EVALGELIO, “LAS BUENAS NUEVAS DEL REINO”

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EVANGELIO, “LAS BUENAS NUEVAS DEL REINO”
INTRODUCCIÓN
Cuando se cuestiona o los socios de congregaciones denominadas “cristianas” respecto a: ¿cuál es la
semántica y el mensaje central del Evangelio?; nos encontramos con la novedad de que arguyen en una
variedad de apreciaciones.
El concepto Evangelio se transcribe del sustantivo griego Evangelion (buena nueva); también se puede
expresar a la manera de verbo Evanggelizo (proclamar o anunciar).
Esta “buena nueva o noticia” es un enunciado que Dios está haciendo a la humanidad.
Debemos reflexionar que el Evangelio no es una doctrina, sino un “acontecimiento” en la personalidad de
Cristo Jesús (vida, obra, muerte y resurrección).
En los inicios de los ministerios de Juan el Bautista y Cristo Jesús proclamaban la “buena nueva” de que
se arrepintieran, porque el Reino de los Cielos se había acercado (Mateo 3:1-2,4:17).
Por lo tanto el Reino de los Cielos vendría hacer el mensaje central o principal del Evangelio.
Jesús dio instrucciones a los apóstoles: Y yendo, predicad, diciendo: El Reino de los Cielos se ha
acercado (Mateo 10:7).
Y aconteció después que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas predicando y anunciando el Evangelio
del Reino de Dios, y los doce con él (Lucas 8:1).
Cuando hacemos referencia de un Reino nos viene la idea de un territorio o territorios sujetos al gobierno
de un Rey.
Al hacer mención del Reino de Dios debemos pensar en un gobierno de justicia, santo, amoroso y de paz
duradera.
El Reino de Dios será digno de alabanza.
El Reino de Dios es una sinonimia del Reino de los Cielos.
Estas frases no se citan en el Antiguo Testamento; solo se contempla a un Dios como Rey con gobierno
duradero y para siempre.
En el libro de Mateo se usa la frase del Reino de los Cielos 33 veces y Reino de Dios 4 veces.
El Reino de Dios será establecido en la tierra y no va adolecer de las imperfecciones propias de los
gobiernos humanos.
El concepto de Reino de Dios encierra un sentido abstracto.
Jesús dice a sus discípulos que el Reino de Dios tiene como meta fundamental contrarrestar y anular el
poder y la autoridad del reino de satanás.
No es admisible ni concebible el Reino de Dios sin la presencia divina de Jesús como Rey, quien
gobernará a partir de un futuro próximo (Ap. 20:4).
En los tres primeros siglos de nuestra era cristiana, la diáspora judía jugó un papel importante en la
difusión de las Buenas Nuevas, mismas que siguen prevaleciendo hasta nuestros días.
ARGUMENTO
En un principio Adán y Eva estaban bajo un orden de Reino Teocrático. Este Reino prevalecía en armonía
con la primera pareja humana siendo irrumpido por el pecado; lo que a la postre Jesús sería la figura
adámica, quien reinstalará el Reino quebrantado.
En el Antiguo Testamento se habla muchas veces del futuro Reino de Jehová y de un Reino Mesiánico
universal.
Este Reino no será transitorio sino sempiterno.
El Reino en Cristo será un proceso por la Gracia.
Los profetas de la antigüedad se anticipaban a la noticia de que habría un Rey que impartiría paz y justicia,
y que su Reino jamás sería destruido. Este Reino se dará en Jesús, en gloria y al servicio de él; su
jerarquía será eterna (Is.32:1; Zac.9:10, 14:9; Dn. 2:44 y 7:14).
Israel en sus inicios fue gobernada primeramente por jueces (instituido por Moisés), después por reyes;
transición que se daba con Samuel como último juez y Saúl como primer rey.
Las generaciones en el tiempo de Jesús, no le dieron el crédito como su futuro Rey, sino que de él
esperaban un caudillo militar y político, que los libertara del yugo romano.
