VENGANZA-VIRUS - Instituto Conmemorativo Gorgas de

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LA VENGANZA DE LOS VIRUS
Dr. José Manuel Reverte Coma
Recientemente la prensa mundial lanzaba la noticia de que un terrible virus, el
Ebola Zaire, había aparecido en forma fulminante y epidémica en la ciudad de Kikwitt a 200
Km al Oeste de Kinshasa, la capital del Zaire, el antiguo Congo, en plena región de
Bundundu, Africa ecuatorial.
Un paciente había sido intervenido quirúrgicamente en el Hospital general de Kikwitt
y todos los médicos, enfermeras de quirófano y de sala y personal sanitario que había
tenido contacto con su sangre o sus secreciones había muerto en el espacio de 5 a 10 días,
en medio de los más terribles y espantosos sufrimientos que se puedan imaginar.
La gran virulencia de este germen le había permitido reproducirse a enorme
velocidad dentro de las células defensivas del cuerpo (situadas en el hígado, sangre, y tejido
conjuntivo) haciéndolas estallar y regándose por todas partes. El enfermo de Ebola sangra
por todos los poros de su cuerpo, tiene hemorragias por boca, nariz, uretra o vagina y
recto, e incluso "llora sangre" y en pocos días sus tejidos y órganos se convierten en una
pulpa sanguinolenta cargada de miles de millones de unidades víricas, muriendo en medio
de grandes sufrimientos.
La epidemia se regó lentamente por algunos poblados cercanos y se espera que las
medidas tomadas por la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) y las autoridades
sanitarias puedan impedir que alcance a otros países.
Pero el mayor enemigo de toda mi vida profesional no han sido ni los virus, ni los
microbios contra los que luché en el trópico como médico de Salud Pública, dedicado a la
Medicina tropical, en la selva o en la clínica. Mis mayores enemigos han sido la
incomprensión y la intransigencia humanas, el celo, la envidia, la mediocridad de algunos y
el egoísmo de muchos que disponiendo de los medios económicos para luchar contra el mal,
la enfermedad, el hambre, la miseria, la falta de educación, no cedían ni un paso de su
orgullo, de su prepotencia ni de su indiferencia e insensibilidad y preferían vernos luchar con
armas primitivas contra los males que aquejan a las sociedades de nuestro tiempo sin
mover un dedo y aún creaban barreras y muros que impidieran nuestro trabajo. Todo antes
que ayudar con su mal ganada fortuna a restañar el dolor y el sufrimiento de la Humanidad.
Pero no lograron desanimarme. Sigo y seguiré luchando por hacer centros sanitarios,
escuelas, bibliotecas, con los medios que la Providencia me depare mientras ellos derrochan
sus medios en gastos suntuarios, vicios y holganzas.
Estos o parecidos eran mis pensamientos cuando leía yo las noticias de la epidemia
de Ebola en el Zaire y recordaba mis investigaciones en la selva como consultor de Naciones
Unidas.
La tendencia a crear grandes núcleos urbanos en busca de una mejor calidad de vida
ha dado lugar a la existencia de ciudades como Kinshasa o Kikwitt en el Zaire con más de
medio millón de habitantes donde se arracima la pobreza y la miseria en la mayor parte de
sus barrios. Esto ha alterado el equilibrio ecológico. Antiguamente las epidemias no se
extendían en el Zaire porque los ancianos de los pequeños lugares conocían una vieja
práctica cultural consistente en el aislamiento del enfermo quemando la choza cuando éste
moría.
Un grupo alemán consiguió en 1976 a 1979 que el Banco Mundial construyera una
carretera en el Zaire. Según opinan hoy los expertos aquella vía de penetración fué el lugar
por donde se propagó rápidamente el HIV o virus que produce el SIDA. La carretera había
producido una profunda alteración del sistema ecológico existente en aquellas regiones
ecuatoriales, una rotura del equilibrio ecológico y los virus, que no perdonan, aprovecharon
aquel resquicio para atacar y tratar de destruir al hombre. Era su forma de vengarse por
haberles molestado en su nicho ecológico, en su retiro de lo profundo de la selva húmeda
trropical.
