Los “conservadores”, eco de los progresistas y de tradiciones descontextualizadas. La Iglesia y el trabajo humano / Política y sociedad Por: Luis Joaquín Gómez. | Fuente: www.arbil.org Los conservadores, eco de los progresistas y de tradiciones descontextualizadas. Los conservaduristas hacen hoy lo que ayer rechazaban y criticaban, conservando temporalmente tradiciones que luego despreciar porque, previamente, han abandonado todo "el contexto que les daba sentido". Un ejemplo: si un partido en el gobierno considerado "progresista" legisla a favor del aborto, la oposici conservadora votarlo contrario pero, al asumir el poder, mantendrla ley aprobada por los anteriores gobernantes El conservadurismo lo entendemos en este artulo como la conservaci del estado actual de las cosas, al mantenimiento del orden establecido en el momento que vivimos aunque, en la dimensi polica implique la destrucci del orden natural y en la religiosa el peligro del mantenimiento de una situaci que lleva a la sociedad a una descristianizaci progresiva. La confusi entre conservadurismo y tradici, que se contempla claramente en el bito de lo polico, estpromovida por liberales y marxistas que impiden descubrir el verdadero sentido de la citada tradici la cual conserva so lo vido del pasado y acepta so lo que se puede asimilar del presente con un profundo respeto al orden natural de las cosas. Por esa claridad, y salvando las distancias, la emplearemos para vislumbrar el feneno paralelo que, en algunos aspectos, se produce en la sociedad eclesial. Introducci En polica, la opci conservadora es, histicamente, liberalista. No nos debe llevar a enga los enfrentamientos electorales entre el partido liberal y el conservador acaecidos, en Espa, en el siglo diecinueve y en los primeros del veinte. Para entendernos, progresismo y conservadurismo son dos posiciones dentro del mismo sistema liberal, ayer y hoy, pues las dos tienen su origen en la Revoluci francesa. Cues son las diferencias entre ellas? La esencial reside en que el progresismo legisla o progresa en el mal y el conservadurismo lo conserva. Asde sencillo, pongamos un ejemplo: si un partido en el gobierno considerado progresista legisla a favor del aborto, la oposici conservadora votarlo contrario pero, al asumir el poder, mantendrla ley aprobada por los anteriores gobernantes. De esta manera, divorcio, aborto, pornograf, equiparaci al matrimonio de las parejas de hecho, incluidas las de carter homosexual y otras conquistas sociales permanecer siempre como amenaza social reconocida y aceptada en el cuerpo legislativo de una naci. Es cierto que, si se intentara aprobar una ampliaci en cualquiera de las citadas, no contar con el apoyo inicial de los acomplejados conservadores pero, una vez aprobada, repetirmos el proceso anterior. Esterilidad congita del Conservadurismo. Lo dicho, en el prafo anterior, nos lleva a una clara conclusi: el conservadurista, por naturaleza depende de otro, es estil por smismo. No es capaz de hacer una revoluci, ni violenta ni pacica, como el progresista, ni una revoluci al contrario como el reaccionario ni todo lo contrario de una revoluci como el contrarrevolucionario. Por esta raz, hay que distinguirlo del que asume otra opci muy distinta que es la que hace referencia a la tradici como vida natural de cualquier cuerpo social y, concretamente, en el de la Iglesia de manera consubstancial. Comparar la tradici con la mera conservaci es como comparar un peral con frutos frondosos y una lata de conservas con unas cuantas peras. La tradici produce, la conservaci no. La lata de conservas no tiene raes como el bol... toda su vida depende del teico enemigo polico o, pasando al campo de la sociedad eclesial, de lo que ha producido el progresista (fruta podrida) o de doctrinas protestantes o juds superadas (fruta no comestible) o, en el mejor de los casos, de las tradiciones caticas (fruta buena) si el mecanismo del sistema liberal no ha tenido tiempo, en su desarrollo, de hacer desaparecer cualquier atisbo de las mismas. Por otra parte, la estructura del pensamiento del conservador, limitado a las dimensiones de una lata, impide la contemplaci de la Tradici manifestada en el conjunto de las