hijos de Dios y miembros de una misma familia en Cristo, al unirnos en el amor mutuo y en la misma alabanza a la Santísima Trinidad, estamos respondiendo a la íntima vocación de la Iglesia" (CIC 959).