C O M U

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COMUNIDAD CRISTIANA
“EL SEMBRADOR”
 CÓMO EVITAR FRACASAR EN LA VIDA CRISTIANA “1”
CÓMO EVITAR EL FRACASO EN LA VIDA CRISTIANA “2”
 LA SAL DE LA TIERRA
 EL DESÁNIMO “1”
 EL DESÁNIMO “2” (CÓMO TRATA DIOS CON ÉL)
¡Ganar Lima, el Perú, y el mundo para Cristo haciendo de cada miembro de nuestra iglesia un líder al
servicio de Dios!
Junio – 2009
“El Año de las Metas de nuestra iglesia”
CÓMO EVITAR FRACASAR EN LA VIDA CRISTIANA “1”
(1° Cor. 11:31)
Hermanos de Comunidad Cristiana el “El Sembrador”, unos de los sentimientos más difíciles que el ser
humano tiene que afrontar es el fracaso. Cuántos han abierto un negocio con mucha ilusión, le han
buscado con cuidado un nombre, lo han inaugurado con bombos y platillos, han hecho planes y proyectos
y luego se han topado... con el fracaso. Realmente es muy duro. ¿A cuántos les ha pasado? ¿Es o no un
trago amargo? Pero qué decir del fracaso en una relación amorosa. ¡Peor aún¡ Cuando uno inicia una
relación con una persona nadie piensa en fracasar. Uno quisiera, al contrario, que durara para siempre,
que fuera la relación más bella e inspiradora del mundo; que ésta nos inmortalizara y hasta que hicieran
una película de ella. Todos creemos que no repetiremos los errores de mamá y papá. Y si finalmente
fracasamos, y estamos casados y con hijos, etc, puede ser devastador... Pero si fracasar en un negocio es
trágico y fracasar en una relación amorosa es más trágico aun, nada es peor, nada es más trágico que
fracasar en nuestra vida cristiana. Y es que si uno fracasa en un negocio, en un matrimonio, en los
estudios, etc. en el peor de los casos sus consecuencias nos acompañarían una vida, pero si uno fracasa
como cristiano, esto nos afectaría por la eternidad. Gracias a Dios el Señor, que nos ama, nos ha dejado
señales de alerta en su Palabra; y como estamos vivos aun podemos volvernos de nuestros caminos y
podemos pedir la ayuda de nuestro guía: el Espíritu Santo. Como dice la Biblia en Ec. 9:4a “Aun hay
esperanza para todo aquel que está entre los vivos...” Abramos entonces nuestros oídos y estemos
atentos a algunas señales de peligro en la ruta, dejemos que El Señor nos hable en este día.
I. LOS ERRORES MÁS FRECUENTES QUE COMETEMOS Y QUE NOS PUEDEN LLEVAR
AL FRACASO EN NUESTRA VIDA CRISTIANA:
1) PRIMER ERROR: EL DEJAR LO IMPORTANTE, POR LO URGENTE: Esto es algo muy sutil
y a veces ni nos damos cuenta, pero nos conduce a perder el primer amor y a no depender del Espíritu
Santo. Este error consiste en dejar de orar, de tener comunión con Dios, de leer la Biblia o el hacerlo
pobremente. ¿Cómo así? Nos levantamos por la mañana y tenemos TAAANTO que hacer, que volamos
de una tarea a otra y dejamos de lado nuestro devocional “MATUTINO”. Y solemos decir: “Pero
hermano, yo oro recién de noche, a esa hora estoy más relajada, tengo más tiempo, los niños están
dormidos, etc”. Déjame decirte que no deberíamos atrevemos siquiera a levantamos de la cama sin poner
a Dios en el único lugar que puede estar en el centro de nuestra vida y de nuestro día. Si no lo
entendemos, nuestras decisiones serán hechas en la carne, nuestro carácter no evidenciará el fruto del
Espíritu Santo. Nos pasaremos el día reaccionando frente a las circunstancias; pero no tendremos
autoridad sobre ellas. Luego nos quejaremos por qué nos sucedió esto y aquello y acabaremos
desanimados. ¡Y no es de extrañar! No nos hemos alimentado ese día con el rico desayuno de la Palabra
de Dios. Podríamos ser agobiados por dudas y temores, sin recordar que ahora tenemos la mente de Cristo
“...y que lo que vivimos en la carne lo vivimos en la fe del Hijo de Dios”. No podemos damos el lujo de
empezar nuestro día "en la carne". Si lo hacemos, seremos incluso malos administradores de nuestro
tiempo. Lo dedicaremos a quienes más nos presionan por atención, lo ocuparemos en lo apremiante y con
seguridad descuidaremos lo que de verdad nos demanda el Señor. Leamos Hechos 6:1-3 “En aquellos
días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos,
de que las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribución diaria. Entonces los doce
convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de
Dios para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen
testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos este trabajo.” Los
apóstoles pudieron dejarse arrastrar por lo urgente, pudieron escuchar las voces de aquellos que los
presionaban, pero ellos eran hombres de oración y sabían distinguir la voz de su Pastor y cuál era la obra
a la cuál habían sido llamados. No era hacer cosas administrativas, no era el servir las mesas. Ellos tenían
el ministerio de la Palabra de Dios. El diablo, hermano, va a tratar que hagamos cualquier cosa, por
piadosa y necesaria que parezca, con tal que no hagamos la voluntad de Dios. ¿Sabes cuál es nuestro
primer ministerio? Estar con Dios. Leamos Mr. 3:13-14 “Después (Jesús) subió al monte, y llamó a sí a
los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce, para que estuviesen con él y para enviarlos a
predicar” Gracias a Dios los apóstoles sabían esto. Qué hubiera sido de nosotros si ellos se hubieran
dedicado a hacer obras de bien social, a organizar la iglesia, a administrarla con eficiencia, etc. pero no
hubieran llevado a cabo la tarea encomendada. Como el apóstol Pablo a Arquipo en Col 4:17 hoy te
decimos: “..!Mira que cumplas el ministerio que recibiste en el Señor!...”
2) SEGUNDO ERROR: ES EL VOLVERNOS RELIGIOSOS: !Eso nunca me podría pasar a mí!,
pensarás tú. Pero muchos se han desviado así del camino. Tendríamos que orar como el salmista:
“¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.” Sal. 19:12. Y es que
no solo somos religiosos cuando prendemos velitas, rezamos rosarios o nos damos golpes de pecho y
volvemos a pecar. También nos volvemos religiosos cuando fingimos delante de Dios y de los hombres.
