Cuadernos de Oraciones

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ECOS DE DIOS
para el camino
Índice
Los nadies ..........................................................................................................
La oración del voluntario ................................................................................
Padre, me pongo en tus manos ......................................................................
Ofrecimiento .....................................................................................................
Oración de la donación ....................................................................................
Lo más importante no es .................................................................................
Mi página en blanco .........................................................................................
Envíanos locos y locas .....................................................................................
Salmo del seguimiento .....................................................................................
Hágase en mí según tu palabra .......................................................................
Ama .....................................................................................................................
Padre Nuestro ...................................................................................................
ORACION rezada hoy, en el Siglo XXI ......................................................
La oración de la rosa ........................................................................................
A pesar de todo .................................................................................................
Magníficat Latinoamericano ...........................................................................
Salmo de María ..................................................................................................
Adora y confía ...................................................................................................
Es solidaridad ....................................................................................................
Tuve hambre .....................................................................................................
El buen samaritano ...........................................................................................
Un hombre pregunta ........................................................................................
Salmo en busca de un proyecto de vida .......................................................
Gracias ...............................................................................................................
Himno del Amor .............................................................................................
Guía mi mirada .................................................................................................
Hermano mío, hermana mía ..........................................................................
El gusto de vivir ...............................................................................................
Despiértame, Señor .........................................................................................
Bendice mis manos ...........................................................................................
Mirar siempre hacia delante ............................................................................
Te alabo, Señor .................................................................................................
Padre Nuestro del cuidado ..............................................................................
Danos la fraternidad .........................................................................................
Manifiesto del voluntario social .....................................................................
Filosofía del Proyecto Hombre ......................................................................
Sueños se semilla .............................................................................................
1 – Ecos de Dios
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Los sonidos del bosque ..................................................................................
Los desafíos .......................................................................................................
Los dos sacos ....................................................................................................
El poder está en crear ......................................................................................
Vive lo que enseñas ..........................................................................................
Dando luz ..........................................................................................................
El derecho de soñar ..........................................................................................
Bendición ..........................................................................................................
Ecos de Dios – 2
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El Evangelio…
es, ante todo,
la sorprendente revelación de un Dios,
el Dios de la Vida, que,
al acercarse lo más posible
a los seres humanos más alejados,
se ha manifestado
allí donde menos se le esperaba.
3 – Ecos de Dios
Los Nadies
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre,
muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folclore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
“LA IMPUNIDAD EXIGE LA DESMEMORIA”
Eduardo Galeano
Oración del voluntario
Gracias, Señor,
por haberme llamado a servir gratuitamente,
a dar mi tiempo, mis energías y mi amor a quienes sufren.
Aquí estoy, Señor, envíame.
Dispón mi mente y mi corazón
a escuchar sin prejuicios,
a servir hasta las últimas consecuencias.
Envíame, Señor,
a pesar de que yo también soy débil;
así comprenderé que eres tú nuestra fuerza,
y mis hermanos descubrirán tu rostro
en mi presencia discreta.
Envíame, Señor,
y así comprenderé
que la mayor felicidad está en servirte.
Amén.
Ecos de Dios – 4
Padre, me pongo en tus manos
Padre, me pongo en tus manos.
Haz de mí lo que quieras.
Sea lo que sea, te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo.
Lo acepto todo,
con tal que tu plan vaya adelante
en toda la humanidad y en mí.
Ilumina mi vida con la luz de Jesús.
No vino a ser servido, vino a servir.
Que mi vida sea como la de él: servir.
Grano de trigo
que muere en el surco del mundo.
Que sea así de verdad, Padre.
Te confío mi vida.
Te la doy. Condúceme.
Envíame aquel Espíritu que movía a Jesús.
Me pongo en tus manos,
enteramente, sin reservas,
con una confianza absoluta
porque tú eres… MI PADRE.
Ofrecimiento
Jesús, no tienes manos.
Tienes sólo nuestras manos para construir un mundo donde habite la justicia.
Jesús, no tienes pies.
Tienes sólo nuestros pies para poner en marcha la libertad y el amor.
Jesús, no tienes labios.
Tienes sólo nuestros labios para anunciar por el mundo la Buena Noticia de los pobres.
Jesús, no tienes medios.
Tienes sólo nuestra acción para lograr que todos los hombres y mujeres sean hermanos.
Jesús, nosotros somos tu Evangelio.
El único Evangelio que la gente puede leer, si nuestras vidas son obras y palabras eficaces.
Jesús, danos tu fuerza moral para desarrollar
nuestros talentos y hacer bien todas las cosas.
5 – Ecos de Dios
Oración de la donación
Te entrego, Señor, mi vida, hazla fecunda.
Te entrego mi voluntad; que sea la tuya.
Toma mis manos; hazlas acogedoras.
Toma mi corazón; hazlo ardiente.
Toma mis pies; hazlos incansables.
Toma mis ojos; hazlos transparentes.
Toma mis horas grises; hazlas novedad.
Toma mi vida de cada día; hazla sencilla.
Toma mis cansancios; hazlos tuyos.
Toma mis veredas; hazlas tu camino.
Toma mis mentiras; hazlas verdad.
Toma mis muertes; hazlas vida.
Toma mi pobreza; hazla tu riqueza.
Toma mi obediencia; hazla tu gozo.
Toma mi nada; hazla lo que quieras.
Toma mi familia; hazla tuya.
Toma mis amigos; son tuyos.
Toma mis pecados; perdónalos.
Toma mis faltas de amor,
mis eternas omisiones,
mis permanentes desilusiones,
mis horas de amargura.
Toma mis cruces, y déjame volar.
Hazme nuevo en la donación,
alegría en la entrega,
gozo desbordante al dar la vida,
al gastarse en tu servicio.
Ecos de Dios – 6
Lo más importante no es:
Que yo te busque,
sino que tú me buscas en todos los caminos.
Que yo te llame por tu nombre,
sino que tú tienes el mío tatuado en la palma de tus manos.
Que yo tenga proyectos para ti,
sino que tú me invitas a caminar hacia el futuro.
Que yo te comprenda,
sino que tú me comprendes en mi último secreto.
Que yo hable de ti con sabiduría,
sino que tú vives en mí y te expresas a tu manera.
Que yo te guarde en mi caja de seguridad,
sino que soy una esponja en el fondo de tu océano.
Que yo te ame con todo mi corazón y todas mis fuerzas,
sino que tú me amas con todo tu corazón y todas tus fuerzas.
Que yo trate de animarme, de planificar,
sino que tu fuego arde dentro de mis huesos.
Porque, ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte...
si tú no me buscas, llamas y amas primero?
El silencio agradecido es mi última palabra,
y mi mejor manera de encontrarte.
Je 1, 4-10
Llegóme la palabra de Yahvé, que decía: antes de formarte en el vientre te escogí, antes de
salir del seno materno te consagré y te nombré para ser profeta de los pueblos.
Yo repuse: ¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho.
El Señor me contestó: No digas que eres un muchacho, que a donde yo te envíe, irás; lo que
yo te mande, lo dirás. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte.
El Señor extendió la mano, me tocó la boca y me dijo: Mira yo pongo mis palabras en tu
boca, hoy te establezco sobre pueblos y reyes, para arrancar y arrasar, destruir y demoler,
edificar y plantar.
7 – Ecos de Dios
MI PÁGINA EN BLANCO
Señor, otra vez bajo mi mano un papel blanco.
Conforme escribo parece que va naciendo la vida,
cada vez más intensa.
Sobre la vida en blanco que me has dado,
voy escribiendo cada segundo mi pensar, mi sentir, mi vivir
como mensaje de luz o tinieblas,
como canto o grito, como sonrisa o llanto.
Mi vida es una página. Cada letra es mi firma.
Señor en el papel llego a ver también a los demás,
a miles de rostros, familiares unos y anónimos muchos más,
con gestos que a veces me imagino al mirar y mirarse en mi página.
Yo sé, Señor, que para ti todas nuestras páginas
son sumamente interesantes.
Yo sé que guardas fotocopia de todas como si fueran obras de arte.
Las guardas como la foto del hijo.
