Vallejo, justicia y dos supremos perdidos en París

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Vallejo, justicia y dos supremos perdidos en Paris Justicia Viva ratifica su posición en relación al controvertido viaje de dos vocales supremos a París, para disertar sobre César Vallejo. Este acto es una grave inconducta funcional que viola los principios de independencia e imparcialidad de la judicatura, razón por la cual ambos magistrados deben ser sometidos a una objetiva investigación por parte del Consejo Nacional de la Magistratura, y de ser el caso, deberán ser sancionados con todo el rigor de la ley. El siguiente texto es la perspectiva de Wilson Hernández Breña, economista, especialista en temas judiciales y ex integrante de Justicia Viva. Por azares del destino y debido a su interés en los temas de justicia, estuvo presente en la Conferencia y nos relata lo que allí ocurrió. Hace un par de semanas me topé con uno de esos correos que el Consulado del Perú en Paris reenvía semanalmente a su lista de direcciones a petición de algunas organizaciones culturales situadas por estos lares que buscan difundir, por decirlo en corto, nuestro país. En esta ocasión, no era ni la “Teta asustada” ni la “Señora de Cao” haciendo su paso triunfal por la capital francesa. Se trataba de una conferencia sobre César Vallejo: “La poésie de César Vallejo et sa projection dans la justice du Pérou actuel”. El evento fue organizado por la Revista “Expresión Latina”. El correo –recurriendo a diversas tonalidades de azul y rojo casi sicodélicas– anunciaba un escueto programa para el martes 3 de noviembre en la Maison de l’Amérique latine, activo lugar de promoción y encuentro de nuestras raíces latinas. La presentación del evento estaría a cargo del rector de la Universidad Alas Peruanas, Fidel Ramírez Prado, y los conferencistas serían, nada menos, que dos vocales supremos, uno de ellos ex presidente de la Corte Suprema. Así es, Francisco Távara hablaría sobre “Vida y obra de César Vallejo” y su colega Jorge Solís sobre “La justicia de paz en el Perú”. Definitivamente, el anuncio era atractivo. Llegó el día. Luego de un poco de música y declamaciones, las exposiciones empezaron. Távara, reconociendo ser un “vallejista” sin el “expertise” del especialista, disertó por unos 20 minutos hilando algunas líneas de Vallejo a la temática de la justicia. Relató, además, algunos detalles quizás no muy conocidos e interesantes sobre el proceso penal que se le siguiera al poeta. De todas formas, Francisco Távara nos hizo extrañar a esos expertos peruanos que cruzan el charco gracias a su lograda autoridad y profundidad en estos temas. Hay soledad en el hogar sin bulla, escribió Vallejo. En algún momento de su vida el homenajeado poeta fue juez de paz (algunos meses) y de ahí la razón de la segunda disertación. No obstante, sin ser vallejista ni vallejiano, puedo afirmar que el supremo Jorge Solís ahora sí sabe que hay golpes en la vida, tan fuertes. La conexión que desarrollara sobre Vallejo y la justicia de paz fue pobre. Sólo tres puntos sostuvieron la lógica de su intervención (resumo): al inicio, que Vallejo fue juez de paz; a la mitad, que usó el mismo reglamento que hasta hoy usan los jueces de paz; y al final, que Vallejo fue juez de paz. Además, sorprendió que el vocal supremo trasluciera tan escaso nivel de comprensión y crítica a la realidad social y cultural de los jueces de paz (quizá le faltó tiempo). Los dibujó como la entelequia congénita de la conciliación, para luego poner de ejemplo un caso en el que un juez de paz decidió que dos mujeres de un nativo asháninca vivan en pueblos separados para así evitar conflictos. El filtro de género hubiera descartado rápidamente este ejemplo. ¿Es así como se planifica la política de justicia de paz desde el Poder Judicial? Pregunta pendiente para este mismo magistrado: es el jefe de la Oficina Nacional de Justicia de Paz. Cuídate de tus héroes, escribió Vallejo. La justicia se reclama no sólo frente al Palacio de Justicia sino también en los salones de la Maison de l’Amérique latine. Vinieron las intervenciones del público, todas en tono de interpelación. Un primer hombre, con voz alta y firme, lanzó un: “¿es que en el Perú hay justicia?”. El ex presidente del Poder Judicial, Francisco Távara, demostró que, además de vallejista, es buen torero (¿es que este tipo de preguntas cabían en este evento?). Repitió el movimiento frente a otra directa y entonadísima pregunta del público asistente: “¿qué está haciendo el Poder Judicial para luchar contra la corrupción?”. Otro hombre de avanzada edad, y al parecer muy buen conocedor de Vallejo, tomó la palabra. Hizo una prolija y dura crítica sobre lo poco que los conferencistas sabían del vate, reivindicando al poeta ahí donde muriera. Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo, escribió Vallejo. En uno de esos momentos, algo nervioso, el rector de la Universidad Alas Peruanas intentó intervenir para calmar los ánimos pero terminó volteando su vaso con agua y mojando al supremo Solís. Finalmente, el rector tomaría la palabra y terminaría diciendo que su universidad tiene setenta mil alumnos a nivel nacional (para más de uno, ese dato fue causa de mayor nerviosismo), entre otros alcances similares. Ya para cerrar y no hacer este relato más redundante (el evento fue íntegramente filmado, para quienes deseen más detalle), la última intervención del público partió de un agradecimiento por el evento y por haber traído a las “intelectualidades” del Perú para luego cerrar con una furibunda crítica a la calidad de los conferencistas. Una piedra en que sentarme ¿no habrá ahora para mí?, escribió Vallejo. Me reconforta sobremanera que los peruanos no pierdan su capacidad de indignación frente a las múltiples aristas detrás de este evento y que, además, mantengan ese espíritu de lucha tenaz aun frente a las más altas autoridades. Pese al hambre, estamos hartos del gato por liebre. Me inquieta, no obstante, que la dilatada espera por una verdadera reforma del Poder Judicial y actos particulares de algunos jueces socave, ante los ojos de la ciudadanía, la imagen y figura de toda la judicatura, incluso la de sus máximos representantes: los supremos. !Ah! desgraciadamente, hombres humanos / hay, hermanos, muchísimo que hacer; así nos refriega Vallejo. Wilson Hernández Breña 
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