NÚMERO UNO/ENERO-FEBRERO DE 1991 JOSÉ GOROSTIZA El semejante a sí mismo M A N u s e R 1 T o GOROSTIZA POR Alí Chumacero • Antonio Alatorre • Salvador Elizondo Jaime García Terrés • Julio Hubard POEsíA DE Ramón Xirau • Gerardo Deniz y Fabio Morábito Una entrevista con Gilberto Owen En nuestro país , las revistas literarias se han convertido ya en una importante tradición que enriquece nuestro acervo cultural, hasta el grado de volverse, muchas veces, fuente indispensable para quienes se adentran en los diversos mundos creados por la imaginación y la reflexión de nuestros hombres de letras. Desde hace diez años, el panorama literario nacional se vio enriquecido con la aparición de la revista Biblioteca de México, que daba sus primeros pasos a partir de un objetivo claramente definido: favorecer el realce y divulgación, a través de la letra impresa, a obras inasequibles, allí donde el descuido, la ignorancia o la simple apatía ponen en riesgo nuestro patrimonio bibliográfico y documental. Con base en estas premisas, se ha ido edificando una revista que en la actualidad continúa siendo un espacio abierto a la expresión literaria, un servicio generoso al libro, a la lectura y a la escritura. En este mismo ámbito de la creación literaria, durante el presente año conmemoramos el Centenario del natalicio de José Gorostiza, sin duda uno de nuestros más importantes creadores. Por ello, es muy grato para nosotros poder presentar la reedición del primer número de la revista Biblioteca de México, dedicado precisamente al poeta nacido en tierras tabasqueñas, con la finalidad de acercar a las generaciones presentes y futuras un documento de gran interés, ya que logra reunir manuscritos de Gorostiza y obras de reflexión y análisis sobre su quehacer literario de la pluma de AH Chumacero, Antonio Alatorre , Salvador Elizondo, Jaime García Terrés y Julio Hubard, entre otros. Como podemos constatar en los textos que integran este ejemplar en homenaje a José Gorostiza, con el paso del tiempo, su obra se ha convertido sin lugar a dudas en un verdadero clásico de nuestra modernidad, escrito por un hombre de maneras suaves, de palabras pronunciadas casi en susurro, de breves ademanes, pero marcado por el incendio de su pluma consciente de que "la poesía obedece a un destino mayor que el de cualquier retórica. Busca sus propios caminos y los encuentra siempre. Sabemos dónde está hoy, no dónde estará mañana". Dra. Rosa María Romo López Directora General del Instituto de Cultura de Tabasco N UESTROS PRIMEROS PASOS Ka riqueza bibliográfica y documental de México no se concilla Icón la realidad lastimosa del arduo acceso a los libros. Así el lecIj^pr común como el estudiante, como el investigador especializái s , día con día se estrellan contra los múltiples obstáculos que resultan de un secular descuido del patrimonio cultural del país: abundan los títulos indispensables que no se consiguen, las obras I en varios volúmenes que están dispersas, o se hallan incompleItas, las colecciones esquilmadas o perdidas, las páginas arrancadas; hay obras tan dañadas que son inconsultables, y no pocas joyas de nuestra bibliografía sólo pueden hallarse en bibliotecas del extranjero. I Biblioteca de México quiere ser una revista de letras en el sentido clásico y más generoso del término; su interés primero í estará en prestar relieve y difiísión, por la letra impresa, a esas I obras inasequibles, allí donde el olvido, la ignorancia o la simple negligencia han menoscabado nuestro patrimonio bibliográfico y documental; así se darán a la luz documentos raros o inéditos, provistos de ensayos e introducciones que orienten su aprovechamiento. En una palabra. Biblioteca de México se propone ir en busca del acervo perdido. ^ Pero este propósito no excluye otros de carácter más general. Queremos una revista abierta a la expresión literaria, un servicio amplio al libro, a la lectura y a la escritura. Y para ello soliciI tamos la atenta colaboración del lector; no menos que el auxilio ^ experto del informante, cuyas respectivas y fértiles presencias nos son a la par necesarias para cumplir una tarea duradera. 18l10ll(A ~iso_~ NÚMERO UNO/ENER O- f EBRERO DE 1991 Plaza de la Ciudadela 4, Centro Histórico de la Ciudad de México Alí Chumacero Gorostiza, la persona y la obra 4 Tel, 5120927 FAX 510 41 85 Gerardo Deniz Poemas 32 Héctor Perea Conte m poráneos en tierra hispana 34 Antonio Alatorre Nada ocurre, p oesía pura 6 Fabio Morábito Los su rfea dores 36 Gabriel Zaid Extravíos 9 Ramón Xirau Dos poemas 10 Rafael Vargas Laurel ,1) la poes Ia hIspanoamericana 37 Salvador Elizondo Muerte sin fi n José Gorostiza Afonsmos 39 Jaime Garda Terrés José Gorostiza en voz baja 14 César Moro Ca rta a Xaulcr Vlllcwrrutw .:JO Julio Hubard Los manuscritos de José Gorostiza 16 Sergio González Rodríguez Don Carlos Man'a obsequIa una retóneo 42 Manuel Porras El rincón de l bIbllómano 44 José Gorostiza Ei semeja nte a sí mismo 20 Tres paisajes en vidrio 26 En cuesta 28 Fragmen to de novela 29 Antonio Bordazar, y Benito J. Feijoo Dos cartas en tomo a la fijación de la Q1'tografía 46 Gilberto Owen El actual movimiento literario en México (1930) 30 U Jaime Garda Terrés Octa vio Paz los premios 48 ConsejO Na cIonal para la C ultu ra y la s ArIe s Presidente Víctor Flores Olea BIBLIOTECA DE MEXICO Director General Jaime Carcía Terrés Revista Biblioteca de México Director: Jaime Carcía Terrés Coordinac ión Editorial: Jaim e Moreno Vil larrea/ y Ju an Vil/oro Consejo de Redacción: Fernando Á /varez de/ Cas tillo, Cerardo Den iz Julio Hubard, Manuel Porras, Bernardo Ruiz, Rafael Vargas Diseño: Cennán Monta /va Tipografía , Reda cta Impresión. JCV y Asoc No se responde por textos no solic itados, nI se en tabl ará corresponde nCia al respecto ALi CHUMACERO oros tiza} la obra y la persona Era José Gorostiza una contradicción entre su obra poética y su forma de ser. Al incendio de su pluma correspondía un hombre de maneras suaves, de palabras pronunciadas casi en susurro, de breves ademanes. La intensidad de su imaginación, manifiesta particularmente en Muerte sin fin, delataba un arduo cultivo del mundo interior, un fervoroso afán de ahondar en el espacio por medio de la emoción, una avidez del espíritu que, cuando trascendía en expresiones líricas, contrarrestaba el reverso de su habla, tan pausadamente pronunciada que parecía confiar en la paciencia de su interlocutor. En el trato social -en bares, en reuniones, en el diario vivirdejaba de lado el ímpetu tormentoso con que creó algunos versos memorables ("esbeltos címbalos que dan al aire / sus golondrinas de latón agudo", "la egregia masa de latón ilustre / podrá caer de golpe en la ceniza", "un desplome de ángeles caídos / a la delicia / intacta de su peso") y tornaba la voz en un amable vehículo apenas matizado con un poco de ironía. La petulancia nunca fue una cualidad que lo perturbara. Su discreción lo defendía de prestigios, notoriedades, renombres, famas o reputaciones. Iba de la modestia al respeto de sí mismo, y hasta de la inteligencia -distintivo de su entendimiento- hizo una soledad iluminada, un oportuno pretexto para infundirse ánimo ante 10 indeclinable. Sin embargo, su poesía se significaba por intenciones distintas. Al frente de Mu erte sin fin transcribió tres proverbios del tercer rey de Israel, Salomón, referidos precisamente a la inteligencia. En el primero de ellos ésta afirma su imperio: "Yo soy la inteligencia; mía es la fortaleza"; en el segundo se ufana de haber acompañado a Jehová en la prosecución de sus tareas: "Con él estaba yo ordenándolo todo; y fui su delicia todos los días, teniendo solaz delante de él en todo tiempo"; y luego, en su último, hace una sucinta amonestación al género humano: l/El que peca contra mí defrauda su alma; todos los que me aborrecen aman la muerte." Y Muerte sin fin, al concebir la inteligencia humana como una ola del tiempo sujeta a la aniquilación o como un páramo sólo capaz de producir metáforas perecederas, anuncia su ineficiencia y, por consiguiente, la fragilidad de la soberbia. El reconocimiento de esa destrucción, el horror a desaparecer, el temor a Dios, el pavor de regresar a la raíz - cuestiones constantes en su ref1exión poética-, nada tenían que ver con el carácter apacible del Gorostiza que yo conocí. Por el contrario, quien no supiera de quién se trataba podría confundirlo con un displicente caballero inepto para abordar asuntos tan escasamente gratos. En tiempos lejanos, José Gorostiza y yo concurríamos a veces a las corridas de toros (en la temporada taurina de 1949-1950). Fue uno de los contados escritores que a la pasión por las artes bellas sumaban el placer de aprovechar las aburridas tardes domingueras contemplando cómo la brutalidad de la bestia y el sentimiento del torero se convertían en melodía y, por supuesto, en un relámpago suspendido Lo. hermano. Maria del Carmen, Jo •• y Cele.tlno Goro.tlza. Bzblioteca de México 4 entre el fluir de la gracia y la permanencia del peligro. Nos citábamos, con algún otro amigo, a almorzar e n un restaurante a la hora propicia en que em pezaba n a circular los taxis "peseros" que nos trasladarían a la plaza. Durante la comida hablábamos , naturalmente, de tauromaquia, ciencia esotérica de la cual Go rostiza no estaba del todo desprovisto, y así preparábamos la atención para espe rar - cuando estuviésemos en el caos del tendido- el sonar del clarín inciando el orden. Pa ra la tranquilidad de los taurinos, testifico que durante el esple ndor o el fastidio de la fiesta el poeta de Muerte sin fin no desb ordaba el e ntusiasmo habitual con que suele exhibirse el aficionado al bárbaro espectá cul o. Sus reacciones, nada e fusivas, se restringían a la complace n cia, al aplauso ate nuado y, a menudo, al gesto reprobatorio an te algun a fallida actuación de los espadas. Tras la corrida, los comentarios obligatorios se suce dían e n la mi sma tesitu ra , sin que Gorosti za mostrara un aprecio mayor del arte de Cúchares que el juicio conte nido e n su s mode radas impresiones acerca de lo qu e habíamos prese n ciado. Su proceder no era rad icalmente di stinto de su acostumbrada conducta e n la cercanía de la amistad. No hacía sospechar el vigor, la m ali cia, la penetración, la elasticidad , de qu e se hallaba dotado su espí ritu . gu aje de tal manera que , haciéndolo más transpare nte, se pueda ver a través de él dentro de esas ese ncias". Esta observación se corresponde con otra que, en 1937, expresó sobre los propósitos literarios de su generación literaria -la de la revista Contemporcíneoscuando se ñaló que la poesía no es embriaguez verbal sino que implica "rigurosas disciplinas in telectual es". Lo ante rior, complementado con la certeza de que la poesía, por "pura" qu e se la pueda conside rar , es un producto de la vida , nos h acía aplicarn os may ormente a esa lectura. "El mundo poético - escribi ó Gorostiza - se edifica precisamente e n las zonas más vivas del se r: el de se o, el miedo, la an gustia, el gozo ... , e n todo lo qu e hace, e n fin , hombre al hombre. " Así rec ue rd o a José Gorostiza , qu e e n la zona lírica de las le tras m ex icanas pe rdura como una especie de ánge l del abi smo Pe ro aqu ellos que tuvieron tra to con él sabe n qu e, afortunada m e nt e, la contradi cción e ntre la obra y la pe rsona e ra el frut o de una saludabl e se pa rac ión de bi e nes. El poe ta gu a rda el siti o qu e le otorgam os ; la pe rson a fu e solam e nte un hombre co mo cua lqui e ra de nosotros. El a mor no fu e moti vo constante e n su te máti ca . Apenas in sinuado e n cie rtas circun sta n cias, n o impon e s u mand a to e n los a mp lisimos ca mp os qu e ta n admirable m e nt e frec ue ntó En su últim o poem a , "Decla ración de Bogotá ", esb ozó un poco más qu e una re fe re n cia a la capital de Colombia: Años después, e n 1960, escribí un texto de prese ntación para el disco que, con la vo z del poe ta , incorporó la Universidad Autón oma a su seri e Voz Viva de Mé xico. Aproveché el viaje para abordar aspectos de su poesía que m e inte resaba recalcar , e n especiallos relati vos a las ideas qu e la hi cie ron nacer. Hablé allí de la sabiduría, de la in teligen cia, de Dios, de la sob erb ia , de la muerte , del fr acaso, de la desilusión, del infort un io de la concie n cia , de la in volución del tiempo . "Ante la adv e rsidad - escribí solemneme nte-, cuando Gorosti za ha liquidado aun la más íntima es peranza , rec urre a la violenta descrip ción de la natural eza qu e , olvidada de toda h ermosura, se suj e ta a las reglas de una a torm e ntada vorágine donde los seres vu elve n a su origen." Aunque afín a la totalidad de las inte rpre tacion es qu e tantos críticos h an hecho a Muerte sin fin , mi opinión me satisfacía por ser consecuen cia de una lectura devota, sumisa, frecue nte, dócil , ate nta , re vestida de humildad. Era el hom e naj e que el escritor todavía e n proceso rendía al notabl e poe ta. Meses después de editado el di sco , nos abocamos Gorostiza y yo e n el Teatro Xola - hoy T eatro J uli o Prie to - durante una fu n ción . Me vio con sim patía, se dirigió hacia mí y muy afectu osa m e nte m e dijo "Me agrada qu e mis amigos m e expl ique n lo que quise decir e n mi poema." Me has h erido en la flor de mi silen cio, la que brota de él, sangre es d el aire. Y e n e l te xt o de su libro ini cial había dad o mu estras de su desá nim o: y pues nadie me lo p ide, ya no tengo corazón. ¿Quién me compra ww naranja pa ra m ¡ conso lación ;' Años después se desliza e n su poesía otro ind icio , nada triunfal , del mismo pre texto , tan socorrido e n la may oría de los poe tas Quiero escribir en el crista l "Te quiero" ¡pero toda la ciudad se enteraria ' Esos tímido s rasgos, casi re minisce ncias , cobra n claridad e n la Suite en ciolor ele Luz Veldemi ll1 c uya presentación h oy nos congrega . Se tra ta de una seri e de sone tos escritos e n ti e mpos ju ve ni les, durante la etapa de la vida e n qu e la mirada y el amor su elen confundirse. Esa pasi ón sin recompe nsa fue una pregunta al aire, un a leve te mpestad e n un vaso providente . SIJl efu sione s ni re proch es , avivada la im agen e n el recu e rdo, sin llegar a se r el desolado respo nso de sí mismo, José Gorostiza describe hermosam e nte el dolorido se ntir de qui e n m e diante la palabra procura consuelo a su amor desdeñado. La soledad sombría , la angustia perfecta y la lenta amargura de la frustración encue ntra n en estos sonetos el adecuado escudo qu e a la oscura condición humana sólo puede ofrece r la transpare ncia de la poesía . Para el grupo de escritores jóven es de que y o formaba parte e n el año 1940, la poesía de José Gorostiza fue un hall azgo inusitado . La leíamos y rele íamos y nos comu nicábamo s la adm iración que en cada uno de no sotros produ cía. Coincidíamos con él en su intento de hurga r con la palabra más all á de la supe rfi cie de los conceptos y poner a flot e el impulso invisible que mu eve las aparie n cias. A este respecto, en el discu rso pronunciado e n 1955, en su recepción como miembro de la Academia Mexicana de la Le n gua, Gorostiza ratificó su a ntigua cree n cia estética. Contó en esa oportunidad que, a la pregu nta de alguien ace rca de qué es la poesía, había respondido que "es una investigación de ciertas ese ncias que se produce en un esfu erzo por quebrantar el len- Biblwteca de S M é XI CO ΑΝΤΟΝΙΟ ALATORRE Ι Jo" ΟΟΓοιιlΖΟ Alcol' 8Ω νida Los azares de 1a (de 10s cua1es me quejo) han hecho de mί una especie de experto en 1a Ροesίa de 10S sig10s ΧΥΙ Υ ΧΥΙΙ, 1a que va "de Garci1aso a Sor Juana Ines de 1a Cruz", como se rotu1a e1 semίnaήο que "doy" desde hace ya tiempo en 1a Facu1tad de Filosofia Υ Letras de 1a UNAM. Α 10 1argo de tres ο cuatro aiios recοπο con mis a1umnos e1 camino que va de Garcilaso a Sor Juana; terminada 1a lectura del Primero sueiio, νue1vo a 10s sonetos Υ eglogas del poeta to1edano Υ reinicio e1 ΡeήΡΙ0. Α algunos alumnos les toca s610 fray Luis Υ Ηeπera, ο s610 Quevedo, pero ηο faltan 10s animosos que me acompaftan en todo el recorήdo. Asf, pues, a causa de mi Ρrοfesίόn, hace muchos aftos que 1eo constantemente a 10s poetas del Renacimiento Υ de1 Βaποcο . Υ con la lectura Υ la catedra se traba 1a escήtura : he escήtο Υ quiero seguir escήbίendο estudios de conjunto sobre esa Ροesίa inagotablemente ήca, como tambien estudios particu1ares, sobre Garcilaso, sobre Gόngοra, sobre Sor Juana. Εη cambio, la Ροesίa escήta en nuestra 1engua durante 10s tres ύltimos siglos esta fuera de mi competencia. Νο es que ηο 1a lea en absoluto; pero 1a del ΧΥΙΙΙ Υ de1 χιχ la 1eo muy esporadicamente Υ mas bien ροτ cuήοsίdad (con 1a ιinica eχceΡcίόn de las Rimαs de Becquer); 1a del ΧΧ, comenzando con Ruben Daήο, 1a 1eo con mayor asiduidad, pero "a solas, δίη testigo", δίη que interνenga la meηοτ ve1eidad de conectarla con mis clases ο con la investigaci6n Υ con 1a escήtura , ο sea ροτ hedonismo puro. Εη esta categοήa se encuentra, Υ muy en Ρήmera fila, Jose Gorostiza. Ροτ otra parte, casi ηο 1eo a 10S cήticοs de 1a Ροesίa modema; 10s estudios que he 1eίdο ηο han dejado mucha huella en mί, ο sea que ηο influyen en mi 1ectura de 10S poemas. Digo todo esto para explicar e1 porque de mi presencia aquί Υ ahora, cuando es obνio que en mi 1ugar debeήa estar uno de 10s muchos cήticοs profesionales de Gorostiza. Hace muchos aftos, Leόn Felipe me Ρίdίό que escήbίera una presentacίόη de su Ροesίa, Υ hace pocos dίas me Ρίdίό 10 mismo Tomas Segoνia. Α Tomas pude convencer10 de que esa Ρresentacίόn debe hacer1a alguien mas conocedor de 1a Ροesίa contemporanea; Le6n Felipe ηο se dejό convencer, Υ ροτ eso escήbί, un poco a contrape10, algo que seηο 1902. Bi bliotecα de Mιixico guramente a nadie le ha servido de nada. Esta vez, en cambio, acepté sin ninguna resistencia la invitación, no sólo porque me gustó la idea de decir en público lo que es para mí Muerte sin fin desde hace 45 años, sino tambié n, y sobre todo, porque se me dijo que iban a estar conmigo dos verdaderos profesionales, Jaime García Terrés y Salvador Elizondo. Mi desconocimiento de la crítica gorosticiana me deja muy expuesto al peligro de repetir, y repetir mal , lo que otros habrán dicho bien, y de agobiarlos a ustedes con lugares comunes , pero este miedo es positivo, porque m e persuade a ser breve. Sí, yo leí Muerte sin fin por prímera vez hace 45 años. Acababa de salir de cierto encerramiento monástico, donde se profesaba como dogma que el príncipe de los poetas m exicanos modernos era Alfonso Junco, y así, en ese estado de desvalimiento y desnudez, caí en Guadalajara, dichosamente, e n manos de Juan José Arreola , como una pella de barro en espera de su alfarero. Ya he contado, por escrito, lo que gracias a Arreola fueron para mí los años de 1944 y 1945, Y no quiero repetirme. Sólo diré que uno de los libros que más atesoro, la bellísima antología poética llamada Laurel, es adquisición de esos años tapatíos. Bien podrán im aginar ustedes lo que fue Laurel para el pobre diablo que era yo, tan desprovisto de bagaje literario . Están representados allí 38 poetas, egregios casi todos, y yo no conocía a ninguno de los 38; fue mi prim e r contacto con ellos , mi descubrimiento de todo un mundo nuevo, parecido al descubrimiento de un Debussy, un Ravel y un Stravinsky, a quienesjamás se oía en el mencionado claustro monástico . Y añadiré que , para mí, lo mejor de Laurel, lajoya de las joyas, ha sido siempre Muerte sin fin. Sin duda las circunstancias del primer contacto con este poema habrán sido otras para hombres de letras de formación más normal que la mía, como García T errés y Elizondo. Seguramente ellos poseían en esos momentos un bagaje literario más sustancioso que el mío. Seria útil , por cierto, que los críticos contaran esas cosas. Las historias de amor son siempre más claras cuando sabemos cómo fue el primer contacto entre los amantes . Dejando a un lado las circunstancias variables, una cosa es segura: que los diversos estudios críticos y profesionales sobre Muerte sin fin tendrán por denominador común la admiración, el entusiasmo. Seguramente se habrá dicho que Muerte sin fin es uno de los más h e rmosos poemas escritos en nuestra lengua en el siglo xx. Lo cual, en vista de lo que fueron nuestros siglos XVIII y XlX, e.quivale a decir que es uno de los más hermosos poemas escritos en español en los tres últimos siglos. Y no me extrañaría que para algún crítico sea, no "uno de los más hermosos", sino "el más h e rmoso": no sería yo quien se escandalizara por la hipé rbole. El sentido común me dice, pues, que mi entusiasmo no va a desafinar en la orquesta crítica . Y si acaso algún crítico n o lo comparte, creo decididam ente que algo an da mal en él. El entusiasmo tendrá, por supuesto, distintas manifestaciones en los distintos críti cos; a cada uno 10 llevará por un camino distinto. No todos leerán 10 mi smo, n o todos subrayarán lo mismo. Muy probabl emente algunos de ellos , a la hora de com unicarnos por escrito sus ideas acerca de Muerte sin fin , h abrán dejado atrás su primera experiencia y, más que primera, la llam arán primeri za. Yo confieso que casi todo lo qu e fue mi primera experie n cia sigue e n pie, y que los cambios qu e hay e n mi experie ncia posterior se deben más a 10 que he ido suprimiendo que a lo que h e ido añadiendo. Creo que será bueno aclarar y precisar esto que digo. Por fortuna recuerdo la experiencia de hace 45 años con mucha nitidez, casi como si acabara de su cede r, y no tengo que inventar nada . En mi susodicho encie rro monásti co me había dado un chapu zó n en la fllo sofia ari stotélico-tomista qu e se enseña o por lo m enos se enseñaba e n los claustros. Esto m e predis ponía para lee r Mu erte sIn fin de cierta manera. ¿Acaso no habla allí Gorostiza de materia y forma, de potencia y acto, de ser y no ser, de gene ración y corrupción, cuestiones todas que llevan un indelebl e sello aristoté lico? Es verdad que h abla de ellas con un método y un le n guaj e muy di stintos de los escolásticos, lo cual , naturalmente, hacía ard ua mi tarea de lector. Recue rdo cómo, a media lectura, pensé en las muchas rel ecturas que me harian falta para ll egar, m ediante eje rci cios de concentración cada vez más seve ros, a una meta que se llamaría "la compre nsión total del poema". Y, durante años, Muerte sin fin siguió sie ndo para mí ante todo un poema fllosóflca. A Arreola, por cierto, no le sucedía eso: él no se había chapu zado en la filosofia aristotéli co-tomista. (Donde él había metido un poco las nari ces era en la fllosofia de Bergson , desconocida para mí .) Ciertamente, lo que me dejó deslumbrado, fascinado para siempre, fue la música de los versos , no el contenido filosófi co, pero como este contenido era según yo lo más importante , el meollo mismo del poe ma, mi tarea consistía, paradójicamente , e n no dejarme distraer por el lenguaje del poeta, porque me quedaba embobado y el hilo del Biblioteca de México Supuestos sus afanes y ubicación este ratón tendrá que serlo de biblioteca . Pero, modernizado al fin, algún parentesco guarda con el "mouse" de las computadoras que usan para redactarlo dos o tres de sus domadores asiduos . Ytampoco rechaza vínculos con el democrático Ratón Pérez de la Don Sebastián de Covarrubias, en su Te· soro, trata al ratón de fea manera, llamándolo "animal sucio que suele engendrarse de la corrupción, aunque también se multiplica por generación". Agrega luego, no sabemos si a modo de alivio o disculpa de su crudeza (la de don Sebastián) : "Díxose ratón o rodendo, porque roe todo quanto hallo, especialmente