Homenaje al Comandante Hugo Chávez

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Evento:
Homenaje al Comandante Hugo Chávez
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Discurso del Canciller Guillaume Long
Capilla del Hombre,
Quito, 5 de marzo 2016.
Para mí esta primera presencia como ministro de Relaciones Exteriores es una
perfecta transición entre el mundo de la cultura y el mundo de las relaciones
internacionales, de la geopolítica poder hacerla aquí junto a ustedes, hacer este
traspase de un ámbito al otro, despidiéndonos pero también dando esta señal que
vamos a seguir caminando juntos, porque la cultura es política también
internacional y contra hegemónica.
Hace poco menos de tres años que lo acompañé al presidente Correa para
despedirnos del comandante Chávez y pocos días después de esta fecha que estamos
conmemorando el día de hoy; yo no había estado en Venezuela en algunos años y
creo que pocas cosas en la vida me han conmovido tanto como esta despedida, en lo
personal por su puesto, el poder estar ahí físicamente presente junto al Comandante
despidiéndonos, una experiencia muy emotiva. Pero también viendo cómo el pueblo
de Venezuela colmó las calles como pocas veces en la historia de la humanidad un
pueblo ha llenado las calles para despedir a un líder.
Kilómetros de kilómetros de personas día y noche esperando el momento de poder
despedirse del Comandante; y nosotros como estábamos con el presidente Correa
pues no podíamos darnos el lujo de darnos dos o tres días para despedir al
Comandante, nos hacían pasar por la vía “express” y teníamos pues banderas del
Ecuador, estábamos con el Presidente Correa y todo el mundo lo reconoce y los
amigos venezolanos llorando muchos de ellos, nos veían como hermanos, nos
abrazaban, nos paraban, era un momento de reivindicar nuestras raíces
latinoamericanas, nuestras raíces bolivarianas. Creo que esto fue el gran legado de
Chávez, poder hacer que nos sintamos hermanos como nunca habíamos sentido
antes, quizás habría que remontar a las gestas libertadoras para ver algo parecido,
algo de esa magnitud.
Nosotros no entendimos en el Ecuador enseguida al proyecto Chavista, yo recuerdo,
tenía veinte y pico de años cuando Chávez fue electo en 1998 y llegó al poder en
1999, decíamos: mira interesante, un discurso diferente, algo que rompe con el pacto
de la Cuarta República, pero no sabíamos, no entendíamos y no estábamos seguros; y
creo que por ahí en el año 2001 a través del proceso constituyente venezolano,
empezamos a entender más e identificarnos más, por supuesto nosotros desde la
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oposición, desde la resistencia al neoliberalismo que había en aquel entonces. Y con el
golpe de Estado del 2002 entendimos qué estaba en juego.
Yo fui a vivir en Venezuela para entenderlo realmente y a vivirlo en carne propia,
tuve la suerte de vivir en Venezuela en el año 2006, que para mí quizás fue uno de los
años antes de esta gran victoria electoral del comandante Chávez que ganó si no me
equivoco con el 67% de los votos en la primera vuelta electoral y era un momento de
gran mística revolucionaria, de grandes avances y me tocó vivirlo no en Altamira, me
tocó vivirlo viviendo en La Vega, en un barrio histórico de Caracas, un barrio con
profundas raíces políticas de militancia, de organización social y política. Yo como
militante, como académico, escribiendo mis apuntes, participando en las instancias
de participación ciudadana que son múltiples en Venezuela, son admirables, de las
que tenemos que inspirar aquí en Ecuador. Ahí entendimos a ese Chávez precursor,
ese Chávez refundador, ese Chávez latinoamericano, integracionista,
antiimperialista, pero sobre todo ese Chávez de los pueblos, del barrio, para nosotros
en Ecuador, ese Chávez cholo, montubio, para el Caribe guajiro, pues todos los demás
pueblos de América Latina.
