Apolo y Dafne

Anuncio
Apolo y Dafne
Obra de teatro de un solo acto
Personajes
Apolo
Dafne
Apolo, el dios del sol
Magistrado de la ciudad
Eros, el dios del amor
Dafne, la bella ninfa
Peneo, el padre de Dafne
Pitón
Conejo
Eros
Madre
Pitón
Padre
Grupo de mujeres que adoran a Apolo
(tres o menos de ellas dicen algunas líneas,
según la cantidad que haya en el grupo)
Grupo de hombres que desean ser
como Apolo
(cuatro o menos de ellos dicen algunas líneas,
según la cantidad que haya en el grupo)
Peneo
Magistrado
de la ciudad
Conejo
6 Apolo y Dafne
Madre y Padre
Los siguientes personajes dicen una o varias líneas solos:
• Apolo
• Peneo
• Mujer 3
• Pitón
• Conejo
• Hombre 1
• Magistrado de
la ciudad
• Madre
• Hombre 2
• Padre
• Hombre 3
• Eros
• Mujer 1
• Dafne
• Mujer 2
7
Acto uno (de uno)
Al aire libre, en la plaza del pueblo o algún otro espacio público
abierto similar.
Una MUJER corre de una punta a la otra del escenario. PITÓN la
sigue durante poco tiempo mientras intenta atraparla. De repente,
APOLO aparece desde el proscenio y para en seco a PITÓN.
APOLO:
(con audacia) Oye, mortífera PITÓN. ¿Otra vez aterrorizando a los
amables vecinos del pueblo?
PITÓN:
¿Yo? No.
APOLO:
Me han dicho lo contrario.
PITÓN:
(desafiante) Son mentiras.
APOLO:
(con escepticismo) ¿En serio? Escuché por ahí que otros han
intentado matarte, pero no lo han logrado. ¿Eso también es
mentira?
PITÓN:
Bueno, si tenemos en cuenta que sigo con vida, no, no es
mentira.
APOLO:
Ah, sigues con vida. ¡Pero no por mucho tiempo!
A continuación, empiezan a pelear. APOLO mata a PITÓN con una
flecha. Los vecinos del pueblo comentan: “¿Qué ha sucedido?”,
“¿Apolo la mató?”, “¡Oh, gracias a Dios!”, etcétera. APOLO se irgue
con orgullo.
MUJERES: ¿Vieron?
HOMBRES:¿Vieron?
TODOS (excepto APOLO y PITÓN):
8 Apolo y Dafne
¿Vieron lo que hizo Apolo? ¡Mató a la mortífera serpiente! ¡Que
viva Apolo!
APOLO:
¿Qué? ¿Por eso? ¡Fue pan comido!
TODOS (excepto APOLO y PITÓN):
¿Vieron lo que hizo Apolo? ¡Al fin el pueblo es libre!
¡Que viva Apolo!
MUJERES: ¡Cásate conmigo, te lo ruego!
APOLO:
No, estimadas damas, me opongo, porque me han
bendecido con el don de la belleza. Casarme con una
de ustedes sería injusto para el resto.
TODOS (excepto APOLO y PITÓN):
¿Vieron lo que hizo Apolo? ¡La cortó en pedacitos!
¡Que viva Apolo!
9
HOMBRES:Quisiera ser como él.
APOLO:
Caballeros, no quiero hacer falsa modestia, ni tampoco negarlo.
No existe ningún enemigo que sea siquiera la mitad de valiente
que yo.
TODOS (excepto APOLO y PITÓN):
¿Vieron lo que hizo Apolo? ¡Mató a la mortífera serpiente! ¡Que
viva Apolo! ¡Que viva!
MAGISTRADO DE LA CIUDAD:
Como magistrado de la ciudad, te ofrezco una pequeña muestra
de gratitud.
APOLO:
(con entusiasmo) Oh, como una corona o una medalla o... MAGISTRADO DE LA CIUDAD:
10 Apolo y Dafne
¡La llave de la ciudad!
APOLO:
O una llave inútil... MUJERES: Quisiera casarme con él.
HOMBRES:Quisiera ser tan valiente como él.
APOLO:
Quisiera tener una corona en lugar de una llave.
PITÓN:
Quisiera estar viva.
(PITÓN cae muerta).
TODOS (excepto APOLO y PITÓN):
¿Vieron lo que hizo Apolo? ¡Mató a la mortífera serpiente! ¡Que
viva Apolo!