Cuando nos ponemos máscaras y aparentamos lo que no somos. Cuando hacemos cosas sin saber por qué
las hacemos. Simplemente porque todos las hacen. ¿Por qué levantas las manos cuando alabas al Señor?
¿No sabes? Entonces has caído en el rito de lo exterior. De pronto oramos, pero no con sinceridad. Le
decimos a Dios lo que pensamos que a Él le gustaría oír, no lo que en verdad sentimos. Como si fuera
posible engañarlo. Disfrazamos nuestros verdaderos sentimientos, los maquillamos, sin saber que Él vive
en nuestro corazón. Quiero que sepas lo que le pasó al profeta Elías. El venía de haber obtenido una gran
victoria para el Señor, había desafiado y vencido a 400 profetas de Baal. Sin embargo, Elías recibe una
amenaza por medio de un mensajero de la reina Jezabel. En ella le decía que mañana a estas horas él
estaría muerto. ¿Qué hizo entonces Elías? ¿Desafió también a Jezabel? ¿Le recordó que acababa de
degollar a 400 falsos profetas suyos? No, Elías lamentablemente en ese momento quitó sus ojos de Dios.
“Viendo, pues el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida...” 1° R. 19:3a. Elías puso sus ojos en el
peligro y no en quien lo podía librar de él. Y cuando eso sucede, estamos en camino de volvernos
"religiosos". Porque temor y religión van de la mano. Y cuando tememos, como Adán nos escondemos
de Dios. ¿Cómo? Simplemente, escondiéndole nuestro corazón. Y cuando escondemos nuestro corazón
ya no podemos ser tratados, ni corregidos por Dios y estamos próximos a fracasar. 1° R.19:4 “Y él se fue
por el desierto un día de camino y vino y se sentó debajo de un enebro, y deseando morirse dijo: Basta
ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”. Esta oración, no reflejaba lo que
había en el corazón de Elías. Si estaba tan ansioso de morir, se hubiera quedado donde estaba... porque
Jezabel quería matarlo. En realidad, Elías no quería morir, justamente por eso, había huido. Dios por ello
da respuesta a esa oración, alimentando y fortaleciendo a Elías. Uno no hace eso precisamente con quien
clama por la muerte. Y es que Dios sabe lo que escondemos tras nuestras palabras. Por eso a veces la
respuesta a nuestras oraciones son como la de Elías: al revés de lo que hemos pedido. ¡Gracias a Dios por
su sabiduría infinita!. Busca entonces el Señor a Elías y le da la oportunidad de abrirse frente a Él, y le
pregunta: ...¿Qué haces Elías?.. 1° R. 19:9b y 13b. A estas alturas, Elías ya no oraba...rezaba. Leamos 1°
R. 19:10 “El respondió: He sentido un vivo celo por Jehová de los ejércitos, porque los hijos de Israel
han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y solo yo he
quedado, y me buscan para quitarme la vida”. Elías le dio un reporte a Dios de la manera que él pensaba
podría ser interesante para el Señor, pero no descubrió su corazón delante de Él. Y Dios le Vuelve a hacer
la misma pregunta: ¿Qué haces Elías? Y en 1° R.19:14 encontramos textualmente la misma respuesta
del v.10. ¿Dos versículos idénticos en la Biblia? SI, Elías se sabía su rezo de memoria. Elías no habló de
sus sentimientos, de su temor, de su desánimo. Y eso quizás estás haciendo tú hoy cada vez que ¿oras?, y
ni te habías dado cuenta. Is. 29:13 “Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su
boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un
mandamiento de hombres que les ha sido enseñado”. No seamos, pues, como la samaritana que se
encontró a Jesús frente al pozo. Ella, cuando Jesús la confrontó con el hecho de vivir en fornicación, le
cambió el tema. Jn. 4: 19-20 “…Señor, me parece que eres profeta. Nuestros padres adoraron en este
monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar”. Esa mujer estaba en un
pecado por el cual uno era apedreado en Israel: la fornicación. Un judío desconocido parece saber todo de
ella y se lo dice. ¿Qué hace esta mujer? ¿Manifiesta su miedo, su vergüenza? No, pretende estar
interesada en cuestiones doctrinales. Ella ni estaba en condiciones de adorar. Recuerda, nadie como Jesús
fluyó en misericordia, pero si no apedreó a la adúltera y miró con amor al rico avaro; sí se mostró airado
frente a la religiosidad y a la hipocresía. Pero hoy estamos bajo la gracia, la sangre de Cristo nos cubre,
hoy estás vivo... hay esperanza. Si el Señor te ha estado hablando en esta enseñanza ven al altar de Dios
para orar por ti.
II. LLAMADO:
CÓMO EVITAR EL FRACASO EN LA VIDA CRISTIANA “2”
(1° Co. 11:31)
Hermanos de Comunidad Cristiana “El Sembrador”, la semana pasada vimos que uno de los sentimientos
más difíciles que el ser humano tiene que afrontar es el fracaso. Y si fracasar en un negocio es trágico, si
fracasar en nuestras relaciones amorosas es muchísimo más trágico, vimos que nada es peor que fracasar
en nuestra vida cristiana. Porque sí fracasamos como cristianos los efectos durarán ... por la eternidad. Así
que empezamos a ver los errores más frecuentes que cometemos los cristianos y que pueden conducimos
al fracaso. Dos de esos errores era: el dejar lo importante por lo urgente. Es decir, no cumplir nuestro
primer ministerio que es el pasar tiempo con Dios, orando, leyendo la Biblia, etc. y desviamos así del
propósito de Dios para nuestras vidas. Y el segundo, es caer en la religiosidad. ¿Cómo? Pues poniéndonos
máscaras delante de Dios y no abriéndole nuestro corazón para permitirle que nos corrija, que nos
cambie, que nos restaure. Haciendo cosas por costumbre, sin saber por qué las hacemos. Hoy también el
Señor quiere que a la luz de su Palabra veamos cómo es que se llega a fracasar en la vida cristiana, para
que nos examinemos a nosotros mismos y para que estos errores sean como señales de alerta en la ruta.
Así que hoy cada uno va a seguir evaluándose que tan bien, está corriendo la carrera.
