Razones y preguntas ante un nuevo templo católico en Gijón En

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Razones y preguntas ante un nuevo templo católico en Gijón
En medio de una ciudad que se considera abierta, plural y tolerante
como es Gijón, no sería necesario, en principio, salir en los medios de
comunicación dando razones para la construcción de un nuevo templo católico;
máxime, cuando no se trata de construir una nueva parroquia, sino de alcanzar
la esperada solución a los actuales locales y templo de la Parroquia de El Buen
Pastor situadas en la calle Progreso 41.
La búsqueda de un nuevo emplazamiento para el complejo parroquial se
planteaba ya en el año 1995, cuando se celebraban los 25 años de la
constitución de la Parroquia, siendo párroco don Atilano Rodríguez, hoy obispo
de Ciudad Rodrigo. Después de varias gestiones imposibles se llegó a la
ubicación en la que en estos días han comenzado las obras del complejo
parroquial (C/Periodista Francisco Carantoña Dubert, 29) en el límite con las
parroquias de San Andrés de Ceares y San Nicolás de El Coto. El actual solar
en el que se construye es fruto de una “permuta y cesión” de terrenos entre el
Ayuntamiento de Gijón y el Arzobispado de Oviedo en el año 1999; es decir, de
un intercambio de terrenos, por tanto ni ha habido compra, ni mucho menos
“regalo” privilegiado, aunque, puestos a ser veraces, de la totalidad de los
metros alcanzados en la permuta y cesión al final resultó que sólo una parte de
los mismos son terrenos edificables.
Desde 1999 hasta hoy han pasado diez años de peripecias y demoras
por parte de unos y de otros, hasta que, logrados todos los permisos
correspondientes, el 11 de agosto de 2008 se inician las obras; si bien ese
mismo día las obras han de suspenderse; la razón: una conducción general de
agua que se hallaba en los terrenos, ahora propiedad de la Iglesia Católica, y
que -cosa sorprendente para tamaña conducción de agua- discurría también
bajo el edificio de la C/Hnos. Felgueroso 80, edificio de siete plantas.
Un templo cristiano no es un “edificio” estático, sino un “edificio” en
movimiento en tanto que reúne, celebra y actúa. San Jerónimo decía que “las
paredes no hacen cristianos”, pero bien sabemos que ayudan. El edificio, las
paredes tienen el sentido simbólico de ayudarnos a entender quiénes somos y
qué celebramos y es señal del verdadero templo: el Cuerpo de Cristo, la
asamblea de todos los reunidos en el nombre de Jesús, el Hijo de Dios vivo.
Para los cristianos una iglesia es punto de referencia de su fe y de su
pertenencia a la Iglesia Universal; un lugar de serenidad, de memoria de
valores importantes, de crecimiento de su propia identidad, de solidaridad y
amor con los empobrecidos, de denuncia de la injusticia, de paz espiritual y, a
la vez, de envío a una vida de mayor testimonio y esperanza para la
transformación de la realidad. Y, para todos, una iglesia ha de ser símbolo, no
dominador ni intransigente, de los valores que Cristo ha venido a traer a este
mundo y en los que cree la comunidad cristiana.
Hace unos días en un medio de comunicación escrito y otro radiofónico
se hacían unas declaraciones por parte del Presidente de la Asociación de
Vecino de Ceares en las que mostraba su contrariedad ante la construcción del
nuevo complejo parroquial de El Buen Pastor. Es cierto que hallándose el
nuevo complejo parroquial en el límite con la Parroquia de Ceares, el templo de
San Andrés, erigido como parroquia a finales de los años 50, está cercano…
pero ¿qué problema hay en esa cercanía? ¿Acaso los fieles de la Parroquia de
Buen Pastor no tienen derecho a un templo digno?... ¿o es que tampoco los
fieles de la Parroquia de Santolaya tiene derecho a su nuevo templo? ¿acaso
esta pretensión es un mal social?... Por otro lado, es de suponer que la
Asociación de Vecino de Ceares no tiene carácter confesional, entonces ¿las
declaraciones de su presidente no podrían ser tomadas como la intromisión de
una instancia civil en el ámbito religioso? ¿o es que sólo en esa dirección se
pueden hacer declaraciones?
