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Misa
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La Última Cena de Leonardo
La Misa, en la Iglesia católica, es el acto litúrgico dentro del cual se ofrece el Sacrificio
eucarístico. Su origen es la Última Cena de Jesús con sus doce apóstoles. Según el dogma
católico, en la Misa se celebra el sacramento de la eucaristía, consagrándose el pan y el
vino por medio de una fórmula sacramental que pronuncia el sacerdote celebrante, lo que
produce el efecto de la transubstanciación. Estas especies consagradas se consumen por
los asistentes en la comunión. Anteriormente a esta fase fundamental de la misa está la
liturgia de la palabra en la que se leen dos o tres textos de la Biblia, y normalmente hay
un discurso, del sacerdote, llamado sermón u homilía.
Una Misa Medieval celebrada por el Obispo.
La Misa solemne o cantada constituye un género musical tradicional. Consta del "Kyrie"
el "Sanctus" y el "Agnus Dei" como elementos obligatorios, además incluye el "Gloria"
el "Credo" y otros elementos que dependen del tiempo litúrgico o de la ocasión como el
"Dies Irae" en las misas de difuntos o requiems. El "Kyrie" está en lengua griega y el
resto en lengua latina, si bien después del Concilio Vaticano II se autorizaron las misas en
lenguas vernáculas.
La Misa puede celebrarse de acuerdo con distintos Ritos litúrgicos.
Tabla de contenidos
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1 Estructura
o 1.1 Ritos iniciales
o 1.2 Liturgia de la palabra
o 1.3 Liturgia de la Eucaristía
 1.3.1 Comunión
2 Véase también
3 Enlaces externos
Estructura
La Misa según la forma actual del rito romano se compone de cuatro partes: los ritos de
entrada, la liturgia de la palabra, la liturgia de la Eucaristía y los ritos de despedida. Otros
ritos litúrgicos tiene los mismos elementos ordenados de manera diferente. Por ejemplo,
en el poco empleado rito Zaireño el Acto penitencial tiene lugar luego de las lecturas, y
es obligatorio que el sacerdote celebrante dance en torno al altar.
Ritos iniciales
Son todos aquellos pasos que introducen a los fieles (asamblea) en la celebración. Estos
ritos iniciales, que preceden a la liturgia de la Palabra, incluyen el canto de entrada, el
saludo inicial, el acto penitencial, el "Señor, ten piedad", el Gloria y la Oración colecta, y
tienen como objetivo hacer que los fieles reunidos constituyan una comunión y se
dispongan a oír como conviene la palabra de Dios y a celebrar dignamente la Eucaristía.
Tienen un carácter de exordio, preparación e introducción.
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Canto de entrada. El canto de entrada comienza cuando el sacerdote (con el
diácono y los ministros) hace su entrada en el templo o en el recinto en el que se
vaya a celebrar la Eucaristía. Este canto tiene como objetivo abrir la celebración,
fomentar la unión de quienes se han reunido e introducirles en el misterio del
tiempo litúrgico o de la fiesta y acompañar la procesión del sacerdote y los
ministros. El canto de entrada lo entona la schola y el pueblo, o un cantor y el
pueblo, o todo el pueblo, o solamente la schola. Pueden emplearse para este canto
o la antífona con su salmo, como se encuentran en el Gradual romano o en el
Gradual simple, u otro canto acomodado a la acción sagrada o a la índole del día o
del tiempo litúrgico, con un texto aprobado por la Conferencia de los Obispos. Si
no hay canto de entrada, los fieles o algunos de ellos o un lector recitarán la
antífona que aparece en el Misal. Si esto no es posible, la recitará al menos el
mismo sacerdote, quien también puede adaptarla a modo de monición inicial
Procesión de entrada. Con los fieles de pie, entra el sacerdote, generalmente
acompañado de sus acólitos. Reverencian el sagrario con una genuflexión y luego
el celebrante besa el altar.
Saludo inicial. El sacerdote hace la señal de la cruz y saluda al pueblo.
Acto penitencial. Se pide perdón a Dios por los pecados cometidos diciendo el
Kyrie("Señor, ten piedad") (a veces precedido del Confiteor ("Yo pecador")).
Después, el sacerdote invita al acto penitencial, que, tras una breve pausa de
silencio, realiza toda la comunidad con la fórmula de la confesión general y se
termina con la absolución del sacerdote, que no tiene la eficacia propia del
sacramento de la Penitencia. Los domingos, sobre todo en el tiempo pascual, en
lugar del acto penitencial acostumbrado, puede hacerse la bendición y aspersión
del agua en memoria del bautismo. Después del acto penitencial, se dice el Señor:
ten piedad, a no ser que éste haya formado ya parte del mismo acto penitencial.
Siendo un canto con el que los fieles aclaman al Señor y piden su misericordia,
regularmente habrán de hacerlo todos, es decir, tomarán parte en él el pueblo y la
schola o un cantor. Cada una de estas aclamaciones se repite, normalmente, dos
veces, pero también cabe un mayor número de veces, según el genio de cada
lengua o las exigencias del arte musical o de las circunstancias. Cuando se canta
el Señor, ten piedad como parte del acto penitencial, a cada una de las
aclamaciones se le antepone un "tropo".
