CONSTRUIR EL DRAMA, INVENTAR LA ÓPERA (Blake-Dickens-Britten y Crozier) La ópera es un género musical complejo que posee una gran cantidad de elementos que se originan en otras disciplinas no musicales y de aspectos técnicos que coexisten en igualdad de condiciones con la música y que requieren de cada cantante un dominio y una particular exigencia para su posterior puesta en escena Para los que pueden participar de la construcción de este género consistirá precisamente en pensar una ópera que se tiene que inventar y hacer realidad por primera vez, es decir todo lo que la imaginación y el ensueño van revelando al mismo tiempo que la obra se va haciendo. Algunos aspectos corresponderán al dominio fonético de un idioma de naturaleza desconocida, en un medio precario desde el punto de vista de la multiplicidad de las lenguas; la comprensión de un texto cuyo contenido y forma obedecen a géneros propios de una rica tradición literaria que nos envuelven en otras culturas ; el dominio de la escena, la capacidad de expresión oral y corporal , forma y movimiento como expresiones del ritmo de una escena , control y conocimiento de los elementos , escenografía , vestuario, maquillaje, en fin , el drama, aspectos que forman parte de la situación que contempla toda ópera como fenómeno teatral. Desde este punto de vista nos podemos encontrar con las técnicas de Stanislavsky para la búsqueda de la verdad escénica o las nueve emociones básicas del hombre y su gestualidad en el teatro oriental o el conocimiento del cuerpo humano y su concentración según Grotowsky. Todas estas técnicas son transmitidas a los cantantes en la convicción de que constituyen herramientas que les permitirán tener una noción para lograr una forma de actuación y de expresión desde su particular persona, ya que no existe una forma de actuación, un sistema o escuela única que les vaya a convertir en actores seguros y sin fallas. Cada actor a través de su oficio tiene que buscar y diseñar según sus capacidades su propia forma y contenido del drama. La experiencia de nuestro trabajo de seis meses de estudio escénico en torno a una obra y que se agregan a años de estudios musicales, nos invitan así a reflexionar sobre el sentido que adquiere el Drama en la contemporaneidad del Arte actual, desde su particular existencia en nuestro medio musical regional y nacional. No es lo mismo, sin juicios de valor, cuando la ópera está ya hecha y hay que aprenderse lo que ya por años ha constituido una forma rígida de llevar a cabo una y otra vez una misma obra tradicionalmente programada innumerables veces. Cuando se da la aventura del Estreno, no sólo estamos hablando de aquello de la “primera vez”, sino que está en juego nada menos que el hacer realidad cada una de las visiones que en la experiencia del ensayo, y que es desconocido, se va construyendo junto a las relaciones privadas e internas de una obra. Se trata de crearlo todo y en conjunto. proponemos? ¿Es esto posible en la dimensión que nos Quisiera rescatar aquí el verdadero sentido de Taller que un trabajo de esta naturaleza aporta en la encrucijada que plantea el continuo encuentro y desencuentro de las Artes. Así, en la puesta en escena y a partir de visiones transfugitivas, se impulsa a cada cantante del elenco a descubrirse así misma en el encuentro de su propia expresión dramática. Y es que en “The Little Sweep” Op. 45 de Benjamin Britten , la obra que hemos escogido para esta experiencia no todo es canto, en esta obra que se ha llamado una introducción a la ópera, el teatro se hace presente y cada vez más vigente a medida que transcurre el develarse el misterio de la naturaleza que da a su origen un sentido de obra. Se construyen escenas y articulaciones a partir de la improvisación como motor gestual de la expresión y su contenido. Por otro lado, investigaciones históricas aportan un contexto que sigue estando vivo precisamente por las relaciones internas que de ahí surgen, en el entendido que la relación de acontecimientos que transcurren en un tiempo será fuente del conocimiento histórico que de ello se tenga Lo importante es darles la experiencia previa y crearles el ambiente adecuado para que cada uno se desarrolle en plenitud. La idea de construir ópera radica entonces en que el sentido de cada