Para ti, la papelera no existe, porque para ti, que nos amas,
cada escrito, por sucio y de poca calidad que parezca,
es una reliquia.
Al final de esta página algunos, los listos y sabios me dirán:
“Has emborronado una página”.
Los sencillos probablemente digan:
“Gracias, porque has puesto corazón en esas líneas que dan luz y calor”.
Mis amigos dirán:
“Gracias, ya tengo algo más de tu vida”.
Y tú, Señor, sé que dirás:
“Esta página la guardo junto al corazón
porque la hemos escrito entre los dos,
y, gracias porque me has dejado escribir esto
en la página de tu vida”.
Quiero ser siempre página en blanco.
Escribe lo que quieras, Señor.
Tu pluma no araña, sino acaricia.
O si prefieres, Señor, escribamos entre los dos,
guía tú mis dedos.
Seguro que la página de mi vida se entiende mucho mejor.
Ecos de Dios – 8
envíanos locos y locas
¡Oh Dios! Envíanos locos y locas, de los que se comprometen a fondo,
de los que se olvidan de sí mismos,
de las que aman con algo más que con palabras,
de los que entregan su vida de verdad y hasta el fin.
Danos locos y locas, chiflados, apasionadas,
hombres capaces de dar el salto hacia la inseguridad,
hacia la incertidumbre sorprendente de la pobreza;
mujeres que acepten diluirse en la masa
sin pretensiones de erigirse un escabel,
que no utilicen su superioridad en su provecho.
Danos locos, locas del presente, enamoradas de una forma de vida sencilla,
liberadoras eficientes del proletariado,
amantes de la paz, puros de conciencia, resueltos a nunca traicionar,
capaces de aceptar cualquier tarea, de acudir donde sea, libres y obedientes,
espontáneas y tenaces, dulces y fuertes.
Danos locos, Señor; danos locos y locas.
9 – Ecos de Dios
Salmo
del seguimiento
Has abierto caminos, haciendo tu camino. ¡Eres Camino!
Has anunciado la verdad, viviendo en transparencia. ¡Eres Verdad!
Has comunicado vida, siendo vida de Dios. ¡Eres la Vida!
Has comenzado a caminar, en ritmo de éxodo, como tu pueblo.
Has hecho de tu vida… una bandera discutida al aire de los vientos.
Has hecho de tu estilo en el vivir… señal de contradicción.
Has hecho de tu persona… llamada abierta a seguirte.
Hijo del hombre, a pie descalzo, calzada tras calzada.
Hijo del hombre, sin piedra donde reclinar la cabeza.
Hijo del hombre, sin dineros, sin poderes, libre.
Hijo del hombre, manos abiertas al abrazo del oprimido.
Hijo del hombre, palabra anunciada como luz sobre el tejado.
Tú llamas a seguirte. Y pides vender todo y darlo por nada.
Tú llamas a seguirte. Y exiges perder la vida, perderla toda.
Tú llamas a seguirte. Cargando con la cruz
como revolucionario del amor entre los hombres y mujeres.
Tu llamada es radical.
Tú llamas porque eres bueno, porque tu corazón es fiesta
y convidas a seguirte con el gozo de las Bienaventuranzas.
Tú llamas y ofreces tu proyecto, tu plan de vida.
Tú llamas y quieres hombres y mujeres libres que te sigan.
Aquí estoy, Señor, quiero seguirte con mi corazón roto.
Aquí estoy, Señor del alba, quiero cambiar haciendo seguimiento.
Aquí estoy, Señor Jesús, da ritmo a mi proceso.
Aquí estoy, Señor, porque me has llamado. Gracias.
Quiero ser palabra que despierte al hombre dormido.
Quiero ser pan partido, roto, dado en abundancia.
Quiero ser manantial, raíz, y darme sin medida.
Quiero ser tu testigo en el mundo de hoy.
Que tu Espíritu, Señor, me marque, me unja, me haga tuyo.
Que tu Espíritu, Señor, sea la fuerza en mi debilidad.
Que con tu Espíritu libere al hombre de los cepos.
Que con tu Espíritu arranque de los labios las mordazas.
Que con tu Espíritu quite las vendas de los ojos.
Que con tu Espíritu rompa las cadenas de los pies.
Que con tu Espíritu anuncie el año de gracia.
Señor del alba, quiero hacer camino en tu camino.
Señor del alba, quiero hacer verdad en tu verdad.
Señor del alba, aquí estoy a la voz de tu llamada.
Ecos de Dios – 10
¡Hágase!
Y algo se hace.
Y algo comienza.
¡Hágase!
... aunque no lo entiendo muy bien,
... aunque no me lo puedo explicar.
¡Hágase!
Yo no lo dudo.
Yo no sé cómo.
¡Yo confío!
¡Hágase!
Y se hizo la Palabra carne
en el seno de María.
Nosotros, ¡hágase!,
pero espera, Dios, que no tengo fuerzas,
que no estoy preparado.
¡Hágase!,
pero ten en cuenta mi edad,
pero ten en cuenta mi condición...
Ángel de Dios: sube hasta Dios y dile de mi parte,
que no es que yo le diga que no, no es eso.
Yo sólo le digo que tenga en cuenta,
que recuerde mi historia, que no olvide que soy frágil,
que se dé cuenta que “eso” yo nunca lo he hecho,
que a lo mejor hay otros que lo harían mejor,
que ahora estoy con otras cosas,
que si fuera en otro momento, pero ahora,
justamente ahora...
Ángel de Dios que me visitas,
sube hasta Dios y dile de mi parte,
que no es que no quiera, ¡¡¡pero...!!!
Y el Ángel de Dios se fue.
Y le dijo a Dios todo lo que yo le había dicho.
Y dijo Dios; Vete a otra cas
donde no haya tantos “peros”,
donde no estén cerradas las puertas.
Y quien decía: “sí, pero...”
ya no pudo decir “sí”,
porque el ángel del Señor
no volvió a pasar por allí.
11 – Ecos de Dios
Ama
Ama. Ser feliz se reduce a esto.
Ama sin miedo a pasarte.
Ama hasta sentir que te duele.
Ama aunque todo te invite a no hacerlo.
Ama cada día, como si nunca más lo fueras a hacer.
Ama(te) y sé tan feliz que, sin decirlo se note.
Ama(te) aunque no te amen.
Ama en cualquier idioma, a todo hermano.
Ama(te) hasta que sonría tu corazón.
Ama aunque pienses que no avanzas:
el buen Dios es capaz de sacar todo de nada.
Ama hasta que te digan que estás loco.
Ama el lunes negro, el martes trece,
el miércoles de ceniza, el jueves cualquiera,
el viernes amargo y el sábado santo,
porque sólo así amarás también
el Domingo de Resurrección.
Ama porque todo lo podrás perder,
pero nadie podrá impedirte jamás que ames.
Ama y, cuando ya no puedas más,
cuando incluso tu corazón sangre de dolor
por el hermano, por la hermana, no lo dudes:
¡Sigue amando!
Ama en la certeza de que alguno ya te ha amado
y te ama como jamás comprenderás: hasta el exceso.
Poco después de que muriera el gran rabino,
preguntó a uno de los discípulos de éste otro gran
rabino:
¿Qué era a lo que tu maestro concedía mayor
importancia?
El discípulo, tras reflexionar durante unos
momentos, respondió:
A lo que estuviera haciendo en este momento.
Ecos de Dios – 12
Padre nuestro
Padre nuestro que estás en los cielos,
que nos has creado a nosotros y a todo cuanto nos rodea,
que eres nuestro Padre
y que todo lo que has creado lo has creado para todos,
que quieres que tus hijos vivamos compartiendo lo tuyo como hermanos que somos.
Que quieres que construyamos
una tierra nueva de hermandad, de justicia y libertad,
y no un infierno de injusticia, de odio, de opresión, de violencia y de muerte.
Míranos con amor y danos la paz.
Santificado sea tu nombre,
que en tu nombre, Señor, no se abuse del empobrecido,
no se robe, no se torture, no se mate;
que en tu nombre, Señor, no se manipulen ni las conciencias ni la libertad de tus hijos;
que se respete tu vida y tu nombre en los pobres.
