reunió dijous, 18 de juny de 2015 a las 12 hores biblioteca central tecla sala tertúlies literàries dossier “Los enamoramientos” Biografía (Madrid, 1951) Escritor español. La notable perfección técnica con que elabora sus novelas, que se inscriben en una línea de experimentación narrativa, es el rasgo característico de este autor traducido a muchas lenguas y que goza de unánime estima por parte de la crítica europea. Sus obras reflejan de forma irónica, distanciada e introspectiva la perplejidad que genera el perpetuo contraste entre realidad, apariencia y memoria. Hijo del filósofo Julián Marías, se licenció en filosofía y letras; durante dos años llevó a cabo su actividad docente como profesor de literatura española en la Universidad de Oxford y en el Wellesley College (Massachusetts). Ya desde sus primeros títulos se reveló como una de las voces más personales de la narrativa española del momento. El autor, cuya voz es perceptible en todas sus obras, desarrolla personajes complejos y situaciones inciertas, explorando con sutileza nuevas fórmulas literarias. Aunque el marco de sus novelas y cuentos es la vida cotidiana, son frecuentes las referencias culturalistas, en su mayor parte tomadas de las letras inglesas, de las que es gran conocedor (obtuvo el Premio Nacional de Traducción en 1979 por sus versiones de L. Sterne, uno de los autores más complejos de esa lengua). Publicó antes de los veinte años su primera y ya madura novela, Los dominios del lobo (1971), llena de peripecias ambientadas en Estados Unidos, escrita en un estilo ágilmente periodístico que rendía homenaje tanto al admirado cine hollywoodiano de las décadas de 1950 y 1960 como a un olimpo privado de novelistas norteamericanos, entre ellos Faulkner, Hammet, Melville y S. S. van Dine. La novela constituyó uno de los primeros indicios de la revuelta generacional de la década de 1970, que llevaría a un interesante grupo de novelistas y de poetas (conocidos con la denominación de "novísimos") a rechazar la tradición literaria española que se identificaba, sobre todo, con el color local de varias etapas de realismo. Javier Marías fue uno de los máximos exponentes de esta nueva tendencia estética que situaba su propia filiación cultural fuera del ámbito ibérico, oponiéndose de forma directa al pomposo amor por la patria que predicaba el franquismo, pero también a la literatura didáctica y militante de sus oponentes. Con Travesía del horizonte (1973) experimentó una escritura elaborada sobre los cánones de la novela eduardiana, exhibiendo la influencia de Conrad y de James como provocador manifiesto artístico, que reivindicaba para el hecho literario la primacía de una creatividad libre de las obligaciones testimoniales, tanto en la elección de los temas como en los elementos expresivos. 2 dossier “Los enamoramientos” Como muchos otros autores de su generación, parece tener de español sólo la lengua; sus ricas construcciones sintácticas y su léxico exquisito no pueden prescindir, sin embargo, del patrimonio de elegancia formal que hunde sus raíces en el Siglo de Oro. El hecho de que el lenguaje se exprese a veces a través de los escritores más de lo que están dispuestos a admitir se demuestra en la original obra El monarca del tiempo (1978), que Javier Marías definió como "novela" a pesar de estar formada por tres narraciones, un ensayo literario y una pièce teatral, unificados por un sutil y versátil análisis de las implicaciones temporales de la verdad, analizadas con argumentos muy variados, que toman como referencia desde un general napoleónico hasta el Julio César de Shakespeare, pasando por un ángel sobrenatural. Con la novela El siglo (1983), considerada como uno de los ejemplos de narrativa más interesantes del posfranquismo, Marías diluye el experimentalismo inicial para narrar las vicisitudes que tienen como marco un país al que nunca se nombra, pero que una inconfundible guerra civil permite identificar con España, a pesar de los improbables paisajes de su geografía y de las polivalencias lingüísticas de los nombres de algunos personajes. Con una prosa ora solemne, ora burlesca, que evoca los refinamientos estilísticos del barroco, especialmente el inglés, la novela cuenta el parabólico destino de