El Plan de Saneamiento y Depuración de la Comunidad de Madrid

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El Plan de Saneamiento y Depuración
de la Comunidad de Madrid
AVELINO MARTÍNEZ HERRERO
Director de Producción y Medio Ambiente, Canal de Isabel II.
MADRID.
RESUMEN
Entre las inversiones puestas en marcha por el Canal de Isabel II durante el año 2001 se encuentra el Plan Cien por Cien de Depuración,
destinado a la construcción de nuevas estaciones depuradoras de
aguas residuales, a las que dedica un importe total superior a 30.000
millones de pesetas.
La puesta en marcha de este plan, que concluirá en 2003, supone la
construcción de 75 plantas depuradoras además de 7 nuevos sistemas
de colectores y emisarios de aguas residuales. En la actualidad, el Canal de Isabel II depura el 95% de las aguas residuales de los habitantes de la Comunidad de Madrid (exluido el municipio de Madrid),
pero dicho porcentaje se corresponde con el de municipios conectados, ya que esa población se concentra en núcleos urbanos grandes.
Con la inminente construcción de estas 75 depuradoras nuevas, el Canal de Isabel II completaría la depuración del 100% de los municipios
de las región.
Con la conclusión del Plan Cien por Cien de Depuración, el Canal de
Isabel II asume el compromiso de realizar la gestión integral del agua
en toda la Comunidad de Madrid, desde el momento de su captación
hasta la devolución a los ríos en las condiciones requeridas por la
normativa vigente.
La presente comunicación pretende exponer el marco de condicionantes existentes en el momento en que la Comunidad de Madrid
acometió la realización de los planes de saneamiento y depuración de
la región, así como el esquema de soluciones adoptadas y la ejecución
de éstas en sus fases sucesivas.
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1.
LOS COMIENZOS
Con la entrada en vigor de la Ley 17/1984, de 20 de diciembre, reguladora del abastecimiento y saneamiento de agua en la Comunidad de Madrid, ésta se dotó del instrumento legal básico para la gestión integral del agua en el ámbito territorial de su
competencia.
Esta Ley constituía —según recoge su Exposición de Motivos— el primer paso en
la tarea de dotar a todos los ciudadanos de la Comunidad de Madrid de un abastecimiento de agua eficaz, con garantía de cantidad y calidad, y de un saneamiento que minimizase el impacto medioambiental sobre los ríos.
Estos servicios recibían un nuevo enfoque, en función de los ámbitos territoriales
afectados, según el cual se consideraron de interés supramunicipal aquellos servicios
cuya prestación exigiera la superación de los límites de un término municipal o que tuviesen evidentes repercusiones fuera de ellos.
En consonancia con lo anterior, los servicios de aducción y depuración fueron calificados de interés para la Comunidad de Madrid, puesto que se consideraron evidentes estas dos premisas:
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La aducción o traída de aguas, incluidos embalses, captaciones y grandes conducciones, puede precisar el recurso a otros ámbitos para encontrar las condiciones exigidas para un buen abastecimiento.
La depuración de aguas residuales incide generalmente en la contaminación del
agua que circula por los términos municipales situados aguas abajo del municipio originario de aquélla.
Por el contrario, la Ley reconoció y potenció el interés municipal en los servicios
relativos a la distribución de agua desde los depósitos a las acometidas y en los servicios de alcantarillado o recogida de aguas residuales hasta la respectiva depuradora.
Al amparo de esta cobertura legal, surgió el Plan Integral del Agua en Madrid
(PIAM), que se concebía como el instrumento destinado a ordenar y jerarquizar los problemas relacionados con el agua. En él se plasmaba la concepción de la política hidráulica de la Comunidad de Madrid, encaminada a los tres grandes objetivos siguientes:
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Mejorar el bienestar colectivo.
Contribuir al desarrollo regional.
Mejorar la calidad ambiental.
El PIAM estructuró sus previsiones en cinco grandes programas de actuación:
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Coordinación, legislación y gestión.
Mejora de abastecimientos.
Infraestructura hidráulica municipal.
Depuración de aguas residuales.
Acondicionamiento de márgenes y cursos.
