Armada Bolivariana Comando Naval de Educación Dirección de Estudios y Acervo Histórico Dirección de Doctrina Lectura Selecta Nº Ø6: “Mitos y leyendas del mar” Por su propia naturaleza, el mar es un ambiente dificil para el hombre. Lo es en el presente, y tanto más lo fue en épocas pasadas, cuando la humanidad no disponía de mayores tecnologías y avances técnicos y la navegación era un oficio basado sobre todo en el instinto y la experiencia de los marinos. En aquellos tiempos, cada travesía podía ser la última, pues los navegantes se enfrentaban al poder de la naturaleza prácticamente sin recursos. Tal como ocurrió con otros fenómenos naturales que condicionaron la vida humana - tal como el sol, la lluvia y la agricultura -, el mar pronto se convirtió en un espacio lleno de mitos y leyendas que ayudaban al hombre a entender los fenómenos del mar, además de fortalecer su espíritu para encarar sus peligros. Civilizaciones como la egipcia, mesopotámica, hindú y china tuvieron desde el principio deidades del mar, dioses bondadosos y a veces agresivos, cuyo favor y protección debía ganarse el hombre. Sin embargo, fueron los fenicios y los griegos los mayores navegantes de la Antigüedad, los que nos legaron las mayores leyendas y mitos marinos. La fértil imaginación griega creó al dios Poseidón, conocido entre los romanos como Neptuno; el poderoso y volátil rey de los mares. También a las ninfas del mar, las nereidas; las sirenas, quizá el mito marino más extendido por el mundo, mujeres mitad pez, que son muestra de los temores y fantasías de los marinos, solos en el mar por largo tiempo, alejados de sus esposas y familias. Los griegos crearon muchas criaturas míticas más, que habitaban las profundidades del mar. Aunque menos imaginativos que los griegos, los fenicios contribuyeron a poblar de monstruos y extrañas criaturas los mares del mundo antiguo en la mente de los marinos. Decididos a conservar el monopolio de las rutas comerciales más lejanas, como Britania, Hispania, o la costa atlántica africana, los marinos fenicios contaban en cada puerto en donde atracaban, aterradoras historias de mares tempestuosos y monstruos marinos, con la finalidad de alejar a sus competidores de las fuentes de materias primas exóticas, o de lucrativos mercados. Así, gracias a los fenicios, el Oceáno Atlántico fue conocido en la Antigüedad como el “Mar Tenebroso”, provocando que muy pocos se aventuraran a navergar más allá de las “Columnas de Hércules”, como era llamado el Estrecho de Gibraltar en la Edad Antigua. El efecto de estos mitos caló hasta la época de Cristóbal Colón, cuando sus tripulaciones navegaron hacia lo profundo del Atlántico temiendo a todo tipo de monstruos, e incluso a caer por el borde de la Tierra, y originando que los españoles vieran a América al inicio de la conquista como una tierra mitíca. Durante la Edad Media la mayor parte de los pueblos de Europa se alejaron del mar, salvo por los vikingos, quienes fueron excelentes navegantes y guerreros, y desarrollaron la mitología más rica de la época. En el imaginario vikingo, el mar está lleno de criaturas, desde poderosos y temibles dragones, hasta gigantescas serpientes marinas, y el muy conocido “Kraken”, un gigantesco calamar que hundía buques en todos los mares. Los árabes también aportaron a la mitología del mar, retomando buena parte de las leyendas hindúes, muchas de las cuales aparecen en la historia de “Simbad, el marino”. Los árabes, pioneros de la navegación oceánica entre en África, India y el Medio Oriente en el Océano Índico, el Golfo Pérsico, y el Mar Rojo, hablaron de islas pobladas por aves gigantes y demás criaturas, algunas tomadas de la antigua Persia, Mesopotamia y la misma tradición grecorromana. Por su parte, en la América Precolombina, tenemos gran cantidad de dioses y criaturas asociadas al agua, como el monstruo Ahuízotl del lago Texcoco en la mitología azteca, los monstruos y hombres venidos del mar en la mitología chimú del actual Perú, y en el caso de Venezuela la del orígen del Waraira Repano, cuando los dioses quisieron castigar por sus faltas a los primeros habitantes del actual valle de Caracas con una gran ola proveniente del mar, que finalmente se convirtió en tierra y piedra ante el arrepentimiento de los indígenas. Ya en plena Edad Moderna y de dominio del Cristianismo en Occidente, encontramos que la mitología marina se sigue desarrollando; los navegantes de los siglos XVI, XVII y XVIII hablan de barcos ocupados por fantasmas, zonas del mar malditas, apariciones de antiguas criaturas como sirenas o el Kraken, y hasta la leyenda del “Holandés Errante”, del cuyos avistamientos hay testimonios aún en el siglo XX. Aunque en la actualidad el hombre ha alcanzado impresionantes avances en la navegación y las comunicaciones, haciendo que las travesías sean más cortas y seguras, el mar sigue siendo un medio duro para el ser humano, nunca exento de riesgos para él, y que todavía inspira temor y respeto en su corazón. Hoy en día los mitos y leyendas del mar forman parte de las tradiciones navales de todas las armadas y marinas de guerra del mundo, incluída la Armada Bolivariana, que incluye muchas tradiciones que son patrimonio universal de todos los marinos, y otras con un desarrollo autóctono. Ceremonias como el bautizo con el dios Neptuno a los jóvenes que se inician en la vida marina o la del cruce del Ecuador, son hoy en día un punto de conexión con las heróicas travesías de los marinos del pasado, y a la vez símbolos de la identidad naval. En la Armada Bolivariana, el sólido culto y devoción a la Vírgen del Valle es parte de la fe católica mayoritaria en Venezuela, a la vez que una muestra actual de la necesidad del ser humano de reforzar su espíritu y conectarse con el ser supremo antes de encarar el poder del mar. Fuentes: “Mitología del Mar” en Enciclopedia General del Mar (Vol. V J-Mos). Barcelona – España, Ediciones Garriga, 1982. Cuervo Prada, César Ramón (Capitán de Navío). Tradiciones Navales. Caracas, Imprenta Naval, 1999. Erkoreka, Anton. “Mitos y leyendas relacionados con la mar” en Euskomedia. Disponible en: http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/zainak/25/25261268.pdf