BAJO EL AMPARO DE LA DUDA
Continuamos nuestra existencia humana bajo el amparo del tiempo, simplemente,
navegamos esta vida, de principio a fin, según normas establecidas en un proceso,
permanente, de pasado y futuro y, hasta este instante, no podemos controlar estas dos
variables. El universo despeña nuestro propósito y deseo según un patrón desconocido que
habita otra dimensión distante e incomprensible.
Sin embargo, el ser humano, busca, afanosamente, certezas y convicciones, modelos
teóricos, comprensión y la esencia de la vida. Todo se origina en lo desconocido, en nuestra
primaria ignorancia de un destino fatal.
Aunque, neguemos la existencia de un Dios, tenemos la esperanza de un futuro
infinito en otro Reino, aquel que figura sometido a la fe y la creencia. Dios es infinito, el
amor una opción de vida, la entrega total por el otro, una oportunidad de redención en esta
sociedad que se destruye en el conflicto y las contradicciones.
¿Cuándo llegará el tiempo nuevo? ¿Cuándo perdonaremos la falta cometida?
¿Cuándo viajaremos por el espacio infinito? ¿Cuándo alcanzaremos la plenitud? Sólo el
empeño complejo de la búsqueda de respuestas, dará origen al conocimiento y la verdad
absoluta.
Sólo, el pensamiento quieto, la meditación programada, el conocimiento y el
desarrollo de la ciencia, nos encaminan a nuevos parámetros y paradigmas originados en la
mente humana.
Entonces, el cielo continúa siendo azul, el océano una vertiente de energía y poder,
nuestras montañas, la posibilidad de escalar más alto, la tierra un vergel y la noche, una
luna nueva, tímida y coqueta. Ellos están ahí, existen desde tiempos remotos, desde antes
que nosotros seamos una especie, mientras nuestra fragilidad nos expone finitos, un
pequeño accidente frente a la inmensidad del orbe.
Quiero iluminar mi vida en un sentido pleno de vital gozo y armonía, pero habito
bajo el amparo de la duda, aquella que prolonga las dificultades y conflictos cotidianos,
aquella que nos impide abordar el todo de este universo y el tránsito de las galaxias más
allá de un accidente casual. Estoy aquí y ahora y estaré allá y cuándo, pero me predice, el
amparo de la duda.
Cuando la muerte me abrace como noche oscura, sé que el infinito estará iluminado
cual metrópolis de neón. Cuándo el aire y el agua ya no estén, pues les hemos agotado,
cuando la tierra sea estéril, vendrá el tiempo nuevo, un eterno presente perpetuo.
Dudar, me encamina, me cuestiona, me ofrece hipótesis y sentido a la razón, pero
más allá del mundo concreto y real existe el tiempo perpetuo a un costado en el altar de
Dios.
Busca a tus padres y abuelos, a nuestra historia reciente, a los que ya no están, busca
en la palabra, entre los vagos recuerdos, en el Cristo Resucitado, en el mundo moderno de
la aldea global, en la esperanza de paz y armonía. Busca y encontrarás, aún nuestra
sociedad posee virtud de redención.
El paso del tiempo nos regalará nuevas certezas, el amparo de la duda nuevos
conocimientos y la vida, una maravilla inagotable.
Marcelo Sepúlveda Oses
Profesor Liceo Retiro
21/12/2015