De todos ellos, el Programa de Depuración fue el más dotado en recursos económicos, lo cual permitió que en el año 1987 —transcurridos solamente dos años desde
su inicio— se encontrasen prácticamente concluidas instalaciones depuradoras cuya capacidad de tratamiento se evaluaba, en dicha época, en un 75% de la carga contaminante vertida en el territorio de la Comunidad de Madrid.
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A esto contribuyó, de modo esencial, el Plan de Saneamiento Integral de Madrid
(PSIM), puesto en marcha a finales de la década de los setenta por el Ayuntamiento de
Madrid. En efecto, el sistema integrado por sus siete grandes depuradoras, en las que
se habían de tratar los vertidos del gran conurbano municipal de la capital del Estado
(cuyo censo alcanzaba, en 1986, 3.058.182 habitantes de derecho, es decir, el 64% del
total censal de la Comunidad de Madrid), se hallaba prácticamente desarrollado, a la
sazón, hasta su dimensión actual.
2.
PECULIARIDADES DEL PLAN
Las características territoriales y demográficas de la Comunidad de Madrid presentan una acusada variabilidad, de unos puntos a otros de la misma, lo cual se evidencia
de modo especial en la singularidad de su hidrología, asentamiento poblacional y actividad económica.
En relación con el primer aspecto mencionado, la Comunidad puede fraccionarse
en tres zonas:
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La tradicionalmente productora de agua, que ocupa el norte y noroeste de la región y da marco geográfico a los principales embalses de abastecimiento.
La zona media situada entre los embalses y los grandes centros de consumo de
agua potable.
La zona sur en la que se sitúan las cuencas bajas de los ríos que cruzan la Comunidad, aguas abajo de los puntos de vertido a los cauces de las aguas residuales procedentes de los mayores núcleos de población existentes en el territorio madrileño.
Al inicio del PIAM, los embalses de Valmayor y el Vellón (hoy Pedrezuela) se caracterizaban por su alto grado eutrófico, en tanto que otros como Santillana, Pinilla,
Puentes Viejas, Riosequillo y San Juan presentaban síntomas de mesotrofia creciente.
Solamente el Atazar y el Vado se hallaban en situación oligotrófica.
La zona media presentaba la menor afluencia de vertidos residuales y problemática
de menor importancia, exceptuando la derivada de la detracción de caudales realizada
aguas arriba con fines de abastecimiento, lo cual se traducía en fuertes estiajes.
En las cuencas bajas, destacaban las pésimas condiciones del río Guadarrama (aguas
abajo de los vertidos de Alcorcón y Móstoles), las del Jarama, desde el punto de recepción de los efluentes de San Sebastián de los Reyes y Alcobendas hasta su entronque en el Manzanares, y las del río Henares debido a la incorporación de las aguas residuales de Alcalá de Henares.
En cuanto al aspecto demográfico, tal vez las características de la Comunidad de
Madrid puedan resumirse en estas dos:
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Elevada concentración del asentamiento poblacional, como indica el hecho de
que, en el censo del año 1991, el número de viviendas del área metropolitana era
1.692.770, es decir, aproximadamente el 85% del total existente en la Comunidad (valor que se fraccionaba en 1.164.351 viviendas para el municipio de Madrid y 528.419 para la corona metropolitana), entretanto que el 15% restante se
distribuía en 234.606 viviendas localizadas en municipios no metropolitanos y
69.670 correspondientes a los municipios incluidos en el PAMAM.
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Notable influencia de la movilidad interna de la población, que puede evidenciarse por la relación existente entre viviendas principales y secundarias (segundas residencias, en períodos estivales o en fines de semana); en efecto, entretanto que en el área metropolitana las viviendas secundarias ocupadas no alcanzan
el 3% del total, en las otras dos zonas la proporción supera incluso el 50%; en
los municipios no metropolitanos, las viviendas secundarias ocupadas suponen el
41% del total (frente al 45,3% de las principales ocupadas), mientras que, en el
área de alta montaña (PAMAM), las secundarias alcanzan el 58,7% del total, en
contraste con el 30% de los principales.
Estos valores muestran, de modo muy elocuente, el hecho sociológico consistente
en que un notable número de familias del área metropolitana posee una marcada alternancia residencial, lo cual obliga a dimensionar las infraestructuras (entre ellas las
de abastecimiento y depuración) correspondientes a las zonas de segunda residencia
con capacidades muy superiores a las precisadas por su población de derecho.
