La evaluación de la calidad desde la perspectiva hermenéutica

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La evaluación de la calidad desde la perspectiva hermenéutica
Karla Salguero Moya
Resumen
El objetivo de este escrito es exponer de manera general algunas premisas de
la hermenéutica para ser aplicada a la evaluación y conocer las posibilidades
en la educación superior, campo que nos reúne en esta ocasión.
Plantear la hermenéutica como un medio para realizar el acto interpretativo
ofrece la posibilidad de comprender el proceso evaluativo, sus alcances y sus
limitaciones, no solo en el momento del análisis de los resultados sino que nos
remite a interpretar y reinterpretar a lo largo de los procesos de autoevaluación
de los programas y de las instituciones.
A manera de introducción
La evaluación de la calidad en la educación superior, es un tema que
históricamente se ha discutido mucho en foros académicos y políticos. Sin
embargo, en la mayoría de los casos estas discusiones se han orientado
mayormente a la construcción de metodologías para realizar la evaluación y se
dejan de lado o se pospone la discusión de las teorías y enfoques de la
evaluación que sustentan dichas metodologías, aceptándose de antemano los
lineamientos que se establecen.
En algunas ocasiones se ha tendido a obviar cuestionamientos muy válidos
sobre el carácter y el objeto de la evaluación, al respecto Santos Guerra (1995,
p. 34) es enfático al decir que “no hay que olvidar que lo más importante no es
el hecho de realizar la evaluación, ni siquiera el modo de hacerla, sino al
servicio de quién se pone”. Esta discusión se realiza tímidamente, la presión de
cumplir con los estándares y criterios de calidad obliga a la comunidad
universitaria en algunos casos a caer en un activismo irreflexivo.
Es común encontrar en referencia a los procesos de autoevaluación una
variedad de guías, manuales e instrumentos para la evaluación de la educación
superior. Es por esta razón que en este espacio pretendo hacer una breve
reflexión sobre el acto interpretativo, el acercamiento a la hermenéutica que
podemos plantearnos para leer desde otra perspectiva las evaluaciones que
realizamos en nuestras instituciones.
Algunas aproximaciones a la hermenéutica en la evaluación
Los enfoques teóricos y metodológicos que sustentan la evaluación en el
campo de la educación se basaron en el paradigma positivista, fundamentado
en la creencia de una realidad objetiva, el dualismo sujeto objeto y una
aproximación experimental para medir, estimar el logro de objetivos, o
establecer indicadores para emitir juicios.
Pensar en la evaluación desde otra perspectiva es un ejercicio bastante
complejo, ya que este término, tiene su origen en la premisa del control y la
cuantificación. Sin embargo, pensar la evaluación bajo esas premisas es seguir
promoviendo el carácter hegemónico y dominador, por lo que es necesario dar
un giro a este enfoque.
La evaluación científica surge en educación dentro de un paradigma
esencialmente cuantitativo y de mentalidad tecnocrática que condiciona su
desarrollo hasta nuestros días. El término evaluación aparece a principios del
siglo XX en Estados Unidos, en el marco del proceso de industrialización y
como consecuencia de la incorporación de conceptos administrativistas al
proceso educativo. Algunos de los términos que se incorporan en el discurso
científico en el campo de la educación son los de tecnología educativa, diseño
curricular, objetivos del aprendizaje o evaluación educativa.
La publicación, en 1916, de la obra de Henry Fayol Administración General e
Industrial, propone los principios básicos de la administración, que son:
planificar, realizar y evaluar, que posteriormente son incorporados al ámbito
educativo. La incorporación a la práctica docente de controles de tiempos y
movimientos, “marcó una pauta inequívoca para el origen de los objetivos de
aprendizaje y para la incorporación de la evaluación, que empieza a ser
concebida como control de los resultados obtenidos”1.
Un reflejo del pensamiento de la época con relación al uso y finalidad de la
evaluación, se observa en la traducción a la pedagogía de estudios e
investigaciones que se realizaban sobre el rendimiento de los obreros
norteamericanos. Cassanova resalta cómo se trasladó el concepto de
1
Cassanova, M Manual de Evaluación Educativa. La muralla, Madrid. 1995.
rendimiento laboral al rendimiento académico, pero destaca que lo más serio
fue la cuantificación del aprendizaje como “garantía de objetividad y rigor”2. De
tal manera, se puede observar la evolución paralela del control empresarial y la
evaluación escolar, ambos fundamentados en un enfoque administrativista.