I. LOS ERRORES MÁS FRECUENTES QUE COMETEMOS Y QUE NOS PUEDEN LLEVAR
AL FRACASO EN NUESTRA VIDA CRISTIANA:
1) TERCER ERROR: PONER NUESTRA CONFIANZA EN LAS PERSONAS Y NO EN DIOS:
No podemos confiar en carne y sangre, sino que debemos poner nuestra confianza en el único que nunca
falla: Dios. No en vano el Salmo 62:5-6 aconseja: “Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es
mi esperanza. El solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré.” Muchos
comenzaron muy bien su vida cristiana, pero al poner sus ojos en hombres falibles (que fallan) fueron
defraudados por éstos y se apartaron del Señor. Hoy viven en prisiones de amargura. ¿Qué les pasó? No
habían construido su casa sobre la roca. Otros, siguiendo a hombres, fueron arrastrados por falsas
doctrinas. Los Gálatas son ejemplo de esto. Tanto, que el apóstol Pablo tuvo que decirles: Gá. 1:6 “Estoy
maravillado que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo para seguir un
evangelio diferente.” Inmediatamente añadió: Gá. 1:8 “Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os
anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.” Por tanto, nunca acepte
algo como una verdad, por fascinante que sea quien se la comparta, si ésta no tiene sustento bíblico. Que
nuestro lema sea: “Si la Biblia lo dice, entonces yo lo creo”. No sea que como el apóstol Pablo a los
gálatas se nos diga: “Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad?” Gá.5.-7
El poner nuestra confianza en hombres también trae desunión y división en el cuerpo de Cristo, porque
genera partidarismo. Unos se vuelven hinchas de una persona y otros, de otra; y empiezan las rivalidades.
1° Co. 1:12-13 “Quiero decir que cada uno de vosotros dice. Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de
Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis
bautizados en el nombre de Pablo?” Si queremos llegar a la meta del supremo llamamiento, si queremos
acabar victoriosos la carrera que tenemos por delante, tengamos presente que ésta es una manera de
desviamos del camino y que no se cumpla el propósito de Dios para nuestras vidas. Amemos, imitemos y
respetemos los buenos ejemplos humanos que Dios nos ha dado: oremos y agradezcamos a Dios por ellos,
pero siempre mantengamos nuestros ojos en Jesús. He. 12:2 “…puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe…” Si hacemos así no resbalaremos. Diremos como el salmista: “El solamente es mi
roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré”. Salmo 62:6
2) CUARTO ERROR: CAER EN UNA ACTITUD LIVIANA HACIA EL PECADO: Al principio de
nuestra vida cristiana nos vino tal convicción de pecado que le pedíamos perdón al Señor si nos
demorábamos un día en dar nuestro diezmo. Luego, a medida que pasa el tiempo, como que uno se relaja
y dice que Dios es pura gracia, así que hasta se anda debiéndole diezmos al Señor. ¿Qué pasó? Hemos
caído en una actitud liviana hacia el pecado. Antes no hubiéramos compartido el mensaje del evangelio si
no estábamos a cuenta con Dios, si había rencor o falta de perdón en nuestro corazón, pero luego
podemos estar peleados con la esposa, podemos haber tenido una fuerte discusión con un hermano, de la
cual no nos hemos reconciliado, y como si nada realizamos la obra del ministerio y nos vamos a predicar
a los hospitales. ¿Qué pasó con nuestro temor de Dios? Actitud liviana hacia el pecado. Recordemos que
Dios es tres veces Santo y que Él nos pedirá luego cuentas. Ap.2:20 “Pero tengo unas pocas cosas
contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetiza, enseñe y seduzca a mis siervos a
fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos”. La iglesia de Tiatira había caído en tolerancia de
pecado. Nosotros también podemos caer en lo mismo. El apóstol Pablo lo dice en 1° Co. 5:12 “Porque
¿qué razón tendría yo para juzgar los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro?”
Recordemos siempre que somos luz para un mundo en tinieblas y sal de la tierra. Mt. 5:13 “Vosotros sois
la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino
para ser echada fuera y hollada por los hombres”. Como vemos, esto puede hacernos fracasar en
nuestra vida cristiana.
3) QUINTO ERROR: COMPARARNOS CON OTROS: Esto a nada bueno conduce. Más bien puede
traemos frustración, codicia, celos y envidia; o por otro lado, hacernos caer en soberbia, orgullo, vanidad
y rebelión. Y en ambos casos se pierde la comunión de los santos. 2° Co. 10:12 “Porque no nos
atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos,
midiéndose a sí mismos por sí mismos y comparándose consigo mismos, no son juiciosos”. Guardemos
por ello nuestro corazón: 3° Jn. 9 “Yo (Pablo) he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta
tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe” El orgullo siempre es causa de división y rebelión, y
nace de hacer comparaciones. Al parecer el orgullo fue lo que sacó a Diótrefes del buen camino cristiano.
Y es que siempre van a haber hermanos que consideremos mejores y peores que nosotros. Lo importante
es hacer lo que nos manda la Palabra: Fil.2:3 “Nada hagáis por contienda o por vanagloria, antes bien
con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo”.
4) SEXTO ERROR: LA AMISTAD CON EL MUNDO: 2° Ti 4:10 “Porque Demas me ha
desamparado, amando a este mundo, y se ha ido a Tesalónica...” Un cristiano no puede dejarse arrastrar
por los valores del mundo, ni puede medirse por ellos. Una persona que no conoce a Cristo tendrá por
meta casarse con una mujer bonita para que todos lo envidien; un cristiano con una mujer virtuosa,
temerosa de Dios. Si es bonita, mejor pero no es lo primordial. Lo primordial es que sea una mujer llena
del Señor. Un mundano ambicionará y luchará por ser admirado, respetado y necesitado y pondrá en ello
su esfuerzo y su tiempo. Un cristiano buscará que los ojos de los demás estén puestos en Jesús. ¡Qué triste
es cuando estos valores se trastocan y aquellos que cuando antes nos deprimíamos, orábamos y
buscábamos más a Dios: ahora tan solo nos vayamos compulsivamente de compras o practiquemos un
deporte!. No es malo ir de compras, no es malo practicar un deporte; lo peligroso es que sustituya el
buscar a Dios en nuestra necesidad. Que la gente del mundo lo haga... ¡pobres! si eso los hace sentirse
mejor... Pero nosotros sabemos que tenemos un Padre poderoso. No estamos llamados a imitar lo que el
mundo sigue, NOSOTROS somos luminarias del mundo. Ellos, los mundanos, debieran imitamos a
nosotros. Por lo tanto, si no queremos fracasar en nuestra vida cristiana, obedezcamos la Palabra de Dios
y como nos dice el Apóstol Juan 1° Jn. 2:15 “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo.