Todo el elenco se queda quieto en una pose. Se produce una
pausa breve. Una flecha dorada pasa volando desde los
bastidores y cae con un ruido sordo en el centro del escenario.
A continuación, pasa una flecha de plomo (de color gris plateado)
Todos siguen el recorrido de la flecha con la mirada. Finalmente,
entra EROS.
EROS:
(con tono amable) ¡Hola a todos! Disculpen, estaba practicando.
APOLO:
(con tono altanero) Qué bien que practicas, querido. Quizá algún
día llegues a ser un arquero la mitad de bueno que mí.
EROS:
Que YO.
APOLO:
¿Qué?
EROS:
Un arquero la mitad de bueno que yo. “Yo” es el pronombre
personal de la primera persona que se usa como segundo
término de una comparación. En cambio, "mí" es el pronombre
que se emplea para las funciones de complemento con
preposición. APOLO:
(ofendido) ¡Eso ya lo sabía! Soy el dios del sol,
¿no lo sabes?
HOMBRES Y MUJERES:
“Ya lo sabía”, “Sí, es cierto”, “¡Es el dios del sol!”, etcétera.
11
EROS:
Disculpa. No era mi intención ofenderte. APOLO:
No te preocupes, que no me ofendiste a... No me ofendiste... (APOLO no está seguro de decir "a mí").
EROS:
A mí.
APOLO:
¡Eso! Mí nunca me ofendo por lo que dice un simple mortal.
EROS:
Pero yo no soy un mortal. Soy Eros, el dios del amor.
APOLO:
¿Amor? ¡Qué sentimiento más tonto! ¿De qué me sirve el amor?
MUJERES: ¿¿Qué??
12 Apolo y Dafne
APOLO:
Salvo por ustedes, queridas damas. Las amo a todas y cada una de
ustedes.
Las mujeres se derriten de amor.
(a EROS) Gracias por la lección de gramática. Ahora vete y llévate
esas flechitas contigo. (a las MUJERES y los HOMBRES) Tiene un set
de flechas de principiante. (a EROS) ¿Son de distintos colores por
algún motivo? ¿O solo porque te parecen bonitas?
Las MUJERES y los HOMBRES se ríen.
EROS:
(un tanto indignado) Si te pego con una flecha dorada, te enamoras
profundamente. Si te pego con una flecha de plomo, no te
enamoras.
APOLO:
(se ríe) Con la mala puntería que tienes, ¿cómo harías para probar tu
teoría?
MUJER 1: ¡A menos que ahora el pasto esté enamorado de la tierra!
HOMBRE 1:¡Pero que la tierra no soporte al pasto!
Las MUJERES y los HOMBRES se ríen.
EROS:
Sigue, Apolo, ríete nomás. Pero ten cuidado, no me caen bien las
personas que fanfarronean demasiado.
EROS se va del escenario.
APOLO:
(con audacia) Te olvidas de que no soy una persona, ¡soy un dios!
Las MUJERES, los HOMBRES y APOLO siguen provocando a EROS.
“¡Qué flechas preciosas!”, “Ten cuidado de no herir a nadie”, “¿Y tu
mamita ya sabe?”, etcétera.
La provocación se interrumpe cuando DAFNE entra con el CONEJO.
DAFNE:
(risueña) Ay, Conejo. Eres tan tan gracioso.
APOLO:
¿Quién es?
HOMBRE 2:Se llama Dafne, es la hija de Peneo.
MUJER 2: (con menosprecio) Algunos creen que es superbella o algo así.
MUJER 3: Pero, si la miras bien, en realidad es muy común.
Las MUJERES coinciden al respecto. Los HOMBRES no están de
acuerdo.
DAFNE:
Oh, ¿qué dijiste, conejito?
CONEJO: Tengo un chiste superfabuloso. Te lo cuento. Un caballo entra en un
lugar que es como un gimnasio, ¿te lo imaginas?
13
14 Apolo y Dafne
APOLO se acerca a DAFNE.
APOLO:
(con actitud arrogante) Hola, ¿cómo estás? Me llamo Apolo. Soy el
dios del sol.
DAFNE mira hacia arriba asustada.
DAFNE:
¡Me asustaste!
APOLO:
Me preguntaba... De repente, EROS le dispara a APOLO una flecha dorada.
