ponente "eyaculación" para que el proceso de potencia esté

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IMPOTENCIA Y
FRIGIDEZ
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¿Hasta en qué instante están hembra y varón en iguales cir
cunstancias? Creo que esta pregunta es interesante porque el
IMPOTENCIA Y FRIGIDEZ
tratar de contestarla nos hace ver más claramente. Ante todo
José Rubio.
por lo tanto de una historia personal y de otra impersonal. La
personal es previa al primer encuentro. Con la interpersonal se
empieza la historia de la pareja que puede ser duradera o fugaz.
dos fenómenos esencialmente diferentes y no correspondientes,
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Tratar estos dos temas juntos no significa paralelismo alguno,
sino el intentar modificar lo tradicionalmente acostumbrado. Ge
neralmente se piensa que el segundo es el correspondiente feme
nino de la condición patológica masculina. No creo tal cosa. Son
tenemos que preguntarnos qué ha acercado a la pareja. Entra
mos aquí al elemento histórico del ser humano. La historia de
la pareja define la naturaleza de su relación. Podemos hablar
idea que debemos sentar básicamente. Esta diferencia parte de
un hecho anatómico-fisiológico no de presencia en uno y ausen
cia en la otra de "algo", sino sencilla y llanamente de diferencia.
Decir que lamujer carece de algo es ya sentar un prejuicio valorativo. Por lo tanto tengo a exponer dos temas. Donde conflu
yen hombre y mujer es en la diserosia. Ambos pueden ser aneróticos, hipoeróticos o hipereróticos.
Impotencia
Muchos han querido ver en la exclusividad de la presencia ana
tómica del pene y en su vulnerabilidad fisiológica, un peldaño
más en una escala ascendente que hace superior al varón. Esto
ha ocasionado mucha confusión pues el hombre ha festejado rui
dosamente el triunfo de su fisiología peneana, tanto más cuanto
La primera, desde luego, matizará la segunda y quizá la de
termine. Por lo tanto, teniendo en cuenta su historicidad, puede
flanquear la pareja limpiamente los niveles sexuales biológicos
más primitivos, sin llegar a los aspectos más evolucionados del
ágape en el sentido de Nygren, o sea el considerar a la pareja
no como objeto sino como persona. En el ágape hay elementos
histórico-interpersonales. En el nivel sexual-biológico, única
mente hay elementos histórico-personales, aunque se rjueda dar
un paso más y convertirse en interpersonales y tal vez llegar al
ágape. Tendríamos una escala de valores pero sólo si nos referi
mos a la humanización de lo genital. Así toda consideración de
categorías anatómico-fisiológicas quedan hechas a un lado, ya
que nuestros valores son otros.
mayor temor ha tenido al fracaso. El hombre ha buscado inútil
mente el paralelo femenino de su erección y no lo ha encon
trado.
Volviendo a la pregunta de la igualdad de circunstancias de
hombre y mujer, formulada en el párrafo IV la respuesta sería
"hasta que uno de los dos abandone su actitud biológica exclu
Una cosa es la capacidad de goce orgástico y otra los niveles
anatómicos fisiológicos para lograr la potencia. Si negué la co
rrespondencia entre impotencia y frigidez me basé en un hecho:
que lacapacidad orgástica puede existir en el varón sin ingurgi
tación eréctil de los plexos isquio y bulbocavernosos. No es ne
cesaria la erección peneana para el orgasmo. Por lo tanto basta
simplemente con hacer a un lado la actitud del varón frente a
la erección para que comprendamos mejor el problema. Lo único
siva y pase a lo interpersonal". Es entonces cuando lo humano se
presenta. Pero ¿hasta qué punto lo biológico puede tener carac
teres no humanos? Al hablar de lo humano me refiero a lo que
más se acerca a la esencia de lo que es el hombre y desde lue
go más cerca están los niveles de realización de lo genital hacia
el amor. En los primeros niveles se roza y mucho con los me
ramente biológicos. Ló humanó se presenta al máximo, al reali
zarse la fusión mística del ágape.
que festeja el hombre es el triunfo de su responsabilidad fisio
lógica: la erección. A ésta naturalmente hay que añadir el com
ponente "eyaculación" para que el proceso de potencia esté
completo y llene los requisitos que la definen.
Pero hay otro hecho que influye mucho en la fisiología de'la
erección y son los conceptos axiológicos de la sexualidad frente
a' ese fenómeno.
Rubio, J., 1973: Impotencia y frigidez, in: Revista de Psicoanálisis, Psiquiatría y Psicología, México (No. 2/3, 1973), pp. 54-60.