tradiciones y se conforma con la defensa o el mantenimiento de algunas de tas que, separadas de aqula que se escribe con mayscula, son verdaderas posiciones anacricas que no se pueden mantener. La mentalidad conservadora hace, por tanto, que en determinadas etapas histicas coincidan el conservador y el tradicional en algunas posiciones pero, como hemos visto y es fil de imaginar, por circunstancias pasajeras y accidentales. Conservadurismo en la Iglesia: expresi de una divisi. Vemos que la tradici es vida para los cuerpos sociales, entre ellos, en primer lugar para la Iglesia. Lo malo es que, por un feneno de mosis, en la historia de la Iglesia, siempre hay quien suele asumir lo que domina en la sociedad civil, para bien o para mal, en el tejido de la convivencia eclesial, abandonando el propio lenguaje de la Tradici. Tiempos en que se compara el gobierno de la Iglesia con una monarqu absoluta y tiempos en que se reclama el sistema democrico tal y como sucede, actualmente, en Centro-Europa, donde y no por pura coincidencia la Verdad catica estdesapareciendo. Asha sucedido con la asunci del sistema liberal partitocrico en el vivir de una parte de la Iglesia que se descubre, entre otras manifestaciones, en la aparici, inoculada por el progresismo, de calificar y separar a los caticos entre conservadores y progresistas cuando todos, para producir buenos frutos, debern ser tradicionales, an perteneciendo a distintas escuelas teolicas, es decir, enraizados en la Tradici legada por Cristo y la Iglesia Apostica e interpretada por un Magisterio que no puede contradecirse. Afecta esta divisi, negativamente, a la vida eclesial?. M de lo que creemos, ya que sucede exactamente lo mismo, socialmente hablando, que en el mundo al que tanto, en contra de lo que nos recomendCristo, nos gusta imitar: lo progresistas, creadores de la divisi, conquistan y los conservadurista conservan verdaderos virus de aqulos. Gracias a Dios, estamos hablando de ciertos aspectos, pues bien sabemos que lo fundamental estpreservado por las promesas del Ser a Pedro y a sus sucesores, lo que no evita que, en algunos perdos histicos como el nuestro, muchas almas queden afectadas negativamente. Peligrosidad del formalismo conservadurista. Para el conservador, por principio, lo que hay en el momento que vive es lo bueno. No puede ser de otra forma. Assucede con la insistencia de los conservadurista policos espales de defender activamente, sin la pretensi de ningn cambio a mejor, una Constituci generadora del desastre en la moral familiar y social, no entramos en el fomento de los separatismos, tal vez por miedo a otra peor lo que es difil. El formalismo en su ser es genico, es toda una mentalidad que hace que sus reacciones sean siempre similares, sea en un conservadurista polico que en uno religioso. El proceso evolutivo de aqulas, ante cualquier problema social que se le presente, es el mismo. Es, por ello, por lo que resulta fil realizar un cuadro comparativo del citado proceso ante dos situaciones la ya tratada del aborto, en la introducci, desde una perspectiva del polico conservador y la de un tema litrgico que, como todo lo perteneciente a este campo reviste una gran importancia, por ejemplo el eucartico, en el conservador catico. Sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que el conservadurista contemporeo coincide con el progresista del pasado y, en pura lica, sabemos por adelantado que el posicionamiento del progresista de hoy corresponde al del conservadurista de mana. Veamos un cuadro comparativo en Espa: bito polico Defensa de la vida humana en todas sus etapas frente a los socialistas. Aceptaci de la Constituci que no protege claramente la vida del no nacido. Convivir, acomplejadamente, con una mentalidad abortista Aceptaci de la legislaci abortista. Votar a favor de la pdora abortiva. Identificaci prtica con los socialistas. bito religioso Creencia en la presencia real de Cristo en la Eucarist frente a las corrientes progresistas que la desvirtan. Aceptaci de nuevas formas que no expresan con claridad la adoraci a Cristo presente. Convivir, sin lucha, con una mentalidad antropoctrica de la liturgia. Aceptaci de la comuni de pie y en la mano. Retirada