un ambiguo personaje, nacido no por casualidad en 1900, que se identifica tortuosamente con los esplendores y las miserias de la España del siglo XX. Una historia de impulsos nobles y de elecciones ignominiosas, de pasiones trascendentales y juegos rudos, cruzada por un austero sentimiento de la muerte que la transforma en un renovado desengaño de nuestro tiempo, y que pertenece tanto a la tradición española como a la cultura del mundo occidental. El tono suavemente irónico y reflexivo, así como el permanente protagonismo del narrador en intrigas un tanto nebulosas, vuelven a aparecer en Todas las almas (premio Ciudad de Barcelona, 1989), evocación desmitificadora de los dos años que pasó en la universidad de Oxford. No obstante todos estos brillantes antecedentes, Javier Marías no comenzó a ser un escritor verdaderamente popular hasta Corazón tan blanco (1992), libro de estructura circular que versa sobre los peligros de indagar en el propio pasado corriendo el riesgo de descubrir lo que debería permanecer oculto, y con el que obtuvo el Premio de la Crítica. Su siguiente novela, Mañana en la batalla piensa en mí (1995), cuenta un hecho sobrecogedor que tuvo consecuencias imborrables en la vida del personaje principal, un guionista de televisión y escritor llamado Víctor Francés. Con esta novela se consolidó el prestigio y la difusión de Marías, ya que llovieron sobre él los premios internacionales, entre los que sobresale el Rómulo Gallegos, que se le concedió ese año. Posteriormente publicó Negra espalda del tiempo (1998) y emprendió una extensa trilogía con Tu rostro mañana 1. Fiebre y lanza (2002), a la que siguió Tu rostro mañana 2. Baile y sueño, en 2004, y que se completó con Tu rostro mañana 3. Veneno y sombra y adiós (2007). También es autor de los libros de relatos Mientras ellas duermen (1990) y Cuando fui mortal (1996), del volumen de ensayos Pasiones pasadas (1991), de la colección de biografías Vidas escritas (1992) y de las recopilaciones de artículos Literatura y fantasma (1993), Vida del fantasma (1995), Seré amado cuando falte (1999), El oficio de oír llover (2005) y Donde todo ha sucedido. Al salir del cine (2005). De 2011 son el libro de literatura infantil Ven a buscarme y la novela Los enamoramientos. En 2006 fue elegido miembro de la Real Academia Española. Su última novela publicada el año pasado es Asi empieza lo malo http://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/marias_javier.htm 3 dossier “Los enamoramientos” Entrevista La ausencia y el azar Javier Marías celebra sus cuarenta años como escritor con Los enamoramientos. El autor traza una geografía del amor y los sentimientos, incluido su lado cínico, en la voz de una mujer. Desde su casa, hace balance y afirma que en la ficción es "donde menos se engaña" P. Hay escritores de oficio, como Graham Greene o como Balzac, y hay otros escritores como usted que cuando acaban un libro nunca saben si van a hacer el siguiente. ¿Para usted es realmente cada novela una aventura literaria nueva que ni siquiera sabe si va a ser capaz de acabar? R. Incluso de publicarla una vez terminada. Con Los enamoramientos he tenido una sensación de más inseguridad. Siempre tengo muchas inseguridades. Una de las cosas que si acaso me irritan de llevar 40 años cultivando esta actividad, no ejerciendo esta profesión porque nunca lo he visto como profesión, es que no he ganado nada en seguridad, debería tener una cierta confianza en mis recursos. Y no, nunca la tengo. Cuando termino un libro no hay un proyecto esperándome. Tengo que esperar a que se me condense algo, a que una historia me atraiga lo bastante como para ponerme a ella, mis historias además solamente cristalizan durante la propia escritura, nunca las tengo cabalmente en la cabeza antes de empezar, improviso mucho. Las historias crecen y se cuentan a la vez que las cuento. P. Pero sí hay una serie de temas que aparecen de forma recurrente en sus libros. R. Sí, son los temas que también me interesan en la vida. P. Creo que en esta novela están la ausencia y el azar, el papel del azar en la vida, que es algo que aparece mucho en sus libros, esa sensación de que si uno agarra un tren u otro su vida puede cambiar. R. Los enamoramientos, las historias