Esta exclusividad anatomofisiológica del varón si es tan vul
nerable es por su esencia humana, ya que su estructura es repre
sentativa del hombre mismo, como todo acto humano. Dicho
más sencillamente tiene una vertiente psíquica y otra somática.
Lo psíquico tiene componentes socio-culturales y por lo tanto
históricos. Ocupémonos de esta última vertiente como psicólogos
que somos.
Lo histórico-personal visto desde el mirador científico, entra
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en el quehacer de las ciencias histórico-culturales en el sentido
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IMPOTENCIA Y
IMPOTENCIA Y FRIGIDEZ
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de Dilthey cuyos acaeceres objeto de la ocupación científica, son
imprevisibles por tener como sustrato motivaciones humanas y
dentro de éstas caería la interacción de las estructuras socio-
culturales y el hombre. Entre ellas el concepto valorativo de la
potencia viril, considerada como atributo de fuerza y superio
ridad agresiva sobre la mujer, es el que más ha influido. Lo
que no es más que una correspondencia anatomofisiológica ha
sido vivido por el hombre como un valor de superioridad. De
ahí, su vulnerabilidad. Se forma por lo tanto un resquicio por el
cual se filtran las emociones conscientes o inconscientes perte
necientes a la vertiente histórico-personal causando la disarmo
nía funcional vivida y realizada como impotencia. Esta es, por
lo tanto, la manera como el hombre vive la tragedia de su po
sición única de ser, que recuerda y planea su historia.
Es en este resquicio aquileano donde actúa la psicodinamia
sobre la determinación de la impotencia.
La teoría y la experiencia clínica nos han enseñado^ que las
inhibiciones sexuales son síntomas frecuentes en las más diver
sas neurosis. Puede manifestarse desde la más leve timidez has
ta una impotencia completa. La inhibición puede deberse a una
falta de interés o antipatía consciente o inconsciente hacia lo
sexual.
La inhibición puede lesionar a la sexualidad en su totalidad
o sólo a una parte de ella, por ejemplo la sensualidad al placer
orgástico, o a ciertos rasgos ya totales o parciales de la pareja
sexual, que generalmente tienen relación con experiencias in
fantiles que los determinaron, como temores o circunstancias
específicas.
Una actitud femenina masoquista o extremadamente pasiva,
puede provocar una respuesta de impotencia en el varón, así
como una actitud agresiva o sádica de éste, despertar una res
puesta de frigidez en ella. Esta aseveración para mí no implica
correspondencia sintomática de iguales niveles patológicos. Si
existieran habría una típica simbiosis sexual.
En cuanto al miedo del varón frente al sexo que puede sen
tirlo peligroso, es mantenido y asegurado por una respuesta fí-
FRIGIDEZ
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sica de inhibición de los reflejos fisiológicos. Así la impotencia
viene a ser una alteración fisiológica que nace de una actitud
defensiva del yo para evitar la realización de una manifestación
proveniente del ello. Se entiende que la parte del yo que rea
liza esta acción defensiva es inconsciente, en el cual hay compo
nentes del miedo a la castración correspondiente al Edipo o
temor intenso a la mujer expresado orínicamente con la terrible
imagen de la vagina dentata.
También puede haber temor frente a la propia excitación
si ésta va ligada a sentimientos de culpa y de peligro estructu
rados frente a represiones muy intensas de la infancia. Es fácil
mente comprensible que cada vez que reaparezca la culpable
excitación, se genere su propia desaparición a través del superyó
fiscalizante. Siendo que la persistencia de los fines sexuales in
fantiles es una de las características de la neurosis, según Freud,
la impotencia en sus diversas manifestaciones podría ser un ele
mento constante en la neurosis. Sin embargo, encontramos con
extraordinaria frecuencia personas intensamente perturbadas y
destruidas cuya función sexual está intacta.
En Tres contribuciones a la teoría del sexo, Freud afirma
que el complejo nuclear de la sexualidad infantil es el comple
jo de Edipo y en los casos más sencillos y típicos, la impotencia
se basa en la persistencia de un vínculo sensual inconsciente
con la madre. En un plano superficial ningún vínculo sexual es
completamente atractivo, a causa de que la pareja no es nunca
la madre, pero en un plano más profundo, todo vínculo sexual
tiene que ser inhibido por cuanto toda pareja representa a la
madre.
Según Maxim Steiner, citado por Fenichel, "el hombre que
tiene una inconsciente orientación femenina, puede estar rehu
yendo la realización de sus funciones sexuales también por cau
sa de la angustia y la identificación femenina desempeña un
papel importante en la psicogénesis de los casos más pertinaces
de impotencia". "Esto no quiere decir —continúa Steiner— que
la homosexualidad reprime la heterosexualidad, sino que los
mismos factores que originan la homosexualidad en el hombre,
lo hacen también impotente frente a las mujeres."
