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CA R OL IN A SOBR INO
ESCEN A EN OF F
EMBAJADA DE ESPAÑA EN URUGUAY
Centro Cultural de España en Montevideo
IMÁGENES PARA ACOMPAÑAR
Hortensia Campanella
DIRECTORA
Patricia Bentancur
DIRECTORA DE E XPOSICIONES Y MEDIOS AUDIOVISUALES
Estamos rodeados de imágenes. Sin acudir a los tópicos de esta sociedad de la comunicación
visual el niño más pequeño podría dar testimonio de los estímulos que sus ojos reciben. La
fotografía es al mismo tiempo instrumento y mensaje, estilo y guía, significado trascendente.
Las imágenes nos engatusan, nos acorralan, nos presionan, nos sorprenden, nos transmiten
vida y muerte, ansias de libertad, pesares, gratitudes, recuerdos. Carolina Sobrino está en
una posición especial: nacida y formada en Uruguay, desde hace unos años vive y crea
en Lanzarote, Islas Canarias. Desde allí nos propone una mirada libre pero comprometida
con los sentimientos, personales y colectivos, sin ataduras geográficas ni traducciones
innecesarias.
Para el Centro Cultural de España es un placer presentar en Uruguay una nueva etapa en la
obra de Carolina Sobrino, con la sabia curaduría de Carlos Porro y la reflexión teórica de Diana
Mines. Seguimos así una línea de actuación que consideramos útil para la vida cultural de
Uruguay: recuperar, así sea con una muestra, el trabajo de uno de sus hijos que por diversas
circunstancias vive en España. A todos los involucrados, nuestro reconocimiento.
Hortensia Campanella
D irec tora
DIRECTORA DE EXPOSICIONES
Patricia Bentancur
ÍNDICE
CURADOR INVITADO
Carlos Porro
GESTIÓN CULTURAL
Paola Gallo
PRODUCCIÓN
Eduardo Saavedra
DIRECCIÓN DE MONTAJE
Daniel Rial
MONITORES DE SALA
Ana Arioni
Augusto Gadea
Carolina Gelfont
Matías Nin
Sebastián Sáez
9. ESCENA EN OFF
SCENE IN OFF
Carlos Porro
15. VER PARA CRECER
TO SEE IS TO GROW UP
Diana Mines
ÁREA PEDAGÓGICA
Isabel Torres
ASISTENCIA DE PRODUCCIÓN
Cecilia Parra
TEXTOS
Carlos Porro
Diana Mines
DIGITALIZACIÓN
Iñigo Solano
FOTOGRAFÍAS DE SALA
Antonella De Ambroggi
DISEÑO
Alejandro Schmidt
CORRECCIÓN
Rosanna Peveroni
TRADUCCIÓN
Adriana Gallo
Organiza
Centro Cultural de España en Montevideo
En el marco de la prioridad horizontal de género de la Cooperación Española para el Desarrollo y del Programa
Plataforma de Impulso a Creadores Contemporáneos Uruguayos orientado a promover la reinserción y el
intercambio de conocimientos de los artistas uruguayos radicados en el exterior.
41. BIOGRAFÍA
BIOGRAPHY
4 3. TEXTOS EN INGLÉS
ENGLISH TEXTS
Escena en off
“Para mí el título siempre fue Escena en off ”, dice Carolina Sobrino. Me parece que es un
mismo lugar, es la muestra misma la que hace esa reflexión sobre el espacio que existe entre
lo consciente y lo inconsciente. El espacio que hay entre la orden dada (por uno mismo) y la
realización, entre la espera y la creación, entre la latencia y la visualización.
Al entrar en la sala de exposiciones del Centro Cultural de España el espectador es recibido
por la imagen de un ser de apariencia extraña y misteriosa, podríamos decir mística. En la
búsqueda de la inocencia, Carolina Sobrino propone el reencuentro con el hombre como
inicio de un recorrido, el punto desde el que se genera el privilegio de las opciones, en una
suerte de mitología personal. Es un pensamiento intuitivo que trata de restablecer la unión
entre el interior del ser humano y el mundo que lo circunda. Nos propone esa búsqueda de
la inocencia y de valores humanos más puros en ambientes naturales.
Sobrino nos muestra su trabajo fotográfico sobre la línea que une los diferentes mundos:
consciente-inconsciente, interno-externo. La línea no es más que una extensión de puntos
que básicamente representa una cadena de propósitos.
En una de sus fotografías Sobrino grafica este concepto con la imagen de un vallado de
piedras que viene, quizás vaya hacia el infinito, y se pierde en el horizonte rumbo a las
montañas. El vallado, el cerco de piedra, el muro también es un proceso de transmutación.
Sin duda es un elemento entre cuyas aplicaciones está marcar límites o territorios. Es una
sucesión infinita de líneas formando primero una superficie que luego se transforma en
volúmenes. En este caso los puntos son representados por los fragmentos de piedras que
pueden aludir a un desmembramiento. No olvidemos que la roca es el símbolo de la unidad
y la fuerza.
escena en off, 2010.
Con tesón y trabajo el hombre une los fragmentos y los transforma en un límite; o quizá, si
lo transita por la superficie, sea un camino. La opción está planteada.
