Enfermedad de Newcastle,

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Enfermedad de Newcastle,
Mitos y Realidades.
Soto, E., Sarfati, D., y B. Lozano
Laboratorio Avimex, S.A. de C.V., México
www.avimex.com.mx
Descripción de la Enfermedad.
La enfermedad de Newcastle (ENC) es causada por un virus RNA género
Avulavirus perteneciente a la subfamilia Paramyxovirinae, familia Paramyxoviridae.
Los paramixovirus aislados procedentes de especies aviares se han clasificado
mediante pruebas serológicas en nueve serotipos designados desde APMV-1 a
APMV-9; el virus de la ENC se ha denominado APMV-1 (OIE, 2004).
Desde su reconocimiento en 1926, la ENC se considera endémica en muchos
países e históricamente ha tenido efectos devastadores sobre las poblaciones de
aves de corral. La enfermedad constituye para muchos países uno de los
principales problemas infecciosos que afectan a las explotaciones avícolas, tanto
en aves jóvenes como en adultas. La vacunación profiláctica se practica en casi
todos los países productores de aves de corral a escala comercial. Incluso en
países donde la enfermedad puede considerarse bajo control, las campañas de
vacunación y/o el mantenimiento de estrictas medidas de bioseguridad son una
pesada carga económica.
La presentación de brotes de la ENC no tiene que ver con la época del año, ni con
la latitud sobre la línea del ecuador. Muchos países se encuentran en la línea del
ecuador (Indonesia) y presentan brotes de la ENC durante todo el año.
A pesar de que la ENC es una de las enfermedades aviares más estudiadas en la
tierra, siguen habiendo en el campo múltiples mitos o creencias, que vale la pena
clarificar, por lo que los autores presentan en este artículo, algunas que a su
criterio son de las más relevantes.
Mito # 1. “Los Virus De La Enfermedad De Newcastle Mutan En Su
Patogenicidad”
Realidad....
Una de las propiedades más características de las diferentes cepas del virus de la
ENC (VENC) es su enorme variación respecto a la patogenicidad para los pollos.
Las cepas del virus de la ENC se agrupan en cinco patotipos sobre la base de los
signos clínicos y lesiones observados en los pollos infectados, así como en otros
parámetros de laboratorio (OIE, 2004), sin embargo los VENC, al ser virus muy
estables genéticamente, no mutan hacia patogenicidad, ni cobran mayor
patogenicidad en la medida en que realizan pases en aves vivas. Es decir, una
cepa naturalmente apatógena o de baja patogenicidad, no incrementará su
patogenicidad de manera natural.
1. Velogénico viscerotrópico: es muy patogénica, se presenta con
mortalidad súbita y elevada, y frecuentemente se observan lesiones
intestinales hemorrágicas. En USA se reconoce como ENC tipo Doyle.
2. Velogénico neurotrópico: se presenta con mortalidad elevada,
habitualmente seguida de signos respiratorios y nerviosos. En USA se
reconoce como ENC tipo Beach.
3. Mesogénico: se presenta con signos respiratorios y nerviosos
ocasionales, de baja mortalidad en aves adultas. En USA se reconoce
como ENC tipo Beaudette.
4. Lentogénico o respiratorio: se presenta con una infección respiratoria
leve o subclínica. En USA se reconoce como ENC tipo Hitchner.
5. Entérico asintomático: normalmente consiste en una infección entérica
subclínica. En USA se reconoce con el mismo nombre.
En base a su patogenicidad al embrión de pollo (EPO) luego de la inoculación
alantoidea, se clasificaron las cepas en velogénicas (capaces de matar al EPO en
menos de 60 horas), mesogénicas (capaces de matar al EPO entre 60 y 90 horas),
y lentogénicas (capaces de matar al EPO en más de 90 horas), lo que hoy se ha
traducido en clasificar a los aislamientos como de alta virulencia, moderada
virulencia y baja virulencia (OIE).
A nivel de campo, en ocasiones es muy difícil distinguir los diferentes patotipos, e
incluso en aves SPF esto puede ser difícil. Es común encontrar una exacerbación
de los signos clínicos inducida si se superponen infecciones de otros
microorganismos o cuando se presentan condiciones medioambientales adversas.