Edmund Bergler en su libro La impotencia psíquica en el
hombre, declara que "el repudio de todos los otros fines sexua
les infantiles temidos, es decir de las fantasías pregenitales, pue
de conducir también, indudablemente, a la impotencia*' (cit. p.
Fenichel).
Hay, como bien se sabe, diversos grados de impotencia: la
ocasional, que puede ser total o parcial, y la total y crónica o
Rubio, J., 1973: Impotencia y frigidez, in: Revista de Psicoanálisis, Psiquiatría y Psicología, México (No. 2/3, 1973), pp. 54-60.
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absoluta. Ésta, como se supondrá, por lo general, es la más difícil
de superar.
Según Abraham, la forma de impotencia que se presenta por
eyaculación precoz constituye una perturbación más seria que
la incapacidad de lograr erección, pues francamente representa
un grave rechazo a la mujer, estructurado sobre una patología
muy profunda.
Se señala que la eyaculación retardada tiene más bien sín
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tomas conversivos.
Yo más bien diría que es una manifestación montada sobre
una hipoerosia por problemas personales inconscientes que pue
den conscientemente atribuirse a una pretendida falta de estí
mulos excitantes provenientes de la mujer dando así una com
prensión lógica al fenómeno, aunque no racional.
Frigidez
IMPOTENCIA Y
FRIGIDEZ
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rante el periodo fálico, y básicamente en el pensamiento psicoanalítico tradicional al igual que en la impotencia, la persisten
cia del complejo de Edipo. La teoría de la exageración de la
erogeneidad del clítoris se ha venido abajo como sabemos con
las investigaciones de Masters y Johnson.
Como en la impotencia, hay gradaciones similares. La va
riante exclusivamente femenina del vaginismo, es indudable
mente el síntoma equiparable a la impotencia. El paralelismo
no puede ser más evidente. Existe una disfunción que impide la
cópula y la correspondencia es perfecta. En un caso hay intento
de penetración. En el otro impedimento a dicha penetración
los medios anatómicos se corresponden a la inversa.
Las cosquillas en la mujer, más que en el hombre, tomadas
como frigidez, pueden ser la respuesta adecuada a una actitud
torpe e inadecuada del varón. La observación nos enseña que
éste debe ir descubriendo la sensibilidad de su compañera to
mando contacto con las zonas corporales menos erotizadas al
Con gran frecuencia se habla de frigidez sin que ésta exista.
Muchas veces no se trata más que de una falta de conocimiento
por parte de la pareja masculina —a veces los más elementa
les— de la naturalez anatómica, fisiológica y psicológica de la
sexualidad de la mujer.
Se interpreta como frigidez la respuesta adecuada de la mu
jer, frente a la torpeza de un hombre narcisista e impreparado.
Se interpreta como frigidez el rechazo de la mujer a caricias
que no le producen más que sensaciones de cosquillas. Se inter
preta como frigidez, en fin, el rechazo a unas relaciones sexuales
que no prometen más que el sentirse usadas como objetos y no
como seres humanos que comparten la experiencia del orgasmo
y del ágape.
Si a esto me refiero, es para recalcar el papel decididamen
principio, para ir avanzando poco a poco hacia las más cargadas
te instructor que tenemos en este sentido. Sin la menor duda
ductivo-amorosa.
debe haber una información amplísima y detallada.
Por otra parte, a todos es dado encontrarnos con personas
que tienen sobrada razón para presentar las manifestaciones pa
tológicas objeto, de. esta exposición y no las padecen. Factores
constitucionales, caracterológicos y desconocidos cambian total
mente las respuestas individuales por lo que es poco útil tratar
de esquematizar la psicodinamia de la frigidez. Cada caso lleva
en su individualidad lo diferente y personal que lo hace único,
aunque siempre montado en una orientación caracterológica im
productiva. Lo personal puede ser rechazado de la propia femi
nidad, temor al embarazo, agresividad y odio hacia el hombre
manifestados por actitudes castrantes, superego fiscalizante, en
vidia del pene, exageración de la erogeneidad en el clítoris du-
en ese sentido, teniendo el talento de llevar el tempo interno
femenino de excitación sexual para poder franquear los dife
rentes estratos a su debido momento. Si comete el error de pa
sar de una a otra fuera de tiempo, la mujer responde al estí
mulo con una sensación de cosquillas a manera de defensa. Es
comprensible que hombres inseguros o mal informados tomen
por rechazo total a un rechazo parcial y normal como éste.
