Con los hechos lo niegan

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CON LOS HECHOS LO NIEGAN
Con los hechos lo niegan
“Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes,
reprobados en cuanto a toda buena obra” (Tit. 1:16).
“Los judíos más que nadie profesaban conocer a Dios, y de éstos Pablo habla
principalmente (ver. 10), aunque también los gnósticos hacían la misma reclamación.
Profesar significa declarar, o confesar, públicamente. Pero la profesión sin la práctica es
hipocresía. Estos falsos maestros demostraban una gran contradicción entre la profesión y
la práctica. Negaban a Dios, al preferir sus propios caminos, elevándolos sobre la doctrina
apostólica. Véanse 1 Tim. 5:8 (ha negado la fe), y 2 Tim. 3:5” (Notas sobre Tito, Bill H.
Reeves).
Muchas personas religiosas afirman con vehemencia que “conocen” a Dios. Ellos
afirman que tienen fe en él y que “aprueban” sus mandamientos. Ellos profesan que Jesús
es su Señor y se maravillan de lo que Él dijo e hizo. Sin embargo, sus palabras no tienen
sentido por sus acciones pecaminosas. Lamentablemente, muchos hablan como si fueran
discípulos de Cristo, sin embargo, demuestran lo contrario con sus hechos. En fin, la
profesión sin la práctica es la fe sin las obras, una fe cadáver (Stgo. 2:26).
Conociendo a Dios
El propósito de la existencia humana es “buscar” a Dios (Hech. 17:27). Ésta
búsqueda y posterior encuentro se puede ilustrar de la siguiente forma: Dios busca
verdaderos adoradores (Jn. 4:23) y si el hombre “busca” el reino de Dios y su justicia
inevitablemente se producirá un encuentro (Mat. 6:33; cf. 7:7), a éste encuentro la Biblia le
llama “conversión” (Hech. 26:18). Nadie se convierte si no lo quiere hacer (cf. Jn. 3:19-21;
5:39-40; 7:17; Mat. 23:37), la conversión no es un accidente.
La conversión implica el volverse de y volverse hacia. La conversión es el volverse
del pecado hacia la comunión con Dios. La conversión es el proceso por el cual el hombre se
vuelve del pecado a Dios. Es el “giro” de la vieja vida en el pecado a la vida nueva en
Cristo. La conversión se lleva a cabo en la mente del hombre, mientras que el perdón tiene
lugar en la mente de Dios. El hombre obedece el evangelio aquí en la tierra, Dios le perdona
allá en los cielos.
Pero, luego de la conversión, el cristiano ha de crecer en el conocimiento de Dios, y
para ello ha de esforzarse, “para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo,
llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios” (Col. 1:10).
Conocer (Gr. “ginosko”) a Dios es aprobar a Dios en una relación con él, una
aprobación de su persona, sus planes y su palabra.
“En el NT, ginosko indica
frecuentemente una relación entre la persona que conoce y el objeto conocido; a este
respecto, lo que es conocido es de valor e importancia para aquel que conoce, y de ahí el
establecimiento de la relación… el conocer sugiere aprobación y tiene el significado de ser
aprobado” (VINE).
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Por Josué Hernández
www.JosueEvangelista.com
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CON LOS HECHOS LO NIEGAN
Entonces, conocer es “aprobar”, y ser conocido es “ser aprobado” (Ej. Sal. 1:6; 1
Cor. 8:3; Gal. 4:9; Rom. 8:29; 2 Tim. 2:19; Jn. 10:14). De ahí que el verdadero éxito de la
vida humana sea, en palabras de Cristo, “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el
único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Jn. 17:3).
Hechos que niegan a Dios
Enseguida presentamos una breve lista con ejemplos lamentables de quienes han negado a
Dios con sus hechos y han causado división en la iglesia del Señor:
1. Los judaizantes obligaban a los hermanos gentiles a convertirse en judíos para ser
hijos de Dios (Hech. 15:1-2).
2. Los que imponían leyes humanas en cuanto a las comidas y el ascetismo (Col. 2:20;
1 Tim. 4:1-3).
3. Los que decían que Cristo no había venido en carne (1 Jn 4:3) y que Jesús de
Nazaret no era el mismo Cristo (1 Jn. 5:20).
4. La Iglesia Cristiana. A fines del siglo XIX y a principios del siglo XX la Iglesia
Cristiana abandonó el énfasis bíblico sobre el evangelio del Señor que salva el alma,
para concentrarse en el evangelio social.
5. La Centralización y el Institucionalismo. A mediados del siglo XX muchos hermanos
aceptaron la Iglesia Patrocinadora, la Centralización, el establecimiento de diversas
instituciones y el evangelio social.
6. Los hermanos “conservadores” que promueven y defienden las diversas sociedades
misioneras y fundaciones evangelísticas, a pesar de que causan mucha división con
éstas instituciones.
7. Los que enseñan error sobre el matrimonio, el divorcio y las nuevas nupcias.
8. Los que presionan e imponen su escrúpulo insistiendo en que el registro de la
relación matrimonial ante el Estado es imprescindible para la existencia del
matrimonio, como si el matrimonio dependiese de la acción del Gobierno civil.
9. Los que predican error sobre la Deidad de Jesucristo enseñando que Jesucristo no es
Dios, que cuando estuvo en la tierra dejó de serlo o que simplemente en la tierra Él
no usó sus atributos divinos.
10. Los que enseñan el Evolucionismo Teísta, afirmando que los días de la creación eran
períodos geológicos largos (edades, eras) aun de millones de años.
11. Los que promueven, toleran y practican una forma de vida mundana, como si el
cristiano pudiese vivir como uno más del mundo. Algunos hasta tienen grupos de
rock y participan de Pubs y discoteques.
12. Los que toleran el mal carácter y cualquiera de los pecados y falsas doctrinas
anteriormente citadas para mantener la antibíblica unidad en la diversidad.
Bien sabemos que el cristiano no debe tener comunión con el pecado (2 Cor. 6:147:1; 2 Jn. 9) y que no podemos separar a un hombre de sus hechos (Rom. 16:17-18).
Pero, algunos “cristianos” que dicen no estar de acuerdo con el que enseña y/o promueve el
error, paradójicamente, mantienen la comunión y se recrean en la participación con el infiel.
Para más información de éste punto, vea la obra “El que anda en tinieblas”.
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Por Josué Hernández
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CON LOS HECHOS LO NIEGAN
Profesar y actuar
Varios pasajes de la Escritura enseñan que declarar conocer al Señor y a la vez no
obedecerle, es hipocresía e inútil profesión, considérense los siguientes:
 “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que
hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mat. 7:21).
 “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” (Luc. 6:46).
 “Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú
tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por
mis obras” (Stgo. 2:17-18).
 “y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” (Stgo. 4:17).
 “Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El
que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la
verdad no está en él” (1 Jn. 2:3-4).
Conclusión
Si desobedecemos al Señor, estamos declarando elocuentemente que no lo
conocemos. Pablo dijo “Si le negáremos, él también nos negará” (2 Timoteo 2:12). Nadie
puede negar la doctrina de Cristo y luego profesar estar bien con él, porque “Cualquiera que
se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la
doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo” (2 Jn. 9). No podemos separar a Cristo de
su doctrina.
¡Conozcamos al Señor y cumplamos la profecía (Heb. 8:11)! Confesemos siempre la
fe en Él, tanto en palabras como en obras (Col. 3:17), así el Señor nos mantendrá en su
comunión.
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Por Josué Hernández
www.JosueEvangelista.com
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