En la obra de Sobrino están presentes los cuatro elementos: aire (viento), agua, tierra y
fuego. En la mayoría de las imágenes prevalecen los espacios dedicados a los cielos en su
aspecto liberador: las ropas colgadas en la orilla del mar son agitadas por el viento, y las
nubes presagian aun más viento. El viento es el aliento primario, el espíritu al que se atribuye
el poder renovador de la vida. Las nubes son los fenómenos que simbolizan las formas y que
están en permanente metamorfosis, escondiendo la identidad perenne de la verdad.
No es nada fácil obtener imágenes que generen el sentimiento de libertad interior, menos
aun que puedan transmitirla. En esta muestra, cualquiera sea la opción de recorrido, nos
encontraremos con estas imágenes aludidas: el cielo, el viento purificador, el mar y el
horizonte, quizá no tan lejano.
El mar tiene comunicación entre la superficie y lo abismal. Si tomamos el agua como símbolo
del inconsciente colectivo o personalizado, como si la viéramos en su función mediadora y
disolvente, es evidente que su estado expresa el grado de tensión, el carácter y el aspecto con
que la agonía acuática se reviste para decir con mayor claridad a la conciencia lo exacto del
mensaje. Sin embargo, en estas escenas lo primordial es el viento y su aspecto renovador.
Las nubes serán rocío o lluvia. El agua no se detiene ni por un día, ni por una noche. En la
tierra será torrente o ríos. Si se le pone un dique se abre camino y discurre por él. Estamos
frente al símbolo ideal de la transformación y el renacer.
La escena de un dique con un camino en la parte superior uniendo ambas orillas, o los
mundos aludidos por Sobrino en esta obra, se muestra con una puerta abierta en carácter
de comunicación entre ambos, dejando en claro que siempre, a pesar de los obstáculos,
hay una salida. La superficie quieta del agua brindó al hombre el primer conocimiento de
su propia imagen. Se constituyó en el primer espejo donde su imagen se reflejaba y fue el
gran eslabón del largo recorrido universal al autoconocimiento.
Se ha llamado al hombre “animal simbólico”. En este sentido el lenguaje verbal, los ritos, las
instituciones, las relaciones sociales, las costumbres, etcétera, no son otra cosa que formas
simbólicas en las que el hombre encierra su experiencia para hacerla intercambiable. Se
instaura humanidad cuando se instaura sociedad, pero se instaura sociedad cuando hay
comercio de signos, nos dice Umberto Eco.
Haciendo uso de nuestra opción de recorrido por la muestra, podemos encontrarnos con
una construcción en forma de cubo. Simbólicamente, el cubo de piedra como tal tiene en
sí mismo el poder de separar las cosas del cuerpo físico. Sin puertas ni ventanas, se nos
muestra una imagen sólida, firme en su doble significancia cubo-tierra. También existe la
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posibilidad de que sea ella misma una prisión. El amplio espacio que ocupa el cielo en esa
fotografía nos genera, a su vez, el sentimiento opuesto a esa energía atrapada y obtiene de
esa forma un efecto liberador.
En otra escena fotográfica nos enfrentamos a un círculo blanco en una superficie pedregosa.
Maravillosamente simple y subyugante. Las piedras fragmentadas componen el marco
natural para la figura del círculo y nos acercan a una de las primeras manifestaciones
artísticas del hombre. El círculo es uno de los símbolos de la perfección, la protección y la
eternidad. Representa, ante todo, el tiempo sin principio ni fin, como una sucesión continua
e invariable de instantes idénticos unos a otros. Quizá en este caso debiéramos considerar
la circunferencia por ser ésta la marca del límite entre lo exterior y lo interior, multiplicidad
en la unidad, del espacio a lo inespacial, del tiempo a lo intemporal.
Llegamos a la fotografía del puente que marca un elemento de comunicación y, a su vez,
une dos puntos, dos orillas, dos mundos, siempre manteniendo la característica de la
bidireccionalidad. El miedo paraliza. Cruzar sobre el abismo es no temer y quebrar la inercia.
El dado es otra de las interpretaciones del cubo. El azar toma forma y participa en nuestro
destino. El dado y el horizonte se unen con la imagen de la circunferencia en el mar. Allí se
encuentra Sobrino. La vemos en la superficie del mar, debajo queda el abismo. Toda forma
abismal posee en sí una dualidad fascinadora. Es un símbolo de la profundidad en general
y, al mismo tiempo, representa lo inferior. La abstracción de abismo resulta de la conjunción
de esos mismos poderes.
Los símbolos son parte sustancial en estas escenas fotográficas de Sobrino. Dice A. Jaffé: “El
símbolo es un objeto del mundo conocido expresando la vida de lo inextricable. Definimos
el símbolo como un signo que, a través de su significación inmediata y manifiesta, hace
referencia a otra significación que se revela y oculta en la anterior”. Es decir, el símbolo
representa algo más que un significado inmediato. Añade un nuevo valor a un objeto o acción:
un contenido espiritual. Representa además un modo de conocimiento opuesto al racional,
al intelectivo. Es un pensamiento intuitivo que trata de restablecer la unión entre el interior
del alma y el mundo circundante.