Míranos con amor y danos la paz.
Venga a nosotros tu reino,
no el imperio del miedo,
de la persecución, de la injusticia, de la opresión.
No el imperio de la fuerza,
del dinero, de las armas, del terror.
No el imperio de la explotación
y del aniquilamiento por la guerra;
queremos tu reino de vida, amor, justicia, paz, libertad y hermandad.
Míranos con amor y danos la paz.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
el pan de tu paz, Señor;
poder sembrar nuestro trigo a manos llenas,
verlos crecer sin sobresaltos ni sustos
y comer en la mesa todos juntos como hermanos;
poder construir nuestras casas y pueblos
y poder vivir y celebrar en ellos, sin miedos ni agresiones.
Míranos con amor y danos la paz.
Perdona nuestras ofensas
como nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
que no hagamos nada sólo por conseguir favores humanos;
que cambiemos los lamentos por cantos de vida,
los puños crispados por manos extendidas,
los llantos y sollozos de viudas y huérfanos,
por sonrisas y caricias de niños;
que cambiemos, Señor, los odios y rencores
por reconciliación, perdón y fraternidad.
13 – Ecos de Dios
ORACION rezada hoy, en el Siglo XXI
Señor, haz de mí
instrumento de tu comunicación.
Donde otros envían bombas y destrucción,
que yo lleve una palabra de unión.
Donde tantos procuran ser servidos,
que yo lleve la alegría de servir.
Donde tantos adoran la máquina
que yo sepa venerar al hombre.
Donde tantos levantan la mano para pegar
que yo abra mi corazón para acoger.
Donde tantos endiosan la técnica,
que yo sepa humanizar a la persona.
Donde la vida pierde su sentido
que yo lleve el sentido de vivir.
Donde tantos piden un pescado,
que yo sepa enseñar a pescar.
Donde tantos piden un pan,
que yo sepa enseñar a sembrar.
Donde tantos están siempre distantes,
que yo sea alguien siempre presente.
Donde tantos sufren la soledad que hace morir,
que yo sea el amigo que hace vivir.
Donde tantos miran para la tierra,
que yo sepa mirar para el Cielo.
Ecos de Dios – 14
LA ORACIÓN DE LA ROSA
Padre nuestro que estás en la tierra,
en la fuerte y hermosa tierra;
en la tierra buena:
Santificado sea el nombre tuyo
que nadie sabe;
que en ninguna forma
se atrevió a pronunciar este silencio
pequeño y delicado...
este silencio que en el mundo somos nosotras,
las rosas...
Venga también a nos,
las pequeñitas y dulces flores de la tierra,
el tu Reino prometido...
Hágase en nos tu voluntad,
aunque ella sea que nuestra vida
sólo dure lo que dura una tarde...
El sol nuestro de cada día
dánoslo para el único día nuestro...
Perdona nuestras deudas
–la de la espina,
la del perfume cada vez más débil,
la de la miel que no alcanzó
para la sed de dos abejas...–,
así como nosotras perdonamos
a nuestros deudores, los hombres,
que nos cortan, nos venden y nos llevan
a sus mentiras fúnebres,
a sus torpes o insulsas fiestas...
No nos dejes caer
nunca en la tentación
de desear la palabra vacía
-el cascabel de las palabras!...–,
ni el moverse de pies apresurados,
ni el corazón oscuro
de los animales que se pudre...
Mas líbranos de todo mal.
Amén.
15 – Ecos de Dios
A PESAR DE TODO
A pesar de que se duermen
mis sentidos por rutina.
A pesar de esta apatía
que bosteza enmohecida.
A pesar de muchas broncas
que quedaron escondidas.
A pesar de mis fracasos,
mis pecados, mis caídas.
A pesar ya de ilusiones
que están por siempre dormidas,
y de fantasmas internos
prendidos de mis pupilas.
A pesar de que me invento
muchas veces la sonrisa.
A pesar de que me trague
mis verdades, mis mentiras.
A pesar de mis defectos,
de mi cólera, de mi ira,
de mis eternos miedos
que desde mi alma silban,
y que viva disfrazando
mis pequeñas cobardías.
A pesar de mi pasado
que me espía a escondidas.
A pesar de mis angustias
que rasguñan mis costillas.
A pesar de mi energía
que se agota, se termina,
y del paso de los años,
de mis luchas, mis heridas.
A pesar de todo eso...
¡¡¡sigo apostando a la vida!!!
Ecos de Dios – 16
Magníficat Latinoamericano
Mi alma alaba al Señor
y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador,
porque el Señor eligió a los humildes,
puso sus ojos en los pobres y oprimidos
y levantó su casa en medio de nuestro pueblo,
en el suelo de nuestra vida.
De ahora en adelante todos van a decir: contra Dios no se puede.
Él es más fuerte.
Lucha del lado de los pobres y al final de la historia
para el pueblo oprimido es la victoria.
Sí, de verdad el Todopoderoso hace maravillas,
ha hecho entre nosotros cosas grandes.
Cuando todo nos lleva a la desunión:
Él nos une.
Cuando todo nos lleva al individualismo
Él nos convoca a vivir en comunidad.
Cuando todo nos lleva al egoísmo:
Él nos hace hermanos.
Cuando camina hacia la muerte:
Él nos llama a la vida.
Su nombre es Santo,
su compasión con quienes ama no tiene límites
y su bondad se manifiesta en cada gesto de justicia.
Extiende su mano fuerte y en su mano se hacen fuertes
los que buscan el bien y la verdad.
Tira abajo los planes que arman los poderodos,
los que se sienten dueños del mundo, de la vida y de los hombres,
y convoca a su pueblo pobre a luchar por el amor y la igualdad,
para que en el cielo y en la tierra se conozca su voluntad liberadora:
derrriba a los soberbios y a los poderosos y eleva a los humildes.
El Señor se sienta a juzgar las naciones.
Despide a los ricos como ellos despiden a los pobres:
con las manos vacías.
Camina junto a su pueblo solidario,
con todos los que hacen el camino del Reino
cumpliendo el pacto que firmó en la cruz, en Jesucristo.
El Señor testimonia su fidelidad
desde Abraham hasta hoy,
a todos los que esperan contra toda esperanza.
17 – Ecos de Dios
Salmo de María
Mi corazón canta, Señor del alba, como una alondra.
Mi corazón se alegra como la luz de la mañana.
Mi corazón siente la grandeza de mares del Señor.
Mi corazón se goza en Dios, que es Dios y salva.
Mi corazón se siente pequeño como hoja al viento.
Soy feliz, Señor, como rama de almendro en flor.
Soy feliz, Señor, como gaviota en libertad de alas.
Soy feliz, Señor, con la nueva Humanidad que se abre
y en mi pequeñez tu grandeza desbordante, canta.
Yo canto con gozo: tu poder es grande, Señor.
Tú has hecho maravillas con mi pueblo
y del látigo lo sacaste a través de puras aguas.
Tú has conducido a mi pueblo en la arena del desierto
y lo has llevado caminando como en alas de águila.
Tus gestas han quedado en la historia de mi historia
y han llegado hasta mis manos, calientes tus hazañas.
Has dispersado a los de corazón duro y soberbio
como arranca el viento la hoja al leño agarrada.
Has derribado del trono al corazón poderoso
como han caído en la historia gigantescas murallas.
Has levantado del suelo, del barro al humilde
como levanta el sol la vida dormida y callada;
como levanta la lluvia la hierba seca
despertando la semilla entre la tierra derramada.
Has colmado de bienes al corazón hambriento.
Has llevado el pan fresco, recién amasado al horno,
a las manos y a las bocas abiertas en esperanza.
Tú eres Dios. Eres Señor del hombre y las cosas
y la puerta de tu granero no tiene la llave echada.
Has despedido a los ricos, los poderosos, los que son alguien,
con las manos vacías y los ojos secos, sin lágrimas.
Has levantado en alto lo que es frágil y mira al cielo
y has dejado en la tierra lo pesado como una cosa gastada.
Tu pan, que es pan eterno, es para el pobre.
Tu pan, que es pan de todos, no es pan - migajas.