Otro elemento que contribuyó a fundamentar la evaluación en un enfoque
positivista cuantitativo, fue la aparición de los test psicológicos y su aplicación
generalizada en el ejército estadounidense, en la segunda guerra mundial. Los
test ofrecieron “al profesorado el instrumento definitivo para poder cuantificar
científicamente las capacidades y el aprendizaje/rendimiento del alumnado, con
la incorporación subsiguiente de la estadística descriptiva y la extensión
progresiva de este modo de evaluar a otros componentes del sistema
educativo”3.
Bajo estas premisas, la evaluación no tenía otro objeto que, ser un mecanismo
de control, selección y dominación. El carácter científico, cuya intencionalidad
es medir, más que evaluar los aprendizajes, las instituciones y los programas
académicos, así como, procesos que intervienen en el quehacer educativo,
hace difícil incorporar enfoques que no respondan al enfoque positivista.
Pese a lo anterior, se han dado fuertes batallas para incorporar nuevos
enfoques en el modelo tradicional, que permita una evaluación más justa y
democrática. Estamos en total acuerdo de que la complejidad de los
fenómenos sociales no puede ser captada en toda su profundidad por el
2
3
Cassanova. p19
Cassanova. p19
enfoque tradicional positivista. Es así como surge el debate entre el enfoque
cuantitativo racionalista contra el enfoque naturalista cualitativo.
En el ámbito de Latinoamérica, el interés por realizar evaluaciones en las
instituciones educativas responde a un fuerte movimiento iniciado en los años
sesenta por los evaluadores norteamericanos. Scriven, Cook y Stufflebean
entre otros que se abocaron a desarrollar evaluaciones con enfoque de
sistemas, que fundamentalmente examinan procesos, productos como es el
caso del CIPP. Estos enfoques como afirman Guba y Lincoln, parten de una
concepción positivista de la evaluación, haciendo uso de métodos y técnicas
que pretenden recolectar información de forma imparcial. De tal manera que
estos autores, hacen una crítica a esta postura positivista por considerarla
reduccionista e irreal para los complejos sistemas sociales, y proponen una
evaluación basada en el enfoque hermenéutico-constructivista, dentro de un
proceso ampliamente participativo que busque llegar a una agenda de
negociación
Egon Guba e Yvonna Lincoln, construyeron una propuesta que propugna la
existencia de diferentes realidades como construcciones sociales de los
individuos, considera la interacción entre lo observado y el observador. Además
utiliza métodos participativos para la integración de las experiencias y
creencias de los diferentes actores.
La posición ontológica del constructivismo de Guba y Lincoln “entrega el
mandato para considerar las interpretaciones de los interesados como
legítimas
más
bien
que
como
simples
percepciones
sesgadas.
Las
reivindicaciones, preocupaciones y problemas de los interesados, junto con lo
que podría esencialmente implicar, constituyen el “material” del cual están
hechas sus interpretaciones”4.
En el espíritu del proceso hermenéutico y de los temas educacionales y de
otorgamiento de poder que son la base de la evaluación de la cuarta
generación, esta tarea de establecimiento de prioridades debería ser realizada
de forma participativa para que dé oportunidad de contribución y control a cada
uno de los grupos interesados. Empleando en estos procesos interpretativo el
círculo hermenéutico creado por Heidegger que posteriormente retoma
Gadamer.
La evaluación constructivista difiere en formas fundamentales de las otras
formas de evaluación. En la Evaluación de Cuarta Generación, se describe la
evolución histórica de la práctica en evaluación. La primera generación, se
enfoca en la medición; la segunda generación, se enfoca en la descripción; la
tercera generación, se enfoca en el juicio y la cuarta generación, se enfoca en
la negociación (la dialéctica/ hermenéutica). Los autores consideran que esta
forma de evaluación obvia los problemas principales de las primeras tres
generaciones: la tendencia hacia un acercamiento que favorece el punto de
vista del cliente, que de manera inapropiada salva al administrador indefenso, y
que le resta empoderamiento, es injusto y le resta poder a los inversionistas;
una falla al acomodar el valor-pluralismo y un sobre compromiso hacia las
interrogantes del paradigma científico-positivista.
4
Egon G..Guba & Yvonna Lincoln. (1989). Fourth Generation Evaluation. Newsbury Park, California:
SAGE Publications Inc.
Una propuesta hermenéutica latinoamericana
La hermenéutica analógica es un sistema de interpretación que se constituye
dialécticamente entre dos polos, entre una verdad, que se ha considerado la
única interpretación valedera y que con el tiempo ha creado una tradición
univiocista, frente al otro extremo que acepta que cualquier posición o lectura
sean verdaderos, conduciendo a un equivocismo interpretativo con perdida de
sentido de lo que observa se dice o se muestra5
La hermenéutica analógica ofrece una opción diferente para abordar la
evaluación desde una nueva forma de racionalidad. Desde una filosofía
entendida de acuerdo con Arriarán6 como una filosofía del juego, de la
imaginación creadora y de la libertad. Es una opción para construir desde la
proporcionalidad una evaluación con la intención de confrontar “el espíritu
serio, neopositivista, analítico, neoliberal”7.
