179 CONVERSACIONES SOBRE EL EVANGELIO LOS CIEGOS VEN, LOS COJOS ANDAN... Cuillermo Marahall, s. ¡. t i Evangelio de San Marcos nos trae varias narraciones de curaciones de enfermos realizadas por |esús. Ellas son: curación de la suegra de Simón (Me. 1.29-31); un leproso (Me. 1.40-45): un paralítico (Me. 2. 1-12): un hombre que tenia la mano paralizada {Me. 3.1-6); la mujer con hemorragia (Me. 5.25-34): un sordo tartamudo (Me. 731-37); un ciego en Betsaida (Me. 8.22-26); un mendigo ciego en lericó (Me. 10.46-52). En dos oportunidades se mencionan curaciones numerosas (Me. 1. 52-34; 6,53-56). También se narra la resurrección de una niña, hija de fairo (Me. 5.35-43). Lo maravilloso Una mirada simple puede hacernos considerar estas actuaciones de [csús como gestos maravillosos destinados a suscitar la admiración. Los hombres admirados anle lo insólito deberíim razonar que esto no se podría obrar por ningún poder humano. Por lo lanío el poder de Jesús venia de Dios. Por consiguiente había que creer en lesús como en un enviado de Dios. Esta interpretación aparece incidentalmente en los Evangelios, pero DO es la Única ni la principal. Y sin embargo ha encontrado éxito en la divulgación teológica y en la catcquesis. Ellu adolece de sertas dificultades. Una de las principales es que aparece contradicha por el misino Evangelio. En Me. K. 11-12 los fariseos piden un» señal del cielo. Jesús rehusa. Cuando estaba en la cruz, los que pasabaVi le pedían un prodigio: bajar de la cruz, "para que veamos y creamos" (Me. 15.32). Jesús tampoco accedió. La inierpretación tradicional de las cu raciones milagrosas se ha formulado en lenguaje científico. Las leyes de la naturaleza son fijas e Inmutables. Pero Dios que es su autor puede determinar desde la eternidad los c;¡so^ en que >u efecto será suspendido para qii^> se produzca un IIL-LHU milagroso. Llevando esta lógica hasta el final se puede llegar a montar una oficina verificadora de milagros y declarar científicamente que tul curación es imposible según la ciencia médica, y que por lo tanto es un milagro, etc. Primacía de la fe En Marcos hay una constante que contradice esta interpretación respecto a las curaciones realizadas por Jesús. Por una parte en casi (odas las curaciones milagrosas hay una demanda de ser sanado: "le hablan de ella"; "si quieres puedes limpiarme"; "le traen un paralítico"; "lo suplican con instancia: mi hija está a punto de morir; ven. impon tus manos sobre ella para que SL- cutí y viva"; "y le ruegan imponga las manos sobre él"; "y le suplican que le toque"; "len compasión de mí. Señor, que vea", Estas demandas suponen una fe en que lesús puede obrar esa curación y una confianza en que lo hará. Por otra parte en su visita a Nazarel (Me. 6.1-6) se nos dice que nu pudo hacer ningún milagro por su falla de fe. Respuesta parecida daba a los que pedían una señat del cielo. En otras palabras; [csús nti hace el milagro para suscitar la fe, sino que l¡\ fe precede al milagro. Se requiere la fe para acoger el milagro. De lo contrario ésle no sería más que un prodigio inexplicable, como son inexplicables tantas cosas de la vida. No se tralu de convencer al que pide pruebas para creer en lesús. sino que se premia Ja fe del que está inicialmente convencido, lil milagro IL> hará ir más lejos en su fe, La irrupción de los tiempos mesiánicos l'ara comprender el por qué de los milagros de lesús con los enfermos y con los muertos lo mejor es preguntárselo a él mismo. F.l lo dijo cuando luán envió a sus discípulos a preguntarle: "¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?" (Mt. 11.5). [csús responde con una frase que sintetiza varios textos de Isaías: "Los ciegos ven. los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a Jos pobres la Buena Nueva" (Mt. 11.5). Ksta respuesta de Jesús que caracteriza su actuación es un eco de los oráculos en que el Profeta Isaías esboza los ncnipos mesiánicos; "revivirán los muertos" (Is. 26.19); ''oirán aquel día los sordos palabras de un libro y desde !a liniebla y desde la obscuridad los ojos de los ciegos verán, los pobres volverán a alegrarse en Yahvéh" (ls. 29.18). "Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, y las orejas de los sordos se abrirán. Entonces saltará el cojo como ciervo, y la lengua del mudo lanzará gritos de júbilo" (Is. 35.5-6): "El espíritu de Yahvéh está sobre mí. por cuanto me ha ungido Yahvéh, a anunciar la buena nueva a los pobres toe ha enviado, u vendar los corazones rotos..." (ls. 61.1). Jesús con sus curaciones comienza a descorrer ci velo de lo que serán los tiempos mesiánicos: una liberación de todo mal; el reencuentro de una armonía de la naturaleza perdida por el pecado; una vida del hombre en plenitud. La fe siempre incipiente de esos hombres, que veían como un relámpago lo que serán los liempos definitivos que Cristo viene a inaugurar, debía fortalecerse. Surge una confianza de que Et es y que no hay que esperar a otro. Se despierta el deseo de escuchar las palabras que ese hombre dice. Y se está cierto que ton ese Jesús surgirá un compromiso que abarcará al hombro culero y para siempre. Las curaciones milagrosas de Jesús no son extrínsecas -\ su persona, ni a su mensaje ni a su misión. Son la expresión de lo que Jesús es: ¡Dios irrumpiendo en nuestra historia pan sanar, para salvar, para dar vida!