Finalmente, en lo referente a la actividad económica, el fenómeno más relevante
para los sistemas de saneamiento-depuración consiste en una gran concentración industrial localizada especialmente en los municipios del Este y Sur de la corona metropolitana, coincidente con sendas aglomeraciones humanas de gran densidad.
Fueron estas características propias de la Comunidad de Madrid las que condujeron a la elección de variados sistemas tecnológicos para la depuración de las aguas
residuales urbanas, con objeto de adaptarse de modo óptimo a la diversa problemática existente. Así, en las áreas del Norte y Noroeste, en las que se localiza una buena parte de población estacional y cuyos vertidos alcanzan los embalses de abastecimiento, se diseñaron plantas depuradoras dotadas de procesos físico-químicos,
previos a los secundarios de tipo biológico (en los que se hicieron previsiones para
eliminación de nitrógeno). Con esta combinación se facilitó la consecución de estos
objetivos:
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Eliminación amplia de fósforo (principal nutriente limitante de la eutrofización
de los embalses madrileños), y notable eliminación del nitrógeno, en su fracción
amoniacal especialmente.
Logro de una gran capacidad de adaptación a las notables variaciones de carga
contaminante producidas por la estacionalidad poblacional.
Esa misma composición de procesos se adoptó para las principales depuradoras localizadas en las áreas de concentración industrial, debido a que la precipitación química proporciona un buen efecto tampón ante vertidos industriales, al tiempo que posibilita la precipitación de metales pesados.
Finalmente, en los municipios de población inferior a diez o quince mil habitantes,
situados en áreas distintas de las antes citadas, se optó por tratamientos de los denominados ìblandosî o por los de bajo consumo energético: biodiscos, filtros biológicos,
lechos de turba y filtros verdes.
3.
RESULTADOS EN EL PRIMER DECENIO
El grado de desarrollo de los programas de saneamiento y depuración logrado en
el primer decenio del PIAM fue muy elevado, ya que prácticamente un 95% del censo
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de la Comunidad de Madrid (excluido el municipio de la capital, del cual se ocupa el
PSIM) fue dotado de depuración completa con tratamiento biológico.
Por otra parte, los municipios con población equivalente superior a 2.000 habitantes, que han de recibir aún depuración completa antes del año 2006 (de acuerdo con
la Directiva 91/271/CEE, sobre tratamiento de aguas residuales urbanas) alojan solamente el 4% del censo antes citado.
El 1% restante del censo corresponde a núcleos con población equivalente inferior
a 2.000 habitantes, para los cuales la citada Directiva sólo exige lo que denomina tratamiento adecuado, que habrá de estar operando antes del año 2006 igualmente.
En ese primer decenio transcurrido desde el comienzo del PIAM en el año 1985, al
amparo de ésta se construyeron cincuenta y siete depuradoras. La tabla adjunta muestra la relación de estas instalaciones, los municipios a los que sirve cada una, la capacidad nominal de tratamiento (evaluada por caudal) y el tipo de proceso básico con el
que se hallan dotadas.
Debe hacerse notar que dieciocho de las mayores plantas actualmente en explotación poseen tratamiento físico-químico, para eventual eliminación de fósforo o admisión de vertidos con fracción industrial. Otras dos depuradoras incorporan procesos específicos para la eliminación de fósforo por vía biológica.
Adicionalmente, ocho depuradoras poseen procesos biológicos diseñados para eliminación avanzada de nitrógeno (mediante nitrificación y desnitrificación); a esto habría que añadir que un buen número de las dieciocho plantas citadas anteriormente poseen capacidad para nitrificación y desnitrificación parcial.
La densa infraestructura de depuración, resultante del intenso esfuerzo inversor sostenido por la Comunidad de Madrid en esos diez años, posibilitó una drástica reducción de la contaminación otrora vertida a los cauces fluviales madrileños. Como muestra de ello, basta indicar que el volumen de aguas residuales depurado anualmente se
sitúa en el entorno de los 200 millones de metros cúbicos (de ellos un volumen próximo a 180 millones con tratamiento completo), con reducciones medias del 95% de la
DBO5 (demanda bioquímica de oxígeno) y del 94% de los SS (sólidos en suspensión).
