Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras Facultad de Ciencias Sociales Departamento de Psicología Evaluación de Instrumento: Prueba Goodenough-Harris Paloma Torres Dávila 801-99-9274 Psic 6401 28 de abril del 2008 1. Prueba y propósito: Goodenough-Harris Drawing Test (originalmente: Goodenough Draw-a-Man Test) Esta prueba ha sido desarrollada para evaluar primeramente la aptitud del niño para forma conceptos (sean concretos relacionados a la experiencia directa o, posterior a la niñez, complejos y caracterizados por asociaciones cognitivas) mediante el análisis del dibujo que hace el niño de la figura humana. Toma en cuenta procesos cognitivos relacionados a la inteligencia como lo es la percepción, modalidades táctiles, kinestéticas, visuales y funciones complejas del pensamiento. Se analiza el dibujo de la figura humana de la mujer, hombre y auto concepto. Además de ser un instrumento de evaluación de madurez intelectual, sirve como instrumento proyectivo, revelando aspectos importantes sobre el afecto y figuras impersonales. 2. Autor: Dale B. Harris (revisión) y Florence L. Goodenough (versión original) 3. Casa publicadora: Harcourt, Brace & World, Inc. y Paidós (para todas las versiones en castellano) 4. Fecha de publicación: 1963 5. Revisiones y fechas: Children’s Drawings as Measures of Intellectual Maturity. A Revision and Extensión of the Goodenough Draw-a-Man Test (1963) y Goodenough-Harris Drawing Test (1991-3ra reimpresión en castellano) 6. Niveles de examen: Un examen aplicado de la misma forma a niños desde la etapa preescolar hasta adolescentes 7. Forma de examen: Cuaderno de la prueba publicado por Harcourt, Brace & World, Inc. y un lápiz #2. 8. Tiempo de examinación requerido: No hay límite de tiempo para la prueba pero la norma es que los niños tomen de 10 a 15 minutos haciendo los tres dibujos. Se recomienda darle a los niños menor de ocho años un descanso breve entre el segundo y tercer dibujo para relajarse. 9. Variedad de las subpruebas: La prueba consiste sólo en tres subpruebas o dibujos: del hombre, mujer y propio, pero el detalle que revela cada individuo es sumamente diverso y complejo. 10. Claridad y precisión de las instrucciones del manual: El manual provee instrucciones claras y precisas para la aplicación tanto a nivel individual como al colectivo. Se proveen las órdenes a dictar paso a paso y estímulos que puede proveer el evaluador para que el niño complete la prueba. 11. Presentación del material y de la hoja de respuesta: El material es presentado de manera organizada en un libro que incluye: el trasfondo de la prueba, manual de instrucciones para la aplicación de la prueba y el manual para cotejo y calificación de la prueba con dibujos claros y diversos como ejemplos. También se provee una hoja de cotejo para el evaluador donde este marca las partes del dibujo completadas según el manual. La hoja de respuesta es un cuaderno simple, de tres páginas (un cuadro marcado en cada una) para el dibujo de cada figura. Es sencillo y claro, para así no distraer al niño y facilitarle a completar la prueba. 12. Procedimiento de corrección y para obtener resultados: Es un análisis cualitativo estandarizado aplicando las “escalas cualitativas”. Primero se debe estudiar con cuidado los dibujos ilustrativos del manual y leer los distintos requisitos para calificar cada categoría del dibujo especificado. Entonces se observa las ilustraciones para ver si se ha otorgado puntaje al aspecto en consideración y fijar con claridad los principios que norman esta evaluación. Una vez comprendido estos principios se otorga el puntaje adecuado. Dada la subjetividad de unos ítems, el evaluador debe remitirse a las secciones de instrucciones en caso de cualquier duda, no importando sus años de experiencia con la prueba. Cada ítem se evalúa como aprobado (marcarse con un signo “+”) o reprobado (marcarse con un signo “0”), asignando un punto a todos los aprobados. NO se asignan medios puntos, para así evitar a mayor medida posible la influencia del juicio subjetivo y reinterpretaciones del dibujo. En el cuadernillo de la prueba, se provee un espacio junto a cada dibujo para registrar el puntaje y facilitar la corroboración del mismo y garantizar que no se omitan ítems en los puntajes. Puede surgir el caso de que se encuentre con dibujos a los cuales le es imposible asignar un puntaje, dibujos conocidos como “Clase A”. Según los estudios de estandarización, estos dibujos son sumamente raros producidos a lo sumo uno o dos veces cada mil casos después de los cinco años. En estos casos, se debe interrogar al niño de forma individual para que provea una explicación sobre el dibujo. A menudo lo que sucede es que simplemente poseen dificultad para reflejar sus ideas con claridad. La hoja superior del cuadernillo provee un espacio para registrar el puntaje bruto, los equivalentes a los puntajes a estándar (provistos por el manual), los rangos de percentiles y puntajes estándar promedio. No se puede combinar puntajes parciales seleccionados d dos dibujos distintos para obtener un puntaje total. Además, se analizan varios aspectos cualitativos como presión del lápiz, ubicación del dibujo en la página, el tamaño del dibujo y las borraduras (que casi siempre lo que representa es insatisfacción con dibujo, no ansiedad) 13. Tipo de puntuación derivada en que se ofrecen los resultados: Rangos de percentilas para puntaje estándar. 