si es queso . Proverbio: 'Ratón que no sobe m6s de un horado, presta le co~o el gato.' ... Ratonera, loline mosciperlo, el ingenia con que se ca~an los ratones, armándole con queso." En francés, la lexicología es mucho m6s amable con nuestro ratón. El insigne Uttré, a quien por vía mallarmeana tanto debe la poesía, da como primera acepción del vocablo rolon (que no souris) una suculenta sorpresa que traducimos como Dios nos la da a entender: "Pequeña pieza de pastelería rellena de queso o de crema que se vendía a voces antiguamen· te por las calles. Ratones calientes." Líneas abajo, el propio Littré no olvida que, en cierta f6bula de La Fontaine, "Raton" es el nombre de un gato . ¿Así que irrumpe el felino ya que habíamos armado el festín de los ratones? Bueno. En todo caso, ya lo dijo el no menos Ratón Macías: "Aunque pierda sé que tengo a la afición de mi parte" . Por cierto que -hablando de gatos y no de pérdidas sino de ganancias, y considerables- sabíamos que la viudo de T.S. Eliot había cedido los derechos del Old Possum's Book of Prodicol Cols a Andrew Lloyd Weber, músico y comediógrafo responsable de la comedia musical Cols. No fue mal negocio el de la señora Eliot, puesto que s610 cedi6 sus derechos a cam· bio del 3.25% neto de las entradas que la obra recaudara en todo el mundo. Leímos recientemente en el londinense Doily Moil que la felicidad de la señora se alza, en consecuencia, por encima de los doce millones de libras esterlinas. pensamiento se me iba, se me perdía en el mar de la música. Recuerdo con claridad un pasaje característico . "Nos recreamos hondamente", dice Gorostiza, en esta aguda ingenuidad del ánimo que se pone a soñar a pleno sol y sueña los pretéritos de moho, la antigua rosa ausente y el prometido fruto de mañana, como un espejo del revés, opaco, que al consultar la hondura de la / imagen le arrancara otro espejo por / respuesta. Recuerdo muy bie n mi perpl ej idad ante estos versos . Los "pretéritos de moho" y la "rosa ausente" eran lo de menos; podían entrarme. Pero ¿qué sería ese "espejo del revés", y además opaco, y capaz de arrancarle un segundo espejo a la imagen? ¿Qué explicación tenían estos espejos? ¿A qué cuestión gnoseológica se estaba aludi endo aquí? Pero, mientras me prom eto averiguar algún día el misterio , ya estoy continuando la lectura : Mirad con qué pueril austeridad / graciosa distribuye los mundos en el caos, los echa a andar acordes como / autómatas; al impulso didáctico del índice oscuramente ¡HOPI los apostrofa y saca de ellos cintas de sorpresas que en un juego sinfónico articula, y lo que sigue, la "tierna brisa", la inolvidable "luna azul, descalza, entre la nieve". El pasaje se m e quedó hondamente grabado , no sólo por su descri pción de las ave nturas del pensamiento, tan mu sical, tan vívida, sino muy especialmente por esa juguetona interjección , ¡HOP!, en qu e prorrumpe el pen samiento al imitar, con su "buen candor que todo ign ora", el acto creador del Jehová bíblico. Sigue siendo, después de 45 años, y a causa de lo que fue en la primera experiencia, mi pasaje predilecto. Dije que los cambios que hay e n mi expe rie ncia actual de Muerte sin fin se deben m ás a lo que h e ido su- primiendo que a lo qu e h e ido añadiendo. Explicaré primero esto último . De manera general , lo que he añadido es perspectiva En 1944 no había leído aún las Soledades de Góngora ni el Sueño de Sor Juana. Hoy, en cambio , cada relectura de Muerte sin fin me trae ecos, cuanto m enos precisos tanto m ás persistentes, de esos dos grandes poemas sinfóni cos. En verdad, las Soledades, el Sueño y Muerte sin fin han venido a formar, para mí, una trilogia perfecta . Los tres están escritos en silva. Claro que la silva de Gorostiza no mantiene la estricta hechura que tenía e n el siglo barroco, sino que adopta la que le dio Rubén Darío, una hechura aún m ás suelta, que admite no sólo endecasllabos y heptasllabos , sino tambi én versos de cinco y nueve sl1abas y muchos alejandrinos; además, muy afinada con las tendencias de nuestra época post-modernista, post-rubeniana, la silva de Gorostiza prescinde de las rimas: es una silva de versos sueltos. (Y, como no puedo sacudirme lo profesor de literatura, diré que no es bue no confundir versos sueltos con ve rsos libres. Gorostiza no es versolibrista, sino un m etrificador tan escrupuloso, a su manera, como Góngora y Sor Juana a la suya.) Hay algunos tentaleos de silva anteriores a las Soledades, pero fue Góngora el verdadero creador de esa estructura fluida , suelta y divagan te. La Primera soledad se abre maravillosame nte con esta declaración: Pasos de un peregrino son errante cuantos me dictó, versos, dulce musa: en soledad confusa perdidos unos, otros inspirados. Soledad "confusa": la diferencia entre los pasos del peregri no, asunto del poema, y lo s versos e n que está escrito, se esfuma , se "confunde" : fondo y forma quedan h echos verdaderam ente una sola cosa. La silva es la forma métrica de la divagación, del vuelo errante del pensami ento y de la fantasía. Además, uno de los sentidos de soledad es el de 'saudade', el de 'nostalgia'. "Soledad tengo de ti, / tierra mía do nací", dice una canción de tiempos de La familia Gorostiza en 1938. Atrás: José, Araceli Otero de Gorostiza y Celestino . Adelante: Eduardo, Paloma Gorostiza Otero y doña Elvira. GÓngora. Las Soledades son una 'nostalgia': nostalgia de la Edad de Oro, nostalgia de la belleza de una vida vivida en consonancia con la naturaleza, tal como el Sueño de Sor Juana es una nostalgia del conocimiento. Los tres poemas son Nostalgias, los tres son Soledades, los tres son Sueños. La materia de Muerte sin fin, la digresiva m editación ante un vaso de agua, es leve y delgada como la de los dos grandes poem as barrocos. Más leve y delgada aún, pues las Soledades y el Sueño se han dejado prosificar, y dudo que haya alguien capaz de prosificar el poema de Gorostiza. De manera más concreta, h ay hacia el final de Muerte sin fin esos largos pasajes h echos de breves y límpidas viñetas: primero de animales (el salmón, el delfín, el tigre, los ciervos, el cordero, el león), en seguida de vegetales (el sauce, el álamo, el eucalipto, el cerezo y el duo razno, la ceiba) y luego de minerales (el rubí, el diamante, el zafiro y los demás), viñetas epigramáticas que irresistIblemente me hacen pensar en las de Góngora, por ejemplo en las bodas rústicas (las gallinas, los cabritos, los conejos, los pavos, las perdices) y en el suntuoso desfile de los monteros (el neblí, el sacre, el borní, el baharí, el azor, el gerifalte), y también en las viñetas de Sor Juana, por ejemplo en la descripción de la noche (la lechuza y los murciélagos, el perro, los peces, los venados, los pájaros). Son pasajes que brillan con idénticos destellos de cristal de roca en los tres poemas. Cosas así son las que he ido añadiendo a mi lectura de Muerte sin fin. En cuanto a lo que he ido suprimiendo, se puede decir en pocas palabras: he suprimido mi ingenuo afán de seguir un hilo conceptual, de traducir el lenguaje del poe ta al lenguaje de las sesudas cuestiones ontológicas y ep istemológicas. T odo el poema se m e reduce a imágenes, palabras, ritmo . O casi todo . Yo diría, burdamente, que Mu erte sin fin es 99 % música y sólo 1 % hilo conceptual. Y siento que la frase "No ocurre nada" , varias veces repetida por Gorostiza, es un delicalo aviso a los críticos que sientan la tentación de dar expresión coherente al pensamiento fílosófi co del poema. Siento qu e a ellos les dice: "Mas nada ocurre, no, sólo este sueño / desorbitado / que se mira a sí mismo en plena marcha" . La inteligencia, "soledad en llamas, / que todo lo concibe sin crearlo", es lo m ejor del hombre, su orgullosa característica , dispensadora de alegría, sí, "mas en la médula de esta alegría / no ocurre nada, no ". Claro que, en otro sentido, allí es donde ocurre todo : el ensueño, la música, la magia, la poesía. Muerte sin fin es poesía pura. El/?aton Extravíos GABRIEL ZAID M i biblioteca está formada de libros que pienso leer. Los libros que ya leí o que ya no leí (después de un tiempo razonable) los regalo. Por eso he tenido muchas bibliotecas, y en realidad ninguna. Tengo una colección cambiante de esperanzas de lectura. Hay quienes sueñan con tener detrás una biblioteca impresionante, para fotografiarse, para las visitas, para que se defiendan (o peleen) las viudas y los hijos. Hay quienes sueñan con estar de vuelta de haber leído todo, o cuando menos las lecturas obligadas. Más de uno ha fantaseado con algún nuevo método, que permita ponerse los libros sobre la cabeza, para absorberlos por trasmisión directa al cerebro. Quizá algún día los libros se puedan inyectar. Nó estaría mal, para volver innatas las tablas de multiplicar, el direc^ torio telefónico, las fechas históricas, los diccionarios, los idiomas, los clásicos, los autores de moda, los trofeos que demuestran que uno ha viajado. Pero yo sueño con viajar. Mi sueño es desmesurado. Tener todo el tiempo del mundo para leer sin que me interrumpan. Viajar sin fin por la biblioteca de Babel. Perderme entre las selvas de libros y más libros como palmeras, como oleajes, como pájaros. Aventurarme en la maleza de párrafos interminables con garabatos espinosos, el piquete feroz de alguna errata, la resina de tintas olorosas en el guayabo del saber, el rumor atrayente de un argumento que no se sabe a dónde va, que desemboca en la felicidad de una playa inesperada. Alcanzar las sirenas dichosas en lo suyo, que sin embargo cantan para mí. Olvidarme, dejando mi cuidado entre los liqúenes indescifrables. Büjlioteca de. Mcxicn 9 ¿Es acoso éste que ahora insinúa el moderno arte operótico el verdadero M é xico de 1519? Veamos. El primer contacto de Hernán Cortés con los aztecas yjá destrucción cruel de su civilización, decerían, según tal versión m e l ó m a n o ^ P un error sobre la verdadero proceden- ' cia del español; lo Malinche, traductora y amante de Cortés, se hace pues indispensable para consumar lo Conquista. El coro de indios canta en náhuatl, y Cortés en español y latín; aparece también Xicoténcatl, pero como vaga sombra, y no como reo presencia dramática. Paro terminar, y sin mós, se presenta lo muerte de un Cortés no muy memorable. Esta nueva ópera de Á5 minutos, debido al compositor Paul Barker, fue estrenada en la Gran Bretaña con buen éxito de público y fracaso de crítica. ¿La veremos alguno vez en México? ¿Siquiera por télite? i Rafael Vorgos, amigo y compañero en la redacción de esto Revista de la Biblioteca de México, sigue haciendo un encomiable trabajo como editor de Casa del Tiempo que, en su número 9 7 , publica un espléndido dossier sobre Man Roy, además de uno serie de trabajos alrededor de T.S. Eliot, donde no podía faltar la colaboración de otro de nuestros buenos | amigos, José Luis Rivas, con uno de las traducciones reunidas en la Poesía completa de Eliot, editado por la Universidad Autónoma Metropolitana. Pero lo que más nos llamó la atención fue el magnífico acercamiento de Luis Miguel Aguilor el torot eliotano. " N o encuentro al colgado", dice Modome Sosostris. Nuestro ratón (el que controla nuestro scanner y nuestro sistemo de computación), con virtud o sin ello, decidió hacerle una pequeña jugarreta o don Tomás, a L. M . Aguilar y o Madome Sosostris, encontrando, al fin, ol colgado. Ratones bibliográficos al cabo, hemos vuelto o encontrar en librerías —después de años de saberlo agotado— el excelente ensayo que Michel Foucoult dedicó ÍAMeiNVdRMJ. D O P S 0. C a w ^ R e s , les^ampanes ^ —^tser rím^-mes no és c ^ É s i l'hori^^ potser ve^s, n^més potser \ÍIESSIAENI empaca l^ram^^kpms, el^íKm'arar0 no es sapLaa^^^io es W>írams, arams,^^ms. fPassen le^ut^^^^ ^1 res ^ ^ concert ^^1^^^^^^^ Caimanes,j^^rdins, aél^^ les^^ues les ^^ero s^W sap i^mt ^ siletíc^^amei^/^L flor^ftmssiniwl P^^^^f ^^molta, ¿íc fsClMáiND$L I JESSIAEN ^^^^^ escolta ^campanaw ^ t a l vez nacjBmás es ^ B l ^ ^ l h o r i z o n V « e lleva t a l ^ R vientos, ^ • s o l o ^ l vez c S r e s , c^res, cMres^ l o s % n i d o « e c^^^r no s ^ ^ f t e s u f ^ R i t e m e n ^ A ) se s a b e A d a o ^ o d o m fuegMatente ^ deTlesronociBInto?' P^obms, c o b ^ # c o b r e s . ^ ^ Pasai^^l^j^^al i 1 " v^^^Werto ^ n i ^ n a s , los jardiiWs, las ^ ^ ^ ^ ^ ^ flojj^el ^í^^^^^^^^^^ ^ p e r o se ^ja^mwxy ^ ^^escujA, el^:ha sMncjMamente ^» ^P^^^ cX^Ae de V c a m p a M ^ O El/Jatóri M I S A ^pa er^m fom % olors^^nt I el p a eKl f lesUius— foni^ —pa^n, pass^f series f o f ^ K S blanqMs ^ E l n M e n ••V ^ W{ ^ el ^ ^ a Rene Mogritte, Esto no es una pipa (Ed. Anagrama], en el cual plantea el filósofo francés que los célebres grabados / telas del pintor belga, con la consabida pipa y su paradójica leyenda al pie, debían provenir de un "caligrama secreto" que Magritte habría deshecho. Ese caligrama hipotético daría formo o una pipa con la frase "Esto es una pipo". Pero como esa pipo no podía encenderse y fumarse, Magritte debió de divorciar la figura del texto, y señalar que lo representación de una pipa no es una pipo. ¿Un "caligrama secreto"? Por nuestra parte fuimos a buscar, y no nos fue difícil hallar en Apollinaire el caligrama de una pipa que aparece en el poema "Fumées". Pero aún mejor, hallamos un puro que sí puede fumarse, puesto que está encendido y humea: t a u l A ^ hlanccvUnt blanqíK ^es les one^^^m mar, na^k Continuando nuestra pesquisa, recordamos que otro ilustre admirador de M a gritte, el norteamericano Douglos Hofstodter, dedicó algunos páginas de su Códel, Escher, y Bach a lo mismo pipa perpleja. Sin conocer el ensayo de Foucault —pues no lo cita entre su pléyade de fuentes—, llego o una conclusión semejante ai elaborar, o modo de caligrama, esta "Variación sobre un temo de Magritte": El e n el • o r n o — ^ B r o s a m ^ M e las^BRes— eflpan ^m^^hrn^m ^^)asai^^asan seSrias^^|^ « o d a s las aves b l a n c a s - ^ F ^ C ^ k p a n e n w i horno blancal^pte b l a n c a s las la^^ves. 7* ^ > d^j^r Pregunta: ¿Cuál es la formo poética que brilla por su ausencia en los Ejercicios de estilo de Roymond Queneau? Respuesta: El caligrama. El ratón hoce amistad con lo rana, y lo invita a comer; pora corresponderle, la rana lo invita o su casa; lo amarra a su anca y lo arrastro por el estanque, dándole muerte por ohogomiento. Muere el roedor no sin antes clamar venganza, mientras que la rana chapotea y ríe. Repentinamente, bajo un ave del cielo, prende al ratón y al llevárselo carga inevitablemente con lo rana aún amorrada, V se los cena a los dos. Esto fábula, atribuido o Esopo, esto en el origen de la Bafracomiomaquia, el poema cómico pseudo-homérico: batalla de los ranas y ios ratones. Por lo menos, así lo sostiene Massimo Fussilo en su documentada introducción o lo más reciente edición italiano (Milán, 1988) de esto gozosa parodio, de la que el erudito florentino Jocopo Gaddi escribiera a mitad del si- Biblioteca de México Muerte sin SALVADOR ELIZONDOl El aton glo XVII: "me parece más noble y cercana a la perfección que La Iliada y La Odisea; es superior a ambas por la profundidad del gusto y la excelencia de la tesitura, puesto que es un poema cómico de alto nivel." » A medio siglo de su origen este poema se ha con-j vertido incontestablemente en un clásico de núes- i tra modernidad. Ya en vida de su autor conoció las \ interpretaciones críticas y dramáticas, las explicacio- ] nes linea por linea y los textos de homenaje, por lo j que aponerle esta nota además de ser una empresa i temeraria en el orden de la crítica desvirtuaría el ca- i rácter facsimilar de esta edición con que la Edito- i rial Cvltvra conmemora la aparición de la primera, j Me limitaré por ello a parafrasear lo más sintética-; mente que me sea posible algunas ideas esenciales i que derivaron de una conversación que tuve con ell poeta poco antes de su muerte. -¿Cómo escribió usted el poema? - C o m o se ponen los ladrillos... En-í tendi claramente que se refería a la construcción del poema y luego ilustró su respuesta aparentemente enigmática con un recuerdo técnico muy interesante: ^ primero lo habia escrito todo a máquina después de | las horas de oficina. Cuando ya tuvo todos los mate- \ riales reunidos en el orden en que surgieron de su i mente a la máquina y, por así decirlo, en forma de¬ cinta continua, los reordenó y reagrupó -usando pa- \ ra ello las tijeras y el engrudo- de acuerdo a un or-i den de clasificación racional. Tmnsiit ciassificando. i Transitan por el poema todas las cosas del Mundo, j el mundo ideal de la inteligencia y el mundo real de i los seres y de las cosas. Los tres reinos de la Na- \ turaleza desfilan ordenadamente ante nosotros en \ agrupamientos precisos y canónicos, todo regido por] un orden apolíneo, sólo que este orden geométrico; está inscrito a su vez en un desorden dionisíaco porj el que todas las cosas y los seres del Mundo no se I dirigen a su fin, sino a su origen y "... al origen f a - j tal de sus orígenes...". El poeta pasa revista al Mun- • do en su regresión eterna, sin fin, como el tomillo del i eucalipto o, simplemente, como el círculo, figu-j ra en la que se encadenan las imágenes y las ideas ] del poema, las cosas clasificadas según las ideas y \ elevadas así a su incandescencia poética como "el ] ulises salmón de los regresos." Pero Muerte sinfín \ es, ante todo, un poema de la inteligencia. Como lo i demuestra la relación de su elaboración técnica, la j inspiración que lo dictó es sometida, por las tijeras, al canon de la clasificación de todas las cosas y conducido por ese canon hasta su origen en el que re-; comienza el ciclo regresivo. Este poema contiene en \ el intervalo de dos amargas copas toda la grandeza i del Universo. Llega hoy, después de un periplo de 5 medio siglo a su Itaca editorial y de allí parte, sin otra ^ alteración que la humildad de estas líneas que expresan | mi asombro, mi admiración y mi gratitud a José j Gorostiza, autor de Muerte sin fin, otra vez ha-] cía su origen. ¡ Ediciones Cvltvra, reanimada por Verónica Loera y Chávez, acaba de imprimir una hermosa edición facsimilar de Muerte sin fm, la cual fue presentada en la B. de M. por Antonio Alatorre, Jaime García Terrés y Salvador jElizonslp^ El pseudo-Homero, nos dice Fussilo —quien fecho la confección del poema hacia el siglo I a.C—, parte de este motivo fabulístico, típicamente basado en lo oposición entre dos animales representativos de ámbitos diversos: la rana es anfibio, habitonte por excelencia del estanque, mientras que el ratón, "del que se subraya lo incapacidad para nadar, tiene su hogor en los templos, las chozas, la biblioteca, el campo, en suma siempre en el contexto humano". ¿Qu9 el ratón no es un anfibio? Instalados ya en la vena agonística de parte de los ratones echamos mano de la autoridad de Claudio Elíano, zoólogo del siglo III: "Según me han referido, en Tebaida, cuando los campos quedan cubiertos por el granizo, surgen allí ratones que son, a medias, fango y carne." [Historia de los animales, 11, 56) Con tristeza recibimos los resultados los estudios de lo Concanoco (publicados en La Jornada): El encabezado dice "Bajaron 2 2 . 8 % las ventas del comercio nacional de enero o m a y o " y resulta que "el rubro de librerías es el que ha registrado un mayor retroceso, pues tan solo de enero a mayo de 1990, comparado con el mismo periodo del año onterior, el volumen de ventas bajó 36.8 por ciento, además de que experimentó una caída de 10.6 por ciento en todo 1 9 8 9 . " Y no, no es que sea ni deba ser ubicuo nuestro roedor bibliográfico. Si se nos antojo volver a suscitarlo para concluir con él, es que recordemos el dicho de Saki ( H . H . Munro): Antes de abarrotar la ratonera con queso, siempre conviene pensar en dejarle sitio al ratón. Y también sucede que evocamos o Shakespeare, uno de cuyos personajes (en Tweifth Night, o Noche de Epifanía) llama "mouse" a su "resto de virtud" y lo Invita a comparecer: Cood my mouse ofyirtue, answer JAIME GARCiA TERRÉS I ose oros riza QUé vagos y distantes regresan a la memoria mis contados encuentros con José Gorostiza! Lo leí sin cesar - y no he dejado de hacerlo - desde que llegó a mis manos su Muerte sin fin, en 1941 o 42 . Pero no fueron más de una veintena las veces que hablé con él; y siendo la suya una de las más altas, depuradas, interesantes y aleccionadoras de la lengua castellana, jamás hablé con él de poesía. Lo conocí a fines de los cuarentas, no sé ya si en casa de Agustín Yáñez, en la de Antonio Acevedo Escobedo o de un tercer amigo común. Era entonces Gorostiza funcionario importante del servicio exterior, aunque no de · en Voz baya ~~;:~oa~~~j::~~:~~·:::~c;~tii~~~~~ ~~d~~~~~elee~:~;~ ban en atenderlo y adivinar sus mínimos deseos. A mí eso me parecía muy bien. Lo que me desconcertó un poco, no sé muy bien por qué, fue alguno de esos deseos mismos formulados por quien, según yo y muchos más, merecía el título de primer gran poeta del México moderno . El dueño de la casa le preguntó qué música quería escuchar, y Gorostiza respondió, en un murmullo : - Póngame algo de Tchaikovski a no muy fuerte volumen ... Yo creo, igual que lo creí entonces, que ni Pellicer ni Villaurrutia ni González Martínez hubieran pedido "algo de Tchaikovski." (A Octavio Paz, a la sazón en París, e imbuido de iconoclasia surrealista, tampoco se le habría ocurrido.) Pero Gorostiza estaba demasiado seguro de sí para cuidarse del qué dirán los ajenos paladares estéticos. Él decía, ejerciendo con naturalidad libertades y derechos plenos, lo que pensaba. En donde lo traté con mayor frecuencia fue en París, en 1950. Pepe iba a descansar allí, de trecho en trecho , de sus afanes como ministro en Holanda, y en las terrazas de los cafés parisienses se veía con Paco Icaza, ministro en Bélgica, que también iba y venía de Bruselas, y con los demás amigos o conocidos que residían o se hallaban de paso en la capital francesa . Junto con Jorge González Durán, Alfredo Gómez de la Vega y Octavio Paz (segundo secretario de nuestra embajada en aquel tiempo remoto), solíamos tomar el aperitivo en una mesita de SaintGermain des PresoY entre las brumas invernales o los calores veraniegos del barrio, el espíritu cordial del diplomático en asueto nos brindaba su miscelánea, que no abundante, plática. Hablaba poco de literatura, y nunca se refería a lo escrito por él. De cuando en cuando, en voz baja, se quejaba de sus vicisitudes burocráticas. Reacio a proseguir - nos contaba sin dar nombres - halagando a sus jefes, como requisito para conservar un puesto en la Secretaría de Relaciones Exteriores, había gestionado una misión fuera del país. Ahí, en los Países Bajos, carecía del rango de embajador sencillamente porque nuestra representación diplomática en La Haya no era entonces embajada, sino legación. Y el ambiente general que había encontrado no parecía agradarle mucho. - Es uno de esos lugares - decía riéndose, como admitiendo que el obvio despropósito, sin mengua de su cordialidad sempiterna, era producto de una molestia pasajera, y no de una ponderación real - en donde hasta las b onitas son feas y hasta los católicos son protestantes. No volví a escucharle, en años posteriores, tales pequeños desahogos. Bien es verdad que apenas si volví a conversar con él. Aunque quizá le habría agradecido algunas palabras reveladoras sobre su trabajo poético, una suerte de inhibición, o de respeto al pudor ajeno, me vedaba in- Biblioteca de México 14 En .1 Foro Romano. terrogarlo. Pero andando el tiempo, un profesor de Alabama se atrevió a emprender inquisiciones sistemáticas: recién ascendido el autor de Muerte sin