amorosas, la gente tiende a verlas como algo que se ha producido de manera casi inevitable y no es así. Hablo de los enamoramientos verdaderos, no de la gente que en un momento de comodidad se empareja. Hay gente que piensa que estábamos destinados a encontrarnos. Y una de las reflexiones que aparecen en el libro es que todo eso no es más que el producto de una especie de sorteo o de rifa, al final del verano. Que uno se va encontrando con personas que pasan por ahí o que a su vez están libres, o que de pronto han pasado a estar libres y le consideran a uno o uno les considera a ellas. Depende de verdaderos azares, no suele haber nada grandioso en las historias amorosas sino que es más bien quién está libre, quién pasa por aquí, que número está libre, por seguir con la idea del sorteo, pero luego la gente tiene una tendencia a creer que eso ha sido una elección, que ha habido un elemento de voluntad, que uno ha decidido. Una de las cosas que aparecen en el libro es que en el fondo todos somos sustitutos de alguien, salvo quizás en la primera historia juvenil, y nosotros estamos sustituyendo a personas que se han perdido y es algo que casi nadie está dispuesto a aceptar. P. En este sentido, el título puede ser interpretado como sarcástico, porque hay momentos en que su protagonista casi se ajusta a aquellos versos de Jacques Brel en 4 dossier “Los enamoramientos” Ne me quitte pas: "Quiero ser la sombra de tu sombra, la sombra de tu perro". R. Hay una especie de incondicionalidad en el amor que nos debilita. Hay una persona que nos debilita y normalmente es, hasta cierto punto, el tipo de aviso que se tiene para tomar plena conciencia del enamoramiento, porque creo que el enamoramiento no es un mero sentimiento, creo que hay una conciencia. Uno de los avisos de que eso sucede es justamente esa especie de debilidad que te produce esa persona, uno se siente a veces desarmado, empieza a dejar pasar cosas, a ser víctima de la incondicionalidad. P. En cuanto al relato de Balzac, Los tres mosqueteros o la cita de Macbeth que aparecen en su novela, ¿la importancia que tiene la literatura en Los enamoramientos es la que tiene en la vida? R. Nuestra vida está formada también por esas historias. Casi todo lo que se nos cuenta es real. Usted me cuenta una historia que le ha pasado aquí, quizás la tiene en un ámbito distinto al de las narraciones, pero yo que la escucho como un relato, para mí, a la postre, va a quedar en el mismo ámbito, en el mismo nivel que una novela o una película. Uno lee sobre el sitio de Stalingrado y sabe que ha sucedido y que es real y que es espantoso, pero el hecho de que nos lo cuenten lo iguala con las narraciones ficticias. Y en ese sentido aparece en la novela. No es en un sentido metaliterario. En realidad me irritan bastante las novelas que hablan de escritores, que hablan de libros o que son metaliterarias; es algo que me parece bastante amanerado, me recuerda a Ocho y medio, que es una película de Fellini que no me gusta nada, libros sobre literatos, creo que aquí no es así. Aquí las referencias son a historias, pero en los libros hay un tipo de historias que en la vida real no se dan o es muy difícil que se den. P. En este libro se despacha a gusto con los escritores, también con usted mismo, cuando la editora protagonista cuenta cómo son. ¿Por qué? R. Me incluyo también. La narradora trabaja en una editorial y eso forma parte de su caracterización y de la verosimilitud del personaje. Me parece normal que alguien que trabaja en una editorial tenga una cierta visión irrespetuosa de los escritores y totalmente desmitificada porque me temo que las gentes que trabajan en las editoriales están acostumbradas a ver a los escritores con sus pequeñas mezquindades, vanidades, aprovechamientos de las cosas. Hay un poco de guasa y hay alguna anécdota que no deja de ser verdad. P. Los narradores no expresan lo que piensan a través de un libro, cuentan historias, ni siquiera tienen que estar de acuerdo con su propio protagonista, pero tengo la impresión de que esta novela sí tiene algo de novela moral en el sentido de que somete al lector a una serie de dilemas morales sobre los que acaba reflexionando, como ocurre por ejemplo con El fin del romance, de Graham