ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Acta Otorrinolaringol Esp. 2010;61(3):202–208 www.elsevier.es/otorrino ARTÍCULO ORIGINAL La arteria etmoidal anterior en el laberinto etmoidal: Revisión bibliográfica sobre variantes anatómicas y referencias para la cirugı́a endoscópica Marı́a Pilar Lisbona Alquezara,, Rafael Fernández Liesaa, Ası́s Lorente Muñozb, Laura Pérez Delgadoa, Silvia Herrera Tolosanaa, Gloria Tejero-Garcés Galvea, Marı́a Guallar Larpaa y Alberto Ortiz Garcı́aa a Servicio de Otorrinolaringologı́a, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España Servicio de Neurocirugı́a, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España b Recibido el 27 de agosto de 2009; aceptado el 5 de enero de 2010 Disponible en Internet el 30 de marzo de 2010 PALABRAS CLAVE Arteria etmoidal anterior; Techo etmoidal; Cirugı́a sinusal Resumen Introducción: La arteria etmoidal anterior presenta muchas variaciones anatómicas en su trayecto. Tampoco existen referencias claras para localizarla, por esto, es fácil producir una lesión iatrógena. El objetivo de este trabajo es realizar una búsqueda bibliográfica para analizar las variantes y referencias endoscópicas reseñadas en la literatura cientı́fica para localizarla. Material y métodos: Se ha realizado una revisión en la base de datos Medline y Embase, buscando tanto trabajos anatómicos como radiológicos. Tras la revisión se recogen los resultados de los principales estudios. Resultados: Se recogen 13 estudios que analizan en total 1.388 arterias etmoidales anteriores. Se encuentra ausente entre un 2–14%. Es identificable entre un 95–100% en una TC. Se sitúa entre la 2.a y la 3.a lamela etmoidal en un 74,2% y a nivel basicraneal en un 66,6%. La neumatización etmoidal se relaciona con la situación de la arteria etmoidal anterior a nivel de la base de cráneo. Entre el 83–85,3% se localiza a nivel del receso suprabullar. Se exponen varias distancias y ángulos medidas para poder localizarla. Conclusiones: La TC es útil para una planificación prequirúrgica. Se localiza más frecuentemente entre la 2.a y 3.a lamela etmoidal y a nivel basicraneal. Factores como la neumatización etmoidal o el grado de Keros pueden predecir su relación con el nivel basicraneal. La arteria etmoidal anterior, la axila del cornete medio y el borde superomedial de la nariz forman una lı́nea recta, siendo una referencia sencilla y útil en la cirugı́a endoscópica. & 2009 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Autor para correspondencia. Correo electrónico: [email protected] (M.P. Lisbona Alquezar). 0001-6519/$ - see front matter & 2009 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. doi:10.1016/j.otorri.2010.01.002 ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Variantes anatómicas de la arteria etmoidal anterior y referencias para la cirugı́a endoscópica KEYWORDS Anterior ethmoidal artery; Ethmoidal roof; Sinus surgery. 203 Anterior ethmoidal artery at ethmoidal labyrinth: Bibliographical review of anatomical variants and references for endoscopic surgery Abstract Introduction: The anterior ethmoidal artery (AEA) has a trajectory with multiple anatomical variations. In addition, there are no clear references to locate it, so it is easy to produce an iatrogenic lesion. The goal of this study was to carry out a bibliographical review to analyse variants and endoscopic reference reports in the scientific literature. Material and methods: A review in Medline and Embase data bases was carried out, looking for AEA-related anatomical and radiological studies. After the revision, the principal study results, together with several distances and angles useful for locating the AEA, are presented in this study. Results: There were 13 main articles that analysed a total of 1388 AEA. It was absent from 2 to 14%. It was identifiable in computed tomography (CT) between 95 and 100%. It was located between the second and third ethmoidal lamella in 74.2% and at the skull base level in 66.6%. Ethmoidal sinuses pneumatisation was related to AEA location at the skull base. Between 83 and 85.3%, it was found at the suprabullar recess. Conclusions: CT is useful for presurgery planning. AEA are more frequent