Vigila y oración de la Cruz VIGILIA DE ADORACIÓN A LA CRUZ 1. 2. 3. 4. 5. Presentación Canción de inicio con procesión de la Cruz en la Iglesia Breve introducción del sacerdote sobre lo que se va hacer Lectura de algo de la Biblia Trabajo y reflexión a. Lectura de texto a modo de reflexión b. Participación. c. Canto de alguna antífona o letanía que tenga que ver con lo trabajado d. Reflexión de 15 minutos 6. Trabajo y reflexión a. Lectura de texto a modo de reflexión b. Participación c. Canto de alguna antífona o letanía que tenga que ver con lo trabajado d. Reflexión de 15 minutos 7. Canto del Aleluya 8. Lectura del Evangelio 9. Homilía 10. Testimonios (intervención + preguntas) 20’ a. Dedicación a los demás. Misionero de los paules (intervención + preguntas) 11. Invitación a adorar la Cruz 12. Adoración a la Cruz (cantos para ir ambientando) 13. Oración y acción de gracias 14. Canción de salida 1 Vigila y oración de la Cruz 1. Presentación "Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre" (Mt 24,30). La cruz es el símbolo del cristiano, que nos ensaña y que representa cuál es nuestra auténtica vocación como seres humanos. Hoy parecemos asistir a la desaparición progresiva del símbolo de la cruz. Desaparece de las casas de los vivos y de las tumbas de los muertos, y desaparece sobre todo del corazón de muchos hombres y mujeres a quienes molesta contemplar a un hombre clavado en la cruz. La cruz es símbolo de humillación, derrota y muerte para todos aquellos que ignoran el poder de Cristo para cambiar la humillación en exaltación, la derrota en victoria, la muerte en vida y la cruz en camino hacia la luz. Hoy nuestra Parroquia recibe la cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Esta cruz que nos invita y nos guía, a jóvenes y no tan jóvenes, a vivir una experiencia de fe y testimonio. No sólo durante la celebración de las Jornadas Mundiales de la Juventud, sino desde este preciso instante. (sacado del catecismo) 2. Canción de inicio con procesión de la Cruz en la Iglesia FALTA!!! 3. Breve introducción del sacerdote sobre lo que se va hacer De esto no nos ocupamos!!! 4. Lectura 1 Lectura del Evangelio San Marcos 8, versículos del 31 al 38 <<Y empezó a explicarles que aquel Hombre tenía que padecer mucho, ser rechazado por los senadores, los sumos sacerdotes y los letrados, sufrir la muerte y después de tres días resucitar.[32]Les hablaba con franqueza. Pero Pedro se lo llevó aparte y se puso a reprenderlo.[33]Mas él se volvió y, viendo a los discípulos, reprendió a Pedro: ---¡Aléjate de mi vista, Satanás! Tus pensamientos son los de los hombres, no los de Dios.[34]Y llamando a la gente con los discípulos, les dijo: ---Quien quiera seguirme, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y me siga.[35]Quien se empeñe en salvar su vida, la perderá; quien la pierda por mí y por la Buena Noticia, la salvará.[36]¿Qué le vale al hombre ganar todo el mundo si pierde su vida?,[37]¿qué precio pagará el hombre por ella?[38]Si uno se avergüenza de mí y de mis palabras ante esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre y acompañado de sus santos ángeles.>> 2 Vigila y oración de la Cruz 5. Bloque 1 de trabajo y reflexión Texto y reflexión: la cruz nos enseña quiénes somos La cruz, con sus dos maderos, nos enseña quiénes somos y cuál es nuestra dignidad: el madero horizontal nos muestra el sentido de nuestro caminar, al que Jesucristo se ha unido haciéndose igual a nosotros en todo, excepto en el pecado. ¡Somos hermanos del Señor Jesús, hijos de un mismo Padre en el Espíritu! El madero que soportó los brazos abiertos del Señor nos enseña a amar a nuestros hermanos como a nosotros mismos. Y el madero vertical nos enseña cuál es nuestro destino eterno. No tenemos morada acá en la tierra, caminamos hacia la vida eterna. Todos tenemos un mismo origen, el amor creador del Señor, y un destino común, el cielo, la vida eterna. ¿Hacia dónde van mis pasos?, ¿qué camino estoy siguiendo? ¿Cómo me siento en mí caminar? ¿Con quién lo comparto?, ¿con quién no? ¿En qué punto estoy de mi camino?, ¿al principio, en medio, al final? ¿Me he perdido? Taller1: A continuación os invitamos a que escribáis en un papel en qué punto de vuestro camino estáis. Tomaos el tiempo que necesitéis. También os invitamos a que, una vez que lo tengáis escrito, os levantéis y lo llevéis hasta la Cruz con un sentido de ofrenda, de encuentro. Canto: Cantamos alguna antífona o letanía que tenga que ver con lo trabajado para crear así ambiente de reflexión. Reflexión: En los últimos diez minutos hemos dado un gran paso en nuestro camino. Nos hemos acercado a Dios, a su cruz, y nos hemos abierto a él. A él le ofrecemos nuestro camino, a él confiamos nuestros pasos y con él comenzamos a andar. A partir de hoy, ¿hacia dónde quiero que me lleven mis pasos? ¿Con que espíritu me voy a enfrentar a este camino? ¿A quién quiero poner en mi camino? ¿Estoy dispuesto a dejarme guiar?, ¿a escucharle? ¿Cómo quiero que sea mi camino? 1 Taller: se les dará a los asistentes una cuartilla de hoja y un bolígrafo. Se propone que se dejen en un cesto o bolsa al principio del banco para que no se rompa el clima de reflexión de la vigilia. En este papel la gente anotará reflexiones personas sobre lo que se está preguntando en el taller. 