Pacho O`Donnell Diálogos ”Es necesario que la enseñanza de la

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Pacho O’Donnell
Diálogos
”Es necesario que la enseñanza de la Historia responda a las
verdades”
Referente del revisionismo histórico, Mario Pacho O’Donnell se introduce en el mundo de
la historia argentina y asegura que hoy ya no es tan fácil colgar un retrato de Rivadavia o
Sarmiento, y que tampoco es tan fácil denostar a Rosas. “La historia oficial, que siempre
nos han enseñado, se escribió para justificar el proyecto de organización nacional de los
vencedores de las guerras civiles”, dice con voz pausada y firme.
Durante la charla exclusiva con ABC, O’Donnell también plantea que hay un progresivo
interés de los jóvenes por pensar distinta la historia y que el gran problema de muchos
historiadores es que escriben para colegas y no para la gente. Realiza, además, una
detallada crítica de los próceres que han inundado los manuales de las escuelas
argentinas.
ABC: ¿Cuál es la importancia de la Historia en la formación de los niños y adolescentes?
Mario Pacho O’Donnell: La formación histórica es muy importante porque de alguna
manera se habla de seres como cualquier otros, que fueron capaces, algunos de
acciones nobles y otros de acciones indignas. Es necesario que la enseñanza de la
historia sea una enseñanza que realmente responda a las verdades, es decir, que no
sea una enseñanza tendenciosa como pasa con la historia oficial que siempre nos han
enseñado, y que es una historia que se escribió para justificar el proyecto de
organización nacional de los vencedores de las guerras civiles. Eso hace que
ensalcemos la memoria de algunos personajes discutibles y que, en cambio, estén
oscurecidas las vidas y acciones de personajes absolutamente elogiables. Es necesario,
y en eso estamos embarcados algunos, revisar la historia y hacerla más justa y más
creíble.
ABC: Entonces habría una forma de contar bien o mal la historia…
O’Donnell: Absolutamente. La historia siempre es subjetiva y eso es perdonable. El
problema es que la historia oficial se escribió con un objetivo político y, como tal, se
decidió voluntariamente oscurecer algunas circunstancias y algunos personajes y, en
cambio, iluminar otros que posiblemente no lo merecían tanto.
ABC: ¿Como por ejemplo?
O’Donnell: Un prócer demasiado postergado y que fue un estadista, un gran patriota y un
hombre comprometido con la causa de los humildes, fue Manuel Dorrego. El fusilamiento
de Manuel Dorrego no fue un error como se enseña en los colegios, sino que fue una
decisión política de quitar del camino a un personaje incómodo que estaba socavando el
poder de los oligarcas de Buenos Aires. Un hecho que debería ser un orgulloso feriado
nacional, pero que no lo es y, en general, se trata de esconderlo, es la batalla de la Vuelta
de Obligado. Esa batalla fue la defensa que hizo la Argentina contra el bloqueo y
desembarco de las dos más grandes potencias bélicas del mundo que eran Inglaterra y
Francia. Fue una epopeya extraordinaria en donde esa enorme expedición militar, que
venía de doblegar a China, fue obligada a volver a sus países con el rabo entre las patas.
Pero el problema para la historia oficial fue que sucedió en tiempos de Rosas y todo lo
que tiene que ver con Rosas es descartado. Inclusive, la historia de próceres y no
próceres se puede dividir bastante claramente entre los que estuvieron en contra de
Rosas y los que estuvieron con Rosas. Los que estuvieron en contra de Rosas, como
Lavalle, Paso o Urquiza, son indultados de todos sus defectos y de todas sus violencias;
en cambio, los que estuvieron con Rosas, como los caudillos, son personajes
prácticamente censurados.
ABC: ¿El Bicentenario es un escenario propicio para profundizar el revisionismo
histórico?