between the second and third lamella and at skull level. Ethmoidal pneumatisation and Keros grades could be predictive factors for AEA relationship with the skull base level. The AEA, the axilla of the middle turbinate and the superomedial edge of the nose are in a straight line, being a simple and useful reference in endoscopic sinus surgery & 2009 Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción Material y métodos Actualmente la cirugı́a endoscópica nasosinusal se ha incorporado en la rutina de los servicios de ORL. Las ventajas que aporta la endoscopia son indiscutibles, sin embargo para afrontar con éxito la cirugı́a, es imprescindible el conocimiento anatómico de las estructuras de la zona y las referencias endoscópicas para situarse en el campo quirúrgico. Localizar la arteria etmoidal anterior (AEA) es especialmente complicado, ya que presenta una gran variabilidad anatómica y una anatomı́a particular, pues está presente en las fosas nasales, a nivel intracraneal en el suelo de la base de cráneo, y a nivel intraorbitario. Recordar brevemente la anatomı́a de la AEA: Se origina de la arteria oftálmica, a nivel intraorbitario. Se sitúa entre el músculo oblicuo superior y el recto interno, penetrando por el foramen etmoidal anterior (FEA) al canal etmoidal anterior (CEA). A la salida del conducto, se sitúa sobre la lámina cribosa dando la rama menı́ngea anterior. Continúa en dirección anterior entrando en la fosa nasal por el orificio etmoidal anterior de la lámina cribosa, donde acaba ramificándose. No existe un consenso en la literatura sobre cuales son las referencias anatómicas más útiles para localizarla, ya que en los diferentes trabajos existentes se analizan referencias distintas, y se publican resultados dispares en cuanto a la anatomı́a se refiere. El propósito de este trabajo ha sido realizar una revisión bibliográfica recogiendo los trabajos más importantes, para analizar las variaciones y referencias anatómicas que se consideran más útiles para identificar la AEA en la endoscopia nasosinusal. Se realizo una revisión no sistemática en la base de datos Medline buscando primero el Medical Subject Heading (MeSH) descriptor de anterior ethmoidal artery. Dado que no existe, se realizó una búsqueda usando los términos )anterior ethmoidal artery*, )anterior ethmoid artery*, )anterior ethmoidal canal* , )anterior ethmoid canal* , ethmoidal roof* , )ethmoid roof* y )sinus surgery* sin usar ningún tipo de lı́mites. La combinación de estas palabras clave, ası́ como el número de artı́culos resultantes se detallan en el patrón de búsqueda: N.1 artı́culos #13 Search (#7) AND (#12) #12 Search (#10) OR (#11) #11 Search sinus surgery #10 Search #8 or #9 #9 Search ethmoidal roof #8 Search ethmoid roof #7 Search #3 OR #6 #6 Search #4 OR #5 #5 Search anterior ethmoid canal #4 Search anterior ethmoidal canal #3 Search #1 or #2 #2 Search anterior ethmoid artery #1 Search anterior ethmoidal artery 114 35.395 35.333 176 62 154 260 60 45 36 232 125 169 ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 204 M.P. Lisbona Alquezar et al De los 114 artı́culos finales resultantes de la búsqueda, se analizaron los abstracts. De estos, se seleccionaron 45 que se estudiaron, y finalmente se incluyeron los datos de 13 artı́culos principales, por su relevancia e importancia en el tema. Se amplio la búsqueda en la biblioteca Cochrane plus y en la base de datos Embase con las palabras claves anteriores sin obtener resultados relevantes adicionales con el tema. También se uso el buscador Google académico para ampliar la búsqueda, con las palabras claves anteriores, incluyéndose un artı́culo en el trabajo11. Resultados Tras la revisión de los artı́culos, se han recogido los datos de 13 estudios principales, seleccionados por ser los que más datos relevantes aportan sobre la AEA y su localización. Teniendo en cuenta el material de estudio, estos trabajos se pueden dividir en varias categorı́as (tabla 1). Tres estudios se basan en disecciones anatómicas con cadáveres (Araujo1, Erdogmus2, Lee3). Un autor realiza su estudio con pacientes que requerı́an cirugı́a sobre el área (Hemmaoui4). Cinco llevan a cabo un estudio radiológico de TC y posteriormente la