Ningún artista es igual a otro cuando se comunica mediante los símbolos, lo que determina
un sinfín de posibilidades en combinación con cada espectador de la obra. Hemos podido
tropezar con un objeto de nuestra experiencia sensible ordinaria miles de veces sin haber
visto jamás su forma. Estamos bastante perdidos si se nos pide que no describamos
cualidades de los objetos físicos sino su pura forma y estructuras visuales. “El arte llena
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este vacío. En él vivimos en el reino de las formas puras y no en el del análisis y escrutinio
de los objetos sensibles o del estudio de sus defectos”, afirma Ernst Cassirer y asimismo nos
dice: “El hombre no puede escapar de su propio logro, no le queda más remedio que adaptar
las condiciones de su propia vida, ya que no vive solamente en un puro universo físico sino
en un universo simbólico”. El lenguaje, el mito, el arte y la religión constituyen parte de este
universo, forman los diversos hilos que tejen la red simbólica, la urdimbre complicada de la
suerte humana. Es por ello que Cassirer considera al hombre, más que un animal racional,
un animal simbólico, ya que gracias a ello designa la diferencia específica del hombre con
el resto del reino animal e inicia la comprensión del camino que el símbolo abrió al hombre
hacia la civilización.
Por su parte, Hans-Georg Gadamer escribe en La actualidad de lo bello : “El símbolo, la
experiencia de lo simbólico, quiere decir que este individual, este particular, se presenta
como un fragmento de ser que promete complementar en un todo íntegro al que se
comprometa con él”: o también quiere decir que existe el otro fragmento, siempre buscado,
que complementará en un todo nuestro propio fragmento vital.
No es casual que Sobrino haya elegido el blanco y negro analógico como vehículo de
expresión plástica en Escena en off. Está afirmando la utilización de un proceso noble con
imperfecciones, al igual que el ser humano, para resaltar los valores más puros e inherentes
al ser. Nos encontramos con una paleta oscura y un universo claro, otro de los contrastes
de Sobrino en esta obra. Todos los caminos propuestos en ella tienen salida, aunque ésta
no sea la misma. La obra de Sobrino deja de ser autorreferencial para pasar a un plano
humanamente universal.
Carlos Porro
ESCENA EN OFF, SAL A DEL CCE 2010.
Carlos Porro
Fotógrafo, laboratorista, docente. Ha expuesto en muestras individuales y colectivas.
Sus obras forman parte de colecciones privadas en el exterior.
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Ver para crecer
La clave de acceso a la obra global de cada artista suele asomar desde sus primeras
producciones. Explícita o encriptada, es, como el timbre de la voz y el sesgo de la escritura,
la impronta que el historial de vida vestirá de matices o quebrará con sus golpes. Identificarla
es el primer desafío al comenzar a transitar su aventura.
La fotografía viene pautando la mitad de la vida de Carolina Sobrino, quien a sus 40 años
de edad tiene ya en su haber un complejo cuerpo de trabajo. Con elementos documentales
pero condicionado por una insistente incursión en lo performático, se lo podría resumir
como existencial. Si fuera necesario destacar una cualidad, ella podría ser su sensualidad.
Por la seducción o el rechazo, cada imagen de las que Carolina ha expuesto en estos años,
en Uruguay y en España, apela al contacto directo con uno o más de nuestros sentidos.
La tersura de un zapato de novia no dista tanto del hilo de saliva en una boca entreabierta
o la aspereza del encaje de una prenda interior, en tanto todas son tocadas por la cámara
con la misma curiosidad de los niños y niñas anteriores a la edad del asco. Implícito en ese
recorrido por las superficies está el ciclo vital, ese que se abre y cierra con la misma piel
arrugada que acaba de nacer o está próxima a dejar de ser.
de la serie country toys , 20 02.
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1. La fotografía contemporánea abunda en ejemplos,
como los de Cindy Sherman, Nan Goldin, Judy Dater, la
propia Diane Arbus y la brevísima carrera de Francesca
Woodman (Estados Unidos), Sophie Calle (Francia), Yurie
Nagashima (Japón), y los más cercanos de Fernanda
Magalhães (Brasil), Adriana Lestido (Argentina) y las
uruguayas Solange Pastorino y Suci Viera.
Esa carga sensual, sumada a los ciclos de la vida y la presencia del propio cuerpo en
varias de las series desarrolladas, es constante en el arte de muchas mujeres. En todas las
formas de la expresión plástica y visual, pero especialmente en la fotografía, es frecuente
la exploración de las autoras en el autorretrato, ya sea directo o a través de la imagen y
peripecia de otras mujeres1. De hecho, Sobrino participó en exposiciones grupales con
otras artistas y en Lab 05/Género, en el propio Centro Cultural de España (CCE). Ello no
ha tenido un propósito declarativo, pero tampoco ha permanecido ajeno a la temática del
género, ya que siempre estuvo íntimamente ligado a la conciencia de la propia identidad.
