vii. monte alto

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VII
MONTE AI,TO
Consideraciones generales.-Los bosques primitivos de eastaño silvestre, cultivados con fines exclusivamente maderables, son
ya muy escasos en España, porque sus pies fueron en parte injertados aún en el estado adulto o bien trasmochados y recepados
para su ulterior explotación en Monte Bajo. Más que verdaderos
bosques de fustes maderables con gradación regular de edades, se
t;ata de pies silvestres aislados o en grupos pequeños unidos con
variedades de fruto y en mezcla con plantas de otras especies, robles, alcornoques, pinos, hayas, etc.
No conocemos en España ningún bosque de regular extensión
con tramos de repoblación natural. Los mismas escasos montes
público^ maderables, son realmente en su mayoría fustales que
provienen de matas cuyos vástagos maderables se cortan a turnos
elevados de sesenta a ochenta años, con raros pies de siembra,
ya que la montanera y la extracción de su hojarasca se suceden
sin interrupción y en estas condiciones no es posible su reprodueción natural regular:
La superioridad del Monte Alto normal sobre el Bajo es bien
visible y no admite discusión en Selvicultura, respecto a eual de
los dos sea en sí más productivo, y en otro orden de comparaciones, el Monte Alto requiere menos cuidados en su conservación,
hace más rico y esponjoso al suelo en que radica que el Bajo y
en su capa de humus, asombrada y defendida de la acciún erosiva
de las fuertes lluvias por la cubierta constante de sus copas, mantiene permanentemente la humedad tan necesaria al cultivo del
castaño, y como éste se presta muy bien a formar masas homogéneas y admite, sún siendo especie de luz, mayor densidad que el
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JOSE ELORRIETA Y ARTAZA
roble en el período de latizal, es a todas luces bien evidente la
convenieneia de la transformación de nuestros montes piíblicos
de castaño en Monte Alto, con gradación regular de edades para
su buena ordenación, cuando se asientan sobre suelos ricos, si se
quiere mejorar su producción maderable en volumen y calidad.
Por los buenos crecimientos de esta espeeie, por su temperamento intermedio que le permite criarse en masas bastante espe•
sas con fustes rectos y de gran altura y por sus buenas cualidades, los castañares de Monte Alto deben formarse preferentemente
con rodales homogéneos, sin mezcla de especies cuando en su área
natural se dispone de suelos profundos, sustanciosos, fuertes y
frescos, pues ofrecen entonces una gran producción maderable
que difícilmente es superada por ninguna otra especie indígena.
Sólo los espacios más pobres o secos de estos terrenos, impropios
para el buen cultivo del castaño, se deben rellenar con bosquetes
de especies que prosperen mejor: pinos, acacias, robles, alcorna
ques, etc. ; pero, en el seno de la masa principal, que, como hemos
dicho, se cría bastante espesa en el período de latizal, la mezcla de especies no es recomendada.
Turno.-Como en el castaño el punto culminante del crecimiento medio de la masa regular en Monte Alto se vérifica alrededor de los ochenta años, la edad de la «cortabilidad forestal»
del castaño beneficiado en Monte Alto, fluc.túa en general de los
setenta a los noventa años y corresponde, como se sabe, a la má•
xima producción media anual en productos maderables, con fustes de 50 a 70 centímetros de diámetro `normal.
Una mayor prolongación del sigl.o para turno de explotación
en Monte Alto, no favorecería en general los intereses del propietario del monte, porque si bien siguen siendo sensibles los
^recimientos diametrales del castaño, no se puede confiar en obtener una mejor calidad de la madera que, por su mayor valor
proporcíonara una renta líq^lida superior, como ocurre en otras
especies forestaíes, porque el fuste del castaño a esas edades es
muy propenso a ahuecarse afectado por la pudrición interior y
corre peligro de perder gran parte de su valor maderable, razón
por la cual los propietarios prudentes adelantan a veces el período de corta.