Señor de la Historia del hombre,
ven en ayuda de los pueblos que lloran,
mientras otros danzan.
Ven, Señor, y que tu bondad y misericordia
cambie el corazón del hombre y le dé entrañas.
Ven en favor de esta Humanidad dividida y rota
y haz unidad en la cepa de todas las ramas.
Tú que eres Padre de todos los hombres del mundo
siéntanos en tu mesa donde todos tienen su pan y su agua.
Ecos de Dios – 18
Adora y confía
No te inquietes por las dificultades de la vida,
por sus altibajos. Por sus decepciones.
Por su porvenir más o menos sombrío.
Quiere lo que Dios quiere.
Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades
el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo,
acepta los designios de su providencia.
Poco importa que te consideres un frustrado
si Dios te considera plenamente realizado;
a su gusto.
Piérdete confiado ciegamente en ese Dios
que te quiere para sí.
Y que llegará hasta ti, aunque jamás le veas.
Piensa que estás en sus manos,
tanto más fuertemente cogido,
cuanto más decaído/a y triste te encuentres.
Vive feliz. Te lo suplico. Vive en paz.
Que nada te altere.
Que nada sea capaz de quitarte la paz.
Ni la fatiga psíquica. Ni los fallos morales.
Haz que brote, y conserva siempre sobre tu rostro
una dulce sonrisa, reflejo de la que el Señor
continuamente te dirige.
Y en el fondo de tu alma coloca, antes que nada,
como fuente de energía y criterio de verdad,
todo aquello que te llene de paz de Dios.
Por eso, cuanto te sientas apesadumbrado,
triste, recuerda que para Dios,
¡tú eres otro Jesús!
Y luego,… adora y confía.
19 – Ecos de Dios
es solidaridad
Mantener siempre atentos los oídos
al grito de dolor de los demás
y escuchar su llamada de socorro es solidaridad.
Mantener la mirada siempre alerta
y los ojos tendidos sobre el mar
en busca de algún náufrago en peligro es solidaridad.
Sentir como algo propio el sufrimiento del hermano,
de aquí y de allá,
hacer propia la angustia de los pobres es solidaridad.
Llegar a ser la voz de los humildes,
descubrir la injusticia y la maldad,
denunciar al injusto y al malvado es solidaridad.
Dejarse transportar por un mensaje cargado de esperanza,
amor y paz,
hasta apretarla mano del hermano es solidaridad.
Convertirse uno mismo en mensajero del abrazo sincero y fraternal
que unos pueblos envían a otros pueblos es solidaridad.
Compartir los peligros en la lucha para vivir en justicia y libertad
arriesgando en amor hasta la vida es solidaridad.
Entregar por amor hasta la vida es la prueba mayor de la amistad,
es vivir y morir con Jesucristo,
es solidaridad.
Ecos de Dios – 20
tuve hambre
TUVE HAMBRE, DICE JESUS, y me disteis de comer.
Tuve frío y me vestisteis y me disteis calor.
Estuve enfermo y vinisteis a visitarme.
Estuve en la cárcel y no me despreciasteis...
Y es que siempre que hicisteis algo por vuestros hermanos,
conmigo lo hicisteis... dice Jesús.
Comulgar no consiste tan sólo en recibir la visita de Dios,
sino también en acoger a todo el mundo.
El pan depositado en el hueco de mi mano
es todo el Amor de Dios,
pero es también la vida entera de mis hermanos.
Por eso, comulgar es ponerse manos a la obra.
Comulgar es una tarea que hay que realizar,
es una obra, es pasar a la acción.
Comulgar es decidirse a cambiar las cosas,
es inventar un mundo nuevo,
es crear un mundo que haga realidad los sueños de Dios:
un mundo en el que, al fin, los hombres sean hermanos.
Comulgar es comulgar con el futuro,
es encontrarse ya con el futuro, es realizar ya el mañana.
Comulgar es anunciar que el mañana ya ha llegado,
que los sueños de Dios ya se han realizado,
que todos los hombres ya son mis hermanos.
Comulgar es cantar que lo imposible se ha producido.
Comulgar es anunciar la primavera del mundo,
es anunciar que se ha acabado el miedo,
que el amor ya no pasa frío y que ya no es de noche.
La comunión pone en pie a todo un Pueblo;
la comunión hace Iglesia.
Comulgar no consiste tan sólo en levantarse del banco
para ir en procesión a recibir la comunión.
Esta procesión ha de ser la de un pueblo
que se pone en movimiento y un pueblo que se echa a caminar,
un pueblo que pone manos a la obra,
un pueblo en pie que se pone a amar.
En la comunión, el cuerpo de Jesús es un Pueblo.
Comulgar es convertirse en el Pueblo de los Resucitados.
21 – Ecos de Dios
Lc 10, 25-37
Se levantó entonces un maestro de la ley y le dijo para tenderle una
trampa:
- Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?
Jesús le contestó:
- ¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?
El maestro de la ley respondió:
- Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con
todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti
mismo.
Jesús le dijo:
- Has respondido correctamente. Haz eso y vivirás.
Pero él, queriendo justificarse, preguntó a Jesús:
- ¿Y quién es mi prójimo?
Jesús le respondió:
- Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos
salteadores que, después de desnudarlo y golpearlo sin piedad, se
alejaron dejándolo medio muerto. Un sacerdote bajaba casualmente
por aquel camino y, al verlo, se desvió y pasó de largo. Igualmente un
levita que pasó por aquel lugar, al verlo, se desvió y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, al llegar junto a él y verlo, sintió
lástima. Se acercó y le vendó las heridas, después de habérselas
curado con aceite y vino; luego lo montó en su cabalgadura, lo llevó
al mesón y cuidó de él. Al día siguiente sacando dos denarios, se los
dio al mesonero, diciendo: “Cuida de él, y lo que gastes de más te lo
pagaré a mi vuelta”. ¿Quién de los tres te parece que fue prójimo del
que cayó en manos de los salteadores?
El otro contestó:
- El que tuvo compasión de él.
Jesús le dijo:
Vete y haz tú lo mismo.
Ecos de Dios – 22
Un hombre pregunta...
¿Dónde está Dios? Se ve, o no se ve.
Si te tienen que decir dónde está Dios, Dios se marcha.
De nada vale que te diga que vive en tu garganta.
Que Dios está en las flores y en los granos,
en los pájaros y en las llagas,
en lo feo, en lo triste, en el aire, en el agua;
Dios está en el mar y a veces en el templo.
Dios está en el dolor que queda y en el viejo que pasa,
en la madre que pare y en la garrapata,
en la mujer pública y en la torre de la mezquita blanca.
Dios está en la mina y en la plaza.
Es verdad que está en todas partes, pero hay que verle,
sin preguntar que dónde está como si fuera mineral o planta.
Quédate en silencio, mírate a la cara.
El misterio de que veas y sientas, ¿no basta?
Pasa un niño cantando, tú le amas, ahí está Dios.
Le tienes en la lengua cuando cantas,
en la voz cuando blasfemas,
y cuando preguntas que dónde está,
esa curiosidad es Dios, que camina por tu sangre amarga.
En los ojos le tienes cuando ríes,
en las venas cuando amas, ahí está Dios, en ti,
pero tienes que verlo tú, de nada sirve que te lo señale,
que te diga que está en la ermita, de nada, has de sentirlo tú,
trepando, arañando, limpiando las paredes de tu casa.
De nada vale que te diga que está en las manos
de todo el que trabaja, que se va de las manos del guerrero,
aunque éste comulgue o practique cualquier religión, dogma o rama;
huye de las manos del que reza y no ama,
del que va a misa y no enciende a los pobres velas de esperanza;
suele estar en el suburbio hasta altas horas de la madrugada,
en el hospital, en la casa enrejada.
Dios está en “eso” tan sin nombre que te sucede cuando algo te encanta,
pero de nada vale que te diga que Dios está en cada ser que pasa.
Si te angustia ese hombre que compra alpargatas,
si te inquieta la vida del que sube y no baja,
si te olvidas de ti y de aquellos, y te empeñas en nada,
sin que una angustia se te enquiste en la entraña,
si amaneces un día silbando a la mañana
y sonríes a todos y a todos das las gracias,
Dios está en ti, debajo mismo de tu corbata.
