Ten misericordia de nosotros.

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LA VIDA DEL SACERDOTE: MISTERIO
DE LA MISERICORDIA DIVINA
1. Canto.
2. Exposición del Santísimo Sacramento. El sacerdote que preside, deja el
Santísimo expuesto sobre el Altar o en el ostensorio. O bien, abre sin más
el Sagrario para la adoración.
3. El celebrante invita a los participantes a hacer un acto de fe, de esperanza
y caridad en Jesús Eucaristía.
4. Ayúdame a reconocer mi debilidad
Señor, tú has hablado del corazón del hombre y has dicho:
“Realmente, del interior, es decir, del corazón de los hombres
salen las malas intenciones:
fornicaciones, hurtos, homicidos,
adulterios, concupiscencias, perversidades
engaño, impureza, envidia,
calumnia, insensatez, soberbia.
Todas estas cosas malas
salen fuera desde dentro
y contaminan al hombre” (cf. Mc 7, 21-23).
Señor, hazme entender que también en mi corazón
están las raíces de estas cosas.
Si verdaderamente quiero conocer quién soy yo,
debo comprender la grandeza y la fuerza de mi llamada
y, al mismo tiempo, qué pozo de oscuridad y fragilidad
hay dentro de mí.
Hasta que no lo reconozca,
no tendré una personalidad verdaderamente libre.
Me engaño a mí mismo
y no consigo la seriedad y la verdad del obrar
de quien se reconoce débil
y se vuelve a ti como Salvador.
5. LA VOCACIÓN SACERDOTAL “MISTERIO DE MISERICORDIA”
Guía
Misterio grande, queridos hermanos: Cristo no ha tenido miedo de elegir a sus
ministros de entre los pecadores. ¿No es ésta nuestra experiencia? Pedro tuvo
una conciencia más viva de ello, en el conmovedor diálogo con Jesús después
de la resurrección. Antes de otorgarle el mandato pastoral, el Maestro le hace
una pregunta embarazosa: « Simón de Juan, ¿me amas más que éstos? » (Jn
21, 15). Se lo pregunta a uno que pocos días antes ha renegado de él por tres
veces. Escuchemos con atención este diálogo de Jesús con Pedro en el
Evangelio de Juan.
Lectura del santo Evangelio según san Juan
21, 15-19.
En aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me
amas más que éstos?” Él le contestó: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le
dijo: “Apacienta mis corderos”. Por segunda vez le preguntó: “Simón, hijo de Juan,
¿me amas?” Él le respondió: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo:
“Pastorea mis ovejas”.
Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde
querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará
a donde no quieras”. Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte
habría de glorificar a Dios. Después le dijo: “Sígueme”.
Palabra del Señor.
Guía:
Redescubramos nuestra vocación como “misterio de misericordia”.
Pensemos en la escena de la pesca milagrosa, tal como la describe el
Evangelio de Lucas (5, 1-11). Jesús pide a Pedro un acto de confianza en
su palabra, invitándole a remar mar adentro para pescar. La Palabra
revela su poder. Surge la sorpresa, pero también el susto y el temor,
como cuando nos llega de repente un intenso haz de luz, que pone al
descubierto los propios límites. Pedro exclama: « Aléjate de mí, Señor,
que soy un hombre pecador » (Lc 5, 8). Pero, apenas ha terminado su
confesión, la misericordia del Maestro se convierte para él en comienzo
de una vida nueva: « No temas. Desde ahora serás pescador de hombres
» (Lc 5, 10). El « pecador » se convierte en ministro de misericordia. ¡De
pescador de peces, a « pescador de hombres »!
El testimonio de Pedro nos invita a vivir con sentido de infinita gratitud el
HORA SANTA: EL SACERDOTE, MISTERIO DE LA MISERICORDIA DIVINA
Por tercera vez le preguntó: “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se
entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería y le
contestó: “Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero”. Jesús le dijo:
“Apacienta mis ovejas.
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don del ministerio por la misericordia que el Señor ha tenido para con
nosotros. Por ello digamos juntos:
R.: ¡Nosotros no hemos merecido nada, todo es gracia!