fin al fre nte de nuestras Relaciones Exteriores, el erudito Mordecai S. Rubin logró arrancarle , e n el curso de largos y abu ndantes diálogos en su ministerial ofi cina de la Secre taría , múltiples confidencias e n tomo a su poética, y aun elaboró con ellas un volumen exegético de doscie ntas páginas, cuya edición mexicana, con prólogo de Euge nio Florit, alcancé a contratar, antes de marcharme a Grecia , para la colección "Poemas y ensayos", que manej é hasta 1965 o 66 en la Imprenta Universitaria de México . La tenaz labor h e rmenéuti ca del se ñor Rubin no suscita reparo, por mínimo que fuere, y sí m e rece francos elogios. Verso a verso, agota los recursos y las re fe re ncias clarificantes, que ayudan a comprende r m ejor las e ntretelas conceptuales del poema. Con todo - y no creo que el minucioso análisis me desmi e nta , ni qu e la constancia vaya en detrimento del analista- , la fu e rza conmovedora de Mu erte sin fin depende incomparable mente más de su forma , de su pensamie nto poético, qu e de sus implicaciones filosóficas . Poco importan los augurios autorales que cupiere interpretar en sentido contrario . Cie rto: " ... la forma en sí misma no se cumple"; la forma llega a ser "ilusión, nada más, gentil narcótico/ que puebla de fantasmas los sentidos"; y aun "jardín de huellas fósil es." No obstante (al menos en su caso, que no es frecue nte circunstancia) los propios conceptos implícitos e n palabras como éstas, despojados de la manera exacta y diamantina de su expresión, dichos, por ejemplo, como los expone el hermeneuta, o revelados por una comunicativa y creíble prosificación del autor en persona, podrán ser cualquier cosa (honda reflexión , axiomas didácticos, guía de pecadores .. . ) salvo poesía -o salvo el género su perior de poesía que logró edificar José Gorostiza. No, a mí nunca se me concedió el honor de charlar con Pepe Gorostiza sobre temas poéticos. Ni creo que hubiéramos llegado juntos a ningún corolario provechoso . A menos de haber discurrido acerca de métrica y prosodia, como a veces hago con Octavio Paz, Rubén Bonifaz Nuño o Antonio Alatorre. Pero el creador de Muerte sin fin era de aquellos artesanos que guardan, cual tesoro secreto, las verdaderas claves de su oficio. Confesaba, sí, ¿por qué no ?, su debilidad hacia. Tchaikovski, y hasta los macizos postulados de su íntima teología . No m e lo imagino e n cambio -aunque puedo equivocarm e - , ca paz de confiar a un áv ido apre ndi z, lle no de jove n admiración expectante , sus peculiares modos de componer o rompe r un e ndecasílabo . En una ocasión , al saluda rlo en la Cancille ría , m edia hora antes de ini ciarse un a rece pción a la que se m e había in vitado, y pu esto qu e la con ve rsación m e nuda debía lle nar aq uellos minutos fu e ra de programa, estuve a punto de hace rl e una pregunta qu e m e intrigaba . Pe ro un ayudante lo solicitó para consul tarle as untos e m e rgentes, y la pregunta, que ya no logré rete ne r pu es m e cosquill eaba la le ngua , hubo de se rme contestada por una de las pe rsonas más allegadas al Ca n cill e r . -Señora -mascullé- , siempre quise preguntar a don Pe pe por qué, siendo tan extraordinario poe ta, no se ha dado tiempo y maña para escribir otro puñado de poemas . - Mire usted - me respondió con prude nte ge ntil eza la dam a-, eso úni cam e nte podría res pondé rselo él. Pe ro yo creo que Pe pe toma muy e n serio sus res ponsabilidades de funcionario, y no co nside ra debido abando n arlas por mu cho rato. Un millón de posibl es y urgentes ré pli cas m e pasaron por la cabe za. Pe ro compre ndí que la señora es taba sie ndo am able co nmigo, y n o te nía moti vo, por bi e ninte n cionadas qu e fu ere n mi s averiguaciones, pa ra soportar un cuestionario qu e de bue n as a prim e ras podría tornarse impe rtine nte. Ade m ás, no le faltaba razón . Únicamente don Pe pe sabría responde rme . Y acaso ni siqui era él. No m e persuadió, claro, el argumento de las respon sabilidades burocráticas . Pe ro al cabo de dar vueltas a la cuestión m e asaltó un apotegma fatalista: si gente como Gorostiza consumó durante su vi da e ntera un solo gra n poema, ello fue porque eso, precisamen te, es lo que le correspondía legar a la poste ridad. Lo que estaba e n su mano yen su destino. Y tamaño legado es e n sí bastan te. Nadie tie ne de recho a exigir a nadie proezas lite rarias adicionales. Es como si Eliot no hubie ra redondeado sino The Wa ste La nd, o Paul Valéry se hubie ra constre ñido al Cem enterio Marino . Espl é n dido qu e hayan produ cido ulteriores obras maestras que refor zaran lo que los consagró e n defi nitiva. ¿Pe ro habrían sido m enos grandes poetas de no haberlas escrito? y conste que no intento resolver aquí el problema; apenas si me arriesgo a plantearlo. Biblioteca de México 15 JULIO HUBARD Debem os el acceso a los manuscritos de J osé Go rostiza a la gene rosidad de Doña J osefin a Ortega de Gorosti za, es posa de Don José, y a sus hijos José y Martha Gorosti za, nues tra afectísima amiga. Dos conceptos estár, en juego. Octavio Paz ha señalado el primero: en la tradición cristiana, el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios: un montoncito de papeles amarillentos, hojitas sueltas tamaño esquela casi todas, y unas cuantas hojas tamaño carta. Las primeras están escritas de su puño y letra, salvo unas pocas excepciones que fueron pasadas a máquina. Las de tamaño carta, todas están pasadas a máquina con correcciones manuscritas. José Gorostiza no tenía la caligrafia más clara del mundo y yo tengo mala vista. Sin embargo, buena parte del material inédito ha podido ser transcrita, a pesar de que se podría haber obtenido varias páginas más. Lo que aquí se prese nta no es todo, pero es una muestra significativa del trabajo de un gran poeta. En general, creemos que los manuscritos son de factura posterior a la escritura de Muerte sin fin y, por 10 tanto, éstas se rían las últimas páginas de la obra de José Gorostiza. Se trata de un puñado de prosas (unos afori smos, la resp uesta a una encuesta que no hemos podido comprobar si fue publicada alguna vez y unas páginas descriptivas que posiblemente hubieran Dios". Sólo que la div inidad no es m ás que "una máscara grandiosa qu e no difiere un rasgo de nosotros". Se trata, pues, de las nupcias ilusorias de la concie ncia consigo misma. Dios-vaso, Dios-conciencia, Dios-máscara, conde nado a amarse en nosotros, a m irarse m orir en nosotros. Como el prestidi gitador que extrae "largas cintas de cintas de sorpresas", Dios se deslumbra con vidas, amores, llagas, actos: mue rtes. Nu nca desca n sa ("el ritmo es su norm a") y así, "irresponsable, eterno", se re pite sin cesar y sin cesar se despeña e n su m uerte. Dios está enamorado de sí mismo pero no ve ni sab e de sí n ada que nosotros no le mostremos: nuestra muerte, su mue rte. Son La con cie n cia que es fru to de estas bodas [las de la forma y la sustancia], se iden ti fica con Dios. Es "el tiempo de El segundo gran concepto se desprende del anterior: si el hombre es creatura a imagen y semejanza, participa también de los dones divinos y, en particular, del don de la palabra. Tanto el Génesis como el Evangelio de Juan comienzan con la mención del atributo del lenguaje : el mundo existe porque "Dijo Dios ... " Y, de hecho, la encarnación de la divinidad, el Cristo, es el Divino Verbo. Toda la cosmogonía cristiana - el origen, la sa1vación- gira y se une en tomo al centro de11enguaje. Creación de palabras, el mundo es legible y es fabu1ab1e, pero el hombre, imagen y semejanza, puede solamente concebir y no crear. La poca creación se reduce al ejercicio de repetir los dones: hablar de las cosas, no generarlas; pintarlas, esculpirlas, reproducirlas, trabar armazones imaginarios, nunca reales. Para la modernidad, la palabra, que fue el principal vínculo co n Dios, ha devenido en la más grave causal de divorcio con todo 10 que signifique otro mundo, trascendencia, metafisica. Para volver a Mu erte sin fin El lenguaje ha dejado de ser un regalo divino y se le concibe El conflicto de Gorostiza es la conciencia, no el mundo . En se n- ahora como un sistema de convenciones. Las palabras y las cotido estricto, es un hi1emorfista para él, el mundo es sustancia sas han venido padeciendo, desde hace por 10 menos dos siglos, y es forma, no una ni otra: "la forma en sí misma no se cum- una am istad acérrima, pero no un vínculo fundamenta1. El mundo pudo se r cabalmente captado por las palabras porple" y la sustancia sólo se percibe inform ada El mundo está en orden y la zona de conflicto es la mente, al mismo tiempo obli- que existía un agente activo que los unificaba en un sentido, gada a levar anclas de la realidad tangible e impedida de tras- ulte rior e indemostrable, de verdad. Pero, por otro lado, cortar cenderse a sí misma: "oh intelige ncia, soledad en llamas/ que la unión porque resulta inválido recurrir a 10 indemostrable, no puede ofrecer ninguna salida ni a las preguntas sobre el origen todo lo concibe sin crearlo". o el fin, ni a la conciencia. Una vez roto el cordel, el niño puede Sin importar si era practicante o siquiera creyente, Gorostidespedirse definitivamente de su globo. za está por completo inmerso en la más pu ra tradición católi ca Al pensador mode rno el mundo le queda cada vez más leoccidental y, en particular, en el más dificil aspecto del pensamiento cristiano moderno. No en vano los tres epígrafes que jos; las ideas se le aparecen cada vez más como síntomas de un encabezan Muerte sin fin fueron tomados del libro de los Prover- enfermo terminal, un síndrome de inmunodefi ciencia imaginabios. En particular uno de ellos, el tercero, sitúa el asunto del ria. No es casualidad que cuando e11enguaje perdió su estatus de víncul o divino, se decretara la muerte de Dios: para que se poema; dice Yahvé: pudiera decretar la muerte de Dios, con todo su escándalo, anMas el que peca contra mí ·defrauda su alma; todos los tes tuvo que cortarse el vínculo que demostraba su relación con qu e me aborrecen aman la mue rte. la realidad: antes tuvo que morir el lenguaje. Y fue esta muerte formado parte de una narración) y un par de poemas inconcl usos: Tres paisajes en vidrio y el que debería haber sido un poema tan grande y ambicioso como Muerte sin fin, titulado El semejante a sí mismo. Si bien inconclusos, los fragme ntos de los poemas alcanzan a mostrar un poeta que nunca perdió su fuerza ni su inteligencia. Son fragmentos, pero no puede dejar de pensarse que son suficiente literatura, suficiente poesía como para considerarlos dentro de las obras significativas de José Gorostiza. Biblioteca de México 16 la que precipitó el frenesí de las grandes muertes sucesivas: de la de Dios (Feuerbach, Marx, Nietzsche, Sartre, etc.) a la del Hombre (Nietzsche, Foucault, Deleuze, etc.) y de ahí a la de los paraísos terrenales, las utopías y los marxismos (Karol Wojtila, etc.) y la posible extinción de toda vida (Aridjis, por ejemplo) -pero esto ya es adelantar vísperas. Volvamos a 1939. Vale hacer notar que, en lengua española, la primera intuición profunda y exposición de esta problemática es, sin duda, Muerte sin fin. Gorostiza, lejos ya de la confianza de los argumentos ontológicos -convertidos en juegos de palabras que ni trascienden la conciencia ni pueden asir la realidad- se topa de bruces con la continua muerte de Dios en la conciencia, y del hombre en su "frenético parto del desnacer" (Xirau dixit) al querer remontarse con las palabras hasta más allá de su origen. Poner turbia el agua por hacerla más profunda Y, a fin de cuentas, qué fácil es describir oscuridades, opacidades. La sensación de profundidad es la ventaja del confundido: ver el infinito en un palmo de narices es mucho más fácil que mostrarlo en su menuda taracea de precisiones. Juego del adivino, del profeta falso, del mal poeta y del filósofo patidifuso, la oscuridad tiene cara de verdad oculta, de muchas ideas, de profundidad; es un ambiente en que se privilegian las teorías por sobre los datos, las armazones de palabras que refieren a palabras por encima de aquello despreciable que todos podemos ver. Para ser profundo, parece, bastaría con carecer de sentido común. Es mucho más fácil, por laborioso que sea, ver en Gorostiza un cabalista, un gnóstico, que leerlo en su inasible claridad. Pea verdaderamente profundo deja ver sus alcances - y por cia de ímpetu y aliento. La mayoría de los fragmentos fueron escritos después. El poema buscaba ser una contraparte vital, encontrar una posibilidad de cesar la muerte, de fijar la vida en un punto certero. Tal vez no se hayan terminado las partes del poema, pero la estructura que habría de seguir sí quedó fijada. Se trata de un poema escrito por apartados que se unirían más por su armazón intelectual que por la temática evidente de sus versos. Podemos con toda certeza afirmar que la influencia más importante es la de The Waste Land de T. S. Eliot. No sólo por la urdimbre de las partes sino porque es de Eliot el único epígrafe que fue escrito sobre los versos del poema y porque una de las partes, a veces, se titula "Muerte de fuego" y se concibió de modo semejante a la "Death by water" del poema eliotano. Escrupuloso por el orden como era, José Gorostiza tenía apuntados ya sus epígrafes en unas hojas aparte: Muerte de Fuego Epigrafes l. Budha. Sermón del fuego . 2. Cantar de los cantares, 8-7 3. Apocalipsis 20-1 2 a 15 4. Goethe. Fausto . Idea de la Flamme nthod . 5. Eliot. The Waste !...and. I.-Burial ofthe Dead . "That corpse yo u planted last year in your garden - Has it sprout? Cada uno de los cinco fragmentos precedidos de e pígrafes de la Vita Nova: 1 (Desde Luego, Gorostiza citaba de memoria la muerte de fuego del Fausto es "Flammentod"; el segundo de los versos citados I de Eliot dice: "has it begun to sprouU", y es la Vita Nuova. Lo importante no son las erratas - ¿habría que recordar que se trata de papeles personales L sino que Gorostiza citaba de memoria, es decir, cargaba un mundo lleno de recuerdos blblicos, de literatura clásica y de influencias contemporáneas.) Tal vez para el resto de sus contemporáneos la influencia literaria más evidente haya sido la de Paul Valéry, pero no para la poesía de madurez de Gorostiza, quien encontró en Eliot la justa idea de tradición y de modernidad. Las influencias no se muestran sólo en la concepción de las partes del poema, sino en la irrupción del lenguaje coloq uial. Muerte sin fin es un poema abstracto y con pocas referencias coloquiales, a diferencia de El semejante . .. que, sin dejar de ser abstracto, continuamente recurre a referencias que quién sabe si Gorostiza hubiera siquiera imaginado antes en un poema suyo: el agua de horchata -que corregimos un poquito porque en el manuscrito dice "orchata"-, la piñata, las fritangas, el burgués que compara las nalgas de su mujer con un "flan a la vainilla", etc. Puede ser que, con la edad, con la sabiduría ganada y con -acaso- la fatiga de ser considerado un poeta solemne, haya decidido aligerar la carga de su adensada inteligencia recurriendo a objetos corrientes, a situaciones com unes. Lo cierto es que se trata de un poema, fragmentario, sí, pero suficiente para descubrir que Gorostiza es un poeta con muchas facetas sin explorar. eso es dificil lidiar con la claridad. La sorpresa de su nitidez ha sido magníficamente glosada por el alquimista Cuesta: Imaginad a un ciego que recobra su vista en medio de un espacio que durante muchos años ha recorrido con el tacto en todas las direcciones. Su primera visión, que es tambié n "una imagen atónita", ¿no será percibida como una nueva revelación de lo que su tacto se ha representado? ¿Y no le parecerá la luz tanto más intensa cuanto más se identifique lo qu e revela a los ojos con las imágenes táctiles que sus ojos cultivaron en la oscuridad? Esta acumulación de lo visual y de lo táctil es la gracia para él, y no el descubrimiento de lo que nunca habría visto . El semejante a sí mismo Cuando Gorostiza terminó Muerte sin fin lo leyó a sus amigos en una pequeña reunión. Al salir, Jorge Cuesta le dijo a Ortiz de Montellano (¿o fue a otro?): "dudo que pueda volver a escribir algo". Tenía y no tenía razón. Gorostiza no volvió a terminar ningún poema (ni siquiera Declaración de Bogotá, publicado en 1948), pero escribió páginas extraordinarias que deberían haber rematado con la culminación de un poema tan ambicioso como Muerte sin fin : El semejante a si mismo. Al parecer, este poema debía haber continuado la gran línea alegórica y desprender la conciencia del poeta del infierno de la incesante muerte para conducirlo a un purgatorio donde pueda, al menos, pretenderse "la fijación del ser, esto es, rehuir la muerte, encontrar la eternidad". De los fragmentos del poema, seguramente algunos surgieron al mismo tiempo en que se escribía Muerte sin fin y, al parecer, np encontraron cabida en sus páginas debido a la diferen- Nota sobre un tema obiigatorio La principal frase del "Argumento" manuscrito dice claramen1 No se añade nada después de los dos puntos. Biblioteca de México 17 te que "el tema principal es el amor." Tal vez sea éste el tema más recurrente en todos los manuscritos y, sin embargo, Gorostiza no es un poeta marcadamente erótico. ¿De qué amor se trata? No sólo de Eros, sino también de las otras posibilidades desprendidas del cristiano leído en Platón : la filía y, sobre todo, el ágape, el amor de la participación del espíritu. Es claro que de esta clase de impulso amoroso estaba lleno Gorostiza, de eso que se reconoce como respeto, compasión -por eso nunca pudo ser nietzscheano- , caridad, las virtudes más demodé para un hombre de este siglo -y que, paradójicamente, son las que lo convierten en un verdadero escritor contemporáneo, según la lección de Eliot: capaz de asumir la tradición y ponerse en perspectiva para situar los problemas más serios de la modernidad. No se trataba de una mera actitud, sino de un modo particular de vivir entre ideas propias y ajenas. De estructura cristiana pero sin poder ser abiertamente religioso (y no es que fuera un cri ptocatólico: sencillamente, no se podía creer con los ojos cerrados a la inteligencia), con una educación tradicional y enfrentado a tiempos iconoclastas, Gorostiza es, de su generación, el poeta en que más claramente se lee el sino de los tiempos. Para él el amor nunca dejó de ser ese cúmulo de instrucciones cristianas, a la vez que enfrentaba - tenía que enfrentar- un hecho real: el amor es también asun to de la carne. En las páginas de un block personal de notas, donde iba poniendo en claro las ideas para El semejante ,escribió una lista de tópicos a tratar 1.- El tema amoroso escaso en literatura moderna y aun en trato corriente .- Ideali zado por el rom anticism o, cuando el psicoan áli sis descubre el fo nd o sex ual de su poesía , el hombre se siente ave rgonzado . La posición paga na . 2.- La aten ción a sí mismo necesari a para escribir e l diario, desgarradora , sobre todo cuando se necesita ol vidar, n o cuan do se coteja la alegria . 3.- Más sobre el hombre extraordinario , uniforme como el de militar. prestigio para con seguir el amor, anzuelo; no , el hombre común , pero no peyorativam ente, sin o como el orgullo máximo .- Since ridad del sen timiento de pequeñez, pero no e xpresable en otras palabras, suen a a "dejarse caer" para qu e lo levante n a uno. Las palabras iguales, pe ro la sinceridad diferente, deberia advertirse . 4 .- La "ridicul ez" o "chocancia" e n el sentido de un a cortesía artificial e innecesaria . La espon tane idad exquisita . Por qué no lo advierte?2 Por otra parte, signo de un a ate nción concentrada e n e l objeto de a mor 3 Críti ca de la actitud intelectual desde el punto de vista de la mujer. Orgullo demoníaco. La naturalidad del placer. Un soneto sobre Qué hosco amor en su acritud acierta Idea del amor como aspereza, acritud.amor frío sin voces ni pájaros - tenaz, obstinado, rencoroso- [imagen del tiempo como pura combustión o fusión lenta.] II Porque se trata de salvarlo de la muerte, de sacarlo al placer de los sentidos - ojos que acarician, manos, boca- o Todo eso lo acaba en su propia combustión.- Arrancarlo de ahí y ponerlo en la inteligencia, donde dure. (Ver "Querella"4 en lo relativo.) Los manuscritos añaden toda una compleja dimensión religiosa: el poeta busca el amor, en principio, de la amada pero luego pega un salto hacia las regiones abstractas de la inteligencia, en busca de una forma de amor más amplia. Continúa el manuscrito: Sonetos Busco en el jardín del lenguaje las voces que te recuerdan - hacen tu memoria, te reconstruyen, son tu eco - y te las doy.- Te llamo, según el momento, forma, isla, agua, nube - pero la gente no te reconoce. Te quieren muerto. Fácil de adorar como un ídolo. Becerro de oro. Te quieren saber con boca y manos. Un solo hombre. Pereza. El trabajo de amar no lo comprenden . Ellos no te aman.- Amar es conocer. = Atención profunda. Si te amaran podrian hallarte, como yo, en la isla, en el agua o en la nube, en donde ellos, los tontos, piensan que te escondo, pero en donde yo sé que te descubro. En el ideario del poema inconcluso, Gorostiza se sitúa como Lo sorprendente es que, tratándose de sonetos y del tema un hombre común de su tiempo, sin imposturas, sumergido en amoroso, Gorostiza no haya caído en la más fácil tentación : trala divagación del amor posible, no en el maravilloso idilio del tar de convertir el petrarquismo (y esto incluye, por supuesto, gran amante. desde Garcilaso hasta Quevedo, Góngora y Sor Juana) en un Al parecer (por las notas al margen, por las numeraciones asunto de sintaxis y vocabulario modernos. Gorostiza tuvo la y los señalamientos en los manuscritos) toda esta divagación capacidad de someter las tentaciones alegóricas a la problemáhabría de generar la parte "III. - Isla del cielo" de El semejante . tica contemporánea de su conciencia, incapaz de restabl ecer, Esta parte se compondría de sonetos concatenados, los mism os por la vía que Dios garantizaba, los vínculos trascendentes ensonetos que aparecieron en 1948 (Del poema frustrado, bajo el tre amor y mundo. El amor del que habla Gorostiza tiene por título de "Presencia y fuga" ,) y otros que no fueron terminaobjeto primero a la amada y, como objeto final, al Dios muerto dos. Los publicados son sonetos en los que el poeta se interna, intelectualmente, en la búsqueda del amor a través de la con- "te quieren muerto. Fácil de adorar como un ídolo. Becerro de oro." Hasta aquí, podríamos estar hablando todavía de la misciencia. Dice el manuscrito: ma idea de Muerte sin fin. Sin embargo, Gorostiza quería escriL En el manuscrito nunca se abre el signo de interrogación . bir un poema que tuviera "por objeto la fijación del ser, esto 3 Siguen unos fragmento s tachados. es, rehuir la muerte, encontrar la eternidad". <JO" Y Jo..flno Goronlza .n lo. lardin •• d. Villa Borgh..., frente a la ••tatua d. Goethe. 4 Al parecer. un poema desaparecido llevaba ese titulo . Biblioteca de México JOSÉ GOROSTIZA 1semejante El tema principal es el amor, descrito como un narcisismo, es decir, como un proceso de la búsqueda de sí mismo, que naturalmente no es gratuita, sino que tiene por objeto la fijación del ser; esto es, rehuir la muerte, encontrar la eternidad. (En estas circu nstancias se tropieza sie mpre con Dios, cerrándonos el paso. De una manera incidental, se le atribuye a ÉL una actividad semejante, buscándose en nosotros, donde encuentra su eternidad . La eternidad es efímera.) así mismo' MNEME 1 3 l.- Dime, Tiresias. 2.- El indio 3.- El crio110 4.