disección de los cadáveres (Floreani5, Han6, Lannoy7, Moon8, Simmen9). Finalmente, otros 4 investigadores realizan su trabajo sobre observaciones radiológicas de TC solamente (Basak10, Gonzalez11, Mc Donald12, Souza13). Sumando los diferentes trabajos, el número de AEA estudiadas en trabajos de disección suma 430, y en estudios de radiologı́a asciende a 958. En total, teniendo en cuenta todos los trabajos serı́an un total de 1.388 AEA estudiadas. La arteria se origina en el 100% de los casos de la arteria oftálmica2. El diámetro de la AEA, en el lado derecho de media es de 0,9270,2 mm y en el lado izquierdo de 0,8870,15 mm. La longitud media a nivel intranasal1 es de 5,8271,41 mm. En cuanto a su ausencia, Han6 encuentra ausencia bilateral junto con la vena y el nervio en un espécimen (2/48; 4,2%), y Erdogmus2 también una ausencia bilateral (2/38; 5,3%). Lang14 comunica una tasa de ausencia bilateral en un 2% y unilateral en un 14% y Kirchner15 una ausencia del 9%. Otro aspecto serı́a la identificación de la arteria en la cirugı́a, ası́ Hemmaoui4 la identifica en 60 de 68 casos. En radiologı́a, TC de senos, Basak10 la identifica en un 82% y cifra la ausencia en un 13%, con un 3% de resultado indeterminado. Mc Donald12 solo la identifica en el 33%, aunque el FEA lo identifica por la imagen en un 95% de forma bilateral, concluyendo que esta estructura es válida para poder localizar la AEA. Aclarar, que el FEA se corresponde con el orificio orbitario del CEA (fig. 1). Souza13 estudia la identificación del canal etmoidal o de referencias anatómicas que sirvan para localizarlo en TC coronales. Estas son el FEA y el surco etmoidal anterior en la pared lateral de la fosa olfatoria. Ası́ pues, el canal lo identifica directamente solo en un 41% de los casos, sin embargo en un 100% de las observaciones identifica el FEA y en un 98% localiza el surco etmoidal anterior, afirmando que estas estructuras son fácilmente identificables y válidas para poder localizar la AEA. Además, encuentra una relación Figura 1 TC coronal de senos paranasales donde se aprecian los forámenes etmoidales anteriores (flechas) y los canales etmoidales anteriores. OS: oblicuo superior; RI: recto interno. Tabla 1 Descripción de los trabajos principales seleccionados Autor Tipo de estudio N.o de casos Araujo Basak Erdogmus Floreani González Han Hemmaoui Lannoy Lee Mc Donald Moon Simmen Souza Cadáver TC Cadáver CadáverþTC TC Cadáver þTC Pacientes quirúrgicos CadáverþTC Cadáver TC CadáverþTC CadáverþTC TC 50 222 38 48 240 48 68 18 56 100 70 34 396 Figura 2 TC coronal con gran celda supraorbitaria y con el canal etmoidal anterior (flecha) por debajo del nivel de base de cráneo. ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Variantes anatómicas de la arteria etmoidal anterior y referencias para la cirugı́a endoscópica estadı́sticamente significativa entre la existencia de neumatización supraorbitaria y la visualización del CEA (figs. 2 y 3). Diversos autores observan casos en los que el CEA no es continuo en su estructura ósea, sino que presenta dehiscencia total o parcial. La tasa es variable según el autor. Simmen9 reporta una tasa del 5,9%, Moon8 del 11,45%, Floreani5 16% y Araujo1 66,7%. Cuatro autores2,6,8,9 hablan de la situación de la AEA respecto a las lamelas etmoidales (tabla 2). Agrupando los datos, se situarı́a a nivel de la segunda lamela en 3 casos; entre la 2.a y la 3.a en 138 (74,20%), siendo esta localización la más numerosa con diferencia; en la 3.a en 30 (16,13%) y por detrás de la 3.a en 15 (8,06%). Siete autores analizan la relación de la AEA con la base de cráneo, sumando un total de 542 AEA analizadas. A nivel de la base de cráneo, se situarı́a en 361 ocasiones, 66,6%, y por debajo del nivel de la base de cráneo en 181, 34,4% (tabla 3). Tres autores miden la distancia de la AEA a la base de cráneo en los casos en los que se sitúa por debajo. Para Han6 está situada aproximadamente a tan solo 1 mm, mientras que Simmen establece la distancia entre 3–5 mm. Araujo1 hace una división en 2 tramos: entre 2–5 mm, en 2 casos de 8, y a más de 5 mm, en 6 casos de 8. Floreani5 clasifica sus casos según los grados de Keros. Observa que en los casos con Keros II y III, la