La ECOLOGIA es la ciencia que se ocupa de las relaciones de los organismos con su
medio, es la "ciencia del habitat" como la llamaba Hoeckel. Y nicho ecológico es el lugar
de un grupo (de una especie) en el medio ambiente total, así como sus relaciones con los
recursos y los posibles competidores. Si hay competencia por el mismo nicho entre dos
grupos, no pueden coexistir ambos y uno prevalece. El grupo menos adaptado se trasladará
a otro nicho o será destruído (principio de la exclusión competitiva).
Seguramente ustedes se han preguntado alguna vez: ¿por qué están apareciendo
nuevos y constantes virus, cada vez más peligrosos y mortíferos? Muchas razones
podríamos aducir, pero la principal es posiblemente la invasión de los humanos que se
multiplican cada vez más, dentro de los ambientes como son las selvas de Africa o América.
La multiplicación y crecimiento a veces sin orden y concierto de grandes centros
urbanos, verdaderas colmenas humanas, la construcción de grandes carreteras de
penetración en áreas selváticas, la destrucción de nuestro patrimonio vegetal, de los
bosques, verdaderos pulmones de la tierra, productores de oxígeno, la tala indiscriminada
de árboles centenarios y milenarios con el afán de especular y obtener más medios
económicos sin pensar en las consecuencias próximas y remotas que provocan, contribuyen
al desequilibro ecológico y la consecuencia es la aparición y difusión veloz de agentes
patógenos que antes parecían dormidos o inexistentes.
A esto es preciso añadir también que los medios de Laboratorio que la Ciencia ha
creado permiten detectar enfermedades que antes eran desconocidas.
Van der Groef, uno de los médicos que participó en el estudio de las epidemias de
Ebola que ya tuvieron lugar con consecuencias catastróficas en Sudán y Zaire en los años
1967, 1969 y 1976, Director del Instituto de Medicina Tropical de Amberes decía: "El Ebola
es muy peligroso, pero es un enano si se le compara con el gigante del HIV, el virus que
ocasiona el SIDA. Puedo asegurar que en 10 años el Ebola no habrá matado a 10 millones
de seres humanos como lo hace el HIV".
Esto se debe a que el periodo de incubación del Ebola, aunque terriblemente mortal,
es como promedio de 10 días y por ello termina pronto su labor de contagio habiendo
menos posibilidades de que se extienda si se toman las medidas sanitarias oportunas,
mientras que el HIV del SIDA tiene un periodo de incubación que puede llegar a 10 años y
en ese tiempo puede contagiar a millones de personas.
Es indiscutible que los cambios en la conducta humana y el medio ambiente alteran
el equilibrio ecológico existente entre el hombre y los microbios. Los virus y microbios por
medio de mutaciones genéticas pueden aumentar su virulencia y también si encuentran un
medio nuevo para ellos compuesto por seres humanos que nunca antes conocieron la
enfermedad que producen. Por ejemplo, la viruela se extendió por el Nuevo Mundo a la
llegada de los descubridores y éstos fueron el vehículo que trajo a su regreso a Europa el
treponema de la sífilis americana que posiblemente sufrió una mutación en Europa,
produciendo su extensión a partir de la famosa epidemia de la guerra de Nápoles.
La fiebre amarilla viajó con los barcos cargados de negros africanos que eran
vendidos como esclavos en las nuevas colonias americanas y estalló en terribles focos
epidémicos que hicieron estragos en las nuevas poblaciones.
La mayor parte de los virus, entre ellos el del Ebola y el SIDA seguramente existen
hace millones de años, pero han estado latentes, escondidos en algún reservorio natural,
atacando a pequeños grupos humanos de cazadores-recolectores en lo más profundo de la
selva, pero a medida que el hombre ha deforestado, ha penetrado en la selva y la ha
destruído, los ha puesto en libertad y han salvado la barrera de las especies saltando a los
humanos con extraordinaria furia homicida. Y como ha ocurrido en el caso de Kikwitt, el
Ebola se amplificó nada menos que en un hospital como si quisiera tomar venganza en sus
enemigos más encarnizados, los propios sanitarios. Un hospital puede ser un arma de dos
filos porque concentra a los enfermos en un nicho ecológico que no existía antes y en lugar
de afectar a toda una familia, el virus puede llegar a destruir ahora a una población entera.