Así como una solución irracional de la condición de separa-
tidad del ser humano puede resolverse a través de estados or
giásticos entre ellos la experiencia sexual (c. p. Fromm El arte
de amar, pág. 23) también puede resolverse a través de la unión
amorosa auténtica y trascendente del ágape, producto de toda
una evolución que ha llevado al hombre a la orientación pro-
No quiero terminar sin referirme a la categoría ética de la
manifestación de potencia en el hombre y el grado de goce
sexual de la mujer que pienso van avalados por el grado de
desarrollo humano del ser que lo experimenta.
Resumen
1. La frigidez no es la correspondiente femenina de la impo
tencia en el varón, sino el vaginismo.
2. El identificarles es un error conceptual de la esencia de esos
fenómenos que son radicalmente diferentes.
3. El temor del hombre frente a la responsabilidad fisiológica
de la erección lo ha determinado el valor que le da, y ha in-
Rubio, J., 1973: Impotencia y frigidez, in: Revista de Psicoanálisis, Psiquiatría y Psicología, México (No. 2/3, 1973), pp. 54-60.
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IMPOTENCIA Y
FRIGIDEZ
fluido haciendo posible su inhibición a través de factores his
térico-personales sobre los histórico-interpersonales.
4. Si en lo sexual se quiere hablar de valores, únicamente puede
referirse en función con el grado de desarrollo humano que
DEPRESIÓN Y ANSIEDAD: CORRELACIÓN DE ASPECTOS
BIOQUÍMICOS-CLÍNICOS Y ALGUNAS REFLEXIONES
SOCIALES DEL PROBLEMA
logre.
5. En el psicoanálisis tradicional la impotencia tiene por núcleo
un Edipo no resuelto o conflictos neuróticos entre el yo y
Introducción
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el ello.
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Alejandro Córdova.
6. La frigidez muchas veces no existe. Con frecuencia se trata
de diagnósticos superficiales.
7. Tanto la impotencia como la frigidez pueden tener motiva
ciones psicógenas que tienen que estudiarse individualmente.
Siempre están montadas sobre una orientación caracterológica improductiva.
8. Ciertas respuestas inadecuadas tanto por parte del hombre
como de la mujer pueden ser mecanismos de defensa a esti
mulaciones de zonas eróticas fuera del tempo interno indivi
dual y constitucionalmente estructurado, el cual debería ser
conocido como parte del cotidiano asombro del descubrimien
to de la pareja amorosa.
En los últimos años el perfeccionamiento de las técnicas de
laboratorio en el estudio de la bioquímica del sistema nervioso
central y el amplio uso de los psicofármacos han permitido ob
tener una serie de datos que arrojan luz sobre los procesos
neurobioquímicos relacionados con la afectividad, especialmen
te la depresión y la ansiedad.
Aunque existen algunos hechos contradictorios entre los ha
llazgos experimentales de laboratorio, la respuesta a ciertas dro
gas y algunas observaciones clínicas;50' »• «*•B3 la mayoría de los
investigadores se inclinan por la teoría que sostiene que la base
orgánica de las alteraciones de la afectividad (ansiedad y de
presión) se debe a una alteración en el metabolismo de las ca-
tecolaminas. Esta idea se ha visto reforzada por la observación
de que algunos psicofármacos modifican el afecto a través de un
mecanismo bioquímico en el que intervienen alteraciones de
estas aminas, especialmente la noradrenalina.14- 25> 28« 4°.41. *.«
Del material aportado por los investigadores en el campo de
la bioquímica de la afectividad, se desprende que la mayoría
de todas las formas de depresión se encuentran asociadas con
una disminución o falta de catecolaminas, especialmente nora
drenalina, en determinadas regiones del cerebro, en tanto que
la ansiedad (excitación) estaría producida por un exceso de es
tas aminas.3
Aspectos bioquímicos de las catecolaminas
Las catecolaminas se denominan así por entrar en su composición
una estructura cíclica llamada catecol. Comprenden los siguien
tes compuestos: adrenalina, noradrenalina, 3-4 hidroxifenilala-
nina (DOPA), 3-4 hidroxifeniletinamina (dpamina), isopropilnoradrenalina y algunos otros compuestos metilados derivados
del metabolismo de estas substancias.1'2- 44>46
El organismo sintetiza las catecolaminas a partir de un ami
noácido esencial, la fenilalanina, que, por hidroxilación, se con
vierte en tirosina, otro aminoácido esencial que, hidroxilado a
su vez, pasa a DOPA, la cual, al ser descarboxilada, se convierte
Rubio, J., 1973: Impotencia y frigidez, in: Revista de Psicoanálisis, Psiquiatría y Psicología, México (No. 2/3, 1973), pp. 54-60.
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