Los impuestos invisibles

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Lunes 26 de enero de 2015
Entre otros factores que hacen prever un bajo crecimiento de la economía mexicana, el descenso del precio del petróleo podría propiciar una política recaudatoria muy agresiva. / foto: archivo
ECONOMÍA
Los impuestos invisibles
A pesar de que la reforma fiscal no contempla nuevos gravámenes para 2015, hay una serie de aumentos en productos y servicios
de los que nadie habla y que golpean directamente a la mayoría de los contribuyentes, mermando su capacidad adquisitiva
L
Karina Alatorre
os efectos de la reforma fiscal implementada en
México a partir del año pasado, cobran un mayor
impacto en medio de un panorama internacional
en el que incluso las grandes potencias proyectan
un crecimiento económico menor al de 2014.
En este contexto, coinciden especialistas, la clase media
del país es la que está siendo mayormente golpeada, debido
al aumento en el costo de bienes y servicios, incluida la gasolina y el gas LP, así como el pago de impuestos que hace dos
años no existían y que disminuyen la capacidad adquisitiva
del trabajador.
El impuesto sobre la renta, cuyo nivel máximo aumentó del 30 al 35 por ciento, el Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS), aplicado a productos básicos de
consumo, la inflación y el aumento de apenas 4 por ciento
al salario mínimo, son algunos de los factores que afectan la
calidad de vida de la clase trabajadora.
Para Juan Ramón Olagues, investigador del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA), a pesar de que el régimen fiscal del 2015 no contempla
nuevos impuestos —a excepción del 10 por ciento que los
contribuyentes al Régimen de Incorporación Fiscal deberán
pagar por concepto de Impuesto Sobre la Renta—, éste no
beneficia al 56 por ciento de la población económicamente
activa, que gana en promedio 5 salarios mínimos al día.
“Tenemos que ver que no hay crecimiento, que no hay
estímulos fiscales, que no hay creación de fuentes de trabajo
y que no hay incentivos específicos de inversión en México”.
Explicó que hay impuestos “sordos o mudos”, como el
aumento a la gasolina, a la energía eléctrica, a los derechos
por los usos del servicios públicos del gobierno, como los
pasaportes, el aumento al gas LP, del predial, los servicios de
uso doméstico como el agua, “de los que nadie habla”.
“Si se hace la cuenta, un comparativo de lo que es la carga fiscal directa al sueldo y aquella que corresponde a esta
clase de impuestos, pues es un gran peso que incide en el
bolsillo directo del trabajador”.
Según Jaime Tamayo, investigador del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, este golpeteo a la
clase media puede ser explicado por los intereses del gobierno que privilegian a los grandes capitales.
Detalló que históricamente los gobiernos en México
han representado diversos intereses, como el del presidente
Lázaro Cárdenas, que tuvo como interés principal a la clase
trabajadora, mientras que el de Manuel Ávila Camacho se
interesó por el desarrollo de la industria.
“También hay gobiernos que se caracterizan por proteger los intereses del gran capital o de los grandes centros
financieros internacionales, sería el caso del gobierno de Salinas y ahora del gobierno de Peña Nieto. Están más vinculados al capital extranjero que a las necesidades del capital
nacional”.
En ese sentido, agregó que el aumento en costos de bienes y servicios afectan a los profesionistas, obreros y trabajadores, ya que ellos son los que mayor consumo hacen en
el país.
“A los grandes empresarios no les interesa, porque ni siquiera compran aquí, los ricos gastan todo en el extranjero”.
Tamayo Rodríguez afirmó que un país donde el 50 por
ciento de la población productiva labora en el campo informal, refleja la débil estructura económica con la que cuenta.
Lo que viene
Para Ricardo Reveles, profesor del Departamento de Contabilidad del CUCEA, el contexto internacional juega un
papel de gran impacto en la economía mexicana, sobre todo
por lo que tiene que ver con el precio del petróleo, ya que
representa para el país la mayor entrada de divisas y de donde depende el presupuesto de egresos del gobierno federal.
Por lo tanto, agregó, en México debemos estar preparados para el 2016, ya que, prevé, el gobierno pretenderá recuperar el ingreso que se dejará de percibir por ese concepto.
“Al gobierno federal le va a hacer falta el recurso, lo va
a tener que recuperar de algún lado y lo más viable es que
será a través de los propios contribuyentes”.
Aseguró además que se espera una política recaudatoria
para 2016 mucho más agresiva.
A eso se le suma un incierto crecimiento económico,
pues a decir de Juan Ramón Olagues, las proyecciones que
se han hecho para las grandes potencias como China y Estados Unidos hacen pensar difícil el crecimiento del 3.5 por
ciento previsto por el gobierno mexicano.
“China proyecta un crecimiento del 6 o 7 por ciento cuando el año pasado fue de 11 o 12 por ciento, y es el principal
comerciante del mundo. Luego aquí se anuncia que se espera crecer en un 3.5 por ciento: yo no veo por dónde, si el país
más poderoso, que es Estados Unidos, va a crecer apenas 2.3
por ciento”. ©
MIRADAS
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