3 Vigila y oración de la Cruz 6. Bloque 1 de trabajo y reflexión Texto y reflexión: signo de amor y reconciliación Pesa y su peso lo sentimos en nuestros hombros, en nuestras manos, en nuestros corazones. Nuestra cruz pesa. Tanto es su peso que nuestro corazón comienza a tener callos, comienza a mirar hacia otro lado que evite tomar esa cruz. Coger nuestra cruz y echar a caminar resulta un reto difícil. Probablemente son pocos los que se han parada a pensar el significado de esta carga. En la Biblia leemos que cuando Cristo iba para ser crucificado, le obligaron a llevar su cruz. A Cristo no le agradó llevar su cruz al Calvario, porque sabía que tendría que morir en ella. No obstante, lo hizo para salvarnos. Tampoco nos es agradable a nosotros tomar nuestra cruz, pero lo tenemos que hacer para ser salvos. De nuevo la respuesta está en la voz de Jesús, fuerte como siempre: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a si mismo, y tome su cruz, y sígame”. ¿Cuál es nuestra cruz? ¿Por qué agarrarla con fuerza y cargarla una vez más sobre nuestro cuerpo? Levanto la vista y miro a mí alrededor, ¿hay más cruces? ¿Por qué creo que la mía es más importante o de mayor peso que la de los demás? ¿Quién hace liviana mi carga?, ¿con quién la comparto? ¿Con qué fuerzas me encuentro para cargar mi Cruz?, ¿dónde las encuentro? Taller2: A continuación os invitamos a que cojáis una piedra que represente vuestra cruz. Tomaos el tiempo que necesitéis. También os invitamos a que, una vez que lo tengáis escrito, os levantéis y lo llevéis hasta la Cruz con un sentido de ofrenda, de encuentro. Canto: Cantamos alguna antífona o letanía que tenga que ver con lo trabajado para crear así ambiente de reflexión. Reflexión: No siempre es fácil tener el pulso necesario para cargar nuestra Cruz. Pero no estamos solos. Toda la comunidad cristina nos apoya, camina a nuestro lado cargando cada uno con su cruz. La agarramos con devoción, dándole un sentido, al igual que hizo Cristo. Que nuestra Cruz no sea un freno en nuestra vida, sino que nos ayude a realizarnos como personas, a superarnos, a ser más libres. ¿Qué sentido de entrega puedo dar a mi carga? 2 Taller: se les dará a los asistentes una pequeña piedra. Se propone que se dejen en un cesto o bolsa al principio del banco para que no se rompa el clima de reflexión de la vigilia. 4 Vigila y oración de la Cruz ¿Cómo puedo ayudar a otros a llevar al suya? ¿Qué trabajo y dedicación tengo que hacer para hacerme más fuerte? ¿Cómo me ayuda mi Fe en este proceso? 7. Canto del Aleluya 8. Lectura del Evangelio 9. Homilía 10. Testimonios (intervención + preguntas) 20’ Dedicación a los demás. Misionero de los paules (intervención + preguntas) 11. Invitación a adorar la Cruz Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que todo el que crea en Él no perezca sino que tenga vida eterna". (Jn 3, 16). Pero ¿cómo lo entregó? ¿No fue acaso en la cruz? La cruz es el recuerdo de tanto amor del Padre hacia nosotros y del amor mayor de Cristo, quien dio la vida por sus amigos, por nosotros. San Pablo resumía el Evangelio como la predicación de la cruz (1 Cor 1,17-18). Por eso el Santo Padre y los grandes misioneros han predicado el Evangelio con el crucifijo en la mano: "Así mientras los judíos piden milagros y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado. Hoy hay muchos católicos que, como los discípulos de Emaús, se van de la Iglesia porque creen que la cruz es derrota. A todos ellos Jesús les sale al encuentro y les dice: ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria? La cruz es pues el camino a la gloria, el camino a la luz. El que rechaza la cruz no sigue a Jesús. Nuestra razón, decía Juan Pablo II, nunca va a poder vaciar el misterio de amor que la cruz representa, pero la cruz sí nos puede dar la respuesta última que todos los seres humanos buscamos: «No es la sabiduría de las palabras, sino la Palabra de la Sabiduría lo que San Pablo pone como criterio de verdad, y a la vez, de salvación» 12. Adoración a la Cruz Tiempo para que la gente rece y adore a la cruz. Cada cierto tiempo ambientar la adoración con cantos. Yo creo que con cuatro cantos (por ejemplo dos canciones y un par de salmos y letanías) habría suficiente. 5 Vigila y oración de la Cruz 13. Oración y acción de gracias Hemos encontrado dónde empieza nuestro camino, ya tenemos los pies preparados para echarnos a andar. Por tu gracia, hoy hemos recibido la fuerza que necesitan nuestras manos para coger nuestra cruz y seguirte. Lo más importante es que en esta tarde nos hemos dado cuenta que, ni en nuestro camino, ni con nuestra carga, estamos solos. Tú caminas a nuestro lado, tú compartes nuestro peso, tú haces nuestra cruz liviana. De ti hemos aprendido que la cruz tiene un sentido de salvación, de esperanza y de amor. Por todo ello gracias Señor. Oración: Cristo, que aceptas la cruz de las manos de los hombres para hacer de ella un signo del amor salvador de Dios por el hombre, concédenos, a nosotros y a los hombres de nuestro tiempo la gracia de la fe en este infinito amor, para que, transmitiendo al nuevo milenio el signo de la cruz, seamos auténticos testigos de la Redención. A ti. Jesús, Sacerdote y Víctima, alabanza y gloria por los siglos de los siglos. Amén 14. Canto de salida 6