carácter, gesto o expresión, no está previamente determinado por una conducta basada en estereotipos fundados en las innumerables realizaciones de una obra a lo largo de un período de tiempo que termina por petrificarlo todo. En esta ópera, sus partes, sus personajes, su realidad... en fin!, su propia y única circunstancia constituyen finalmente el drama a revelar. Por lo mismo, la creación escenográfica requiere de un proceso más lento cuando nada existe, es del mismo modo una aventura que los arquitectos han llevado a cabo con la imaginación viva de sólo aquellos que ven en la luz, en telas, en figuras, elementos o gestos, la verdad de hacer realidad lo que la obra requiere a partir de la fusión de ideas y experiencias que se intuyen. Sin duda es lo contrario de aquello que no requiere de una invención previa para continuar su propia encrucijada. Si todo estuviese ya hecho, no habría amor en hacer del Teatro una expresión viva y colectiva, con un sentido protegido por el cariño del hacer... Así nace una nueva forma de Arte para nuestra ciudad. La ópera puede ser realidad si nos adentramos en las formas y contenidos propios de una expresión que hay que construir. Lo hemos logrado con nuestro trabajo y se nos ha brindado un estímulo importante al ser invitados a ofrecerla en la Temporada Oficial del Teatro Municipal de Santiago, lugar que cobija a las expresiones más acabadas del Arte dramático. El desafío consistirá entonces en comprender que un aspecto importante considera que es necesaria la presencia inextinguible de la ópera tradicional, pero otra razón mucho más importante y decisiva, es el sentido del despertar de una ópera nueva que nace en nuestro medio y que crece si se comprende el valor histórico que esto puede tener, trabajando en conciencia de nuestra propia encrucijada de las Artes. La poesía de Blake ocupa un lugar importante dentro de los escritores ingleses. Sin embargo, ninguna escuela, grupo o movimiento podría incluirlo exclusivamente. Decir que es un preromántico, por ejemplo es aludir sólo a una situación de índole temporal antes que apuntar a una forma de expresión propia, pero si usamos la noción de romántico en el sentido más amplio, es decir, en un estado en que prevalece la inspiración sobre una supuesta reflexión, entonces sí debemos considerarlo en el centro más rotundo del romanticismo. Pero al escribir lo anterior, ya se sienten las limitaciones propias de los rígidos términos para referirse a este poeta: así, “inspiración “y “reflexión “, carecen de significación excluyente en el mundo singular que desde muy temprano, Blake habita. Desde lo más profundo de su imaginación replanteó los conceptos tradicionales, superó las fragmentaciones impuestas por filósofos y religiones; y logró un cuadro del universo en el que Dios, hombre, naturaleza; eternidad e instante; presente y pasado; tangible e intangible son vistos como una unidad indivisible. Allí precisamente reside la dificultad de Blake para nosotros, pues estamos condicionados a la medida y al cálculo que separa y segmenta irremediablemente las unidades yuxtapuestas. El hombre que propuso a nuestra época el surrealismo ya era una aspiración central en la temática poética de juventud en Blake y esa visión que envuelve va ampliándose en círculos concéntricos hasta llegar a sus libros más avanzados, los llamados libros proféticos, ( The Four Zoas, Milton, Jerusalem ), en que Hombre y Dios, tiempo y eternidad, materia y espíritu, son un todo móvil cambiante y vertiginoso. La totalidad que Blake vislumbra jamás es una armonía en quietud; es más bien un volcán en el que se debaten fuerzas inagotables. Desde esta perspectiva y a esta escala, su postura le hace ver los conflictos históricos como expresión de un mundo espiritual condicionado. El “ yo “ en su obra es una “anima mundi ”, es una entidad situada a nivel de la divinidad. Siempre nos está hablando del Hombre-eterno que no es diferente a Dios. En la obra “Songs of Innocence “, lo que canta es el alma en su estado angelical, antes de la caída, antes del conocimiento. Tal vez solamente en ciertos poemas de “ Songs of Experience “ hallemos una mención de algo más profundo y anterior a lo histórico. según nos dice: “ Every Natural Effect has a Spiritual Cause not a Natural; for a Natural