Yo he tenido oportunidad de presenciar un brote de fiebre amarilla selvática en
Panamá, lo que parece imposible en los tiempos modernos. El agente transmisor, el
mosquito Aedes Egiptii, vive en las copas de los gigantescos árboles tropicales, en el
llamado "dosel de la selva". No necesita volar a ras del suelo porque allá arriba están
también los monos perezosos, reservorio natural del virus, de cuya sangre se alimenta. Sin
embargo, al talar el hombre los árboles, este mosquito aprende a volar a ras del suelo y
encuentra su alimento en la propia sangre humana, introduciéndole de paso el virus. Al
alterar el equilibrio ecológico, el hombre se hizo vulnerable a la picadura mortífera del Aedes
egiptii. Es la venganza de los virus de nuevo. Es que el hombre ha abierto la "caja de
Pandora".
Los virus emergentes de los últimos tiempos han sido terribles. No hay más que
recordar la "fascitis necrosante", conocida entre los anglosajones como "flash eating
bug", que es una infección bacteriana producida por un estreptococo que destruye la carne
humana (parece comérsela a increíble velocidad), matando a algunas de sus víctimas en el
plazo de horas. La OMS ha informado que desde 1989 a 1991 han muerto cada año 450
personas de esta terrible enfermedad.
Otro virus terrible es el hantavirus que atacó por primera vez a los soldados de
Naciones Unidas en la guerra de Corea. Pero en 1992 hubo un brote epidémico en Estados
Unidos, muriendo 44 de los 80 diagnosticados de esta enfermedad. También hubo casos en
Long Island. Infecta este virus a los humanos que tocan o inhalan excrementos de roedores
o la orina de éstos.
El cólera que desde hace siglos viene diezmando a la población mundial, aparece de
vez en cuando con renovada furia. Una nueva variante, el cólera 0139 se regó por India,
Pakistán y Sur de China en 1992. En un hospital de Calcuta murieron 434 personas en
menos de tres meses. El vibrión colérico ha mutado ya varias veces haciéndose las nuevas
formas resistentes a los medicamentos lo que hace inútiles las vacunas. Esta es otra terrible
formsa de vengarse que tienen los virus y microbios: haciéndose resistentes a los
medicamentos. Es como si tuviesen inteligencia propia, esa capacidad de responder con
armas superiores a las que se utilizan contra ellos. Parecen decir: "Ah, ¿si? ¿queréis acabar
conmigo con esos venenos que son los antibióticos? Pues ahora yo voy a fabricar a toda mi
descendencia provista de una coraza que los hará inútiles y nuestros hijos atacarán con más
virulencia que nosotros". El cólera mata por deshidratación por las terribles diarreas y
vómitos que produce en los enfermos.
El SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia adquiriDA) fué detectado por primera vez
en 1981 en homosexuales en Estados Unidos. El HIV, virus que lo produce no fué aislado
hasta 1983. Se calcula que para el año 2000 (próximo milenio) y éstas son cifras muy
conservadoras de la OMS, habrá de 30 a 40 millones de personas infectadas en el mundo.
Durante mi anterior viaje a Kenia, pude comprobar que el 60 % de la población es
portadora
dedl virus del SIDA. HOY POR HOY NO HAY CURA NI VACUNA PARA ESTA TERRIBLE
ENFERMEDAD, que mata siempre que se desarrolla. Se transmite por los fluídos corporales
y el semen o la sangre. Especialmente son vulnerables los drogadictos por el uso de
jeringuillas de unos a otros sin esterilizar.
Otro virus mortífero que ha aparecido en Australia en 1994, es el morbilli virus,
que tiene un parentesco lejano con el virus de la varicela. Mató en pocos días a 14 caballos
y a su entrenador. Uno de los mozos de cuadra enfermó también, pero se salvó
milagrosamente.