No obstante que el Reino de los Cielos había sido ofrecido a la nación judía, les fue quitado para ofrecerlo
a los gentiles.
A lo anterior Mateo 21:43 dice: “Por tanto os digo, que el Reino de Dios será quitado de vosotros, y será
dado a gente que produzca los frutos de él”.
Jesús en parábolas hacía referencia al Reino de Dios, sin embargo a los apóstoles les dijo: A vosotros os
es dado conocer el misterio del Reino de Dios; pero a los otros por parábolas para que viendo no vean y
oyendo no entiendan (Lucas 8:10).
(30)
Nuestro Señor Jesucristo le dijo al fariseo Nicodemo “de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de
nuevo no puede ver el Reino de Dios”. Lo que Jesús quiso decir, el que no naciere del agua y del Espíritu,
no puede entrar en el Reino de Dios.
Por lo tanto una vez reconocido a Jesucristo como nuestro Salvador, el requisito conforme a Marcos
16:16 sería darse al bautismo y recibir el Espíritu Santo.
Uno de los ladrones que había sido crucificado a un lado de Jesús, y que momentos antes se había
arrepentido y reconociendo a Jesús como su Salvador le dijo: “acuérdate de mí cuando vengas en tu
Reino”.
Este malhechor arrepentido tenía el conocimiento del Reino de los Cielos, ya que la frase que usó no sería
otra cosa sino el dominio (gobierno) de Cristo en la tierra (segunda venida).
Por lo que su deseo del malhechor será cumplido cuando Jesús de principio a su Reino Mesiánico.
También José de Arimatea quien había obsequiado la tumba para la sepultura de Jesús, esperaba el Reino
de Dios.
Cuando en Jesús se hizo el milagro de su resurrección; en el tiempo de los 40 días de su estancia en la
tierra, les habló a sus discípulos confirmando y de manera prioritaria acerca del Reino de Dios (Hechos
1:3).
Es notorio en Jesús que aún después de su resurrección el mensaje central continuó siendo el Reino de
Dios.
Felipe fue un tenaz precursor del Reino de Dios.
Pablo exhortaba a los discípulos en Cristo a que permanecieran firmes, que soportaran las dificultades
para obtener el derecho a entrar al Reino de Dios.
Pablo entraba a las sinagogas y por meses discutía y persuadía acerca del Reino de Dios (Hechos 14:22,
19:8 y 28:23).
Pablo enseña a los corintios que el Reino de Dios no consiste únicamente en palabras; también les dice a
los romanos que el Reino de Dios es igual a justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
El Reino se da con Cristo Jesús y lo viene a implantar aquí en la tierra; de hecho ya es un Reino virtual
presente, cuya consumación es futura.
Este Reino no será temporal sino eterno; no será nacional sino universal.
Este Reino no se dará por el esfuerzo humano sino por la Gracia y el poder de Dios.
El Reino de Dios tendrá su manifestación y presencia con la parusía de nuestro Señor Jesucristo.
Pocas son las iglesias cristianas del día moderno que prediquen de manera habitual y persuasiva el Reino
de Dios como una realidad presente y futura.
Jesús no reinará solo sino con los suyos durante mil años; después se continuará en su concepto eterno de
Reino, donde aparecerá un nuevo cielo y una nueva tierra.
El Reino es y sin la menor duda el universo de la salvación prometida aquí en la tierra, en el nombre y en
la personalidad divina de Cristo Jesús como Rey.
Pablo al escribirles a las iglesias de los Corintios, Gálatas y Efesios les expresa quienes por las obras de la
carne no heredarán el Reino de Dios, y son los siguientes: INJUSTOS, FORNICADORES, IDOLATRAS,
ADULTEROS, AFEMINADOS, HOMOSEXUALES, LADRONES, AVAROS, BORRACHOS,
MALDICIENTES, ESTAFADORES, INMUNDOS, LASCIVIOS, HECHICEROS, ENEMISTADES,
PLEITOS, CELOS, IRAS, CONTIENDAS, DISENSIONES, HEREJIAS, ENVIDIAS, HOMICIDAS,
ORGIAS, VANAGLORIAS Y COSAS SEMEJANTES A ESTAS (1-Co. 6:9-10; Gl. 5:21;Ef.5:5).