- Te pregunto: ¿Qué hacemos aquí? ¿Por qué no salimos de e&Lv infierno de litografía? Me respondes: 5.- Nuestra ficha, Tiresias, nuestra ficha, (el génesis en un ambiente de feria) y por eso estamos aquí con JI un grano de maíz en el ombligo. Motivos insistentes.- El de la lotería en la Feria (nuestras fi chas, 6.- Ante esta diversidad de gentes y cosas: la piñata, el grano de maíz en el ombligo) que se repite al salir la luna enumeración, los refrescos, las fritangas. 7.- Pero mira esa brecha. en la "quinta luna", parte final , con alusión a Khayyam.El del sueño (a la manera Calderoniana) con alusión al filóso- 8.- Espíritu que te contienes - yo ni esto ni 10 otro. fo chino y a Hamlet en el monólogo, que se repite en la parte 9.- colocación -café de chinos, cine, cal1e Rayón . final del ... 2, cuando se invierten los términos y resulta que soy 10.- pero tapona.- Final: entablemos el diálogo, yo la image n que se ve en mí. conmigo mismo que eres tú. En el Foro Romano. Biblioteca de México 20 l. La feria l That corpse you planted last yea r has it sp rout ~ S DIME, Tiresias, germen de inmundicia: ¿Qué no podré cruzar este nutrido arrecife de caras ennegrecidas, ay, el humo lent0 6 en los turbios mecheros de petról eo? Todo este infierno de litografía ¿qué no podré cru zarl o -sordo y ciego puesta el alma (rumbo) a la isla. y de una em inente edad? qu e me anuncian el reposo en el agua la hondura en el espejo o el alta claridad de un mediodía una edad que acaso en la alegría (v - ) he cumplido esa más honda claridad de l alma? • •• MIRA, Tiresias, corazón de palo, necesito cruzar este nutrid0 7 arrecife de caras ennegrecidas, ay, el humo lentoS en los turbios mecheros de petról eo y esas risas de cal policromadas, esas miradas 9 de litografía y este universo 10 todo que suave nos embiste yaprisiona " con sus tumbos de ruido sofocante: 12 aquí entre flores, cintas y oropeles orgullo de una flora gigantesca madura la piñata; allá el río de horchata subterráneo que reposa entumido en las tinajas y a cada paso inesperado, alegre, repentino lJ un cohete de aroma: las fritan gas"4 *• • Porqu e mira. [La noche, acaso el aire, '8 la soledad quizá que nos procura (embrolla?), aislándonos, el ruido me han ahogado la voz hasta la asfixia y la asfixiél , Tiresias, es el humus donde silba magnífico el secreto.] ¡Hem e aquí, pues, me puse un día el índi ce en mis ll agas y no creí' La carn e, el acto mismo qu e es la flor de la carn e ora brote en la umbela de una dádiva de un asesinato (u - u) 19 o en la el mismo pe nsam ie nto, - fruto aéreo de la ca.rne todo esto , oh Tiresias, lo hall é hu eco. • •• Me hieren esos tristes policromados ángeles que al duro torso tatuada lucen el ascua de un sarape; me hieren en la entraña el diente de oro de esa risa obscena y el áspid de esa mirada ls que impide nuestra fuga ••• Hasta el límite oscuro de mí mismo allí dond e hecha espejo la mirada se mi ra ató nita mirar nada , ni el ai re, ni los peces, nada ni siquiera el Espíritu de Dios sobre la haz de mi caos. (~ v - ) (uu - u) mejor que no la fría rectitud de una espada ••• No, un in stante después, cómo podría, 20 si se me llama a juicio, ay, dime tú , cómo podría contestar este / crim en (su icidio) ante el rigor de un puñado de azucenas ¿ni cómo, con qué manos tenebrosas, abriría los brazos a la luz? ¿Con qué si niestro grano 21 habría, de emponzoñar el agua de mis pájaros, (u - u) para poder quitársc:me "¡Está muerto, ahora sí está bien muerto' " • •• Todo este infierno de litografía ¿Qué no podré cruzarlo ciego y sordo puesto el rumbo a la isla de una eminente edad? La edad que cumple el agua en el remanso y el espejo en la hondura y en la pureza l 6 el alta claridad del mediodía y que acaso en la alegría cumplí remanso, hondura claridad del alma. ¡La edad que cumple Dios el sábado l Yo no te acuso, no , yo no te acuso. 22 .** Biblioteca de México 21 En las entrañas de los pájaros te oigo , gota a gota, en otros días filtrar la __ esencia que parece ser yo ... [oh, deja en paz esa barraca (no mires más) (Precarius Plotinus) el místico oriental Doctor PréEtorius ___ en la Universidad de Heidelberg. (burlado) I (graduado) (u - u) ¿Para qué? Las estrellas entrañan otras cifras, el cristal, confundido, habla otra lengua (que el mágico no entiende) (Se queda) (con el tónico espantoso) un conjuro de paja y el hisopo mecánico que escupe un agua catarral de bendiciones ¿Pero esto justifica los diez céntimos?] Te oigo en las entrañas de los pájaros trazar la esencia de mi esencia y digo: sí, esta magnolia ciertamente, esta estrella de navegar el aire que me guía a través de los frutos del espesor, y he aquí que yo ahora la disfruto, me anticipo al deleite de los pasos que intactos yacen ante mí henchidos de su gravedad o alegres de la ligereza y he aquí que yo, ahora, con semejante flor entre Ilas manos, me tiendo ante las olas de la temperatura. ca *** Nada te duela ... 23, por tanto, que no sea (-) un eco de mi angustia, un sedimento del terror con que te sigo, crucificado a tu cadera, (,:-, u - u) a través de este infierno, porque a mí sí -acaso por una nostalgia de este clima- me duele toda esta carne triste, jadeante, que conjuga el sudor de su marea, aquí a tu lado, (acantilados) rompiéndose en altísimas espumas, en llantos, en plegarias, en (sonrisas)24 Me duelen estos tristes policromados ángeles (ciego) (,:-, v - u,:-,,:-, - u) que al raso . .. tatuada el ascua de un sarape 25 de estos tristes ángeles morenos, corona de maíz (y ay tierra) que marchan como espectros, de puntillas, (como si) porque 26 sienten aún en los talones, la soga mordedora de la brasa ¡ellos que allá en su paraíso, junto al agua, agudas flechas de aire 27 para arrancar un capo de plumas (relucientes) rosa , amaranto o en índigo (teñidas) *** Debe haber una brecha ,28 una hendidura mínima (así sea mínima) por donde el ruido de la feria (sangra) (- u) gotee su sangre de humo (,:-, u - u) sobre una celeste inmensidad de feria, porque allá - ¿lo sientes? - contra un silencio a I ráfagas un húmedo silencio de pasos (aún recientes) un silencio de huella en los umbrales 29 que deja adivinar que afuera reina una desierta calle anestesiada en cuyos ojos de __ flotan (morfina) (u - u) inútiles -moscas, moscas volantes- los faroles . Debe haber una brecha una ventana 30 . .. [pero afiánzate a mí mientras te I hablo, 3 (tapona) pero en sordina ! de una callada cera el (alerta) caracol de los oídos, que una entubada cizca de manubrio (nos) te llama desde la isla giratoria donde el prudente mises (gira, viaja) salta 32 graciosamente transformado en su propio caballo de madera, (en donde tú , a tu vez, inmenso I (bañado, teñido) (u - v) (en el maná de luces que descarga (llueve) (en su embriaguez la rueda Ferris33 , C,:-,)34 ay, a tu vez, oh cuerpo te ( .. . ías) en un pingüe marrano de tío-vivo.] (12) I (mal acento)35 Porque mira . . . en pudiendo escapar, me gustaría situar nuestro monólogo (no es eso) no en una edad Coh no) en un espacio (ojo) firme, sensible al tacto, sólido un espacio tocado hasta el delirio en el haz de sus dimensiones . . . (- v) Oh! no en un cine -claro está- pero sí en algo como un cine, con algo de su sombra,36 sombra de encina milenaria en torno, con su clima de égloga, allí, a orillas del lliso de la música, mientras, ya no en nosotros, fuera - - C- u) en el jardín de la pantalla (u - ) Salicio y Nemoroso juntamente, fantasmas nuestros, abuelos (esencia de nuestra queIja),3? recurrencia se deshacen como pastillas de 010r38 l en una (disolvencia) de zampoñas; no en una plaza, no, pero sí en algo (tímida) como una plaza cándida de aldea, con sus cuatro laureles candorosos la iglesita de enfrente (cal azul, rosada) (soleada) cae su tierra encendida que gotea al toque de oración como un sollozo de bronce derretido y acaso con la fuente irremediable, (mejilla) la úlcera de lama en la epidermis, la (imperceptible) tos de una hoja seca . .. < _________________ >39 no en un café de chinos -claro está pero sí en algo como un café de chinos _ _ __ que tenga el aire duro, coagulado en un ámbar confuso de bujías, una 40 __ humedad de gruta ____ (en el cielo) /(vv)y(-u) Biblioteca de México que un cigarrillo solo . . . 41 de estalactitas 42 (u - ) . . . . .. .......... . ... . . de penumbra 43 en el rincón del fondo y un chino de marfil que allí discurra - los ojos fijos en el pan de pasas 44 como allá, en otros siglos, los hundía (los fijaba) en las montañas de la niebla (- u) cuando al romper la noche descendía, gusanillo de ( -v u u - u) la lenta procesión de los farolesun bast0 45 chino de marfil _ __ Chuang-Tzú que esgrima entre tus manos amarillas el celeste problema (oprobio) (~ u - v) ••• ¿Qué es en sí, Chuang, una mariposa? _______________ _ _ 46 - - Chuang - - - - - - - - - - ¡Oh dulce Chuang, abuelo prematuro, raíz lejana, cimiento paleolítico de una meditación inagotable, única que es en sí toda la mariposa!47 Pero no es eso, no, 10 miro ahora en este espejo de pal ahras (engañoso) /(- v) que oponga (uu - uuu - u) entre algo que no sé cómo se llama y su nombre emboscado en el lenguaje; no es eso, no, no es una edad, no es un espacio _ __ (- vvv - v) hacia donde nuestra fuga, (u - u) más bien, es todo lo contrario, es un ti emp o sin edad, un tiempo / adentro CJ es un lugar si:! espacio (purgado) (v - v) crucificado a (nosotros) (- v,:,v - v) como a los goznes tú de mi (v - v) como yo a la delicia de tu carne, (ay , oprobio de la lengua _ _ _ (ojo: 8)48 que escondió la palabra palpitante, oprobio de la lengua mentirosa, porque no es eso, no, no es una edad no es un espacio, es un amor -si este es el nombre- (acaso). II La fle ~ _:t ell casa d: ~=;)_o 1~¡r_ 1 ¿QUÉ más daba, así fu era , el tierno hombre con la cereza apuñaleada, el dulce trato de los buenos vinos o la tortilla apóstata (fría) (que aman) e n su hoguera de ron ni el cansancio, la música o el ruido ni el honesto burgués que siempre encuentra las nalgas de la esposa en la opulencia de su opulent0 50 flan a la vainilla? Mira el silencio, míralo. 2 Afuera, la ciudad, la loca insomne navega hacia otro día -gallardetes de bruma entre los mástilesa través de estas hojas que entornando los párpados de azufre en las esquinas trazan hondos canales a su sueño. 51 Biblioteca de México House-Party AMANECER, edad no de la blancura. La misma edad, la madreselva, 52 pero otra luz, pálida, pero otra resurrección que se gesta en las lámparas que entibia y evapora los sonidos que refresca el lenguaje y hace brotar -oh fuente de silencio- el ojo helado. Iban a despertar los mirlos el olor a cedro de un fonógrafo, iba a fundirse el hielo de las manos que aire ya meciéndose en la nuca mecían un sauce de oro adormecido. El trópico marchito en las alfombras iba a estallar en tropos retorcidos en tanto que, hecha fuente, la ventana con su rumor de ómnibus lejanos corría -el blando pie encerado- hacia la puerta por el cauce de un pasillo. (u - u) 53 Ibas a desprenderte, por fin, libre, de tu gruta de sombra, rescatada a las muertes innumerables que un día, juntas, hechas espiga en ti cimentaron en el aire, en el tiempo -la eternidad / de tu tránsito; rescatada a las muertes que engendrarás un día: muerte que estrangula escondida las células de la / epidermis, la muerte de fuego que te quema los ojos la fina muerte airada que te punza el corazón, mientras duermes, con el / alfiler de un sobresalto. la muerte en fin incomprensible e incesante incesante, incomprensible, incomprensible, incomprensible, que, oculta en la lenteja de los péndulos, no me entrega de ti el acto imperfecto, pero puro, / que está por ser a cada instante, sino el acto interrumpido o roto, aunque perfecto, / que fue ya, ayl las cenizas de ti eternas tu eternidad hecha cenizas ... VI . La luna quinta 54 Je parle durement aux morts paree qu' il faut leur parler dur Jules Supervielle Para Quinta Luna 55 la idea de una cicatriz en la voz que se manifiesta por el endurecimiento de algunas palabras en que me tiembla. -me gusta mi voz, es como una piel suave a la caricia.la idea de que unos extraños en los que me reconozco, me gritan con mi voz: ¡ese pendejo' la idea de que vivo en círculo de afrentas : el rico podenco, el amo necio que convierten en eso mi fatiga, etc. y que se apropian de mi ciencia. desarrollar bien la idea de los fantasmas que me acompañan -en uno mismo nada quizás sino el sueño. Biblioteca de México 24 ( 15 Co nservamos los mismos espacios en blanco del man uscrito original. Se trata de ve rsos sin acabar y, por ello, nos limitamos a sugerir, e n los paréntesis colocados a la de recha, la escansión posible de los fragmentos que hubieran redondeado el ve rso, según la prosodia que Gorosti za salia seguir en sus poe mas de metro mayor . Las silabas acentuadas se significan con el sign o "- "; las no acentuadas, con "v', y las de acentuación dudosa, con "u". 16 Gorostiza duda e ntre tres posibles palabras: "pureza", "latitud" y "anchura ". Dejamos la primera porque en ese orden están puestas. 17 Hay otra posibilidad m étri ca perfectam ente posible : (u - '::! '::! '::! - u), que haría un endecasllabo. 18 En otra hoja , Gorostiza te nia escrita una variante e n la que cambia los primeros seis versos por trece, los se ñal ados entre corchetes: . ci~ ID el eepacll1 ineollllle que .apara Porque mira . [la noche , acaso el humo la lucidez quizá que nos infunde, aislá ndonos, el ruido, me desecan la voz hasta el ahogo y la angustia, oh , es el aire donde silba la escala del sarcasmo, la m e ntirosa le ngua conge lada por una parálisis de hielo, sil e ncio no, astillas se me hace, c ua ndo in se nsato quiero fra ct ura r el e nigma co n la poca ga nzú a de la bella palabra rigurosa :I el fruto de la flor; el penea.1ento acto en que gel'll1na una lINerte de aguJ . . .e acapara. rebri1, abeja de l a • v•• J mi voz. .e nutre de mi allento, ll1J)one lINeo.. turbi.. • ml oara. ~ " '~o'ee~ ~ 'Qu4f amor,no ob.tante, en eu • de.trulr e.te bAllto enemigo, que al comp'. de mi pulBo me ~»,rt., , v o "v\. ¡Templado hielo, • 1. -'W glaolal abrigo' iluánto -para que dure en él- l1bert. en m!, que ,. no mor1r' conmigol Orl.ln.1 c.rregldo d.llOn.to que .bre l. . .rI • ." ..... ..nel. y fu...., con .1 vl.to bu.no d.1 poet••n l.... quin. superior derech•. 1 Se trata, sin duda , del poema más grande y ambicioso de Gorostiza , después de Muerte sin fin. El poe ma qu edó in concl uso y sin un armado definitivo, aunque con partes no sólo bi en desarrolladas sino incluso comparables, por momentos, con las de su gran poema publicad o. Existen dos indi ces para de finir la estructura del poe m a; seguimos la más recie nte : El se m ejante a si m ism o 1.- Testimonio del hermano siam és. 11 .- La fiesta e n casa de Rolón . 111.- Isla e n el cielo. IV .- Narciso consulta la hora . V.- Inci so del intruso. VI.- La luna quinta . Desgraciadamente, los manuscritos de las partes III , IV Y V están muy confusos y casi imposibles de descifrar . Sin e mbargo, de las otras partes pudo obtene rse lo que aqui publicamos. 2 Palabra ilegible . 3 Se trata de la lista, punto por punto, del ideario de la primera parte "1.- LA FERIA". 4 Esta parte del poema corresponde a la primera de la estructura, el "testimonio del hermano siamés", aunque el mismo Gorosti za se refiere a ell a con varios titulas: "Monólogo e n un fond o de feria" , "preludi o en un fondo de feria ", o "muchas caras", refiriéndose a uno de los ve rsos. 5 Seguramente , Gorostiza citaba de memoria los ve rsos de Eliot : 'TIlat corpse you planted last year in your garden, 'Has it begun to sprout' Wi/l it bloom this year' The Waste Land, 1, vv . 80 Y 81 . 6 Gorostiza nu nca estuvo seguro de este verso: aparece con unos paré ntesis manuscritos y, en la siguiente versión, la palabra "le nto" aparece señalada e n un circulo, como e n observación. 7 "Nutrido", e n el origi nal, señalada e n un círculo. 8 Palabra señalada con un circulo. Véase nota 4. 9 Señalada con un círculo. 10 ldem . 11 Verso subrayado. 12 1dem . 13 1dem . 19 Verso de ace ntuación anómala, aunque ace ptado e n la prosod ia tradi cional , con acentos sólo e n cuarta y décima silabas. 20 A partir de aquí , copiamos de otro manu scrito que , e n lo demás, coincide casi compl etam ente . 21 Palabra il egibl e. 22 Siguen doce versos tachados . 23 Fragme nto ilegible . 24 Sigu e n catorse ve rsos tachados . 25 Sigue una palabra ilegibl e e ntre paré ntesis. 26 Palabra señalada por un círculo. Gorostiza dudaba en tre este verso y la variante que daria el condicional : "como si . " 27 Sigue una palabra ilegible, e ntre paréntesis. 28 Gorostiza apunta , al marge n supe rior, la variante : "Ha de habe r un a brecha ", y una anotación que di ce : "(conectar mejor)" . 29 Sigue un paré ntesis ilegibl e . J O Al m a rge n, Gorostiza apunta la variante : "salida". 31 Gorostiza dudaba de esta palabra . 3 2 Variantes: "gira", "viaja" 33 Palabra dudosa . 3 4 Para conse rvar la estructura de la ve rsificación, Gorostiza tendria qu e habe r escrito, e n el espacio vacío, un monosllabo o un bisl1abo grave, terminado e n vocal, que hi cie ra sin alefa. 35 Ciertame nte , la a nota ción no es una variante sino una observación sobre la prosodia de l ve rso. 36 Variantes: "fresca ", "fronda", "prieta " y una pal abra ilegible . 17 Las cursivas son fragm e ntos agregados al marge n . 38 1dem 39 La sepa ració n e ntre los ve rsos es de Go rostiza . Hay una nota al margen que dice : "que no pudiendo escapa r me gustaría". 40 Entre pa ré nte sis, se apunta "azu l", qu e debe ría ll e nar el primer espacio vacío del verso . 4 1 Palabra il egibl e . Se trata de un trisnabo grave : u - u . 42 Variaciones para el espacio vacíe' : "aé rea ", "e té rea ", "cósmi ca" y una palabra ilegible . 43 VersO il egi bl e . 44 Sigu e n cuat ro ve rsos tachados . 45 Palabra dudosa . 46 Las tres lineas punteadas están tal cual e n el original. 4 7 Una nota manu scrita dice : "( Ella es, cuando lo lan za el . - il e- il egibl e- mariposa que se sue ña )". gibl e- la 48 La nota segurame nte indi ca que el ve rso tie ne una estructura octosilábica (e l ace nto fijo e n la sé ptima silaba ), que no e mpalma bien e ntre ve rsos e ndecasl1abos y sus de rivados . Por ello , ta mpoco pod e mos inclui r la grancación de la posible m é trica . 49 Con este fragm e nto se inicia la segunda parte del poema, que contie ne estos dos peque ños poemas y otro, mayor, co n el título de HOUSEPARTY . 50 Gorostiza dudaba e n la dupli cación de esta palabra . En los dos manu scritos, uno j unto al otro, qu e contie nen este poe ma aparece tac hada una u otra re peticio nes. 5 1 Variante: "trazan la ruta (los rumbos) de su sueño." 52 Varian te manuscrita al marge n: "La mi sma edad , la blan ca edad , la madrese lva ." 53 Otra variante m é tri ca : (u - u), si se busca qu e "de " y "un" hagan sinal efa. 54 Gorostiza escribió esta parte para cerrar el poema de El semejante a si mismo. Desgraciadamente, los manuscritos son casi ilegibles y, por lo pronto, sólo pudieron ser rescatadas unas cuantas notas . 55 Se trata del ideario del poema; los puntos que toca , las ideas que de sarroll a, etc. 14/dem . BiblIOteca de México 25 ,. J fj:.dín de ot ño en la e ahogado en la ventana: ( . .. )3 Y una segunda masa, remo de los árbo1e pero ésta, henchida en bruma azul, en vuelo. Una línea, remota, de canarios. La calleci1la, apenas lamida de moho; el prado, la banca, el Apolo, la fuent *** Esas palabras que sin tu voz, decías,4 esas palabras despegadas5 de tu voz, que se quedaba dentro, ahogada. Palabras que no, ya no amo sino una respiración de flautas (uu-u) contra un aire de vidrio evaporadas ¡Mira qué flora de ... 6 (v-v- ) qué trópico rosado y tibio, fundan en el helar de la ventana! Vaho creador de arte que sale, ya perfecto, de tu boca palpitante la magnolia de vaho; la casa de origen de la camelia, retorcida retórica de lianas y ay, sobre todo, cómo sube a manera de un cohete, en filillas de luces de colores se desnuda de su ciclo de vidrio de palabras. I En ge neral , este poema inconcluso guarda muchas semejanzas co n aquel publi cado co n el título genérico de Del poema frustrado (e n José Go rosti za, Poesía, F.C.E., México, 1982, pp. 79-102) . Sin embargo, las difere ncias entre una y otra versiones son suficientemente notorias como para tener e n cuenta esta versión . 2 Véase el poema "Adán ": Jardín de otoñ o en mi ventana, claro . ¡Cómo está haciendo nubes por todas partes' Roto, deshecho en el prisma de esa lluvia, ay, Jardín el Marino, qu é recuento , que flaca suma resta de tu precioso cargamento . Loe. eit, p. 85. Y véase abajo, nota 4. J Sigue n siete versos tachados. . 4 Véanse los poemas "Preludio" y "Épodo". Loe. cit., p. 81. 5 En el manuscrito aparece la palabra "divorciadas", tachada y sustituida por "despegadas" . ti Palabra il egibl e . Biblioteca de México 26 t *** Solemne un cártamo desnudo, una higuera, caminos blandamente tocados de lama; la burbuja al rebote del sapo, la fronda, el Apolo, la fuente . ¿A dónde más, a dónde, tu fantasma? Que mirara al jardín de tu mirada que pensamos en ella. Pero sucede, ay no puedo pensar cómo sucede, que mira hacia nosotros con la mirada al jardín, desnuda, y nos ha visto, nos ha visto ¡también nosotros quietos, ahogados! moría todas las tardes este jardín de otoño, dulcemente asomado al brocal de la ventana A dónde mira la ventana tú me decías (aquí palabras) que miraba al jardín con la mirada que pusimos en ella pero sucede (ay no puedo explicar cómo sucede) que mira hacia nosotros con la mirada del jardín a ella y nos ha visto - nos ha visto- nos ha visto mirar todas las tardes y a ti y a mí que miramos en secreto en el aire del vidrio 7 Sigue un fragmento ilegible de once versos. Jardín de invierno en mi ventana, claro. ¡Cómo iba haciendo cielo por todas partes! Roto, deshecho contra un angulo de ",,,.,.,nr,",,~"" le queda todavía una vía toda, ( ... ) por donde cae un verde poco de jardín al oielo. *** . .. . .. de esta profunda superficie que hace transparentes las ventanas, aquí está, harto de sí mismo. Maestro de la pérgola, un Apolo en actitud de repetir mi mano; maestra de la edad, la fuente, una amiga de lama, lame [el Apolo. la fuente] el banco abandonado la llama a una buena confidencia . El banco el Apolo -la fuente y al fondo , a la distancia de las voces, desnudos, pero dignos, los castaños; desnudo, pero infame, el caminito se cubre de hojarasca para escapar del corto paraíso. (v v) No creo que la noción de "deber" sea compatible con la de "poesía". Cuando se habla de caminos que deba seguirla poesía, se está imponiéndole en verdad una retórica. La poesía obedece a un destino mayor que el de cualquier retórica. Busca sus propios caminos y los encuentra siempre. Sabemos dónde está hoy, no dónde estará mañana. Por otra parte, lo único que puede ceder en ella a la voluntad del gusto, su apariencia exterior, no le es separable sino en teoría. Este es el castigo para el pecado original de tomar una forma. Mas iustamente porque ya trae en sí misma el accidente que habrá de enveiecerla y afearla, no debemos -ahora sí, no debemos- imponerle a sabiendas el camino que ha de seguir. Es meior permitirle que siga libremente por los más inesperados caminos y unirse a ella en la aventura. 