Acerca de Barry Lyndon . E n cada uno de los fotogramas de Barry Lyndon se hace evidente hasta qué punto Stanley Kubrick quería producir una película de calidad. Para aquellos que admiran las películas de Kubrick, Barry Lyndon figura entre sus logros cinematográficos más extraordinarios, compitiendo solo con 2001: una odisea en el espacio. El héroe del film, a pesar de sus defectos, es uno de los personajes más sustanciosos de la filmografía del director y también el que se ha tratado con más benevolencia. El guión de Kubrick sigue la misma cronología que la novela de Thackeray, pero simplifica los hechos reduciendo el espacio histórico. Para el papel principal, Kubrick dijo que nunca se imaginó a otra persona que no fuese Ryan O´Neal; le había “impresionado muchísimo” en la película ¿Qué me pasa, doctor? (What's Up, Doc?, 1972). “Tiene cualidades como actor que nunca se han utilizado”. El personaje debía ser, asimismo, físicamente atractivo y encantador. Marisa Berenson, modelo, había estudiado interpretación con el maestro Lee Strasberg. Pero su primer papel surgió totalmente de casualidad. Ella y Helmut Berger eran invitados frecuentes de Luchino Visconti. Una tarde, Visconti pensó que Berenson sería perfecta para el papel de la mujer del compositor encarnado por Dirk Bogarde en Muerte en V enecia (1971). Su siguiente papel, como la heredera alemana en Cabaret, captó la atención de Stanley Kubrick, quien sin conocerla le ofreció el papel femenino principal en Barry Lyndon. Kubrick pensó que tenía un cierto “sentido trágico”, y destacó que la clase de presentación silenciosa que consigue en Barry Lyndon requiere un tipo esencial de talento. En los papeles secundarios Kubrick utilizó algunos “alumnos” de sus anteriores películas. Leonard Rossiter, que tuvo un breve papel como científico ruso en 2001: una odisea en el espacio, crea el memorable personaje del capitán Quin. Su segundo, el capitán Grogan, es interpretado por Godfrey Quigley, capellán de la prisión en La naranja mecánica. El rodaje comenzó en el otoño de 1973 y duró ocho meses y medio. El presupuesto de Barry Lyndon, estimado inicialmente en 2,5 millones de dólares, fue de once millones. Kubrick utilizó para el rodaje costosos castillos, casas solariegas y otras localizaciones. Cuando la producción se desplazó a Inglaterra, se utilizaron varias casas señoriales. Entre ellas figuraban el Howard Castle, y la Wilton House, para las escenas que se desarrollaban en la propiedad de lady Lyndon. La boda de Barry con Lady Lyndon se rodó en la capilla de Longleat. Algunas escenas de la batalla se grabaron cerca de Bath. En total, el equipo de Ken Adam dedicó casi seis meses a la búsqueda, organizando la logística y obteniendo las autorizaciones necesarias para el prolongado rodaje. Además, el vestuario fue esencial, y la fase de preparación del vestuario se alargó durante 18 meses. Milena Canonero, que había diseñado el vestuario de La naranja mecánica, supervisó cada detalle. Las ropas no solo debían corresponder perfectamente a la época, sino que también debían estar integradas de forma natural en “la vida cotidiana” de los personajes. Unos 250 soldados del ejército irlandés vestían unos trajes que representaban a los ejércitos de Inglaterra, Prusia y Francia, y fueron diseñados con la ayuda del renombrado historiador John Mollo. K en Adam, el diseñador de producción, consideró que su trabajo de diseño en Barry Lyndon había sido “mucho mas de reproducción que de imaginación”. La exuberante belleza de Barry Lyndon le debe mucho a la brillante fotografía de John Alcott. Alcott se esforzó en crear una sensación de luz natural a lo largo de todo el filme aunque utilizó también algo de iluminación artificial. Tras William M. Thacker ay analizar la forma (1811–1863) en que la luz natural ilumina un decorado, Alcott lo reproducía con una combinación de luz natural y focos para conseguir un nivel de iluminación que permitiera la grabación. El hecho de utilizar únicamente decorados reales necesitó de auténticas proezas en términos de fotografía, tal y como Alcott confesó a la revista American Cinematographer Todas las escenas iluminadas por velas se realizaron sin ningún tipo de luz artificial, solo mediante velas y reflectores. Cuando Michael Ciment le preguntó en qué medida había colaborado Kubrick en la fotografía, Alcott le contestó: “Sabe exactamente lo que quiere. Si no fuese director, probablemente sería el mejor director de fotografía del mundo”. Con el tiempo Barry Lyndon ha logrado la condición de clásico reconocido. Incluso algunos críticos que inicialmente no entendieron la película han cambiado de opinión. La primera vez es difícil apreciar nada más allá de sus cualidades pictóricas y musicales. Solo después asoma la contemplación corrosiva de la futilidad que subyace a casi todos los esfuerzos humanos. Lyndon podría considerarse la obra maestra de Kubrick. Como mínimo, representa el apogeo de su obra más esteticista, el filme de capa y espada más triste y la historia romántico-erótica más melancólica. Tras una década de adaptaciones de Jane Austen, Henry James o Thomas Hardy, el proyecto más extraño de Kubrick parece ir 20 años por delante de su tiempo. Los principales medios de comunicación no han cesado de publicar extrañas historias que describen implacablemente a Stanley como una tipofrío, calculador y misántropo. Pero sus películas, si se reflexiona atentamente sobre ellas, no transmiten esa idea. Valga como ejemplo la profunda y cósmica anticipación al final de 2001: una odisea en el espacio. La trágica debilidad humana de Barry Lyndon pertenece claramente a esta tradición. Como “un lamento melancólico sobre el transcurso del tiempo y la pérdida de la inocencia”, sigue siendo tal vez la respuesta más fuerte y desafiante de Kubrick a aquellos que juzgan mal su trabajo. Los archivos personales de Stanley Kubrick, Alison Castle (editor), Editorial Taschen