Misericordia es la absoluta gratuidad con la que Dios nos ha elegido: « No me
habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros » (Jn 15, 16).
R.
Misericordia es la condescendencia con la que nos llama a actuar como
representantes suyos, aun sabiendo que somos pecadores. R.
Misericordia es el perdón que Él nunca rechaza, como no rehusó a Pedro después
de haber renegado de Él. R.
Misericordia es la afirmación que también es nuestra de que « habrá más alegría
en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos
que no tengan necesidad de conversión » R.
Al mismo tiempo, la experiencia del apóstol san Pedro nos lleva a abandonarnos
a la misericordia de Dios, para entregarle con sincero arrepentimiento nuestras
debilidades, y volver con su gracia a nuestro camino de santidad. Pues convertirse
significa dar cuenta también de nuestras negligencias y pecados, de la cobardía,
de la falta de fe y esperanza, de pensar únicamente “de modo humano y no
“divino”. Recordemos, a este propósito la advertencia hecha por Cristo al mismo
Pedro. Convertirse quiere decir para nosotros buscar de nuevo el perdón y la
fuerza de Dios en el Sacramento de la reconciliación y así volver a empezar
siempre, avanzar cada día, hasta llegar a la plenitud de nuestra vocación a la
santidad.
Busquemos el perdón de Dios orando insistentemente al Padre de las
Misericordias:
R. Haz que no “entristezcamos” tu Espíritu
― Con todo aquello que lleva en sí tristeza interior y estorbos para el alma,
― Con lo que hace nacer complejos y causa rupturas con los otros,
― Con lo que hace de nosotros un terreno preparado para toda tentación,
― Con lo que se manifiesta como un deseo de esconder el propio sacerdocio ante
los hombres y evitar toda señal externa,
― Con lo que, en último término, puede llegar a la tentación de la huida bajo el
pretexto del “derecho a la libertad”.
HORA SANTA: EL SACERDOTE, MISTERIO DE LA MISERICORDIA DIVINA
6. CONVERTIRNOS CADA DÍA.
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― Con nuestra poca fe y falta de disponibilidad para testimoniar tu Evangelio “de
obra y de verdad”;
― Con el “secularismo” o con el querer “conformarnos a este siglo” a cualquier
precio;
― Cuando hemos traicionado la gracia recibida con la Ordenación, cediendo
incluso a las peores manifestaciones del mysterium iniquitatis que actúa en el
mundo. Provocando así escándalos graves, que llegan a crear un clima denso de
sospechas sobre todos los demás sacerdotes beneméritos, que ejercen su
ministerio con honestidad y coherencia, y a veces con caridad heroica.
― Finalmente, con la falta de aquella caridad, que “es paciente, es benigna... ”,
que “no es jactanciosa ... ” y no “busca lo suyo ... ”, que “todo lo excusa, todo lo
cree, todo lo espera, todo lo tolera ... ”, de aquella caridad que “se complace en la
verdad” y sólo de la verdad .
7. CANTO. CREO JESÚS.
Creo que me elegiste sólo por amor, que me has soñado con grande ilusión, que
me llamaste conociendo hasta el fondo de mi corazón, creo que tu amor es eterno,
que no te arrepientes jamás, creo que aunque todo me falte, tú no faltarás.
Y AUNQUE SE AGOTE EL CAUDAL DE MIS INGRATITUDES Y MI TERQUEDAD,
SÉ QUE EL CAUDAL DE TU AMOR NO SE AGOTARÁ.
CREO QUE TU MISERICORIDA HARÁ LO IMPOSIBLE Y ME ALCANZARÁ,
CREO QUE TU AMOR INCANSABLE, AMOR TIERNO Y GRANDE, AL FIN TRIUNFARÁ.
Creo que me sostienes en la oscuridad, que en las tormentas tú me das la paz,
creo que en mi historia Tú eres Camino, Vida y Verdad, puedo confiarte mi vida en
abandono total, creo que Tú me has cargado de inicio a final.