Los temas y las individualidades fluyen en su obra a medida que reclaman su turno frente
al lente, sin especulaciones ni prejuicios. Fluyen, igualmente, las edades humanas como
foco de interés. Si cada fotografía es un autorretrato, como opinaba Minor White, tendremos
que concluir que Carolina Sobrino es capaz de habitar en todas y descubrir en ellas –o sea,
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en sí misma– iguales motivos de gozo y aprensión. En la serie que presentó en la muestra
grupal Nos Otras (Centro Cultural, MEC, 2004), el añoso cuerpo de una de sus abuelas
se iba des-cubriendo en gestos y movimientos casi adolescentes. Ya radicada en las Islas
Canarias, expuso en 2006 la serie El tiempo dilatado, en la que continuaba explorando con
su cámara la belleza diferente grabada por el tiempo en la piel de las mujeres mayores. No
hay cuerpos exangües en el universo visual de Carolina, salvo los carentes de amor y los que
no tienen quienes los recuerden. Viene a mi memoria la imagen de la autora tomando con
la mayor delicadeza un retrato de su abuelo muerto, o hablándole a su padre, ya sin vida,
con la naturalidad más cotidiana.
Tal vez la serie en que mejor expresó la confluencia de temas, lenguajes y herramientas
que es capaz de lograr haya sido Country Toys. Ninguna más autorreferencial y corajuda, en
tanto visibilizó las fantasías que la hipocresía convencional elude prolijamente. La inocencia
tan vendible de los peluches adquiría allí un erotismo turbador en el descubrimiento del
placer, en aquella mujer/niña que luego desafiaba cualquier anatema, encaramada en un
desgarbado Árbol de la Ignorancia, para darnos finalmente la espalda y emprender su camino
(¿dijo ¡Síganme, si se animan! o lo imaginé?).
Igualmente destacable y, a diferencia de esta Escena en Off que ahora expone en el CCE,
es que casi toda la obra anterior de Carolina Sobrino fue realizada en color. El lenguaje que
suele ser denostado por su excesivo parecido con la realidad fue el que le permitió expresar
más cabalmente la riqueza de su mundo onírico, como si hubiera estado filmando una nueva
versión de El mago de Oz. En contrapartida, el adusto, abstracto blanco y negro es el elegido
para el presente aterrizaje en un país, en una ciudad –Montevideo– que sigue siendo la suya
aunque haya echado amables raíces en Lanzarote. Semejante vuelco puede parecer ajeno
a los antecedentes, pero se inscribe en aquel mismo ciclo vital cuya única ley universal es
crecer. Algo que hacemos unos y otras tan obviamente necesita hacerlo visible Carolina con
la intensidad de los destellos.
Algunos apellidos pesan extraordinariamente por sus connotaciones semánticas. Ser sobrino
conlleva un doble parentesco: filial y fraterno. Cuando esa identidad se desdobla y enriquece,
además, en los múltiples personajes aportados por un padre actor de teatro y cuando, por si
fuera poco, el patriarca del clan es un coloso llamado Próspero, entonces crecer y ser una
misma constituye una tarea ciclópea. El inconsciente o las ironías de la vida llevaron a esta
mujer a tierras españolas, en las que todas las mujeres son tías. Tendremos que esperar qué
otras fotografías parirá nuestra tía Sobrino en su intenso peregrinar por océanos y continentes.
Diana Mines
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de la serie el tiempo dilatado, 2 0 0 6 . Esta obra forma parte del acervo del museo internacional de arte contemporáneo,
castillo de san josé, lanzarote, españa .
Diana Mines
Fotógrafa, teórica y docente. En 1974 ingresa al Foto Club Uruguayo, luego de haber cursado la Licenciatura en Historia, y en 1977 es aceptada en el San Francisco Art Institute
(California) de donde egresa como Bachelor of Fine Arts en Fotografía. Actualmente es
coconductora de F/22: fotografía en profundidad (Tevé Ciudad) e integra los planteles
docentes del Taller/Escuela Aquelarre de Fotografía y la Escuela de Cine del Uruguay.
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ES CENA EN OFF
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Sin título, 20 07.
Fotografía . Impresión manual en gelatina de plata .
Untitled, 20 07.
Black and white photography. Handmade silver gelatin print.
172 x 115 cm.
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Sin título, 2010.
Fotografía . Impresión manual en gelatina de plata .
Untitled, 2010.
Black and white photography. Handmade silver gelatin print.
6 0 x 9 0 cm.
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Sin título, 2010.
Fotografía . Impresión manual en gelatina de plata .
Untitled, 2010.
Black and white photography. Handmade silver gelatin print.
6 0 x 9 0 cm.
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Sin título, 2010.
Fotografía . Impresión manual en gelatina de plata .
Untitled, 20 07.
Black and white photograph. Handmade silver gelatin print.
6 0 x 9 0 cm.
Sin título, 2010.
Fotografía . Impresión manual en gelatina de plata .
Untitled, 2010.
Black and white photography. Handmade silver gelatin print.
115 x 172 cm.
(PÁG. 28 )
26
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Sin título, 2010.
Fotografía . Impresión manual en gelatina de plata .
Untitled, 2010.
Black and white photograph. Handmade silver gelatin print.
115 x 172 cm.
(PÁG. 2 9 )
Sin título, 2010.
Fotografía . Impresión manual en gelatina de plata .
