Novela de lengua española en el siglo XX

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LA NOVELA DE LENGUA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XX
1.− LA NOVELA EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX
1.1.− TEMAS Y TÉCNICAS NARRATIVAS EN LOS AUTORES DE LA GENERACIÓN DEL 98
Modernismo y Generación del 98, independientemente de que sean considerados un único movimiento
artístico o dos manifestaciones literarias diferentes, tienen algo en común: una intención firme de renovar a
literatura hispánica del siglo XX en todos los géneros.
Dos circunstancias provocan la irrupción de estos autores en el panorama intelectual y literario español: el
ambiente de crisis política, económica y moral que se vivía a finales del XIX, agudizado por la pérdida de las
últimas colonias.
Por estas razones, los escritores del 98 −entre lo que se incluye a Unamuno, Azorín, Baroja, Maetzu,
Machado y parte de la obra de Valle−Inclán− manifiestan, por un lado, su protesta contra las costumbres
decadentes de la sociedad española y proponen una reforma total de las conductas sociales y morales de los
españoles, y por otro, defienden el subjetivismo, la visión personal de las cosas, frente a la fiel reproducción
de la realidad que pretendían los autores del siglo XIX.
Desde el punto de vista temático, van a centrarse en:
• El tema de España, enfocado desde una visión subjetiva e individualista. En cualquier caso, en todos ellos
hay una intención clara, el descubrimiento del alma de España por medio de:
♦ El paisaje, en especial, el de Castilla.
♦ La historia del hombre anónimo y la de la vida cotidiana, a la que Unamuno llamó
intrahistoria.
♦ La literatura, volviendo a los autores medievales como Berceo, Rojas o Manrique, y a los
clásicos olvidados como Góngora o Gracián. Especial interés muestran por Cervantes −sobre
todo, por El Quijote, obra en la que ven reflejada fielmente las conductas de los españoles− y
Larra.
• El tema existencial, que abarca desde la preocupación por el sentido de la vida, pasando por los conflictos
psicológicos que origina la personalidad del hombre, hasta los problemas de carácter religioso.
La técnica estilística y literaria también se vio afectada por el talante reformador. El aspecto más
característico es el rechazo a la expresión retoricista y gradilocuente.
Tienden a la precisión léxica, a la elección de la palabra justa para el momento y el concepto adecuados.
Unas veces, sin considerar el origen de los términos; otras muchas, buscando vocablos que resulten extraños
por su sabor local o arcaizante. En cuanto a las construcciones sintácticas, evitan las oraciones excesivamente
complejas por esa tendencia a la sencillez. De ahí que proliferen las oraciones simples, o, en todo caso, la
yuxtaposición.
1.2.− REALISMO Y GENERACIÓN DEL 98
COMPARACIÓN ENTRE LA NOVELA REALISTA Y LA NOVELA EN LOS
AUTORES DEL 98
NOVELA REALISTA
NOVELA DEL 98
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La realidad es el tema esencia; interesa
más la realidad externa que la personali−
dad del autor.
Lo cotidiano (personajes y sucesos) co−
bra especial interés.
El narrador es omnisciente.
La técnica de descripción es objetiva y
detallista, como consecuencia de la
observación de la realidad y de la expe−
rimentación.
El protagonista es la sociedad, la colec−
tividad, no el individuo.
Estilo escesivamente detallista y minu−
cioso.
El novelista analiza la realidad con un
fin didáctico y moral, para proponer nor−
mas de conducta y justificar una tesis.
El léxico tiende a ser denotativo y des−
apasionado.
Relatos amplios y densos.
El tema principal es la visión que de la
realidad tiene el autor.
Tienden a reflejar lo cotidiano, pero como
un instrumento para conocer lo esencial
de la propia realidad.
El autor está omnipresente: manifiesta
sus ideas y opiniones acerca del tema
tratado.
Se describe la realidad desde una pers−
pectiva personal. La técnica descriptiva
es subjetiva.
El relato se centra en un personaje que
focaliza toda la acción.
Estilo sobrio, sin apenas recursos retó−
ricos.
No hay intenciones moralizantes en el
análisis de la realidad.
Léxico valorativo y presencia de localis−
mos y arcaísmos.
Preferencia por los relatos cortos.
IMPORTANTE
1.3.− LOS NOVELISTAS DEL 98
Unamuno y Baroja son los dos grandes narradores de la Generación del 98.
• Valle−Inclán (1866−1936) es uno de los escritores más vanguardistas del momento. Su obra,
inicialmente modernista, evoluciona hacia esa creación tan particular como innovadora denominada
esperpento. Su primera gran obra en prosa es las sonatas −Sonata de Otoño, Sonata de Estío, Sonata
de Primavera y Sonata de Invierno. Se caracterizan por una prosa modernista y los temas principales
son el amor y la muerte.
