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prensa nacional, encabezada por Arriba. Parece que la tirada de los diarios se aproximaba
al millón de ejemplares, lo cual es una cifra importantísima para la época.
Sobre la prensa católica hay basta nte bibliogr afia. Para ver el funcionamiento y los
avatares de un periódico católico de provincias, puede consultarse Pablo P érez López:
Católicos, políticos e información. Diario Regional de Valladolid, 1931-1980, Valladolid,
1994.
Orden del 20 de mayo de 1941.
Secretario General del Movimiento, L. L. Arrese.
Orden del 27 de julio de 1945.
En ese mismo momento y a efectos de dar apariencia democrática al régimen, se aprueba
formalmente mediante referendum el denominado Fuero de los Españoles.
Ministro de Educación: el católico J. Ibáñez Martín.
Asociación Católica Nacional de Propagandistas, liderada por Herrera Oria y que cuentan,
desde 1910, con el importante periódico El Debate, una Escuela de periodismo, etc.
Ricardo Martín de la Guardia: “Dirección Política y Control informativo en la Prensa del
Movimiento (1945-1951), Presse et Pouvoir en Espagne (1868-1975), Maison des Pays
Ibériques – Casa Velazquez, 1993.
Franco es recibido en esa fecha con todos los honores en Portugal. Celso Almuiña: ”Franco
y Salazar, dos dictadores a la búsqueda de reconocimiento (1942/49), Relações PortugalEspanha: Cooperação e Identidade. I Enc ontro internac ional, Zamora, Fundação Rei
Afonso Henriques, 1999, pp. 123-164.
Se vuelve a recrear con rango de ministro el Secretario General del Movimiento, que se
había suprimodo en 1945 para maquillar la imagen fascista.
Julio de 1951.
El viejo falangista, ya del equipo de Arias Salgado, se seguirá encargando de la Dirección
General de Prensa, de la cual depende absolutamente todo lo relacionado con la política
informativa.
En 1959 se crea una Comisión, a instancias de los propagandistas, para elaborar una nueva
ley que viniese a sustituir la de 1938, sin embargo, no cristaliza en nada gacetable.
“La cuestión de la censura se convirtió en uno de los temas más delicados de la crisis
ministerial de 1951 y cualquier alusión o recomendación a un posible relajamiento de ésta
significó para los protagonistas su ostracismo político. El nuevo período que se abría con
la década y que se extendería hasta bien entrados los años sesenta significó en materia
informativa una vuelta a los presupuestos totalitarios y belicistas del espíritu de la Ley de
Pre nsa de 1938 (...). Antes al contra rio, la ma durez de l franquismo supone un
reforzamiento de los mecanismos coercitivos y repre sivos que vigilan a los medios de
comunicac ión. La censura no desapare ce como habían deseado los c atólicos
propagandistas; se hará más intensa y sobre todo más necesaria porque por primera vez de
1939 aparecen las primeras desidencias obreras, los primeros desafíos intelectuales frente
al integrismo nacionalc atolicista ensalzado por la jerarquía eclesiástica y desa rrollado
por el Movimeinto”. Enrique Bordeía Ortiz: La Prensa durante el Franquismo (...) ob. cit.
p. 111.
El gabinete de 1973 toma posesión el 13 de junio, presidido por Carrero Blanco, al ser
asesinado éste, le sustituye Carlos Arias Navarro, el 3 de enero de 1974.
Por ejem plo, el estado de excepc ión de 1969, lo cual suponía para la pr ensa dejar en
suspenso el marco legal, para volver al viejo marco legal de la postguerra. Ya hemos hecho
también referencia a como en 1967 por medio de la reforma del Código Penal y la Ley de
Secretos Oficiales se restringe aun más la ley Fraga.
Celso Almuiña: “ Franco y Salazar, dos dictadores a la búsqueda de reconocimie nto” ,
Relações Portugal – Espanha: Cooperaç ão e Identidade, Zamora, Funda ção Afonso
Henriques, 2000, pp. 123-164.
Ibidem.
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