APOLO:
¡Ay! (se tambalea)
EROS le dispara a DAFNE una flecha de plomo.
DAFNE:
¡Ay! (se tambalea)
APOLO recobra la compostura y mira a DAFNE.
APOLO:
(con entusiasmo) ¡Dafne, casémonos!
MUJER 3: Seguro, pero no me llamo DAFNE.
HOMBRE 3:¡No te lo dijo a ti! Se lo dijo a ella. (señala a DAFNE)
TODOS están muy sorprendidos: “¿Qué?”, “¿Qué dijo?”.
EROS se ríe.
DAFNE:
(con desdeño) Tonto dios, soy demasiado bella como para
casarme.
APOLO:
¡No, no es así! Quiero decir, ¡sí, eres preciosa!, pero... no eres
demasiado bella como para casarte. Eso no quiere decir que no
lo seas, lo cual quiere decir que estás ardiente, lo cual quiere
decir que pienso que deberíamos casarnos, pero no porque
eres preciosa. Bueno, sí, porque eres preciosa, pero no porque
tú no te casarías conmigo.
DAFNE:
Soy demasiado bella como para casarme, lo cual quiere
decir que no pienso hacerlo, lo cual quiere decir que estoy
disgustada, lo cual quiere decir que tengo decidido que ¡no
nos vamos a casar! Puede que pienses que soy hermosa, y es
cierto, soy muy hermosa, pero no porque no quiero casarme
contigo.
APOLO:
No es cierto que seas demasiado bella como para casarte.
DAFNE:
Pero eso no significa que deberíamos casarnos.
APOLO:
Pensaba que... DAFNE:
No pienso casarme contigo.
APOLO:
¡Ya lo dijiste muchas veces! No eres demasiado bella como
para casarte.
DAFNE:
No nos vamos a casar.
APOLO:
¿Qué decías?
DAFNE:
¡Nada! ¿Qué decías tú?
APOLO:
Ya me olvidé. ¿Tú decías que deberíamos casarnos?
DAFNE:
¿Qué? Decía que me niego a casarme contigo.
15
APOLO:
¡Por todos los dioses! ¡Estoy confundido! Perdóname... DAFNE:
Te perdono.
APOLO:
Pensaba que... DAFNE:
¡No nos vamos a casar!
APOLO:
Pero soy el dios más poderoso del universo, después de Zeus... HOMBRE 2:Y de unos pocos más... 16 Apolo y Dafne
DAFNE:
(aburrida) Te felicito, pero eso no cambia nada.
APOLO:
(con confianza) Estoy seguro de que tu padre diría que sí si le
pidiera tu mano. Soy irresistible para los padres.
DAFNE:
No. Él va a decir que yo soy la que decide. Y yo digo que no.
APOLO:
Sea como sea, me gustaría preguntarle.
DAFNE:
(con delicadeza) Bueno. (gritando) ¡PAPÁÁÁÁÁ!
APOLO se cubre las orejas. Entra PENEO leyendo un libro grande.
PENEO:
(sin dirigirse a nadie en particular) ¿Sabían que el río Yangtsé
deposita 170 millones de metros cúbicos de limo por año? (se ríe
para sus adentros) Cualquiera pensaría que, por ser el dios de los
ríos, soy un experto, pero me sorprendo constantemente de todo
lo que no sé.
DAFNE:
(impaciente) ¡Papá! ¡A nadie le interesa el barro!
APOLO:
Al contrario. Señor, ¡a mí me fascina el barro!
PENEO:
Yo, en realidad, prefiero hablar sobre el agua. APOLO. Señor, ¿sabía que el agua de la corriente superior del Neretva
tiene una pureza de suma calidad?
PENEO:
Claro, yo la hice así.
(pausa breve)
APOLO:
(muy entusiasmado) Sé deletrear Misisipi en inglés con los ojos
cerrados.
PENEO:
¡Qué maravilla! Yo intento, pero siempre me pierdo... APOLO:
¡En el segundo par de eses!
PENEO y APOLO se ríen juntos.
APOLO:
Cambiando de tema, quisiera casarme con su hija.
PENEO:
¡Excelentes noticias!
APOLO:
No podríamos estar más contentos. DAFNE:
(interrumpiendo a APOLO) ¡PAPÁÁÁÁÁ!
APOLO y PENEO se tapan las orejas.