O’Donnell: El revisionismo viene dándose desde hace mucho tiempo y la gran figura fue
José María Rosa. El revisionismo empieza en realidad cuando Adolfo Saldías, que era un
personaje que pertenecía a la elite porteña y que era amigo de Mitre, decide escribir una
biografía de Rosas. Todos esperaban que fuera una biografía denostatoria, como debía
ser y como supuestamente debiera seguir siendo ahora. Pero Saldías era un hombre
serio e hizo una investigación histórica muy consistente y escribió un libro que en vez de
llamarse El tirano, se llamó Historia de la Confederación Argentina, en donde planteó una
visión muy ecuánime de Rosas, lo cual le valió el odio de sus contemporáneos, a punto tal
que tuvo que ir a vivir a Europa y murió allí. El revisionismo histórico es una corriente, en
la cual me adscribo, que lleva cierto tiempo y que ha logrado ciertos avances.
Retomando lo de los caudillos, no hay ninguna calle en Buenos Aires que lleve el nombre
de un caudillo. Eso da la pauta de cómo el rencor subsiste hasta hoy. No hay calle
Estanislao López, Francisco Ramírez, Juan Bautista Bustos, Chacho Peñaloza, Felipe
Varela ni Juan Manuel de Rosas, por supuesto. La única que hay es Facundo Quiroga
porque Menem logró ponerle Facundo Quiroga a la calle que pasa por detrás de la
Facultad de Derecho, en donde no vive nadie. En los partidos que rodean a Buenos Aires,
como La Matanza, que es una barriada tan popular, Juan Manuel de Rosas se llama la
ruta, la vía de acceso más importante. El tema de la lucha de unitarios y federales todavía
está bastante caliente.
“Hoy las clases de Historia son espacios de debate”
ABC: ¿Cómo se hace para que los jóvenes se interesen por la historia?
O’Donnell: Creo que hay un progresivo interés. Por un lado, está el desinterés de los
jóvenes en todo lo que es educación pero, por otro lado, en los jóvenes que les interesa
saber y entender, hay un progresivo interés en esta forma de pensar distinto la historia.
Tal es así que hoy las clases de Historia son espacios de debate en donde ya no es tan
fácil colgar el retrato de Rivadavia o de Sarmiento, y donde ya no es tan fácil denostar a
Rosas. Están pasando otras cosas.
ABC: Muchos sostienen que un tema difícil de resolver es la apatía por la lectura sobre
historia, por parte de muchos adolescentes…
O’Donnell: Sí, claro. Hemos aparecido algunos que contamos la historia no
académicamente, sino que se la contamos a la gente y eso ha generado el éxito literario
de algunos libros míos, de Felipe Pigna o Jorge Lanata. Son libros escritos para la gente.
Muchas veces los especialistas escriben para otros especialistas. El gran problema de los
historiadores tradicionales es que escribían y siguen escribiendo para un colega. Nosotros
hemos escrito para la gente. La historia argentina tiene una marginación excepcional.
Cuando se escribe la historia se están escribiendo grandes relatos, mucho mejores que
los que puede ofrecer la imaginación, porque la historia argentina es de una imaginación
cuasi delirante.
ABC: Teniendo en cuenta las nuevas tecnologías y pensando en el programa que
realizaron Pergolini y Pigna, ¿hay otras formas de enseñar Historia?
O’Donnell: Estuvo muy bien. Se puede discutir alguna rigurosidad histórica, pero eso forma
parte de lo que es la televisión. Con Felipe hemos tenido programas de radio y yo he escrito
obras de teatro históricas, como la que escribí sobre el encuentro de Guayaquil, que dirige
Lito Cruz y que hace cuatro años que está en cartel, o La Tentación, que es el encuentro de
Dorrego con el embajador inglés, que ya lleva su segundo año de gira por todo el país y en la
cual actúan Juan Palomino y Raúl Rizzo. Hemos intentado formas que seguramente hacen
que se entere gente que no solamente lee.
ABC: ¿Por qué muchos adolescentes tienen apatía por este tipo de lectura?
O’Donnell: Creo que leen otra cosa; leen la computadora. Han desplazado el eje a otras
formas. No me parece que sea mejor, pero es un hecho irreversible y es absurdo
cuestionarlo, es así. Hay que hacer algún esfuerzo para que no muera directamente el
libro, pero el libro va reduciendo su espacio.