Untitled, 2010.
Black and white photograph. Handmade silver gelatin print.
9 0 x 6 0 cm.
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Sin título, 2010.
Fotografía . Impresión manual en gelatina de plata .
Untitled, 2010.
Black and white photography. Handmade silver gelatin print.
6 0 x 9 0 cm.
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Sin título, 2010.
Fotografía . Impresión manual en gelatina de plata .
Untitled, 2010.
Black and white photography. Handmade silver gelatin print.
6 0 x 9 0 cm.
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Sin título, 2010.
Fotografía . Impresión manual en gelatina de plata .
Untitled, 2010.
Black and white photography. Handmade silver gelatin print.
6 0 x 9 0 cm.
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Sin título, 2010.
Fotografía . Impresión manual en gelatina de plata .
Untitled, 2010.
Black and white photography. Handmade silver gelatin print.
6 0 x 9 0 cm.
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Carolina Sobrino
Montevideo, 1969
Artista, fotógrafa que se forma con diversos
maestros fotógrafos entre los que se
destacan Diana Mines y Daniel Caselli, del
Foto Club Uruguayo. Realiza seminarios
con Francesco Jodice, Juan Travnik y Luis
González Palma. Expone regularmente desde
1991 en muestras colectivas e individuales
tanto en Uruguay como en el exterior.
Con el Taller de Diana Mines expone
colectivamente en la Feria del Libro y Grabado
de Nancy Bacelo; participa en Sobre gustos,
en el Centro Municipal de Exposiciones,
Subte, y en Cómplices, colectiva de
fotógrafas en el Atrio municipal. Ese mismo
año realiza la intervención paisajística
Country Toys II, en el Parque Baroffio.
En 2001 participa en la colectiva El ojo
encarnado, en el Museo Nacional de Artes
Visuales; en Cuarto creciente, muestra de
mujeres fotógrafas, en el Atrio municipal,
Fundación Buquebus y Galería del Notariado.
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En 20 02 expone la muestra individual
Country Toys III, en el Centro Municipal de
Exposiciones, Subte. Participa en la colectiva
Territorio Bambi, en la Colección EngelmanOst. Expone Trampas 02, con curaduría de
Graciela Taquín, en el Centro Municipal de
Exposiciones, Subte; y El cuarto invisible,
Lab. 02 Arte Emergente España-Uruguay,
en la Colección Engelman-Ost.
En 2004 expone Nos Otras, en el Centro
Cultural MEC, y Arte por mujeres. Emergente,
en el Museo Nacional de Artes Visuales.
En 2007 expone Cálzate, camina, escucha y
dialoga, en el Castillo de San Gabriel, Lanzarote.
En 2008 realiza intervenciones urbanas para
la foto-maratón Espacio público y ciudad, del
Colegio de Arquitectos de Canarias. Obtiene
una mención de honor.
En 2010 expone en el Centro Cultural de
España de Montevideo.
Sus obras foman parte de colecciones
públicas y privadas en Uruguay y España.
En 2005 participa en Lab. 05, organizado
por el Centro Cultural de España, Género,
con curaduría de Patricia Bentancur, Ana
Tiscornia y Berta Sichel.
En 2006 expone Fronteras: siglo XXI, una
nueva ética, en la sala El Aljibe, en Haria,
Lanzarote. Participa en la colectiva de
fotógrafas contra la violencia de género en el
Convento de Villa de Teguise, en Lanzarote. Ese
mismo año expone El tiempo dilatado, en el
Museo Internacional de Arte Contemporáneo,
Castillo de San José, con curaduría de
María José Alc ánt ara, en L anz arote.
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ENGLISH
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IMAGES TO ACCOMPANY
We are surrounded by images. Without being aware of the topics of this visual communication society,
the youngest child could witness to the stimuli perceived by his eyes. Photography is at the same time
instrument and message, style and guide, transcendent meaning.
Images persuade us, press us, surprise us, we are cornered by them, they transmit life and death,
longing for freedom, sorrow, pleasantness, memories. Carolina Sobrino is in a special situation: born
and educated in Uruguay, for several years she has lived and worked in Lanzarote, Islas Canarias.
From thence she proposes a view that’s free but engaged with the feelings, personal and collectives,
without any geographical ties and unnecessary translations.
The Centro Cultural de España, is pleased to introduce in Uruguay a new stage in Carolina Sobrino’s
work, with Carlos Porro’s wise curatorship and the theoretical reflection of Diana Mines. We continue
this way with a line of action we consider constructive for the cultural life of Uruguay: to regain, even
though for an exhibition, the work of one of its children, who due to different circumstances lives in
Spain. To all the involved, our aknowledgments.
Hortensia Campanella
D irec t ora
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Scene in off
“For me the title was always Escena en off (Scene in off)”, Carolina Sobrino
says. I think it’s the place itself, the show itself that makes that reflection
about the existing space between conscious and unconscious. The space
between the given order (given by oneself) and the realization, between the
wait and creation, between latency and visualization.
aspect prevail: the clothes hunged by the seaside are shaken by the wind, and
the clouds forecast more wind yet to come. The wind is the primary breath,
the spirit to which the power to restore life is attributed. The clouds are the
phenomenon that symbolize the shapes in continuous metamorphosis, hiding
the perennial identity of the truth.