de reclinatorios. Identificaci prtica con los progresistas y con los protestantes. Variedad cromica del conservadurismo en la Iglesia. En este orden de cosas, la multiplicaci de grupos que a smismos se denominan conservadores en la Iglesia o que son definidos de esta manera, por otros, dentro del espectro eclesial es, realmente, preocupante: todos defienden un aspecto bueno, no el mismo, de la tradici catica que, al no estar sustentado en la asunci de la totalidad de la misma, lo terminan perdiendo o, en el mejor de los casos, desfigurando; construyen sobre los pilares alzados por la putrefacci del progresismo entrando y participando, peligrosamente, en un juego que est condenados a no ganar. Sus complejos, de idtica manera que en el mundo de la polica al que parece desean imitar como referencia permanente, les lleva a la bsqueda desesperada de la moderaci y del inflacionado centro. Los conservaduristay neo-conservadores, que m que nuevos conservadores son conservadores de lo nuevo, siempre van a remolque de los progresistas, no adquiriendo nunca personalidad propia, pues ese es el papel que les da el sistema. Las formas histicas son expresiones importantes, aunque no definitivas, para hacer vivir la Tradici en nuestra vida cristiana; su cambio no acertado un verdadero caos. Es curioso, comprobar como los conservaduristas, por el proceso antes descrito, hacen hoy lo que ayer rechazaban y criticaban, conservando temporalmente tradiciones que luego despreciar porque, previamente, han abandonado todo el contexto que les daba sentido. Al ir a remolque, no divisan bien el camino emprendido y ascreen obedecer al Magisterio cuando, realmente, se est sometiendo a lo impuesto por el progresismo cuyas posiciones, normalmente, est so aceptadas por la v del indulto; verbigracia, la comuni en la mano: Todos de cualquier modo, recuerden que la tradici secular es recibir la Hostia sobre la lengua. El sacerdote celebrante, si hubiese peligro de sacrilegio, no dla comuni sobre la mano de los fieles... [1] y esto en las diesis que gozan del citado indulto. Qui generalizlo que est concedido solamente por indulto?: los conservadores que no quern quedar atr ni dar la impresi de no ser progresistas o, en su defecto, moderados de centro. Por la v de la excepci, comenzando por el olvido de la Santa Misa de siempre nunca prohibida, han entrado en la Iglesia los cambios m profundos de los ltimos as, es el ito mayor de los que mueven la historia desde la minor m absoluta. Algunos ejemplos de actitudes comunes dentro de la variedad. El conservadurismo de los grupos eclesiales tiene como caractertica comn que, junto a la defensa de los valores actuales, incluyen algn punto de la tradici. Aunque sea anecdico apuntarlo, hay sociedades clericales que, en tiempos difiles, vestn el traje talar y hoy, que parecen m files por estar prescrito en el cigo de Derecho Canico y recomendado en varios documentos pontificios y vaticanos [2] , asumen el vestir de paisano o con vestidos clericales de amplio espectro, segn sea mana, tarde o noche (la sotana dentro de casa y en convivencia con los amigos conservadores); cambian el gano y las composiciones propiamente religiosas por instrumentos no apropiados y obras antropoctricas (primero han cambiado el contexto musical de alabar a Dios con lo mejor por otro que, hipoticamente, atraerm jenes sin preguntarse a qules atraer; la posici de los altares en los oratorios privados (justo en el momento histico en que, por parte de los especialistas, se reconoce el error cometido en este cambio que no es fiel a ninguna etapa de la historia de la Iglesia); eliminan la lengua latina [3] , etc. ... (lo contrario de lo que ellos defendn ampardose en afirmaciones del Concilio Vaticano II en la Constituci sobre Liturgia que entran en el proceso antes descrito y donde todo comenz..). Tienen miedo a que sean confundidos qu horror! con grupos tradicionalistas o que no sean aceptados en las tendencias dominantes. Los conservaduristade hoy en bastantes aspectos no se diferencian, en su expresi externa y en sus actitudes, de los progresistas de los as sesenta y setenta. Nuestros hermanos de algunas tendencias conservadoras, a veces reducen toda