2 I Se trata de una res pu esta a un a C n C ll( ~ sta . No hemos podido sahe r s i cad a ni e n dóndt ~. , La si gu e la fim1a de .Jo s ( ·~ C;oro s ti za. H ,I¡{lrJU 'U l ¡f(' 28 ,\ !ex/( IJ flW puhli- ragmento de novela FUi, más que por otra cosa, por espíritu de contradicción . Había decidido no ir. Pe ro una decisión es algo así como un cuerpo extraño en el alma qu e obliga a obrar al revés. Y fui. No vi ni ve n cí. Fui solamente, y animado de propósitos incultos. Mi programa cabía en un principio y sus escolios : champagne. Aun si, contra mi voluntad, pudiera en contrarm e de pronto sujeto de belleza, la sujeción sería producida por gracia del champagne. No 10 conseguí compl etamente, sin embargo. Poco a poco fui 2 presa de París, presa voluntaria y gozosa del sacrificio . ¡Maravilloso' Y la presentación escéni ca de la ciudad es 10 que opera la maravilla. París es sobre tod o una ciudad estupendamente presentada en el sentido teatral de la palabra. Los fran ceses han aislado sus primeras figuras -la Magdale na , Notre Dame, la Concordia, todas- dotándolas de un sentido coreográfico de la latitud que las reduce al campo de la mirada y permite que la luz derrame librem ente en ellas sus reflectores, mientras la m edia sombra oprim e, atrás, a las muchachas del conjunto. Presentación, presentación y atmósfera. La atmósfera, dice Ch esterton, ha sido violentada de tal mod0 3 por la literatura moderna qu e, literariamente, respiramos en una atmósfera de atmósferas. Pero aq uí se trata stricto senso 4 del paño que envuelve, como a oro en paño , a la Tierra. La atmósfera de París juega en su composición como el ginebra en un cocktaiP Lo es todo, pero se cuida en aparentar que no sabe a nada . Así el cielo -qué tardes alucinadas las que cae n sobre el Sena'- va dando a París una proporción, una ley de crecimiento, una estatura, acordada con tal delicadeza a la estatura humana, que se tiene la sensación de traer, por vez primera, un a ciudad a la m edida . México tie n e una holgura de ciudad que se arregla para salir al campo. Pero no sale, no. El cielo e ntra e n ella, con paisaje y todo, inundándola, y su movimie nto la contagia de un impulso ilusorio que la ll evaría ¡si no se ca nsara tanto' a conocer sus alrededores. Va ri a nte : "e n tal form a" . Va ri a nte: "stncru sensu". Ó Esc rito al ma rge n : " Int rod uci r aquí la im age n del anun ci o lum inoso de Pi ccad il ly Circ us, produ cía - dos palabras ¡/egibles- una lu z que se a paga" . '1 4 1 Se trata de un par de pági nas qu e, supu esta m en te, de be rían perte n ecer a un capítul o de la nove la qu e te nía proyectada Go rosti za . 2 Palabra ence rrada e n un círcul o. En Romo. Biblioteca de México 29 GILBERTO OWEN El actual movimiento literario en México (1930) fr1~ \ J B On Autorretrato. de Torre. locIet, Ortlz de Montellano, VIlIa urrutla y Novo. Esta entrevista fue publicada en 1930 por el periódico El PeTÚ . Gilberto Owen fungía por entonces como Secretario en el Consulado de México en Lima. Gilberto Owen? -preguntamos, al franquear las puertas del Consulado de México, y vernos en frente de un joven que, en su exquisita cortesía, mezclaba el matiz inconfundible de un auténtico humorismo. -Servidor- nos respondió el interpelado. Owen es, efectivamente, una de las más ágiles y firmes mentalidades de la nueva generación literaria mexicana. Su rostro, de indio azteca, sus ojos vigilantes y acuciosos, el dejo de su voz hecha siempre a traducir emociones, se confabulan para expresar el talento de este escritor ante quien tenemos que deponer las armas del reportaje para concretarnos, como el repórter que acude a una charla pública, al cuaderno de notas taquigráficas. Sólo enunciamos una pregunta, y ella fue como el levantarse la cortina del teatro para que nuestro entrevistado hablase ante un numeroso auditorio. Tal es de sugestiva su conversación. Owen se da, fácil y elegantemente, en la charla. Acaso piense que, como un escéptico y magnífico señor del arte, hay que regalar las palabras sin dolerse de su pérdida. Pero, para gloria efimera del momento que pasamos a su lado, estaba nuestro lápiz y nuestras cuartillas. He aquí 10 que, al volver a casa, hemos traducido, después de la pregunta que fue la única que hubimos de pronunciar y que decía: ¿El actual movimiento literario de México? Owen, mientras consume un cigarrillo, cruza, displicentemente las piernas, y se acoda en un sillón y empieza a manifestar: - Después de la Revolución, ¿verdad?, que fue hecha ideológicamente por el grupo del "Ateneo de la Juventud" que tenía a Caso, Vasconcelos, Alfonso Reyes y como animador a Pedro Henriquez Ureña y que había tomado una posición de ataque al positivismo filosófico , se reunió en México, en 1915, el primer grupo que se autotituló con el de la fecha. Vino a ser como una continuación o un episodio del Biblioteca de México 30 Ateneo de la Juventud. La mayoria de ese grupo se ha desintegrado casi absolutamente y, desde luego, como escritores casi todos ellos han muerto. Q}ledan Manuel Gómez Morin, que ha trabajado unos ensayos sobre filosofia bergsoníana que vino a sustituir el positivismo. Actualmente se dedica a cuestiones bancarias. Es consejero de una institución afin de México. No tuvimos un poeta sino que adoptamos en su seno a poetas como Rafael López, cuyo libro Con los ojos abiertos es muy bello, pero posteriormente empezó casi exclusivamente a hacer poesía que no estaba dentro de su sensibilidad. Seguía por un lado una vena patriótica, un poco gritona, declamatoria, la vena de Rubén Darío en "Los Bárbaros" y el "Canto a Roosevelt" y por otro lado un acto curioso de imitación, casi literal, de la poesía de un hombre más joven que él: Ramón López V~­ larde. En éste se consiguió por primera vez una expresión absoluta de mexicanismo. Su voz era la voz de la provincia. L6pez Velarde era un payo, 10 que ustedes llaman un provinciano, un hombre que se asombra de todas las cosas de la ciudad. Con ingenuidad de niño. Murió desgraciadamente cuando aún no había logrado influencia de una manera profunda entre los más jóvenes que él y aun cuando lo meramente exterior, lo pintoresco había sido heredado, imitado, pirateado por poetas como Fernández Ledesma, que tomó de él, todas, absolutamente todas las imágenes exteriores, visuales y nunca ha podido libertarnos del léxico de Ramón. Ramón tenía una sensibilidad adánica, infantil, para nombrar las cosas, para calificarlas. Fernández Ledesma sigue nombrándolas con las mismas palabras. Owen, con pausa, lentamente, sigue su charla interrumpida de vez en vez por pausas voluntarias y otras por llamadas telefónicas. Reanuda la conversación refiriéndose al doctor Enrique González Martínez que va de su provincia: - Dueño de una voz profunda, voz de búho, de . una poesía en que la inquietud filosófica no apaga en nada el brillo de la frase justa, de la metáfora. Este movimiento se había distinguido por la predilección en los jóvenes, por una probable influencia y la primera promoción de nuestra actual generación literaria lo adoptó como padre espiritual. En aquellos días había estado en México Gabriela Mistral . Era en 1919 y había influido en los jóvenes de entonces. Alude luego a las tres figuras que constituyen los tres ejes del movimiento literario en la novela, la poesía y los ensayos. Luego: -Jaime Torres Bodet, por ejemplo, era lo que puede llamarse el hermano mayor de los jóvenes búhos. Se preconizaba torcerle el cuello al cisne. Ellos ponían en el lago del cisne al búho. Pero naturalmente al búho le es muy incómodo vivir en un lago, y lo que el cisne hace naturalmente, el búho lo hacía con una gracia muy discutible . Otro silencio eléctrico. - Vasconcelos -continúallegó entonces a la Secretaría de Educación Pública. Se reunió en torno suyo todo el grupo de poetas búhos y entonces aun a riesgo de morir se pusieron a cantar. Tenían empeño en que por su raza hablase el espíritu. La raza cantaba por el espíritu de estos poetas. El canto de la raza era de búhos que siguen la predestinación del cisne. Morir al primer arrebato lírico. Carlos Pellicer, dueño del más rico arsenal de metáforas. Bernardo Ortiz de Montellano, que echaba en la retorta de su poesía cantidades tremendas de materia prima folklórica. Jaime Torres Bodet, que quiso dejar de cantar a la c.asa, a la madre, a la novia. Todos ellos hablaban y cantaban ya con una voz diferente de las de sus tres primeros padres espirituales y quisieron interpretar el ideal americanista de Vasconcelos. - Por entonces unos jóvenes que se reunían en el más céntrico, más huachafo, más quieto también, de los cafés de México, empezaron a sentir una identidad necesaria de viajar. Preconizaban que si bien el viaje no es esencial el deseo de viajar por las ideas, por los hombres sí lo es. - Estos jóvenes no tenían más de 23 años. Uno de ellos era un filósofo. Creo que había sido discípulo del gran repetidor de filosofia don Antonio Caso, Sarnuel Ramos. Había un crítico, Xavier Villaurrutia, dueño de la más aguda perspicacia a.la vez que de una cul- tura muy firme . Había un poeta, Salvador Novo, que había aprendido en sus literaturas norteamericana, inglesa, italiana, francesa, en todas las literaturas siempre suyas, una vena humorística casi mexicana. Había dos jóvenes a quienes Novo calificaba de extremadamente flacos y aceptablemente inteligentes. Jorge Cuesta, prosista, autor más tarde de la antología de poetas que publicó Contemporáneos y Gilberto Owen. A estos jóvenes los unía, hemos dicho, el afán de viajar. Fundaron una revista Ulises , que a los siete números hubo de desaparecer. Hicieron al propio tiempo que la revista un teatro con el mismo nombre . Ahí representaban ellos mismos sus propias obras y sus versiones de O'Neill, Cocteau, Lenormand, de todos los dramaturgos modernos. Creo que hicieron lo que se califica como un standard. ¿Después? Se dieron a viajar, en efecto. Unos a Estados Unidos, otros a España, otros donde podían . A Uli- ses siguió otra revista de la misma índole, si bien con menos ortodoxia, más ecléctica, Contemporáneos . Y los poetas anteriores se afiliaron al nuevo grupo. Llegaron a confundirse en uno solo. Muchos de ellos se han salvado ya. Otros desean salvarse . Torres Bodet, el de mayor extensión bibliográfica, ahora vive en París. La diplomacia es para él un medio . La poesía sigue siendo su fin. Ha publicado hace días un libro, Destierro . Antes de éste hay 15 o 20. Nadie sabrá nunca de memoria la bibliografia de Jaime Torres Bodet. Bernardo Ortiz de Montellano dirige en México Contemporáneos. Esta revista ha llegado a su mayor edad, tiene tres años. El valor de una revista se mide por su duración ... amén de otras cosas. Contemporáneos parece que vale. -Xavier VilIaurrutia está en el cielo, en Cuernavaca o en Hong Kong. La versión más autorizada es que está en Cuernavaca. Escribe notas sobre la Owen, por Garcf. Maroto. Biblioteca de México 31 pintura y la música moderna en un pueblo en el que no ha habido una exposición y en el que no hay nunca un concierto . -Salvador Novo ha engordado. Ha adquirido un semanario de noticias, escribe lo que piensa. Babbit dirige el Departamento Editorial en la Secretaría de Educación Pública. Tiene Babbit una biblioteca más extensa que la de Raúl Porras. Jorge Cuesta se ha casado. Owen está en Lima. Todos dispersos. Unidos tan solo a través de Contemporáneos, de Genaro Estrada y de Alfonso Reyes, sus tres métodos de comunicación . Unos prefieren la retórica espistolar, otros escriben para Contemporáneos. - y aquí, escnbiendo en esa máquina, tienen ustedes a Federico Ortiz Monasterio que prepara su conferencia sohre la escuela del indio mexicano . La esencia de nuestra revolución. Hay que hacerle ambiente a ese trabajo. Gerardo Den iz o o R G Las pizcas y los ápices armaron una orgía. Salió embarazada Ereen Smith y a su hija le pondrá Dew Yoloxóchitl (cuán convincente es el náhuatl). Por las márgenes del petate rueda una triza en pelota sin pareja, sin su añico, requiriendo apoyo moral contra ambas soledades. - Así - le digo con dureza al cerrar el cajón dentro del cual se desarrolla este drama- , así subsiste un elemento de indeterminación (Unbestimmtheit) y, cuanta vez abra, por ver si no os empelusáis de mohos canos, y habría que tiraros, sorprenderé permutaciones insospechadas (si es que te reconozco, huerca). D E s p u .. E Cuando menos de esta comarca quedan ruinas, y bellas. Mrámores color garbanzo . Apariencias, aún, de muebles que al soplar caen hechos polvo. El clima debió, en el mientras, de modificarse, pues entre las losas de soledosos patios medran matas subtropicales, hay árboles de bálsamo que entonces no prendían. Miro un buzón en apariencia incólume; para qué avanzar ni un dedo: lo desmoronaré. Por urnas de agualluvia bogan ninfas jorobadas de mosquito. Las latas se deshicieron, sus contenidos son cilindros petrifactos entre los cuales restriega su vergüenza cualquier armadillo leproso. Me tiendo a la sombra, obispo en miel; me reconcilio no con la historia pero con sus síntomas. y no poder precisar dónde, dónde suena ese piano incesante de ejercicios y escalas, mal tocado, lejos. Biblioteca de México 32 s E p I T u Como la ninfa Eco hasta ser una voz, yo me enjuté hasta quedar sólo en habla, sin darme cuenta: cero, polvo a la izquierda, ceguera por carencia neta de discernimiento teórico. Merecido. Qué sentirá quien pudo salvarme, prevenirme siquiera, y aplaudía con cucharas de dos filos y hoy presencia esta debacle, diseca implacable, yélido[De aquí al final se supone que es el difunto:] De telururo de oro fue mi planeta - pasa, caminante, pasa de largo - , como en Hector Cadavres: calaverita pura. Mal presagio. (Que pases, te digo.) Biblioteca de México 33 F o HÉCTOR PEREA Contemporáneos en tierra hispana En febre ro de 1990, Héctor Pe rea y Rafael Vargas intervinie ron e n una m esa redonda que tu vo lugar en la B. de M., con las pon encias que ahora reproducimos en tomo a los vínculos de Contemporáneos con España e Hi spanoam érica. P Novo y Gorostizo, por Gordo Moroto. ara ten er una idea más o menos fiel de la repercusión que las ideas del grupo de Contemporán eos llegaron a tener sobre la cultura española habría que acudir primero, y desde luego, a dos influencias mexicanas ciertamente paradójicas. Pero también considerar que la relación hispanoamerícana, en el campo de la cultura literaria -al que m e limitaré ahora - , ha estado siempre lle na de pequeños olvidos; olvidos a veces sin importancia pero que en ocasiones, también, ocultan hechos de proporciones contine ntales. Las dos influe ncias a que me refiero son José Juan Tablada y el viejecito Luis G. Urbina. El primero ejercería una fuerte atracción , principalmente , sobre ultraístas como Rafael Cansinos Assens; el segundo, un extraño e n el paraíso de las vanguardias, sobre un espectro más a mplio de la lite ratura de esas tierras. Hecho para nada desdeñable fue también el estilo de amistad que él propuso e impuso en sus tertulias de café . Urbina se acercó poco a las redacciones, con excepción de la de Cerva ntes. Cabría subrayar que esta revista, codirigida en su primera época por Urbina, se convirtió durante su segunda et.apa en uno de los medios fundamentales del movimiento ultra . En un ensayo de considerable peso sobre esta corriente, publicado por Guillermo de Torre en la revista Cosmópolis de no viembre de 1920, éste consideraba, con moderado entusiasmo, que José Juan Tablada era uno de los escritores suda merica nos que "desde el principio se manifestaron simpatizantes de las normas ultraicas, colaborando en Grecia y Cervantes" . El ecuatoríano César E. Arroyo, encargado de la sección americana de la Cerva ntes ya vanguardista, sería desde luego mucho más entusiasta en sus opiniones. Para Biblioteca de México 34 valorar la justicia de las mismas habría que tener presente que Cansinos Assens representaba la parte española de la publicación. Escribía Arroyo: "La palabra Ultra ha sido lanzada a todos los ámbitos de la idealidad. Los clarines anunciatrices de las nuevas gestas han resonado imperiosos en este orto sangriento; las tiendas de los modernos adalides del arte se alzan por doquiera en un temblor de innumerables alas. Y triángulo excelso, tres grandes artistas son, en los vastos dominios de la lengua castellana, los portaestandartes del arte nuevo: Rafael Cansinos-Assens, en España, y Vicente Huidobro y José Juan Tablada, en América". Cuando Guillermo de Torre escriba su Historia de las literaturas de Vanguardia, hará una extensa disertación sobre el movimiento al que él había dado nombre y mencionará, obviamente, aunque no sin cierto escepticismo, la poesía de Vicente Huidobro como uno de sus pilares. Pero al mismo tiempo nos escamoteará, a los que no presenciamos esos momentos de euforia del lenguaje, el nombre de Tablada. ¿Rectificación de sus opiniones a causa de un mayor rigor crítico frente al ultraísmo? O simple olvido. La vinculación de Urbina con la corriente sería mucho más modesta: "Creer-crear" , el lema tan gustado y utilizado por el viejecito - ¿y no también, en cierta forma, por Huidobro?- , daría título a una pequeña prosa del hoy olvidado Antonio M. Cubero y aparecida en el número 7 de la revista Ultra. En ésta, no obstante, se insinuaba el gran peso que Urbina había tenido sobre la maduración poética del autor. En fin, resulta también justo señalar que De Torre escribió una reseña a El plano oblicuo, libro con toques vanguardistas de Alfonso Reyes que Valle-Inclán consideraba producto de la inhalación de marihuana, en la revi..,.. ta más efímera de esta corriente: Reflector, que no pasaría de un número. Ahora quisiera mostrar con un solo ejemplo cómo la historia de la literatura puede llegar a traicionar a la literatura misma. En el índice analítico de la Historia y critica de la literatura española (Editorial Crítica) de Francisco Rico, aparecida nueve años después de'la muerte de Franco, concreta- mente dentro del tomo dedicado a la Época contemporánea (1914-1939) y que compila ensayos de, entre otros, Julián Marías, José Luis Aranguren, Juan Maríchal, Aurora de Albornoz, Gerardo Diego, Francisco Ynduráin, encontramos una muestra de presencias y, otra más interesante, de ausencias mexicanas. Dentro del periodo considerado se crearán y desaparecerán por diversas causas -sobre todo políticas y econÓmicas, desde luego- algunas de las revistas y casas editoras más rel evantes del siglo: España, Revista de Occidente, La pluma, Grecia, Cervantes, Litoral, Alfar, La gaceta literaria, por mencionar sólo unas cuantas. En todas ellas participaron distintos grupos de mexicanos e hispanoamericanos en general. Pero resulta que si en la mencionada Historia y crítica de la literatura española, que se anuncia como "una imagen nueva", "un panorama . .. formado por las mejores páginas de la critica moderna" se citan los nombres de Neruda (26 veces), Huidobro (15), Borges (7), Vallejo (5), Alfonso Reyes (2), Henríquez Ureña y González Martinez (1), los de Tablada, Urbina, Nervo, Icaza, Pereyra, Valle Arizpe o Guzmán habrán desaparecido por completo de un mapa literario que sin duda ayudaron a trazar. E igualmente triste resultará, por lo tanto, y ya en relación directa con el grupo de Contemporáneos, constatar su absoluta inexistencia para esas tierras. Esto último, desde luego, según la presunta visión moderna . Pero la historia en verdad, o la verdadera historia de esta relación de correspondencias, tiene otra cara. II Guillermo Sheridan señala con razón que "las ausencias españolas [en la revista Contemporáneos] escandalizan" . Si bien otras nacionalidades sobrepasaron en mucho el espacio ocupado por los autores españoles, algunos de los nombres incluidos dan muestra palpable, sin embargo, del buen ojo en la selección. Alberti aparecerá como traductor; León Felipe también, pero además como poeta; Altolaguirre como articulista de arte; Gerardo Diego como poeta; Enrique Díez Canedo como traductor -al alimón con Martin Luis Guzmán- de teatro; Gabriel García Maroto, Pérez Ferrero y Benjamín Jarnés como e nsayistas (y dibujante, el primero); Salvador Dalí y Picasso como ilustradores. Pero también está en las páginas de la revista Contemporáneos uno de los casos más interesantes y polémicos de la poesía surrealista española, autor raro, muerto trágicamente como García Larca y olvidado por mucho tiempo en su propio país: José María Hinojosa, • y, en el apartado de reseñas, figurarán comentarios a libros de Juan de la Encina, José Moreno Villa, Vicente Aleixandre, Antonio Espina, Federico García Larca o el mencionado García Maroto como autor de una antologia de poesía mexicana. Según este último, los poe tas nuevos de México respiran "el aire del mundo" . En su antologia estarán incluidos, desde luego, todos los Contemporáneos. Y esto da pie ahora para descubrir, redescubrir a vuelapluma la imagen que Novo, Villaurrutia, Pellicer, Torres Bodet, José Gorostiza y el resto del grupo presentaban a los ojos de los españoles vanguardistas. En el número de mayo-j unio de 1926 de Raza española, revista de la editorial Calleja, aparecerían cuatro anticipos del libro Espacio , que Enrique González Rojo escribió parcialmente y publicó en España. En la presentación a los mismos se decía : "primicias del joven poeta ... que se anuncia como digno h eredero de la gloria de su padre, el egregio González Martinez, honor de la Poesía mexicana". Cuatro años después, una de las publicaciones más atentas al desarrollo del grupo vanguardista mexicano, La gaceta literaria, comandada por el surrealista Ernesto Giménez Caballero -autor de un cortometraje extraordinario sobre Gómez de la Serna-, incleyó en una encuesta sobre los movimientos renovadores de la literatura y el arte los comentarios del mismo González Rojo, pero también los de Jaime Torres Bodet. En el número de enero de 1931 de la mencionada publicación, Torres Bodet contaría con dos enormes páginas para hacer el recuento, totalmente a su gusto, de lo acontecido en "Las letras hispanoamericanas en 1930". Giménez Caballero, en la sección fija titulada "La Uni- versa Quincena" había definido, en este último año, lo que para él era Contemporáneos: "En México se acentúa la influencia española más fina : Contemporáneos tiene mucho de Revista de Occidente, madrileña. Su orientación alta, sus temas, sus formas de prosa y verso, y hasta su tipografía. Sus colaboradores gozan de nombres tan de linaje como éste: Ortiz de Montellano; de linaj e tan inteligente como éste: González Rojo; de linaje tan exquisito como éste: Torres Bodet". Benjamín Jarnés -autor publicado por la revista mexicana, como se ha dicho-, por su parte, había reseñado en 1929, con un lenguaje lleno de toques vanguardistas y dentro de una misma nota de La gaceta literaria, tres obras viajeras Dama de corazones, de Xavier Villaurrutia, libro que consideraba "arte lujoso, risueño, pasaje de primera en un ideal trasatlántico . .. " Novela como nube, de Gilberto Owen, "el autor . más joven e ntre los buenos, y ya conocidos, artistas mexicanos", era "otro billete de primera en un trasatlántico sin bodegas, con máquinas de cristal , con caparazón de nácar. . " El último libro rese ñado, Retum Ticket, de Salvador Novo, sería calificado por Jarnés como "Esmalte, jaspe, cristal. Asepsia. Muñequería de bien pulimentados resortes. Ni un tenue olor a rosa marchita". En la misma publicación, dos años antes, Gui lle rmo de Torre fest ejaba los "tres cuartos seculares de vida" de Díaz Mirón , y con este pretexto consideraba como "¡luminosa constelación del frondoso Parnaso Mexicano!" a Othón, Urbina, Tablada, Nervo y González Martinez. El motivo del articulo era, en realidad, hablar de los "nuevos poetas mexicanos", o sea: Novo, Pellicer, Torres Búdet, González Rojo, Gorostiza, Ortiz de Montellano y Villaurrutia, a los que consideraba pilares de la política cultural