Creo que Tú has estado en cada paso que di, que no me salen las cuentas sin ti,
creo que mi vida se entiende tan sólo si Tú estás ahí, contigo todo se explica,
nada se entiende sin Ti, y sé que lo que has iniciado, llevarás a su fin.
8. ACTO DE DOLOR
Poema
No me mueve mi Dios, para quererte,
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
HORA SANTA: EL SACERDOTE, MISTERIO DE LA MISERICORDIA DIVINA
Creo que te complaces en mi pequeñez, que no se puede tu amor merecer, que tu
me has dado más de lo que nunca jamás esperé, y aunque yo insista en cerrarme,
yo sé que tú puedes más, ni mis pecados harán que me dejes de amar.
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Tú me mueves, Señor,
muéveme al verte clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
porque, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero, te quisiera.
9. GESTOS PENITENCIALES
a) Que cada uno ponga su mano cerrada sobre el corazón e ir abriéndola
lentamente, indicando que pasa de estar cerrado y viviendo para uno
mismo y que quiere abrirse a los demás.
b) Inclinar la cabeza.
c) Cerrar los ojos.
d) Ir al Cristo que preside y darle un beso o tocarlo y decir con buen corazón:
“Perdóname, Señor”.
10. EL PADRE NUESTRO
Juntos nos dirigimos a Dios, nuestro Padre misericordioso, que nos ofrece su
amor y su perdón, diciendo: Padre nuestro…
11. ORACIÓN
Te damos gracias, Señor,
porque nos has hecho reconocer, con dolor,
la distancia que hay entre nosotros
y la hermosa vocación a la que nos has llamado.
Te alabamos, te bendecimos, te damos gracias
porque tú nos perdonas,
y, perdonándonos, nos das la alegría de perdonar.
Estamos seguros, Señor
HORA SANTA: EL SACERDOTE, MISTERIO DE LA MISERICORDIA DIVINA
El Guía puede usar todos o algunos de estos gestos, bien en este momento o en
otros que crea convenientes, durante la celebración.
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12. BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO.
Después de haber dado la bendición con el Santísimo, y antes de hacer la
reserva, decimos las letanías de Cristo Sacerdote y Víctima.
HORA SANTA: EL SACERDOTE, MISTERIO DE LA MISERICORDIA DIVINA
de que el sentido de la desproporción entre nosotros
y la misión que se nos ha confiado
es algo que nos tritura interiormente
y al mismo tiempo nos purifica, nos hace libres,
nos permite conocer mejor
lo que nosotros hacemos y lo que haces tú,
nos permite comprender
que el campo es tuyo, la mies es tuya.
Tú nos pides solamente
obrar con libertad y humildad
en el ámbito de nuestras posibilidades.
Y, a través de la humillación,
la contrición y la penitencia,
rompes la dureza de nuestro corazón
y liberas las energías del amor, de la entrega,
del valor, del espíritu de sacrificio.
Si no hubiésemos pecado,
seríamos hoy soberbios, duros de corazón
y despreciaríamos a los demás.
Nosotros, por el contrario, queremos ser humildes,
comprensivos, buenos y apreciar a todos.
¡Concédenos, te suplicamos, esta gracia!.
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13, LETANÍAS A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SACERDOTE Y VÍCTIMA
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
HORA SANTA: EL SACERDOTE, MISTERIO DE LA MISERICORDIA DIVINA
Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Padre Celestial, que eres Dios
Hijo, redentor del mundo que eres Dios
Espíritu Santo, que eres Dios
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios
Jesús Sacerdote y Víctima
Jesús, sacerdote Eterno, según el orden de
Melquisedec.
Jesús Sacerdote que en la última cena
instituiste el sacrificio eterno.
Jesús, Sacerdote a quien el Padre envió a
evangelizar a los pobresJesús Sacerdote quien en la última cena instituyó
el sacrifico eterno .
Jesús sacerdote siempre vivo intercediendo por
nosotros.
Jesús Pontífice a quien el Padre ungió por la
virtud del Espíritu Santo.
Jesús Pontífice tomado de entre los hombres.
Jesús Pontífice constituido en favor de los
hombres.
Jesús Pontífice de nuestra confesión.
Jesús Pontífice más ampliamente que la gloria de
Moisés.
