Industria textil, “en caída libre” Condiciones extremas viven mujeres en talleres clandestinos Por Hypatia Velasco Ramírez México DF, 31 julio 07 (CIMAC).- La actual crisis que enfrenta la industria textil en México, en donde las mujeres constituyen el 60 por ciento, se traduce en malas condiciones de trabajo para ellas, lo que implica bajos salarios y discriminación, principalmente dentro de los talleres clandestinos. Así lo señaló a Cimacnoticias la doctora Graciela Bensusán, catedrática e investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, de Xochimilco, durante el seminario “El futuro de la industria textil en México… un desafío para todos”, convocado por la fundación Friedrich Ebert Stiftung y que dio inicio hoy para concluir mañana. De acuerdo con Bensusán, en la industria del vestido las trabajadoras que están en las empresas maquiladoras de exportación, que proveen a las grandes marcas, tienen condiciones más favorables que aquellas que laboran en talleres clandestinos, es decir, los que suministran a los proveedores que a su vez venden a las marcas internacionales. En los talleres clandestinos no se siguen los códigos de conducta que prevalecen en las empresas de marcas internacionales, pues aún cuando la empresa internacional crea que la producción está hecha en una empresa visible, en donde puede tener cierto control de las condiciones de trabajo, la realidad es que su producción puede estarse haciendo en estos talleres bajo condiciones de trabajo desventajosas. Por ejemplo, señaló, el sueldo promedio está entre dos y tres salarios mínimos en las proveedoras directas de las marcas internacionales, mientras que el trabajo en talleres clandestinos o a domicilio es a destajo y en general no supera el salario mínimo. Asimismo, dice la doctora, las condiciones de higiene y seguridad en las que trabajan son peores todavía de las ya de por sí malas en otras empresas. Pero también las empresas manufactureras enfrentan problemas: en general, existe la prueba de no gravidez y sus trabajadoras se ven envueltas en condiciones que tiene que ver con maltrato y con trabajo sin pago de horas extras, situación que se ha modificado favorablemente, pero paradójicamente, debido a que actualmente la industria textil ya no genera empleos, señaló Bensusán. Y aunque sin duda hay una problemática de género en la industria textil, tanto mujeres como hombres se han enfrentado al cierre de las empresas, las cuales se van sin pagar el total de las indemnizaciones, pues muchas de ellas tienen procesos de trabajo tóxico tales como el lavado de mezclilla, apuntó la doctora. “Cuando se van, dejan a muchas personas con una cantidad de problemas de salud que quizá van a surgir a futuro, pero no cuentan con seguridad social, pues hay un porcentaje muy alto de trabajadoras que está fuera de todo tipo de prestaciones”. Otro problema es que, aún cuando las maquiladoras en el estado de Puebla han tenido algún tipo de arreglo que les ha permitido a las madres tener acceso directo a las guarderías, discrimina a otras trabajadoras que no tienen el mismo acceso a estas instancias, ya que son insuficientes, además de que muchas de ellas no están inscritas al Seguro Social, dijo. PEORES EMPLEOS Según Bensusán, esta falta de acceso a la seguridad social es un problema que tiene que ver con la falta de fiscalización por parte del gobierno y porque en la política laboral de este país se cree que es preferible tener malas condiciones laborales que una alta tasa de desempleo, lo que afecta principalmente a la población femenina, pues las pone en situaciones de escasas oportunidades y terminan tomando los peores empleos, sometidos a salarios bajos, riesgos, inestabilidad y precariedad. Y en el caso de la industria textil estos riesgos se ven en el daño que les puede causar a las trabajadoras el número de horas que laboran, así como en el mal cuidado y accidentes que sufren las y los niños que trabajan en esta actividad, explicó. Por ejemplo, niñas y niños de 8 a 12 años de edad cargan en su espalda la ropa que les dan los intermediarios y se llevan a los pueblos y domicilios, lo que implica altos riesgos de trabajo. TÓXICOS Y VESTIDO De igual manera, señaló, dentro del sector vestido los riesgos se manifiestan principalmente en la lavandería para jeans, al ser una actividad altamente tóxica y en la cual no se toman las medidas de seguridad e higiene necesarias. En los talleres, con el polvo, la mala iluminación y los tóxicos del teñido, se propicia un medio ambiente laboral no controlado y “hay una ausencia total de la inspección del trabajo”. A decir de la doctora, México non ha establecido una política que obligue a las empresas a cumplir con las mínimas condiciones favorables de trabajo, como ya ha sucedido en otros países donde, si bien no se sanciona a las empresas, se busca tener una política pedagógica que finalmente termina con una sanción si no se cumple con ella. Y la manera como se encuentra actualmente la industria “no resuelve el problema de nadie, pues cada vez ofrece menos empleo”, ya que este sector se encuentra “en caída libre: no genera impuestos, no contribuye de manera importante a la economía; al contrario, son tan bajos los sueldos que el gobierno tiene que poner un subsidio al salario”, indica Bensusán. Por lo que el principal reto que enfrenta es convertirse en una industria que ofrezca empleos de calidad y que tenga capacidad competitiva para el país mediante la mejora de la política industrial, la política laboral y educativa, así como la política de capacitación, herramientas que son fundamentales para poder generar otro tipo de inversiones y empleos con verdadera calidad, concluyó. 07/HV/GG