AEA esta por debajo del nivel de la base con un mesenterio óseo. 205 Dos autores analizan la influencia de la neumatización supraorbitaria y el nivel en el que se encuentra la AEA respecto de la base de cráneo. Simmen9 correlaciona la neumatización de las celdillas etmoidales y supraorbitarias con la situación de la AEA a nivel de la base de cráneo. En los 10 casos con gran celdilla supraorbitaria y con importante neumatización, la AEA se encuentra 3,7 mm inferior al nivel de la base de cráneo de media, rango 1–8 mm. En 6 casos, hay una celda pequeña con menos neumatización, encontrándose la AEA de media a 0,2 mm, rango 0–1 mm, de la base de cráneo. En 17 de 18 casos sin celdilla supraorbitaria y pobre neumatización, la AEA esta a nivel de la base de cráneo. Souza13, refiere que en un 35% de los casos existe neumatización supraorbitaria, y que en estos casos la AEA discurre por debajo del nivel de la base craneal, alejada del techo del etmoides pero sin concretar la distancia. Otros autores hacen referencia a relaciones de la AEA con estructuras identificables por endoscopia que podrı́an hacer más fácil localizarla. Hemmaoui4 la relaciona con el ostium del seno frontal. En su serie, en un 66%, el ostium del seno frontal está separado de la AEA tan solo por una celdilla etmoidal, por 2 celdas en un 16% y por 3 en el 1%. En un 4% no existe separación, estando en estos casos, la AEA en la pared posterior del ostium del seno frontal. Habrı́a una simetrı́a bilateral en un 67%. Simmen9 y Erdogmus2, analizan la situación de la AEA respecto de la bulla etmoidal, situándola en un 85,3–83% respectivamente a nivel del receso suprabullar; y según Simmen en un 5,9% en el techo de la bulla y en un 8,8% en el receso retrobullar9. Tabla 3 cráneo Relación de la AEA y el nivel de la base de Autor Casos A nivel de la base Debajo de la base N.o casos % Figura 3 TC coronal con ausencia de celda supraorbitaria y visualización del canal etmoidal anterior. Tabla 2 Autor 22 60 72 8 31 42 126 361 64,7 12 85,7 10 72 28 45 10 64 17 83,36 8 57 96 66,6 181 35,3 14,3 28 55 36 16,64 43 33,4 Relación de la AEA respecto a las lamelas etmoidales Casos En la 2.a N.o casos Han Simmen Erdogmus Moon Total Simmen 34 Moon 70 Mc Donald 100 Lannoy-Penisson 18 Floreani 48 Araujo 50 Basak 222 Total 542 N.o casos % 46 34 36 70 186 2 1 3 Entre la 2.a–3.a En la 3.a Detrás de la 3.a % N.o casos % N.o casos % N.o casos % 31 100 76,32 87,15 74,20 17; 36 15; 33 5,26 1,42 1,61 14 34 29 61 138 5; 8; 30; 18,32 11,43 16,13 15; 8,06 ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 206 M.P. Lisbona Alquezar et al Tabla 4 Distancias útiles para localizar la arteria etmoidal anterior Distancia Autor Limen nasi – CEA Moon Erdogmus Espina nasal anterior – CEA Moon Araujo Axila del cornete medio – AEA Han Lee Araujo Borde supero medial nariz – AEA Lee Araujo Cifra (mm) 4974,9 48,173,2 53,674,9 61,7274,18 17,5 20 (17–25) 21,1473,25 62 (55–75) 64,0474,69 AEA: arteria etmoidal anterior; CEA: canal etmoidal anterior. Tabla 5 anterior Medidas de ángulos respecto al canal etmoidal Ángulo CEA Plano horizontal que pasa por el limen nasi Moon: 54,576,8 Plano horizontal que pasa por espina nasal Moon: anterior 51,476,4 CEA: canal etmoidal anterior. En otro aspecto, son numerosos autores los que calculan distancias y angulaciones tomando como referencia la AEA o el CEA respecto diferentes puntos para intentar hallar datos útiles para localizar la AEA en la cirugı́a endoscópica. Ası́ pues, tan solo algunas de ellas han sido medidas por más de un autor, y es difı́cil establecer comparaciones. Hemos recogido las que han sido estudiadas por varios autores, y que creemos que son las mas relevantes (tablas 4 y 5). Discusión La AEA surge a nivel intraorbitario, en la cara medial, de la arteria oftálmica2,16, la cual es rama a su vez de la arteria carótida interna. Posteriormente, transcurre por el CEA en el espesor del etmoides, siendo este canal perpendicular al plano del septo nasal y con una dirección de posterolateral a anteromedial8. Sale del canal a nivel intracraneal en la base de cráneo por encima de la lámina cribosa. Finalmente, atraviesa esta por el orificio etmoidal anterior para acabar en la fosa nasal