Jesús Pontífice del verdadero tabernáculo.
Jesús Pontífice de los bienes futuros.
Jesús Pontífice Santo, inocente e inmaculado.
Jesús Pontífice fiel y misericordioso.
Jesús Pontífice de Dios y lleno de celo por las
almas.
Jesús Pontífice perfecto para la eternidad.
Jesús Pontífice, el cual por su propia sangre
penetró a los cielos.
Jesús Pontífice que ha iniciado para todos
nosotros el camino nuevo.
Jesús Pontífice que nos amaste y lavaste
nuestros pecados en tu sangre.
Jesús Pontífice que te entregaste a Ti mismo
como víctima y oblación.
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Jesús Víctima de Dios y de los hombres.
Jesús Víctima Santa e inmaculada.
Jesús Víctima que aplacas a la humanidad.
Jesús Víctima pacífica.
Jesús Víctima de propiciación y de alabanza.
Jesús Víctima de paz y de reconciliación.
Jesús víctima en quien tenemos fe y acceso a
Dios.
Jesús Víctima viva por los siglos de los siglos.
Que nos seas propicio.
Que nos seas propicio.
De un temerario ingreso al sacerdocio.
Del Espíritu de incontinencia.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
Ten misericordia de nosotros.
De una mala tentación.
De todo pecado de simonía.
De la dispensación indigna de obras de los
eclesiásticos.
Del amor del mundo y todas sus vanidades.
De la celebración indigna de tus misterios.
Por la santa unción con la cual Dios Padre te ha
constituido sacerdote.
Por tu espíritu sacerdotal.
Por el ministerio aquel por el cual sobre la tierra
clarificaste al Padre.
Por la cruenta inmolación de Ti mismo que hiciste
una vez sobre la cruz.
Por aquel sacrificio cotidiano renovado sobre el
altar.
Por aquella divina potestad que en tu sacerdocio
ejerces invisiblemente.
Para que te dignes conservar en tu santa religión
el orden universal de tu sacerdocio.
Para que te dignes proveer de pastores según tu
corazón al pueblo santo de Dios.
Para que te dignes llenar a tus sacerdotes de ese
espíritu tuyo sacerdotal.
Para que custodies con buena ciencia la palabra
de los sacerdotes.
Para que te dignes enviar a tu mies operarios
fieles.
Para que te dignes tributar perseverancia en tu
santa voluntad a todos tus sacerdotes.
Para que te dignes conceder constancia en la
acción y en la oración a tus sacerdotes.
Para que a través de ellos te dignes promover en
Líbranos, Jesús.
Líbranos, Jesús.
Líbranos, Jesús.
Ten misericordia de nosotros.
Perdónanos, Jesús.
Óyenos, Jesús.
Líbranos, Jesús.
Líbranos, Jesús.
Líbranos, Jesús.
Líbranos, Jesús.
Líbranos, Jesús.
Líbranos, Jesús.
Líbranos, Jesús.
Líbranos, Jesús.
Te rogamos, óyenos.
Te rogamos, óyenos.
Te rogamos, óyenos.
Te rogamos, óyenos.
Te rogamos, óyenos.
Te rogamos, óyenos.
Te rogamos, óyenos.
Te rogamos, óyenos.
HORA SANTA: EL SACERDOTE, MISTERIO DE LA MISERICORDIA DIVINA
Líbranos, Jesús.
Líbranos, Jesús.
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todas partes el culto al Smo. Sacramento.
Por aquellos que administraron bien tus bienes
recíbelos en tu gozo eterno.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Te rogamos, óyenos.
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Óyenos, Señor.
Ten piedad de nosotros.
Jesús Sacerdote.
Jesús Sacerdote.
Óyenos.
Escúchanos.
Sacerdote celebrante:
Oremos:
Dios Santificador y Custodio, suscita en la Iglesia por tu Espíritu, idóneos y fieles
dispensadores de tus misterios, para que por medio de su ejemplo el pueblo santo
camine por la vía de la salvación, por Nuestro Señor Jesucristo…… Amén.
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14. CANTO DE SALIDA.
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