When entering the exhibition room at the Centro Cultural de España, the viewer
is received by the image of a being of strange and mysterious appearance, we
could say mystical. In her quest for innocence, Carolina Sobrino proposes the
reencounter with the man as the beginning of a route, the point from where
the privilege of the options is generated, a kind of personal mythology. An
intuitive thinking that attempt to restate the union between the human being’s
interior and the world around. She proposes that sought for innocence and
the purest human values in natural environments.
Sobrino shows us her photographic work over the line that links different
worlds: conscious- unconscious, internal- external. The line is just an
extension of two points that basically represents a chain of purposes.
It’s hard to find images that generate a feeling of inner freedom, even harder to
convey that with them. In this show, whichever option of route, we encounter
those alluded images: the sky, the purifying wind, the sea and the horizon,
maybe not that far away.
In one of her photographs Sobrino illustrates this concept with an image of a
stone fence that comes, or maybe goes, toward the infinite to get lost in the
horizon toward the mountains. The fence, the stone barrier, the wall, is also a
process of transmutation. No doubt that it’s an element that among its attributes
has the one of marking boundaries or grounds. It’s a succession of endless
lines tracing at first a surface that will become volumes. In this case the points
are represented by the fragments of stones that may allude to dismemberment.
Let us not forget that the rock is the symbol of unity and strength.
The clouds will become dew or rain. Water never stops, nor for a day nor a
night. In the earth will be streams and rivers. If stopped by a dike, it’ ll open
the path to flow over. We are in front of the ideal symbol of transformation
and rebirth.
With tenacity and work the man gathers the fragments turning them into a
boundary; or maybe, if he walks over the surface, it’s a road. The option is raised.
In Sobrino’s works the four elements are present: air (wind), water, earth and
fire. In most images the spaces dedicated to the skies and their liberating
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The sea has communication between the surface and the abysmal. If we
consider water as a symbol of the unconscious, collective or personalized,
as if seeing it functioning as mediator and dissolvent, it’s evident that its state
expresses the degree of tension, the character and aspect with which the aquatic
agony covers itself to tell more clearly to the conscious the exact message.
However, in these scenes the primordial is the wind, and its restorer aspect.
The scene of a dike with a path in its upper side connecting both edges,
or the worlds alluded by Sobrino in this work, is shown with an open door
representing the communication between them, stating clearly that always,
despite the obstacles, there is a way out.
The surface on still water gave the man the first knowledge of his own
image. It became the first mirror where his image was reflected and was the
fundamental link to the universal journey toward self-knowledge.
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Man has been called “symbolic animal”. In this sense the verbal language,
rites, institutions, social relationships, costumes, etc, are not other thing than
the symbolic forms where man enclose his own experience to make it interexchangable. Humanity is founded when society is founded, but society is
founded when exists a commerce of signs, Humberto Eco says.
Using the option to choose our course through the exhibit, we can meet a
construction in the shape of a cube. Symbolically, the stone cube, as it is,
has the same power to separate the things from the physical body. With no
doors or windows, it is seen as a solid image, firm in its double meaning
cube- earth. There is also the possibility that it is a prison in itself. The wide
space occupied by the sky in this photograph generates, at the same time, the
opposite feeling to that trapped energy and therefore it gets a liberation effect.
In another photographic scene we face a white circle over a stony surface.
Wonderfully bare and captivating. The fragmented stones built the natural
frame for the circle and approaches us to one of the first artistic expressions
of the man.
The circle is one of the symbols of perfection, protection and eternity. It
represents, above all, the time without beginning or end, as in a continuous
and invariable succession of moments identical one to another. Perhaps
in this case we should consider the circumference as the border between
exterior and interior, multiplicity in the unity, from the space to the spaceless,
from the time to the timeless.
We arrive then to the photograph of a bridge that suggests an element of
communication and, also, is the connection between two points, two margins,
two worlds, always keeping the characteristic of bidirectional. The middle
paralyzes. Crossing over the abyss is not to fear and break the inertia. The
dice is another interpretation of the cube. Fortune takes shape and partake
of our fate. Dice and horizon will join the image of the circumference in the
sea. There, Sobrino is found. We see her on the sea surface, underneath is
the abysm. Every abysmal form has itself a fascinating duality. It’s a symbol
of deepness in general, and at the same time, it represents what is inferior. Te
abstraction of the abyss comes from the conjunction of these same powers.
Symbols are a fundamental part in these photographic scenes of Sobrino. A.
Jaffé says: “The symbol is an object of the known world expressing the live of
the inextricable. We define the symbol as a sign that, through its immediate
and obvious signification, makes reference to another signification that is
revealed and hidden in the former”. It means that the symbol represents
something else than the evident meaning. It adds a new value to an object or
action: a spiritual content. It also represents a kind of knowledge opposed to
the rational, the intellective. It’s an intuitive thinking which tries to restate the
union between the interior of the soul and the world around.
No artist is similar to another when communicating throughout symbols,
that determines endless possibilities in combination with each viewer of
the work.