Como sistema de interpretación que “pretende colocarse como alternativa entre
el univocismo y el equivocismo, es un punto intermedio entre la univocidad y la
equivocidad, aunque da predominio a esta última” que permite “abrir el campo
de validez de interpretaciones cerrado por el univocismo, pero también cerrar y
poner
límites
al
campo
de
validez
de
interpretaciones
abiertas
desmesuradamente por el equivocismo. De modo que pueda haber no una
única interpretación válida, sino un pequeño grupo de interpretaciones válidas,
según jerarquía, que pueden ser medidas y controladas con arreglo al texto y al
autor”8.
5
Beuchot Puente, M. Tratado de Hermenéutica analógica barroca.
Arriarán Cuellar, Samuel. Filosofía, Neobarroco y multiculturalismo. 1999. p.11
7
Arriarán
8
Beuchot. Opcit p. 3
6
Tradicionalmente, la evaluación tiende más al univocismo. La medición se ha
convertido en su principal técnica y objetivo en la construcción del juicio
evaluativo. Desde esta posición es difícil pensar en una alternativa que
comprendiera tanto los enfoques cuantitativos como los cualitativos, más bien
resulta en una exclusión formal de un enfoque al otro. A partir de la
hermenéutica analógica es posible construir una evaluación análoga, híbrida,
mestiza que interpreta las propuestas que se imponen para evaluar las
universidades e incorpora a la discusión los enfoques y teorías alternativas que
van más allá de la medición, como son los planteamientos cualitativos.
Considerar las particularidades de los modelos educativos desde una
perspectiva propia de la organización educativa que se evalúa, nos obliga a
realizar una propuesta alternativa, diferente y no caer en la tradicional copia de
modelos foráneos que nunca consideran la cultura y las particularidades de las
instituciones en las que se implementan.
Incorporar en una nueva práctica evaluativa la hermenéutica analógica nos
lleva a repensar en el concepto de evaluación y trascenderlo. Una evaluación
alternativa, que algunos de los teóricos revisados como McDonald, la han
llamado evaluación democrática y que hace uso de herramientas cuantitativas
en esencia no pierde de vista este concepto, pero lo fortalece, al revalorar la
interpretación como método de aproximación y construcción del juicio
evaluativo.
La hermenéutica ofrece herramientas para realizar procesos heurísticos en la
investigación, pues ya no se trata de verificar, comprobar o explicar datos
empíricos sino dar lugar a otro tipo de interpretaciones que reconozcan la
multiplicidad de lo cultural y el papel de lo simbólico en la conducta humana.9
Por tanto, se inscribe como estrategia de democracia y participación ética que,
sin anular la pluralidad cultural y la diferencia, recentra el análisis de la cultura
como elemento fundamental del multiculturalismo y de construcción en una
nueva práctica pedagógica, más humana y sensible al otro, invitándonos a una
comprensión distinta, centrada en una hermenéutica del diálogo.
Estas reflexiones traducidas en la evaluación nos permiten leer los procesos
evaluativos desde otra perspectiva, interpretar las practicas institucionales no
solo desde la óptica del poder, sino desde la percepción de los actores
involucrados directamente en el proceso educativo, estudiantes, maestros y
administrativos.
La Hermenéutica como instrumento del comprender nos permite y convoca a
realizar una lectura profunda y diferente de los datos e informes de evaluación
comprendiendo al otro en sus propios marcos de percepción social. Realizar
una lectura que no solo se detenga en el dato sino en su significado o
significados.
Reflexiones finales
La evaluación de la calidad en la educación superior se realiza con el objetivo
de otorgar una calificación, designar la eficacia, eficiencia, pertinencia y otros
criterios que se han construido para definir la calidad. La metodología
9
Nava, Verónica. En. Arriaran, Samuel y Elizabeth Hernández. Hermenéutica analógica-barroca y
educación. Fomento Editorial. UPN. México, 2001 p.90
empleada para realizar éstas evaluaciones, generalmente, responden a
enfoques cuantitativos positivistas que garantizan la confiabilidad, la validez de
los procedimientos para lograr mediciones que se conviertan en contundentes y
rigurosas generalizaciones.
