Los Cantos del Siervo en ISAÍAS

Anuncio
Los “Cantos del Siervo” en ISAÍAS
por D. Larry Gregg Sr.
Los Cantos del Siervo son una corrección fuerte a la resurgencia de una antigua herejía
consistente en que la prosperidad material, la abundancia de lujo y la ausencia de
sufrimiento eran las señales principales del favor de Dios.
Cuando se estudia un pasaje de las Escrituras, el estudiante serio de la Biblia debe hacerse
tres preguntas interpretativas (o hermenéuticas). Primero, ¿qué quiso decir ese pasaje a la
audiencia original? Segundo, ¿cómo han interpretado la gente ese texto a través de los
siglos? Y tercero, ¿cuál es el mensaje para mí (nosotros) en el ambiente y las circunstancias
contemporáneas? En la cultura religiosa del presente, las personas con frecuencia se apuran
considerando las dos primeras para llegar a la pregunta individual, ¿qué significa para mí?
Este método es tanto perjudicial a la interpretación bíblica lógica como al crecimiento
cristiano.
En ninguna parte del Antiguo Testamento son estos comentarios introductorios más
apropiados que en el examen teológico de los Cantos del Siervo en Isaías (Isaías 42.1-9;
49.1-7; 50.4-9; 52.13–53.12). El espacio no nos permite un examen detallado de esos
pasajes. A lo sumo lo que podemos hacer es analizar superficialmente algunos detalles de
significación teológica relacionados con una interpretación profunda de los Cantos del
Siervo.
¿Quién es el autor de los Cantos del Siervo?
Determinar quién es el autor es necesario para identificar al Siervo Sufriente,
particularmente debido a que los Cantos del Siervo tienen un gran contenido biográfico
(note el uso de la primera persona singular en Isaías 49.1 y 50.4). Este artículo presupone
que toda la obra (capítulos 1–66) fue compuesta por la personalidad profética sobresaliente
del siglo VIII a.C., Isaías, cuyo ministerio se extendió desde la muerte del rey Uzías de
Judá (742 a.C.) y los reinados de Jotam (742-735) y Acaz (735-715) hasta el reinado de
Ezequías (715-687), cuando el ministerio del profeta terminó al comienzo del siglo VII
a.C.1
¿Es importante el asunto de quién es el autor? La autoría del libro es de extrema
importancia en el contexto de nuestra primera pregunta hermenéutica, ¿Qué significó este
pasaje para la audiencia original? Con Isaías como autor, el contexto histórico original de
los Cantos del Siervo es, por necesidad, preexílico ya que el profeta murió cerca del fin del
siglo VIII a.C. Así que el contenido histórico de los Cantos del Siervo deben ser
contemporáneos con el tiempo de Isaías y su audiencia fue el pueblo de Jerusalén y el reino
de Judá en el siglo VIII a.C.
Desde la perspectiva cristiana, esto es teológicamente significativo en términos de la
comprensión de que Jesús de Nazaret fue el cumplimiento de la esperanza del Mesías
venidero. Una abundancia de evidencia bíblica y extra bíblica indica que la esperanza
mesiánica judía tuvo sus raíces en el contexto preexílico inmediato, creció durante los años
del exilio y vino a florecer completamente durante el periodo intertestamentario posterior al
exilio. Así que la imagen del Siervo Sufriente fue un hilo importante en la temprana
conciencia mesiánica en la historia de Israel y Judá anterior a la desaparición del remanente
de los reinados de David y Salomón.
¿Quién es el Siervo Sufriente?
Obviamente, las imágenes lingüísticas más importantes teológicamente en estos pasajes de
Isaías son las de “siervo” y “sufriente”. ¿Quién fue el Siervo de los cantos? Aquellos que
examinan esos pasajes usualmente escogen una de tres respuestas. El Siervo es uno de
estos: 1) el profeta mismo, 2) la nación de Israel personificada o 3) el Mesías anticipado.
Aunque las tres opciones tienen mérito, posiblemente la mejor respuesta es decir que la
identidad del Siervo la incluye a las tres. El texto provee amplia evidencia para las pruebas
personales del profeta y una fuente fuera de la Biblia provee evidencia amplia de su
martirio.2 Muchos libros del Antiguo Testamento, incluyendo Isaías, relatan los
sufrimientos y la aniquilación de Israel tanto como el sitio y la casi aniquilación por hambre
de los habitantes de Jerusalén.
Durante el primer siglo a.C. y el primer siglo d.C., los judíos tuvieron diferentes
expectativas sobre cómo sería el Mesías. Los fariseos estaban esperando un descendiente de
David quien sería un legislador como Moisés; los saduceos, un sacerdote como Aarón; los
zelotes, un guerrero como David; los esenios, dos figuras, una mosaica y otra aarónica. Así
que cada grupo tenía su propia interpretación de lo que esperaba. Sin embargo, ninguno de
los grupos sectarios parece que esperaran un Mesías Siervo, y particularmente no uno que
sufriera.3
Aunque la identidad del Siervo Sufriente fue cumplida parcialmente en el profeta Isaías
tanto como en la nación de Israel, últimamente, a través del lente de Dios la revelación fue
en la persona y la obra de Jesucristo, la tercera alternativa que vino al frente. “Los
intérpretes cristianos están unánimes en que quien quiera que el profeta tenía en su mente
en la representación del Siervo Sufriente, la vida, la crucifixión y la resurrección de Jesús,
es el único cumplimiento adecuado”.4
En la narración del encuentro de los discípulos con el Cristo resucitado, ellos reflexionaron
en las enseñanzas de Cristo en cuento a su anticipado sufrimiento y la agonía de su pasión.