Greene. ¿Está usted de acuerdo con esto? R. Sí, evidentemente. Una de las cosas que el libro también refleja es una cierta perplejidad ante algunas cosas que sí comparto. Las novelas no dan respuestas, como se ha dicho mil veces. He citado muchas veces esa cita de Faulkner en la que decía que lo que hace la literatura es lo que hace una pobre cerilla cuando se la enciende en mitad de la noche en mitad de un campo. No sirve para iluminar nada, sólo sirve para ver un poco mejor cuánta oscuridad hay alrededor. La literatura nos muestra cuánta zona de sombra hay, pero no la iluminamos y aquellas novelas que son moralistas o pretenden dar una lección o que se saque una tesis son muy malas, es como ilustrar una idea a través de una especie de fábula. Me parece literatura mala, no me interesa. Una de mis perplejidades tiene que ver con la 5 dossier “Los enamoramientos” impunidad, que es uno de los temas del libro, es algo que subleva. Uno tiene a veces la sensación justiciera: esto debe ser conocido, castigado. Yo mismo la he tenido durante los años de la Transición. Recuerdo mi irritación en vista de que a nadie se le iba a castigar por lo sucedido durante la guerra y la larguísima posguerra, pero entonces eso no bastó a mucha gente. Había escritores en esos años, los ochenta, que empezaron a dar entrevistas en las cuales contaban mentiras sobre su actuación. Nadie les estaba pidiendo cuentas, no les basta con esto. Recuerdo un historiador famoso que había sido diplomático franquista en París y habló de aquellos años como un exilio, recuerdo de otro escritor que en una entrevista de prensa dijo que estuvo con el bando nacional porque la guerra le pilló en Galicia y dijo que si le hubiese agarrado en Madrid hubiese sido republicano. Pero yo sabía que le pilló en Madrid y que hizo todo lo posible por pasarse al bando nacional. Eso subleva. Pero también se plantea la duda de si las cosas se deben perpetuar y contarlas una vez y otra. Hay un momento en que la narradora dice en referencia a Los tres mosqueteros, a la flor de lis que lleva grabada el personaje de Milady de Winter: "Yo no quiero convertirme en la flor de lis de nadie", porque esa flor de lis imborrable a menudo es causa de nuevas desgracias. Quizás es bastante con que las cosas sucedan y nada más que sucedan, si además se cuentan es como si siguieran perpetuándose. No lo sé. Porque por otro lado pienso que las cosas injustas deben saberse. Yo mismo no lo tengo claro, es un dilema que aparece sin solución. Ni yo como autor, que debo estar fuera de la novela propiamente dicha, ni por supuesto los personajes tienen una respuesta. Y esas son las cosas que me interesa reflejar cuando escribo novela. Puedo ser mucho más categórico en un artículo, aparentemente tengo las cosas más claras. El otro día alguien me decía: "Has escrito un artículo en el cual hablabas de la impunidad y decías que era horrible, pero luego en el campo de la novela puedes pensar que es necesario que haya cierta impunidad". Como articulista puedo tener una postura más clara porque estoy en la vida real. Es una cosa curiosa, pero en las novelas es donde uno menos engaña. Como articulista, ahí está el ciudadano: uno es ciudadano, firma con su nombre, se hace responsable de sus opiniones, todos los que hacemos ese tipo de piezas periodísticas tenemos una cierta intención aleccionadora, pero el ciudadano no interviene en absoluto cuando es una novela, ahí no hay ciudadano que valga. Y ahí es donde se engaña menos, se habla de las cosas como son. No es que uno mienta en los artículos, hay un cierto voluntarismo de que las cosas reales sean mejores, y en cambio uno cuando transita por el territorio de la ficción no hay reglas, no se está hablando de la sociedad realmente, no habla uno, se vuelve en la voz de un narrador o de un personaje que no es uno, al que le puedes prestar cosas, pero no es uno. Ahí es donde se engaña menos. P. Es cierto que su novela está llena de preguntas sin respuesta. R. Otra de las cosas que el libro pone sobre la mesa es la imposibilidad de saber con certeza, casi nunca podemos saber con certeza nada, ni siquiera lo que nos atañe. P. Creo que es un libro cínico en el sentido griego del término, que muestra las cosas como son, no como