España no va mejor porque Botín sea más rico

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Juan Torres López
Ganas de escribir
http://juantorreslopez.com
España no va mejor porque Botín sea más rico
Publicado en Público.es el 21 de octubre de 2013
Las últimas declaraciones de Emilio Botín diciendo que España vive un momento fantástico son una verdad como
un templo. Siempre, claro está, que diga que para él y los suyos.
Es cierto que España vive un momento de gloria: las reformas que han venido realizando antes el gobierno de
Zapatero y ahora el de Rajoy han ido exclusivamente encaminadas a recuperar a los bancos privados insolventes
por su irresponsable política crediticia y a dar más poder de negociación y decisión a las grandes empresas. Los
resultados son claros: una caída gigantesca de los salarios, que directamente redunda en aumento de beneficios
empresariales, mayor concentración bancaria y negocios impresionantes para los bancos y las grandes empresas
que han hecho de España la nación más desigual de nuestro entorno. A costa, eso sí, de una destrucción de
empleo gigantesca, de miles de empresas arruinadas y de millones de personas que han perdido todo, bienes,
viviendas y derechos sociales.
Todo ha sido concebido para que los banqueros como Botín y los grandes propietarios recuperen las posiciones
que tenían antes de la crisis que ellos han provocado y ahora es lógico que todas esas medidas den resultados
que les parecen fantásticos.
Pero ni siquiera así se puede admitir que lo que dice Botín sea del todo cierto.
Por un lado, las entradas de capital a las que alude no se han reflejado aún en los datos oficiales del Banco de
España, de modo que si se atreve a decir que están produciéndose debe ser porque las nota en sus bolsillos. Y
las empresas normales y corrientes no sienten, por el contrario, que les haya mejorado la afluencia del crédito y el
impulso financiero que necesitan para salir adelante. De hecho, se estima que en 2014 van a cerrar un 25% más
empresas que en este año.
Sí parece que se están produciendo entradas de capital procedentes de fondos de inversión que se están
quedando con miles de inmuebles y propiedades de todo tipo, lo que debe estar dejando buenas comisiones en
bancos e inmobiliarias ligadas a ellos y lo que seguramente se traduzca en unas décimas de incremento en el PIB
de los próximos meses.
Pero ¿acaso se puede considerar eso suficiente, o fantástico, cuando los datos que reflejan la evolución real de la
economía (exportaciones, crédito, empleo, producción industrial, ventas al por menor etc.) empeoran?
Es muy posible que estas entradas de capital puramente especulativo y voraz sigan produciéndose pero de
ninguna manera puede considerarse, ni siquiera aunque vayan a traducirse con toda probabilidad en un leve
crecimiento del PIB, como un augurio de que la economía española se recupera porque ni van a traer aumento del
empleo, ni más o mejor vida para las empresas, ni más competitividad (suponiendo que sea eso lo que
necesitemos), ni más actividades que a medio plazo permitan generar nuevos ingresos.
Lo que le ocurre a Botín no es nuevo. Sufre el mismo tipo de distorsión cognitiva que ha afectado siempre a las
clases ricas españolas: confunden el todo con la parte, sus intereses con los del conjunto de los españoles.
Y lo lamentable no es que personajes como Botín sufran ese tipo de maligna disonancia sino que actúan en
consecuencia y nos llevan a todos al precipicio.
Botín es un banquero que si en España hubiera Justicia, gobiernos decentes y democracia estaría en la cárcel
desde hace tiempo.
Como he explicado en varios lugares, el diario El País informó el 27 de mayo de 2008 que, para defenderse de la
acusación de supuestos favores al Banco de Santander, el ex Ministro de Economía Rodrigo Rato presentó un
escrito de la ex-Secretaria de Estado de Justicia y luego Vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de
la Vega, “en la que ésta pidió el 25 de abril de 1996 que se cursaran al Abogado del Estado “instrucciones” sobre
su actuación en el caso de las cesiones de crédito”, concretamente, pidiendo que no se dirigiera “acción penal
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alguna por presunto delito contra la Hacienda Pública, contra la citada entidad bancaria o sus representantes”.
Gracias a ello, su presidente no tuvo que ser juzgado por unas actuaciones que el diario digital el Confidencial de
21 de septiembre de 2006 describió de la siguiente forma: “Durante los años 1988 y 1989, el Santander manejó
cerca de medio billón de pesetas de dinero negro, que provenía de fuentes financieras más o menos inconfesables
(…) El banco entregó al Fisco información falsa sobre 9.566 operaciones formalizadas que representaban 145.120
millones de pesetas. (…) A tal efecto, no dudó en declarar como titulares de las cesiones a personas fallecidas,
emigrantes no residentes en España, ancianos desvalidos, trabajadores en paro, familiares de empleados del
banco, antiguos clientes que ya no mantenían relación alguna con la entidad, etcétera. Como consecuencia del
descubrimiento de esa serie de irregularidades, la acusación solicitó para el presidente del Banco de Santander,
Emilio Botín un total de 170 años de prisión y una multa de 46.242.233,92 euros (7.694.060.334 pesetas), además
de una responsabilidad civil de 84.935.195,86 euros (14.132.027.499 pesetas), que es el perjuicio causado con su
actuación a la Hacienda Pública”.
Como digo, si en España hubiera Justicia al señor Botín se le hubiera enjuiciado y condenado. Si hubiera
gobiernos decentes la señora Fernández de la Vega (que ahora se sienta en el Consejo de Estado) nunca hubiera
dado esa orden. Y si hubiera democracia toda la gente sabría qué sucedió y al señor Botín le daría vergüenza de
decir las cosas que dice porque lo correrían a gorrazos por las calles. Mejor dicho, con toda probabilidad, por los
patios de una cárcel.
De la misma naturaleza es su juicio sobre el ex ministro de Economía Rodrigo Rato de quien dice que fue el mejor
de la democracia. Es natural que lo diga: solo con la vergonzosa concesión de desgravaciones fiscales con el
dinero de todos los españoles a las empresas que invirtieran en el exterior (como el banco del señor Botín) ya le
hizo un favor suficiente como para justificar que lo siente ahora en sus sillones y lo mitifique de esa forma. Su
gestión en Bankia engañando a miles de personas, su política que dio lugar a la crisis, o su ceguera para
anticiparla aquí o en el FMI no tiene importancia. Pelillos a la mar que el negocio es el negocio.
Una ventaja tienen, eso sí, las declaraciones de Botón. Permiten comprobar a quien tuviera alguna duda qué tipo
de salida es la que quieren darle a la crisis y la que le van a dar si no hay una respuesta social contundente que
quite de una vez el Boletín Oficial del Estado a los gestores del señor Botín y compañía que gobiernan contra
España: no la que recupere el empleo, el salario, la actividad empresarial y el bienestar social, sino la que permita
que siga aumentando la riqueza de los ya de por sí más ricos que provocaron la crisis, los que fomentaron
artificialmente una deuda privada y empresarial gigantesca a base de endeudarse ellos mismos y cuyos costes
quieren ahora pasar a las espaldas de los de siempre.
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