Lucas y Juan escribieron de los que poseen riquezas al igual que a los cobardes, incrédulos y mentirosos,
no entrarán al Reino de Dios.
En este tema no pretendemos rellenar con paja para dar más información, como tampoco maquillar con
verbosidad retórica; lo importante de este asunto es ser concisos haciendo pausas o espacios textuales que
nos den fondo en su contenido.
SINOPSIS
1.-El vocablo evangelio proviene del sustantivo griego Evangelion (buena nueva); también se puede
expresar a la manera de verbo Evanggelizo (proclamar o anunciar).
2.-El Evangelio (buena nueva o noticia) es un llamado al Reino de Dios en Cristo Jesús.
3.-El Evangelio de hecho no es una doctrina sino un “acontecimiento” en la personalidad de Jesucristo.
4.-Juan el Bautista fue el primer precursor en anunciar que se arrepintieran porque el Reino de los Cielos
se había acercado.
5.-Jesús al igual que sus discípulos y apóstoles pregonanon la presencia y el reestablecimiento futuro de
un gobierno teocrático llamado Reino de Dios.
(31)
6.-Cuando hacemos mención de un Reino de Dios, nos estamos refiriendo a un gobierno justo, de paz y
santidad.
7.-El Reino de Dios es una sinonimia del Reino de los Cielos.
8.-Con la primera pareja humana se da un gobierno teocrático; este se ve interrumpido por la presencia
del pecado.
9.-El Reino de Dios es un proceso por la Gracia y el poder de Dios.
10.-En sus orígenes el Reino de Dios fue ofrecido a la nación judía, pero les fue quitado para ofrecerlo a
los gentiles (Mt. 21:43).
11.-Felipe fue un tenaz predicador al exaltar en todo momento el Reino de Dios.
12.-Pablo en sus tareas misioneras, también persuadía y discutía por meses acerca del Reino de Dios.
13.-El Reino de Dios no será un gobierno temporal sino sempiterno.
14.-El Reino de Dios es la entrada triunfal a la salvación prometida.
Es importante hacer resaltar cual fue o es la prioridad principal o mayor del cometido de nuestro Señor
Jesucristo aquí en la tierra; Lucas el evangelista da la respuesta a nuestro interrogante, contemplado en su
capítulo 4 versículo 43, y que a su párrafo alude: pero él les dijo: es necesario que también a otras
ciudades anuncie el evangelio del Reino de Dios por que para esto he sido enviado.
Este enunciado de nuestro Señor, nos debe involucrar como cristianos en la responsabilidad de anunciar
el Reino, para que con nuestra boca se confiese (predicar) para salvación (Ro. 10:10).
Mateo, apóstol de Jesucristo, pleno conocedor del plan de Dios, nos hace una viva y latente amonestación,
de que antes que cualquier cosa, por importante que esta sea, “buscad primeramente el Reino de Dios y su
justicia” (6:33).
El mismo apóstol en su capítulo 24 verso 14 nos hace la siguiente advertencia: Y SERA PREDICADO
ESTE EVANGELIO DEL REINO EN TODO EL MUNDO, PARA TESTIMONIO A TODAS LAS
NACIONES; Y ENTONCES VENDRA EL FIN.
MX-2004
Arch.-Temario de Reflexión; Doctrina Bíblica
CJPG/cavch.
(32)
APENDICE.Los escritos evangélicos que se citan en el Nuevo Testamento de las Sagradas Escrituras, nos narran
hechos del todo concluyentes, respecto al conocimiento que tenían todos de las “Buenas Nuevas del
Reino”; evidencia que se daba con los hechos finales en la vida de Jesús, cuando éste era entregado como
reo por parte del sacerdote Caifás y sus secuaces, ante el gobernador Poncio Pilato.