la vida cristiana al sexto mandamiento o a morales interiorizantes o a espiritualismos totalmente desencarnados, sin contenido social alguno: un puritanismo de corte protestante porque si hay alguna tendencia conservadora es, precisamente, la protestante que, siempre, tiene sus raes en el progresismo histico que rompi con la tradici catica. Otros grupos, ya neo-conservadores, producen frutos, en gran nmero pero no de calidad buena porque buscan abonos fuera de la tradici catica, empobreciendo la liturgia, acudiendo a expresiones venidas del protestantismo, reducidas sus ceremonias a terapias de grupo, en el que todos los participantes se encuentran encantados o, lo que es peor, en alguno de los citados grupos se buscan raes en tradiciones juds con lo que el domingo, por ejemplo, pierde su preeminencia a favor del sado y la tradici viva catica queda anquilosada en etapas previas a la misma resurrecci del Ser. En cualquier caso pierden, sin reparar en ello, lo esencialmente catico: el carter sacrificial de la Misa, el sentido de adoraci, etc., que pertenecen a otro contexto al que han dado de lado. Obedecen a sus leres sin pensar (lo cual no tiene mito) si lo que est realizando esto no mandado por el Magisterio y, con ello, eliminan toda responsabilidad, actitud que no conduce a la santidad, que tanto predican. Otros, no importa que sus nombres sean altisonantes y parezcan combativos... luchan buscando aliados en el lado equivocado... son conservadores, piadosos s pero sin la garra necesaria para abordar, en la prtica, todos los temas de trascendencia para una verdadera reforma que tiene ya suficientes documentos magisteriales; son consustancialmente tibios. Algunos, realmente luchadores y misioneros, hacen acopio de pdidas de energs queriendo revitalizar democracias cristianas periclitadas y justificar errores histicos de sus dirigentes en la aceptaci del divorcio o en refrendos no queridos del aborto. En general, a todos les puede el deseo de parecer moderados, de no ser rechazados por la sociedad, de no ser tildados de inmovilistas (fieles que desde luego no tienen nada que ver con la verdadera tradici). Consecuencias patolicas del coservadurismo. La esquizofrenia que el "conservadurismo" hace vivir a sus militantes es de manicomio y esterilizante, pues por sentido de fe no les gustar dejar pero, por admitir el cambio del contexto catico, terminan dejando tradiciones milenarias que, en la mayor de los casos, arropan de forma inmejorable la Tradici Apostica, y que quedan, como consecuencia de esta actitud, sin practicantes ni defensores. No quieren ni les gusta lo que hay en nuestro tiempo pero desean estar en los carros triunfadores y apuestan, con criterios temporales, a lo que creen va a ser el futuro y se olvidan, desgraciadamente, que los caminos del Ser no son nuestros caminos y que no hay tal futuro rompiendo a trompicones con la tradici por seguir el ritmo de los que producen un cisma con la historia de la Iglesia. La parisis que fomenta el conservadurista es traumica y, a su vez, la transmite al conjunto de la Iglesia. Algunos de sus medios de comunicaci, con alegr, comentaban el ito de los ltimos veinte as ya que los caticos pasamos de mil millones, sin percatarse de que, con respecto a la totalidad de la poblaci mundial, habmos descendido en nuestra presencia. El espitu misionero de la predicaci a todas las gentes ha cedido su puesto a algunas obras de misericordia, que ya se realizaban anteriormente, y los esfuerzos encomiables nunca se traducen en conversiones [4] ; lo nico que se fomenta es un diogo eterno. Por ello, los grupos conservadores se fabrican sus propias piscifactors, aprovechando su entrada en las burocratizadas diesis y parroquias, burocratizaci que representa un ito del progresismo de corte socialista, y crecen mientras el ancho mar queda desatendido en las mareas negras del error. Se convierten, en la vida real, en asociaciones endogicas. La influencia en la sociedad de la doctrina catica, que deber ser la gran misi a realizar por el laicado catico como tradicionalmente ha sucedido, desaparece a pasos agigantados. Estos grupos al tener un fondo liberal son incapaces de generar una preocupaci seria por lo