cause only seems. “ Blake proyecta así un mundo de espiritualidad que no está disociado de lo concreto sino que intercambia su energía. Su poesía es una relectura de la Biblia, de Swedemborg, de Milton, etc. Todo se reinterpreta, se repiensa, se replantea. Lo esencial de Blake está en su convicción de que lo que existe en el mundo es necesario, pues forma parte de lo creado. Se establece así una dinámica de simetrías y correspondencias binarias: el cordero es al tigre, la pequeña niña y el anciano padre, el escolar enfrentado a la tiranía de los adultos, inocencia y experiencia. Pero estos términos que un momento se oponen, están en constante cambio y evolucionan en su posición relativa entre sí, de esta manera cada uno de ellos sólo se evidencia como tal en la medida de su propio contexto. Solamente las religiones, según Blake, quieren detener, en leyes morales inmutables, el devenir que es creación misma. Si la experiencia humana hoy es un constante enfrentamiento, ello se debe a que el hombre ha caído en la división y en lo divisible. La pureza del niño y del cordero en un mundo no caído, es el tema de los Cantos de Inocencia. Pero el alma en contacto con el mundo caído del conocimiento inicia el doloroso e imperfecto camino del aprendizaje. Tales son los temas de Cantos de Experiencia donde se oye la indignación de Blake ante una sociedad dura e indiferente. De esta manera muy personal, se alinea en la condena de la sociedad que ya expresara Rousseau. De allí que el alma pura es vista siempre en un simbolismo pastoral, distante del mundo urbano. En verdad, Blake contempló el arribo de la sociedad industrial con el horror de quien asiste a una catástrofe cuya dimensión sólo podría comprenderse como expresión de una hecatombe espiritual. En la primera edición de “ Songs of Innocence “, escritos en 1789, ya se nos ofrecen manifestaciones de admirable madurez en la obra de Blake, de esta manera, símbolos que habrian de persistir a través de toda su obra se hacen presentes en muchos de estos poemas, dentro de los cuales encontramos el texto original de “ The Little Sweep. “ La inocencia de que nos habla Blake es la de la criatura que, si bien ya se halla en el mundo de su propia “generación “, aún no está ensombrecida por la experiencia. Dentro de este ciclo de poemas, encontramos: “The Little Black Boy “ y “ The Chimney Sweeper “, dos de los cuales se inspiro posteriormente Eric Crozier para realizar el libreto de la ópera de Britten . Blake en 1794 agrega a la obra inicial una serie de nuevos poemas, los cuales se unen al primer ciclo formando en definitiva: “ Songs of Innocence and of Experience “ que reunen un conjunto de 45 poemas en total, publicados en 1794. William Blake explica la reunion de ambos ciclos: “ Showing the two contraries States of the Human Soul.” Inocencia y Experiencia que están simbolizadas por las figuras del cordero y del tigre, respectivamente. En su simbolismo pastoral que hablabamos los temas son el amor, el sexo la educación, la exaltación gozosa de ser o bien los temores del niño que se siente perdido en el mundo. En “The Chimney Sweeper “, la dolorosa existencia halla alivio en el sueño, adonde se revela la presencia protectora de Dios. Este poema contrasta en expresión con el poema del mismo nombre que se encuentra en “The Songs of Experience “ ; allí , Dios ha sido sustituido por el rito y la esencia por el gesto. En “Songs of Innocence “ la herida se abre, el dolor es el fondo sobre el que se destaca la divina bondad. En el mundo de la experiencia el dolor no halla alivio. Es preciso aclarar que Blake no siempre ve en ello degradación o envilecimiento, más bien ve allí otra forma de conocimiento que nos acerca a la verdad central de ser hombres, arrojados al mundo de “generaciones “y aprisionados en la cárcel de los cinco sentidos. En el poema “Noche “, el apacible cordero es destruido por la ira del león; pero sólo momentáneamente, pues esos seres se concilian en “ los nuevos mundos que reciben en herencia”, es decir, son parte de un todo que, más allá de la existencia inmediata, se revela al poeta como armónico. La experiencia de que nos habla Blake es la experiencia en este mundo. Así aparecen motivos tales como la crueldad de los adultos hacia los niños, del fuerte hacia el más