APOLO:
(se dirige a DAFNE) Disculpa, Dafne, ¿podrías hablar en voz baja?
Estamos conversando.
DAFNE:
(indignada) ¡¿Qué?!
APOLO:
(se dirige a DAFNE) Gracias. (se dirige a PENEO) ¿Tiene esmoquin?
17
PENEO:
Alquilaré uno.
DAFNE:
(enojada) ¡No! ¡Me niego a casarme con él! ¡Me niego!
PENEO:
(se dirige a DAFNE) Cielo, te noto un poco tensa. Quizás estás un
poco confundida con esto del casamiento, ¿puede ser?
DAFNE:
¡PAPÁ! ¡Tenías que decir que NO!
PENEO:
(confundido) ¿Que no?
DAFNE:
¡Sí!
PENEO:
(exasperado) Ah..., niños. ¿Saben algo? Siento que no hago nada
bien.
APOLO:
Sí, Zeus dice lo mismo todo el tiempo.
MADRE:
(entre la muchedumbre) Mi hija es igual.
PADRE:
(entre la muchedumbre) Cada vez que digo algo, mi hija desea
que no lo hubiera dicho.
PENEO:
Si digo “alto”, ella dice “bajo”. Si digo “bajo”, ella dice “alto”. Nunca
sé si está bien lo que digo hasta que me equivoco.
PADRE:
Si me detengo, ella continúa.
MADRE:
Si yo continúo, entonces ella se detiene.
MADRE y PADRE:
Nunca sé si está bien lo que digo. Cuando me doy cuenta, es
porque ya hice algo que no le gustó.
MADRE:
Puede que las madres seamos las que más sabemos, pero igual
nos cuestionan todo.
PADRE y PENEO:
Nosotros también fuimos jóvenes alguna vez, ¡pero ahora no
tenemos ni idea de qué hacer!
MADRE:
Si no estoy segura de algo, ella está segura.
PADRE y PENEO:
18 Apolo y Dafne
Si yo estoy seguro de algo, ella no está segura.
PENEO:
Nunca sé si algo está de moda hasta que deja de estar de moda.
MADRE:
Nunca logro dar en el tino. Siempre tengo que andar adivinando.
PADRE y PENEO:
Y, si acierto, ella pronto cambia de opinión.
MADRE, PADRE, PENEO:
Si yo quiero pastel de vainilla, ella quiere pastel de chocolate. Si
yo quiero pastel de chocolate, ella quiere pastel de vainilla.
MADRE, PADRE, PENEO: (Continúan)
Nunca sé qué es lo mejor hasta que me equivoco. Yo digo “a”,
ella dice “b”. Yo digo “b”, ella dice “a”. Es una batalla perdida.
PENEO:
¡Cómo me habría gustado tener un hijo varón!
19
MADRE, PADRE, PENEO:
Nunca sabemos si está bien lo que decimos ¡hasta que nos
equivocamos!
DAFNE:
(exasperada) ¡Me estás avergonzando!
PENEO:
¿Yo?
APOLO:
Señor, a mí no me avergüenza para nada.
DAFNE:
Eso es porque no está hablando de ti.
APOLO:
Bueno, tienes razón.
PENEO:
Me parece que junio es un mes ideal para casarse.
DAFNE:
¡PAPÁÁÁÁÁ!
APOLO y PENEO se tapan las orejas.
APOLO:
Prométeme que dejarás de gritar cuando estemos casados.
DAFNE:
¡No nos vamos a casar!
APOLO:
Pero recién tu padre dijo que... EROS entra en escena.
EROS:
¿Tienes algún problema, dios del sol?
HOMBRE 4:¡Tú! Eh, dispárale a ella con tus flechitas.
20 Apolo y Dafne
APOLO:
¡Excelente idea!
DAFNE grita horrorizada.
MADRE:
¡Ni se te ocurra dispararle!
APOLO:
(se dirige a la madre) Bueno, está bien. (Confiado, se dirige a
EROS) Sé muy discreto. DAFNE:
(se dirige a APOLO) ¡Eres un bárbaro!
Las MUJERES coinciden al respecto. “¡Es despreciable!”, “¿Cómo
puede decir algo así?”, “¡Qué horror!”.
APOLO:
(señalando a EROS) ¿Quién? ¿Yo? ¡Él es el que está con las
flechas!
EROS:
¡No quieras echarme la culpa!