Cuando se habla de la cantidad de fieles ¿no habrá que pensar más
bien en la calidad de los que somos?... Se afirma que los fieles de Ceares
seguirán yendo a misa al templo de San Andrés, algo que se presupone pues
forma ya cuna comunidad cristiana que tiene como referencia de fe y de vida
dicho templo… ¿entonces dónde está el problema? ¿acaso no somos
hermanos en la misma fe? ¿somos distintos? Y si fuéramos distintos ¿hay
razón también para el enfrentamiento?. Y si seguimos por el argumento de la
calidad, en concreto de la calidad del edificio en el que se celebra la fe:
cualquiera que conozca el actual templo de El Buen Pastor sabrá de las
dificultades de acceso para las personas mayores e impedidas, por no hablar
de las filtraciones de agua fecales, los manantiales que aparecen y
desaparecen, los ratones, etc.
Ciertamente habrá que replantearse los límites parroquiales no sólo de
esta zona de la ciudad, sino de toda, y es en se está trabajando ya; la misma
Parroquia de San Andrés de Ceares se haya comprendida en la actual división
eclesiástica en lo que se llama “Gijón rural, algo a todas luces anacrónico hoy
por hoy. Se dice que faltan curas y es cierto, pero también es bien cierto que
faltan laicos comprometidos y formados que saben que la Iglesia, la que va con
mayúscula –la que Dios quiere y no la que nosotros hacemos- es mucho más
que el campanario que tenemos más cerca y que lleva ya tiempo reclamando
que el trabajo pastoral no se haga de forma aislada sino en red y menos
tirándonos piedras unos a otros.
Y, para aquellos ciudadanos que no son ni se sienten católicos y puedan
decir que mejor sería que la Iglesia destinara el presupuesto del nuevo templo
en hacer frente a la crisis que vivimos, formulo estas preguntas: ¿el plan de
choque del gobierno estatal no es destinar millones de euros a los
ayuntamientos de todo el país para generar empleo en el sector de la
construcción? ¿cuál es el número de empleos directos e indirectos que va a
generar la construcción del nuevo templo?. Asimismo es de suponer que ya
nadie pueda decir que en dicha construcción se van a emplear fondos públicos,
pues cualquier ciudadano medianamente informado con veracidad sabe que la
Iglesia Católica en España no recibe en la actualidad –a Dios gracias, dicho
sea de paso- ni un solo céntimo de euro de los presupuestos generales del
Estado Español (aunque este argumento pueda seguir leyéndose
frecuentemente en los periódicos). Y si de euros seguimos hablando, cada
trimestre en los tablones de anuncios de la parroquia se publica el balance
económico correspondiente.
Y siguiendo con el argumento de hacer frente a las necesidades que
genera la actual crisis: ¿quién conoce los informes que últimamente están
presentando las diferentes Cáritas Diocesanas de toda España sobre la
situación actual de la pobreza y la marginación y en los que junto a datos
espeluznantes se denuncia que Cáritas no puede hacer labores de suplencia
de los organismos públicos?. La Cáritas Parroquial de El Buen Pastor destinó
en el año 2008 la cantidad de 8373,18 a ayudas a distintas familias de la
Parroquia con independencia de su credo o país de procedencia; y todo ha
salido de los fieles, no de otros organismos. Y ha salido no dando de lo que nos
sobra, sino de lo que tenemos, que en eso consiste la verdadera “caridad”. Y
ante esto cabe también hacer otra pregunta: ¿si por un mes las Cáritas
Parroquiales cerraran –algo impensable, por otra parte- qué organismo u
organismos se iban a hacer cargo de tamañas necesidades ciudadanas?
Y, ya puestos a preguntar, también podemos preguntar a los medios de
comunicación: cuando se trata de cubrir una noticia ¿no se recaba información
de todas las partes implicadas?... ¿o es que cuando se trata de la Iglesia
Católica la norma o la “consigna” a seguir es otra?
Ya acabo con dos apreciaciones. La primera: la tan traída y llevada
laicidad es también exigida por la misma Iglesia Católica, pero a veces es
presentada y planteada con argumentaciones que rayan con la intransigencia
e, incluso, con el recorte de libertades. Y, segunda: la Iglesia Católica son
también las pequeñas comunidades parroquiales, y antes de hacer
generalizaciones hay que conocerlas desde dentro, opinadores y tertulianos
que “saben de todo” ya hay demasiados.
Juan Manuel Hevia Fisas,
párroco de El Buen Pastor de Gijón.
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