pblico en sus dirigidos. Para ellos, no es pecado colaborar con el voto y con otras aportaciones mayores al triunfo de partidos policos que aprueban el aborto y el divorcio, que son dependientes de la masoner, etc. So, en este contexto, se puede entender el resultado electoral en Chile de hace unos as con el apoyo reconocido de militantes caticos de sacrist, es decir de grupos conservadores o neo-conservadores. Conclusiones prticas. En conclusi, nuestros hermanos conservadores so tienen una salida catica: dejando complejos y apariencias volver los ojos hacia la Tradici y las tradiciones que la protegen, que no suponen identificaci plena ni con los primeros tiempos ni con unos siglos determinados y scon el desarrollo de aqulos y de tos, sin rupturas, en el discurrir ininterrumpido de la vida de la Iglesia hacia un futuro que se sustenta en el Cuerpo de Cristo que crece pero que siempre es el mismo. Es, aunque parezca exagerado afirmarlo, volver al catolicismo como contexto vital en el que prima, al tiempo que son complementados: el dogma del sacrificio eucartico por encima de la dimensi asamblearia de la celebraci; el sentido de la adoraci sobre el aspecto horizontal de una comunidad que dialoga consigo mismo; la recuperaci de la superioridad de lo sagrado frente al hombre como centro de la actividad y del culto eclesial; la universalidad antes que nacionalismos disfrazados de falsas inculturaciones; dedicaci a la salvaci de las almas y no a una burocratizaci [5] excesiva de parroquias, diesis y numerosos organismos; querer agradar a Dios y no al mundo; combatir por el reinado social de Cristo; no equiparar la verdad con los errores; fomentar el sentido misionero sobre el grupo cerrado y un largo etcera que los lectores de esta publicaci conocen perfectamente. En otra ocasi veremos como, en toda sociedad, estamos condenados a perder batallas importantes gracias a los conservaduristaque nos han acostumbrado a luchar dentro de las concepciones liberales. Notas [1] CONGREGACI PARA EL CULTO DIVINO Y DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS, Notitiae 1999 (marzo- abril). [2] ... se comprende la importancia pastoral de la disciplina referida al traje eclesitico, del que no debe prescindir el presbero, pues sirve para anunciar pblicamente su entrega al servicio de Jesucristo, de los hermanos y de todos los hombres. CONGREGACI PARA EL CLERO, Carta circular El presbero maestro de la Palabra, ministro de los sacramentos y gu de la comunidad, ante el tercer milenio cristiano , Ciudad del Vaticano 1999, 38. [3] El ir a remolque genera situaciones pintorescas. Veamos, la revista 30Days comenta que Finlandia ha optado por el Lat en sus comunicados oficiales en la Uni Europea; en la situaci hipotica de que este feneno se generalizara habr que ver a los conservadores volviendo atr para no perder el tren de la historia y poder seguir dialogando con el mundo, aunque este ejemplo hay que tomarlo con paciencia, si tenemos en cuenta que, en el ltimo Sodo europeo, ha sido casi suprimido su uso por el desconocimiento del idioma de la Iglesia por parte de los obispos participantes, casi todos conservadores. Y no se olvide que tras las formas hay toda una teolog de fondo y el lat es una de las manifestaciones de la universalidad o catolicidad de la Iglesia. [4] Es curioso comprobar como las conversiones actuales son m producidas por las barbaridades cometidas por las comunidades protestantes del converso que por la predicaci del catico. Asha sucedido con la ordenaci de mujeres y, ltimamente, con la consagraci para obispo de un homosexual en la comunidad anglicana y con la admisi a la comuni antes de ser bautizados en las comunidades reformadas de Francia. [5] Feneno progresista (conservado por los conservadores), imitaci del socialismo real, que consiste en la producci interminable de papeles escritos (documentos ilegibles, circulares, comunicaciones, etc.) y reuniones constantes de comisiones, consejos, etc. que consiguen: 1. - que el sacerdote no disponga de tiempo para orar, confesar, visitar enfermos (salvar almas) y 2. - que el laico no construya la Iglesia domtica o familia dedicdole el tiempo necesario para que, realmente, sea catica.