Gloria Fuertes
23 – Ecos de Dios
SALMO EN BUSCA
DE UN PROYECTO DE VIDA
Es el momento, Señor, de orientar mi vida;
es la hora de dar rumbo a mi existencia;
estoy a punto de descubrir un camino nuevo;
no me sirve, Señor, el vivir en eterna encrucijada.
Estoy ante ti abierto como la playa del mar;
estoy en busca de tus pasos, de tus huellas;
quiero dejar atrás mis caminos y entrar por “tus caminos".
Aquí estoy, Señor, como Saulo en el camino de Damasco;
y te digo sin rodeos: Señor, ¿qué quieres que haga?
Aquí estoy, Señor, como Samuel en la noche
y te digo: Habla, que tu siervo escucha.
Aquí estoy, Señor, como María cuando era joven
y te digo: He aquí la esclava; que se haga según tu Palabra.
Aquí estoy, Señor, con un corazón disponible como el tuyo
y te digo: "Quiero hacer tu voluntad".
Señor, ¿qué quieres de mí? ¿Qué me pides?
Señor, ¿a qué me llamas? ¿Por dónde quieres que camine?
Señor, ¿cómo estar seguro de tus caminos en mi vida?
Señor, ¿cómo sé que es eso lo que deseas de mí y no otra cosa?
Señor, ¿seré capaz de ser fiel a la llamada que me haces?
Señor, ¿y si me equivoco? ¿Si tengo que volver atrás?
Señor, ¿cómo comprometerme si no estoy plenamente seguro?
Preguntas, Señor, siempre preguntas. ¿Cómo saldré de la duda?
Yo quiero tener claro cada paso del camino.
Soy calculador, Señor, y no me gusta arriesgar nada.
Yo quiero tener mis seguridades y tengo miedo a lo imprevisible.
Yo quiero dar respuesta pero desde una fe razonada.
A fin de cuentas: ¿Te busco o me busco, Señor?
¿Pongo mis ojos en ti o me miro a mí?
¿Son tus intereses los que busco o sólo los míos?
¿Estoy disponible ante ti?
Quiero, Señor Jesús, salir de esta confusión en que vivo.
Quiero, Señor Jesús, escucharte y dar respuesta a tu llamada.
Quiero, Señor Jesús, arriesgar mi camino con el tuyo.
Quiero, Señor Jesús, fiarme de tu plan porque me amas.
Yo sé que me has mirado, que has puesto tus ojos en mí.
Yo sé que me quieres para ser servidor de tu Reino
Yo sé que me das la fuerza de tu Espíritu para ser enviado.
Yo sé que es posible realizar tu plan y ser feliz.
Señor, quiero hacer de tu Persona y tu Evangelio,
el Proyecto de vida que dé sentido a mi existencia.
Aquí me tienes, Señor, para hacer tu voluntad.
Ecos de Dios – 24
Señor, gracias, por darme la vida,
es el mayor regalo que he recibido.
Después ha sido el amor,
me lo diste y no lo desaproveché,
porque es un gran tesoro, que,
se recibe y no se debe dejar escapar.
Cuando uno está sola,
empieza a recordar a las personas que le rodean
y vuelven a ser dos las personas que están.
El tercer regalo que me diste,
fue la salud, y buenos pulmones para respirar.
Respirar el aire que hay en cada momento,
según el lugar en que estás.
Aire claro, cuando de buena gente rodeada estás.
Pero el aire oscuro respiras,
si con el diablo te vas a encontrar.
El cuarto y último regalo
que más aprecio es el don de escuchar,
hablar, reír y llorar, ser feliz,
darme valor y tener mucha paciencia.
Es un tesoro cada día que me das,
y por eso quiero aprovechar éste
para agradecértelo.
Por Jesucristo, nuestro Señor,
amén.
25 – Ecos de Dios
Ecos de Dios – 26
Guía mi mirada, Señor
Cuando tú mismo pongas a prueba mi fe,
y me hagas marchar
por entre la niebla más cerrada,
borrada toda vereda ante mí
por mucho que mi paso vacile,
haz que mi mirada, tranquila e iluminada,
sea un testimonio viviente,
de que te llevo conmigo, de que estoy en paz.
Cuando tú mismo pongas a prueba mi confianza,
Permitiendo que el aire se vaya enrareciendo
y que me embargue la sensación
de que el suelo se está resquebrajando
bajo mis pies
que la mirada les recuerde a todos que no hay nadie,
que cuente con la fuerza suficiente
para arrancarme de ti
en quien caminamos, respiramos y somos.
Y si un día tú mismo permites
que el odio me salpique
y me prepare trampas,
y falsee mis intenciones,
y los desfigure
que la mirada de tu Hijo
vaya repartiendo serenidad y amor
a través de mis ojos.
Amén.
(Helder Cámara, Obispo)
27 – Ecos de Dios
HERMANO MÍO, HERMANA MÍA
Hermano mío que estas aquí al lado,
hermana mía con quien comparto,
seguro, la tierra que pisamos, no es mucho pero es lo esencial.
Respetado sea tu nombre; en todas las lenguas del mundo.
Hagamos juntos una tierra que no explote a nadie;
que a nadie relegue a los márgenes.
Una tierra en la que todo aquello que es un regalo;
el agua, el alimento, el viento, el suelo... esté en manos de todos;
y de esta forma el reino de Aquel,
al que llamamos Padre,
vaya viniendo a la tierra, al mar,
a cada rincón donde un hermano se siente amado y dispuesto a amar.
Que nuestro pan, hermano, sea el de hoy,
y si hoy alguno de los dos no tiene pan, llame a la puerta del otro,
tal vez nos quedemos con el estomago medio vacío,
pero nunca con el corazón reseco; porque mi mesa es tu mesa,
y mi casa, no es mi casa, es casa de todos.
Y perdóname si en algún momento todo esto se me olvida;
y de repente creo que nuestro Padre
no es tan nuestro y es más mío,
perdóname y ayúdame.
Recuérdame, entonces que el dolor del mundo es también mío
y que si yo voy diciendo que mi Padre es nuestro,
no puedo volver mis ojos, parar mis manos.
Y no te preocupes, este pacto es mutuo,
si yo en algún momento me siento ofendido por ti, te lo haré saber.
De esta forma podremos construir de nuevo;
que la forma de librar del mal a nuestra tierra
es sintiendo sus males,
y a partir de la vida compartida con el hermano...
construir, caminar, amar.
Así sea. Hermano, hermana.
Ecos de Dios – 28
EL GUSTO DE VIVIR
Por Santo Tomás Moro (s. XVI)
Felices los que saben reírse de sí mismos,
porque nunca terminarán de divertirse.
Felices los que saben distinguir una montaña de una piedrecita,
porque evitarán muchos inconvenientes.
Felices los que saben descansar y dormir sin buscar excusas
porque llegarán a ser sabios.
Felices los que saben escuchar y callar,
porque aprenderán cosas nuevas.
Felices los que son suficientemente inteligentes,
como para no tomarse en serio,
porque serán apreciados por quienes les rodean.
Felices los que están atentos a las necesidades de los demás,
sin sentirse indispensables,
porque serán distribuidores de alegría.
Felices los que saben mirar con seriedad las pequeñas cosas
y con tranquilidad las cosas grandes,
porque irán lejos en la vida.
Felices los que saben apreciar una sonrisa y olvidar un desprecio,
porque su camino será pleno de sol.
Felices los que piensan antes de actuar y rezan antes de pensar,
porque no se turbarán por lo imprevisible.
Felices los que son capaces de interpretar siempre con benevolencia
las actitudes de los demás aún cuando las apariencias sean contrarias.
Pasarán por ingenuos: es el precio de la caridad.
Felices sobre todo si sabéis reconocer al Señor
en todos los que encontréis,
entonces habréis hallado la paz y la verdadera sabiduría.
29 – Ecos de Dios
Despiértame, Señor
Despiértame, Señor, no me dejes seguir durmiendo la vida.