APOLO:
(pierde la paciencia y se desespera) ¡Dispara la flecha de una vez
y ya!
PENEO:
Se nota que no sabes mucho sobre relaciones, ¿verdad, APOLO?
DAFNE:
Suficiente. Me voy. Vamos, conejito.
APOLO:
(desesperado) ¡No te vayas! ¡Soy un héroe! ¡Mira! ¡Tengo una llave!
(APOLO muestra la llave inútil).
DAFNE. ¿Una llave inútil? ¿Ni siquiera te dieron una corona?
APOLO:
Bueno, es un regalo. No quise ser descortés. Con una mirada impaciente, DAFNE se da vuelta como para irse.
APOLO la sigue.
DAFNE:
Adiós.
APOLO:¡¿Adiós?!
HOMBRE 1:¿Vas a dejar al gran Apolo?
APOLO:
Pero ¿no sabes quién es mi padre?
21
PENEO:
Oh, no. APOLO agarra a DAFNE y no permite que se vaya.
DAFNE:
¡Suéltame! ¡PAPÁÁÁÁÁ!
CONEJO: ¡Oh, por Zeus!
22 Apolo y Dafne
PENEO:
Dafne, ¿qué quieres que haga?
APOLO:
¡No hay más que hablar! Nos casamos y ya.
DAFNE:
¡Ayúdame, PAPÁ!
PENEO:
¡Dafne!
PENEO mueve los brazos y arroja un hechizo sobre DAFNE. De
repente, DAFNE queda petrificada y se convierte en árbol.
APOLO:
(aturdido y confundido) ¿Qué...? ¿Qué ha sucedido?
APOLO suelta a DAFNE convertida en árbol y analiza lo sucedido.
APOLO:
(se dirige a PENEO) ¿La convertiste en un árbol de laurel?
PENEO:
¡Ay! APOLO:
Lo entendería si fuera un pájaro o una flor... Pero ¡¿a quién se le
ocurre convertir a su hija en un árbol?!
PENEO. Parece que no hago nada bien...
EROS:
Anímate, Apolo. Podría ser peor.
APOLO:
Vete de aquí.
PITÓN:
(mirando a DAFNE convertida en árbol) Para ser un montón de
palos de madera se ve bastante bien.
APOLO:
Cállate. Ya estás muerta.
PITÓN cae muerta otra vez.
CONEJO: Las hojas son muy sabrosas (come algunas hojas).
APOLO:
Deja de comerte a DAFNE. (Le quita las hojas al CONEJO. Le saca
algunas ramas a DAFNE y con ellas arma una corona).
¡Ay! ¿Y así termina todo? ¿Solo me queda un puñado de ramitas?
¡¿Por qué, Zeus, por qué?! Aunque soy el gran Apolo, mi victoria
parece vacía. Mi novia es un árbol.
HOMBRES, MUJERES, PENEO, EROS, CONEJO, MAGISTRADO DE LA
CIUDAD, MADRE, PADRE:
A nadie le importa que sea un héroe si no tiene vida social. Su
novia es un árbol.
HOMBRES:Ya no puede ser cariñosa...
APOLO:
Tampoco lo era antes de ser un árbol.
MUJERES: Jamás escucharás su voz...
APOLO:
Prefería no escucharla, por elección propia.
PENEO:
Se va a quedar contigo para siempre.
APOLO:
Oh, Peneo, ¡qué inteligente! No es que no me sienta conmovido,
pero en realidad la mejoraste bastante.
HOMBRES Y MUJERES:
Serás rey en tu reino.
23
APOLO:
Nunca jamás se quejará.
PENEO:
Pero nunca la verás como novia en el altar.
APOLO:
¡Qué le voy a hacer! Al menos lo intenté.
APOLO se coloca la corona en la cabeza con admiración.
CONEJO: No tiene compasión.
EROS:
No, ni un poquito.
APOLO:
¡Me veo tan guapo con esta corona en la cabeza!
HOMBRES Y MUJERES:
Se puso en la cabeza una corona para dioses y héroes de esos
que todos adoran. Su novia es un árbol.
APOLO:
Mi novia es un árbol. Así que presten atención, queridas damas,
¡soy todo suyo!
HOMBRES:¡Lo tienen todo para ustedes!
MUJERES: (derretidas de amor) ¡Ahhhh!
Fin
24 Apolo y Dafne
Descargar