Sí alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él”.
5) SÉPTIMO ERROR: DEJAR DE VIVIR POR FE: Al principio de nuestra vida cristiana
ejercitábamos nuestra fe para todo. Para encontrar micro, para estacionar el auto, etc. y por todo
glorificábamos al Señor. Nos dolía la cabeza, pedíamos oración. Ahora de frente tomamos un mejoral.
Necesitábamos dinero para el pasaje, orábamos y justo recibíamos lo suficiente, etc. Ahora, ni se nos
ocurre usar la fe, de frente pedimos prestado. Nuestras oraciones se han convertido en petitorios y quejas.
Ya no vivimos en expectativa gozosa de recibir aquello en lo que estamos creyendo. Sin darnos cuenta
empezamos a andar por vista y no por fe. ¿Recuerdas cuál fue la última vez que ejercitaste tu fe? ¿Cuándo
fue? Eso debes hacerlo a diario. Debe ser tu modo de vida y es que hasta para recibir el perdón de Dios
cada día necesitamos fe. 2° Co. 13:5 “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a
vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que
estéis reprobados?” Todos los cristianos pasamos por pruebas y de ellas podemos salir aprobados o
reprobados. ¿De qué depende? Depende si hemos sabido guardar la fe. No en vano Pablo le advierte a
Timoteo 1° Ti. 1:18-19 “Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las
profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia, manteniendo la fe y
buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos”.
6) OCTAVO ERROR: NO PEDIR AYUDA A OTROS MIEMBROS DEL CUERPO DE CRISTO:
Otro error que cometemos los cristianos es no reconocer que Dios nos ha hecho parte del cuerpo de Cristo
y que como tal todos nos necesitamos y nos complementamos unos a otros. Muchos cristianos cuando
pasan pruebas, tienen dudas o afrontan problemas olvidan esto, se apartan y no solicitan la ayuda de otros
miembros del cuerpo de Cristo, a quienes a través de sus dones y talentos pueda usar el Espíritu Santo.
Debemos ser humildes y reconocer que nos necesitamos. 1° Co. 12:20-21 “Pero ahora son muchos los
miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la
cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros”. 1° P. 4:10 “Cada uno según el don que ha recibido,
minístrelo a otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios”. El mismo apóstol
Pablo en un momento dé necesidad recibió ayuda de una hermana: Febe. (Ro. 16:1-2) No juguemos con
una salvación tan grande y si vemos que no podemos vencer un pecado, que nos atormenta la duda y el
temor, acudamos con la sencillez de un niño y pidamos oración a nuestros hermanos o solicitemos una
consejería.
II LLAMADO:
LA SAL DE LA TIERRA
(Mt. 5:13)
Hermanos de Comunidad Cristiana “El Sembrador”, esta semana vamos a hablar de nuestra ciudad y es
que nuestras familias viven en medio de ella, y nos vemos afectados de una y otra manera por lo que en
ella ocurre: y lo que ocurre, hermanos, es espiritual. ¿Quién nos puede decir lo que está pasando en
nuestra ciudad? Se vienen elecciones municipales y hay pugnas entre candidatos. Entre ellos, hay
travestis, homosexuales y proxenetas disputándose el poder. ¿Qué más? En nuestra televisión la
información que nos brindan atraves de los noticieros son mas de accidentes de tránsitos, corrupción,
asesinatos de hijos a padres, violaciones, etc. Y también brinda una serie de telenovelas al escoger.
Nuestro cine nacional exalta lo inmoral y lo escandaloso, y atrae así a un gran sector de público. Brujos,
astrólogos, chamanes y santeros se anuncian por radio y televisión y se llega a ellos hasta por teléfono.
Qué decir de lo que ocurre con nuestra juventud. ¿Con qué valores están creciendo? Fornicar, drogarse y
practicar el ocultismo, para la gran mayoría es lo normal. Solo hay que divertirse y no meterse con los
demás. Ser bueno es ridículo, ser malo en cambio es… ...bacán. Denota harta personalidad. “Yo soy así,
¡y qué!” Pero, ¿qué dice la Biblia? Vayamos a Is. 5:20 “Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo
bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz, que ponen lo amargo por dulce, y lo
dulce por amargo”. ¿Y qué hacemos como iglesia? ¿Estamos orando como debiéramos en este tiempo
difícil para nuestro país? ¿Estamos siendo sal de la tierra y luz del mundo? ¿No tenemos acaso poder?
¿No tenemos acaso autoridad? ¿Es que como Nehemías no nos duele lo que ocurre en nuestra ciudad? Si
es así, Dios nos distinguirá y nos librará. Ez. 9:4 “Y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por
en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa
de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella”.
II. EL SEÑOR SIGUE BUSCANDO QUIEN SE PONGA EN LA BRECHA A FAVOR DE SU
PUEBLO:
1) PODEMOS ASÍ LIBRAR DEL JUICIO A NUESTRA NACIÓN: Dios es misericordioso, pero
también es tres veces Santo. Y no queremos que el Señor diga como en Ez.22:30 “Y busqué entre ellos
hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que
yo no la destruyese; y no lo hallé”. Dios también está buscando quien interceda delante de Él por el
Perú.
2) NECESITAMOS SER COMO NEHEMÍAS: Nehemías vivía cómodamente en un palacio como
copero del rey y nada le faltaba; sin embargo un día le llegaron noticias de lo que ocurría en su ciudad:
Jerusalén. Neh. 1:3 “Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la
provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a
fuego”. Ese fue el informe de terceros que le llegó a Nehemías. ¿Cuál es el que nos llega a nosotros cada
día sobre Lima por periódicos y televisión? ¿Cuál es el que con nuestros propios ojos constatamos?
Veamos primero el efecto que produjo ese informe en Nehemías. Neh. 1:4 “Cuando oí estas palabras me
senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante de Dios de los cielos”. Pero Nehemías
no se quedó tan solo allí. El oró identificándose con los pecados de su nación y le pidió perdón a Dios por
ellos. Neh. 1:5-7 “Y dije. Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda
el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; esté ahora atento tu oído y
abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos
de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y
la casa de mi padre hemos pecado. En extremo nos hemos corrompido contra ti y no hemos guardado
los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo...” Nehemías no se sentía excluido
del pecado de su nación. Sabía que aun desde el extranjero, él tenía responsabilidad por su ciudad.