Sácame de esta somnolencia que me arrastra,
que me hace vivir la vida de forma rutinaria,
que me impulsa a correr sin freno y sin sentido,
que me hace no ver a los que llevo al lado
y me deja insatisfecho, cada tarde, al terminar el día.
Despiértame, Señor, de la mediocridad somnífera,
esa que hemos convertido en el vestido más común y cómodo.
No me permitas seguir tachando días, sin llenarlos de encuentros,
no me dejes «estar» con la gente sin amarla,
no consientas que haga cosas sin llenarlas de amor y de sentido,
no transijas con que me instale en la anestésica comodidad general.
Despiértame, Señor, mantenme en vela,
que tu gente ha de ser gente despierta
porque Tú traes salvación a mi vida,
vienes a anunciarte a mi familia,
a dar un vuelco a mi forma de trabajo,
a impulsar mi forma justa y solidaria de estar en el mundo.
Despiértame, Señor, aunque los demás no me noten dormida.
Espabílame para encontrar la salvación que se acerca,
ábreme los ojos al hermano y los oídos a su necesidad,
para saber poner mis manos y mis pies a su disposición,
para facilitarle el camino de la vida,
para caminar, crecer, avanzar y, así, salvarnos juntos.
Despiértame, Señor, sáname de cualquier desesperanza,
que no vacile mi corazón con lamentos o desencantos,
que no me adormezcan las prisas, las dificultades ni los miedos,
que no me deje arrastrar por tinieblas, sino que busque siempre tu luz,
que ponga en sintonía mi vida con tu Vida
y así Tú y yo, en armonía, gozaremos de la abundancia y plenitud.
Y, aunque yo me adormezca... despiértame, Señor.
Mari Patxi Ayerra – Álvaro Ginel
Ecos de Dios – 30
Bendice mis manos
Señor, bendice mis manos
para que sean delicadas y sepan tomar
sin jamás aprisionar,
que sepan dar sin calcular
y tengan la fuerza de bendecir y consolar.
Señor, bendice mis ojos
para que sepan ver la necesidad
y no olviden nunca lo que a nadie deslumbra;
que vean detrás de la superficie
para que los demás se sientan felices
por mi modo de mirarles.
Señor, bendice mis oídos
para que sepan oír tu voz
y perciban muy claramente
el grito de los afligidos;
que sepan quedarse sordos
al ruido inútil y la palabrería,
pero no a las voces que llaman
y piden que las oigan y comprendan
aunque turben mi comodidad.
Señor, bendice mi boca
para que dé testimonio de Ti
y no diga nada que hiera o destruya;
que sólo pronuncie palabras que alivian,
que nunca traicione confidencias y secretos,
que consiga despertar sonrisas.
Señor, bendice mi corazón
para que sea templo vivo de tu Espíritu
y sepa dar calor y refugio;
que sea generoso en perdonar y comprender
y aprenda a compartir dolor y alegría
con un gran amor.
Dios mío, que puedas disponer de mí
con todo lo que soy, con todo lo que tengo.
Sabine Naegeli
31 – Ecos de Dios
Mirar siempre hacia adelante
Ayúdanos, Señor, a mirar siempre hacia adelante,
a emprender el camino convencidos de que no vamos solos,
de que tú vas con nosotros
y nos has dado hermanos y hermanas.
Danos valor, mucho valor,
para afrontar nuestra vida de todos los días,
para ser testigos tuyos en este tiempo
y llevar el ánimo
y la esperanza a nuestros hermanos.
Abre nuestro corazón a los problemas del mundo.
Haz que seamos capaces de escuchar a los demás.
Danos una actitud de humildad
para servir con alegría cada día
sabiendo que, de esta manera,
vamos construyendo tu reino paso a paso.
Ayúdanos a gastar nuestra vida
por el proyecto que Jesús nos encargó.
No queremos defraudarte, Señor,
queremos que cuentes con nosotros.
Estamos seguros de tu apoyo.
Gracias por este tiempo vivido,
gracias por el silencio y por tu mensaje,
gracias por los hermanos regalados,
gracias porque tú nos has unido de verdad,
gracias por haber estado aquí, gracias por todo,
hasta por los detalles más sencillos.
Te alabo, Señor
Me has dado, Señor,
el don de tu llamada que me invita a seguir.
Me has dado, Señor,
tu gracia que me inunda y que me empuja a vivir.
Me has dado, Señor,
hermanos que trabajan y abren su corazón.
Me has dado, Señor,
un ser irrepetible, mi «yo».
Te ofrezco, Señor,
las fuerzas que me has dado
y la ilusión por vivir.
Te ofrezco, Señor,
los triunfos y fracasos,
el gozar y el sufrir.
Te ofrezco, Señor,
el tiempo de esperanza,
fruto de tu bondad.
Aquí estoy, Señor,
dispón y haz lo que quieras de mí.
Ecos de Dios – 32
Padre nuestro del cuidado
Padre bueno que estás entre nosotros.
Sentimos tu presencia cuando nos cuidas
por medio de nuestros hermanos y hermanas.
Padre misericordioso, nos invitas a ser cuidadosos
con los que más sufren. Así damos testimonio
de tu infinito amor por todas tus criaturas.
Deseamos que te hagas presente en nuestro mundo,
por medio de personas que se comprometan a vivir
el mensaje de fraternidad, de dignidad y de justicia
hacia todo ser humano y hacia toda tu creación.
Queremos dar nosotros el primer paso para ser así.
Cumplir tu voluntad hacia todos los seres
es nuestra misión en la vida. Desvivirnos por los demás.
Dar gratis lo que gratis recibimos.
Cuidar como tú nos cuidas: acariciando al triste,
levantando al caído, curando al apaleado,
luchando por los más débiles, sembrando la paz de la verdad.
Viviendo con cuidado, sencillamente.
Estamos hambrientos de pan y de ternura.
De justicia y de belleza. De conocimiento y de silencio.
De contemplación y de lucha. De felicidad y de compromiso.
De compartir y de amistad. De serenidad y de esperanza.
De lágrimas y de regocijo.
No seremos plenamente felices hasta que no lo sea
el resto de la humanidad,
hasta que no se alcance la dignidad de todos los seres humanos,
hasta que no tratemos con delicadeza a nuestra madre, la tierra.
Seremos perdonados cuando nuestra vida
sea un testimonio permanente de fraternidad.
No permitas que nos acomodemos, que nos enfriemos,
que nos recostemos en la hamaca del olvido.
Que no apaguemos nunca la llama que arde en nuestro interior,
a chispa que brotó de tu fuego, la ardiente necesidad
de compartir tu amoroso cuidado con todos los demás seres vivos.
Así sea, que se cumpla en nuestras vidas.
Te lo pedimos a ti, buen Dios nuestro, que nos cuidas con tanto cariño.
33 – Ecos de Dios
Danos la fraternidad
Hoy, te pedimos, Señor, lo más precioso:
que nos veamos en nuestras verdaderas dimensiones,
para que no nos creamos importantes,
y hagamos sitio en nuestro corazón
para nuestros hermanos y para ti.
Te pedimos, Señor,
que no nos pongamos a nosotros mismos
en el centro de nuestro corazón;
que sintamos, Señor, deseos de los demás
y que sintamos deseos de ti.
Te pedimos que no andemos llenos
de nosotros mismos ni de nuestros sueños,
te pedimos que tampoco nuestro grupo ni nuestro proyecto,
se conviertan para nosotros en un absoluto
que nos impida reconocer los rostros ajenos
y escuchar sus llamadas.
Te pedimos, Señor, que de tal manera
echemos nuestra suerte con los pobres de la tierra
que nos vayamos haciendo gente humilde.
Señor, que no pensemos que ser gente humilde
es una ruin condición que debemos superar,
que no lo veamos como un punto de partida
del que debemos alejarnos,
que lo apreciamos, Señor, más bien como una meta ansiada
porque sólo la gente sencilla
entendió el camino que nos mostró Jesús
y sólo ella tuvo audacia para recorrerle.
Nosotros también te alabamos con Jesús,
el hombre sencillo y de corazón humilde,
porque escondiste su salvación a los sabios y entendidos
y la revelaste a la gente sencilla.