débil, las amargas relaciones humanas, la ciudad brutal y cínica, etc. Hacia el final de la obra “ The Songs of Experience”, Blake incluyó “ A Tirzah “, poema que revela la intención del libro. En su cosmogonía, Tirzah es La Naturaleza, la religión natural. Una entidad hermafrodita que simboliza la esclavitud del hombre frente a la naturaleza Tirzah es la carne, lo físico, lo perecedero. El poeta se pregunta: “ Si la muerte de Jesús nos liberó, ¿Qué debo hacer con Tirzah ? De toda esta expresión, la ópera de Britten se encuentra alineada con este mundo y con la visión social que posteriormente aportaría otro gran escritor inglés, se trata de Charles Dickens. Dickens nace en 1812 y es la época intermedia entre la Inglaterra rural del siglo XVIII y la Inglaterra industrial del siglo XIX. De este modo ha visto detenerse las diligencias ante la posada de la pequeña aldea, y esta vida provinciana perezosa, sigue siendo para él la imagen de la felicidad. Durante toda su juventud observa la formación de la Inglaterra nueva, las primeras maquinas a vapor aparecen en las usinas en 1819; en 1830, circula la primera locomotora; el número de telares mecánicos aumenta cada año. De súbito crecen las ciudades y se despueblan los campos. El trabajo se hace mucho más duro y hasta los niños a temprana edad están obligados a trabajar. Nos podemos imaginar entonces como ha de ser la vida de estos niños de 5 o 6 años que hacían girar tornos en las usinas, durante doce y trece horas por día. Durante toda su vida Dickens reaccionará contra este espíritu mercantil, pero al mismo tiempo se sentirá deslumbrado con el poder de las fuerzas entonces descubiertas. Su acción central se desarrolla casi invariablemente en ambientes de clase media. Si se examinan sus novelas se encontrará que su verdadera fuente temática se halla en la burguesía comercial londinense y su séquito:abogados, dependientes, tenderos, posaderos, pequeños artesanos y criados. Sólo es posible recordar con certeza a tres personajes de naturaleza distinta a la burguesa: Bill Sykes, Sam Weller y Mrs. Gamp, un ladrón, un criado y una partera borracha, lo cual no es precisamente una representación típica de la clase obrera inglesa. Lo cierto es que la crítica que hace Dickens de la sociedad es casi exclusivamente moral. De aquí la ausencia absoluta de una sugestión constructiva en toda su obra. Ataca la Ley, el gobierno parlamentario, el sistema educacional, etc., sin sugerir nunca claramente qué pondría él en lugar de aquellos. El siglo XVIII había sido un período de civilización estable; el noble estaba en su castillo, el labrador en su granja, y ambos no concebían que las cosas pudiesen cambiar. En el siglo XIX, todo burgués quiere surgir, todos caminan al enriquecimiento, y este ideal lo adoptará Dickens a pesar suyo. Será durante toda su vida un pequeño burgués, y , con mucha exactitud de 1830. A la vez, crítico de su tiempo y profundamente impregnado de él. Lo que da a su infancia un carácter tan dramático, es que justamente siendo profundamente un burgués, se encuentra desde sus primeros años arrancado por la miseria de su clase y arrojado hacia el pueblo. Su padre era Mr. John Dickens, modesto empleado de Tesorería de la Armada. A los 10 años de edad. Dickens queda a cargo de su familia al quedar su padre preso en la carcel, se siente espantado, conmovido y avergonzado. Sólo en la casa con una madre incapaz de ayudarlo, debe hacerlo todo; luztra el calzado de la familia, vigila a sus hermanos y hermanas, efectua las compras de casa, trata de vender los pocos objetos que quedan en su poder, y cuando esta libre visita a su padre. Como jefe de familia debe tratar de ganarse la vida y a los 11 años entra como aprendiz en casa de unos parientes déjanos, los Labert, fabricantes de betún. Trabajaba en un sótano con muchachos ignorantes y vulgares. Poco tiempo después como ha llegado a ser muy diestro, sus patrones juzgan útil exhibirlo a los transeúntes. Lo instalan en una vitrina y las niñitas, los muchachos del barrio vienen, comiendo rebanadas de pan con dulce para aplastar sus narices en el vidrio para verlo trabajar. Por otra parte el desempeño de los niños en el trabajo de su época es un mal atroz de su tiempo y de él Dickens nos dice muy poco. En sus libros abundan las