Yo creo quien no ha conocido el barrio de Caracas difícilmente puede entender a
Chávez, el que no ha conocido el pueblo excluido por la historia petrolera de
Venezuela a lo largo del siglo XX, difícilmente puede entender el fenómeno del
Chavismo.
Aquí en Ecuador la izquierda no le entendió bien, esa decisión política de pasar del
5% de los votos, con la conciencia tranquila de haberse ido los cánones de la
intelectualidad, a realmente aspirar a tener el poder. Eso también para nosotros fue
nuevo, recuerden ustedes que en la década del noventa, Ecuador brilló en el mundo
entero por su movimiento indígena, por su resistencia en contra del neoliberalismo,
pero pocos de nosotros tenía una verdadera aspiración de poder, muchas veces
incluso a nivel de doctrina nos replegábamos en lo local, sobre el municipio, sobre la
comunidad, algo quizás muy bien edificado por el Proceso Zapatista en Chiapas, que
nos inspiró a todos por supuesto, pero no tenía aspiraciones de llegar realmente a
ejercer el poder para cambiar la injusta distribución de ese mismo poder para
cambiar la realidad de los pueblos excluidos de nuestra América.
Chávez entendió que tenía que ir con una amplia plataforma de izquierda, con la
plataforma redistributiva desde los movimientos sociales, desde el sindicalismo, pero
también de refundación del Estado – Nación es para mí lo que ha marcado la
siguiente década no solamente de Venezuela sino del resto de países de América
Latina.
Todos nos inspiramos en ese Chávez precursor, todos, aprendimos que había que
refundar la patria. Y muchos de nosotros además lo hicimos a través de las mismas
herramientas que dejo sembradas Chávez. Un proceso constituyente, un fuerte
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arraigo en la democracia representativa y participativa, sin miedo a tener muchos
procesos electorales, para relegitimar constantemente nuestros procesos
revolucionarios, sin miedo a lo que llaman nuestros opositores, la democracia
plebiscitaria; fue uno de los grandes aciertos de Chávez. Tantos procesos electorales
que una y otra vez volvían a darle legitimidad al proceso revolucionario de la
Revolución Bolivariana y que en Ecuador también, 10 procesos electorales a nosotros
en los últimos 9 años en Ecuador volvieron a darle legitimidad constante a nuestro
proceso de Revolución Ciudadana.
Así que Chávez precursor, Chávez constituyente, Chávez que supo alejarse del
liderazgo de izquierda exclusivamente basado en la intelectualidad de izquierda, y se
atrevió pues, a fundar un proceso revolucionario que se basara realmente en el
pueblo, en lo más íntimo de esta definición de la palabra “pueblo”.
Chávez además, no solamente soñador sino, estratega; un hombre que entendió que
la manera de luchar contra los grandes poderes hegemónicos era a través de la
unión. Que la división tanto a nivel doméstico, la división de la izquierda a nivel
doméstico, siempre había sido la forma de mantenerse en el poder de las grandes
oligarquías de derecha, pero que también a nivel internacional este símil era
valedero. Que la división entre nuestros países, entre nuestros pueblos, era la mejor
forma de mantener aquellos imperialismos trasnochados que lastimosamente, como
decía la Señora Embajadora, seguimos viéndolo. Acabamos de ver la renovación de
este decreto de emergencia por parte del Presidente Obama que declara a Venezuela
como amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos, entre otras cosas…
¿Quién realmente puede creer que Venezuela constituye una amenaza a la seguridad
nacional de EE.UU.? Es insultar la inteligencia de los pueblos de América Latina y del
Caribe y es volver a generar tensiones innecesarias entre EE.UU. y los pueblos de
América Latina y del Caribe a través de la UNASUR, CELAC, del ALBA en fin, que es
haber renovado un año más este decreto del Presidente Obama. Lamentamos esta
decisión por parte del Presidente Obama y nos solidarizamos, de la misma manera
que lo hicimos el año pasado, con el pueblo venezolano en esta ocasión.