Sin embargo, también resultan importantes la virulencia, dosis de desafío, edad de
las aves y estado inmune.
Como los signos clínicos de la enfermedad en pollos varía ampliamente, los
signos clínicos por si solos no son suficientes para el diagnóstico.
Es altamente probable que en la mayoría de los países de Latinoamérica se
presentan todos o varios de los patotipos conocidos, tanto de alta virulencia como
de baja virulencia, aunque debido a la dificultad para realizar estas pruebas no
existen reportes recientes de la caracterización in vivo de los aislamientos
encontrados. Es también probable y deseable que en los próximos años se tengan
reportes de Latinoamérica sobre la caracterización molecular mediante técnicas de
RT-PCR, enzimas de restricción, hibridación con sonda o secuenciación de
nucleótidos en el punto de escisión de F0 (presencia de múltiples aminoácidos
básicos), lo que permite la identificación contemporánea y no histórica de los virus.
La enorme variación en virulencia y en los signos clínicos implica la necesidad de
definir cuidadosamente lo que constituye la ENC para los propósitos de comercio,
políticas y medidas de control, por lo que en la Unión Europea se utiliza la
Directiva 92/66/EEC que se define de la siguiente forma:
“La enfermedad de Newcastle es una infección de aves causada por un virus del
serotipo 1 del paramixovirus aviar (APMV-1) que cumple uno de los criterios de
virulencia siguientes:
a) El virus tiene un índice de patogenicidad intracerebral (IPIC) en polluelos
SPF de un día de edad de 0,7 o superior.
b) Se han demostrado la presencia de múltiples aminoácidos básicos en el
extremo C-terminal de la proteína F2 y un residuo de fenilalanina en la
posición 117, la cual está en el extremo N-terminal de la proteína F1. El
término (múltiples aminoácidos básicos” se refiere a que existen al menos
tres residuos de arginina o lisina entre las posiciones 113 y 116. La
imposibilidad de demostrar el modelo característico de residuos de
aminoácidos requerirá la caracterización del virus aislado mediante prueba
de una prueba de IPIC.
Mito # 2. “Los VENC Presentan Variación Antigénica”
Realidad...
Se considera que todos los virus de la ENC representan un solo grupo antigénico
homogéneo (paramixovirus serotipo 1 o APM-1), ya que las aves que son
infectadas con una cepa conocida o aislamiento de campo de VENC permanecen
protegidas contra el desafío con cualquier otro VENC (aún cuando muestra gran
diversidad antigénica). De esta forma, cualquier vacuna conteniendo cualquier
cepa de VENC protege contra la infección con otro VENC.
Las pruebas de neutralización viral (NV) y las técnicas de difusión en gel de agar
(DGA) han permitido la detección de muy pequeñas variaciones antigénicas entre
cepas y aislamientos del VENC.
El uso de anticuerpos monoclonales (AMC) ha permitido la detección de ligeras
variaciones de antigenicidad, pero normalmente representan cambios puntuales
de un solo aminoácido (aa) en el epítope al cual es dirigido el AMC. Algunos AMC
permiten diferenciar a las cepas vacunales LaSota y B1, y otros AMC han sido
útiles para diferenciar entre cepas vacunales y virus de campo.
La secuenciación de nucleótidos ha sido utilizada a ultimas fechas en diferentes
proteínas o genes del genoma. Los resultados han permitido las clasificación en
linajes o grupos genéticos, lo que es de gran ayuda desde el punto de vista
epidemiológico pero que de ninguna manera significan grupos genéticos diferentes.
Mito # 3. “Solamente Las Cepas Lentogénicas De VENC Se
Emplean Como Vacunas Activas”
Realidad...
Existen vacunas activas elaboradas con cepas del tipo mesogénico, del tipo
lentogénico y también del tipo entérico asintomático.
Las cepas del tipo mesogénico utilizadas como vacunas activas son
principalmente Roakin, Mukteswar, H, Beaudette C y Komarov. Se caracterizan
por un IPIC en pollitos SPF de 1 día de edad de ≤1.6. Las vacunas mesogénicas
son moderadamente virulentas e inducen a algunos problemas patológicos, pero
solamente son utilizadas en aquellas áreas en donde la ENC de alta virulencia es
endémica y únicamente se utilizan como revacunación por vía intramuscular (IM),
subcutánea (SC) o punción en el ala (PA).