vasconcelista "pero -felizmente- [señalaba De Torre] nada de su poesía transparenta esta dualidad [política y burocracia] . Su poesía es pura, absolutamente poética, sin mezcla alguna de soflamas sociales. Su poesía participa -continúa- de los mismos caracteres que posee la de sus antecesores: claridad, limpidez y un sostenido sentimentalismo de tono medio". Pero ade- Biblioteca de México 35 más de multitud -en verdad multitud- de comentarios sobre el grupo, La gaceta literaria publicó poemas de los Contemporáneos y será la editora responsable de la mencionada Galería de los poetas nuevos de Méjico de Gabriel García Maroto reseñada por Celestino Gorostiza en Contemporáneos. Las revistas Cosmópolis y Bolívar serán otras tantas tribunas del grupo, así como España y Revista de Occidente, dos de las publicaciones, fundadas por José Ortega y Gasset, de mayor prestigio en el mundo hispanoparlante. En esta última, Jaime Torres Bodet demostró que podía, si no vencer, sí casi igualar Alfonso Reyes, Amado Nervo o Francisco A. de ¡caza, en cuanto a cantidad -en kilos- de páginas publicadas en España. Revista de Occidente -modelo también del hito que cerraría este otro triángulo excelso de nuestra cultura : la revista Sur de Victoria Ocampo- soportó con estoicismo, además de ensayos y reseñas, algunos de sus interminables anticipos: "Sin piedad", "Despertar", Enterrado vivo", "Entrada e n materia", "Nacimiento de Venus", "Destierro", "Close-up de Mr. Lehar" o "Parálisis". Estas páginas, al lado de mu chas otras que trascienden el tema de las vanguardias, permanecen aún con vida dentro del contexto que las vio aparecer originalmente . El que la historia deformada de las literaturas hispanoamericanas siga queriendo tapar el sol con un dedo no deja de parece r hoy, a finales del siglo XX y en medio de tantas polémicas conmemorativas, sino una actitud tacaña y bastante absurda. • Los poe mas de Hinojosa aparece rán en el número de julio de 1929, segundo año de Contemporáneos, pero Xavier Villaurrutia ha, bia reseñado ya, en el primer núm ero de la revista, su libro Onllas de luz . Manuel Altolaguirre menciona en su Caballo griego , en edición póstuma preparada por James Valender, que ya desde entonces -y, en cierta forma, injustamente- a Hinojosa se le menciona con sarcasmo entre sus mismos contemporáneos. Para Juan Ramón Jiménez era "El vivido, gráfico poeta agreste": Garcia Lorca era más enigmático pero también el más contundente : Hinojosa era "la roladra carpetovetónica". FABIO MORÁBITO Los sur eadores Miro a los surfeadores con envidia: ellos se saben atener a su propósito, suspenden sus pasiones, se simplifican donde el mar se descorteza, saben el arte de no gravitar, o gravitar lo mínimo, y encuentran el camino menos arduo. En todo, a lo mejor, hay un camino así, hay una línea de menor fricción, la línea de un hallazgo, de un desliz secreto. En las montañas es una veta de metal precioso; el oro se adelgaza y da el rodeo más largo, por eso se hace oro. Los surfeadores toman el rumbo menos pronunciado, el más oblicuo, toman los bordes extremosos. Son como condenados que alargan como pueden el último cigarro. Biblioteca de México 36 RAFAEL VARGAS Laurel yla poesía hispanoamericana José Gorostlzo, por Ruflno Tamayo. El mejor instrumento para esbozar las coordenadas de los Contemporáneos en América del Sur es, sin duda, la segunda edición de Laurel. Antología de la poesía moderna en lengua española, que Editorial Trillas volvió a poner en circulación hace cuatro años. La lectura de esta nueva edición, que al prólogo original de Xavier Villaurrutia aúna un excelente epilogo de Octavio Paz, permite ubicar a los Contemporáneos entre sus pares de la época. Hay que subrayar, por cierto, que Laurel es hasta ahora la única antología -por lo menos hasta donde sé- que ensaya un panorama amplio de la poesía escrita en lengua española en América y en España. Reúne a 38 poetas de diez países, nacidos entre 1854 (Miguel de Unamuno) y 1910 (Emilio Ballagas) . Tres más -Juan Ramón Jiménez, Pablo Neruda y León Felipe- quedaron excluidos por petición propia, a causa de desavenencias con los autores y el editor de la obra. En general, Laurel puede considerarse una antología notablemente certera: contempla desde el modernismo hasta la vanguardia, sin olvidar líneas como el entonces llamado "criollismo" (que en ella estaría representado por los poemas de Jorge Luis Borges de aquella época), u otras inclasificables dentro de una corriente, como la poesía de José Gorostiza que, si bien parte de la mejor tradición lírica española, no puede calificarse como tradicionalista ni bajo algún otro "ismo". "Xavier Villaurrutia -dice Octavio Paz- fue primordialmente el autor de la antología. Yo fui su más cercano colaborador". Se antoja natural. A la sazón Paz tenía 26 años y su criterio dificilmente podría haber prevalecido sobre el de un poeta mayor, ampliamente reconocido, que venía de hacer Ulises, Contemporáneos y otras empresas culturales. Por otro lado, los otros dos coautores, Emilio Prados y Juan Gil Albert, prácticamente no participaron, ya fuera por ausencia o por falta de conocimiento de la poesía hispanoamericana, como fue el caso del segundo. Que Villaurrutia fuera de Biblioteca de México 37 hecho el único autor es un dato relevante : es justamente uno de los Contemporáneos quien selecciona poetas y poemas afines, y como "conciencia artística" de ese grupo es posible que los otros "miembros" hubiesen compartido su criterio -aunque sobre esto se apuntará algo más adelante. Es decir, quizá podríamos considerar Laurel como una obra más de los Contemporáneos, o por lo menos adscrita a su estética. (Desde luego, si Paz hubiese tenido una mayor participación en la hechura de la obra, ésta habría sido distinta. En el epílogo a la nueva edición Paz nos confia que la idea original -suya- era extender la antología hasta abarcar a los poetas más jóvenes. Villaurrutia y José Bergamín, el editor, decidieron a última hora desechar esta propuesta, lo que motivaría el apartamiento de Paz y Gil Albert.) El dato también es relevante porque los Contemporáneos nunca estuvieron -ni durante los cuatro años en que hicieron la revista de ese nombre ni después- particularmente interesados por la poesía hispanoamericana. Como ha señalado Guillermo Sheridan en sus Írulices de Contemporáneos -otra herramienta indispensable para elaborar estos apuntes-, aunque la poesía presidía toda la actividad de la revista (y bien podría decirse que todas las actividades de cada uno de sus hacedores, a quienes tenemos por poetas antes que por críticos), los poemas publicados en ella suman apenas 22% del total de colaboraciones. Desglosado a su vez ese 22% en otros porcentajes, 75 .3% corresponde a poetas mexicanos (45.5% de poetas del grupo); 15% a poetas europeos y norteamericanos, y 8.7% a poetas hispanoamericanos y españoles. Los únicos poetas hispanoamericanos publicados en la revista fueron Jorge Luis Borges, el ecuatoriano Alfredo Gangotena, Vicente Huidobro, Juana de roarborou, Juan Marinello y Pablo Neruda. Tampoco abundan las reseñas a líbros de poetas de Hispanoamérica. Ortiz de Montellano se ocupó una vez de Jorge Carrera Andrade; Enrique González Rojo hizo pedazos un libro de Magda Portal ; Villaurrutia escribi ó sobre El pez y la manzana, de Ri ca rdo Molinari , y Enrique Munguía sobre Le Forr;a t Innocent, del francouruguayo J ul es Sup er viell e. Ahora bien: procedamos con cuidado . Este recuento no acusa de ninguna manera n egligencia; supon e, en todo caso, preferencias e incli naciones . Parece obvio que e n aq uel momento los mi embros de Contemporáneos estuviese n m ás interesados en trad ucir y dar 'a conocer a poetas com o Eli ot y Saint-Joh n Perse, en cuyas obras -sobre todo del primero- abrevaron en m ás de un sen tido , qu e a poetas qu e , como ell os, se encon traban en un proceso de con solidación . Por lo de m ás, los Conte mporáneos guardaron muy pronto distancias con el pasado inmediato, y creo qu e ello nos explica que n o se ocuparan de poetas com o Darío y Lugones o en todo caso concentraran su ate n ción sobre sus m ás ce rcanos m aestros: Enriq ue Go nzález Ma rtínez y Ra m ón López Ve larde , en la críti ca de la cultura nacional - la m ayor parte de las pági n as de la rev ista se de di can a la indagación de las letras y del arte en Méx ico- , ade más, claro, de sus propias obras. Respecto a esto último cabe reco rdar lo que J orge Cuesta dice en un o de sus en sayos, fund am ental para aprox im arse a los Contemporá neos: la respuesta a la en cuesta "¿Existe una crisis en nuestra li te ratu ra de van guardia?", escrit o en 1932." . este grupo de escrito res ros Contemporán eos], tienen en común con todos los jóvenes m exican os de su edad nacer en México; crece r en un raquítico m edio in telectual; se r auto didactas; [ . . ) ca rece r de estas compa ñías m ayores que decide n desde la m ás te mprana edad un destin o y, sobre todo, en co ntrarse inm ed iatam ente ce rca de una producción li te raria y artística cuya cualidad ese ncial ha sido una absoluta falta de críti ca . [ . ] están pend ientes de sí mismos; de la obra de otro, qui e ro decir, del j ui cio crítico del otro. En esto se reco noce la soledad de su generación , su ro m pimie nto con los aux ilios exteriores, su falta de idolatría. El idólatra obedece directame nte a su ídolo ; no le pregunta al veci no los términos de su oración. El esclavo oye una vez la voz del amo y la sigue, y a lo que menos atie nde es a la conducta de su igual; sabe que esto le acarrearía una paliza . La actitud de esta gene ración , hay que dec irlo y ente nderl o, es una actitud de pobreza y la prefieren a robarle a otra generación, pasada o futura ". Valga la prolongada digre- sión, que me parece pertinente y significativa a propósito de la poca atención -si puede cali fi carse así - que los Contemporáneos prestaron a autores latinoam ericanos. Grosso modo, podría decirse que estaban demasiado ocu pados edifi cando la modern a cultura n acional. Pero volvam os a Laurel. VilI aurrutia ord en ó la an tología en tres seccion es, que corresponderían , según su visión , a otras tan tas gen eracio n es o "promocion es" de poetas. No dej a de asombrar qu e el poeta qu e en cabeza la prim era sección sea Miguel de Unamuno . En el prólogo, VilIaurrutia habla de los precursores del mode rnismo - Manuel Gutiérrez Nájera, José Asun ción Silva, Julián del Casal- movimiento al cual con sidera como el inicio de la poesía moderna en lengua españ ola. Estos tres poetas son "espíritus inconform es", qu e "restituye n al ve rso su condi ción de danza de sIlabas'" Abunda después sobre Darío y sólo de paso - entre guion es- señ ala que Unamun o, como Machado , comprende el destin o poéti co de Daría como re form ador, pero no lo imita. Poco m ás adelante vuelve a dedi carl e m edia docena de líneas, e n las que 10 elogia por h ace r su propio camino, tocad o apen as por el modernismo, gracias a un a persistencia "de ntro de las vías de la poesía española del siglo XI X qu e Unamuno , dich osam ente, vivifi ca." Extraño saludo . Extraños m éritos también para ser qui e n inicia un a antología de la poesía de la mode rnidad . Si bi en Un amun o es un poe ta sumam en te legible y disfr utable, en luga r suyo hubiese ido much o m ejor e l peru an o José María Egu ren ( 1882-1 942), a quien sobradamente puede considerarse como uno de los fundadores de la moderna tradición poéti ca hispanoam eri cana Cabe pe nsar, desde luego, qu e su obra n o fu ese sufi ciente m ente con ocida e n México - todavía h oy no circula en tre n osotros siquiera un a selección de e ll a-, aunque, al parecer, se carteó en algú n m om e nto con Alfonso Reyes. Otra omisión so rprende nte es la de Oli verio Girando . En el epll ogo Paz nos di ce que se trata, e n e fecto, de una omisión lamentable. Imagino que para la época la poesía de Gira ndo puede h abe r parecido in cóm oda, sobre todo en México, con el anteceden te de los estriden tistas, con quie n es tal vez Villaurru tia identificaría al argentino Alguien que en 1932 escribía No m e importa un pito qu e las mujeres tengan los senos com o magnolias o como p asas de higo; un cutis de durazno o de papel de Ii.ia Vlllaurrutla. debe haber parecido un poco chocante . Aún hoy, una parte fundamental de su obra, el libro En la másmedula, abundante en neologismos y palabras compuestas, no es una lectura fácil. Pero no quie ro demorarme demasiado en la descripción de Laurel. Remito a los verdaderamente inter esados a su lectura, por demás indispensable . Para ceñimos más a nuestro tema, baste se ñalar, apresuradame nte, que luego de la segunda sección (la cual incluye a varios poetas de la vanguardia -Vallejo y Huidobro los más destacados, aunque tambié n hay una ausencia no menos notable : la del precursor Tablada), sigue la generación de Contemporáneos . Ésta es la parte más amplia de la antología . Contra las dos anteriores, que incluye n seis y doce poetas, ésta recoge poemas de veinte autores, nacidos entre 1897 - e l añ o de nacimie n to de Carlos Pellicer- y 1910 -cinco años después que Novo . De esos veinte coe táneos siete son españole s (García Larca, Emilio Prados, Aleixandre, Alberti, Cernuda y Altolaguirre) ; seis, m e xicanos (Pellicer , Orti z de Montellano, Gorostiza, Torres Bode t, VilIaurrutia y Novo, todos ellos de Contempo rá neos), cuatro argentinos (Borges, Marechal , Francisco Bernárdez y Molinari ), dos cubanos (Eugenio Florit y Mariano Brull) y Jorge Carrera Andrade, ecuatoriano, y Luis Cardoza y Aragón, guatemalte co. Es e n esta sección donde mejor podemos advertir hasta qué punto, en aquellos años, los Contemporáneos tenían un conocimiento de la poesía hispanoameri cana, o sentían afinidades hacia poetas sudamericanos . Como vimos en la ennume ración anterior, se propone solamente ocho autores . Extraña la ausencia de un tercer poeta cubano : Juan Marinello, publicado en el número 14 de Contemporáneos, en julio de 1929. Pero hay otros Biblioteca de México 38 poetas más importantes que Marinello que tampoco fueron incluidos. Dos de ellos, al parecer ya conocidos en México al menos por los lectores más alertas y más interesados - Paz entre ellos- : el peruano Emilio Adolfo Westphalen (1910) y el argentino Eduardo González Lanuza ( 1900) . El primero había publicado sus dos excelentes, y luego legendarios, libros en 1923 y 1925: Las ínsulas extrañas y Abolición de la muerte. Sin duda el corto tiraje de éstos (50 ejemplares en cada caso) influyó en su ausencia. González Lanuza, en cambio, había circulado un poco más en nuestro país con sus dos primeros libros : Prismas , de 1924, y Treinta y tantos poemas, de 1932 . Las otras ausencias que podrían registrarse se debieron simple mente al desconocimiento, según refiere Paz, y serían la del nicaragüense José Coronel Urtecho (1906) y la de otro pe ruano, Carlos Oquendo de Amat (1905-1936) . Ambos comenzaron a ser leídos en México más de diez años después. Pero es muy probable que si Laurel se hubiese realizado seis años más tarde, varias de estas omisiones no hubiesen ocurrido . En 1946 Gilberto Owen volvió a México después de residir durante catorce años en Colombia, y quizás su información hubiese alterado en algo el criterio de VilIaurrutia y de Paz. Creo que, junto con Carlos Pellicer y Salvador Novo, pero sobre todo con el primero, Owen está entre los integrantes de Contemporáneos que mejor conocieron la poesía hispanoamericana. El trabajo de Owen en el servicio diplomático, que lo llevó entre otros países al Perú, a Ecuador y luego, en posición desafortunada, a Colombia, lo puso en contacto con poetas de esos países. Sé, por peruanos amigos suyos, que en aquella época -la misma en que contrajo "la fiebre aprista" - trabó amistad con varios jóvenes poetas de aquel país; entre ellos, José Alfredo Hernández y, más notable aún, con Martín Adán . Adán (1908-1986), hoy considerado uno de los poetas hispanoamericanos fundam entales, publicó en 1928 un libro extraordinario que oscila entre la poesía y la novela, La casa de ca rtón . Por otra parte, según cu enta Fernando Charry Lara en un a estupenda nota a propósito de Owen, éste conoció a Aurelio Arturo, uno de los principales integrantes del grupo de Los nuevos, el grupo de poetas colombianos que , cronológicamente, corresponderia al de Contemporáneos y muy probablemente, a través de aquél, a los poetas m ás j óven es del grupo Piedra y cielo. Para bien y para mal , a Owen se le concedió la oportunidad que otros Contemporán eos -salvo Pellicer y Novono tuvieron o n o quisieron : viajar por Améri ca del Sur. Esta experiencia se re fl eja de manera conmovedora en el retrato escrito que Owen en tregó a un diario colombian o al poco tiempo de su llegada a aquel país: "He n acido en Rosario de Sinaloa, un pueblo de mineros junto al Pacífico . Mi padre era irlandés y gamb usina; de lo primero h e heredado los momentos de irascibilidad, debilitados por un poco de humorismo , y de lo otro la sed y manera de buscar ve tas n uevas en el arte y en la vida, no sé si compen sada por h allazgo alguno. Mi m ad re era m exicana, y a su padre le debo mi aspecto fisico, mi falta de sentido de la propiedad y m is aptitudes para lo in útil , ta n laboriosa y van am en te combatidas . m e fui al altiplan o y al Instituto de Toluca . me gradué de m aestro de escuela, hice versos gongorinos y salté a México . conocí entonces a Xavier Villaurrutia y a J orge Cuesta, hicimos versos y n ovelas, revisamos nuestros clásicos y nos fom entam os los tres una infinita curiosidad viajera, una dura rebeldía al lugar común y una voluntad con stante, a veces conseguida, de pureza artística . Tengo 28 años y el mundo es m ás viej o que yo. He viajado un poco y los oj os se me han ido quedando un poco en cada parte; h e pe rdido en el viaje muchas cosas -mi preciosismo, mi "niñoprodigismo" - pero m e ha servido para darme cuenta de que América existe . Tal vez, insisto, si Laurel se hubiese hecho un poco después de 1940, los comentari os de Owen habrían sido decisivos para enriquecerla . Otro poeta peruano ligado con algunos miembros de Contemporáneos fue César Moro . Moro, el único poeta hispanoamericano que participó activamente en el movimiento surrealista en los primeros años (amigo de Breton , Eluard y Péret, quien es admiraban su poesía), llegó a México en m arzo de 1938, y dos m eses después, durante una corta estancia en San Luis Potosí, escribió los deslumbrantes poem as de La tortuga ecuestre, su único libro en español - salvo un p uñado m ás de poem as y de prosas, el resto de su obra está escrito en francés. Agustín Lazo, a quien Moro con oció en Paris, lo introduj o con Villaurrutia . La amistad en tre los dos poetas fu e muy estrecha. Moro sentía por Villaurru tia un auténtico fervor , com o lo pru eba la carta que acompaña a esta nota . Me pregunto si Villaurrutia llegaría a conocer La tortuga ecuestre poco o mucho tie mpo después de su redacción . Moro era un hombre rese rvado en cuanto a su poesía - e n vida sólo publicó tres breves libros: Le Chateau de Griso u (que VilIaurru tia comentó escue tam ente en El Hijo Pródigo); Lettre d'Amour y Trafalgar Square, cada un o con un tiraj e de cien ejemplares. Sé, aunque ignoro los detall es, qu e en 1940 se hizo un intento por publicar La tortuga ecuestre en México, pero el libro sólo aparecería un año despu és de la mu erte de Moro, en 1957 en Lim a. Ese solo libro muy bie n habría valido la inclusión de Moro en Laurel. Curiosamente, las dos ausencias más notabl es de Laurel, que muchos reprocharon a sus autores, son las de Jorge Cuesta y de Gilberto Owen . Tanto Vill aurrutia como Pa z coin ciden en decir qu e lo m ej or de Cuesta estaba en su conve rsación . No obstante, de las tres decenas de poemas qu e dejó hay cuatro o ci nco qu e se rían adm irables en cualquie r antología. Owen quedó fue ra, dice Paz, porque "vivía fu era del país; desde hacía mucho nadie tenía n oticias suyas y aún no publicaba el libro al qu e debe su re putación : Perseo vencldo (1948)". Pero varios de los poem as en prosa de Linea (1930), entre ellos los mism os qu e ahora figuran en Poes la en movim ien to, podrían haber sido incluidos en Laurel. Es más atribuible a su errancia que al hecho de n o haber publicado todavía Perseo vencido el qu e su nombre no aparezca en esa antología. No es dific il olvidar a los amigos y creo que éste sí es un reproche válido contra los autores de Laurel . No deja de parecerme paradójico qu e aq uel de los Contemporán eos que posiblemente con oció m ás de la poesía de sus coetáneos hispanoamerícanos no figure allí. Pese a todo, reconozcamos con Paz que Laurel es una obra de indiscutible calidad. Biblioteca de 39 Aforismos' Las ideas nos describen; no rep'resentan nada real; estereotipias ; no originalidad ni libertad, sino excepcionalmente; inutilidad de las ideas; fanatismo de tontos. -En el hombre de ideas comi enza a corromperse la sociedad. [Su interés nace de la pasión que defienden.] Burguesía -su eficacia en el pasado- su moral se corrompe, se vuelve licencia; en otras ocasiones disfraz (ideas conservadoras de Ermilo, que lo describen como un burócrata del tipo burgués en el momento mismo en que él cree hacer un alarde de revolucionarismo.) Sangre nueva de los bajos fondos humanos; punto de vista de los que conocen el presidio, los hospitales, el hambre, la muerte; que viven en las riberas de la sociedad en donde esas cosas comienzan. -La burguesía al otro lado, inmune. X.V. no asiste a entierros, no despide amigos en la estación, etc. La reclame 2 capitalista que ordena: use Ud. jabón Palm-Olive; vista usted de este modo; cásese con una mujer así; guarde usted dinero; coma en tal parte. * VENUS. - El padre: prestidigitador o ilusionista que dispara el rayo-traductor de Ovidio -memorislo desmesurado -inventor de cosas inútiles. Todo el dinero lo gasta en esas cosas. -El Olimpo, pulquería. -Hombre agotado, acaban por no creer en él, cansa trucos de nuestros ilusionistas. (Fin del mito; el público se vuelve realista.) Casada con un militar. No madre sino madrastra. -Tiene muchos hermanos. 1 El manusorito no especi fica que ~e trate de aforismos, sin embargo. se truta de ideas complctll'i separadas. cada una por uno o..\terbcos que duramente indican la mdt:p':l1dcncla lIe cada párrafo. 2 En francés. "La ,.