Sí, Padre. ¡Bendito seas por haberte parecido bien así!
Pero nosotros, Señor, enseguida queremos hacernos grandes
y hasta copiamos los gestos de los grandes de este mundo;
ponemos los rostros muy graves y andamos agobiados
como si la marcha del mundo colgara de nuestros hombros.
Danos, Señor, el gusto de ser compañeros de todos,
el gusto de vivir una vida compartida
de recibir agradecidos para poder dar de balde.
Danos oídos para ver la riqueza escondida de tu pueblo
y pobreza para dar sin dolor.
De este modo, libres de ambiciones,
podremos abrazar verdaderamente al mundo
y entregarnos sencillamente a la tarea de la salvación.
Ecos de Dios – 34
manifiesto del VOLUNTARIO SOCIAL
Cerca de ti hay una niña que aguarda a que le narren un cuento;
y un anciano de iris opaco, con mucha historia detrás
y una calle muy corta por delante,
que desea que alguien le ilumine los penúltimos pasos
y le explique que el horizonte concluye bastante más allá del mañana.
Y un hombre herido que, en medio del dolor,
necesita la tibieza de una mano semejante a la suya,
y una palabra de aliento, y esa mirada que abraza,
y ayuda y consuela, y mitiga el sufrimiento.
Cerca de ti, cerca de nosotros, justo al lado,
hay una persona que ha perdido la rosa de los vientos
y no sabe los caminos, y deambula denortada
ignorando que allá donde el hombre pone la huella
crecen siempre cien senderos.
Cerca de todos, hay siempre alguien acogotado por la soledad,
náufrago entre la multitud, olvidado de próximos y lejanos,
que necesita la levedad de un instante de compañía
para convertir el desierto en una fiesta de amistad y alegría.
Nos dirigimos a quienes han pasado de la adolescencia
y comienzan el cuaderno de su juventud;
a quienes, en la madurez escaparon de la sirena del cinismo
y todavía les duele la injusticia;
a quienes todavía sienten el frío de los demás en el propio cuerpo,
aunque sólo sea en un fugaz momento;
a quienes la coraza del egoísmo, tejida en muchos días
todavía tiene huecos por donde se asoma el desamparo de los demás.
A todos ellos, hombres y mujeres, chicos y grandes,
tanto los que viven por sus manos como los ricos,
queremos llamarles a una tarea común,
que nazca de su propio convencimiento
y se una a otras voluntades para formar una oleada
que avance hacia la playa de la marginación y caliente el espíritu,
y abrase los aislamientos y acogote el dolor.
35 – Ecos de Dios
filosofía del PROYECTO HOMBRE
Estamos aquí,
porque no hay ningún refugio
donde escondernos de nosotros mismos.
Hasta que una persona
no se confronta en los ojos
y en corazón de los demás,
escapa.
Hasta que no permite a los demás
compartir sus secretos,
no se libera de ellos.
Si tiene miedo de darse
a conocer a los otros,
al final, no podrá conocerse
a sí mismo, ni a los demás.
Estará solo.
¿Dónde podremos
conocernos mejor
sino en nuestros puntos comunes?
Aquí juntos,
una persona puede manifestarse
claramente,
no como el gigante de sus sueños
ni el enano de sus miedos,
sino como un hombre,
parte de un todo,
con su aportación a los demás.
Sobre esta base
podemos enraizarnos y crecer,
no solos como en la muerte
sino vivos para nosotros mismos
y para los demás.
Ecos de Dios – 36
SUEÑOS DE SEMILLA
En el silencio de mi reflexión percibo todo mi mundo interno como si fuera una
semilla, de alguna manera pequeña e insignificante pero también pletórica de
potencialidades.
Y veo en sus entrañas el germen de un árbol magnífico, el árbol de mi propia
vida en proceso de desarrollo.
En su pequeñez, cada semilla contiene el espíritu del árbol que será después.
Cada semilla sabe cómo transformarse en árbol, cayendo en tierra fértil,
absorbiendo los jugos que la alimentan, expandiendo las ramas y el follaje,
llenándose de flores y de frutos, para poder dar lo que tienen que dar.
Cada semilla sabe cómo llegar a ser árbol. Y tantas son las semillas como son
los sueños secretos.
Dentro de nosotros, innumerables sueños esperan el tiempo de germinar,
echar raíces y darse a luz, morir como semillas... para convertirse en árboles.
Árboles magníficos y orgullosos que a su vez nos digan, en su solidez, que
oigamos nuestra voz interior, que escuchemos la sabiduría de nuestros
sueños semilla.
Ellos, los sueños, indican el camino con símbolos y señales de toda clase, en
cada hecho, en cada momento, entre las cosas y entre las personas, en los
dolores y en los placeres, en los triunfos y en los fracasos. Lo soñado nos
enseña, dormidos o despiertos, a vernos, a escucharnos, a darnos cuenta.
Nos muestra el rumbo en presentimientos huidizos o en relámpagos de
lucidez cegadora.
Y así crecemos, nos desarrollamos, evolucionamos... Y un día, mientras
transitamos este eterno presente que llamamos vida, las semillas de nuestros
sueños se transformarán en árboles, y desplegarán sus ramas que, como alas
gigantescas, cruzarán el cielo, uniendo en un solo trazo nuestro pasado y
nuestro futuro.
Nada hay que temer,... una sabiduría interior las acompaña... porque cada
semilla sabe... cómo llegar a ser árbol.
37 – Ecos de Dios
Los Sonidos del Bosque
Hace mucho tiempo, en el siglo tercero A.C., el Rey Ts´ao envío a su hijo, el príncipe Tai, al
templo para que estudiara con el gran maestro Pan Ku. Puesto que el Príncipe T´ai, habría de
sucederá su padre en el trono, Pan Ku debía enseñar al joven muchacho las bases para ser un
buen regente. Cuando el príncipe llegó al templo, el maestro lo envió inmediatamente al bosque
de Ming-Li. Después de un año, el príncipe tendría que regresar al templo y describir los sonidos
del bosque.
Cuando el príncipe Tai regresó, Pan Ku pidió al muchacho que describiera todo aquello que había
podido oír. "Maestro" replicó el príncipe "pude oír el cuclillo cantar, las hojas crujir, el colibrí
murmurar, la hierba silbar, las abejas zumbar y el viento susurrar."
Cuando el príncipe hubo terminado el maestro decepcionado lo envió de regreso al bosque para
ver que más podía escuchar. El príncipe no podía comprender la petición del maestro. ¿Acaso no
le había descrito ya cada sonido?
Durante días y noches sin descanso, el joven príncipe se pasaba sentado solo en el bosque
escuchando. Pero no podía escuchar ningún sonido que no hubiera oído antes. Hasta que una
mañana, mientras el príncipe se hallaba en silencio detrás de los árboles, empezó a percibir unos
débiles sonidos que jamás había notado. Entre más atención ponía, más claros se hacían estos
sonidos. Un gran sentimiento de claridad envolvió al muchacho. "Estos deben ser los sonidos
que el Maestro desea que yo distinga", reflexionó.
Nuevamente regresó al templo y el maestro le preguntó entonces qué más había podido oír.
"Maestro", respondió el Príncipe en forma reverente, "cuando escuché con más atención pude oír
aquello que nunca había escuchado: el sonido de las flores al abrir, el sonido del sol calentando la
tierra y el sonido de la hierba bebiendo el rocío de la mañana." El Maestro asintió complacido.
"Escuchar lo no escuchado", comentó Pan Ku, "es una disciplina indispensable para ser un buen
regente.
Porque sólo cuando un gobernante ha aprendido a escuchar más de cerca los corazones de la
gente, oyendo sus sentimientos no comunicados, su dolor no expresado y su queja no hablada,
puede él esperar tener la confianza de su pueblo, entender cuando algo está mal y conocer las
verdaderas necesidades de sus ciudadanos.
La decadencia de los estados surge cuando los líderes sólo escuchan las palabras superficiales y
no penetran profundamente en las almas de la gente para escuchar sus verdaderas opiniones,
sentimientos y deseos.