Las cepas de tipo lentogénico utilizadas como vacunas activas son principalmente
LaSota, Hitchner-B1, NDW, NSW 12/86 y F. Se caracterizan por un IPIC ≤0.4.
Estas cepas lentogéncias son utilizadas en la avicultura mundial como
primovacunación y en revacunaciones por vía aspersión (S), ocular (O), a través
del agua de bebida (W). Cada una tiene características propias en su IPIC y en la
reacción inducida en el ave vacunada dependiendo de la vía de aplicación, misma
que se traduce en mayor o menor protección.
Las cepas entérico asintomático también son utilizadas como vacunas activas. Las
principales cepas son Queensland V4, VG/GA y Ulster 2C. Se caracterizan por un
IPIC de 0.0. Son utilizadas básicamente para revacunaciones en aquellas áreas
en donde no se presentan brotes con VENC de moderada o alta virulencia, ya que
únicamente se reproducen en el tracto digestivo y no proveen de inmunidad local a
nivel de mucosas respiratorias, por lo que tampoco producen una interferencia
viral a nivel respiratorio.
La vía de aplicación difiere entre cada cepa, por lo que deberá tenerse cuidado en
no aplicar estas cepas por una vía adecuada ya que se corre el riesgo de no
proteger a las aves. En el caso específico de la cepa V4 (estable al calor), ésta ha
podido ser desarrollada para ser aplicada en aves de traspatio en climas tropicales
a través de alimentos peletizados recubiertos.
Mito # 4. “Todas Las Vacunas Activas Brindan La Misma
Protección Contra La ENC”
Realidad....
El objetivo de las vacunas activas es el de establecer una infección en las aves
que las proteja contra el desafío con virus moderadamente o altamente virulentos,
preferentemente en cada ave al momento de la aplicación.
La OIE recomienda utilizar vacunas activas cuyo IPIC no sea mayor a 0.4 cuando
7
se aplican a las aves una dosis de 10 DIE. Esto implica que las cepas originales
puedan ser clonadas o modificadas para mantenerse dentro de este estándar. La
OIE aprueba el uso de cepas mesogénicas (IPIC ≤1.6) solamente en algunas
circunstancias, bajo estricta supervisión y control desde su producción hasta su
aplicación.
Es importante conocer el comportamiento de cada vacuna activa comercial
aplicada por las diferentes vías de administración, ya que éstas varían en su
inmunogenicidad, por lo que con un mismo título no obligatoriamente ofrecen la
misma protección.
En términos generales, se considera apropiado el uso de vacunas activas
comerciales de la ENC con un título mínimo de 10
o un título mínimo de 10
5.5
7.0
DIE50/ml (SAGARPA, México),
DIE50/dosis (CFR, USA). Estos títulos han asegurado la
protección de aves SPF vacunadas y desafiadas con VENCVV de 2 a 3 semanas
después (todo el grupo control deberá morir en un periodo máximo de 8 días). Sin
embargo, cada laboratorio tiene que especificar el título adecuado para la
liberación de lotes comerciales (título mínimo y título máximo) y demostrar
protección a la menor edad especificada por las rutas sugeridas, lo que puede
ofrecer variaciones de título entre cepas iguales pero de diferente marca comercial.
Mito # 5. “La Aplicación Por Aspersión De Las Vacunas Activas
Es La Vía Que Mayor Protección Induce Contra La ENC”
Realidad....