(!clam~ ", propaganda. Gorolittza duda cnto! "La reclame" y "Le reclame," MéXlCO CÉSAR MORO Carta a Xavier Villaurrutia Hemos reCibido sendos ejemplares de tu libro (1) Y hemos pensado inmediatamente - E.A. Westphalen y yo- que no podíamos dejar pasar en silencio el acontecimiento. Desde México llegaba un libro, una obra en sazón, a punto, con luz propia; luz no diurna sino más bien de aquella noche tuya que, natural o por medios ajenos a la naturaleza, por un día artificial, por iluminación volitiva frente o dentro de la luz universal, sabes crear a tu alrededor, ya sean las tres de la tarde o las doce de la noche . No olvidaré nunca cómo tu estudio, a las tres de la tarde, en medio del sol puro de Tenoxtitlán, resplandecía de sombra fresca en la penumbra ideal y pensativa que difundían los quinqués de nuestro amado siglo XIX. Tú, bajo el pretexto de descansar, habías urdido un crepúsculo propicio, inalterable; habías adelantado tu hora. Sin embargo, toda razón te era buena para ejercer una actividad que no reposa, que imagina, que centellea y cuyo espectáculo me arrojaba siempre en las más profundas, cálidas y suaves regiones de una inercia despierta y admirativa. Todo se opone a que entre nosotros exista una correspondencia literaria, a que, con la frialdad y la ciencia necesarias - si tuviéramos entrañas científicas- intentara un análisis académico, ponderado, con premisas y conclusiones sobre tu libro. Como toda la poesía, tu libro es un diario, un monólogo sin fin que se estrella en la muerte . A trueque de insomnios, de lágrimas, de cuántas amarguras, de qué resplandecientes prises de conscience en medio de la noche, has podido en el tiempo sin tiempo laborar, pulir tu libro de ébano. Su lucidez es la lucidez amarga de las saturnales; la de la embriaguez ritual de la prostitución sagrada en los jardines adyacentes al Templo; la lucidez de la primera libación; la del vigilante silencio nocturno; la de los últimos parpadeos de la conciencia antes de naufragar en el agua traslúcida del sueño. Por diversos caminos el Poel. Canto a la Primavera y otros peJemas, Nueva F1oresta, Editorial Stylo, México, 1948. Biblioteca de México 40 ta llega al mundo inconfundible de la Poesía. Un rumor de copas de árboles, el chapotear del gran cuadrúpedo cayendo al agua invisible; cierto ulular del viento en las encrucijadas o el graznido de algún ave propicia a la melancolía; aquel rumor de pasos que se alejan - ¡siempre, siempre!- nos avisan certeramente que estamos hollando tierras de la Poesía. No sé si la Poesía deba situarse en el presente, en el futuro o en el pasado. Sola, se sitúa en el tiempo barriendo con las pueriles antinomias que quieren separarla de la vida como si precisamente en Ella no estuvieran contenidas y resueltas de antemano todas las reivindicaciones humanas, desde las más elementales hasta las más elaboradas y complejas. Fuera de Ella - hilo de Ariadna- , la desesperación, el fragor estéril de las simulaciones, la ceguera que inmoviliza dentro del Laberinto. Hoy, más que nunca - ¿tendremos que insistir?- la acción se declara incapaz, aborta en sus crueles intentos de resolución del problema humano. La fatuidad, la inepcia, cuando no la sangrienta bestialidad de los hombres de acción se ponen de manifiesto ya sin trabas; son el duro pan de todos los días. Tampoco se trata de la miserable cruzada de optimismo vigente en algún país. La Poesía sigue proyectando su luz mortal y lacrimógena; luz vivificante del devenir humano dentro de sí mismo y no orientado hacia la conquista de nuevos metales cuya fusión dosificada estalle asolando tierras de cultura, tesoros anímicos penosamente acumulados, segando el más preciado, el más rutilante de los tesoros: la vida humana. Mientras escribo, la noche dispensadora de maravillas enciende sus fuegos por el mundo; brillan las lámparas votivas de la Poesía como otras tantas estrellas dando su norma sideral, inútil quizá, al debate de los hombres. Crecen los árboles en el mar de los rumores, estalla la mañana y llega en su plenitud al mediodía ... ¿No es justo que tu libro, planta que se posa en la sombra, ejemplo de juventud madura, de dominio de los demonios nos llegue desde el país en que sangre y cielo, delirio y contemplación, terror y mano que no tiembla guiaron el arte milenario de mi México entrañable? No podemos sino comprobar que de México viene nuestra cordura; que de México aprendemos y aprehendemos nuestro apasionado y dificil equilibrio lento . Nada me llena de tanto gozo como saber que eres tú, mi amigo, el que levanta la voz para evocar los fantasmas del amor, de la primavera total en medio de este Continente calcinado afirmándonos en que no todo es el albañal de la política, que los grandes negocios están desterrados para siempre de nuestro mundo, no ya por venir, sino conquistado y sumiso, visible y rumoroso en el fluir de aguas, no por serenas menos terribles, que bañan y circundan tu poesía . No eres caso único en México: Agustín Lazo es uno de los modelos perfectos, otro de los peldaños luminosos que, en nuestro mundo latinoamericano, incipiente y caótico, nos llevan a pensar que todo no está perdido. Su teatro, concebido dentro de una rigida pragmática personal , brilla en la escena con todos los prestigios memorables del mundo mágico, de las pasiones que arden como en el hermoso final del último acto de La Huella . Dibujo de Moro. La cordura -si cordura hay- , la nueva cordura debe de venimos de México, rico en condesce ndientes que culmiexperiencias vitales, en expe- n en en efecto final, sabiamenriencias culturales tan di ver- te graduado, m ás hilarante. ¿Cómo se autocalifica quien, sas. México precortesiano centelleaba en sus múltiples face- de pronto y porque puede, distas de mosaico de civilizaciones. pone que Europa es el pasado? Los templos, los palacios, los Por lo m enos com o un vaticijardines botánicos y zoológi- nador de feria o com o un escos, los observatorios fosfore- pectador qu e ignora, porque cían en la noche de misterios; no ve, la trayectoria de la culmás tarde, la Conquista erige tura occidental es decir, netasus templos, sus palacios has- mente europea . Desde Baudelaire -para no ta ahora en pie como grandiosos testimonios irrecusables de ir muy lejos ni salir de Franpoderío; la luz peculiar en la cia- , desde el Impresionismo , Casa de Habsburgo, con sus vive n en nuestras m e ntes los dos Empe radores de leye nda , nombres de artistas incompadeja profunda huella de su rables, de genios poéti cos; el paso; la invasión francesa se dinamismo de movimientos inatisba aun en costumbres, en telectuales, filosóficos . Topalabras de uso popular, en la davía calienta el rescoldo de arquitectura; la Revolución las pol émicas surrealistas, de con sus centauros devastado- los fustazos surrealistas. Proust res prepara el período actual no acaba su agonía que crece donde se concretan y resumen más y más. ¿Poe o Melville son los elementos de la monumen- americanos? Hay que ver cómo tal Tragedia. se les conoce y por qué se les Pese a las afirmaciones de aprecia. En Baltimore erigiecualquier intelectual america- ron un monumento a Poe , un no, en cualquier periódico lo- bloc de basalte que l'A m érique cal -en la especie, las afirma- appuya sur l'ombre du Poéte, ciones del señor H.R. Hays, co- pour su sécurité qu'elle ne ressorlaborador de Las Moradas , e n tit jamais. Mallarmé dixit. Sin El Comercio, de Lima-: Si lugar a duda, Walt Whitman es poeta americano. En cuanto al Europa es el pasado y los Estados Unidos el presente, América presente de los Estados Unidos Latina puede ser muy bien el fuquedamos muchos escépticos turo. ¿Gracias, verdad? irremisibles. ¿O será el chewing Conozco pocas sentencias, gum, el Museum ofModem Art, por no decir ninguna, o más los tests americanos, el Ballet breves o más ricas en juicios, TheatTe, el rugby o la bomba aseveraci,ones y suposiciones atómica? En cambio, ¿verdad? América Latina puede ser muy bien el futuro . Aquí cabría una pintoresca expresión de la sabiduría popular: Si para allá me /as dejas, perdonárme/as quieres. Al pasar, y en descargo del cine am e ri cano, por ejemplo, tendríamos que señalar el estre no, en Lima, de la adaptación de la obra de O'N e ill. Mouming becomes ElectTa . La he rm osa cinta, verdadero lunar en la abrumadora, por banal y co piosa, producciÓn de l cretinizan te cine americano , provocó una reacción general lamentable. Groseras risas acogieron las esce nas culminantes. El climax sorprendió siempre desprevenido a nuestro culto público que ignora ElectTa, ya qu e no es producto gaseoso embotellado . ¿Pero nos tiene acostumbrados a otra cosa el presente de los Estados Unidos que a la circulación de los peores lugares com unes? El público se sentía inqui eto al comprobar la ausencia de breakfasts, ice creams, milk shakes y otras tonificantes especies que esmaltan el sentimentalismo policiaco-deportivo de sus películas . ¿Con un ligero tinte paranoico nos habremos alejado del tema principal para irnos por sus ramas? De eso se trataba, precisamente , de las ramas y del árbol. Si nos alejamos fue para mejor ver el paisaje y no, por cierto, como el Biblioteca de México 41 atolondrado turista que ni ve las ramas ni conoce el árbol en su te na z huida de la realidad complejas una . ¿O el hombre de hoy no trata de aturdirse con los viajes, la radio, el cine, la política y la prensa? Sin embargo, de pronto, e n forma distinguida : sil enciosa, discreta surge un libro que levanta olas dormidas y vuelve a colocar bajo la luz de la urgen cia vital los eternos e nigmas que exaltan y torturan al hombre: el amor, la mue rte, la exp resión poé ti ca . Que rido Xavier, gracias por tu libro, por tu país, realidades latinoameri canas. Perdón si no supe ex presar nuestra cabal admiración ; tú sabes lee r e ntre lín eas . Que la vida -la admirabl e, la pavorosa vidaco ntinúe desenvolviendo sus hilos; amar es, al fin , una Indo lencia. ¿Cómo no segu ir en los sitios de pe ligro dond e no caben ni salvación ni regreso? Tanto peor si la realidad vence una vez y otra y convence a los e te rnos convencidos traye ndo e ntre los brazos verdaderos despojos: el hierro y el cemento o la hoz y e l martillo como argumentos definitivos para justificar la prodigiosa bes-tialización de la vida humana. Ese mundo no es el nuestro. César Moro SERGIO GONZÁLEZ RODRiGUEZ En 1825, como parte de los propósitos democráticos y edificantes del régimen turbulento que sucede a la caída del imperio iturbidista y a cuenta del Congreso del Estado libre de Veracruz, Carlos Maria de Bustamante hace imprimir en la imprenta de La Águila dirigida por José Ximeno el libro Principios de retórica y poética del español Francisco Sánchez. Esta publicación confiaba en la fuerza formativa de los preceptos de la lengua, y Bustamante, en la nota introductoria, declaraba a los jóvenes y los niños sus destinatarios. No carecía de razones. Los litigios posinde.............Q .. pendentistas trajeron consigo el auge de una prensa vocinglera y áspera, que explotaba los ataques personales, el insulto, la ligereza y les sinsentidos, y aprovechaba su efecto teatral para los réditos del partidarismo político. Incluso para un ilustrado tan nítido como Bustamante, que creía en la libertad de imprenta y la hacía sagrario del porvenir, no le eran invisibles los riesgos de un exceso al respecto. Un par de años , antes de auspiciar la publicación de aquel manual de preceptos de la buena lengua, había escrito: "es vergonzoso y criminal el abuso que diariamente se hace de la libertad de imprenta", y pedía a las autoridades reprimir a los responsables de los impresos, además de subrayar la necesidad de una prensa ordenada y respetuosa. Justo en esas fechas, los federalistas masones de la secta yorkina fundan el periódico El Águila Mexicana, que buscaba "el sostenimiento del orden y de la verdadera libertad, que AI/':;; 2. Y7HQ...C.~ Cc...~n=-7 no puede permanecer en la exalC. tación de las pasiones, espíritu de partido e intolerancia en opiniones puramente políticas". Este anhelo de mejoramiento de la lengua y de ~~/~~¿'·~ la prensa, que aparece desde las fundaciones independentistas, se ';';;'r~ ... d-. ~ ~L~ ~~v¿;,.<"­ sostendrá en la vida pública de Mér' xico como uno de los requisitos del fZk- k ~.o-L-:. c;on~~~--="~ progreso. Bustamante, al extender la lecf'~ VkLL'-'·~. tura del libro de Sánchez, proponía el estudio de la elocuencia y se hacía eco del poder de ésta como "arma terribilísima con que en los estados libres se lucha contra los tiranos, y al fin los derroca". Francisco Pimentel precisó al inicio de este siglo -y Porfirio Martínez Peñalosa reiteró recientemente- que los Principios de retórica y poética de Sánchez comenzaron a • eL' ..-,....."" Biblioteca de México usarse después de la Independencia. El libro, compendio de preceptistas como La Harpe o Arteaga, consta de una parte dedicada a la Retórica, los tropos y las figuras, el estilo; la locución pública, la escritura de cartas, de Historia, de obras didácticas y novelas. Hay una segunda parte sobre Poética, sus orígenes y progresos, además de reglas generales y sus usos o formas particulares. El libro concluye con un apéndice sobre lo Bello y el Gusto. Ésta es su idea de la poesía: No pudiéndose verificar un completo agrado, fin último de la poesía, sin ilustrar el espíritu, y mover el corazón, deberán los poetas clirigir sus miras a interesar éste con pasiones, a la imaginación con pinturas, yal entendimiento con doctrina luminosa. El sonido armonioso de las palabras, los retratos risueños de la imaginación, las vivas impresiones del sentimiento, la persuasión y la verdad producen mil encantos para hacer a los hombres amable la virtud, agradables sus deberes, llevadero el rigor de la suerte, dulce la amargura de las penas, y para inflamarlos con su doctrina a la práctica de acciones laudables. Por este medio Orfeo sacó a los hombres de su estado brutal, los instruyó en sus deberes, y los redujo a vivir en sociedad: Tirteo por sus versos infundió en sus compatriotas un ardor marcial: y Homero se hizo el maestro de los políticos, de los héroes y los particulares. Es claro que el interés se insinúa por el agrado y por la utilidad. A la gratuidad órfica de la poesía, fin trascendental, se le anteponen la utilidad y el régimen de la norma, sus beneficios políticos inmanentes. La lengua: el oro público. Este afán utilitario en la raíz de la cultura mexicana persistirá hasta el siglo xx, es uno de los ingredientes de su nacionalismo varias veces renovado. Contra la fugacidad de las "bagatelas sonoras", lo mismo en la poesía que en la historia, se anhelaban los edificios monumentales, hechos de simetrías y perfecciones jerárquicas, suspiros de inmortalidad. Como la Patria. El esfuerzo fundador de la na- ción mexicana, lento y cruento a lo largo del siglo XIX, incluyó reacornadas en la economía y la política, los aprendizajes en el contacto con el mundo, el imán mercantil e industrial de las metrópolis modernas, y en la libertad individual contra las sujeciones divinas: el culto profano sería en adelante la Patría, las precarias instituciones democráticas a contrapelo del país rural, inmenso y tradicionalista, y las luces del Progreso. Estas fundaciones no sólo eran el arribo de nuevas normatividades y el desarraigo de las más antiguas, sino la novedad de lo híbrido y la resistencia vernacular a lo nuevo. Carlos María de Bustamante formó parte, con José Gómez de la Cortina, Andrés Quintana Roo, José Maria Heredia, Bernardo Cauto y Lucas Alamán, de la primera Academia de la Lengua mexicana, precursora de la actual, que un decreto oficial constituyó en 1835. Las ambiciones de esta Academia, que se propuso conservar la pureza de la lengua, publicar a los clásicos, preparar un diccionario de mexicanismos, hacer gramáticas y diccionarios, preparar materiales didácticos, corregir el lenguaje público y organizar certámenes poéticos y de oratoria, fueron incumplibIes; desapareció en la precariedad de los tiempos. Pero su espíritu forma parte de la estrategia fundadora que debió re formular las reglas y la ortopedia públicas. No es casual que en esos años se proponga crear el primer Banco de Avío: se requería entrar en otro juego ante el oro y ante la lengua. El exorcismo y los manejos del oro y el excremento, de las letras y de las letrinas. Mejor dicho, se requería transformar la ley de lo Alto y lo Bajo. Octavio Paz describió así dicho proceso: "Baste con decir que las metamorfosis del oro y del excremento, sus uniones y separaciones, constituyen la historia secreta de la sociedad moderna" . Esta historia secreta se llama también historia de los bajos fondos : de los tráficos del orden, y el deseo, la violencia permisibles o tolerados. El pensamiento de los criollos ilustrados y los liberales del XIX intentó trazar un paradigma auroral para esos tráficos. En aquellos años, reconstruir el orden implicaba contener o reprimir el ruido y los libertinajes. En medio de la época que los historiadores dieron en llamar la "anarquía", y que se difumina entre la década de los treinta y los cuarenta decimonónicos, Gómez de la Cortina escribió contra los excesos del romanticismo, que llega a Mé- xi ca y se arraiga como prolongación del sustrato patético común en la cultura popular y católica, y se impulsa como rito nacionalista y cartilla cívica. La Academia de Letrán, club y foro de librepensadores y literatos que se funda en 1836, fomentará las virtudes de tal rito. No solamente se ha convertido el estro poético en furor -escribió Gómez de la Cortina- ; no solamente se ha dado rienda suelta al entendimiento y a la imaginación; no sólo se procura que la fantasía , esto es, el capricho del humor domine y avasalle a la imaginación y al entendimiento, sino que ni se sufren ya las trabas de las regIas del arte, ni se hace menor aprecio de las reglas convencionales que por mucho tiempo sirvieron para que los poetas procedieran con más método en sus trabajos, y pudieran entenderse entre sí con más facilidad. Tanto Bustamante como G6mez de la Cortina morirán antes, uno en 1848 y el otro en 1860, de que la ruina de las invasiones, la guerra civil y el acecho extranj ero permita al fin levantar la nu eva ley de la Nación y de la lengua, que será un lubrido efi caz de aspiraciones utilitarias y ribetes sentimentales, de progreso liberal y estatutos urbanos. El libro, encrucijada de la Historia, escribió alguna vez Carlos María de Bustamante. Y esto viene al caso cuando uno observa el ejemplar encuadernado en cuero de Principios de retórica y poética de Francisco Sánchez que, regalo de un amigo, vino a manos de quien esto escribe. El ejemplar, del que hay por lo menos otra copia en la Biblioteca Nacional, permaneció durante años en un estante católico y provinciano, pero se distingue por llevar en una página falsa una dedicatoria del propio Bustamante que dice así: Al Señ D. Ignacio Cadena, por gala del magnífico sermón que predicó el segundo día de la Novena de la Purísima Concepción en México. Carlos María de Bustamante. Año de 1839. El autógrafo es una hermosa grafía, y uno se imagina que gracias a esa contraseña crepuscular, gota de oro deseada por Bustamante, pudo sobrevivir hasta nuestros días el libro de Sánchez tras estragos, desastres, muertes y retiros. Rosa Alarco Larrabure, la "Rosa de Lima" de Si.ndbad, musa de Gilberto Owe n durante su época peruana . Lima, 27 de junio de 1987. J aim e García T errés : Blan ca Vare la m e di o su libro Poesía y A lquimia- Los Tres Mundos de Gl/berto Owen . Conocí del paso de Owen por Lima cuando yo estaba en la Uni ve rsidad - hacia 1940- y m e interesó de inm ediato . Supe vagamente de su poesía y de su insólita calidad de con ve rsador , particularmente en diálogos con Martín Adán . Algunos años después Rosa Alarco me contó de su enamoramiento por Owen. Rosa era linda, inteligente y fue la primera limeña que sustituyó los moldes tradicionales e hispano-católicos de su ambiente por otros, personales y auténticos, aunque sin necesidad de ruptura ni estriden cia alguna. (Pe rte necía, desde su an te pasado virreinal, Hipólito Unánue, Próce r de la Indepe nden cia, a familias de notoria figuración intelectu al y social e n este país . Gerardo, su herm ano m ayor, es un emine nte sace rdote j esuita y Luis Felipe , uno de los m enores, ha sido Ministro de Educación en el gobiern o a nterior al actual). Música , formada en el Conservatorio Nacional , Rosa era amiga de can tantes populares (" y la guitarra de Rosa de Lima / transfigurada por la voz pleb eya "). Viajó muy jove n a Europa, después de su e namorami e nto con Owe n . Luego vivió en Nueva York , donde casó co n un instrum entista nortea m erica no, 80b D'Avray, con quien tu vo una niña. Di vorció y regresó a Lim a. Algunos años más tarde es tu vo un ti e mp o en París y regresó al Perú para dedi carse a la recopilación del folklore costeñ o y andin o. Aj ena a todo dogm atismo, se ide ntificó muchas veces co n posiciones avan zadas y causas populares. Murió en Lima en 1978 . La Unive rsidad de San Marcos ha creado un instituto de etnomusicolcgía qu e ll eva su nombre . Estoy seguro, por otra parte, qu e no guardó obra alguna de Gilberto Owe n , como ha supuesto Inés Arredondo , aunqu e conse rvaba sí un recuerdo vivo de su intelige ncia. Rosa era prima de Martín Adán. Unas palabras, escasísimas y sin proporción con el valor de su libro. Iluminador, con ciso, traduce el código cifrado y m e ha permitido , al cabo de tantos años , con oce r la alquimia de Owe n . Siempre sospeché en él un a lucidez trágica (¿hay otra ?) Ud . 