Según relato de Juan en su evangelio capítulo 18 versos del 33 al 37, se da la siguiente conversación:
Pilato al tratar en privado con Jesús le cuestiona con la siguiente pregunta: ¿Eres tú el Rey de los judíos?,
a esto Jesús responde: ¿Lo dices por ti mismo, o te lo han dicho otros?, Pilato insinúa que al no ser judío
era porque se lo habían dicho otros.
Jesús abunda: “Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían
para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí”.
Entonces Pilato le repregunta: ¿Luego, eres tú Rey?, Jesús contesta: “Tú dices que yo soy Rey. Yo para
esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la
verdad, oye mi voz”.
A Pilato le había quedado lo suficientemente claro de que Jesús era Rey, no para un viejo sistema de
corrupción e injusticia, como el que prevalecía (y que sigue prevaleciendo), sino hasta que haga su
presencia en la segunda venida y aniquile los reinos existentes, ya que el reino de Jesús no será reducido a
ruinas.
Momentos después se dan otros eventos en que el gobernador se dirige desde su estrado con el pueblo,
diciéndoles que si liberaba al “Rey de los judíos”, ya que era costumbre dejar libre a un reo, conforme a la
fiesta de la Pascua que estaba en horas por iniciar.
Ante la negativa el gobernante vuelve a dirigirse a la muchedumbre, preguntándoles que iba hacer con el
“Rey de los judíos”. La voz del pueblo era ¡crucifícale!.
Pilato preso de su miedo y cobardía, ordena que Jesús sea azotado y en acto siguiente le es colocada una
corona de espinas, y que en actitud burlesca los soldados le dicen: ¡Salve Rey de los judíos!.
Pilato sale con Jesús al enlosado (estrado) en su condición lacerante y les dice: ¡He aquí su Rey!, la plebe
enardecida gritaba ¡crucifícale!, Pilato replica: ¿A vuestro Rey he de crucificar?. La gente alborotada
exclamaba que no tenían mas Rey que el César, porque todo aquel que se hace Rey, al César se opone
(Juan 19:12,14-15).
Estos pasajes son muy notorios puesto que la verdad que la gente sabía, era que Jesús y sus discípulos
habían predicado acerca de las “Buenas Nuevas del Reino”; tan es así que uno del los malhechores que
estaba crucificado a un lado de Jesús expresaba: “acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”.
En la cruz sobre la cabeza de Jesús, Poncio Pilato ordenaba que en 3 idiomas (hebreo, griego y latín) se
pusiera su causa escrita “JESUS NAZARENO REY DE LOS JUDIOS”.
Por esta causa los judíos se fueron a inconformar con el gobernante, diciéndole que debería escribirse:
“Jesús Nazareno Soy Rey de lo Judíos”;ya que según ellos la otra escritura los comprometía a lo que
Pilato no accedió.
En el libro de los Hechos capitulo 1 versículo 3, Jesús resucitado exhortaba a sus discípulos acerca del
“Reino de Dios”.
En todos estos sucesos lo que resalta son las expresiones de Reino y Rey en los labios de la gente.
Ya hemos hecho referencia en el argumento de nuestro tema, los textos bíblicos que avalan la prédica de
Jesús, respecto al Evangelio, “Las Buenas Nuevas del Reino”; mismo que ha quedado como un vivo y
latente compromiso profético, para líderes y socios de todas las iglesias “cristianas”, que al decir verdad
esta predicación brilla por su casi total ausencia.
Sería extraño que en nuestros días alguien pregonara el Reino venidero, y que en un sondeo de encuesta
nos encontraríamos con la triste novedad de que muchos ignoren el cuándo, el cómo y el porqué de un
Reino Milenario y Cristo entronizado como Rey.
Así como en los tiempos de Cristo estos dichos deben hacer eco en todo momento en nuestro corazón,
porque esto es alabanza a la salvación en Cristo.
Es muy lamentable que este cometido no se lleve acabo, ya que esto debería ser el pan de cada día,
alimento sólido de fe y esperanza.
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