Para las cepas lentogéncias, desde 1960 se consideró que la vía aspersión induce
la mejor respuesta inmune, así como también una mayor reacción respiratoria por
lesiones epiteliales, seguida por la vía ocular y finalmente por la vía oral a través
del agua de bebida. Sin embargo, a través de los años se ha demostrado que no
todas las cepas lentogéncias pueden ser utilizadas por todas las vías descritas ya
que algunas cepas varían en su capacidad de producir reacciones clínicas e
inducir la respuesta inmune. Es importante mencionar que algunas vías de
aplicación solamente pueden ser utilizadas en ciertas ocasiones. Por ejemplo, la
aspersión de pollitos de un día de edad no induce reacciones respiratorias debido
a la presencia de anticuerpos maternos, pero en aves SPF de un día de edad
producen una reacción respiratoria severa. Así mismo, el tamaño de la gota
utilizada en la aspersión induce diferentes respuestas en las aves. Una gota muy
fina llega directamente a los pulmones y causa una severa reacción respiratoria,
mientras que una gota gruesa normalmente se queda en los epitelios superiores y
causa una menor respuesta respiratoria.
Para las cepas entérico asintomáticas cambia la vía de aplicación debido a que
preferentemente se reproducen en el tracto digestivo, por lo que la aplicación
ocular (esperando a que el ave trague la gota) y la aplicación a través del agua de
bebida representan las mejores rutas de administración.
Mito # 6. “Los Programas de Vacunación Contra La ENC Pueden
Ser Iguales de Una Región a Otra”
Realidad....
Para el diseño de un programa de vacunación deberán tomarse en cuenta una
serie de criterios, como estado inmune, otras enfermedades para las que hay que
vacunar, prevalencia de la enfermedad en la zona y nivel de protección requerido.
Cuando existen brotes de la ENC, es necesario realizar un análisis de todos los
factores que están influyendo para su presentación, lo que incluye a las aves que
viven alrededor de nuestras explotaciones. Idealmente éstas deben de ser
vacunadas periódicamente y en caso de brote deben ser revacunadas también
para evitar en lo posible la replicación en aves susceptibles y la excreción al medio
ambiente de un virus de alta virulencia.
La duración de la inmunidad depende del programa de vacunación elegido. De
cualquier forma, las vacunas activas aplicadas en aves SPF con dosis completas
protegen contra signos clínicos y mortalidad rápidamente (2 a 3 días) y durante 15
a 28 días.
Las vacunas emulsionadas tardan aproximadamente 28 días en alcanzar su nivel
máximo de anticuerpos cuando se aplican luego de los 8 días de edad y la
duración de la inmunidad puede ser hasta de 10 semanas cuando se aplican en
una sola ocasión. Debido a que las vacunas emulsionadas están elaboradas con
virus inactivados, no existe posibilidad de réplica de éstos en el cuerpo de las aves,
por lo que tampoco existen reacciones respiratorias luego de su aplicación.
Cuando la enfermedad se presenta de forma suave o leve a nivel de campo,
puede iniciarse con una cepa Hitchner-B1 vía ocular o spray al día de edad,
revacunando con cepa Hitchner-B1 o LaSota a los 18 a 21 días de edad. Para
aves de reposición se sugiere la revacunación a las 10 semanas de edad vía agua
de bebida con cepa LaSota y una vacuna emulsionada al momento de iniciar la
producción de huevo.
Cuando la presentación de la enfermedad es severa y extendida en la zona,
puede iniciarse en aves sin anticuerpos maternos con una cepa Hitchner-B1 vía
ocular o spray al día de edad, o en aves con anticuerpos maternos con cepa
LaSota o Hitchner-B1 a los 4 días de edad. Para ambos casos, se sugiere
revacunar a las aves a los 10 días de edad con cepa LaSota o Hitchner-B1 vía
ocular, agua de bebida o aspersión (lo que ayuda a evitar brotes tempranos de la
enfermedad) de forma simultánea con vacuna emulsionada vía subcutánea.
Posteriormente puede revacunarse cada 15 a 21 días con virus activos, de
acuerdo a las necesidades de la zona, a la edad de salida del pollo al mercado, a
la cepa vacunal y vía de aplicación seleccionadas. En caso de pollitas de
reemplazo, se sugiere la revacunación con virus activo y vacuna emulsionada en
al menos dos veces más, lo que induce un mejor nivel de anticuerpos durante la
etapa de postura, mismos que pueden reforzarse cada 30 a 60 días con vacuna
activa, de acuerdo a las necesidades de la zona.
