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En 1950 el científico sueco Sten Forshufvud, al leer las memorias del asistente
de Napoleón Bonaparte sobre los últimos días de la vida del emperador (cien
años atrás), identificó en el relato los síntomas clásicos del envenenamiento
con arsénico y empezó a sospechar que Napoleón fue asesinado y no murió
(como se suponía) de cáncer al estómago.
Para comprobarlo, consiguió una muestra del pelo de Bonaparte y los análisis
demostraron que contenía una cantidad de arsénico 30 veces superior al
promedio normal, reforzando su hipótesis del asesinato. Se sabe que el
arsénico se une fuertemente a los átomos de azufre de la queratina (proteína
que forma el cabello) y, normalmente, el pelo contiene rastros del arsénico
absorbido del ambiente. Lamentablemente, el misterio no se logró aclarar por
completo pues, en los años ochenta, un análisis del papel que cubría las
paredes del cuarto ocupado por Napoleón en su exilio, arrojó arsenito de
cobre, sal usada en esa época como pigmento amarillo y que, en condiciones
ambientales, produce pequeñas cantidades de un gas altamente tóxico
(trimetil-arsina). Con ello existiría la posibilidad que Napoleón habría muerto
intoxicado por este fenómeno y no por asesinato.
Esta investigación nos deja como reflexión que el pelo de una persona es una
fuente sorprendente de información que, con métodos de análisis que puedan
detectar cantidades muy pequeñas de compuestos, puede constituirse en un
mudo testigo de ciertas situaciones y, si se dan las condiciones, constituirse
en un agente de la verdad que hablará sin falsedades.
El pelo, la saliva, sudor, etc. son muestras conocidas en la actualidad como
“matrices biológicas alternativas”. Para casos de consumo de cocaína el
análisis de cabello ofrece una fiabilidad diagnóstica de cien por cien. En orina
sólo puede detectarse rastros de la cocaína consumida hasta tres días antes
del análisis, pero en un mechón de pelo se puede determinar si la persona ha
consumido la droga mucho tiempo atrás. Además, se puede determinar qué
drogas y por cuánto tiempo se han consumido, distinguiendo los distintos
perfiles de consumidores – esporádico, asiduo, crónico o no consumidor – ya
que permite detectar el tiempo de permanencia de la droga.
También se utiliza en otros estudios como: detección del dopaje en deportistas,
diagnóstico de intoxicaciones en niños, en madres drogadictas, prevención de
malformaciones en el feto y, como los resultados son válidos aún en personas
fallecidas, puede usarse en medicina forense y en antropología. Además,
puede monitorearse otras sustancias como insecticidas, aditivos de comidas,
agentes carcinógenos, tóxicos ambientales y sustancias terapéuticas.
No está totalmente esclarecido el mecanismo de incorporación de la droga a la
matriz del pelo. Se ha demostrado que la concentración de la droga es mucho
mayor en pelo pigmentado que en pelo claro, por su afinidad por la melanina.
Algunos estudios sugieren que los resultados son más confiables en las
personas de origen africano que en las de origen caucásico.
El sudor juega un rol importante en la incorporación de drogas en el pelo y se
ha encontrado en éste, drogas intactas, que no han sido metabolizadas,
mientras que en la orina predominan los productos del metabolismo. Por ej. la
cocaína cuando está en sangre se transforma rápidamente en un derivado
llamado benzoíl-ecgonina (BZE) y permanece en ella durante 24 horas o más,
pero es excretada sin metabolizar en el sudor en un tiempo variable, de 2 a 48
horas, período en el que la droga se transfiere hacia el pelo.
El hallazgo de cocaína en pelo fue reportado por primera vez en 1981 en
muestras de pelo de adictos, para verificar una historia previa de consumo. En
1987 usando métodos modernos de análisis, se encontró en el pelo cocaína y
no BZE, reafirmándose las ventajas prácticas de usarlo para detectar drogas.
Los análisis tradicionales pueden complementarse con el del cabello ya que la
orina y sangre brindan información sobre la exposición a la droga en el corto
tiempo, mientras que el análisis de pelo lo hace a través del tiempo y ello
depende de su longitud. En Italia y en Estados Unidos ya se admite como
prueba complementaria para otorgar licencias de conducir.
La toma de muestra de cabello es muy sencilla, debe colectarse en la región
posterior de la cabeza porque ésta dispone de un 85% de pelo en fase de
crecimiento activo y, por tanto, mayor cantidad de droga puede fijarse en ella.
Debe cortarse tan próximo como sea posible al cuero cabelludo o la piel, en
una cantidad de 100 – 200 mg (equivalente al diámetro de un lápiz).
Como el pelo de las personas crece a una velocidad aproximada de un
centímetro al mes, el resultado del análisis del primer centímetro del pelo (el
cercano a la raíz), corresponde al consumo de droga durante el mes anterior.
La abstinencia total no altera los resultados, los que tampoco pueden ser
adulterados, porque el pelo no se descompone como los fluidos biológicos u
otros tejidos. La limpieza externa del cabello no afecta las trazas de droga que
están en él. Estudios recientes han encontrado droga en personas que no la
han consumido, pero han permanecido largos periodos en ambientes cerrados
con vapores de cocaína básica o donde se ha fumado Cannabis.
BIBLIOGRAFIA
1.
http://www.comoves.unam.mx/articulos/quimica_pelo/quimica_pelo.html
2.
http://www.solociencia.com/noticias/0807/17190413.htm
3.
Cuadernos de medicina forense Año 3 Nº 1 (31-41)
4.
Orellana Pineda, R.M., Mixco Duke, M.A. Detección del consumo crónico de
cocaína utilizando el cabello como matriz biológica alternativa. Trabajo de
investigación para optar al título de maestro en ciencias forenses, Agosto
2007 San salvador, El Salvador
5.
http://www.ama-med.org.ar/peritos_articulos1.asp?id=99
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