¡Cuánto más no la tendremos nosotros como iglesia de Jesucristo, llamados a ser la sal de la tierra y la luz
del mundo!. Cuánto más si conocemos lo que dice 2° Cro. 7:13-14 “Sí yo cerrare los cielos para que no
haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo; si se
humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren y buscaren mi rostro, y se
convirtieren de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré
su tierra”. ¿Quiénes quieren una tierra donde se siembre dinero en un negocio y este siempre florezca?
¿Quiénes quieren ver nuestra tierra libre de plagas y pestilencias? No esperemos a que un día se humillen
todos los peruanos. La Biblia dice: Si se humillare "mi pueblo" ¿Eres pueblo de Dios? Entonces en tí está
el poder de cambiar la historia. Tú puedes ser el líder que como Nehemías empiece en oración la
reconstrucción de nuestra nación. Tú puedes levantar un muro alrededor. Puedes interceder como
Abraham por los justos y librarlos. Puedes ver a tu ciudad llena de gozo porque se predica la palabra.
Hchs. 8.6-8 “Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo
las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes
voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad”. ¿Puedes
ver así a Lima?
3) LO QUE NO PODEMOS HACER ES PERMANECER INDIFERENTES: 2° P. 2:7-9 “Y libro al
justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados (porque este justo, que moraba entre
ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos), sabe el Señor librar
de tentación a los piadosos, y reservara los injustos para ser castigados en el día del juicio”. Lot fue
librado del juicio que vino sobre su ciudad, porque Abraham intercedió por él y porque Dios se agradó de
él al ver cómo se dolía por el pecado de su ciudad. ¿Te sucede a ti así? O ya estás tan curtido de ver lo
que pasa en esta ciudad que ni te inmutas. Pídele a Dios que ponga su sentir en ti. Que abra tus ojos
espirituales para que veas las cosas como Dios las ve y seas movido a cambiarlas desde el lugar donde te
toca estar. Hch. 17.16-17 “Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la
ciudad entregada a la idolatría. Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza
cada día con los que concurrían”. Pablo no se quedó lamentándose, tampoco se limitó a orar. El
también, como Nehemías, fue movido a la acción. El predicaba a tiempo y fuera de tiempo, como luego
se lo manda a Timoteo. 2° Ti 4:1-2 “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a
los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a
tiempo y fuera de tiempo, redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina”. Somos atalayas
y guardianes de nuestros hermanos.
4) RECUERDA, SI EN NUESTRA NACIÓN HAY PECADO Y HAY MALAS AUTORIDADES,
NOSOTROS COMO IGLESIA SOMOS TAMBIÉN RESPONSABLES ANTE DIOS, PORQUE
TENEMOS ARMAS ESPIRITUALES PARA CAMBIAR NUESTRA SITUACIÓN: Cuando Dios
juzga a una nación, comienza por la iglesia que ha plantado en ella. 1° P. 4:17 “Porque es tiempo de que
el juicio comience por la casa de Dios, y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos
que no obedecen al evangelio de Dios”. El nos ha dado órdenes que debemos cumplir. 1°Ti. 2:1-4
“Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres;
por los reyes y por los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda
piedad y honestidad Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere
que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”. Y luego concluye en el v.7
“PARA ESTO yo fui constituido predicador y apóstol...” Pero lo más maravilloso es que a través de
nuestro ayuno y nuestras oraciones podemos ver bendecida nuestra nación. Podemos ver hombres
temerosos de Dios en el poder. ¿O acaso no hemos visto cómo fuimos librados del terrorismo y las
pestes? ¿De la deuda externa? ¿De la mala imagen internacional? Es hora de mantenemos firmes y con
nuestra lámpara encendida. Es hora de combatir con una mano y edificar con la otra, como hacía
Nehemías. Neh. 4:17 “Los que edificaban en el muro; los que acarreaban, y los que cargaban, con una
mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada”.
5) DIOS NOS HA DADO MARAVILLOSAS PROMESAS QUE RECLAMAR EN ESTE
TIEMPO: 2° Cro. 6:34-35 “Si tu pueblo saliere a la guerra contra sus enemigos por el camino que tú les
enviares, y oraren a ti hacia la casa que he edificado a tu nombre, tú oirás desde los cielos su oración y su
ruego, y ampararás su causa." Oremos por nuestras Fuerzas Armadas, por los miembros de nuestra
cancillería, por los países garantes, oremos por quienes tienen que tomar difíciles decisiones en este
tiempo. Digamos entonces como David: Salmo 56:9 “Serán vueltos atrás mis enemigos, el día que yo
clamare; esto sé, que Dios está por mí”.
III. LLAMADO.
EL DESÁNIMO “1”
Hermanos de Comunidad Cristiana “El Sembrador” ¡La vida es una aventura maravillosa! ¡Vale la pena
vivir! Sobre todo si vivimos de la mano del Creador y como niños aprendemos de Él escudriñando su
Palabra. Por ello los cristianos deberíamos ser la gente más feliz de la tierra. ¡Somos amados plenamente
por Dios y siempre nos lo demuestra! ¡Podemos amar nosotros a Dios y demostrárselo a cada instante!
¡Qué maravilla! ¡Qué privilegio tan grande! Además, a diferencia de los animales, nosotros podemos
sonreír, reírnos, aplaudir y danzar. Regocijémonos, pues, en el Señor. Es un mandato y además el gozo
del Señor es nuestra fortaleza. Sin embargo, aun siendo cristianos a veces somos atacados por el
desaliento. ¿Quién no lo conoce? Algunos de los aquí presentes de seguro lo sufren en este preciso
momento; otros, han conocido el desaliento en el pasado y saben que aun no están bien preparados para
soportar el siguiente ataque; y por último, un tercer grupo está preocupado por sus seres queridos o
amigos paralizados por esta sensación debilitante y quieren ayudarlos. Para ello, es asombroso cómo la
Biblia nos ayuda de manera práctica para saber enfrentar esta situación. Elías, personaje que
anteriormente estuvimos viendo desde otra perspectiva, es un ejemplo de alguien que conoció el
desaliento en el ministerio. Lo que le sucedió, y lo que hizo el Señor para sanarlo, nos proporciona una
guía específica sobre cómo el Señor puede hacer que arda fuego de nuestras cenizas. Tomemos de la
mano al precioso Espíritu Santo y recorramos la Palabra de Dios para sacudirnos todo desánimo.