Cuando el pollo permanece en la granja por más de 60 días, en algunas zonas ha
sido costumbre revacunarlos con vacunas emulsionadas alrededor de los 28 a 35
días de edad. Esto resulta innecesario si se ha manejado adecuadamente la
vacunación inicial con emulsión y con virus activos. Debe tenerse en cuenta que
para que una vacuna emulsionada trabaje adecuadamente, se requieren al menos
cuatro semanas entre cada aplicación. Sin embargo, el tipo de emulsión varía y
para tomar la decisión de una revacunación con emulsión se sugiere apoyarse en
el laboratorio y realizar un perfil serológico semanal durante la vida de las aves.
A nivel de laboratorio, se ha demostrado que cuando las aves tienen niveles de
anticuerpos circulantes (HI) de 1:16 (4 log2), se protegen en un 80% ante un
desafío severo, pero cuando tienen niveles iguales o superiores a 1:32 (5 log 2) se
protegen al 100%.
Así mismo, se ha determinado que para que las aves en producción no presenten
bajas de postura ni alteraciones del huevo (cascarón y claras) se requiere un nivel
mínimo de 1:128 (7 log2). Sin embargo, es necesario tener en cuenta que a nivel
de campo las aves están expuestas a un gran número de factores que pueden
afectar su resistencia.
La aplicación de virus activos de la ENC por la vía intramuscular solamente está
indicada en aves que no han tenido una vacuna emulsionada y que sean mayores
de 3 semanas de vida. La aplicación intramuscular induce la producción de
anticuerpos circulantes de manera uniforme. Sin embargo, cuando las aves ya han
sido inmunizadas con vacunas emulsionadas, la aplicación de virus activo por vía
intramuscular induce una rápida caída de los anticuerpos circulantes y por ende
deja a las aves muy susceptibles al virus de desafío.
Existe la posibilidad de utilizar virus inactivados de la ENC conteniendo
adyuvantes especiales utilizados con el fin de proveer a las aves de inmunidad
local sin que se induzca una reacción respiratoria. Aunque la idea es fascinante,
hasta el día de hoy no existe vacuna alguna que produzca el fenómeno de
interferencia (ya que el virus es inactivado y no se replica en epitelios) ni que
proteja a las aves adecuadamente de acuerdo al protocolo de potencia utilizado
para valorar a las vacunas activas o a las vacunas emulsionadas.
En algunos casos y ante brotes frecuentes de la ENC se ha intentado el uso de
vacunas activas de la bronquitis infecciosa (BI) con el fin de causar el fenómeno
de interferencia viral hacia el virus del ENC. Sin embargo esto no sucede porque
no existe competencia inmunológica y por el contrario, las aves desarrollan
mayores problemas respiratorios de origen bacteriano. Ante un brote se sugiere el
uso de vacunas activas de la ENC aplicadas por vía aspersión u ocular
(preferentemente con la cepa LaSota), ya que a través de éstos dos métodos se
cubren tanto la conjuntiva ocular, como el epitelio respiratorio superior y la
glándula de Harder (que es el sitio de mayor producción de IgA en las aves).
La combinación de virus activo de la ENC con virus activo de la BI es adecuada
siempre y cuando el virus vacunal de la BI tenga tres logaritmos menos que el
virus vacunal de la ENC, lo que permite que este último tenga una cantidad
adecuada de células en donde replicarse e induzca una buena protección.
La combinación de vacunas emulsionadas con antibióticos es una práctica común
en muchas explotaciones avícolas, especialmente de pollo de engorda. La
combinación es aceptable siempre y cuando se tengan perfectamente bien
controlados y estudiados los siguientes puntos: una buena micción entre el
antimicrobiano seleccionado y la vacuna (ya que ésta contiene aceite y
normalmente no se mezcla con el agua utilizada para la droga), lo que asegura
que cada ave recibe la dosis adecuada de ambos productos; que ambos
desarrollen su potencial sin verse afectados (buenos niveles de anticuerpos
inducidos por la vacuna, conservando la cinética y manteniendo los niveles de
concentración tisular del fármaco); que no cause mayor irritación ni dolor en el sitio
de aplicación; que se absorba totalmente y no deje residuos en el sitio de
aplicación; que no confiera sabor a la carne.
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