La tuberculosis, uno de los grandes azotes de la Humanidad, que creíamos
erradicada ya de la escena por medio de los antibióticos y tratamientos modernos, ha
sufrido un activo brote en los últimos años por la aparición de nuevas cepas de bacilo de
Koch resistentes a los antibióticos, asociándose eon el SIDA afectando sobre todo a los
estratos más míseros de las sociedades humanas.
Y no hay que fiarse de los que parecen inocentes. El virus de la influenza o gripe,
mata a miles de personas cada año sobre todo a los débiles y ancianos. La epidemia de
1918-1919 mató nada menos que a 20 millones de personas.
La peste neumónica que ha sido otro de los grandes exterminadores de la
Humanidad, atacó de nuevo en la India el año pasado de 1994. El resultado fueron más de
6000 casos y 50 muertes. Inmediatamente se tomaron las medidas preventivas lográndose
detener así la epidemia.
Creíamos que con nuestra tecnología moderna habíamos terminado con muchos
microbios, pero los virus emergentes nos han demostrado que el regreso de las viejas
plagas es un hecho y que los descendientes de aquellos agentes infecciosos vuelven a
atacar por medio de las formas mutantes, con una nueva habilidad adquirida por muchos de
ellos de saltar la barrera de las especies. Y eso que un virus es un "muerto", pero un muerto
que se pone en movimiento como una máquina imparable de replicarse a sí mismo en
cuanto entra en contacto con la carne humana. Muchos, como el Ebola, actúan con tácticas
terroristas: golpean fuertemente y se esconden, esperando atacar en otra oportunidad.
Otro de los virus que han emergido en los últimos años son las nuevas formas de
virus de la hepatitis causantes de leucemia. En esta época de viajes rapidísimos por vía
aérea, de turismo desenfrenado, de "turismo sexual", las oportunidades de que los virus
viajen también son cada vez mayores.
Decía John Pickstone, historiador médico de la Universidad de Manchester que la
"Edad de oro" de la Medicina que comenzó con el descubrimiento de la penicilina después de
la Segunda Guerra Mundial, parece cerrarse ahora cuando "los microbios vuelven a la
carga". Han reaccionado y se vengan de la Humanidad. Nuevas infecciones por un lado y
fracaso de los mecanismos de control de las enfermedades infecciosas por otro.
"La eterna vigilancia es el precio de la libertad...pero también de la buena salud",
decía Fred Murphy el virólogo que tomó la primera foto del Ebola Zaire con un microscopio
electrónico. La súbita aparición del SIDA en Estados Unidos en 1980-81 es sólo un ejemplo
de lo que puede hacer un virus. En estos últimos años otros brotes epidémicos como los del
Hantavirus, el E.Coli 0157, el Criptosporidium y dos tipos de bacterias resistentes tomaron
desprevenidos a los siempre alerta norteamericanos. Sólo después de fuertes epidemias
pudieron ser identificados los causantes de las mismas.
Estamos muchas veces inermes ante el ataque de las fuerzas ocultas de la
Naturaleza, muchas de ellas desatadas por nuestra estupidez y nuestro egoísmo y ambición.
Destruímos la selva, los bosques, la reserva de producción de oxígeno de nuestro planeta,
destruímos la capa de ozono que nos protege de las radiaciones solares, nos multiplicamos
como conejos, el mundo dedica al sexo, droga, vicio, corrupción, la mayor parte de sus
recursos para que se enriquezcan unos pocos, pero escasean los Laboratorios donde se
puedan detectar los virus emergentes o las instituciones donde se pueda luchar contra las
enfermedades de la Humanidad. Se recortan y escatiman los presupuestos para la
educación, pero se gastan los erarios públicos en actividades inconfesables.
"Los virus, según la hipotesis de Lederberg, son los únicos reales competidores de la
Humanidad por el dominio del planeta". Su plasticidad para evolucionar en nuevas
direcciones es enorme y además su mezcla genética y metabólica con otras células, les
permite evolucionar y acumular cambios evolutivos en sus huéspedes, pudiendo diezmar
rápidamente poblaciones enteras.