Gloria. Se canta o reza el himno del Gloria, cuyo texto es invariable. El Gloria es
un antiquísimo y venerable himno con que la Iglesia congregada en el Espíritu
Santo, glorifica a Dios Padre y al Cordero y le presenta sus súplicas. Lo entona el
sacerdote o, según los casos, el cantor o el coro, y lo cantan o todos juntos o el
pueblo alternando con los cantores, o sólo la schola.
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Si no se canta, al menos lo han de recitar todos, o juntos o a dos coros que se
responden alternativamente. Se canta o se recita los domingos, fuera de los
tiempos de Adviento y de Cuaresma y las misas de difuntos, en las solemnidades
y en las fiestas y en algunas peculiares celebraciones más solemnes.
Oración colecta. Es aquella en la que el sacerdote recoge todas las intenciones de
la comunidad. Suele resumir el carácter del día o la fiesta que se está celebrando.
Comienza con la invitación del sacerdote a la oración. Todo el pueblo
congregado, a una con el sacerdote, permanecen un momento en silencio para
hacerse conscientes de estar en la presencia de Dios y formular interiormente sus
súplicas. Entonces el sacerdote lee la oración que se suele denominar colecta, por
medio de la cual se expresa la índole de la celebración. Siguiendo una antigua
tradición de la Iglesia, la oración colecta suele dirigirse a Dios Padre, por medio
de Cristo y en el Espíritu Santo y se termina con la conclusión trinitaria, que es la
más larga, del siguiente modo: Si se dirige al Padre: Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los
siglos de los siglos; si se dirige al Padre, pero al fin de esta oración se menciona al
Hijo: Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los
siglos de los siglos; si se dirige al Hijo: Tú que vives y reinas con el Padre en la
unidad del Espíritu Santo y eres Dios por los siglos de los siglos. El pueblo, para
unirse a esta súplica, la hace suya con la aclamación: Amén. En la Misa se dice
siempre una única colecta.
Liturgia de la palabra
Sacerdote leyendo el Evangelio.
En esta parte, se hace lectura de la Biblia. Las tres primeras partes suelen ser leídas por
laicos.
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Primera lectura. Suele ser tomada del Antiguo Testamento. En Pascua de
Resurrección suele ser tomada del Apocalipsis y los Hechos de los Apóstoles.
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Salmo responsorial Se canta o recita un fragmento de un salmo tomado del libro
homónimo, en forma antifonal: los fieles repiten una antífona y un salmista,
lector, u otra persona idónea lee o canta los versículos del salmo.
Segunda lectura. Es tomada del Nuevo Testamento, salvo del Evangelio.
Generalmente es un pasaje de alguna epístola. Esta lectura se omite en los días de
semana, a no ser que coincida con una solemnidad.
Evangelio. Se hace lectura del mismo con el canto del Aleluya (salvo durante la
Cuaresma, sustituyéndose por un versículo llamado Tracto). El sacerdote inicia la
lectura diciendo "Lectio sancti Evangelii secundum (...)" ("Lectura del Santo
Evangelio según..."), a lo que el pueblo responde diciendo "Gloria tibi, Domine"
("Gloria a Ti, Señor") y haciendo la señal de la cruz en la frente, labios y pecho.
Al final se aclama "Laus tibi, Christe" ("Gloria a Ti, Señor Jesús").
Homilía. El sacerdote hace una prédica, generalmente en torno a las lecturas, al
Evangelio, a la festividad del día o algún acontecimiento relevante. Sólo es
obligatoria los Domingos y fiestas de guardar.
Credo. Si es domingo o solemnidad, los fieles junto con el sacerdote rezan el
Credo de Nicea-Constantinopla, o en su defecto, el Credo de los Apóstoles. En
cualquier Misa donde se diga el Credo, a la mención de la Encarnación de
Jesucristo, debe hacerse una profunda reverencia. En la Navidad y el día de la
Anunciación, todos se arrodillan en esta parte.
Oración de los fieles. Se realizan peticiones de parte de la asamblea, por sus
necesidades, a Dios. Este rito es frecuentemente omitido en las Misas durante la
semana.
Liturgia de la Eucaristía
«Per ipsum» durante una misa en 2003 con Joseph Ratzinger
Ésta es la parte nuclear y central de la Misa pues, según la fe católica, Jesucristo mismo
se hace presente en las especies eucarísticas en Su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad
(ver transubstanciación).
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Ofertorio. Las especies eucarísticas (pan y vino) son ofrecidas a Dios por el
sacerdote, quién además se purifica mediante el lavado de manos. En este
momento se canta la antífona de ofertorio del día, o en su defecto, un canto
apropiado o mero silencio.