• José Martínez Ruiz, Azorín (1873−1967), pretende que sus novelas sean un reflejo delicado y lírico
de lo esencial de la realidad. Azorín es el escritor de los minucioso, del detalle. Desarrolla una técnica
descriptiva sutil en la que prima la sencillez, la brevedad de las frases, la sensación de orden y
pulcritud, la claridad. Sus títulos más conocidos son: La Voluntad, Antonio Azorín, Las Confesiones
de un Pequeño Filósofo, Don Juan y Doña Inés.
• Miguel de Unamuno (1864−1936) es el escritor más peculiar del 98 por su carácter crítico. Esa
inquietud y angustia que muestra en todos los temas que aborda van a caracterizar su producción
literaria, a la que impregna de un fuerte contenido filosófico. Toda su obra posee un sentido coherente
y unitario y, especialmente, dialéctico, basado en su preocupación por España, y su preocupación por
la personalidad del hombre. Estos temas aparecen ya en sus primeras novelas, pero es Niebla la que
reflejaba mejor las características temáticas y formales de sus nivolas −así las llamaba él−. El tema de
la relación entre el Creador y sus criaturas, junto con la angustia de la propia existencia, cobran
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particular interés en el protagonista de la obra, Augusto Pérez (trasunto del propio autor), quien se
rebela contra su creador, el mismo Unamuno. La confusión entre sueño y realidad, entre razón y fe,
son los temas derivados de ese otro principal: la angustia de la existencia humana. Sus títulos más
conocidos son: Paz en la guerra, Amor y pedagogía, El espejo de la muerte, Niebla, Abel Sánchez, La
tía Tula, San Manuel Bueno, mártir.
• Pío Baroja (1872−1956) es, además del personaje más independiente y arisco el mejor narrador de su
generación. El tono agrio y pesimista es una constante en su carácter y en sus obras. El tema
principal va a ser la protesta contra la sociedad del momento, a la que critica por sus conductas
hipócritas, sus falsas moralidades, sus dolorosas injusticias y su aburguesamiento regresivo. Frente a
la hipocresía, Baroja manifiesta una sinceridad total en sus ideas; frente a las injusticias, muestra una
gran ternura por lo marginal; y frente al aburguesamiento, encuentra como única salida la acción.
Las consecuencias de esta actitud serán:
• Un escepticismo absoluto por los aspectos religiosos y éticos del hombre.
• Una presencia importante de la acción.
Se ha acusado a Baroja de ser autor descuidado y sin calidad en la técnica narrativa. Sin embargo, dentro de
ese aparente desaliño, descubrimos una concepción novelística cuya base es la espontaneidad y el
antirretoricismo. Sus novelas no nacen de la despreocupación, sino del rechazo a la estructura previamente
definida; de ahí que sus relatos carezcan aparentemente de un sentido unitario.
Predominan los párrafos cortos, más adecuados para ese estilo rápido en el que se acumulan impresiones y
acciones. Su léxico es claro y sencillo, con presencia de coloquialismos que expresan mejor la realidad. La
sintaxis es igualmente sencilla. Las descripciones son fugaces, nerviosas. Los personajes son descritos de un
modo rápido pero expresivo y reflejan las impresiones del autor.
2.− LA NOVELA DESDE LOS AÑOS SESENTA
El realismo social de los años cincuenta evolucionará hacia la novela estructural, cuya intención es la
indagación en la personalidad del individuo a través de la estructura de su conciencia y de todo su contexto
social.
Con el tiempo (década de los 70 y 80) la novela irá recuperando formas tradicionales; se vuelve al relato, a la
anécdota, al placer de contar.
2.1.− TIEMPO DE SILENCIO Y LAS NUEVAS TÉCNICAS NARRATIVAS
Tiempo de silencio de Luis Martín Santos va a ser la novela que cambie el rumbo de la novela castellana.
Aunque partiendo de una concepción noventayochista del héroe novelesco y de un contenido social, introdujo
grandes novedades a través de una revisión intelectual de la realidad y de una profunda renovación de las
técnicas narrativas.
La ironía y el humor son el medio empleado por el escritor para mostrar los problemas de la sociedad
española, desde las clases sociales (clases acomodadas, clases medias y lumpen−proletariado), hasta las
circunstancias culturales (viejas consideraciones sobre España, el atraso científico, la pobreza del pensamiento
filosófico...) El tono existencial y la carga simbólica marcan el contenido de una novela que refleja una
sociedad y una existencia vacías.
Se caracteriza por una gran riqueza léxica que, en ocasiones, tiende a un barroquismo dificultosos por medio
de un lenguaje cultista y científico −que resulta chocante con la realidad que se presenta− y una sintaxis
compleja.
Entre los recursos narrativos más novedosos destacan:
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• Presencia de un narrador omnisciente (tercera persona), que aprovecha el poder narrativo para
emitir su opinión acerca de la realidad presentada, junto a otras perspectivas narrativas; la primera
persona, identificándose levemente narrador y personaje; y la segunda persona, para expresar el
pensamiento y la personalidad del protagonista.
• La división del relato en secuencias separadas por espacios en blanco.
• La ruptura de la secuencia cronológica, si bien el desarrollo en esta novela es lineal y no ofrece más
que algunos saltos en el tiempo y una tendencia a la concentración temporal.