Aquí la imagen del Siervo Sufriente se mezcla con la del legislador, el sacerdote y el rey
victorioso. Varios escritores del Nuevo Testamento resaltaron un motivo sobre los otros.
Así Mateo estructuró su evangelio para presentar a sus lectores un “Legislador mayor que
Moisés”.5 El autor de Hebreos presentó a Jesús como el Sumo Sacerdote por excelencia.
Todos los escritores de las evangelios señalaron la preocupación de los discípulos por la
imagen del Rey David tanto antes como después de la resurrección. Pero todas estas
imágenes sirvieron solamente para acentuar la presentación de los escritores de los
evangelios de Jesús como el heredero del Rey David, quien habló con una autoridad mayor
que Moisés, quien funcionó como el gran Sumo Sacerdote y el sacrificio perfecto y quien
habló de sí mismo como el Hijo del hombre que viviría, moriría y resucitaría en
servidumbre y sufrimiento.
¿Qué significan para nosotros hoy los Cantos del Siervo?
Hemos llegado al punto cuando hay que considerar la tercera pregunta hermenéutica.
Debemos preguntarnos: ¿cuáles son las implicaciones de los Cantos del Siervo para la vida
contemporánea? Consideremos tres de las muchas implicaciones significativas: cristología
(Jesús de Nazaret como el Cristo de Dios), eclesiología (la naturaleza y la misión de la
iglesia en el mundo) y teodicea (el significado del sufrimiento en la experiencia humana).
Cristología. Uno encuentra imposible hablar de la interpretación cristológica de los Cantos
del Siervo sin tratar la doctrina cristiana de la salvación (soteriología). Los Cantos del
Siervo de Isaías, junto a otros pasajes del Salterio, proveen la fundación primaria del
Antiguo Testamento para una comprensión sustituta de la expiación (ver Isaías 53.4-5).
Estos versículos del Antiguo Testamento presentan una imagen del Siervo Sufriente que iba
a llevar en su cuerpo la justa retribución que debía ser llevada por la humanidad pecadora.
Sus sufrimientos vicarios y su expiación sustituta vencerían la incredulidad y la infidelidad
del hombre caído (Isaías 53.5, 12; 1 Pedro 2.24).
Eclesiología. Desde la perspectiva de la eclesiología, los Cantos del Siervo informan de la
comprensión contemporánea de la misión de la iglesia como el cuerpo de Cristo en el
mundo. Pablo habló elocuentemente de la “participación de sus [Cristo] padecimientos”
(Filipenses 3.10) del creyente. Mateo informa que Jesús enseñó a sus seguidores que la
evidencia más convincente de su identificación con Él se vería en su identificación con
aquellos que sufrían (Mateo 25.31-45). Los Cantos del Siervo son una corrección fuerte al
resurgimiento contemporáneo de la antigua herejía que la prosperidad material, el lujo
abundante y la ausencia de sufrimiento eran las principales señales del favor de Dios.
Teodicea. Finalmente, desde la perspectiva de la teodicea (sufrimiento), desde un principio
los cristianos han interpretado a Jesús como el “varón de dolores, experimentado en
quebranto” (Isaías 53.3). Lucas nos dijo que Jesús inició su ministerio leyendo de Isaías 61
y señalando que el mensaje de solidaridad de Dios con los sufrimientos fue cumplido aquel
día en su propia persona (Lucas 4.17-21). Los cristianos afirmamos que el Siervo Sufriente
de Isaías y el Siervo que sufrió en el Nuevo Testamento son uno y el mismo; el que fue
llamado por Dietrich Bonhoeffer “el hombre para otros”.6 Y el mensaje de los Cantos del
Siervo y el de los evangelios es consistente en su insistencia de que los cristianos
contemporáneos declaran que ha sido, y seguirá siendo, la persona “para otros” también,
aun cuando al hacerlo es una ocasión para nuestro propio sufrimiento.
1. Clyde T. Francisco, Introduction to the Old Testament, rev. ed. (Nashville,
Broadman Press, 1977), 169-70.
2. Marc A. Jolley, “Isaiah, Ascensión of” en The Eerdmans Bible Dictionary, rev. ed.
Allen C. Myers (Grand Rapids: William B. Eerdman’s Publishing Co., 1987) 531.
3. T. C. Smith, “Acts” en The Broadman Bible Commentary, vol. 10 (Nashville:
Broadman Press, 1970), 29.
4. Henry Jackson Flander, Jr., Robert Wilson Crapps, David Anthony Smith, People of
the Covenant: An Introduction to the Old Testament (New York: The Ronald Press
Company, 1975), 412-13.
5. T. R. Birks, “The Variations of the Gospels in their Relation to the Evidences and
Truth of Christianity” en Strivings for the Faith (London: Hodder and Stoughton,
1874), 58.
6. Dietrich Bonhoeffer, Letters and Papers from Prison, rev. ed. (New York:
Macmillan, 1967), 209-10.
D. Larry Gregg Sr. es pastor de Calvary Baptist Church, Rutherforton, North Carolina e
instructor de estudios bíblicos, filosofía y religiones en el mundo en Isothermal Community
College in Spindale, North Carolina.
Descargar