dividiéndose en múltiples ramas. Dos autores2,6 de los seleccionados encuentran ausencia de la AEA en 2 cadáveres teniendo una tasa sensiblemente inferior, 4,2 y 5,3%, respecto otros trabajos, 1414 y 9%15. Es necesario conocer la localización de esta arteria para evitar producir un daño en la cirugı́a endoscópica nasosinusal. Por ello, conocer su situación en estudios anatómicos puede ayudar mucho a la hora de identificarla. De especial interés es la relación que guarda con las lamelas etmoidales. Creemos que es necesaria una definición exacta de este término, ya que se le da significado diferente en diversos trabajos9. Las lamelas son las estructuras óseas verticales que componen y compartimentan el complejo laberı́ntico etmoidal11 y que son relativamente constantes. La 1.a lamela, se corresponde con el proceso uncinado; la 2.a con la bulla etmoidal; la 3.a serı́a la lámina basal del cornete medio, que divide el etmoides anterior y el posterior. La cuarta, se corresponde con la lámina del cornete superior, y la quinta lamela, que es inconstante, se corresponderı́a con la lámina del cornete supremo9,11 (fig. 4). Tras analizar los estudios, todos menos Han6, sitúan la AEA con mayor frecuencia entre la 2.a y la 3.a lamela oscilando la tasa entre un 100–31%. Han6 en su trabajo explica que cuenta con pocos casos y que es probable que por eso sus resultados sean dispares, no obstante el número de casos es similar e incluso superior a otros trabajos. En la mayorı́a de los trabajos la AEA se encuentra de forma más frecuente entre la 2.a y la 3.a lamela, esto es, entre la pared anterior de la bulla y la inserción de la lámina basal del cornete medio. Ası́ pues, tal vez el hecho de que en el trabajo de Han6 la AEA predomine en la 3a lamela se deba a diferencias metodológicas, de concepto o raciales. La relación con la base de cráneo, es importante, ya que si la AEA esta por debajo de la base craneal las probabilidades de lesión en la cirugı́a son mayores. Todos los autores menos uno, Lannoy7, la sitúan con mayor frecuencia a nivel de la base de cráneo, con tasas que oscilan entre el 5710– 85,7%8. La tasa de Lannoy7 es del 45%, algo dispar. Esto puede ser porque es el estudio con menor número de casos, ya que tan solo son 18 AEA analizadas. Por lo tanto, a la vista de los resultados, se comprueba que es más frecuente que la AEA transcurra en el espesor del etmoides a nivel de la base de cráneo que por debajo de ella. Sin embargo, hay que tener en cuenta, que aunque consideráramos la tasa más alta, 85,7%8, en un porcentaje nada desdeñable, la AEA transcurrı́a por debajo del nivel basicraneal. Tal como describen varios autores, con un TC coronal preoperatorio se puede identificar la AEA, siendo una técnica muy útil que ayuda a una planificación de la cirugı́a. Si bien identificar el CEA en su totalidad es difı́cil (Mc Donald12 33%, Souza13 41%) si que se puede localizar mediante otras referencias fácilmente identificables como el FEA (Mc Donald12 95%, Souza13 100%, Gotwald17 95%) o el surco etmoidal anterior (Souza13 98%, Gotwald17 84%). Figura 4 TC sagital donde se observa el canal etmoidal anterior (flecha) y las lamelas etmoidales. SF: seno frontal; 2L: segunda lamela; 3L: tercera lamela; 4L: cuarta lamela; SE: seno esfenoidal. ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Variantes anatómicas de la arteria etmoidal anterior y referencias para la cirugı́a endoscópica Figura 5 Visión de la arteria etmoidal anterior en cirugı́a endoscópica nasosinusal. Encontrar una correlación entre la altura en la que se sitúa la AEA con alguna caracterı́stica anatómica o radiológica serı́a muy útil para poder planificar la cirugı́a. Floreani5 describe que si el paciente presenta un grado de Keros II o III, la AEA se encuentra por debajo del nivel de la base. Recordamos que la clasificación de Keros18, hace referencia a la configuración del techo etmoidal según la longitud de la lámina lateral. En el grado I, esta lámina, medida desde el techo etmoidal a la lámina cribosa, mide entre 0–3 mm, en el grado II, entre 4–7 mm y el grado III entre 8–16 mm. La neumatización de los senos etmoidales y la existencia de una celda supraorbitaria, que esta en un porcentaje