La aparición del dengue hemorrágico en el Sudeste asiático se atribuye a la rápida
inmigración de poblaciones rurales a las ciudades. El mayor número de depósitos de agua
favoreció la proliferación del mosquito transmisor. En Estados Unidos el agresivo mosquito
Aedes albopinctus, transmisor del dengue entró por Houston (Texas) con un cargamento de
cubiertas de ruedas de coche usadas. El agua retenida en ellas era el criadero de los
mosquitos infectados.
La mayoría de los virus emergentes son zoonóticos, lo que significa que utilizan a los
animales como reservorios naturales. La conducta humana aumenta la probabilidad de
transferir los virus de un animal-huésped al hombre. Roedores y artrópodos son los
encargados de realizar la transferencia o intervienen activamente en ella. Cualquier
alteración del medio ambiente, variaciones en las prácticas culturales, los movimientos de
población, los sistemas de riegos primitivos, introducción de nuevas especies animales
(ganado por ejemplo), las urbanizaciones incontroladas y masivas, la variación de la
migración de aves producida al crear depósitos de agua artificiales, la mencionada
deforestación para construir nuevas vías de comunicación como ha ocurrido en el Brasil,
puede ocasionar la penetración de un virus nuevo emergente en una población que antes no
lo conocía.
Un ejemplo dramático de lo que puede suceder al alterar el equilibrio ecológico es lo
que sucedió al talar bosques de América Central y del Sur. Una chinche de monte llamada
Triatoma se movilizó de las madrigueras de los conejos de la selva y se fué a las
techumbres y resquicios de las paredes de paja y barro de las viviendas campesinas
llevando al parásito productor de la enfermedad de Chagas que lesiona el corazón, los
intestinos y el sistema nervioso. Por la noche picaba a los tranquilos durmientes que
enfermaban uno tras otro, haciéndose endémica la enfermedad.
Otro caso no menos dramático que el anterior fueron la construcción primero del
ferrocarril transístmico y luego la del Canal de Panamá, durante las
que murieron miles
de trabajadores a causa de la malaria, la disentería amebiana, la fiebre amarilla y otras
varias enfermedades tropicales. Tanto fué así que el llamado Canal francés que comenzó a
construir el famoso ingeniero Fernando de Lesseps que había construído con éxito
anteriormente el Canal de Suez, fracasó estrepitosamente en Panamá teniendo que
abandonar el proyecto. Más tarde, los norteamericanos reemprendieron la obra con otros
métodos luchando desde el punto de vista sanitario contra las enfermedades y así el Canal
se pudo terminar gracias a la acción de los médicos de Salud Pública que vencieron a las
enfermedades y a los insectos transmisores.
Otros problemas similares tuvieron lugar en Mauritania (Africa occidental) al
construir la presa sobre el río Senegal que desató una terrible epidemia de Fiebre del Valle
del Rift durante la que murieron centenares de personas y más recientemente, debido a la
construcción de la presa de Assuan sobre el Río Nilo en Egipto en 1977. Varios años
después, se desató una epidemia similar a causa de los mosquitos que ahora tenían aguas
tranquilas donde reproducirse velozmente.
Como ejemplo de las alteraciones que pueden producir los cambios climatológicos
mencionaré lo que sucedió en 1993 en el S.O. de Estados Unidos, cuando tuvo lugar un
fuerte temporal de lluvia seguido de grandes inundaciones. Poco después de aquella
catástrofe sobrevino una epidemia de hantavirus que mató a la gente más sana en el plazo
de horas con terribles edemas pulmonares. La razón fué que las abundantes lluvias
produjeron una abundante cosecha de semillas y esto permitió la reproducción de un
enorme número de ratas portadoras del virus.
Una vez más los virus se vengan y aprovechan el menor resquicio y oportunidad
para producir sus temibles efectos. Su pequeñez e invisibilidad no impide sino favorece el
que los efectos sean más terribles con una finalidad fundamental, acabar con su mayor
enemigo: la vida. Es la venganza de los virus.
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