I. EL EJEMPLO DE ELÍAS:
1) ¿QUIÉN ERA ELIAS? Cuando en Israel reinaba el rey Acab, cuya esposa Jezabel fomentaba el culto
a Baal, es que el Señor levanta como profeta a Elías. En el momento más oscuro de la apostasía, el Señor
envía a este profeta para que enfrente al rey Acab. El nombre mismo del profeta explicaba su misión,
puesto que Elías significa "Jehová es Dios", y eso es lo que Elías debía dejar claro en Israel. Para ello,
Elías conquista la atención de Acab lanzando una sentencia profética que se cumple: 1° R. 17:1b 4
“...Vive Jehová Dios de Israel, en tuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino
por mi palabra”. Durante los meses de sequía que siguieron, el Señor preparó a Elías para una gran
batalla. Para ello el Señor se reveló a Elías como su proveedor, ya que Dios se valió hasta de cuervos para
darle carne y pan. Luego, lo llevó hasta Sarepta donde fue cuidado por una viuda, cuyos recursos fueron
milagrosamente multiplicados de modo que pudiera con ellos alimentar al profeta. Como afirmación del
respaldo de Dios, Elías pudo resucitar al hijo de esta viuda cuando enfermó y murió. Dios quería que el
profeta estuviera seguro del poder de su Señor. Dios se estaba revelando a Elías como el Señor de lo
imposible. Cuando Elías estuvo listo le dio su tarea. Elías debía regresar donde Acab y luchar contra los
profetas de Baal y Asera hasta el fin y dejar claro que Jehová es el único Dios de Israel.
2) LA BATALLA DE ELÍAS. Cuando el pueblo estuvo reunido Elías lanzó un mensaje decisivo: 1°
R.18:21 “... ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle,
y si Baal, id en pos de él...” Para ayudarle a tomar una decisión al pueblo, Elías reta a los profetas de
Baal. 1° R.18:23-24 “Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos y
pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña,
y ningún fuego pondré debajo. Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses y yo invocaré el
nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio del fuego, ése sea Dios. Y el pueblo respondió,
diciendo: Bien dicho”. La batalla se había iniciado y los profetas de Baal nada pudieron hacer para
encender fuego. En cambio Elías, para que fuera aun más difícil roció de agua el altar que había
preparado y aun así fuego cayó del cielo sobre el altar y consumió el holocausto. 1° R.18:39 “Viéndolo
todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!” Entonces Elías prendió a
los 450 profetas de Baal y los degolló. Ahora sí podía Elías pedir que lloviera sobre Israel. Y cuando lo
hizo, vino una gran lluvia. El Señor había vuelto a responder. Elías lleno de euforia y con una energía
increíble llegó a Jezreel corriendo y antes que el carro del rey Acab, que iba tirado por caballos. Al final
de un día tan, espectacular, Elías estaba agotado. Había descendido fuego sobre el altar, pero Elías estaba
apagado, sin fuerzas. No estaba, pues, preparado para lo que aun faltaba por venir.
3) EL CONTRAATAQUE DEL ENEMIGO. Jezabel se enfureció cuando Acab le relató lo ocurrido en
el monte Carmelo con sus profetas. Entonces Jezabel le mandó a Elías una amenaza: 1° R. 19:2 “…Así
me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de
uno de ellos”. En cualquier otro momento, Elías hubiera tomado ese mensaje con toda calma: pero
después de todo lo que él pensaba acababa de hacer, el mensaje lo aplastó. Agotado y temeroso le rogó a
Dios que le quitase la vida.
II. EL COMPLEJO DE ELIAS: LAS CINCO COSAS QUE CONTRIBUYERON A SU
DESALIENTO: Debemos buscar de aprender de este siervo de Dios, porque puede que este complejo
nos esté afectando hoy en día, o a lo mejor Dios nos lo está mostrando para que estemos preparados el día
que afrontemos una situación parecida. He aquí los cinco posibles errores que cometió este profeta:
1) ELIAS HABIA AGOTADO SUS ENERGÍAS SIRVIENDO A DIOS, EN VEZ DE LIMITARSE
A SER UN CAUCE PARA SU PODER: Dios le había respondido enviando fuego sobre el altar y luego
lluvia de los cielos; pero Elías había considerado, que para que el poder de Dios fluyera todo dependía de
él, de su predicación y de su persistencia. Por ello, sus fuerzas se habían agotado. No hay fatiga más
peligrosa que la que se debe a nuestro esfuerzo excesivo por servir a Dios. El. MINISTERIO DEBE
CONSISTIR EN DEJAR OBRAR AL DIOS QUE VIVE EN NOSOTROS. Entonces todo es fácil y el
agotamiento no nos alcanza. Zar. 4:6b “...No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho
Jehová de los ejércitos”. ¡Qué fácil lo olvidamos!
2) ELIAS HABIA SIDO DEMASIADO INOCENTE: De modo muy simple creyó que la derrota de
450 profetas acabaría con el mal que pesaba sobre Israel. Lo cierto es que apenas había tocado la punta
del iceberg. Su batalla “de una vez por todas” era apenas el inicio. Sin embargo, Elías estaba demasiado
exhausto para reaccionar cuando se dio cuenta de ello. La amenaza de Jezabel fue todo lo que necesitó
para desplomarse. De la misma forma, un pequeño trastorno, apenas un contratiempo, puede hacer que
nos hundamos cuando estamos agotados. Por otro lado, muchas veces también nosotros caemos en la
trampa de confiarnos y aflojar apenas vemos asomarse una victoria. Más que nunca en esos momentos
debemos mantenemos firmes y alertas espiritualmente. Orando, ayunando, leyendo la Palabra. No en
vano 1° Co. 10: 12 dice: “Así que el que piensa estar firme, mire que no caiga”. En contraste con
algunos generales, como Napoleón, que nunca fueron más peligrosos que después de su derrota, nosotros
muchas veces nunca somos tan vulnerables como después de una victoria. ¡Cuidémonos! ¡Seamos cautos!
Reforcemos en esos momentos nuestra vida de oración, de comunión con Dios y de dependencia al
Espíritu Santo. No es tiempo de dormimos. Además, hay algo que debemos tomar en cuenta. El paso de
depender de Dios a nuestros esfuerzos autosostenidos y autogenerados... es muy sutil. Nuestro trabajo a
Dios puede transformarse en una pesada carga y una extensión de nuestro propio ego. Esto nos sucede de
tres modos distintos: 1) Tenemos buenas metas, pero aun cuando sean admirables, no provienen del
corazón de Dios. No son SU voluntad. De, manera que caminamos, esperando que sea el Señor quien
vaya detrás bendiciendo lo que nosotros por cuenta propia hacemos. 2) Otros, en cambio, buscamos la
voluntad de Dios; nos sentimos guiados por El y luego nos adelantamos a su estrategia y a su tiempo.