La instrumentalización10 de la evaluación, tiene como característica el uso
desmedido de encuestas, cuestionarios, hojas de cotejo y otras herramientas,
que tienden ha convertirse para muchas instituciones educativas y organismos
evaluadores, en la evaluación en sí misma.
La evaluación debe generar una reflexión sobre el qué, cómo, para qué y para
quien se realiza la evaluación.
Estas reflexiones, obligan tanto al sujeto
evaluado como el sujeto evaluador a situarse en un contexto histórico político,
social, económico y cultural. Y reconocer el discurso de poder y dominación
que se ejerce al realizar una práctica evaluativa.
Por tanto, la forma que se realiza, la participación de los sujetos involucrados
en los procesos evaluativos, la transparencia del proceso, la profundidad con
que se realice deben ser observados con especial atención, pues de esta
práctica se garantiza una evaluación democrática.
La evaluación democrática, interpretada como un proceso de diálogo,
compresión y mejora11. Permite que se desarrolle de manera permanente y no
solo como una actividad final. La involucra a los
10
actores protagónicos del
Con el término instrumentalización me refiero a la aplicación casi exclusiva de instrumentos
cuantitativos, como cuestionarios, encuestas y otros, para realizar el acto evaluativo.
11
Santos Guerra
programa académico con una participación activa mediante el diálogo y la
discusión para la comprensión y búsqueda del mejoramiento educativo.
La calidad académica12, Carlos Tunnerman señala que es un concepto relativo
y multidimensional, dentro del contexto social y político en el que se
desenvuelven los actores de un proceso educativo.
Se puede decir entonces, que la calidad académica, está condicionada por las
particularidades y características de cada contexto. Por tanto, cada institución y
cada programa deben establecer su concepto propio de calidad y de esta
forma, construir sus referentes para ser evaluada. Sin embargo, la realidad es
otra, pues las exigencias internacionales fundamentadas en las demandas de
la globalización, buscan crear patrones y homogeneizar la calidad académica,
donde lo que predomina es el juicio de la calidad basado en lo cuantificable y
no en lo cualitativo de la educación.
Esta presentación pretende orientar las evaluaciones que realizamos como
parte de nuestro quehacer en las instituciones, al acto interpretativo de las
particularidades, la diversidad, las diferencias y semejanzas del contexto
educativo. Y proponer una opción evaluativa innovadora que permita
complementar los enfoques cuantitativo y cualitativo como una alternativa entre
el univocismo y el equivocismo buscando una proporcionalidad para
transformar en lo educativo el acto de la evaluación.
12
Rojas. Op cit. P. 10.
Una evaluación fundamentada en procesos investigativos que garanticen la
participación y que cuestione el valor educativo de un programa, su
importancia, exigencias y significados. Stenhouse, declara que para evaluar
hay que comprender, se le puede agregar, que para comprender hay que
investigar la educación.
La hermenéutica ofrece la posibilidad de comprender el proceso evaluativo, sus
alcances y sus limitaciones, no en los discursos
del momento de los
resultados sino desde el momento en que inician los procesos de
autoevaluación en un programa.
He recurrido a la utilización de la hermenéutica analógica, enfoque teórico que
ha surgido del ámbito latinoamericano y que consideramos se puede aplicar
para la evaluación en Costa Rica. Como señala Arriaran, “toda buena
investigación (evaluación) debe surgir de la experiencia propia y necesita
conceptos teóricos”.
La evaluación, bajo el enfoque de la hermenéutica, es transformada en una
herramienta o un medio que permita analizar la problemática social que
involucra un proceso educativo. Debe dejar a un lado la estrategia tradicional
instrumentalista de recolección y descripción de datos, para tratar de
comprender o interpretar las diferentes prácticas sociales que se viven a en las
universidades.
Bibliografía
Arriarán Cuéllar, Samuel y Mauricio Beuchot (1999) Virtudes, valores y
educación moral. Col. Textos. No. 12. México. UPN. .
Arriaran, Samuel y Elizabeth Hernández(2001). Hermenéutica AnalógicaBarroca y Educación. (2001) Fomento Editorial. UPN: México.
Arriarán, Samuel. (1999) Filosofía, Neobarroco y Multiculturalismo. Beuchot.
Mauricio. Tratado de Hermenéutica Analógica
Egon Guba, Ivonna Lincoln. (1989). Fourth generation evaluation: Sage.
USA.
Cassanova, M. (1995) Manual de Evaluación Educativa. La muralla, Madrid.
Pérez Serrano, G. Evaluación Educativa. La muralla Madrid
Santos Guerra, M. Sentido y finalidad de la evaluación de la universidad.
En Revista perspectiva educacional. Instituto de Educación: I.C.V. N37-38, I y II
Sem. 2001, págs. 7-33
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