Con ello, lo caudales tratados que se devuelven a los cursos hídricos de la Comunidad poseen una excelente calidad, ya que los valores medios de los parámetros de
control (DBO5, DQO y SS) correspondientes a los efluentes depurados en los tratamientos secundarios son significativamente inferiores a los valores límite establecidos
por la Directiva 91/271/CEE.
4.
EL PSD 1995-2005
La trasposición al ordenamiento jurídico español de la Directiva 91/271/CEE, relativa a la depuración de las aguas residuales urbanas, estableció, entre otras, la obligación de dotar de tratamiento secundario a todas las aglomeraciones superiores a 2.000
habitantes equivalentes en un plazo cuyo límite se fijó en el 31 de diciembre de 2005.
En sintonía con esa normativa, se desarrolló el Plan Nacional de Saneamiento y Depuración mediante la integración de los planes correspondientes de las distintas Comunidades Autónomas. Entre ellas, la Comunidad de Madrid redactó el denominado Plan de
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Saneamiento y Depuración 1995-2005 (PSD 1995-2005), en el que se incluyeron los
sistemas colectores y las depuradoras correspondientes a la totalidad de los municipios
de la región que aún carecían de ellos. El importe total de las obras incorporadas en el
Plan fue evaluado en una inversión superior a 108.000 millones de pesetas.
La ejecución del PSD 1995-2005 se inició tramitando los expedientes ambientales
y urbanísticos correspondientes a las mayores aglomeraciones carentes aún de depuración, entre ellas los municipios de Galapagar, Torrelodones, Villaviciosa de Odón, y
Boadilla del Monte (segunda instalación). Igualmente se acometieron las obras de ampliación de plantas que, construidas en el decenio anterior, precisaban ya de un incremento de capacidad: Arroyo de El Soto (Móstoles), Casaquemada (San Fernando de Henares), Alcalá Oeste (Alcalá de Henares), Algete, Los Escoriales, Arroyo El Plantío
(Majadahonda), Aranjuez y Soto Gutiérrez (Ciempozuelos).
Por otra parte, en conexión con el Plan Nacional de Saneamiento y Depuración, el
Estado asumió el compromiso de financiar el 25% de las inversiones recogidas en los
distintos planes autonómicos, lo cual se concretó en el caso de la Comunidad de Madrid en dos actuaciones básicamente: la EDAR de la Gavia para el Sistema PSIM, y el
gran Sistema de El Arroyo Culebro, cuyas dos depuradoras se encargarán de tratar los
vertidos de los municipios de Fuenlabrada, Getafe, Parla, Pinto, Humanes, Alcorcón y
Leganés, que aún se depuran en dos instalaciones del PSIM.
5.
EL PLAN 100% DE DEPURACIÓN
La culminación del PSD 1995-2005 se impulsó en el año 1999 mediante un instrumento que fue denominado Plan 100% de Depuración de la Comunidad de Madrid,
que incluye la construcción de setenta y cuatro nuevas estaciones depuradoras, así
como siete sistemas de colectores y emisarios, con todo lo cual se dotará del citado servicio a los ochenta y seis municipios que aún carecían de él.
Las ochenta y una obras, agrupadas en catorce actuaciones, se licitaron y adjudicaron provisionalmente durante el segundo semestre del año 2001, alcanzando la inversión un total superior a los 30.000 millones de pesetas, según importes de contratación.
La conclusión de dichas instalaciones está prevista para el primer trimestre del año
2003, y su puesta en marcha permitirá asegurar junto con las depuradoras existentes
actualmente, el tratamiento completo de las aguas residuales urbanas de los 178 municipios incluidos en el ámbito del antiguo PIAM, del que sólo queda excluida la capital
regional.
6.
LA GESTIÓN DEL SISTEMA
La Ley 17/1984, de 20 de diciembre, reguladora del abastecimiento y saneamiento
en la Comunidad de Madrid, argumenta en su Exposición de Motivos que la conveniencia de una gestión unitaria de los servicios de interés de la Comunidad (es decir,
los de aducción de agua potable y depuración de la residual) y la existencia en Madrid
de un organismo como el Canal de Isabel II, de gran implantación en la región y con
más de un siglo de experiencia en abastecimiento de agua (además de sus funciones reconocidas en depuración de aguas residuales), aconsejaban la adopción de la gestión
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integrada de los servicios de aducción y depuración, extendiendo sus funciones y ámbito territorial para una eficaz explotación de ambos servicios.