14. Naturaleza de muestra de estandarización: Primero se administró la prueba de dibujo a varios de miles de niños en cuatro áreas geográficas de los Estados Unidos: área central de costa atlántica y Nueva Inglaterra, el Sur, la costa occidental y la región superior de Medio Oeste; de manera específica, eran escuelas en Nueva York, Connecticut, Wisconsin, Luisiana, Texas y California. Para la estandarización final, se seleccionaron entonces de este conjunto a 75 niños de cada nivel de edad provenientes de cada una de estas áreas geográficas de modo que representen la distribución ocupacional de Estados Unidos en su totalidad. Se seleccionó niños en cada nivel de edad y distribuyó para que la muestra se centrara alrededor de los seis meses, con un número aproximadamente igual de niños escogidos por cada mes dentro de ese intervalo de edad. En este estrato se eligió igual cantidad de niños que niñas. En resumen, la estandarización y normas están basadas en 2,975 niños, representativos de la población ocupacional estadounidense de 1950 distribuida sobre cuatro áreas geográficas. Los niveles socioeconómicos de los niños variaban desde familias jornaleras de todo tipo hasta familias profesionales. 15. Confiabilidad y validez del examen y el proceso utilizado para obtenerlas: En la más reciente revisión se ha evaluado de la confiabilidad de dos formas. Primero, mediante la coherencia con la cual los evaluadores valúan un conjunto determinado de dibujos. Se compararon la calificación de los dibujos dos grupos de muestra de niños de ocho y diez años. El primer grupo, el de ocho años, muestra en las niñas una correlación de .97 en la escala de dibujo del hombre y un .91 en la escala de dibujo de la mujer; en los niños se mostró una correlación de .92 en el dibujo del hombre y .94 en el dibujo de la mujer. El segundo grupo, el de 10 años, mostró en las niñas una correlación de .97 en las escalas de dibujo del hombre y de la mujer; en los niños, hubo una correlación de .98 en las escalas de dibujo del hombre y de la mujer. Además, se evaluó la confiabilidad mediante la coherencia del rendimiento del niño en la tarea del dibujo según la evaluación de escala. Aquí se dio de manera independiente 36 dibujos hechos por niños a tres evaluadores. El evaluador A discrepó con el puntaje estandarizado proporcionado por el autor en 5.03% de los ítems, el evaluador B en 5.05% y el C en 5.02%. Al consultar sobre estas discrepancias y evaluar una nueva muestra de dibujos, los puntajes disminuyeron un promedio de 2% en los tres evaluadores. La validez se ha evaluado por un lado considerando desde diferentes ángulos los efectos que determinadas experiencias o aprendizajes ejercen sobre el rendimiento en el dibujo, y por otro, relacionando estadísticamente la escala con otras medidas de “inteligencia” y con otras aptitudes afines evaluadas en las escalas del dibujo. Para el primero, se seleccionaron dos clases de primer y segundo grado que tenían una excelente clase de educación. Se hicieron numerosas comparaciones con los dibujos de niños de otras escuelas que aún no habían recibido clases de dibujo alguna y se demostró que no había ninguna diferencia significativa entre estos grupos de niño. Además, se preguntó si el administrador ejercía algún tipo de influencia sobre el rendimiento del sujeto que hace el dibujo. Se programaron dos exámenes, uno administrado por un evaluador psicológico y el otro por el maestro. Se mostró que el examinador ejerce muy poca influencia tanto en el puntaje obtenido por el niño como el rango de este puntaje en el grupo. No hubo ninguna significancia estadística y las correlaciones no revelan ninguna pauta o tendencia a que hubiese un efecto sistemático del evaluador sobre el examinado. Otra forma en que se midió la validez de la prueba fue comparándola con otras medidas de inteligencia tal como la Stanford-Binet, la tests de habilidades mentales, WAIS y otros. Esto fue aplicado a un grupo de 164 niños de diversos grupos ocupacionales, la mayoría de clase media y baja. Los resultados indican que el Goodenough-Harris está más estrechamente relacionado con las aptitudes cuantitativas y espaciales que con las de comprensión verbal o velocidad perceptual. Al compararlo con los datos de Ansbacher, se encontró una relación casi insignificante entre esta prueba y la forma elemental de tests de habilidades mentales. Sin embargo, no se ha podido confirmar si estos estudios muestran o no el significado cambiante del test de dibujo en la jerarquía de aptitudes mentales. Sí muestran que esta prueba mide la aptitud de los niños para formar conceptos abstractos y que el manejo por parte de los niños de los conceptos cuantitativos y espaciales sean relativamente más importante que los componentes que emergen del significado verbal y velocidad perceptual. 