Ecos de Dios – 38
LOS DESAFÍOS
Acepta los desafíos. Y no olvides: existen momentos en la vida en que necesitamos
más de la bravura que de la prudencia.
Ciertas decisiones necesitan ser tomadas al calor de la emoción.
Sin embargo, nos estamos acostumbrando a decir: “Hay que tener calma. Tengo
que estar preparado para esto.”
Nadie consigue prepararse adecuadamente para nada. Hay muchas cosas que
pueden planearse, pero no siempre es lo mejor que la vida puede ofrecernos. Una
aventura mágica —donde todo conspira para ayudarnos a dar un gran salto sobre
el abismo— siempre aparece de improviso y desaparece con rapidez. Su presencia
fue el resultado de un trabajo invisible que realizamos sin darnos cuenta. Es tomarla
o dejarla para siempre.
Claro que podemos caer al abismo. Pero, ¿qué?, ¿esta vida no implica riesgos?
LOS DOS SACOS
Hay una antigua leyenda acerca de tres hombres, cada uno de los cuales,
cargaba 2 sacos, sujetos a sus cuellos, uno al frente y el otro a sus espaldas.
Cuando al primero de ellos le preguntaron que había en sus sacos, el dijo: "Todo
cuanto de bueno me han dado mis amigos se halla en el saco de atrás, ahí fuera
de la vista, y al poco tiempo olvidado." El saco de enfrente contiene todas las
cosas desagradables que me han acontecido y, en mi andar, me detengo con
frecuencia, saco esas cosas y las examino desde todos los ángulos posibles. Me
concentro en ellas y las estudio. Y dirijo todos mis sentimientos y pensamientos hacia
ellas.
En consecuencia, como el primer hombre siempre se estaba deteniendo para
reflexionar sobre las cosas desafortunadas que le habían sucedido en el pasado, lo
que lograba avanzar era muy poco.
Cuando al segundo hombre le preguntaron qué era lo que llevaba en sus dos
sacos, el respondió: "En el saco de enfrente están todas las buenas acciones que
he hecho. Las llevo delante de mí y continuamente las saco y las exhibo para que
todo mundo las vea. Mientras que el saco que llevo atrás, contiene todos mis
errores. Los llevo consigo a dondequiera que voy. Es mucho lo que pesan y no me
permiten avanzar con rapidez, pero por alguna razón, no puedo desprenderme de
ellos."
Al preguntarle al tercer hombre sobre sus sacos, él contestó: "El saco que llevo al
frente, está lleno de maravillosos pensamientos acerca de la gente, los actos
bondadosos que han realizado y todo cuanto de bueno he tenido en mi vida. Es un
saco muy grande y está lleno, pero no pesa mucho. Su peso es como las velas de
un barco -lejos de ser una carga- me ayudan a avanzar. Por su parte, el saco que
llevo a mis espaldas está vacío, pues le he hecho un gran orificio en el fondo. En
ese saco, puse todo lo malo que escuché de los demás así como todo lo malo que
a veces pienso acerca de mí mismo. Esas cosas se fueron saliendo por el agujero y
se perdieron para siempre, de modo que ya no hay peso que me haga más
penoso el trayecto."
39 – Ecos de Dios
El poder está en crear
En la historia de Buda se encuentra la historia de un bandido que fue un día a matar al hombre de Dios.
Buda le dijo:
- “Antes de matarme, ayúdame a cumplir un último deseo: corta, por favor, una rama de ese árbol”.
Con un golpe de espada el bandido hizo lo que Buda le pedía. Pero éste añadió:
- “Ahora vuelve a ponerla en el árbol, para que siga floreciendo”.
- “Debes estar loco -respondió Angulimal- si piensas que eso es posible”.
- “Al contrario -dijo Buda-, el loco eres tú, que te crees poderoso porque puedes herir y destruir. Eso es
cosa de niños. El verdadero poderoso es el que sabe crear y curar".
Vive lo que enseñas
Cuentan que, en cierta ocasión, llegó un misionero a un pueblo indígena.
Los habitantes del pueblo recibieron al misionero con grandes atenciones y se dispusieron a escucharlo.
- Vengo a traerles una Buena Nueva, la noticia de un Dios Padre, que nos quiere a todos y desea que
vivamos como auténticos hermanos, amándonos, comprendiéndonos sirviéndonos y ayudándonos
unos a otros. ¿Van a aceptar la noticia que les traigo y a recibir en sus corazones a ese Dios Padre que
nos ama a todos como verdaderos hijos?
Calló el misionero y los indígenas permanecían en silencio.
- ¿Lo aceptan o no lo aceptan?- insistió desconcertado el misionero.
Al rato, se alzó serena la voz del cacique diciendo:
- Quédate a vivir con nosotros un tiempo y si en verdad vives lo que quieres enseñarnos, entonces
volveremos a escucharte.
Mons. Pedro Casaldáliga, Obispo de Brasil, coloca al Testimonio coherente, entre los rasgos
fundamentales que deben tener el hombre y la mujer “nuevos”: “Ser lo que se es, hablar lo
que se cree y vivir lo que se proclama, hasta las últimas consecuencias y en la vida diaria. Si
necesitamos explicar que Dios actúa a través de nosotros, es que no lo estamos
manifestando”.
Dando luz
Había una vez, hace cientos de años, en una ciudad de Oriente, un hombre que una noche caminaba por
las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida.
La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella. En determinado momento, se encuentra
con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce. Se da cuenta de que es Guno, el ciego del
pueblo. Entonces, le dice:
-
¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves...
Entonces, el ciego le responde:
-
Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo
la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí... No sólo es importante la luz que
me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.
Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno
aparentemente no lo necesite.
Ecos de Dios – 40
EL DERECHO DE SOÑAR
(...) El derecho de soñar no figura entre los treinta derechos humanos que las Naciones Unidas
proclamaron a fines de 1948. Pero si no fuera por él, y por las aguas que da de beber, los demás
derechos se morirían de sed. Deliremos, pues, por un ratito. El mundo, que está patas arriba, se
pondrá sobre sus pies:
El aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas
pasiones; en las calles, los automóviles serán pisados por los perros.
La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será
comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor.
La gente TRABAJARÁ PARA VIVIR, EN LUGAR DE VIVIR PARA TRABAJAR.
Se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por
tener o por ganar, en vez de vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y como juega
el niño sin saber que juega; en ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a hacer el
servicio militar, sino los que quieran hacerlo.
Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo ni llamarán calidad de vida a la
cantidad de cosas; (...) los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos;los
políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas;(...) el mundo ya NO
ESTARÁ EN GUERRA CONTRA LOS POBRES, SINO CONTRA LA POBREZA, y la
industria militar no tendrá más remedio que DECLARARSE EN QUIEBRA por siempre jamás;
la comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la
comunicación son derechos humanos; nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de
indigestión; los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños
de la calle; los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos;
la educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla; la policía no será la maldición de
quienes no pueden comprarla; la justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir
separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda;(...); en Argentina, las
locas de la Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar
en los tiempos de la amnesia obligatoria;(...); serán reforestados los desiertos del mundo y los
desiertos del alma.
Los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos son los que se
desesperaron de tanto esperar y los que se perdieron de tanto buscar; seremos contemporáneos
y compatriotas de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido
donde hayan nacido, y hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito, las
fronteras del mapa o del tiempo; (...)
CADA NOCHE SERÁ VIVIDA COMO SI FUERA LA ÚLTIMA Y CADA DÍA COMO SI
FUERA EL PRIMERO.”
(Eduardo Galeano, “Patas Arriba”)
41 – Ecos de Dios
Que Dios os bendiga y os proteja siempre,
que vuestros deseos se hagan realidad,
que ayudéis siempre a los demás,
y dejéis que los demás os ayuden.
Que construyáis una escalera
hasta las estrellas
y la subáis peldaño a peldaño.
Que vuestras manos estén siempre ocupadas,
que vuestros pies estén siempre dispuestos,
que vuestros corazones estén siempre alegres,
que vuestra canción sea siempre cantada,
que permanezcáis por siempre jóvemes,
por siempre jóvenes.
Ecos de Dios – 42
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