¡Perdemos entonces el contacto con el Señor ya que la tarea que hacemos, sin darnos cuenta, se volvió
más importante que El! 3) El tercero se produce cuando confundimos nuestro valor con el valor de
nuestras obras. Nos sentimos tentados a creer que Dios nos ama por lo que hacemos, y no por lo que
somos, así que sobrecargamos nuestra vida con más de lo que podemos manejar. El espíritu se enfría y el
agotamiento es inminente. Estemos alerta para que esto no nos ocurra.
3) ELÍAS HABIA CAÍDO TAMBIÉN EN EL PERFECCIONISMO: El profeta expresó eso cuando
dijo: 1° R. 19:4 “Basta ya, Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”. ¿Quién le
dijo a Elías que tenía que ser mejor que ellos? No fue Dios por cierto. El Señor lo había llamado para que
se consagrara a la tarea que le había encomendado, no para que se comparara con nadie. El significado
bíblico de lo perfecto es el realizar el propósito o finalidad para la que fuimos creados. El perfeccionismo
es muy diferente. El perfeccionismo es el esfuerzo denodado que hacemos para lograr el máximo en todo,
pero por nuestras propias fuerzas y para nuestro propio deleite. Elías tenía el deseo de sobresalir sobre sus
antepasados y sobre aquellos que lo rodeaban. Muchos podemos querer lo mismo. El error consiste en
que aceptamos la evaluación que hacen otros de nuestras realizaciones, en lugar de la de Dios. Para Él
valemos porque somos sus hijos, porque somos su pueblo, su creación. No por nuestras obras. No
caigamos, pues, en el perfeccionismo que nos somete a presiones establecidas por nosotros mismos, para
así tratar de alcanzar una meta que siempre está un poca más allá. Recordemos que solo hay un perfecto,
un excelente: Dios. Dejémoslo obrar a Él.
4) ELÍAS CAYÓ EN EL AISLAMIENTO: El perfeccionismo nos lleva también al aislamiento y al
egocentrismo. No vemos más allá de nosotros mismos y de nuestras circunstancias. Esto es lo que vemos
en el desalentado Elías. El sentía que nadie experimentaba lo mismo que él. A Dios le había dicho: “…Yo
solo quedo como profeta de Jehová…” Pero veamos qué dice 1° R.18:13 “No ha sido dicho a mi señor
(Elías) lo que (yo Abdías) hice, cuando Jezabel mataba a las profetas, de Jehová; que escondí a cien
varones de los profetas de Jehová de cincuenta en cincuenta en cuevas y los mantuve con pan y
agua?” Elías se había olvidado lo que Abdías le había dicho poco tiempo antes. En momentos así de
desaliento, busquemos un amigo que pueda decirnos sin juzgarnos: “Yo sé lo que sientes, porque ya he
pasado por allí” Dejémonos ministrar. Debemos también recordar que no hay nada a lo que nos
enfrentemos que Jesús como Emanuel, no haya también enfrentado. Nunca lo olvides.
5) ELÍAS PERDIO DE VISTA LA SOBERANÍA DE DIOS: No acudió a Él, ni oró para que actuara a
su favor. Una de las mejores cosas que podemos hacer frente al desaliento es el explicarle a Dios con toda
claridad cuáles son nuestros sentimientos frente a lo que nos ocurre.
III. LLAMADO:
EL DESÁNIMO “2”
(CÓMO TRATA DIOS CON ÉL)
Hermanos de Comunidad Cristiana “El Sembrador”, la semana pasada estuvimos viendo a Elías y cómo
este profeta cayó en un profundo desánimo luego de una gran victoria. Llegamos también a analizar cinco
errores que cometió el profeta y que lo sumieron en el desaliento. El primero era que Elías había agotado
sus energías sirviendo al Señor, en vez de limitarse a ser un cauce para su poder. Elías había olvidado que
el ministerio debe consistir en dejar obrar al Dios que vive en nosotros. Porque como dice la Biblia: Zac.
4:6b “...No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”. En
segundo lugar, Elías había sido muy ingenuo y se había confiado después de una victoria frente al
enemigo, cuando la Palabra de Dios nos advierte en 1° Co. 10:12 “Así que el que piensa estar firme,
mire que no caiga”. El Tercero, Elías también había caído en el perfeccionismo. El perfeccionismo es el
esfuerzo denodado que hacemos para lograr el máximo en todo, pero en nuestras propias fuerzas y para
nuestra propia satisfacción. Tenemos que entender que Dios nos ama por lo que somos: sus hijos. No por
lo que hacemos. El Cuarto, Elías también cometió el error de caer en el aislamiento, y en el egocentrismo.
No veía más allá de sus circunstancias. El sentía que nadie experimentaba lo mismo que él y se sentía
desolado. El Quinto, Elías, por último había perdido de vista la soberanía de Dios, y no acudió a Él, ni oró
para que actuara a su favor. Hoy vamos a ver cómo fue que Dios trató con el desánimo de Elías y vamos a
pedirle al Espíritu Santo que trate también con nosotros si estamos pasando por ello o, si no es este
nuestro caso, vamos a pedirle que nos enseñe a tratar con aquellos que sí lo están.
II. LA RECETA- DE DIOS PARA EL DESALIENTO:
1) EL SEÑOR MANDO A ELÍAS A DESCANSAR Y ALIMENTARSE BIEN: 1° R. 19:7 “Y
volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino
te resta”. Nosotros somos cuerpo, alma y espíritu. Y si nuestro cuerpo está cansado, nuestras emociones
estarán destempladas. Por ello es bueno detenernos a recuperar las fuerzas. El primer paso para salir del
desaliento es amarnos la suficiente como para procurar descanso y recreación, lejos de los horarios
exigentes a que hemos estado acostumbrados. La misma Palabra de Dios nos habla que hay que santificar
un día de reposo a la semana y cuántos cristianos lo olvidamos. Nuestro Creador nos diseñó y sabe lo que
necesitamos. Aun no estamos con cuerpo glorificado. Sin embargo, muchas veces creemos que el
redoblar nuestros esfuerzos será lo que nos haga salir del desánimo. Es por ello que necesitamos amigos
que puedan discernir los signos reveladores cuando estamos a punto de desplomamos y que nos ayuden a
dejar los problemas donde siempre debieron estar, en manos de Dios. Cuando Elías descansó, fue capaz
de satisfacer su hambre. Muchas veces cuando estamos desalentados no tenemos ni fuerzas para leer la
Palabra y si la leemos no recibimos de ella revelación. Ahora, en cambio, Elías con las fuerzas
recuperadas, es capaz de oír a su Señor.