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EL CASTAÑO EN ESPAPA
Debido a la irregularidad y condiciones explicada^ de nuestros castañares, no se poseen datos que pud'ieran ser^rir de base
para el estudio en España de la producción de un Monte Alto de
existencias normales, y a falta de ellos consideramos oportuno
exponer la tabla de produetibilidad calculada por L. Piceioli,
cuyos datos pueden servir de orientación y guía en los turnos
de transformación de nuestros montes públicos cuando se decida
realizar su conversión en Monte Alto.
TABLA DE PRODUCTIBILIDAD DEL CASTAÑO.
EXI$TENCIAS NORMALES POR HECTAREA
C A L I D A D F. B D F. L R O D A I.
Edad
aQos
I
m. c.
30
40
50
60
70
80
90
100
110
120
47
75
112
160
200
227
258
276
298
315
II
III
m. c.
m. c.
56
93
140
188
224
262
300
330
360
375
IV
m. c.
v
m. c.
7a
78
87
112
160
203
25U
300
340
377
407
436
133
18?
245
300
3S0
395
435
155
220
290
345
405
453
500
545
S80
475
508
E^dad
a![os
30
40
50
60
70
80
90
100
110
120
Métodos de corta.-Por la naturaleza ya explicada de nuestros montes de castaño no se posee experiencia propia en España,
y nos limitaremos a transcribir a1 ilustre D. Máximo Laguna :
«Aunque las afinidades butánicas del castaño con el haya sean
mucho mayores que las que tiene con el roble, en lo que llamamos
afinidades forestales sucede lo contrario y, por lo tanto, en los castañares que quieran beneficiarse como Monte Alto maderable,
deben aplicarse las reglas observadas en los robledales ^on preferencia a la que en los hayedos se observa; mientras que en éstos el objeto principal es conservar durante bastantes años asom-
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JOSÉ ELORRIETA Y ARTAZA
bradas las hayas jóvenes, porque así lo exige su buen desarrollo,
prolongando para ello todo lo posible las cortas parciales que preceden a la curta final, en los castañares debe, por el contrario,
facilitarse el acceso de la luz a las plantitas, que la requieren
desde sus primeros años, haciéndose con este fin bastante intensas las cortas diseminatorias y no retrasándose mucho la íitral.
A1 verificarse la corta diseminatoria por presentarse el año
abundante de fruto, debe limpiarse el suelo en cuanto sea posible de arbustos y malas hierbas, que después dificultan bastante el nacimiento y desarrollo de los castaños•»
Como fruto de nuestra experiencia, sólo hemos de agregar
que venimos obseívando, tanto en las regiones del Norte y del
Centro corno en las del Sur de España, que el castaño brota de
cepa admirablemente, aun a edades superiores a las del turno actual de su explotación en Monte Alto maderable, y para asegurar su reproducción natural de semilla no bastará auxiliar las
cortas diseminatorias con la simple roza y remoción del suelo,
será también necesario practicar con eficacia durante varios años
seguidos la roza y limpia de la chirpia que se forma, porque, de
lo contrario, el desarrollo vigoroso de los vástagos de' cepa impediría el crecimiento normal de los brinzales que naciesen bajo
su sombra. Todas estas labores resultan, como es natural, muy
costosas. ^Vale la pena de practicarlas con el gimple fin de lograr un Monte Alto puro? A nuestro juicio, no. Después del recorrido detenido que hicimos del castañar en Monté Alto de Hervás, nos declaramos convencidos de las indudables ventajas de
todo orden que se derivan de la conservación de las cepas y de
su tratamiento como fustal.
Hemos hablado antes, en términos generales, de la superioridad del Monte Alto sobre el Bajo, prescindiendo en el hilo de
nuestros razonamientos de la invasión ya generalizada de la «tintan sobre nuestros castañares. Pero cuando en un monte se notan
señales evidentes de esta enfermedad, en la elección del Método de Beneficio debe prevalecer sobre todo otra consideración, la
de su mejor defensa, y, ^omo se verá después en el capítulo en
que tratamos de la enfermedad de la «tinta», la forma de Monte
Bajo es la que hasta ahora resiste mejor sus ataques. Además, en
otro orden de consideraciones, podemos decir que en los tiempos
EL CASTAÑO EN ESPAÑA
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presentes la demanda del Mercado queda satisfecha con las piezas
de castaño que se obtienen de los rollos de 3S a 60 centímetxos de
diámetro, y éstos se logran muy bien en fustales de cepa tratados
a turnos de sesenta a ochenta años, como sucede en el monte de
Hervás.