10 co nfirm a. Gracias. Algo m ás: enteramente de acuerdo sobre Sánchez (L. A.). Carl os Rodríguez Saave dra A venida Belén 120 Uma 27 Perú Biblioteca de México El R incón del bibliómano MANUEL PORRAS BIBLlO, formo prefijado del gr. biblión 'libro ', que entro en lo formación de cultismos castellanos: con Máinomoi 'estoy loco '. (COROMINAS .) LOS OFICIOS PERDIDOS Hoy en día, los bibliómanos son "uno especie" casi en extinción, codo vez más difícil de encontrar. En lo actualidad los bibliotecas se ven abarrotados sólo por alumnos que han sido impulsados o visitarlos por sus profesores . Lo imagen del hombre encorvado que únicamente denuncio su interés por el destello de su mirado en busco de un incunable europeo o americano, uno edición príncipe, uno encuadernación marroquinada en oro o algún manuscrito de procedencia inimaginable, entre otros, paro consultar y anotar, con lo único finalidad de obtener el conocimiento modesto que otorgo lo verdadero sabiduría, yo es historio . Entre los causas que han suscitado el desinterés por este "oficio perdido" se podría n anotar lo difusión de ediciones populares, lo información o través de los medios de comunicación masivo, lo aparición de los computadoras y hasta los aven- tu radas profecías, como los de Ray Bradbury, en Forenheit 45/, que vaticino lo próximo desaparición del libro. Mientras esto sucede, los copitulares en xilografía, los estampas grabados en modera, los artísticos viñetas, los tersos papeles de algodón, los encuadernaciones en pergamino y todo el más rico universo que ha desarrollado el hombre desde lo aparición de lo imprenta, esperan pacientemente 01 individuo que ha de llegar o lo biblioteca o descubrirlos. En razón de ello, esto columna intento dar noticio de aquellos materiales de valor bibliogrófico, histórico, artístico, etc. , que se albergan en el acervo de los " Colecciones Especiales " de esto Biblioteca de México. Alonso de Molino "Aqui comien<;:a un vocobulario en lo lengua castellano y mexicano ... " (México: En caso de Juan Pablos, 1555) (8), 260, (1) H. Son escosas los noticias que consignaron sus contemporáneos ocer- •• ,=~= Biblioteca de México 44 ca de su vi da por lo que las biografías que de él se han escrito, aunque abundantes, son un tanto confusas, ya que aportan noticias desemejantes acerca de su orig en y de los acontecimientos que circundaron su vida . Pero, si hemos de señalar algunos datos biográficos, nos referiremos a los que aporta un contemporáneo suyo: fray Jerónimo de Mendieta, franciscano que evangelizó en México, autor de la Historia eclesiástica indiano, quien en sus testimonios apunto que Molino vino desde muy niño con sus podres o tierras de lo Nuevo España, y que (debido o su corto edad) aprendió lo lengua mexicano y muy pronto pudo servir de intérprete o los 12 franciscanos que llegaron como evangelizadores, siendo poro los naturales un consuelo el conta r con uno persono que entendiera o lo perfección su lengua. Mendieto proporciono otros dotas, como el de lo fecho en que Molino profesara en el Convento de Son Francisco de México, en 1528, y nos señalo que "lo edad mó s temprano para profesar formalmente como miembro de lo Orden Franciscano ero lo de los catorce o quince años cumplidos ", datos en los que los historiadores se fundan para inferir lo fecho de su nacimiento . "Molino nació probablemente en Extremadura en 1513". Lo incierto de su biografío no obsta paro reconocer sus valores como escritor y su gran aporte o lo Bibliografía Mexicano. Señalan los estudiosos que el Vocabulario es el primer léxico de lo lengua náhuatl y también el primer léxico de uno lengua indígena que se imprimió en el Nuevo Mundo . Su importancia se enriquece por el caudal de vocablos y exp resiones nahuas ofrecidos o modo de equivalencias de términos castellanos que se incluyen en lo obra, sumando más de 13 mil vocablos; este vocabulario fue, de hecho, un punto de arranque paro lo lexicografía náhuatl. Tamb ién se ha señalado que recibió lo asesoría de destocados conocedores de dicho lengua, toles como Hernando de Ribas, importante nahua~ato tezcocono, y el que co n ce rteza , según se asegura en el colofón de este ejemplar, fue revisor de lo mismo " ... que fue vista y examinado por el Reverendo Podre Fray Bernardino de Sahagún". Fray Alonso de Molino no sólo hizo rescate de cuantos términos y expresiones nahuas pudo reunir, sino que, interesado sobre todo en ofrecer un " instrumento paro lo evangelización " introdujo numerosos neologismos en mexicano, ya que con ellos podían expresarse conceptos y realidades del ámbito de lo Revelación Cristiano . Dejemos que seo el propio Molino el que nos señale lo finalidad de su obra: .. quando imprimi lo primero vez el Vocabulario . .. no fue otro mi intento, sino comencar o abrir cami no, para que co~ el discurso del tiempo y con lo diligencio de otros mas bivos entendimientos, se fuesse poco o poco descubriendo lo mino (o manera de dezir) inacavable de vocablos y maneras de hablar que esto copiosissima y arte oficial lengua Mexicano tiene." I También señalo como otro de sus finalidades lo de servir o los que gobiernan y administran justicia, para que logren uno interrelación más pronto con los naturales de Indios, que conforman lo gran ma yoría de sus subordinados. Pero esto necesidad de comunicarse con los nativos en su lengua es aún más apremiante en el coso de los que se ocupan de su conversión y adoctrinamiento religioso, pues o decir de Molino, en el prólogo o lo segundo edición de su obro (1571): do de que quienes mós habrón de servirse de su vocabulario son los frailes y también los clérigos seculares, por lo razón de que existía lo necesidad de conocer lo lengua indígena para convertir y traer lo fe o los naturales, y por lo importancia de administrar debidamente los Sacramentos. Lo presente obro no es , desde luego, lo que hoy en día podría llamarse un trabajo de investigación lexicográfico, en un sentido estricto; más bien sirvió como instrumento para posibilitar el aprendizaje de lo lengua de los nativos. El autor de lo obra realizó, hasta donde le fue posible, un diccionario que tomó en cuento lo naturaleza y estructura propios de lo lengua me xicano . El Vocabulario de Molino sigue y seguirá siendo lo aportación más útil, y cuá ntos veces in sustituible , poro encontrar, partiendo del castellano, los equivalencias en náhuatl, por lo que aún nos resulto de fundamental importancia el trabajo del insigne franciscano. Molino "Pues si en lo temporal, donde se aventuro solamente lo hazienda honro o vida corporal, es ton conveniente que se entiendan concitas naturales, los que los ovieren de regir y governar, quanto sera mas necessario en lo spiritual, donde no va menos que lo vida del olmo y su salvacion o perdicion? Por esto causo debrian los ministros dela Fee y del Evangelio, trabajar con gran solicitud y diligencio, de saber mu y bien lo legua de los Ynd ios, si pretenden hazer los buenos Christianos: pues como dize Son Pablo, escriviendo alos Romanos. Lo fee se alcan<;:a oyendo, y lo que lo fe ha de oyr ha de ser lo palabra de Dios, y esto fe ha de predicar en lengua q los oyentes lo entiendan, porque de otra manero (como lo dize el mesmo Son Pablo) el que hablo, sera tenido por barbaro. Y para declararles los mysterios de nuestra Fee, no bosta saber lo lengua , como quiera sino entender bien lo propiedad delos vocablos y maneras de hablar que tienen : pues por falto desto podria acaescer, q aviedo de ser predicadores de ve rdad, lo fuesse de error y de falsedad . "2 Molino en realidad está convenci- I " Prólogo al lector ", Vocabulario en lengua mexicano y castellano (2 0 parte en la edición de 1571). 2 Ibidem, (10 parte de lo edición de 1571) . Aqui comien<;:a un vocabul a- / (Hasta aquí con letra gótico) rio en lo lengua Caltellana y Mexicana. Compuelto / por el muy reve rendo podre fray Alonso de / Molino: Guardia di coveto d fant Antonio / Tetzcuco d lo arde de los frayles Menores. (Estampo de lo impresión de los Llagas de Son Francisco, con lo siguiente leyendo en letras góticos en su derredor) Signalti domine feruum / tuO Francifcum fignis redemptions noltre.- Debajo del grabado estos versos: Indorum nimio te fecit prole parentem. / qui genuit moriens, quos pater 01 me foves / confixus vivis, langues: cu m mente revolvis / vulnero, cum fpectas, Itigmoto carne geris . Colofón: A honro e glorio de nuef- / (hasta aqui en letra gótico) tro feñor Jefu xpo y de su bedita madre oq fe aca- / ba lo prefente obro: lo ql fue compuelta por el / muy reveredo podre fray Alofo d Molino. / Imprimiófe e lo muy grande in figne y / muy leal ciudad de México, en cofa de Jua pablos, caolicencia dellllltriff- / mo fenor Do Lu ys de Vel asco / Viforrey y Governador dlta / Nue· va Efpaña, y de lo Au - / diecia Real qe ello refi / de . Y affimfmo ca / licencio del Reue- / rendiffimo Se- / ñor do fray / Aloso de / Montufar por lo gracia Biblioteca de México 45 (Fr. Alonso) ° de Dios Ar<;:obifpo meri / tiffimo d lo dicho ciudad de Mexico . Fue / vilta y examinado elta prefente obra / por el reveredo podre fray Francif / ca de Untorne, Guardion del / moneltero de font Froncifco de Mexico, y por el Reue- / redo podre fra y bernar- / dino d Sohogü, dela / dicho orde, o quie, / el exame della / fue cometido. Acabofe d / imprimir o qtro di- / os del mes de / moyo. de / 1555. En 4° ._ Port. (en rojo y negrojo. V . grabado en modero con el Podre Etemo y un IH S rodiante.- Prólogo 01 lector y trece avisos en 6 hojas s.1. advirtiendo que el prólogo, avisos " primero " etc. y los encabezados están en letra gótica.- Sigue uno hoja s.f. con dos grabados. El de frente represento o lo Virgen con el Niño en el brazo derecho y con lo mono izquierdo sostiene un gran escudo de los ci nco llagas, con un ángel o codo lodo ayudóndola o sostenerlo; el de lo vu elto represento o lo virgen imponiendo lo casu lla o Son Ildefonso.- Texto : 1-248, registrándose en los siete últimos páginas los voces recogidos durante lo impresión dellibro. - En ros hoja s 249·259 se contiene el modo de contar en me xicano .- Lo vuelto de lo 259 está numerado 260.- sigue uno hoja s.1. en cuyo frente está el colofón con el V. del bl.- Letra romana .- Líneas en tera s: 29 en los preliminares y 36 en el vocabulario.- Muchos capitales de adorno . Antonio Bordazar y Benito J. Feiioo Dos cartas del siglo XVIII La Ortografía Española que Anto nio Bordazar de Artazú di era a las pren sas en 1728 se suma a las obras de los au tores clásicos en esta materia (Antonio de Nebrija, Mateo Alemán , Juan López de Velasco, Gon zalo Correas y Bartolomé Jiménez Patón), y reviste particular interés por haberse adela ntado unos años tan solo a la primera Ortografía de la Real Acade mia Española, que apareció e n 174 1. La Academia fu e establecida en 1714 , bajo el reinado de Felipe V; el tratado de Bordazar es contemporáneo, pues, de las prim eras in vestigaciones acadé micas que, por esos años, daban un fruto ex- celente, el Diccionario de Autoridades ( 1726-1739 ). De gran inte rés es la carta que acompaña ese tratado, y que Bordaza r titul ó A los impressores de España, pues e n ella -a difere ncia de otros autores y tratad istas que pondrán e n reli eve el facto r de la enseñan za escolar para la fija ción y la transmisión ortográficasel autor resalta el papel fundamenta l que debe atribuirse a los impresores, pues eran los libros vehículo de las varian tes y discrepancias ortográficas que por entonces afectaban el uso de la escritura. Bordazar mismo era impresor en Valencia, y dirigió esta carta a sus De Antonio Bordazar de Artazú a los Impressores de España (1728) Señores mios. Aviendo Yo procurado, por largo tiempo, adelantar la Ortografia Española, i llegando despues equando tenia mas experie n cia, i mayor deseo de m ejorarla) a la desconfianza de conseguir su perfección, por no dar e n la causa de no ayer logrado esta Ortografia establ ecimiento fijo , como 10 tiene en 10 mas principal la Latina; m e dalia mucho de verla carecer de la loable conformidad con que deviera salir de nuestras Oficinas. I h echa mas viva, i mayor reflexion, feli zm ente adverti , que logrando la Gramatica una regularidad de prece ptos ajustada a la costumbre de hablar de los hombres eloquentes; pudiera la Ortografia igualme nte fijarse con la fiel observacion de la escritura que han usado los hombres eruditos, en quanto la asignacion de las letras tuvi esse ace ptacion comun , i fu esse constante su aplicacion. Al instante prorumpi con el inveni inveni de Arquime des, por juzgar ayer hallado la regla tan indefectible, como la de la aligacion, i separacion, tanto mas preciosa i util, quanto mas exceden las letras a los metales; i desde entonces concebi el ben eficio tan grande , como reducir a suma facilidad la mas recta Ortografia sin la multitud de preceptos inconsequentes , que se ve n e n las otras. Pero, como el Publico no pu ede lograr este bien sin la aprobacion de V. Ms. ni Yo le tendria por bien hallado, faltandole su grata acogida; he juzgado preciso, si no digno obsequio de V. Ms. la dire ccion de este mi trabajo; pues le sabran conocer, i si lo mereciere , patrocinar. Solo pueden contrastar un comun abuso los que con capaces de introducir un uso . Tales son V. compañeros de oficio, afirmando que "Es certissimo que no respeta el Mundo otra Ortografia que la que sale de nuestras Oficinas". La apelación de Bordazar no es ajena al interés real de unificación política de la lengua hablada y escrita que promueve en el siglo XVIII la corona española, y que tan bien expresa la Gramática de la Lengua Castellana de la RAE en cuya dedicatoria al rey explicita dirigirse "á todos los vastos dominios, y casi innumerables vasallos" .' Acompañamos la publicación de esta carta con otra, muy rara, de Fr. Benito Jerónimo Feijoo, en la que el ilus- trado acusa recibo de la Ortografía de Bordazar, y la elogia. Ambas cartas -con una tercera, de aprobación eclesiástica- forman parte de un libro que conserva la B. de M., Cartas morales, militares, civiles i literarias de varios autores españoles, recogidas y publicadas en Madrid, en 1734 por el erudito Gregario Mayans y Siscar, a la sazón bibliotecario de Felipe V. Este volumen riquísimo incluye, además, cartas de Felipe n, Luis de Góngora, Bartolomé Leonardo de Argensola y Francisco de Quevedo y Villegas, entre otros muchos. • 4a. ed ., Madrid , 1796 . Ms . cuya gloriosa compañia en la profesion honrosa de esta Arte de Artes, es mi mayor blason oEs certissimo que no respeta el Mundo otra Ortografia que la que sale de nuestras Oficinas. Estos cuidados accesorios de las mas nobles Obras, siempre los remitieron los Autores a nuestra diligencia, por considerarnos peritos en aquella Arte de que hacemos profesion, desde que nuestros primeros Professores, hombres grandes en todo genero de letras, casi firmaron de derecho, i nos prescrivieron ya esta inconcusa practica. Ello, i mucho mas merecieron unos hombres que por si, i por su profesion ilustravan aquellas dichosas tierras donde fija van su assiento. Assi leemos, que fueron sumamente venerados, en Salamanca los Arnaos, en Granada los Menas, en Sevilla Juan de Lean, en A1cala de Henares el Licenciado Uraez de Castro, en Madrid Gonzalo de Ayala, aqui en Valencia Felipe Mei, Poeta Ilustre, i Cathedratico de Letras Humanas en su insigne Universidad. Mas como todos estos, y otros esclarecidos Professores tratavan mas de seguir la comun Ortografia, que de introducir su reforma; nos la dejaron tan imperfeta, que no basta el socorrernos la memoria con la veneracion devida a sus nombres, para contener el desagrado. Pues valga la razon, Señores mios, si se atrevieron despues nuestros Mayores a ir perficionandola poco a poco; si aun Nosotros mismos no escrivimos hoi, como veinte años ha, deviendo esta mejoria a la observacion diligente que hacemos de la naturaleza de las letras, i r~e sus combinaciones elementales; porque no osaremos acabar de seguir de una vez lo que piden los mismos elementos, i su naturaleza, que es la unica maxima en que se funda mi Ortografia; i en que ha de estrivar la mas Biblioteca de México perfeta. Para que hemos de ser irrision voluntaria de la atenta posteridad? Sera possible, que con el humo con que esclarecemos la memoria de tantos, tiznemos la nuestra? Que una Arte, que como dice Lean Decimo, Pontifice Maximo, Capitulo tercero de Libris prohibitis, in Septimo, saludablemente se invento para gloria de Dios, aumento de la Fe, i propagacion de las Artes, sirva ahora para acreditar los errores de los Professores de ella? Ignominia grande seria esta. No creo Yo, Señores mios, que V. Ms. toleren, que por nuestro descuido se envilezca una tan noble Arte, que es el preservativo del olvido, armeria de la memoria, instrumento de la perpetuidad, vida de la dotrina; i por acabar de coronarla, Arte Principe, como discretamente la llamó el Prudentísimo Rei Don Felipe Segundo. No creyo Yo, que voluntariamente abatamos tan insigne profession , que por su nobleza es libre de las contribuciones plebeyas; por su egercicio es liberal ; i sus Professores benemeritos de que Luis XIII. Rei de Francia (segun refiere Rebufo) les concediesse el privilegio de Estudiantes. I a quien pudiera concederse mejor, que a aquellos que tan loablemente sostituyen el proligissimo trabajo de copiar manuscritos, que por tantos siglos tuvieron los Santos Monges? A cuya diligencia deven su mayor aumento, i esplendor las Artes, i Ciencias; sus LIbrerias el Mundo; los Pobres, faciles medios para poder estudiar; quando antes solo podian en Libros prestados, o en mui pocos suyos, con grande perdida de tiempo en averlos de escrivir. No creo Yo, que V. Ms. permitan, que por nuestro descuido se desprecie una tan benemerita Arte, que hizo deuda de justicia las mayores honras de los primeros Principes del Orbe, Monarcas y Pontifices, de que pudiera hacer gloriosa demostracion. Pero V. Ms . 10 saben mejor que Yo. Espero pues, que esta mi justa Direccion hallara a todos V. Ms. tan de mi parte, tan de parte, digo, de la razon, que me haran lado firmissimo en tan loable empressa, como acabar de fijar la Ortografia Española. Ojala tenga Yo a V. Ms. favorables, i patrocinadores mios, que por mas que ladre la multitud, le prometo que 10 desatenderán mis oídos. Quiera Dios prosperar la buena intencion de V. Ms. i su prudente diligencia, para que todo resulte en gloria suya. Valencia a 6. de Mayo de 1728. De Fray Benito Jerónimo Feijoo a Antonio Bordazar (1728) discrecion, solidez, i magisterio, la senda que en esta materia se deve seguir, procurare no apartarme de ella. V.M. con su juiciosa dotrina se ha constituido acreedor a esta deferencia; i a que, sobre ella, todos los escritores le rindamos muchos agradecimientos por la enseñanza: como Yo por mi parte se los doi, ofreciendome con fina voluntad a quanto sea del servicio, i agrado de V. M. cuya vida guarde nuestro Señor muchos años . De esta de V. M. Oviedo, i Julio la . de 1728. Mui Señor mio . Recibi el Librito Ortografia Española, con que V. M. se ha servido de regalarme, i que contemplo como un presente digno de la mayor estimacion, por la grande alma que se encierra en tan pequeño cuerpo; pues siendo excelente la substancia, la hacen mas recomendable los accidentes de la concision, propiedad, i pureza de el estilo. Yo siempre fui de sentir, que la Ortografia se deve arreglar a la pronunciacion; i el no aver seguido hasta aora esta pauta, dependia de considerarme sin autoridad, ni caracter suficiente, para escrivir contra el estilo comun. Mas aviendo V. M. mostrado aora con tanta Antonio Bordazar de Artazu B. L. M . de V. M . Su mui afecto servidor Fr. Benito Feijoa. Mateo Alemán Maravillavase mucho Sócrates, considerando, (10 que aun oi comúnmente se pratica) el demasiado cuidado i dilijencia de los estatuarios, en fabricar sus imájines, hechas de piedras muertas; deseando sacarlas tan parecidas á los cuerpos vivos, que las juzgasen como tales. 1 juntamente, ver que vivían tan descuidados i remisos en sus costumbres i tráto, que como si fueran ellos piedras, no se diferenciavan dellas. Quiso el filósofo reprehender con esto, á los inorantes, que menospreciando las cosas graves, importantes i necesarias, con curiosidad sutilizavan , lo que devieran tener por accesorio. En esta consideración, i de la neglijencia de algunos que se descuidavan en Castilla de mi- rar por su propia ortografia, de que se pudiera seguir (corriendo e l tiempo) daño notable, m e dete rmin é á escrivir este discurso . No se lo pude imprimir, por no tenerlo acabado, cuando m e dispuse á pasar á estas partes; i porque, como el que viene de otras estrañas, tuve por justa cosa, traer conmigo alguna, con que (cuando acá llegase) manifestar las prendas de mi voluntad. 1 entre otras; elejí sola esta, que me pareció á propósito en tal ocasión, para que por ella se publicase á el mundo, que de tierra nueva, de ayer conquistada, sale nueva y verdadera manera de bien escrevir, para todas las naciones. Ayuda mucho á esto, lo que sin exajeración, i con evidente verdad, se puede á voz viva publicar por el universo , aver aquí (jeneralmente) tan sutiles i felices injenios, qu e ningunos otros conocemos, en cuanto el sol alumbra, que puedan de zir ni loarse , de hazerles alguna ventaja. Siendo esto así, tan cierto como notorio, i muy propio á semejantes entendimientos, abrayar en sí la verdad, es obligación precisa que tienen de ampararla i favorecerla siempre; con que haziendo lo que deven , dejan con mayores fuer<;as autorizada i engrandecida su misma reputación. Recibe agora pues, o ilustre ciudad jenerosa, este alegre y venturoso peregrino, á quien su buena fortuna trujo á manos de tu clemencia, que como el trabajador fatigado del riguroso sol en el estío, Biblioteca de México desea repararse del cansancio, debajo del regalo de tu sombra, para que della pueda salir al entado , á nuevos estudios, no m e nos útiles i n ecesarios, qu e si reparas e n ello, es cosa cierta, que (como la luz de la hacha) solo aquese tiene onrra que la puede dar á otros, no disminuye ndo la suya . • Reimprimimos esta dedicatoria que Mateo Alemán hiciera de su Ortografía Castellana a la ciudad donde la concluyó y la dio a luz "En la Imprenta de Jeronimo Balli . Año 1609." Existe una mode rna edición, preparada por José Rojas Garcidueñas, con un estudio preliminar de Tomás Navarro Tomás, publicada por El Colegio de México en 1950. OCTAVIO PAZ: LOS PREMIOS En 1982 tuve e l privil egio d e ser invitado por Ivar Ivask , director de la revista World Literature Today, a figurar e n e l jurado a cu yo cargo estaría otorgar . el pre mio inte rnac ional Neustadt d e literatura; galardón qu e, bajo e l patrocinio d e la Universidad de Oklahoma y de la propia revista WL T , se confiere año con año a un escritor de prestigio mundial. No me fue posible -por no hab é rseme concedido la visa estadounidense- asistir e n p e rsona a las deliberaciones. Pero me tocó e n su e rte e l honor de proponer como candidato al premio a quien lo recibió en d e finitiva : Octavio Paz; ye n e l seno del jurado m e representó -con particular e ficacia y devoción a la candidatura propu esta- mi amigo Manuel Durán . De aquel acontecimiento ha h echo m e moria Ivar Ivask , e n ocasión del pre mio Nobel recibido por nue stro poeta. Éstas son sus palabras : Octavio Paz, ganado r del premio Nobel de literatura en 1990, es un eslabón m ás e n la larga cadena de conexiones entre el premi~ Nobel y el de la Universidad de Oklahoma: el pre mio inte rnacional Ne ustadt de literatura . En 1982, Paz fue elegido ganador de los 25 000 dólares del premio Neustadt, patrocinado por la Universidad de Oklahoma y su revista cuatrimestral, World Litera ture Today, y es el decimocua rto autor qu e gana el Nobel tras habe r sido vin cul ado co n el pre mio Ne ustadt. Desde 1970, 13 de los premiados, jurados y candidatos al Ne ustadt han ganado el presti gioso premio de literatura de la academia s ueca, y, otro de los jurados, Ellie Wiesel , ganó el Nobel de la paz. Foto de Rogelio Cuéllar La obra de Paz tambi é n ha sido el tema de estudi o del World Literatu re Toda y en dos ocasion es, otoEn su discurso de recepción del premio Neustadt ño de 1972 y otoño de 1982 . Un libro de la Univerde 1982, e fectuado e n el Norman Campus de la Unisity of Oklahoma Press, The Perpetua l Fresent Th e ve rsidad de Oklahoma, Pa z avaló la revista de litePoetry and Frose ofOctavio Paz fue editado por Iva r ratura de di cha uni ve rsidad, qu e nació en 1927 coIvask, ed itor del WL T. Ivask, qui e n ta mbi én es promo Books Abroad y qu e e n 1977 se llamó World feso r de le nguas modernas, literatura y lingüísti ca Literature Today , "para abrir sus puertas a la literae n la Unive rsid ad de Ok la homa, es el úni co mi e mtura contemporán ea". bro pe rman ente del jurado del pre mio Ne ustadt. " Re cuerdo que hace muchos años, cuando toda" Frecue ntem e nte decimos qu e un escritor ti e n e vía e ra estudiante de bachillerato y estaba comenalcances uni ve rsales, pe ro e n el caso de Octavio Paz zando a descubrir por mí mismo la literatura, llegó se trata de un poe ta y e nsayista de dim e n sión gloa mis manos un ejemplar de la revista" , dijo Paz. "En bal. Y, en ese se ntid o, es uni ve rsal" , dijo Ivask. "Paz aquellos días , el aislamiento literario de México era brinda el prim e r inte nto exitoso de ofrece r una vicasi absoluto, al gTado de que, cuando leí aquellas sión global de la hu man idad." páginas, se ntí que se me abrían las puertas de la liLas ligas personales de Pa z co n la Universidad de te ratura contemporánea e n otras lenguas. Oklahoma se remontan al prin cipio de los años se"Durante algún tiempo, Books Abroad fue mi guía, te nta , cua nd o el poeta m ex ica no asisti ó -y provey las literaturas ex tranj e ras dejaron de ser para mí yó el tema- a la co n fe ren cia Puterbaugh de 197 1 un bosqu e impe ne trabl e. Hoy se llama World Lisob re escritores del mundo hi s pano y franco parterature T oday y se ha convertido en una publicalantes. ció n indi spe nsabl e para todos aquellos que quieren Como ex e mbajador de México e n la India, Paz mante n e rse informados sobre la literatura contemsostiene un interés en las fllosofías y religiones del poránea a nivel mundial." lejano orien te, explicó Ivask. "De modo qu e este premio Nobel no sólo honra a un autor m ex icano o uno de habla hi spana", agregó. "Toda su vida, Paz ha tra- Queda co nstanc ia de todo ello, e n la naciente Bibliotado de ir más all á de su le ngua, su país y del pen- teca de México. samiento occidental para integrar las voces de todos los pueblos de este planeta " J .G.T. Biblioteca de México 48 ~ o lile 11m _.~a-." __ [8 UCONACULTA-IINBA • jet