ABC: Los adolescentes aprenden de otra manera…
O’Donnell: Sí, pero antes los adolescentes no leían el diario y ahora me parece que
entran en los sitios de los diarios. Ahora hay más gente que lee los diarios porque los lee
en la computadora.
ABC: ¿Qué análisis hace sobre el dictado de la materia Historia en las escuelas?
O’Donnell: En las escuelas se enseña muy bien la historia que forma parte de los
programas, lo que hace falta es revisar los programas, cosa que se está haciendo. Es una
oportunidad excepcional porque Mario Oporto es un hombre muy comprometido con el
pensamiento nacional y popular y, de alguna manera, tiene una óptica revisionista. Ya se
está haciendo y yo he estado en lugares en donde se han corregido textos y van
apareciendo enfoques más verdaderos. Creo que la presencia de Mario Oporto en el
Ministerio de Educación va a ayudar a que esto se acentúe. No hay ninguna crítica ni a
los maestros ni a los profesores, lo que pasa es que lo que enseñan no es la historia más
verdadera y auténtica. Pero no es culpa de ellos.
“San Martín es un prócer intachable”
“San Martín es un personaje extraordinario. La Argentina tiene la suerte de tener un prócer intachable.
San Martín organizó militarmente la Revolución; hasta entonces a los ejércitos los habían dirigido
abogados como Castelli y Belgrano. San Martín fue un hombre con ideas populistas, con un gran conflicto
con los ricos de Buenos Aires. Fue un hombre muy comprometido con la situación de las provincias y cuya
mejor relación era con los caudillos. Tenía un talento militar extraordinario y reconocido en todo el mundo.
Cuando gobernó en Lima puso en juego sus ideas sobre la sociedad, entonces abolió la inquisición, la
esclavitud y los elementos de tortura, reivindicó los derechos de los indígenas y repartió tierras. A raíz de
sus ideas y de su conflicto con Buenos Aires, y de su amistad con los caudillos, fue obligado a exiliarse.
La historia oficial cuenta que se fue a Europa porque quería darle una mejor educación a su hija pero, en
realidad, se fue porque Rivadavia lo amenazó de muerte, y nunca volvió a su Patria. Cometió, para la
historia oficial, el pecado de apoyar a Rosas, e inclusive cuando murió le legó el sable en reconocimiento
de la defensa de la soberanía nacional en la Vuelta de Obligado. Tuvo tantos enemigos que no pudo
volver nunca a la Argentina. El único momento en que decidió volver fue cuando Dorrego derrocó a
Rivadavia, pero cuando estaba en viaje se enteró que a Dorrego lo habían fusilado los rivadavianos, que
le habían calentado la cabeza a Lavalle. Cuando murió, tardaron 30 años en traer sus restos, en esa
pasión argentina de que los mejores cadáveres dan vueltas por el mundo, como el de Evita, el de Rosas o
el del Che Guevara”.
“Sarmiento es un personaje muy contradictorio”
“Absolutamente convencido de sus ideas y decidido a llevarlas adelante sea como fuere, por las buenas o
por las malas. Sarmiento no fue solamente ese maestro y educador excepcional, sino que fue también un
hombre de una extremada crueldad cuando hubo que imponer sus ideas de cómo debía organizarse el
país. No le tembló el pulso para mandar a matar al Chacho Peñaloza. Al contrario, festejó
alborozadamente su muerte. Tenía esas frases famosas en relación a lo gaucho. Fue el ideólogo principal
de la concepción de que con la raza que había acá no se podía hacer una república. Ése fue uno de los
motivos básicos de la inmigración, que no sólo tuvo que ver con la idea correcta de que había que poblar
un territorio vacío, sino que también tuvo que ver con la idea de mejoramiento de la raza que había acá,
como los ganaderos que importan razas para mejorar la que tienen en su estancia. Era un hombre que
sentía que esto había que mejorarlo porque no estaba bien lo que había acá. Sarmiento es un personaje
muy contradictorio pero, de todas maneras, de él se puede admirar su pasión”.
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