Y lo que más nos ha satisfecho de nuestra visita a ese castañar público, es el comprobar que los fustales de cepa con los
raros pies de siembra, se mantienen en espesura perfecta hasta el
momento de su aprovechamiento final.
Este ° punto de la conservación de la espesura, tan interesante en toda masa forestal, lo es más en el castaño, qiie necesita
se mantenga bien la humedad del suelo en todas las edades y, por
otra parte, como los brotes de cepa cierran antes que los brinzales la c,ubierta de sus copas, con este tratamiento se acorta
el período durante el cual permanece descubierto el suelo de los
tramos de corta, y es detenida antes la invasión de la maleza, que,
al darles luz, brota con vigor en terrenos tan fértiles, todo lo
eual favorece la calidad y volumen de su produceión anual.
Por todas estas razones n•os declaramos decididos partidarios
de la forma de Monte Bajo si los ataques de la «tinta» son manifiestos ; pero, aún si no se da esta circunstancia, somos también partidarios de los fustales de cepa en suelos fértiles y estación propicia.
De todos modos, al verificar la corta final en los Montes Altos
de castaño que por su reducida extensión no han sido ordenados,
se debe prestar por el ingeniero encargado una especial atención
al problema de la elección del Método de Benef icio, estudianc^o
bien el pro y el contra en cada caso para decidir si convendría mejor, como ci•eemos nosotros, su tratamiento de fustal de cepa, aplicándole como medida complementaria la reproducción natural y
apelando si es preciso a la repoblación artificial para rellenar
los calveros, así como en todos aquellos casos de sustitución de
cepas agotadas, o si, por el contrario, se ha de considerar como fin
principal la reprodueción natural y artificial en Monte Alto de
siembra y como accesoria la reproducción por brotes de cepa.
En el castañar del monte público de Hervás hemos r,omprobado que la repoblación natural se verifica aún en rodales espP,s05, por lo que si se logra reducir la montanera y se decide
,^OSÉ ELORRIETA Y ARTAZA
completar la repoblación natural con la artificisl de los calveros
q trampales deI monte, previo saneamiento de su suelo, es posi•
ble se consiga constituir un castañar modelo en su forma de fustal, si entre tanto no se agudizan los ataques de la «tinta».
El Método de Beneñcio que se sigue actualmente por gl ingeniero de Montes D. Vicente Hernández, es, a nuestro juicio, el
más acertado.
5e marean actualmente todos los árboles con señales claras
de la enfermedad de la «tinta», recorriendo el monte entero y se
completa la posíbiIidad con píes sanos del tramo de corta. De
este rnodo se aprovecha la madera sana antes de que se deprecie,
atacada por los hongos de pudrición, que suceden al de la « tinta» ,
y a costa de una intensa vigilancia del personal facultativo se ha
logrado sostener una situación de equilibrio, sin que desmerezca
la calidad de la madera (considerada hoy como la mejor de España) ni los buenos crecimientos del monte, a pesar del ataque generalizado de Ia «tinta». En Ia actualidad se puede considerar este
monte comó un'fustal de cepa cuya posibilidad se aproxima a los
cinco metros cúbicos, con pies de 18 a 22 metros de altura y diámetro de 35 a 50 centímetros, que se aprovechan desde los sesenta
a los ochenta afios de edad.
Estos fustales de eepa, volvemos a insistir, requieren una atelición grande del personal facultativo, pues hay que fijar perso• naZrrlente para cada árbol enfermo la edad mejor de su corta, ade•lantando si es preciso su aprovechamiento cuando se acentúe la
intensidad del staque de la «tinta», y se debe prestar especial
cuidado a la renovación de las cepas agotadas de ácuerdo con un
Plan general de repoblación natural, auxiliado si es preciso de repoblación artificial, para tener la seguridad de haberla logrado con
amplitud, antes de que se debilite la capacidad dé las cepas para
producir vigorosos renuevos.
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