Plegaria eucarística. Consta de:
o Prefacio. Es un himno, que empieza con un diálogo entre el sacerdote y
los fieles. Resume la alabanza y la acción de gracias propia de la fiesta que
se celebra.
o Sanctus("Santo"). Los fieles junto con el sacerdote cantan, o rezan, el
Sanctus: Sanctus, sanctus, sanctus Dominus Deus sabaoth. Pleni sunt
caeli et terrae gloria tua. Hossana in excelsis. Benedictus qui venit in
nomine Domini. Hossana in excelsis ("Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo. Llenos están el Cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna
en el Cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
Cielo").
o Epíclesis. Invocación del Espíritu Santo. En otros ritos esta invocación se
hace después.
o Consagración. El sacerdote relata la institución de la eucaristía en el
Jueves Santo, usando las mismas palabras de Jesús sobre las especies:
sobre el pan, "Hoc est enim corpus meum (...)" ("Esto es mi Cuerpo...") y
sobre el vino, "Hic est enim calix sanguinem meam (...)" ("Este es el cáliz
de mi Sangre..."). Cuando el sacerdote dice estas palabras sobre el pan de
harina de trigo sin levadura y el vino de uva, con la intención de
consagrar, la substancia del pan y del vino desaparecen (no obstante los
accidentes permanecen) siendo reemplazados por el Cuerpo y la Sangre de
Jesucristo. En esta parte de la Misa, todos permanecen de rodillas.
o Anámnesis e Intercesiones. El sacerdote prosigue la oración eucarística
recordando los misterios principales de la vida de Jesucristo,
conmemorando a algunos santos (en primer lugar a la Virgen María), y
haciendo peticiones por el Papa, el obispo del lugar, los fieles difuntos y
los circunstantes.
o Doxología final. El sacerdote eleva las especies eucarísticas y dice en voz
alta (o canta): "Per ipsum et cum ipso et in ipso, est tibi Deo Patri
omnipotenti, in unitate Spiritus Sancti, omnis honor et gloria per omnia
saecula saeculorum" ("Por Cristo, con Él y en Él, a Ti Dios Padre
omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por
los siglos de los siglos"), a lo cual los fieles responden Amen.
Comunión
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Padre Nuestro. Después de la admonición "Praeceptis Salutaribus
moniti..." ("Fieles a la recomendación del Salvador...") u otra similar,
todos rezan el Padrenuestro. Le sigue el embolismo "Libera nos, Domine,
ab omnibus malis..." ("Líbranos de todos los males, Señor...") y la
aclamación "Quia tuum est regnum et potestas..." ("Tuyo es el reino, tuyo
el poder...").
Ad pacem (Rito de la Paz). El sacerdote solo reza la oración Ad pacem
("Domine Iesu Christe, qui dixisti...") ("Señor Jesucristo, que dijiste...")
tras la cual, invita a los fieles a darse un saludo de paz.
Agnus Dei (Cordero de Dios). Todos recitan o cantan la oración "Agnus
Dei, qui tollis..." ("Cordero de Dios, que quitas..."). El sacerdote luego
eleva la Hostia y dice "Ecce Agnus Dei, ecce qui tollit peccata mundi.
Beatae qui ad caenam Agni vocati sunt" ("Este es el Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor").
Los fieles, de pie o de rodillas, responden: "Domine, non sum dignus ut
intres sub tectum meum, sed tantum dic verbo et sanabitur anima mea"
("Señor, no soy digno(a) de que entres en mi casa, pero una palabra tuya
bastará para sanarme").
Comunión. Los fieles que se encuentran preparados -esto es, sin haber
cometido un pecado mortal desde su última confesión y habiendo ayunado
durante una hora- pueden acercarse a recibir la Comunión. Durante este
tiempo el cantor o la schola pueden cantar la antífona de Comunión,
aunque puede cantarse también otro canto o cantos apropiados.
Purificación de los vasos sagrados. Tras dar la Comunión a los fieles que
se acercaron, el sacerdote termina de consumir la Sangre y luego purifica
todos los cálices y utensilios utilizados durante la Misa. Las sagradas
Formas, u Hostias, que pueden haber quedado se reservan en el sagrario.
Oración post-comunión. Los fieles se ponen de pie y el sacerdote reza
una breve oración. Cuando es necesario, se pueden introducir a
continuación breves avisos para los fieles.
Bendición. El sacerdote bendice a los fieles "in nomine Patris et Filii + et
Spiritus Sancti" ("en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo").
En una bendición solemne, la fórmula es más larga. Si la Misa la dice un
Obispo, éste traza la señal de la Cruz tres veces sobre los fieles.
Despedida. El diácono, o un sacerdote si no lo hubiera, despide al pueblo
diciendo "Ite, Missa est" ("Pueden ir en paz") o "Benedicamus Domino"
("Bendigamos al Señor"), dependiendo de la Misa, a lo cual el pueblo
responde "Deo gratias" ("Demos gracias a Dios"). Es sumamente común
continuar con un canto final, generalmente dedicado a la Virgen María; en
algunos lugares además se agrega la tradicional oración a San Miguel
Arcángel.
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