16. Fortalezas y debilidades de acuerdo a los críticos: Una de las mayores críticas que posee esta prueba es, como mencionado anteriormente, que no mide eficazmente el componente verbal. Por tanto, se entiende que el CI obtenido se debe interpretar con precaución ya que no envuelve los distintos aspectos que debe revelar la inteligencia general de un sujeto. Sin embargo, otros indican que no es posible dibujar algo que no ha sido conceptualizado de manera abstracta y por ende, la prueba si revela algún aspecto de capacidad de abstracción. Otra problemática relacionada a esta prueba es que tiene un alto contenido de interpretación subjetiva ya que cada evaluador debe interpretar el dibujo según su propio marco teórico, revelando la posibilidad de interpretaciones múltiples y diversas. Generalmente, la prueba es reconocida por informar a través del dibujo el componente intelectual, conceptual y de personalidad que posee un sujeto. El dibujo revela el progreso de conceptos infantiles mediante los detalles del cuerpo, relacionándolo entonces con la inteligencia general y capacidad de pensamiento abstracto. La correlación con aptitudes estéticas, motrices, perceptivas, o de rendimiento en el test no es mayor que la que tiene con aptitudes verbales o conceptuales. Además, el dibujo muestra tener un valor significativo en factores afectivos, de temperamento, personalidad e interés. Por tanto, la prueba posee la fortaleza de no sólo servir como medida de los aspectos intelectuales sino también de aspectos proyectivos. Provee así material para un análisis complejo sobre la conducta del niño. 17. Evaluación propia del examen, sus méritos y limitaciones: Entiendo que como toda prueba psicológica, la prueba Goodenough-Harris sirve como un instrumento que guía un posible interpretación o hipótesis dirigida para entender la conducta de un individuo y posibles alternativas de intervención. Según los análisis de validez y confiabilidad, entiendo que la prueba mide la inteligencia en general a pesar de no ser explícitamente verbal. Reconozco lo pautado por varios críticos de que para poder dibujar algo, se tiene que haber conceptualizado de manera abstracta. Por tanto, el dibujo envuelve varias funciones cognitivas que revelan un funcionamiento intelectual general. Tomando esto en cuenta, es importante reconocer la limitación de medir aspectos específicos de inteligencia, aparte de los perceptual, espacial y cuantitativo. Así, no se debe formular hipótesis ni diseñar intervenciones basándose en estos datos solamente. Otro aspecto significativo de la prueba es su aspecto de medición proyectiva. Claro, la interpretación de lo proyecta un sujeto es influenciado por el marco desde el cual se posiciona el evaluador, pero tal como sucede en el escenario terapéutico, dicha información obtenida del dibujo se interpreta según la historia y otros aspectos o instrumentos que revelen información sobre el sujeto. Así, se provee una interpretación un poco más objetiva pero a la vez compleja que a su vez atienda la individualidad y complejidad del sujeto. En resumen, la prueba Goodenough-Harris sirve como instrumento que en unión a otros, sirve para formular hipótesis e intervenciones sobre la capacidad intelectual de un sujeto. Además, posee una cualidad proyectiva que también puede guiar las hipótesis e intervenciones al ver cómo aspectos emocionales y de personalidad puede estar influenciando en la conducta y capacidad intelectual de un individuo. Se ha probado que esta prueba ha sido estandarizada significativamente. Así se provee una claridad y precisión para interpretar los resultados referente aspectos cognitivos, lo cual restringe la subjetividad absoluta en la interpretación de los resultados. Recordemos finalmente que la evaluación psicológica no depende de unos resultados o datos obtenidos a través de la medición de una prueba única; es necesario entrar en un análisis complejo que envuelva varios aspectos, tanto distintas pruebas, observaciones clínicas, entrevistas e historiales para así poder entender la conducta y capacidad intelectual de un sujeto. Esta prueba, tal como otras, simplemente provee una guía sobre ciertos aspectos que pueden revelar fortalezas o debilidades cognitivas, y en este caso también emocionales, de un individuo. Referencia Harris, Dale B. (1991). El Test de Goodenough, Revisión, Ampliación y Actualización. Paidós: Barcelona.