• Abundantes referencias simbólicas, digresiones e intervenciones irónicas y sarcásticas por ese
afán del autor por comentar los sucesos.
• El argumento se ve complementado con el tratamiento de la anécdota; unas veces, por medio del
simbolismo y las referencias a esquemas míticos (influencia de Joyce); otras, por la inclusión de
géneros considerados menores (novela policíaca, novela folletinesca, etc.), generalmente, con un
tono paródico.
• Personajes en conflicto con su entorno y con su propia personalidad.
• Gran importancia del monólogo interior, con el que se nos permite conocer el mundo interior de los
personajes, al reproducir (en primera persona) sus pensamientos que, por lo general, brotan de un
modo incontrolado, y así aparecen reflejados en el relato (elipsis, sintaxis desordenada, etc.).
IMPORTANTE
2.2.− DEL TESTIMONIO SOCIAL A LA EXPERIMENTACIÓN
• Los autores de la primera promoción de posguerra. Cela participa de esta experimentación en obras
como San Camilo 1936 (1969) y Oficio de tinieblas 5 (1973). También Miguel Delibes, considerado un
escritor de técnica tradicional, sorprendió por lo innovador de su novela Cinco horas con Mario (1966).
• Los novelistas de la Generación del medio siglo, quienes se lenzan a la aventura de la experimentación.
• Juan Goytisolo Juego de manos, Duelo en el Paraíso, La resaca, La isla, Señas de identidad (la más
importante), su tema central es la búsqueda de un sentido a la vida, relacionado con esa obsesión
continua del autor por encontrar su lugar en la sociedad. Las principales innovaciones narrativas que
introduce son: las rupturas en el espacio y en el tiempo, que producen una presentación desordenada
y un desajuste entre el tiempo de la narración (tres días) y del narrador (los recuerdos de su pasado);
narración en segunda persona −aunque también aparecen la primera y la tercera−; artificios
tipográficos, como no puntuar algunos párrafos; recursos estilísticos, que van desde la introducción
del lenguaje coloquial a la presencia de párrafos en otros idiomas; y recursos narrativos, como el
empleo del monólogo interior, de formas discursivas no literarias y de poemas narrativos. En los
libros posteriores −Reivindicación del conde don Julián, Juan sin tierra y Makbara− continúa con las
renovaciones formales por medio de esa búsqueda del pasado, ligada siempre a un profundo
sentimiento de desarraigo de su patria y un progresivo rechazo de sus orígenes, religión, cultura e,
incluso, lengua, como podemos comprobar en la última página de Juan sin tierra, escrita en caracteres
árabes.
• Juan Benet (1927−1992) Volverás a Región, se trata de una novela de estructura muy compleja, en
la que los personajes y las acciones se introducen de un modo desordenado y confuso. Los
acontecimientos relatados se ubican en una mítica zona astur−leonesa llamada Región, símbolo de
España. Se presenta la decadencia e la condición humana, asociada a la ruina de su entorno.
• Juan Marsé (1933) Últimas tardes con Teresa, visión crítica de la burguesía catalana. La oscura
historia de la prima Montse, Si te dicen que caí, Un día volveré, Ronda de Guinardó y El amante
bilingüe.
• Alfonso Grosso, Carmen Martín Gaite.
2.3.− DE LOS AÑOS SESENTA A LA NOVELA ACTUAL
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Llegados los años setenta, hemos de referirnos a un nuevo grupo de escritores conocidos como la Generación
del 68. Las características más importantes son: se inician en la narrativa experimental, pero pronto
evolucionará hacia formas tradicionales del relato; la anécdota vuelve a cobrar gran importancia; irrupción en
la trama novelesca de otros géneros considerados menores (novela policíaca, novela de aventuras, folletín,
etc.); la novela se desvincula del compromiso social y político; los problemas del hombre aparecen tratados
desde su individualidad.
En 1975 se publica La Verdad sobre el caso savolta, de Eduardo Mendoza (1943), una novela clave en su
momento, ya que tuvo un gran éxito debido a su argumento claro −los recuerdos de Javier Miranda de los
sucesos ocurridos en Barcelona durante el periodo que va de 1917 a 1920− y a unos personajes definido. Sin
embargo, se introducen abundantes recursos técnicos como la mezcla de materiales narrativos diversos, el
desorden cronológico, la parodia de otros géneros y la variedad de registros estilísticos. El misterio de la
cripta embrujada, El laberinto de las aceitunas, La ciudad de los prodigios, La isla inaudita, Sin noticias de
Gurb y El año del diluvio.
José María Guelbenzu, El Mercurio, El río de la luna y El esperado. Manuel Vázquez Montalbán, Los
mares del sur o La rosa de Alejandría. José Mª Vaz de Soto Diálogos del anochecer o Despeñaperros. Juan
José Millás. Rosa Montero, Javier Marías, Jesús Ferrero, Julio Llamazares y Antonio Muñoz Molina.
Francisco Umbral Los males sagrados, Las ninfas, Mortal y Rosa.
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