En consonancia con estos considerandos, el artículo 6.5 de la citada Ley determinó
que la explotación de los servicios de aducción y depuración, promovidos directamente o encomendados a la Comunidad de Madrid, sería realizada por el Canal de Isabel
II en todo el territorio de la Comunidad.
Por otra parte, el artículo 6.2 de la Ley 17/1984 atribuyó al Canal de Isabel II la realización de las funciones relacionadas con los servicios hidráulicos que le fuesen encomendados por la Comunidad de Madrid. Al amparo de esta prescripción se estableció un convenio entre la Agencia de Medio Ambiente de la Comunidad y el Canal de
Isabel II, en virtud del cual este último organismo fue el encargado de diseñar, contratar y dirigir las obras de la práctica totalidad de las depuradoras promovidas por la Comunidad de Madrid, cuya posterior explotación también había de efectuar el Canal de
Isabel II por imperativo legal.
En la actualidad, el Canal de Isabel II gestiona la explotación y mantenimiento de
71 depuradoras y la previsión del futuro sistema —después de finalizada la construcción de las obras integradas en el Plan 100% de Depuración— se concreta en la gestión de 150 plantas aproximadamente, junto con un elevado número de redes de colectores y emisarios asociadas a esas depuradoras.
7.
UNA HISTORIA INTERMINABLE
No obstante, la urgente labor realizada y en ejecución, aún restarán importantes actuaciones por acometer, que pueden clasificarse en los siguientes grupos principales:
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Sustitución de todas aquellas EDAR de las existentes en que el proceso se basa
en el empleo de lechos de turba, dado que este tratamiento no permite obtener
la calidad del efluente requerida por la legislación vigente.
Ampliación de plantas actuales que presentan síntomas de saturación de su capacidad de tratamiento, ya sea por caudal o por carga contaminante.
Complementos para la intensificación de los tratamientos de eliminación de nutrientes.
Sistemas para reducir la contaminación producida por las aguas aliviadas de las
redes de saneamiento unitarias en tiempo lluvioso.
Medidas destinadas a asegurar la garantía de la calidad del servicio de depuración
(dobles líneas de alimentación eléctrica, interconexión hidráulica de plantas y dotación de capacidad de reserva de tratamiento por sistemas, entre otras medidas).
Unidades estratégicas para el procesamiento centralizado y ulterior de los fangos,
de forma que se potencie su reutilización y se facilite su disposición final.
Instalaciones para el tratamiento de vertidos especiales tales como fosas sépticas
y residuos procedentes de la limpieza de alcantarillados.
Tratamientos terciarios para la reutilización de agua residual depurada, en conexión con la promoción de su empleo como recurso alternativo.
Mención especial merecen las actuaciones que dimanarán de las dos últimas normas legales puestas en vigor en el ámbito del agua y con influencia en la Comunidad
de Madrid: el Plan Hidrológico de la cuenca del río Tajo y la Directiva Marco sobre po-
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líticas del agua. En efecto, las calidades del agua en los diversos tramos fluviales que
exigen dichas normas no podrán ser obtenidos en general por el sólo cumplimiento de
la Directiva 91/271/CEE, razón por la cual será preciso formular nuevos planes de depuración que, en esta ocasión, habrán de ser enfocados fundamentalmente a la reducción de nutrientes, además de una intensa labor de corrección de otro tipo de contaminaciones en la fuente.
Todo ello muestra que, aunque el camino recorrido hasta el presente ha sido largo
por su intensidad, no se vislumbra un final próximo, supuesto que éste exista. Aun finalizadas las infraestructuras, siempre será preciso perfeccionar los sistemas de explotación y conservación de ellas, la adaptación de aquéllas a exigencias medioambientales más exigentes (acordes con una creciente calidad de vida), y la consecución de una
sintonía también creciente entre los organismos encargados de la gestión medioambiental y la sociedad a la que sirven, de modo que la mutua sensibilización consiga recuperar, proteger y conservar el entorno humano, al tiempo que posibilita un desarrollo sostenible.
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