In our ordinary sensitive experience we might have walked into an object
thousands of times and haven´t ever seen its shape. We are quite lost if
asked to describe physical objects by their pure form or visual structures
rather than their qualities. “Art fill this gap. In it we live in the realm of pure
shapes and not in the analysis and scrutiny of the sensible objects or the
study of their defects”, Ernst Cassirer asserts and he also tells us: “Man
can’t escape from his own achievement, he has not remedy but to adapt the
conditions of his own life, since he doesn’t live in a pure physical universe,
but in a symbolic universe”. Language, myth, art and religion are part of this
universe, they are the different threads that weave the symbolic net, the
complex warp of human destiny. Because of this Cassirer considers the man
a symbolic animal, rather than a rational animal, because of this the assigns
the specific difference between man and the rest of the animal kingdom and
starts the understanding of the path the symbol opened to the man toward
civilization.
For his part, Hans-Georg Gadamer writes in Actuality of the beautiful:
“The symbol, the experience of the symbolic, means that this individual,
this particular, is presented as a fragment of the being which promises to
complement to a total integrity to all those committed to him”: or he also wants
to say that it exists another fragment, always looked for, which will be a full
complement for our own vital fragment.
Sobrino’s election of the analogical black and white as a vehicle of artistic
expression in Escena en Off (Scene in off) Is not a coincidence. She is
reinforcing the utilization of a noble process with imperfections, as the human
being, to highlight the purest values inherent to the being. We find a dark
palette and a clear universe, one more of Sobrino’s contrasts in this work.
All the paths proposed have a way out, though not the same. Sobrino’s work
ceases to be self-referencial and is moved to a humanly universal plane.
Carlos Porro
Carlos Porro
Photographer, laboratory technician, teacher. He has exhibit in solo and group shows.
His work is represented in private collections abroad.
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Ver para crecer
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The key to access the global work of each artist usually appears from their
firsts productions. Either explicit or cryptic, it is like the tone of voice or the
inclination on the writing, the imprint that life will dress in nuances or strike
to break. To identify it is the first challenge when starting to walk through
their adventure.
Photography has guided half of Carolina Sobrino’s life, who at 40 years old
has already brought out a complex body of work. Documentally shaped but
persistently drawn into performance, it could be summarized as existential. If
necessary to remark a quality, it could be her sensuality. Whether by seduction
or aversion, each image exhibited by Carolina Sobrino in Uruguay and Spain
during these years, appeals the direct contact with one or more of our senses.
The smoothness of a bride shoe is not that far from a string of saliva in a half
opened mouth or the roughness of the lace in an undergarment, since all of
them are touched by the camera with the same curiosity of children before
the age of disgust. Implicit in this survey of the surfaces is the vital cycle,
which opens and closes with the same wrinkled skin of the newly born and
those about to die.
That sensual charge, together with the life cycles and the presence of the
body itself in several of the developed series, are constants in the art of
many women. In all forms of visual and artistic expression, but especially
in photography, female authors frequently engage in self portraits, whether
directly or through the image and vicissitudes of other women 2. In fact,
Sobrino has participated in group exhibitions with other artists and in Lab05/
Género, at the Centro Cultural de España (CCE) itself. Even if not intently
declarative, such actions did not stay away from gender commitments either,
since they were always deeply rooted in the awareness of her own identity.
Matters and individualities flow through her work while claiming their time in
front of the lens, without any speculation or prejudice.
Also human ages flow as focus of interest. If each photograph is a selfportait, as Minor White used to say believed, we’ll have to conclude that
Carolina Sobrino is capable to inhabit in all of them and to discover in them
-that’s to say, in herself- equal sources of pleasure and apprehension. In
the series she showed at the group exhibition Nosotras (Centro Cultral,
MEC, 2004), the aged body of one of her grandmothers went on uncovering with gestures and movements almost teenaged. Once settled in
Islas Canarias, she exhibited in 2006 the series El tiempo dilatado, where
she continued exploring with her camera the different beauty printed by
time in the skin of elder women. There are no lifeless bodies in the visual
universe of Carolina, except for those lacking love and the ones that don’t
have anyone to remember them. It comes to my mind the image of the
author taking with utmost delicacy the portrait of her dead grand father,
or talking to her father, already dead, in the most natural everyday way.
Maybe the series where she best expressed better the convergency of subject,
languages and tools she is able to achieve was Country Toys. No other one
1. Original title in Spanish: “Ver para crecer” (To see is to grow up).
2. Contemporary photography is full of examples, such as Cindy Sherman, Nan Goldin,
Judy Dater, Dian Arbus herself and the brief career of Francesca Woodman (USA), Sophie
Calle (France), Yurie Nagashima (Japan), our neighbors Fernanda Magalhaes (Brazil),
Adriana Lestido (Argentina) and the Uruguayan Solange Pastorino and Suci Viera.
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has been more self-referential and bold, as she visualized the fantasy neatly
eluded by the conventional hypocrisy. There the salable innocence of the
stuffed toys acquired an unsettling eroticism in the discovery of pleasure, by
that woman/child who later will defy any anathema, perched in the lanky Tree
of Ignorance, to finally give us her back to take her road (Did she say Follow
me, if you dare! ? or I just imagined that?)
