Los elfos y el zapatero

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Los elfos y el zapatero
Adaptación de BookBox
Aunque Pedro Zapatero trabajaba mucho y era amable con todos los del
pueblo, no había podido ganar dinero suficiente haciendo sus zapatos.
En aquel día frío y nevado, todo lo que quedaba en su taller era el cuero
necesario para hacer un último par de zapatos.
Aquella tarde, Pedro cortó con cuidado el precioso cuero y dejó a un lado los
trozos hasta la mañana siguiente para coserlos. A la mañana siguiente, Pedro
estaba listo para empezar a trabajar, pero con gran sorpresa, encontró sobre
su mesa de trabajo, un par de zapatos exquisitamente trabajados. “¡Qué
mágico!” dijo Cecilia, su esposa, al colocar los zapatos en el escaparate de la
tienda, pues la temporada de compras acababa de empezar.
Para más suerte, los zapatos le iban muy bien a la señorita Gertrudis. Ella
pagó una cantidad generosa por ellos. Con el dinero, Pedro fue a comprar
más cuero, ¡el suficiente para dos pares más! Esa tarde, Pedro se puso a
trabajar cortando más cuero y dejó los trozos en la mesa antes de irse a
la cama. Esperando un buen diseño, se durmió soñando con los zapatos.
Cuando se despertó temprano, a la mañana siguiente, encontró de nuevo
dos pares de zapatos finamente trabajados. Los clientes los compraron
rápidamente.Eran obras maestras.
Comprar suficiente cuero para cuatro pares de zapatos. ¡Este negocio
mágico continuó durante algún tiempo y el nombre de Zapatero se hizo
popular por tener los zapatos más elegantes de la ciudad! Ahora la vida
era mucho mejor para Pedro y Cecilia. Un día Cecilia dijo: “¿Me pregunto
quién ha estado ayudándonos con tanta diligencia?” Pedro anunció: “¡Esta
noche nos esconderemos en el taller y veremos qué ocurre por allí!” ¡Y así
lo hicieron!
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¡Exactamente a medianoche, dos pequeños elfos entraron de puntillas y
empezaron a trabajar en la confección de dos elegantes zapatos! Ellos
mismos iban pobremente vestidos y descalzos, con los pies desnudos. Antes
del amanecer ya habían salido corriendo, dejando varios pares de zapatos
listos para la venta al día siguiente.
Pedro y Cecilia estaban agradecidos a estos pequeños elfos y se preocupaban
por ellos pues trabajaban muy duro en tiempo frío. Entonces Pedro se puso
a trabajar para hacer dos pares de pequeños zapatos y Cecilia cosió dos
conjuntos de abrigo para cada uno de ellos. Durante la Nochebuena, en vez
de pedazos de cuero, Pedro y Cecilia dejaron los pequeños zapatos y la ropa
y se escondieron de nuevo. A medianoche, los elfos se asomaron y vieron
los nuevos atuendos. ¡Inmediatamente vistieron su pequeño cuerpo con
ellos! Eran tan felices que empezaron a reír sin parar y a bailar allí mismo en
la ventana y no se les volvió a ver nunca más.
Pedro siguió haciendo zapatos cada día, y él y Cecilia vivieron muy felices
para siempre. ¡...Al igual que los elfos!
El fin
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