nos gustaría que fuesen. R. Como son a veces, tampoco hay que decir que son siempre así. Muestra lo que no siempre queremos saber. Las novelas son donde uno menos se engaña, uno se engaña más en la realidad. A mí hay personas que me conocen bien, que me dicen que en mis novelas hay cosas de mucha fineza, que percibo muchas cosas, y que luego en la vida real no se entiende cómo no me entero de nada. Yo siempre contesto: "Por fortuna". Si lo que logro averiguar en el transcurso de escritura de una novela o lo que llego a ver, a firmar, si eso lo aplicara a mi vida personal y a mi vida práctica sería un desastre, no podría vivir. Por fortuna, uno hace caso omiso de lo que ha averiguado en el campo de la ficción. 6 dossier “Los enamoramientos” P. Y saliéndonos un poco del libro, un tema que aparece mucho en sus artículos es la protesta ante lo políticamente correcto. Usted es muy aficionado a las series, ¿le gustaMad Men, que describe cómo era el mundo antes de lo políticamente correcto? R. El otro día leí un artículo bastante largo en The New York Review of Books escrito por un ensayista, Daniel Mendelson, que no entendía cómo un artículo así, tan malo, estaba en una publicación prestigiosa. Es una serie que me gusta mucho, yo recuerdo esa época, la recuerdo bastante bien, recuerdo ese mundo, recuerdo los personajes, cuando salía un disco nuevo de Dean Martin, recuerdo que los niños o adolescentes de mi época estaban obsesionados con el Rat Pack, era el no va más de lo cool. Es un mundo que en cierto sentido añoro: en esta reseña larga había como una especie de condena de ese mundo, "mire qué malos eran nuestros padres, cómo fumaban las mujeres embarazadas". Yo no veo que la serie vaya por ese lado; al revés, creo que hay una cierta nostalgia de un mundo quizás un poco más irresponsable, pero un poco menos estricto, estamos llegando a unos extremos en los cuales se está acabando con la espontaneidad de la vida. P. ¿Y su resistencia a escribir en un ordenador tiene que ver con esto? R. No, no hay ningún rechazo. En realidad, es que me gusta escribir sobre papel, sacar la hoja, corregirla a mano, hacer mis tachaduras, mis flechas, mis cambios. Me gusta volverla a teclear porque, aunque sea un trabajo y a veces las tecleo hasta cinco veces, o las que haga falta, cada vez que la tecleo no es como si la releo, la hago un poco más mía, la asumo, la apruebo y digo: "Vale, esto va". Le doy el visto bueno. http://elpais.com/diario/2011/04/02/babelia/1301703133_850215.html Los enamoramientos «La última vez que vi a Miguel Desvern o Deverne fue también la última que lo vio su mujer, Luisa, lo cual no dejó de ser extraño y quizá injusto, ya que ella era eso, su mujer, y yo era en cambio una desconocida…» Así comienza Los enamoramientos, la nueva novela de Javier Marías, consagrado como uno de los mejores novelistas contemporáneos. María Dolz, la protagonista de esta novela, sólo supo su nombre «cuando apareció su foto en el periódico, apuñalado y medio descamisado y a punto de convertirse en un muerto, si es que no lo era ya para su propia conciencia ausente que nunca volvió a presentarse: lo último de lo que se debió de dar cuenta fue de que lo acuchillaban por confusión y sin causa». Con una prosa brillante y cautivadora esta novela reflexiona sobre el estado de enamoramiento, considerado casi universalmente como algo positivo e incluso redentor a veces, tanto que parece justificar casi todas las cosas: las acciones nobles y desinteresadas, pero también los mayores desmanes y ruindades. Los enamoramientos es también un libro sobre la impunidad y sobre la horrible fuerza de los hechos; sobre la inconveniencia de que los muertos pudieran volver, por mucho que se los haya llorado y que en apariencia nada se deseara tanto como su regreso, o al menos que siguieran vivos; también sobre la imposibilidad de saber nunca la verdad cabalmente, ni siquiera la de nuestro pensamiento, oscilante y variable siempre. Después de la publicación del ambicioso proyecto literario que implicó Tu rostro mañana, que le llevó más de siete años de trabajo y que se ha consolidado como una de las obras cumbre de la literatura, Javier Marías lanza una nueva novela. http://www.quelibroleo.com/los-enamoramientos 7