Chávez entendió que solamente a través de la integración íbamos a poder
emanciparnos. Nosotros en Ecuador estamos convencidos de que este gran legado de
Chávez tiene que seguir. Desde Caracas se fundó, por supuesto, con este fuerte vínculo
con Cuba, con La Habana, se fundó el ALBA. Desde Caracas se fundó la UNASUR,
Caracas fue también un eje fundamental en la creación de la CELAC. Yo creo que este
quizás es el mayor de los legados de Chávez. Tenemos que seguir peleando por esta
integración. No solamente en el ámbito simbólico de la hermandad entre los pueblos,
del sueño bolivariano, del recuerdo histórico de nuestros próceres; sino de forma
incluso muy pragmática. Lo que hemos vivido en los últimos 200 años es una carrera
hacia abajo, como dirían los economistas, una competencia hacia abajo;
precarizando cada vez más nuestra fuerza laboral, los unos y los otros, para que
nuestros productos de exportación, casi siempre primarios, sean más competitivos.
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Un día bajábamos el salario de los jornaleros de nuestras plantaciones de banano en
Ecuador, lo que hacía que nuestro banano sea más competitivo que el banano
colombiano, y al día siguiente Colombia hacía exactamente lo mismo, bajaba los
sueldos de los jornaleros en las plantaciones de banano en Colombia, para que el
banano colombiano sea más barato. Y así sucesivamente, luego Ecuador, luego
Colombia, y así hemos hecho con todo. Abrirnos en una carrera hacia abajo para ser
más competitivos siempre precarizando nuestra fuerza laboral.
Esto es un ejemplo, pero podríamos tener los mismos ejemplos en temas de propiedad
intelectual, ahora que va a ser tan importante el tema de la riqueza biogenética de la
cuenca amazónica por ejemplo. Podríamos decir lo mismo de nuestra riqueza
minera, petrolera, siempre compitiendo los unos en contra de los otros con productos
muy similares, con economías muy parecidas, para ser más competitivos en nuestras
exportaciones hacia el norte. Chávez entendió eso. Que sin unidad, sin un régimen que
haga que juntos podamos a veces incluso caracterizar nuestra producción, nuestras
exportaciones, sin frente común, sin frente político, económico, productivo común,
siempre nos iban a torturar.
Así que, a los tres años de la partida física del Comandante Chávez, su legado, su
pensamiento, su ejemplo, su liderazgo, sigue más vigente, más pertinaz que nunca.
Estamos enfrentando un momento difícil en América Latina. Los precios de los
“commodities”, un desgaste inevitable de muchos gobiernos del proceso
revolucionario que llevan algunos años, en algunos casos más de diez años. El
aprendizaje también de la derecha, que al principio de nuestros procesos estuvo
totalmente anonadada, sorprendida. Bueno, ya ha tenido sus errores y está
empezando a contraatacar, a refrescarse; busca la tesis de amortización, busca ser
esta derecha multicolor, buena onda, desideologizada. Busca engañarnos, no nos
dejemos engañar está más ideologizada, más ideológica que nunca. Evidentemente
esto significa nuevos retos para nosotros, para Venezuela, por supuesto, cuente
Embajadora con la solidaridad de este gobierno, de este pueblo ecuatoriano.
El legado de Chávez, estoy convencido, el legado de Correa, de Evo, de Lula, de
Cristina, de tantos otros, estoy también convencido; en cien años, doscientos años,
será lo que más recordaremos en la historia, no de América Latina, sino del mundo,
en la Historia Universal, de inicios del siglo XXI. Estoy convencido, no me cabe la
menor duda, además como soy historiador me gusta pensar un poco tomando
distancia y pensando bueno: de aquí a cincuenta, a cien, de aquí a doscientos años,
¿qué recordaremos de este momento que estamos viviendo ahora? Y estoy convencido
que no solamente en América Latina sino a nivel mundial, los grandes personajes de
inicios del siglo XXI, serán latinoamericanos. No me cabe la menor duda, y entre ellos,
por supuesto Chávez en primera fila.
¡Qué viva Chávez! Muchas gracias.
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