pinturas de niños que sufren, pero por lo común sufren más bien en las escuelas que en las fábricas. Su único relato detallado del trabajo infantil es la descripción del pequeño David, en David Copperfield, cuando lava botellas en el almacén de Murdstone Grinby. Fue para él un tiempo de humillación cuyas heridas no olvidó jamás. Esta vida le parecía demasiado injusta. De esta época data la piedad por la niñez tan fuerte en él y por otra parte tan justa y la idea de que nadie puede sufrir como un niño. Aún mucho más tarde, cuando ya era conocido, no dejó de pensar en esos horribles años, y pensar en ellos con un sentimiento de vergüenza. Jamás le hablo a nadie, incluso su mujer ignoró siempre lo que había sido este período. Era para él un recuerdo terriblemente amargo, en parte porque pensaba que el incidente en sí era vergonzoso para sus padres, y hasta llegó a ocultarlo a su mujer hasta mucho después de estar casados. Recordando este período escribe en Copperfield : “Aún hoy me causa cierta sorpresa la facilidad con que me abandonaron a tan tierna edad. Niño de excelentes aptitudes, dotado de poderosas facultades de observación, despierto, ávido, delicado y tempranamente herido en cuerpo y alma, me parece asombroso que nadie haya movido un dedo en mi defensa. Pero nada se hizo; y a los 10 años de edad me convertí en un obrerillo al servicio de Murdstone & Grinby. “ Y en otro párrafo describe a sus compañeros de labores: “No hay palabras que puedan expresar la secreta agonía de mi alma al caer en tal sociedad... y sentir aplastadas en mi pecho las esperanzas de llegar a ser un hombre ilustrado y distinguido. “ Por supuesto que Copperfield o mejor dicho Dickens tiene razón al decir que un niño bien dotado no debería trabajar 10 horas por día pegando rótulos de botella, pero lo que él no dice es que ningún niño debería verse condenado a tal suerte, y no hay razón alguna para suponer que lo piensa. David Copperfield escapa de la fábrica, pero Mick Walker y Mealy Potatoes y los otros siguen allí, y no hay indicio tampoco que ello incomode a Dickens. Sin embargo nadie, o al menos algún escritor inglés, ha escrito mejor que él sobre la infancia. A pesar de todo el conocimiento que se ha acumulado desde entonces, a pesar de que actualmente se trata a los niños con relativa sensatez, ningún novelísta ha mostrado la misma facultad par expresar mejor el punto de vísta de los niños. Dickens ha sabido mantenerse dentro y fuera de la imaginación del niño al mismo tiempo, de tal modo que la misma escena puede ser parodia disparatada o siniestra realidad según la edad con la cual se lea. La obra de Britten fue terminada en Abril de 1949 y su primera presentación ocurrió un 14 de Junio del mismo año, como parte del segundo Festival de Música y Artes de Aldeburgh, Suffolk, estrena dándose en el Jubilee Hall, con el libreto de Eric Crozier. “ Let’s Make Opera” es una obra que corresponde al juego de iniciación en el genero escénico y dramático, pues, consiste en 7 niños y 4 adultos que inventan una historia, escriben el libreto, componen la música y lo ponen en escena en la segunda mitad del trabajo, es decir en “ The Little Sweep ”. El público por su parte, puede participar cantando en 4 números de la opera que corresponden a la introducción, final y dos interludios. Estas participaciones están denominadas como la Audiencia pues corresponden como tal al público asistente. En su origen el proyecto de Britten y Crozier estuvo detenido en la elección definitiva del texto existía la duda por dos obras : la de Blake ya mencionada y una obra de Arthur Randsome titulada “ Swallow and Amazons “. Sin embargo Britten se decide por la obra de Blake al recordar la muerte de su madre cuando escribió y le dedicó “ The Birds “. En ese entonces su padre le habló de esta historia relacionándolo con la muerte.“ Y mi padre me decía... cuando deje de limpiar mi chimenea, en ese momento estaré...durmiendo.” La historia comienza en una mañana de enero de 1810, en la tradicional región de Suffolk, y esta dedicada a los verdaderos “Gay, Juliet, Sophie, Tina, Hughie, Jonny and Sammy, the Gathorne-Hardys of Great Glemham, Suffolk ”,como aparece en las primeras páginas de su partitura. Boris Alvarado Compositor Pontificia Universidad Católica de Valparaíso