2) EL SEÑOR LLEVÓ A ELÍAS A HOREB A QUE TOME CONCIENCIA DE LO SUCEDIDO:
Cuando Elías descansó, el Señor lo mandó al Monte Horeb, el lugar donde Moisés había recibido los diez
mandamientos. Un lugar de encuentro con Dios era el lugar donde el Señor curaría el desánimo de Elías.
Cuando el profeta llegó allí, recibe después de tiempo una Palabra de Dios. Este le hace una pregunta
extraña: 1° R. 19:9b “...¿Qué haces aquí Elías?” ¿Por qué razón se lo estaba preguntando si El mismo lo
había mandado allí? Lo que el Señor quería es que Elías meditara en su situación y encontrara su propia
respuesta. Que tomara contacto con sus sentimientos y es que Dios no quiere robots que lo sirvan hasta
que no den más. El está más interesado en lo que ocurre en nuestro corazón, que en lo que sucede con
nuestro trabajo o ministerio. Esta pregunta hecha por Dios a Elías fue una expresión de amor e interés
profundo y en ella podemos ver al Padre amoroso que tenemos. El Señor no reprendió a Elías por su
desaliento, no lo acusó por desear morirse, ni por temer. Lo quiso escuchar como un amigo. Escuchar lo
que El, Omnisciente, ya sabía; pero entendía que Elías necesitaba desahogarse. Y es que Elías, siendo
profeta, y debiendo transmitir a Israel los sentimientos del Señor, no conocía ni sus propios sentimientos.
Dios busca que Elías vuelva a ser transparente frente a Él. Elías sin darse cuenta había pasado de la
oración al rezo, de la relación con Dios, a la religión. Leamos 1° R. 19:10 “ El (Elías) respondió: He
sentido un vivo celo por Jehová de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han
derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y solo yo he quedado, y me buscan para
quitarme la vida”. Y Dios le vuelve a hacer la misma
pregunta: “¿Qué haces aquí Elías?” Y en el versículo 1° R.19:14 encontramos textualmente la misma
respuesta del v.10. ¿Dos versículos idénticos en la Biblia? Sí, como vimos anteriormente, Elías se sabía
su rezo de memoria. Y eso quizás estás haciendo tú hoy cada vez que ¿oras?, y ni te habías dado cuenta.
Solo cuando somos transparentes, el Señor puede tratar las necesidades más profundas de nuestro
corazón. Y Dios hace lo mismo en tu caso y en el mío. Nos pregunta hoy: ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Por
qué te hallas en esta situación difícil? ¿Qué fue lo que la causó? Recién cuando nos damos cuenta de
nuestros pecados y de nuestros errores, estamos en camino a nuestra recuperación.
3) LO QUE DIOS HIZO A CONTINUACIÓN FUE SUPLIR LA NECESIDAD MÁS GRANDE DE
ELÍAS: EL RESTAURAR SU RELACIÓN CON DIOS: Elías necesitaba estar en la presencia de
Dios. Verlo obrar. 1° R. 19:11-12 “El (Jehová) le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de
Jehová. Y he aquí que Jehová pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes y
quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un
terremoto, pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba
en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado." Elías debía reconocer a Dios no solo en los
hechos portentosos, a través de su mover sobrenatural, como un terremoto, sino también debía
reconocerlo en los detalles pequeños, cotidianos; cuando Dios se mueve como un silbo apacible.
Necesitaba saber, que a pesar de lo que pueda haber sucedido, el Señor está en el trono y tiene siempre
todo bajo control. Y eso es lo que necesitas hoy si te sientes aplastado por tus circunstancias… Necesitas
aquietarte y ponerte en la presencia de Dios. No en vano la Biblia dice en el Salmo 46:10a “Estad
quietos y conoced que yo soy Dios...”
4) POR ULTIMO, EL SEÑOR CURÓ EL DESÁNIMO DE ELIAS PONIÉNDOLO A
TRABAJAR: Elías debía comprender que como seres humanos limitados, nuestro servicio a Dios es más
una posta, que una carrera de esfuerzo y velocidad. Así que el Señor manda a Elías a ungir a Hazael como
rey de Siria y a Jehú como rey de Israel. Incluso Dios mandó a Elías a preparar y a ungir a su sucesor a
Elíseo. El Señor resolvió así la soledad y el aislamiento de Elías, pues Elíseo se convirtió desde entonces
tanto en su siervo, como en su compañero fiel, Por si fuera poco, Dios le mostró a Elías que había 7,000
hombres cuyas rodillas no se habían doblado ante Baal 1° R. 19:18. No, Elías ya no estaría más solo.
Muchos cristianos piensan que por cuanto Elías se desalentó, allí acabó su ministerio; ya que el Señor le
mandó ungir a su sucesor. Pero no es eso lo que muestra la Biblia. Si leemos cuidadosamente nos
daremos cuenta que Elías sirvió por muchos años más a Dios y que luego de tiempo incluso volvió a
enfrentar a Acab y pronuncio un juicio que se cumplió sobre Jezabel. Así que de ninguna manera este
profeta acabo sus días desechado por Dios.
Finalmente Elías fue arrebatado al cielo en un carro de fuego. No, este siervo de Dios de ninguna manera
se fue en derrota. ¡Gloria a Dios! Nuestro Señor restaura. No apaga el pabilo que humea. Lo que Dios
hizo en el caso de Elías, puede hacerlo en tu caso y el mío. Si tu corazón contiene cenizas de desaliento,
Dios puede hacer que se encienda una llama. El no ha terminado con nosotros, y por consiguiente aun no
estamos acabados. Escucha el viento que se acerca, siente el terremoto de su poder y el calor de su
presencia. Sobre todo escucha el silbo de su dulce voz que hoy te dice: “…No te dejaré, ni te
desampararé…” Hay todavía mucho camino por delante y hay trabajo que tenemos que realizar juntos.
Ya no tendrás que trabajar para mí, sino que permitirás que yo haga obras a través de ti.
III. LLAMADO:
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