variable (Chung19 26%, Simmen9 47,06%, Souza13 35%) son factores que influirian9,13 en el nivel de la AEA. Simmen9 concluye que el grado de neumatización de las celdillas etmoidales y la presencia o no de una celdilla supraorbitaria se podrı́an usar como factores predictores de la localización de la AEA en relación con el nivel de la base. Ante un paciente con una gran celdilla supraorbitaria y con una buena neumatización etmoidal, habrı́a que suponer que la AEA se sitúa por debajo de la base de cráneo, y si no existe celda supraorbitaria y hay una pobre neumatización, lo más probable es que la AEA este a nivel de la base. Souza13 constata, al igual que Simmen9, que existe una asociación entre la presencia de esta celda supraorbitaria y la localización por debajo del techo del etmoides de la AEA. Varios autores1,5,8,9 describen que en los casos en los que la AEA transcurre inferior al nivel de la base de cráneo, estarı́a incluida en un meso óseo de dimensiones variables que lo unirı́a al techo etmoidal. Esta estructura se producı́a confundir lesionando la AEA, por lo tanto hay que contemplar esta variante anatómica de presentación. También se reflejan tasas variables de dehiscencia ósea del canal, entre el 5,9 de Simmen9 y el 66,7% de Araujo1. Esto se podrı́a deber, tal como concluye Moon8, a diferencias raciales o a contabilizar los sitios por donde el nervio etmoidal o la vena pasan a través del canal. Respecto a los métodos para localizar la AEA, son muchos autores los que realizan mediciones tomando referencias anatómicas. En este aspecto existe una gran dispersión de medidas ya que cada autor escoge su referencia particular (fig. 5). 207 Lee3 propone usar como referencias la axila del cornete medio y el borde superomedial de la nariz porque son puntos fácilmente identificables. Tanto Lee1 como Erdogmus2 describen que estos 2 puntos y la AEA forman una lı́nea recta. Ası́, con un endoscopio de 0o no habrı́a problemas % para seguir esa lı́nea teórica y encontrar la AEA. 1 Sin embargo, Araujo critica esta afirmación ya que en su estudio, la recta que pasa por el borde superomedial de la nariz y la axila del cornete medio cruza entre 3–4 mm posterior a la AEA, posiblemente porque Lee3 realiza una resección de la mucosa de la axila del cornete medio, obteniendo una medición más anterior. Tres autores miden la distancia AEA-axila cornete medio, obteniendo unas distancias medias similares: Han6 17,5 mm, Lee3 20 mm, Araujo1 21,14 mm, si bien los rangos son amplios oscilando entre 17–25 mm, lo cual pone de manifiesto la variabilidad interindividual. A pesar de esto, creemos que esta medida sobre estas referencias puede ser la más útil, ya que son fácilmente identificables en la cirugı́a de rutina, y proporcionan una localización bastante precisa. Conclusiones 1. La identificación de la AEA y/o del FEA es posible en casi todos los casos en un TC coronal óseo de cortes finos, por lo tanto recomendamos la realización de esta técnica en cirugı́as del área etmoidal. 2. La AEA se localiza de forma más frecuente entre la 2.a y 3.a lamela etmoidal y a nivel de la base de cráneo. 3. El CEA presenta dehiscencia ósea en un porcentaje variable. 4. Factores como una marcada neumatización etmoidal, la existencia de una celda supraorbitaria o el grado de Keros II o III, son predictores de una localización por debajo del nivel basicraneal de la AEA, existiendo por lo tanto mayor riesgo de lesión. 5. El borde superomedial de la nariz y la axila del cornete medio forman una lı́nea recta con la AEA, siendo esta referencia válida para poder localizarla. Conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses. Bibliografı́a 1. Araujo BC, Weber R, Pinheiro CD, Miranda M, Voegels RL, Butugan O. Endoscopic anatomy of the anterior ethmoidal artery: a cadaveric dissection study. Rev Bras Otorrinolaringol. 2006;72:303–8. 2. Erdogmus S, Govsa F. The anatomic landmarks of ethmoidal arteries for the surgical approaches. J Craniofac Surg. 2006;17:280–5. 3. Lee WC, Ming Ku PK, Van Hasselt CA. New guidelines for endoscopic localization of the anterior etmoidal artery: a cadaveric study. Laryngoscope. 2000;110:1173–8. 4. 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