Equally remarkable, unlike this Escena en Off that is now being exhibited
at the CCE, is that almost all the former work of Carolina Sobrino has been
made in color. The language usually vilified because of its excessive similarity
with reality, allowed her to express more fairly the richness of here dreamy
world, as if she were filming a new version of The wizard of Oz. In contrast,
the austere, abstract black and white was the one she chose for her current
landing in this country, in this city -Montevideo- that is still hers whereas she
has taken sweet roots in Lanzarote.
Such a turn may seem alien to her background, but it’s inscribed in the same
vital cycle where the only universal rule is to grow up. Something that some of us
do so obviously, Carolina needs to make it visible with the intensity of sparkles.
Some surnames weigh extraordinarily because of their semantic connotations.
To be sobrino (nephew), implies a double kinship: filial and fraternal. When
that identity is unfolded and enriched, moreover, in the multiple characters
brought by a father who was a satge actor and when, in case you need more,
the patriarch of the clan was a colossus named Próspero, then to grow up and
to be oneself becomes a cyclopean task. The unconscious or the ironies of
life took this woman to Spanish lands, where women are called tías (aunts).
We’ll have to wait what new photographs our Aunt Sobrino will deliver in her
intense journey across oceans and continents.
Diana Mines
FROM THE serie renovable ENERGY: THE WORD.
Diana Mines
Photographer, theorist, teacher. In 1974 joins the Foto Club Uruguayo, after several
years as a History student, in 1977 is accepted at the San Francisco Art Institute
(California) where she graduated as a Bachelor of Fine Arts in Photography. Currently
is anchor of F/22: fotografía en profundidad (Tevé Ciudad) a municipal tv program, is
part of and is part of the teaching staff of Taller/Escuela Aquelarre de Fotografía and
in Escuela de Cine del Uruguay.
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Carolina Sobrino
Montevideo, 1969
Artist, photographer, studied with various master
photographers, among them Diana Mines and
Daniel Caselli, from the Foto Club Uruguayo.
She attended seminars with Francesco Jodice,
Juan Travnik and Luis González Palma. Exhibits
regularly since 1991 collective and individually in
Uruguay and abroad.
With Diana Mines’ Studio exhibits collectively at
the Feria del Libro y Grabado of Nancy Bacelo;
par ticipates in Sobre gustos, at the Centro
Municipal de E xposicione s, Subte, and in
Cómplices, group show of women photographers
at the Atrio Municipal. The same year she realizes
the landscape intervention Country Toys II, in
Parque Baroffio.
In 20 01 takes part in the group exhbition El
ojo encarnado, at the Museo Nacional de Artes
Visuales; in Cuarto creciente, exhibition of women
photographers, at the Atrio Municipal, Fundación
Buquebus and Galería del Notariado.
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In 2002 solo show Country Toys III, at the Centro
Municipal de Exposiciones, Subte. Participates in
the group show Territorio Bambi, at the Colección
Engelman-Ost. Exhibits Trampas 02, curated
by Graciela Taquini, at the Centro Municipal de
Exposiciones, Subte; and El cuarto invisible, Lab.
02 Emerging Art Spain-Uruguay, at the Colección
Engelman-Ost.
In 2 0 0 4 exhibit Nos Otras, at the C entro
Cultural MEC, and Arte por mujeres. Emergent,
at the Museo Nacional de Ar tes Visuales.
In 2005 participates in Lab. 05, organized by
Centro Cultural de España, Gender, curatorship of
Patricia Bentancur, Ana Tiscornia y Berta Sichel.
In 2 0 0 6 exhibit Fronteras : siglo XXI, una
nueva ética, at the gallery El Aljibe, in Haria,
L anzarote. Par ticipates in a group show of
women photographers against violence of
gender at the Convento de Villa de Teguise, in
Lanzarote. The same year exhibits El tiempo
dil atado, at t h e Mu s e o Int e r n a ci o n al d e
Ar te Contemporáneo, Castillo de San José,
curated by María José Alcántara, in Lanzarote.
In 2007 exhibit Cálzate, camina, escucha y dialoga,
at the Castillo de San Gabriel, Lanzarote.
In 20 0 8 urban inter ventions for the photomarathon Espacio público y ciudad, of the Colegio
de Arquitectos de Canarias. Receives a honorary
mention
In 2010 exhibits at the Centro Cultural de España
in Montevideo.
Her work is part of the public and private collections in uruguay and Spain.
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A mis hijos, a Jorge Paz y su familia.
A mi gente querida.
A quienes siempre supieron acompañar
To my sons, to Jorge Paz and his family.
To my beloved people.
To whom always knowned accompanied.
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Catálogo publicado en ocasión de la exposición
Carolina Sobrino, Escena en Off.
Julio, 2010.
Centro Cultural de España
Rincón 629, Montevideo, Uruguay
Tel (05982) 9152250 / www.cce.org.uy
L a finalidad de los impresos del C CE es la difusión y d o cumentación de las actividades.
L a distribución es gratuita y para uso de los visitantes.
Bajo ningún concep to se permite su comercializ ación.
ISBN - 978-9974-8264-0-3
MASTERGRAF - D.L.: XXX.XXX
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