Según un estudio efectuado en la Universidad de Idazo que fue presentado en un encuentro de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia, los defectos en los espermatozoides causados por la exposición a toxinas presentes en el medio ambiente pueden ser traspasados a las futuras generaciones. El científico Matthew Anway, que lideró el estudio dijo que la investigación demostró que los daños provocados por las toxinas en los genes permanecen en la línea reproductiva de la familia, afectando hasta cuatro generaciones. Para realizar la investigación, los científicos inyectaron un plaguicida llamado vinclozolin – conocido por afectar las hormonas- en embriones de ratones. La sustancia química provocó alteraciones genéticas en los espermatozoides de los machos, incluyendo una serie de cambios asociados al cáncer de próstata en los seres humanos. Los ratones expuestos a este agrotóxico presentaron signos de daños y crecimiento exagerado de la próstata, infertilidad y problemas renales. Los problemas perduran hasta en cuatro generaciones seguidas. Anway destacó que la cantidad de plaguicida que se usó no fue mayor que aquella a la que podría estar expuesto cualquier ser humano. A su juicio, la importancia de esta investigación es que un hijo hombre puede heredar los problemas genéticos del padre, ya que los genes alterados permanecen en la línea reproductiva. Una especialista en reproducción humana, Cynthia Daniels, de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey, advirtió sobre el cuidado que deben tener los hombres. Señaló, además, que las sustancias que tienen algún impacto en la reproducción normalmente también son cancerígenas. La vinclozolina es un principio activo (dicarboximida, dicloropehnyl) que la OMS ubica en clase “U” (no presenta riesgos en condiciones normales de uso), en tanto el IARC lo clasifica en grupo “C”, probable cancerígeno en seres humanos. Este fungicida se usa en Brasil en el cultivo del frijol con el nombre comercial “Ronilan”. Se lo utiliza para combatir la botritis. También se distribuye en México y Colombia. En España ha sido muy utilizado en la industria vinícola. En la Unión Europea se reconoció el efecto disruptor endocrino de este fungicida en pruebas efectuadas en ratas. Por considerarla una “sustancia peligrosa”, en diciembre de 2006 fue excluida de la lista de sustancias aprobadas. (“Relación de sustancias activas de productos fitosanitarios aceptadas, excluidas y en revisión comunitaria”. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, 15 de diciembre de 2006). Fuente: BBC. JB Online 19/02/2008. Información enviada por Jaime Weber, de CAPPA (RAP-Brasil).